Sobre la Región Pacífica colombiana

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Ethos Regional, 1 000 ejemplares, número 11, septiembre – diciembre 2014
Santiago de Cali, Universidad Autónoma de Occidente
Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana,CIER, [email protected]
ISSN 2248-7921
Fotografía. http: http: www.personeriacali.gov.co
Editorial
Sobre la Región Pacífica colombiana
Estamos en mora de introducir un debate
sobre la concepción de la Región Pacífica colombiana. Hay varias alternativas posibles y es
necesario promover una de ellas. Una visión restringida analíticamente, pero muy difundida entre la opinión, se detiene en los municipios del
litoral Pacífico, específicamente los municipios
costeros, para delimitar el espacio regional. Se
puede decir que esta visión es la más común en
la sociedad. Dentro de ella, es cierto, se fija la
atención en las concentraciones de población,
como puede ser el caso de Tumaco, Buenaventura y Bahía Solano. El Plan de Desarrollo del
primer Gobierno Santos superpuso un mapa de
pobreza y de NBI con unidades municipales y
encontró una correspondencia alta entre pobre-
za y municipios del litoral Pacífico. Su planteamiento sobre la regionalización, orientado por
diversos grados de pobreza y de NBI, encontró
entonces una “Región Pacífica” bien delimitada
que coincide con la más pobre de Colombia.
Con base en la propuesta gubernamental de regionalización, el Plan de Desarrollo hizo una
propuesta para redistribuir el dinero de las regalías de manera más equitativa. Inmediatamente aparecieron un conjunto de consideraciones
sobre la necesidad de incluir la parte “andina”
dentro de los que se podría considerar la Región
Pacífica. Se habló, entonces, de un conjunto de
departamentos: Chocó, Valle, Cauca y Nariño.
Con este argumento, se abrió el debate sobre los
límites de la Región y su justificación, con fundamentos geo-políticos, a partir de los límites
de unos departamentos o de municipios. Esta
visión dominada por un criterio esencialmente
administrativo del Estado puede tener alternativas distintas.
En una perspectiva histórica, Germán Colmenares llama la atención sobre la geografía cambiante de lo que se entiende por una “región”. El concepto tiene que ver con el dominio estatal sobre
un territorio, pero especialmente a partir de una
ciudad y su hinterland. Así, se puede hablar de la
región que corresponde al “Nuevo Reino de Granada”, indisociablemente ligada con Santa Fé de
Bogotá o una ciudad como Popayán. Sobre este
caso que nos interesa vale la pena resaltar más
allá de la hegemonía política, las interacciones
socio-económicas regionales significativas de
Popayán, con Buenaventura y con Panamá. Esto
lleva a la posibilidad de pensar una misma región, durante la Colonia y hasta mediados del siglo XIX, centrada en Popayán y volcada hacia el
litoral Pacífico. El punto que queremos destacar
es el del papel de la ciudad y el de su dominio
sobre otras ciudades y un territorio. Este es el
centro analítico de la definición de una región, a
través del tiempo.
Aunque Popayán pudo ser el centro del poder
regional en el siglo XIX, este pasó a Cali en el
pasado siglo. Se puede argumentar que, relativamente, aparecen recientemente ciudades secundarias con un poder creciente sobre el Pacífico:
Pasto, Pereira y Quibdó e incluso Medellín. El
hecho es que estas ciudades establecen interacciones socio-económicas, con una malla de
ciudades que crecientemente incluyen al litoral
Pacífico. Esta malla de ciudades y su hinterland
delimitan entonces la Región Pacífica colombiana. ¿Pero cuáles son los procesos que hacen
que las ciudades y las regiones circundantes se
vayan conformando?
Fotografía.www.apccolombia.gov.co
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Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana, CIER
Fotografía.www.diarioadn.co
Esencialmente se trata de procesos dominados
por el sentido económico de los territorios implicados. Históricamente son procesos inicialmente
dominados por la guerra, la colonización y la barbarie. En un segundo momento, por la depredación propia del capitalismo salvaje, amparado en
la coacción armada. En un tercer momento por la
presencia progresiva de un Estado, inicialmente
patrimonialista y posteriormente, en un penoso
y tortuoso recorrido, por un Estado de derecho
sin fin y sin principios claros. La Región Pacífica
colombiana no escapa con sus particularidades
a este proceso, con dos salvedades importantes:
la primera es que los territorios no se encuentran
vacíos, sino que tienen una importante población
asentada, pero no reconocida por la Nación. Este
es un eje del conflicto y de la violencia en la región: la apropiación/expropiación de territorios.
La segunda es que esas poblaciones tienen una
rica identidad cultural que las cohesionan. Esta
identidad comunitaria no es idéntica a la de la
población urbana y blanca. En la conformación
de la región, el elemento étnico y el cultural son
entonces un segundo eje del conflicto. La Región es, entonces, un concepto que se refiere a
interacciones de poblaciones con un sentido de
hegemonía que se refleja en el territorio, pero
también de contra-hegemonía y de construcción
de sociedades producto de la interrelación.
El CIER tiene interés en proseguir con la conceptualización sobre la Región del Pacífico. Hemos expresado un punto de vista al respecto que
no implica que en las definiciones de trabajo de
las investigaciones aupadas no se propongan definiciones sobre las cuales se hagan los ejercicios
de investigación. En este número presentamos
algunos artículos con estas connotaciones.
