Universidad Nacional Mayor de San Marcos From the SelectedWorks of Alan A. Pasco Arauco September, 2011 Los alcances de la acción reivindicatoria. ¿Tiene sentido hablar de un proceso sobre “mejor derecho de propiedad”? Alan A. Pasco, Arauco Available at: http://works.bepress.com/alan_pasco/12/ Los alcances de la acción reivindicatoria. ¿Tiene sentido hablar de un proceso sobre “mejor derecho de propiedad”? 1. INTRODUCCION No. Esa es nuestra respuesta contundente a la pregunta planteada en el título de este breve ensayo; y es que - para ser más contundentes aún - entre exigirle a una persona que acuda a un proceso de “mejor derecho de propiedad” para ver tutelada su propiedad, y decirle que su derecho no vale nada y condenarlo a la desprotección absoluta, hay un solo paso. Desconocer o entender inadecuadamente los fundamentos de una institución jurídica, conlleva a que la misma no sea bien aplicada en la práctica, con el consecuente descontento social que ello provoca. Y este descontento se hace más notorio y puede llegar a límites dramáticos cuando aquello que se malentiende y se aplica mal es una figura tan relevante como la propiedad y su respectiva protección frente a terceros. Qué duda cabe, hablar de un derecho es hablar de los mecanismos de tutela con que el mismo cuenta. Por esta razón, debemos ser categóricos cuando señalamos que no tiene sentido hablar o reconocerle un derecho a alguien, y negale a su vez un mecanismo de tutela idóneo para su protección. La asignacón de un derecho sin mecanismo de tutela adecuada conlleva a la negación del propio derecho. Y esto sucede – como es lógico – con el derecho de propiedad: no tiene sentido que nuestro sistema jurídico reconozca a alguien como propietario si es que no le otorga un mecanismo de protección que permita excluir de forma categórica a aquellos que pretendan perturbalo o lesionarlo en el libro ejercicio del dominio. Precisamente para esto último existe la acción reivindicatoria (rectius, pretensión reivindicatoria como ha sido expresado por nuestro Tribunal Supremo1). No obstante, cuando el mecanismo de tutela es distorsionado a tal punto que se le resta relevancia al momento de su aplicación práctica, la consecuencia es similar a como si el mismo no existiera, lo cual genera a su vez una afectación flagrante contra el propio derecho que debería ser protegido. Por esta razón resulta fundamental delimitar los contornos de la acción reivindicatoria y darle el sentido y los alcances adecuados, en la medida que ello contribuirá a un goce pleno del derecho de propiedad a favor de los potenciales afectados. 2. DERECHO DE PROPIEDAD Y REIVINDICACION El artículo 923 define al derecho de propiedad como una sumatoria de facultades (usar, disfrutar, disponer y reivindicar), que deben ser ejercitados en armonía con el interés social y dentro de los límites de la ley, fórmula que no se distingue mucho del artículo 832 del Código Civil italiano2. Esta norma, así como la nuestra que es una 1 La Sala Transitoria de la Corte Suprema de Justicia ha expresado en la Casación N° 1222-05 Arequipa: “Sétimo: por otro lado, cabe señalar que el medio de prueba ofrecido por el recurrente está referido a un presupuesto fundamental de la pretensión reivindicatoria; como se sabe, por este derecho real se entiende la recuperación de lo propio, luego del despojo o de la indebida posesión o tenencia por quien carecía de derecho sobre la cosa; y se habla y se escribe “impropiamente” sobre la “acción reivindicatoria “ definiéndola como aquella que corresponde al propietario no poseedor contra el poseedor no propietario, cuando en realidad es una pretensión, ya que la acción es un derecho continente y sin contenido, como aclara correctamente Enrique Palacios Pareja, en su trabajo La pretensión reivindicatoria: Dos Cara de la Moneda, Ius et Veritas número veinticuatro, página ochenta y tres (...)”. 