J ul io - D i c i e m b re 2 0 1 2 Número 2 M O N I T O R E S T R A T É G I C O Una mirada en lo ético disciplinario y en la investigación administrativa. Los tribunales de ética médica y el acto médico “Si nosotros deseamos vivir una vida genuinamente moral, primero debemos comprender qué clase de animal somos” (Robert Wright, The Moral Animal1). Jaime alberto Restrepo Manotas* é Palabras clave tica pública, valores, código ético. Resumen El presente artículo explora someramente la cuestión sancionatoria y la disciplinaria en el acto médico, la primera apegada al derecho natural y la segunda a la deontología en el quehacer de esta profesión. En esta medida las posturas ético-morales influyen en las decisiones presentadas por estas instancias, por medio de los individuos y la sociedad; sin embargo, esto al ser una práctica de los individuos, está sustentada en bases sociales que generan juicios ético-morales de las instancias disciplinares y sancionatorias, se lleva a un plano subjetivo, que busca, con base en lo objetivo analizar su funcionamiento y por tanto su resultado; de ahí se espera su respuesta en la sanción de normas o disciplinas, sanción dada para corregir el actuar médico por parte de un conjunto de colegas, investidos para tal fin. 4 * M.D. Ortopedista. Abogado. Candidato a Doctor en Derecho Universidad Sergio Arboleda. Alta Gerencia en Gestión. Magistrado Tribunal de Ética Médica de Caldas. Gerencia Hospitalaria. Alta Dirección del Estado. Introducción La mayoría de democracias mundiales se basan en el Estado social de derecho, se demarca una tendencia en la evolución de los Estados a erigirse sobre determinados ordenamientos jurídicos, fundados en paradigmas constitucionales y distributivos del poder estatal. La Carta Magna en los Estados sociales de derecho no es un conglomerado de enunciados formales que constituyen las bases del Estado, esta posee una connotación principalísima y primigenia en cuanto a la estructura primordial sobre la que opera esa máquina denominada Estado. El tema que nos atañe es la repercusión del principio constitucional en el quehacer del trabajador público, privado o de las instituciones; un estudio deontológico sobre el ejercicio de la práctica profesional médica, lo que revela serios y profusos problemas en esta en distintos campos, con especial importancia el sector de salud, una labor tan humana y tan necesaria, empero falta de ética en muchos de los casos de la relación médico-paciente. Es ahí donde cada vez las decisiones se vuelven más complicadas para los magistrados u otras autoridades que tienen el deber legal de controlar o vigilar los cambios acelerados que experimenta el mundo como resultado de los avances de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, la crisis deontológica aumenta a la par del desarrollo científico y donde los paradigmas éticos de este siglo carecen de control frente a varios de los fenómenos de la realidad progresista, por haberse constituido como sistemas de etici- dad –una herencia o legado de siglos atrás– dentro de la cultura de posguerra con las angustiosas propuestas de solución de los movimientos existencialistas, del materialismo, del pragmatismo utilitarista; soluciones que aparentemente resuelven los problemas, pero que en el fondo no son la solución real a los grandes conflictos que padece la humanidad. Es por medio del trabajo que el hombre ha devenido a constituir nuevos paradigmas que revolucionan su forma de ver el mundo, la sociedad y todo su entorno tanto natural como artificial. El trabajo como actividad primaria y fundamental es uno de los ejes de la sociedad civil actual, como bien lo señaló Marx; el hombre se dignifica por medio del trabajo, empero el trabajo mecánico y autómata no basta, puesto que el hombre requiere perfeccionarse cada vez más. Es ahí donde la educación como un ejercicio constante de mejoramiento humano lleva al hombre a la necesidad de someterse a un aprendizaje limitado por el campo en el que se desenvuelve, así como a las políticas de competitividad en el mercado aprendizaje está muchas veces supeditado a los intereses de la empresa, pero que en el fondo desconoce la integralidad del ser humano –como ser ético y racional–. Hoy se habla de ética del trabajo, la ciencia al servicio de las relaciones laborales y de mercado, pero todos esos avances no están regulados, se hace necesario actualizar los códigos de ética para mantener el equilibrio de la convivencia humana gremial en los procesos de la vida, que nos evoca el trabajo. Su pe rin te n de n c ia N ac ion al de Salu d Número 2 I N V I T A D O El intento de este artículo es definir y explicar la moral positiva en la gestión del trabajo habitual, ese conjunto