3
Fotografía: www.diarioadn.co
Territorios étnicos, conflicto y paz
Por Jesús Alfonso Flórez López
Decano de la Facultad de Humanidades
Universidad Autónoma de Occidente
Los pueblos indígenas y afrocolombianos que
habitan la región de la costa Pacífica de Colombia
han logrado un avance muy significativo en
materia de reconocimiento de sus derechos
colectivos, en donde sobresale el derecho a
garantizar la propiedad de sus territorios.
donde los indígenas poseen, en lo que respecta
al departamento de Chocó y litoral de los departamentos de Valle del Cauca, Cauca y Nariño,
alrededor de 1.800.000 hectáreas tituladas bajo
la figura de resguardo; y las comunidades afrocolombianas aproximadamente 5.200.000 hectáreas tituladas como “títulos colectivos de comunidades negras”.
Desde finales de la década de 1970 los indígenas
empezaron, en el Pacífico, a hacer valer el derecho a la titulación de los resguardos indígenas.
Lo propio hicieron las comunidades afrocolombianas desde mediados de los años 80, pero esto
sólo se pudo cristalizar con el reconocimiento
de su carácter de grupo étnico en la Constitución de 1991 y la posterior expedición Ley 70
de 1993 que otorgó el reconocimiento de sus tierras como colectivas.
Esta titulación fue un primer paso para la configuración de un ordenamiento territorial, desde
la perspectiva de las tradiciones culturales de dichos pueblos, quienes comenzaron a estructurar
propuestas alternativas al modelo de desarrollo
imperante, basado en el extractivismo que arranca riqueza y cosecha pobreza para los nativos.
Desde esta lógica, los indígenas formularon su
“Planes de vida” y los afrocolombianos sus “Planes de Etnodesarrollo” en los que concibieron
Así las cosas, al finalizar el siglo XX el Pacífico
devino en una región de territorios étnicos, en
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Fotografía: www.vanguardia.com
como meta del ordenamiento territorial buscar el
“Bienestar” que hoy se conoce más claramente
como “Buen Vivir”; en donde la economía, la
educación y la política, sean estructuradas desde
sus ancestrales formas de apropiación cultural del
espacio, como expresión de sus territorialidades.
afrocolombianos, no es permitido por un modelo económico que pretende condenar a esta región del país al extractivismo y a la vinculación
de la economía nacional mediante la implantación de la agroindustria. Esto con el espejismo
de los agronegocios, como los agrocombustibles, que en la mayoría de los casos han estado
amparados por el despojo de hecho y “legal” de
estas tierras, promovido mayoritariamente por
los paramilitares.
Pero es justamente en la segunda mitad de los
años 90, cuando se exigía en la concertación con
el Estado colombiano la puesta en marcha de este
ordenamiento territorial alternativo al desarrollo
extractivista, que extendió hacia la región del
Pacífico la agudización, profundización y degradación del conflicto armado. La población civil
quedó presa de la confrontación, con el lamentable resultado de centenares de desaparecidos, miles de asesinados y de desplazados, con lo cual
se produjo una desestabilización de los territorios
étnicos y por consiguiente una desterritorialización. A pesar de ello muchos se declararon en resistencia civil defendiendo sus territorios.
Luego de casi 20 años de la agudización de
este conflicto, emerge en el escenario político
el sueño de la Paz, al haberse establecido hace
dos años los diálogos entre el Gobierno Nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia, Farc –y muy probablemente con el
Ejército de Liberación Nacional, ELN–. Este
acontecimiento hace pensar que sea posible la
terminación de la confrontación armada que ha
dejado un saldo mayor de víctimas en los civiles, para que se pueda retomar el cauce del ordenamiento territorial desde los enfoques de los
pueblos nativos del Pacífico. De ahí la importancia de analizar el preacuerdo número 1 de los
Tal coincidencia de acontecimientos en el tiempo, muestra que el ordenamiento territorial desde las tradiciones culturales de los indígenas y
5
llamados “Diálogos de La Habana”, relacionado
con la problemática agraria para ver en qué forma contribuye a este propósito.
En primer lugar, conviene resaltar que este
acuerdo reconoce que el inequitativo acceso a
la tierra es uno de los factores generadores del
actual conflicto armado, con lo cual las partes
aceptan que trabajar para superar este grave problema social es la base para avanzar en la terminación del mismo. En consecuencia, el campo o
sector rural adquiere el valor de estar en el primer orden del debate público; obviamente con
las consabidas tensiones entre los latifundistas,
los minifundistas, los sin tierra y las tierras colectivas, en un nuevo escenario de “extranjerización” de la tierra en Colombia, como en el
nombrado caso de la altillanura.
En segundo lugar, el preacuerdo hace un énfasis
en generar condiciones para que los campesinos
puedan acceder a la tierra, mediante la figura del
“Fondo de Tierras” y la ampliación de las Zonas
de Reserva Campesina. Este aspecto se podría
decir, que desde el punto de vista legal o formal
ya está cumplido en los territorios étnicos del Pacífico, pues ya se ha logrado la titulación, como
se mencionó anteriormente.
No obstante, lo relevante es que el Gobierno Nacional está comprometido a que se haga efectivo
el acceso a la propiedad de las comunidades de
indígenas y afrocolombianos, con lo cual se requerirán de medidas eficaces para que se recuperen los territorios étnicos que han sido usurpados por paramilitares, empresas de agroindustria
y minería, así como por otros pobladores que el
narcotráfico ha movilizado hacia esta región para
ampliar las áreas de los cultivos de uso ilícito.
En este mismo sentido y no menos trascendente
es la creación de una jurisdicción agraria, también señalada en el acuerdo, que se constituiría
Fotografía: www.colombia.travel /es/
6
Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana, CIER
como un instrumento que contribuya a hacer un
saneamiento de las tierras en el país.
generaciones, sea el referente para la gestión y
uso de los territorios étnicos; para ello debe primar el cambio de perspectiva ante la naturaleza,
de no seguir viéndola como una despensa de “recursos” y mercancías, sino como una “casa” que
debemos cuidar, para que nos pueda albergar por
mucho tiempo.