2 “832.Contenuto del diritto: Il propietario ha diritto di godere e disporre delle cose in modo pieno ed esclusivo, entro i limiti e con l”osservanza degli obblighi dall”ordinamento giuridico” Codice Civile, aggiornato alla gaceta ufficiale 28 febraio 2003. Societá Editrice “Il Foro Italiano”. mera importación, es fruto de una larga evolución, siendo en un inicio la definición del derecho de propiedad el centro en torno al cual giró la entera legislación civil3. Esto se debe a que históricamente - y hasta la actualidad - las relaciones de derecho real (donde la propiedad es el derecho arquetípico) resuelven el problema de la atribución de bienes4. El derecho de propiedad se configura como un derecho tendencialmente amplio, ya que las facultades que describe la norma no limitan las conductas que el propietario puede realizar respecto del bien –objeto del derecho–, al contrario, las facultades de usar y disfrutar, que integran propiamente el contenido del derecho de propiedad, “esconden” una multiplicidad de atributos que se traducen en la posibilidad de efectuar sobre el bien cualquier actividad lícita5, pero siempre respetando la denominada función social de la propiedad6, que en el lenguaje usado en nuestra Constitución equivale el denominado bien común7. Respecto a la facultad de disposición, esta no puede ubicarse dentro del derecho de propiedad, ya que la facultad de transferir un derecho no es una facultad exclusiva del propietario, sino de todo aquel “titular” de un derecho subjetivo (acreedor, superficiario, usufructuario, etc.). En efecto, si dispongo del derecho de propiedad, el objeto de la disposición es el derecho mismo, por lo tanto la facultad de disponer es necesariamente externa, derivada de una situación jurídica previa denominada “poder”8. De otro lado, la facultad de reivindicar es un mecanismo de tutela del derecho de propiedad, que permite realizar el interés específico del propietario de recuperar la posesión del bien cuando es detentado ilegítimamente por un tercero. Es decir, permite remover un obstáculo que imposibilita el desenvolvimiento de las facultades de gozar y disfrutar plena y efectivamente del bien. Como se desprende, este mecanismo de tutela responde a un interés distinto y autónomo del que presupone el derecho de propiedad, máxime, el de recuperar la posesión para gozar del bien, y no del goce mismo. Es conveniente resaltar que como todo mecanismo de tutela no nace con la adquisición del derecho –que es un presupuesto–, sino ante la hipótesis eventual de la “ilegitima posesión por un tercero”. En este sentido, la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema ha expresado que: “Desde el Derecho clásico la reivindicación se define como la acción que tiene el 3 GAZZONI, Francesco. “Manuale di Diritto Privatto: VII edizione aggiornata”. Edizioni Scientifiche Italiane, 1998. Pág. 199. 4 BETTI, Emilio. “Teoría general de las Obligaciones”. Tomo I. Traducción de José Luis de los Mozos. Editorial Revista de Derecho Privado. Madrid, 1969. Pág. 3. 5 ESCOBAR ROSAS, Freddy. “Tesis: La estructura de la relación obligatoria”. Capítulo III.3.1. Del mismo autor también puede consultarse: “Teoría General del Derecho Civil”. Ara. Lima, 2002. Págs. 241 y sgtes. 6 “La relevancia social que puede tener el ejercicio de la propiedad sobre determinadas categorías de bienes, orienta y dirige la actividad de su titular hacia eldestino económico más adecuado para la satisfacción de las necesidades de la colectividad”: COLINA GAREA, Rafael. La función social de la propiedad privada en la Constitución Española de 1978. J.M. Bosch Editor. Barcelona. 1997. Pág. 104105. 7 Artículo 70º de la Constitución Política del Perú.- “El derecho de propiedad es inviolable. Se ejkerce en armonía con el bien común y dentro de los límites de la ley”. 8 ESCOBAR ROZAS, Freddy. "Mitos en torno al contenido del derecho de propiedad (análisis crítico del artículo 923 del Código Civil)". En: Ius et Veritas. Nº 22. 2001. propietario no poseedor, contra el poseedor no propietario, (ubi rem mean invetio, ibi vindico), y por eso en la reivindicación el actor debe probar su derecho de propiedad, lo que importa inclusive un examen de los títulos traslativos de dominio, por un periodo que cubra el tiempo de usucapión”9. Como se desprende, el presupuesto o condición previa para ejercitar esta facultad es ser el propietario del bien y la identificación del bien mismo, y que este último sea poseído por un tercero ilegítimamente. Así mismo, se ha declarado que la acción reivindicatoria es la acción real por excelencia10 en razón de que protege el derecho real más completo y perfecto que es el dominio11. 