de reglas de comportamiento y formas de vida a través de las cuales el ser humano tiende a realizar el valor de lo bueno. Es conveniente distinguir que si algo es moral, se ajusta a las normas éticas, mientras que lo inmoral es lo que transgrede los valores, es lo opuesto al decálogo de valores. Es menester que en torno a la perspectiva crítica suscitada frente al quehacer profesional en la salud se polemice la influencia del Código de Ética en la práctica profesional y lo que es el acto médico. Aun llama la atención que exista un tribunal de ética que esté fundamentado por la aplicación de las normas deontológicas y jurídicas a los galenos, pero los preceptos morales no conllevan control social ni ideológico; pertenecen, por así decirlo, a la naturaleza humana, de ahí que el imperativo categórico es universal e individual; es un problema de conciencia. Sin embargo, la responsabilidad ética es mayor en el profesional que tiene responsabilidad integral. Es allí donde se plantea el problema de la deontología tanto en lo personal como en la gestión administrativa. Mostraremos la problemática del profesional que se esfuerza por triunfar social y económicamente, ya sea a través de actividades laborales o científicas, y muchas veces quiere conseguir los triunfos sin comprometer la conciencia y la dignidad humana. Por otro lado, las instituciones que tienen responsabilidad en la gestión administrativa, son dirigidas por profesionales por lo que ateniéndonos a la definición de ética, podemos llamarla ciencia que estudia los actos humanos y, formalmente, la bondad o maldad de dichos actos, de esta manera indica la forma de hacer las cosas de acuerdo con la moral que la cultura propone. Acercamiento a la historia de los tribunales de ética médica Después de la Segunda Guerra Mundial, el relajamiento de la conducta de muchos hombres de los pueblos determinó la crisis y el desmoronamiento de los valores humanos y éticos del periodo de la razón, amenazó contaminar la profesión médica. Los Médicos del mundo trabajaron intensamente buscando la manera de evitar el contagio: se creó en 1947 la Asociación Médica Mundial, se realizaron dos congresos internacionales de moral médica y cada país estableció o enmendó su Código de Ética Médica. En Colombia, la Federación Médica Colombiana (FMC), con el doctor Camilo Casas Santofimio como su presidente, inició una campaña vigorosa que duró varios años y terminó exitosamente con la creación de la Ley 23 de 1981, siendo ministro de Salud el doctor Alfonso Jaramillo Salazar. El trabajo de la FMC fue tan ético que el artículo 62 de la Ley 23 se refiere al reconocimiento de esta federación como institución asesora y consultiva del Gobierno nacional. La FMC es una asociación médica gremial, creada para defender los intereses científicos, sociales, laborales y gremiales de los médicos del país; para velar por la custodia de los principios éticos de la profesión y por la salud, el bienestar y la vida de los colombianos. No todos los médicos pertenecen a la FMC, pero las directivas nacionales y los colegios médicos departamentales han emprendido una campaña para invitarlos a afiliarse a los colegios médicos respectivos. Teniendo en cuenta el hecho de ser la entidad médica asesora y consultiva del Gobierno nacional y además encargada en gran parte de la aplicación de la Ley 23, la Federación ofrece la oportunidad tan esperada de unir a todos los médi- cos colombianos para su bien, el de sus semejantes y del país. Los deberes, obligaciones y también los derechos de los médicos, así como los derechos y deberes de los individuos y de la sociedad, reposan en la Ley 23 de 1981. Contiene las normas que se fijan para ser atendidos por los profesionales de la medicina. Es una enumeración de reglas de conducta que el médico debe conocer, pero no temer, puesto que su condición implica una personalidad sana. La Ley establece las reglas y también las limitaciones que puede tener un ser humano en el ejercicio de una profesión como la medicina. Por tanto, es labor de los tribunales de ética médica estudiar y sancionar los cargos imputados devenidos de un proceso de queja o desvirtuar muchos de ellos si se demuestra la realización de un acto médico ético. De esta forma, en las capitales de los departamentos funcionarán los tribunales seccionales de ética médica, conformados por cinco médicos elegidos por el Tribunal Nacional de Ética Médica y el Ministerio de Salud de una lista de diez, que es remitida por las juntas directivas de los colegios médicos departamentales. La determinación de la ley de conformar los tribunales con profesionales de la medicina es un acierto, porque son las personas que mejor conocen los problemas de la