El Preacuerdo sobre Tierras es una oportunidad,
más no garantía absoluta, para que estas comunidades puedan, sin la presión de la persecución
armada, hacer las reclamaciones bajo el amparo
del Estado de Derecho para obtener la restitución de sus territorios usurpados.
Por eso estos pueblos han permanecido en la región en medio del conflicto, en espera de un posconflicto que permita recobrar su control territorial, de ello da cuenta el pensamiento indígena al
que recurrentemente hago alusión:
En tercer lugar, el Preacuerdo sobre Tierras plantea una “Reforma Rural Integral”, que incluye
un “Plan de Desarrollo con enfoque Territorial”,
dando relevancia a la preservación de las tradiciones culturales de indígenas y afrocolombianos; aspecto que quizá es lo más importante para
la región del Pacífico –históricamente marginada
y caracterizada por sus condiciones de inequidad
respecto a la satisfacción de necesidades básicas–, pues allí se establecen una serie de principios y contenidos sobre salud, educación, infraestructura, economía, que pretenden hacer del
campo un espacio de equidad.
“¿Nosotros para dónde
nos vamos a ir si
nuestros ombligos están
enterrados aquí?” 1
Si bien esto puede ser asumido como utópico,
también es cierto, que es otra oportunidad que
tienen estos pueblos del Pacífico, y el campesinado en general, para que sus aspiraciones de
antaño puedan tener una realización, pues esto
requerirá confrontar al Gobierno Nacional para
que su perspectiva ante la región del Pacífico supere el extractivismo del bosque, minería, elementos biogenéticos y otros, para avanzar en
una concertación de un ordenamiento territorial
del Pacífico dese la perspectiva de los Planes de
Vida de los pueblos indígenas y Planes de Etnodesarrollo del pueblo afrocolombiano.
El eventual posconflicto en la región del Pacífico
debe contribuir, en definitiva, a que la visión del
Buen Vivir, que busca la equidad desde la interculturalidad en el respeto a la vida de las futuras
1
Frase de la dirigente indígena Delia Casamá, de la
etnia Embera de Riosucio-Chocó.
7
Fotografía: www.colombia.travel /es
Chocó biogeográfico: debilidad estatal y animosidad étnica
Por Germán Ayala Osorio
Integrante del Centro Interdisciplinario de
Estudios de la Región Pacífico Colombiano,
CIER
Profesor de la Facultad de Humanidades de la
Universidad Autónoma de Occidente
Es ya un lugar común hablar de abandono estatal y de la deuda histórica que tienen el Estado2
y la nación con el Pacífico3 colombiano. Aunque no insistiré en el cacareo de esa ‘verdad’,
si haré referencia a hechos y circunstancias que
guardan estrecha relación con Buenaventura y
su zona rural, y con el Chocó de manera indirecta, sin olvidar que tanto dicho municipio como
el departamento están ubicados dentro de la extensa zona del Chocó Biogeográfico.
Como tesis, señalo que esas condiciones de
abandono estatal y de atraso, desde una perspectiva de desarrollo en donde son referentes
claves la infraestructura vial, energética y de
saneamiento básico, entre otras, están soportadas en una histórica animosidad étnica4 de los
centros de poder regional y nacional frente a las
2
“Las posibilidades políticas para ajustar el Estado a
las consideraciones y orientaciones de mandatarios de turno,
del orden nacional, regional y local nacen de la crisis ideológica
y programática de los partidos políticos Liberal y Conservador.
Entonces, no existe consenso político alrededor de la tipología de
Estado que necesita un país biodiverso y con las condiciones de
concentración de la riqueza y la creciente pobreza en la que sobreviven millones de colombianos”. Véase http://elpueblo.com.co/
modelos-discrecionales-de-estado/
3
Para efectos de este texto, se reconoce la región del
Chocó Biogeográfico, que se extiende desde Nariño, hasta la
frontera con Panamá, incluyendo los departamentos de Nariño,
Cauca, Valle, Risaralda y Chocó.
4
Véase ´El abandono del Chocó y del Pacífico: un
asunto de animosidad étnica´. Publicado en Semanario
Realidades y Presencias, del Observatorio de Realidades de la
Arquidiócesis de Cali, Nro 17, abril-mayo de 2014.
8
Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana, CIER
comunidades afrocolombianas e indígenas que
viven o sobreviven en esa extensa zona del país.
A pesar de lo planteado y promulgado en los
artículos 75 y 136 de la Carta Política, es claro
que en el ejercicio del poder político y en muchas actividades de la cotidianidad colombiana
a lo largo y ancho del territorio, se discrimina
por el color de la piel y por el origen social. Eso
es innegable.
Esa animosidad o malquerencia étnica está soportada en el ejercicio del poder de familias
tradicionales que siendo mestizas, se presentan
como ‘blancas’, circunstancia natural que les ha
otorgado toda la legitimidad para negarle a la
gente del Pacífico y el Chocó Biogeográfico iniciativas de desarrollo que consideren, valoren y
reconozcan las tradiciones, la cultura y las cosmovisiones de los pueblos y comunidades afrocolombianas7 e indígenas que a pesar de tener
disímiles formas de vida y organización social,
comparten la idea de vivir en condiciones distintas a las que se promueven desde la lógica de la
acumulación de bienes y la propiedad privada,
soportadas estas en una relación no consustancial con los ecosistemas naturales.