3. LA ACCION REIVINDICATORIA A NIVEL DE LA CORTE SUPREMA Sin embargo, sobre los contornos y acances de la reivindidatoria nuestra judicatura no siempre se ha puesto de acuerdo. Así, en alguna oportunidad se dijo que “(...) la reivindicación tiene por objeto conseguir la restitución de la posesión del bien y no discutir el derecho de propiedad(...)”12 y se concluyó que tal análisis no es materia de este tipo de procesos (del proceso de reivindicación en la vía del proceso de conocimiento), sino que se debe recurrir a otra vía, a saber, la del mejor derecho de propiedad en la misma vía procedimental (conocimiento). Por su parte, la propia Corte Suprema - en más de una oportunidad - ha señalado que el ejercicio nominal de la acción reivindicatoria puede ser interpretado como si se tratase de una acción declarativa de dominio, sin que ello afecte el principio de congruencia, lo cual indica que estamos ante un criterio judicial consolidado”13 ¿Cuál de estas posiciones es la correcta? Antes de dar respuesta a la interrogante, debe tenerse en consideración que aquellos que niegan que en un proceso sobre reinvindicación se pueda analizar cuál de las partes en conflicto tiene mejor derecho sobre el bien, se amparan en el siguiente argumento: existen dos pretensiones con sendas vías procedimentales propias. Una pretensión consistiría en que se declare 9 Casación N° 1803-2004 Loreto, del 25 de agosto de 2005. Téngase en cuenta que la acción reivindicatoria es el mecanismo típico de tutela de propiedad por que, si bien el propietario tendría la facultad de reivindicar (tutela restitutoria), siempre que el daño sufrido no implique la pérdida del bien, y solicitar la indemnización y el pago de frutos (tutela resarcitoria) la reivindicación tutela de manera directa el derecho real buscando la recuperación del bien mismo: “este instrumento de tutela busca proteger al propietario y su relación directa e inmediata con el bien; por ello es una institución propia de los derechos reales. En cambio, la tutela resarcitoria (indemnización por daños)... no es típica de la propiedad, por cuanto asegura otros derechos subjetivos –no solo el de la propiedad–, y además no se manifiesta sobre un bien sino mediante la constitución de una obligación” . Además “(...) se constituye en un mecanismo de protección de distintas situaciones jurídicas, no solamente de la propiedad”: GONZALES BARRÓN, Gunter. “Derechos Reales”. Primera edición. Jurista Editores E.I.R.L. 2005, Pág. 585. 11 Casación N° 3017-2000 Lima, del 15 de noviembre de 2000. 12 Corte Superior de Lima Norte. Expediente N°: 1044-2005. Resolución N° 399. 13 Al respecto se puede ver las Casaciones Nº 2359-2000 (fechada el 11 de mayo de 2001 y publicada el 05 de noviembre del mismo año) Nº 1102-01 (de fecha 29 de agosto de 2001n publicada en el diario oficial el 02 de enero de 2002) y N° 1320-200 ICA (del 11 de julio de 2002). En este mismo sentido, Pedro Sagástegui Urteaga ha precisado que: “La acción reivindicatoria puede incluso agotar su finalidad en el mero reconocimiento de la calidad de propietario”. SAGÁSTEGUI URTEAGA, Pedro. “La propiedad y la posesión”. Primera edición: Librería y Ediciones Jurídicas. 2005. Pág. 16. Asimismo, José Álvarez Caperochipi sostiene que el Tribunal Supremo español ha declarado que: “(...) no es necesario pedir la nulidad del título del demandado cuando las partes deriven sus derechos de documentos y hechos diversos, pues entonces el litigio se limita a discutir la eficacia y preferencia de los títulos (STS de 15 de noviembre de 1962)”. ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José. “Curso de Derechos Reales: Propiedad y Posesión”. Tomo I. Primera edición. Editorial Cívitas. Madrid, 1986. Págs. 57 - 58. 10 inválido el título de propiedad que ostenta el demandado. La otra pretensión sería que – una vez anulado el título de quien se considera (erróneamente) como propietario - se proceda (ahora sí) a la recuperación del bien por parte del propietario no poseedor contra el poseedor no propietario, precisamente a través de la acción reivindicatoria. En síntesis, se exige que previamente se declare el mejor derecho, para posteriormente se pretenda la reivindicación, entendiendo que en este último proceso no se puede declarar cuál de los “derechos de propiedad” que las partes en conflicto esgrimen prima sobre el otro. Esta forma de ver las cosas es incorrecta. Más allá de que en nuestro ordenamiento procesal es común la acumulación de diversas pretensiones cuando estas son conexas (relacionadas entre sí), en el caso de la acción reivindicatoria existe una única pretensión, a saber, la restitución de un bien poseído ilegítimamente por un tercero a su propietario. Por lo que la sentencia, que ordena la restitución del bien, necesariamente ha tenido que evaluar la titularidad del derecho de propiedad en la esfera del demandante (condición necesaria), por lo que forzosamente declara el derecho