profesión, las circunstancias no previsibles que en medicina se presentan frecuentemente; ellos proceden por vía de autoridad, pues solo podrán tener cabida en estos procesos las argumentaciones apoyadas en la razón y en la verdad científica: están capacitados para ayudar a aclarar algunos asuntos consultados por la justicia ordinaria y son las personas más aptas para cumplir según lo expresado por la Corte Suprema de Justicia sería solo en términos teóricos un estatuto regulador de la ética en el ejerci- 5 Número 2 J ul io - D i c i e m b re 2 0 1 2 M O N I T O R E S T R A T É G I C O cio profesional de la medicina, sin el régimen disciplinario y de instancias de control que lo apliquen. Como se ve, el Tribunal de Ética Médica trabaja dentro del proceso ético disciplinario sin participación alguna de la justicia ordinaria. Pero la ley establece el poder vinculante de los tribunales de ética a la justicia ordinaria. Así, en caso de que la denuncia o queja permita establecer la presunción de violación de normas de carácter penal, civil o administrativo, simultáneamente con la instrucción del proceso disciplinario, los hechos se pondrán en conocimiento de la autoridad competente; además, los tribunales de ética son considerados por la ley como auxiliares de la justicia y pueden ser nombrados como peritos o ser llamados a contestar a un interrogatorio en el ámbito civil o penal. El curso del proceso disciplinario en los tribunales de ética médica 6 Por todo lo anterior, nos parece pertinente y necesario hacer un breve desarrollo de las etapas del proceso que cursa un caso en los tribunales de ética médica. El proceso puede ser instaurado por el paciente, sus familiares, por una entidad pública o privada, por la Fiscalía, la Procuraduría, secretarías de Salud departamentales o municipales o la Defensoría del Pueblo; incluso el mismo médico puede autodenunciarse, así como el Tribunal puede abrir una investigación unilateralmente o de oficio. Al examinarse la denuncia por el Tribunal, se puede decretar una investigación previa, dictarse un auto inhibitorio absteniéndose de investigar, o aceptar la denuncia decretándose la apertura del proceso. Si se acepta la denuncia, se designa a uno de los magistrados para que lleve a cabo la investigación, el cual decretará y practicará las pruebas conducentes y procedentes para el esclarecimiento de los hechos. Entre los medios probatorios usuales se encuentran la ratificación de la denuncia, las declaraciones de los testigos, la solicitud de historias clínicas y en oportunidades la declaración del médico denunciado y los dictámenes de peritos. Una vez se ha llevado a cabo la investigación, el magistrado instructor presenta ante los demás miembros del tribunal un informe de conclusiones donde analiza el caso correspondiente y posteriormente el tribunal en pleno se ocupa de su conocimiento. Estudiado y analizado el informe de conclusiones, el tribunal mediante una providencia puede aceptar o rechazar total o parcialmente los conceptos del magistrado, declarando si existen o no méritos para formular cargos por violación de la ética médica, señalando en caso afirmativo los actos imputados, o sea, los cargos y las normas infringidas. Posteriormente se lleva a cabo la diligencia de descargos, en la que el médico acusado presenta su defensa a los cargos y finalmente se hace el pronunciamiento de fondo, que es la sentencia que declara inocente o culpable al médico por haber violado la Ley 23 de 1981; en este último caso se le impondrá una de las sanciones disciplinarias contempladas por el Código de Ética Médica. En lo que tiene que ver con las sanciones, el Código de Ética Médica indica que van desde una amonestación privada, censuras escritas y verbales, hasta la suspensión en el ejercicio de la profesión por un plazo máximo de cinco (5) años. Las sanciones se llevan a cabo de diversas maneras y contra ellas proceden recursos de reposición y apelación de acuerdo con la que haya sido impuesta. Un médico a raíz de su ejercicio profesional puede ser objeto de una denuncia penal o ser demandado por respon- sabilidad civil, razón por la cual resulta útil analizar la relación del proceso ético-disciplinario con dichas investigaciones. La heurística como metodología disciplinaria por faltas contra la ética médica Este mecanismo, denominado proceso disciplinario ético-profesional, está reglamentado en los artículos 74 y 82 de la Ley 23 de 19812, en concordancia con los artículos 38 a 47 del Decreto 33803 del mismo año, los cuales remiten en lo no previsto al Código de Procedimiento Penal para llenar los vacíos jurídicos que se puedan presentar. Dicha remisión no significa que los tribunales de ética médica pueden