Fotografía: www.hsbnoticias.com
Por el contrario, a lo largo y ancho del Chocó
Biogeográfico se vienen imponiendo unas lógicas de desarrollo ancladas en la mega explotación minera, en proyectos agroindustriales y
en la extracción de madera, que claramente generan efectos socio ambientales negativos que
terminan coadyuvando a la eliminación y/o a la
perdida de sentido de las relaciones consustanciales 8 que afrocolombianos e indígenas sostienen de tiempo atrás con la Naturaleza. Esta es
una expresión clara de esa malquerencia étnica,
dado que los procesos de intervención con fines de explotación de recursos del suelo y del
subsuelo, están fincados en la subvaloración de
unas culturas tradicionales que históricamen-
5
“El Estado reconoce y protege la diversidad étnica y
cultural de la Nación colombiana”.
6
“Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley,
recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin
ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica. El
Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y
efectiva y adoptará todas las medidas en favor de grupos discriminados o marginados”.
8
Relación consustancial que puede tener algún sentido
todavía en comunidades que viven en zonas selváticas. Pero es
claro que aquellos afrocolombianos que viven en ciudades como
Buenaventura, esa relación se ha debilitado por las condiciones
laborales y las lógicas de consumo que han adoptado en la Ciudad puerto. Igual puede pasar con indígenas que hoy viven en
cascos urbanos como Buenaventura, Pereira e incluso, Cali, cuyos orígenes territoriales y culturales están en las comunidades
asentadas en el Chocó Biogeográfico.
7
La idea de vivir bajo la lógica de la propiedad colectiva sólo se aplica para zonas rurales. Ello entra en contravía de
las aspiraciones de individuos afrocolombianos que al vivir, por
ejemplo, en el casco urbano de Buenaventura, toman distancia
del Proceso Organizativo de Comunidades Negras.
9
te han sobrevivido al abandono estatal y a las
condiciones inhóspitas de unos ecosistemas difíciles para el devenir humano. Además, dichas
intervenciones vienen asociadas a prácticas de
violencia física y simbólica.
Estas actividades de explotación no sólo desconocen las condiciones ecosistémicas y la capacidad de resiliencia de los entornos intervenidos,
sino que confrontan la propia vida de quienes de
tiempo atrás viven también de explotar oro y madera, pero no en las condiciones que proponen,
por ejemplo, empresas madereras y mineras que
por su misma concepción y condiciones de operación, deben sacar el mayor provecho económico, lo que conlleva a dejar de lado consideraciones socio ambientales.
Fotografía: www.taringa.com
Así entonces, la animadversión étnica hacia afrocolombianos e indígenas no sólo se expresa en
actividades cotidianas, en usos particulares de la
lengua y en actitudes claramente discriminatorias, sino en la anuencia de las autoridades ambientales y de los organismos de control frente
a la llegada e imposición de modelos de vida y
desarrollo que en nada consultan las necesidades,
aspiraciones y cosmovisiones de las comunidades allí asentadas.
promovida desde los centros de poder regional y
nacional. Y es así, porque desde las lógicas e intereses de actores económicos locales y regionales,
se vienen diseñando planes de desarrollo9 para
Buenaventura. Se echan al aire globos de crecimiento económico a espaldas de una realidad
social y política inocultable: extrema pobreza,
múltiples violencias y Estado local10 colapsado.
En esos globos van propuestas como convertir a
Buenaventura en un puerto que supere los rendimientos de sus ‘similares’ de El Callao y Valparaíso. Singapur aparece como referente para
darle a la ciudad costera el giro estético y logístico con el que sueñan la Cámara de Comercio y
la Sociedad Portuaria, entre otros. Ahora quieren
Se hace más complejo el asunto cuando los proyectos de explotación a gran escala vienen acompañados de ejercicios de violencia por parte de
grupos al margen de la Ley, como paramilitares
y guerrillas, que penetran y se establecen en los
territorios ancestrales y comunitarios, para imponer allí regímenes de poder con la anuencia del
Estado central, que mira con desdén al Chocó
Biogeográfico.
9
Baste con recordar iniciativas como Plan Pacífico y
hasta el mismo Proyecto Biopacífico, con el que de muchas maneras se han prometido pagar esa deuda histórica que el Estado
tiene con el puerto, con el Pacífico y con el Chocó Biogeográfico
en general.
El caso Buenaventura
10
Es clara la cooptación mafiosa del Estado local, bien
por grupos políticos que administran los recursos públicos con
criterios clientelistas, lo que termina en el despilfarro o la desviación de fondos con destinación precisa. La corrupción campea
por el municipio.
La Ciudad Puerto puede ser un caso paradigmático de las condiciones de animosidad étnica,
10
Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana, CIER
Fotografía: www.agenciadenoticias.unal.edu.co
que, mediante protestas sociales11, ha llamado
la atención sobre sus necesidades como el acceso a agua potable y mejores servicios sociales.
Igualmente, el Puerto es escenario de sangrientas disputas entre bandas criminales y narcotraficantes, que actúan con el silencio cómplice de
un Estado local que no ha podido erigirse como
un orden legítimo capaz de guiar a la sociedad
local hacia otras formas de vida y convivencia.
posicionar a Buenaventura como la capital de la
Alianza Pacífico, a pesar de que su lanzamiento
se hizo en Cartagena. Otra prueba clara de la animosidad étnica que se promueve desde las altas
esferas del poder político bogotano.
Iniciativas todas que se piensan a espaldas de las
complejas condiciones de vida que se presentan
hoy en Buenaventura. Obras como el Malecón
y el bulevar Bahía de la Cruz, la terminación de
la doble-calzada y los constantes y costosos dragados del canal de acceso, entre otras, parecen
caminar de forma paralela a los problemas de
convivencia, de seguridad, de orden público, de
pobreza y de incertidumbres sociales que Buenaventura exhibe de tiempo atrás y que guardan
relación con los cambios sociales, políticos y
ambientales que se están produciendo a lo largo
y ancho de la región del Chocó Biogeográfico.