de propiedad. En este sentido, con acierto se ha dicho que la reivindicación es una “acción de declaración”14. No debemos olvidar que en todo proceso de conocimiento (como lo es la reivindicación) se concluye con la creación de un instrumento definitivo (sentencia) que otorga certeza a un derecho discutido. Esto se debe a que en todo proceso de conocimiento se declaran derechos y en el caso específico de la acción reivindicatoria, la evaluación del mejor derecho de propiedad, si ambas partes lo alegan, es una cuestión meramente probatoria. En este sentido “(...) debe tenerse en cuenta que si bien el mejor derecho de propiedad puede solicitarse en vía de acción, esta no es una acción real strictu sensu, sino que se puede discutir al interior de la acción reivindicatoria, consecuencia no es necesariamente una acción aparte o independiente de la reivindicatoria, sino que está incursa dentro de ella como una cuestión probatoria”15 En consonancia con esto último, la propia Corte Suprema ha dispuesto que en el proceso de reivindicación pueda determinarse el mejor derecho de propiedad cuando ambas partes alegan tener título sobre el bien16. Este criterio ha sido ratificado expresamente, cuando en otra oportunidad se dijo que “si bien, la acción reivindicatoria la interpone el propietario, también lo es que no obsta que en dicho proceso puedan discutirse el mejor derecho de propiedad en el caso que la parte contraria también alegue la titularidad del mismo bien”17 Esta opinión, consolidada del Supremo Tribunal, no requiere mayor explicación, ya que “(...) la acción reivindicatoria es el mecanismo típico de tutela de la propiedad, y la acción procesal es de carácter plenario, es decir, la controversia es amplia y no está sujeta a limitación de medios probatorios18”; precisamente porque la finalidad de la reivindicación consiste en hacer declarar el derecho de propiedad sobre la cosa y obtener, en consecuencia, la restitución de esta. 14 SATTA Salvatore. “Manual de Derecho Procesal Civil”. Volumen I. Traducción de Santiago Sentís Melendo y Fernando de la Rúa. Ediciones Jurídicas Europa América. Buenos Aires, 1971. Pág. 260. 15 Casación N° 1320-200 Ica, del 11 de julio de 2002. Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente de la Corte Suprema de la República. 16 Casación Tacna, publicada el 23 de abril de 1998 en el expediente N° 602-98. 17 Casación N° 3134-01, La Libertad, publicada el 2 de mayo de 2002. 18 Ibíd. Pág. 587. En este sentido, la Corte Suprema ha señalado: “Que precisamente en este tipo de procesos debe quedar judicialmente establecido, como lo es en el caso de autos, el título que a cabalidad acredite la propiedad del reivindicante, es decir, que la acción de reivindicación también procede determinar el mejor derecho de propiedad, cuando ambas partes tengan dicho título.”, y añadiendo más adelante en el considerando cuarto que: “(...) no es necesario exigir a los demandantes el inicio de una nueva demanda de mejor derecho, ya que al no asistirle tal derecho de los demandados se concluye que el derecho de los demandantes es mejor”19 En la misma línea se ha dicho que “cuando el demandado poseedor alega algún derecho o título sobre la cosa, el juzgador debe merituar las pruebas que presente éste y las del demandado, y resolver en el mismo proceso de reivindicación, reconociendo o negando el derecho invocado. Constituye una práctica impropia remitir a las partes a otro proceso (el resaltado es mío) para supuestamente definir el mejor derecho, cuando lo que se debe hacer es resolver el tema en base a los méritos del proceso”20 Entonces, al ser la acción reivindicatoria la acción real por excelencia, resulta procedente que mediante esta acción se dilucide el concurso de derechos reales, cuando dos o más personas alegan derecho de propiedad respecto de un mismo bien inmueble. Es por esta razón que en alguna oportunidad la Corte Suprema sostuvo lo siguiente: “(...) Que conforme se advierte del pronunciamiento de ambas instancias, han declarado improcedente la demanda de reivindicación sustentándose principalmente en que al haber acreditado ambas partes procesales su respectiva titularidad, no corresponde en el presente proceso de reivindicación se emita pronunciamiento sobre mejor derecho de propiedad; criterio que resulta ERRADO, toda vez que en las sentencias expedidas en casación ha quedado establecido que en la vía de reivindicación se puede dilucidar el derecho que tienen dos propietarios respecto de un mismo bien inmueble”21(el énfasis es agregado). 