imponer sanciones penales como prisión o arresto, sino que el procedimiento o trámite del juicio puede tomar las normas del Código de Procedimiento Penal que no sean contrarias ni extrañas al juzgamiento ético-disciplinario. Por esta razón el proceso ético tiene una naturaleza jurídica mixta, debido a que en parte es un proceso disciplinario. Un profesional de la medicina puede ser demandado ante varias autoridades competentes por un mismo hecho, y se han dado casos en que un médico ha sido vinculado a otros procesos (civil y penal) a raíz de los resultados adversos. Conviene aclarar también que el trámite llevado a cabo por los tribunales de ética es un proceso o juicio en el estricto sentido de la palabra, razón por la cual contiene etapas procesales, expedientes, interrogatorios bajo juramento, autos, sentencias, recursos, notificaciones, y debe ser con un debido proceso según el artículo 29 de la Constitución Nacional de 19914. Las sanciones ético-disciplinarias que pueden imponer los tribunales de ética son de índole profesional, Su pe rin te n de n c ia N ac ion al de Salu d Número 2 I N V I T A D O y no poseen dichos organismos autoridad legal para condenar al pago de perjuicios ni imponer penas privativas de la libertad. Lo anterior es debido a que el legislador asigna a determinados particulares funciones administrativas de control, entendidas como las atribuciones en virtud de las cuales una autoridad verifica la legalidad de un comportamiento disciplinable, para, una vez cumplidos los trámites propios del debido proceso, extraer consecuencias jurídicas que, atendiendo a las particularidades de cada caso, pueden derivar en sanciones de diferente carácter, disciplinario, penal o civil. Los tribunales de conjueces Las faltas disciplinarias que se imputen o en el caso de impedimento sobre alguno de los magistrados de los tribunales de ética, en el ejercicio de la profesión, mientras conserven la calidad de tales, serán investigadas y juzgadas por una sala de conjueces –resaltamos que esta figura aparece de manera explícia en la Ley 23; sin embargo, sí se incluye en la reforma que se ventila en la actualidad– será integrada por cinco (5) conjueces, o en su defecto la otra instancia corresponderá al Ministerio de Salud y Protección Social. El acto médico Se define como la actividad que realiza el profesional médico frente a su paciente, la cual se conecta con los valores ético-morales del individuo en relación con la sociedad. Con relación a esto, es importante considerar la competencia profesional dentro del campo de la deontología; es sabido que todo profesional o empresa busca triunfar social, económica e intelectualmente (científicamente). En resumen, busca el prestigio, la riqueza y el poder; alcanzar un estatus social digno, esto no es malo, todos los individuos tienen metas por lograr, pero el profesional que se proclame exitoso debe reunir ciertos conocimientos teóricos y prácticos, competencias y destrezas que requieren una formación específica regulada legalmente y que debe saber emplear dentro del campo ético profesional. Durante su formación sistemática en la universidad, el futuro profesional va logrando el desarrollo de capacidades para aplicar conocimientos, destrezas y actitudes que le permitirán resolver problemas médicos y destacarse en su profesión frente a sus compañeros y jefes Y en el lugar donde se desempeñe. Con el tiempo, las innovaciones exigirán ir cambiando esos conocimientos y sustituirlos por nuevos que necesitan ser regulados con normas que la sociedad o los, gremios, vayan creando para ejercer su dominio. El profesional, en definitiva, deberá desarrollar sus competencias humanas, que no son más que ese saber holístico y el dominio de métodos. Es de esperar que en esa medida cumplirá con los deberes que tiene para consigo mismo y para con los demás, cumpliendo así con el objetivo específico de la deontología, que consiste en la aplicación de los principios éticos a cada profesión. En todos los principios éticos deben campear la voluntad y la inteligencia del sujeto sin necesidad de la coacción. Es la competencia moral la que por último actúa como una brújula que orienta la actuación humana y funciona cuando se pregunta si se está haciendo el trabajo, lo que se debe hacer, lo necesario para beneficio de la sociedad a la que se debe profesional médico, algo que es trascendental para todas las personas y sociedades. Se podría afirmar que si los profesionales son competentes podrían tener mejores oportunidades laborales; por lo tanto, mejores sala- rios, estatus, y su afán de conservarlos evitaría que se involucren en actos inmorales o en una mala praxis. La deontología define en el caso del trabajador que