La pequeña y la gran minería deambulan por
meandros y selvas en una región biodiversa en la
que históricamente el Estado brilla por su ausencia
física o por su asombrosa incapacidad, soportadas
estas en lo que aquí he llamado animosidad étnica.
Los nocivos efectos ambientales que se vienen
produciendo a las cuencas de los numerosos ríos
que buscan el océano Pacífico, hacen que el dra-
Buenaventura es receptora de una población
que internamente migra desde varios puntos
de la región Pacífico. Una población sedienta
11
Casi nulas son las protestas sociales en torno a procesos de explotación de oro, a través de actividades propias de la
mega minería. Ello contradice, claramente, el sentido ambiental
de protección y de aprovechamiento ambiental que aún exhiben
grupos de afrocolombianos pertenecientes o cercanos al Proceso
de Comunidades Negras.
11
gado del canal de acceso de la Bahía se convierta
en una actividad constante y costosa, dadas las
dimensiones que viene adquiriendo la sedimentación producida por la tierra que se ‘lava’ por
la sistemática deforestación. Se trata de cuantiosas inversiones que únicamente benefician a
sectores privados asociados a las actividades de
exportación e importación de mercancías a través del puerto.
Antes de echar globos y de diseñar en maquetas
la Buenaventura que sueñan los actores económicos, bien valdría la pena primero observar y
estudiar muy bien los problemas que afronta la
Ciudad Puerto, para luego intervenirlos. Para
ello, se requiere voluntad política de los gobiernos nacional, regional y local, con miras a convocar a las universidades públicas y privadas
asentadas en la región, para que a través de procesos investigativos, interpretativos y de intervención se logre avanzar en la ‘pacificación’ y
en la discusión de ideas de ‘progreso y desarrollo’ que tengan en cuenta las cosmovisiones de
las comunidades afrodescendientes asentadas
en el Puerto.
Fotografía: www.colombia.travel /es/
desarrollo que se piensan por fuera de las dinámicas culturales, sociales, económicas y políticas no sólo del Puerto, sino de las zonas que
conforman el Chocó Biogeográfico. La deuda
histórica que el Estado y la nación tienen con
Buenaventura y con la región Pacífico no sólo
se mantiene, sino que seguirá creciendo, así se
haya decretado que Buenaventura es la capital
de la Alianza Pacífico.
Ahora bien, no se requieren más diagnósticos,
sino acciones concretas y permanentes en el
tiempo, eso sí, sobre la base de consensos sociales logrados con las comunidades de base. También se requiere ‘voluntad cultural’, para superar la histórica malquerencia con la que se han
establecido las relaciones entre el Estado local,
las instancias de poder regional y nacional, con
la población afro asentada en el casco urbano.
¿Qué esperar?
Hay que señalar entonces que la democracia racial en Colombia es un mito. La población afrocolombiana, palenquera y raizal sigue siendo
víctima de prácticas, discursos y manifestaciones claras de discriminación racial que de manera subrepticia, escondida y sigilosa aparecen
en un país como Colombia, que avanza sin que
haya aún consolidado un proyecto de Nación en
el que de manera respetuosa nos reconozcamos
en las diferencias regionales y en las particulares
diferencias que devienen de las formas de vida
de afros, campesinos, indígenas y citadinos, de
Dejar que únicamente actores económicos sueñen con una idea de Buenaventura, alejada de
su historia, de sus valores ancestrales, de su presente y sobre todo, apartada de los intereses y
perspectivas de vida de sus habitantes, es insistir en la construcción de una Ciudad Puerto que
discrimina y arrincona a quienes han soportado
de tiempo atrás la imposición de proyectos de
12
Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana, CIER
Fotografía: www.colombia.travel /es/
las creencias religiosas o de las elecciones y
tendencias en materia política.12
e indígenas, que con toda capacidad de negociación y sostenida legitimidad entregada por
sus pueblos, optaron por hacerle el luego a la
corrupción política y al clientelismo, pensando
que eran los mecanismos idóneos y los únicos,
además, para buscar la reivindicación política,
social y cultural que dichas comunidades han
esperado y buscado de tiempo atrás. Allí cometieron un error histórico quienes en el pasado
y en el presente político de Buenaventura, del
Pacífico y del Choco Biogeográfico en general,
han vivido en contubernio con aquellas fuerzas
políticas, cuyos líderes mestizos los han usado
para dar continuidad a una apuesta de desarrollo
para dicha región, que no sólo deviene inconsulta, sino social y ambientalmente insostenible.
Examinar hasta dónde tiene asidero la tesis aquí
planteada es un paso clave en el camino de recomponer las relaciones políticas, económicas,
sociales y culturales que el Centro del país ha
venido estableciendo con las comunidades y
pueblos afrocolombianos e indígenas, asentadas a lo largo y ancho del Chocó Biogeográfico.
Considerada como parte de una olvidada periferia, esta vasta zona del país deviene en una suerte de abandono socio ambiental, consecuencia
de un poder político que sabe muy bien soportar
sus acciones – y la propia inacción – en una clara animosidad étnica.
Y mientras ello sea así, los procesos de intervención económica y los planes de desarrollo diseñados y ejecutados a lo largo y ancho del Chocó
Biogeográfico seguirán soportados en esa inquina o malquerencia con la que desde Bogotá,
como centro de poder político y económico, se
toman decisiones frente al futuro de esta vasta y
olvidada región.
Claro que esa animosidad étnica no sólo es responsabilidad de las élites ‘blancas’, sino también de los pueblos indígenas y afrocolombianos porque muchos o algunos de sus líderes han
aceptado las lógicas de un poder que deviene no
sólo viciado ideológicamente, sino comprometido por la señalada animosidad y con prácticas
clientelares que dan cabida a la corrupción administrativa.