4. REALES ALCANCES DE LA ACCION REIVINDICATORIA Al respecto, la doctrina nacional sostiene que: “Desde el punto de vista práctico, las casaciones que pretenden que la declaración del mejor derecho de propiedad es requisito previo (totalmente inexistente en la legislación22) al proceso de reivindicación estarían exigiendo que los justiciables iniciemos ¡dos procesos de conocimiento!”23, cuando esta supuesta “otra vía de mejor derecho de propiedad” es totalmente inútil para satisfacer el único interés del propietario: “lograr la restitución”24. 19 Casación N° 2539-2000, del 11 de mayo de 2001, publicada el 5 de noviembre de 2000. Casación N° 1803-2004 Loreto, publicada el 30 de marzo de 2006. 21 Casación N° 1240-2004 Tacna, publicada el 28 de febrero de 2006. 22 “(...) hasta donde tenemos conocimiento no existe ninguna norma jurídica que haga referencia a la figura del “mejor derecho de propiedad”, por lo que entendemos que se trataría en realidad de una heroica creación de nuestros tribunales”. ZELA VILLEGAS, Aldo. “Mejor derecho de propiedad, reivindicación y desalojo: relaciones todavía incomprendidas”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 139. Junio de 2005. Editorial Gaceta Jurídica. Pág. 71. Puede consultarse también, PALACIOS PAREJA, Enrique. “La pretensión reivindicatoria: las dos caras de la moneda” En: Revista Ius et Veritas. Año XII. N° 24. Junio de 2002. Págs. 83 - 92. 23 ZELA VILLEGAS, Aldo. Ob. Cit. Pág. 71. 24 Ídem. 20 En efecto, si bien la sentencia que ordene entregar un bien al declarar fundada una reivindicatoria es una sentencia de condena –represivo-reparadora25–, no debe olvidarse que “(...) en las sentencias que ordenan al demandado realizar una prestación a favor del actor (sentencias de condena); estas, por consecuencia son también y ante todo sentencias de declaración de certeza, en las cuales la declaración judicial del derecho tiene una doble función, la de crear la certeza jurídica y la de preparar la ejecución forzada”26. En este orden de ideas, “Si se trata de un proceso de reivindicación, es lógico que previamente se declare en dicho proceso a quién pertenece la propiedad, y que este derecho sea la razón de la condena a la entrega del bien. No entendemos cómo puede ser entendida la declaración de propiedad como un requisito previo y autónomo al proceso de reivindicación”27 5. CONCLUSIONES La acción reivindicatoria incluye también a la acción declarativa de mejor derecho de propiedad. Esta solución es adecuada, en la medida que la reivindicación es la acción plenaria entablada por el propietario, por lo que nada impide que en un proceso sobre reivindicación, se determine también el mejor derecho de propiedad cuando ambas partes tengan dicho título. Ahora, si bien el mejor derecho de propiedad puede solicitarse en vía de acción, ésta no es una acción real “estricto sensu”, sino que se puede discutir al interior de la acción reivindicatoria, por lo que no es necesariamente una acción aparte o independiente de la reivindicatoria, sino que está incursa dentro de ella como una cuestión probatoria. Y abona a esta conclusión el hecho de que en un proceso sobre reivindicación se puede actuar todo tipo de pruebas para determinar quién es el propietario del bien (o quién tiene “mejor derecho de propiedad”, que en buena cuenta significa lo mismo), y ello – como es obvio - no obliga a pretender la anulación del título contrario en un proceso autónomo. Entonces, para tener éxito en la reivindicatoria no es necesario anular, previamente, el título invocado por la parte contraria, ya que en esta acción plenaria el Juez evalúa los títulos presentados, y decide cuál de ellos acredita la propiedad. Si queremos que la propiedad esté eficaz y verdaderamente protegida, comencemos por entender los reales alcances y contornos de la acción reivindicatoria. Afortunadamente así lo viene haciendo la máxima instancia judicial en nuestro país. 25 Las sentencias represivo-reparadoras son aquellas sentencias de condena que tienen por función sancionar, reprimir y a la vez reparar el derecho violado. ARIANO DEHO, Eugenia. “Separata de Derecho Procesal Civil” del Instituto de Investigación Jurídica Jorge Eugenio Castañeda. s/f. Pág. 63. 26 CHIOVENDA, Giuseppe. “Ensayos de Derecho Procesal Civil”. Vol. I. Traducción de Santiago Sentís Melendo. Prólogo por Eduardo J. Couture. Ediciones Jurídicas Europa - América. Buenos Aires, 1949. Pág. 134. 27 ZELA VILLEGAS, Ídem.