su papel en cuanto responsable de la administración laboral debería ser un auténtico defensor de los propósitos a los que está destinada su función. Ahora bien, los procesos administrativos marcan las etapas que se deben seguir para lograr la acción de administrar, gestionar, manejar, aplicar esfuerzos en la organización con una ética empresarial y la responsabilidad que permite corregir y castigar afectaciones sobre la función laboral, siendo fundamental y paralelo a los sistemas de control. Como principio, las responsabilidades están definidas en la Constitución Política; lo anterior se aplica para los particulares y los funcionarios públicos. A través de procesos de investigación deontológica se protegen los bienes jurídicos tutelados de la función pública, que se ejercen como el mismo deber ser de la Administración y del conglomerado social. La teleología del ordenamiento jurídico tiende a la realización de los fines estatales y a la protección de los derechos fundamentales, por medio de controles disciplinarios internos y externos. Cuando de la valoración preliminar del informe definitivo de la actuación de control (exámenes, auditorías, inspecciones, fiscalizaciones, entre otros) surjan elementos de convicción o prueba que permitan presumir la ocurrencia de actos fuera de la ética, hechos u omisiones contrarios a una disposición legal, sublegal o daños causados a la moral, el órgano de control dictará el auto de proceder como tribunal de ética médica, para hacerla ilustrativa. En concordancia con la Ley 23 de 1981, se faculta al Tribunal Nacional de Ética Médica y a los tribunales seccionales ético-profesionales para conocer de los procesos disciplina- 7 Número 2 J ul io - D i c i e m b re 2 0 1 2 M O N I T O R E S T R A T É G I C O rios ético-profesionales que se presenten por razón del ejercicio de la medicina en Colombia. También atribuye a estas instituciones el ejercicio de una función pública y establece que los procesos disciplinarios serán instaurados de oficio, o por solicitud de una entidad pública o privada o de cualquier persona. Conclusiones 8 La ética en el proceso laboral en salud y la gestión administrativa con sus variables y su apego al derecho natural, en cada una de las etapas y en la pluralidad de culturas, gira en torno a la justicia y la equidad, como los baluartes más firmes para contrarrestar la injusticia y la corrupción. La sociedad es cada vez más conflictiva y busca negociar para resolver los conflictos, es entonces que se destaca la figura del profesional haciendo uso de sus habilidades y competencias para lograr una rela- ción en forma racional, justa y ética entre las personas. El mundo ha crecido gracias al avance tecnológico y organizativo, pero ha decrecido moral y espiritualmente; se irrespeta fácilmente la justicia, y la violencia tanto física como simbólica se expande a nivel universal; corrupción, robos, violaciones, homicidios, delitos de cuello blanco, fraude, impunidad, relaciones de fuerza y de poder, sobre eso versan las noticias que a diario nos llegan a través de los diferentes medios de comunicación, lo que provoca incertidumbre en la sociedad; esta incertidumbre también afecta a los profesionales de la salud en alguna medida. La ética tiene que hacerse presente para restaurar el acto y la gestión administrativa, pero en especial el orden social. Cuando se critica a los profesionales y la gestión administrativa es porque la actuación negativa o inmoral de algunos profesionales ha bastado para universalizar el juicio, este implicó a verdaderos defensores de la justicia; si ese juicio fuese cierto, también se justifica ría necesidad de la deontología para rescatar a los profesionales y a aquellos que laboran en lo administrativo e inducirlos hacia lo bueno y equitativo. En el Digesto5 hay una frase: “Ius est ars boni et aequi” (el derecho es el arte de lo bueno y de lo equitativo); nos recuerda a Sócrates, quien nos dice que justicia es sinónimo de verdad, belleza y bondad; Sócrates hablaba entonces de la perfección. Referencias bibliográficas 1 2 3 4 5 Wright, R. (1994). The moral animal: Why we are the way we are: The new science of evolutionary psychology. Pantheon. Colombia. Congreso de la República. Ley 23 (18 de febrero de 1981). Por la cual se dictan normas en materia de ética médica. Diario Oficial. Bogotá, D.C., pp. 1-16. Colombia. Ministerio de Salud. Decreto 3380 (30 de noviembre de 1981). Por el cual se reglamenta la Ley 23 de 1981. Diario Oficial. Bogotá, D.C., pp. 1-8. Colombia. Presidencia de la República. Constitución Política de Colombia. 1991. Digesto, recopilación de leyes ordenada por Constantino Justiniano, Historia del digesto, Universidad de San Luis, Argentina.