Les cabe responsabilidad a los líderes políticos
y miembros de comunidades afrocolombianas
12
Apartes de un artículo titulado ´El legado de Mandela
para pensar la paz en Colombia´, http://laotratribuna1.blogspot.
com/2014/04/el-legado-de-mandela-para-pensar-la-paz.html
13
Fotografía: www.agenciadenoticias.unal.edu.co
Agua y pobreza, el Chocó:
agua que no has de beber, déjala correr
Por Luis Eduardo Lobato Paz
Integrante del Centro Interdisciplinario de
Estudios de la Región
Pacífico Colombiana, CIER
Profesor de la Facultad de Humanidades de la
UAO
Se ha repetido hasta la saciedad que es
paradójico que los habitantes del departamento
del Chocó convivan en la pobreza, mientras que
se asientan sobre un territorio rico en recursos
naturales.13 Esta persistencia de la pobreza
ha sido explicada por los científicos sociales
con el concepto de las trampas de los recursos
naturales. Este alude al hecho que la abundancia
de algún bien natural inhibe la diversificación
de exportaciones, la inversión en los sectores
manufactureros y de servicios y debilita los
controles de la actividad política. 14
13
Así por ejemplo, en 2013 se estimó que la producción de oro alcanzó 8.064.180 de gramos y dejó regalías por
$23.226’407.612. Citado por El Espectador. “Agua potable, el
sueño de Lloró, Chocó”, mayo 4 de 2014.
14
Véase al respecto. Paul Collier (2010). El Club de la
Miseria. Qué falla en los países más pobres del mundo. Bogotá:
De Bolsillo.
14
Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana, CIER
Esta aserción se puede corroborar examinando las características que ha tenido la actividad
productiva del Chocó a través de la historia. El
extractivismo ha sido su carácter predominante.
Durante más de cuatro siglos se ha explotado
oro por miles de hombres que utilizan formas
artesanales de producción y en algunas épocas
por compañías de origen nacional o extranjero
que han dispuesto de un mayor acervo tecnológico. Extraído el producto este es enviado a
los circuitos nacionales e internacionales en los
cuales su valor crece y contribuye a incrementar las rentas de las compañías dedicadas a su
comercialización. Ningún porcentaje de la plusvalía generada retorna a las zonas productoras.
Igual acontece con la explotación de maderas
y recursos pesqueros que ha significado la extinción o cuasi extinción de muchas variedades
vegetales y animales. En la última década la introducción de plantaciones de palma africana ha
tenido el mismo efecto anterior y al cual se añade
que fue realizado a sangre y fuego produciendo
el desplazamiento de cientos de pobladores nativos de estos lugares.
Fotografía: www.amancelloviendo.blogspot.com
coana. Aunque no se le dé la importancia que se
merece, se ha convertido en otro de los factores
que perpetua la pobreza en ese departamento. Lo
más paradójico es que mientras el territorio chocoano es el que tiene los mayores niveles de pluviosidad de Colombia y numerosos ríos y quebradas bañan su suelo, los habitantes de varios de sus
pueblos no disponen de agua potable.
Esta economía extractivista crea falsas expectativas de riqueza e impide ver que este tipo
de explotación no es sustentable y termina
afectando la seguridad alimentaria de sus habitantes. No en vano el Chocó es uno de los
departamentos del país en el que se presentan
las mayores tasas de desnutrición infantil. A
ello se puede sumar que la cuantía de la riqueza
que se extrae se convierte en un poderoso medio de coerción para que las empresas legales
e ilegales quieran saltarse conductos regulares,
buscar el favorecimiento personal o asegurarse
contar con personas afectas o cautivas en los
órganos de decisión institucional.
Los casos que se describen a continuación nos
muestran la desastrosa gestión que se ha dado en
materia de saneamiento básico en el departamento.
En la última década se han presentado varias
protestas y movilizaciones en Quibdó y otros
municipios para exigir pronta solución a los problemas de abastecimiento de agua potable. En
2007 se presentó una sequía en la ciudad capital
que dio lugar a que durante 17 días el agua escaseara en esta localidad. Los manifestantes dieron
a conocer que en épocas normales el acueducto
A este factor nombrado se suma la disposición y
calidad de agua de que dispone la población cho-
15
solo abastecía por unas pocas horas al 25% de
la población y que el resto tenía que hacer uso
de aguas lluvias que recogían en tanques en las
partes altas o que bajaban por las tejas de zinc
en sus viviendas. En dicha ocasión el Gobierno
nacional prometió invertir 53 mil millones de pesos para garantizar el servicio de agua a toda la
población de Quibdó en 2009 y propuso la meta
de alcanzar hacia el 2013 una cobertura del 61 %
en alcantarillado. 15
en un lapso de un año construyeron dicha obra
que benefició a 1300 personas. 17
En el mismo sentido de lo anterior, en mayo de
2014 un grupo de empresas se unieron para tratar
de sacar adelante la construcción de un alcantarillado en el municipio de Lloró. Esta población,
que paradójicamente es la que registra los mayores niveles de pluviosidad de Colombia, no
cuenta con servicio de agua durante todo el día.
Este hecho motivó a Coca-Cola, la Fundación
Natura y Marca País para iniciar una campaña
para construir una planta potabilizadora de agua
que permita abastecer de este líquido a los 4000
habitantes de la localidad. Esta obra se financiaría con la venta de unas botellas de contenido
simbólico.18
En el año 2012 era muy poco lo que se había
avanzado en esta materia. El Viceministro de
Agua y Saneamiento Ambiental, Iván Mustafá,
reconocía que el acueducto abastecía al 33 % de
la población y sólo un 13% de la ciudad contaba
con alcantarillado. A eso se le sumaba que como
el servicio de agua se prestaba por bombeo, solo
se prestaba por tres horas diarias. El panorama
departamental tampoco era el más óptimo, el
55% de las viviendas contaba con agua y el 43 %
con alcantarillado. 16
En junio de 2014 el drama de municipios sin
abasto de agua se seguía registrando en este departamento. El 3 de Junio de 2014 el Ministro
de Vivienda, Ciudad y Territorio, Luis Felipe
Henao, arribó al Bajo Baudó para entregar tres
plantas portátiles de agua potable que tenían
una capacidad total de 3.000 litros. Anunció
que esperaría entregar en agosto de este año
los tanques de agua definitivos y culminar en
2015 la PTAR. 19
Las iniciativas gubernamentales para la gestión
o realización de obras de saneamiento básico
por lo general son poco eficaces y al parecer,
aquellas que provienen de la colaboración internacional, se realizan con mayor celeridad. Este
fue el caso del acueducto del corregimiento Pacurita de Quibdó, construido en 2013. Para la
realización de este proyecto se unieron las compañías Ferrovial de España, la organización internacional Ayuda en Acción, la Fundación Pies
Descalzos que lidera la cantante colombiana
Shakira de Colombia y la Alcaldía de Chocó y
17
www.publimetro.com . “Chocó le apunta a la potabilización del agua”, Enero 31 de 2013. http://www.choco7dias.
com/941/noticias_generales.html.
18
El Espectador. “Agua potable, el sueño de Lloró,
Chocó”, mayo 4 de 2014
15
El Tiempo. “Por falta de agua potable protestaron habitantes de Quibdó (Chocó, en el occidente del país”, Febrero 14
de 2007.
19http://www.minvivienda.gov.co/sala-de-prensa/
noticias/2014/junio/minvivienda-soluciona-el-problema-delagua-potable-en-bajo-baud%C3%B3-y-por-primera-vez-elchoc%C3%B3-cuenta-con-vivienda-gratis-luis-felipe-henao “.
Consultado el 12 de septiembre de 2014.
16
El Colombiano. “Falta de agua potable frena vivienda
de interés social en Quibdó”, Enero 26 de 2012.
16
Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana, CIER
Fotografía: www.agenciadenoticias.unal.edu.co
Una revisión de las informaciones que se recogen en los informes periodísticos y en blogs de
algunas ONG permiten establecer que en estos
procesos tendientes a buscar la solución al problema del abasto de agua potable se han cometido algunas fallas o las decisiones tomadas no
han logrado el efecto esperado.
de Tuntunendo, San Francisco de Icho y la Troje.20
La no realización de esta obra los ha condenado a
seguir disponiendo de agua unas pocas horas al día.
El segundo aspecto tiene que ver con la liquidación de las empresas locales y su entrega a empresas de otras regiones del país. Estas medidas
tuvieron como propósitos mejorar la eficiencia
en la prestación de los servicios y acabar con
las denuncias de corrupción que se hacían de las
empresas locales.
La primera de las situaciones mencionadas tiene
que ver con factores de tipo técnico. El antiguo
acueducto de Quibdó fue construido en una parte
baja, lo cual obliga a que se tenga que impulsar el
agua por motobombas y esto dificulta y encarece la
provisión de agua. En 2001 se hicieron los estudios
de factibilidad para la construcción de un acueducto
por gravedad utilizando las aguas del río Icho. Se
estimó que su costo ascendería a $17.251 millones
y podría abastecer de una manera permanente a
todos los barrios de Quibdó y a los corregimientos
Aguas del Chocó que manejaba este servicio en
Quibdó fue liquidada y su operación se entregó a
20
www.chocó7días.com. Retórica y realidad sobre el
agua.2010
17
Aguas de Pereira. En 2008 el contrato de manejo de la infraestructura de servicios se entregó a
las EPM. En su balance de gestión esta empresa
reconocía que había asegurado la prestación de
servicio de agua para los habitantes de Quibdó
por un promedio de 6,7 horas diarias. En el portal de Noticias RCN se reportaba el 9 de mayo
de 2014 que solo el 30 % de la población local
contaba con servicio de agua.
Igual suerte corrieron las empresas locales de
saneamiento básico de Tadó e Istmina y este servicio fue prestado por otras empresas privadas.
Los datos entregados por los propios entes oficiales nos muestran que la prestación de servicios por parte de empresas de otras regiones no
ha mejorado significativamente la provisión de
agua en la capital y otras localidades. Las personas siguen recogiendo agua lluvia para atender
sus necesidades de saneamiento básico.
Fotografía: www.mw2.google.com
Esta problemática del agua es uno de los tantos
factores que perpetúan la pobreza en el Chocó y
deterioran la calidad de vida de sus habitantes.
Los tanques que construyen para recoger agua
lluvia se convierten en los criaderos de vectores
que son los que transmiten enfermedades como
la malaria, fiebre tifoidea y el dengue. La alta
contaminación que tienen los ríos de la región
por la explotación desbordada de oro ha dado
lugar a que aumenten los casos de enfermos por
gastroenteritis, deshidratación, diarreas y desnutrición según investigaciones realizadas por
el grupo de investigación en Agua Potable y Saneamiento Básico de la Universidad Tecnológica del Chocó.21
genera altos niveles de mortalidad infantil, bajos
niveles de rendimiento académico de los escolares, pérdida de productividad por incapacidades
periódicas o permanentes, mayores gastos familiares y gubernamentales para atender las complicaciones de salud que genera el consumo de
agua contaminada y la reducción de las expectativas de vida. En 2012 un plan de construcción
masivo de vivienda impulsado por el Gobierno
nacional, que habría generado cientos de empleos directos e indirectos y mejorado la calidad
de vida de los beneficiarios del mismo, no pudo
cumplirse a cabalidad por carecer de agua potable la zona donde planeaba realizarse.
Este cuadro de enfermedades asociadas a la mala
calidad del agua que consumen los chocoanos
La pobreza es una problemática de orden multidimensional a la que concurren factores de diversa índole. Creemos que al asegurar a los habitantes los habitantes del Chocó agua potable
permanente y de buena calidad, las condiciones
de pobreza se pueden disminuir y de esta manera
ofrecer una mejor calidad de vida.
21http://lateconchoco.wordpress.com/2012/09/
Contaminación del agua en el Chocó: Identificación del
problema. Septiembre 10 de 2012. Consultado el 15 de
septiembre de 2014.
18
Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana, CIER
Fotografía: www.diarioadn.co.
La movilización social en la región Pacífico colombiana
Por Guido Germán Hurtado Vera
Integrante del Centro Interdisciplinario de
Estudios de la Región Pacífico Colombiana,
CIER
Profesor de la Facultad de Humanidades UAO
En un artículo anterior22 mostraba que la movilización social en Colombia ha ido en ascenso.
Así lo demuestra la participación de diferentes
organizaciones campesinas, sindicalistas, cívicas, mineras, ambientales frente a problemas
reales de sus comunidades.
El Pacífico colombiano es uno de los territorios más
amplios y con mayor biodiversidad en Colombia.
Geográficamente comprende los departamentos de
Nariño, Cauca, Valle del Cauca y Chocó, además
de algunos municipios de Antioquia y Risaralda.
Su riqueza natural y ubicación geopolítica han hecho de ella un espacio clave para el desarrollo de
macro proyectos mineros y energéticos, además de
la explotación de su flora y fauna.
La base de datos del CIER registró que durante el
2013 se presentaron las siguientes movilizaciones
sociales en Colombia: los paros agrario y minero; y
el laboral en la Drummond; la participación ciudadana en el caso de Piedras, Tolima; el caso de Candelaria (Valle) en el cual se reclamó por el agua; y
las denuncias y movilizaciones sociales en la periferia (los llamados territorios nacionales). La participación de las comunidades de la Región Pacífica,
en estas movilizaciones sociales, es alta.
22
Hoy operan grandes proyectos de explotación
minera, entre ellos: Mandé Norte, concesionado
a la minera Muriel Mining Corporation, para la
explotación de oro, cobre y molibdeno en la región del bajo y medio Atrato; Dojura y La Toma,
concesionados a la Anglo Gold Ashanti, que
explotan oro en los departamentos del Chocó y
Cauca; y Marmato, concesionado a la Medoro
Resources, que realiza labores de exploración y
explotación en ese municipio de Caldas.
Boletín Ethos Regional #10, mayo – agosto 2014.
Págs., 10 – 12.
19
Según datos del Sistema de Información Minero Colombiano, SIMCO, en el año 2013 se
produjeron en el país 55.7 toneladas de oro. Los
departamentos de la región Pacífica (Antioquia
19.9; Chocó 10.8; Cauca 3.5; Nariño 2.6) produjeron 36.8 toneladas. Es decir, la región Pacífica concentra el 66.6% de la producción aurífera de Colombia.
Más allá de la producción de minerales es preciso
señalar que las comunidades ubicadas alrededor
de los grandes megaproyectos padecen daños ambientales, culturales y socioeconómicos causados
por esta práctica extractivista. Ante esta realidad,
muchas comunidades han decidido organizarse,
resistir y luchar por sus derechos usando los recursos asociativos de los cuales disponen.
El 17 de julio de 2013 pequeños y medianos mineros informales, agremiados en la Confederación
Nacional Minera de Colombia (Conalminercol)
entraron en paro indefinido por el incumplimiento del Gobierno de Santos a sus demandas sobre
la legalización de la minería artesanal y contra la
mega minería de origen nacional e multinacional.
Durante 47 días cerca de 15000 personas que se
dedican a la minería informal y artesanal en el
Bajo Cauca antioqueño, el Eje Cafetero y Chocó
marcharon para exigir sus derechos. Quince puntos contenía el pliego petitorio y se referían a la
incorporación al ordenamiento jurídico de normas
que diferencien la minería informal y minería ilegal. Al mismo tiempo, las movilizaciones exigían
al Gobierno que no los persigan, que no les quemen sus maquinarias y los priven de la libertad.
Fotografía: www.atlas.com.co
mineros y los organizadores afirmaban que se
unirían al paro cafetero.
El 3 de septiembre funcionarios del Gobierno y
representantes de Conalminercol se pusieron de
acuerdo para reiniciar actividades. Para el levantamiento del paro se acordaron cuatro puntos:
que las autoridades no destruyan la maquinaria
de los mineros artesanales, sin previa investigación jurídica que compruebe su origen ilícito;
radicar en el Congreso un proyecto de reforma
del Código de Minas en el que se tenga en cuenta la minería informal, siempre y cuando supere
el paso de las consultas previas; emitir normas
sobre la formalización de pequeños mineros y;
la elaboración, por parte del Ministerio de Ambiente, de una guía minero-ambiental y que los
mineros artesanales formularán sus propios planes
de cumplimiento, previa monitoria de las Corporaciones Autónomas Regionales, CAR.
Entre las acciones particulares realizadas están
la quema de tracto camiones y el bloqueo de la
vía Cali y Buenaventura. En Cesar y Bolívar el
bloqueo de la troncal de Caribe. En Marmato,
occidente de Caldas, confrontaciones, bloqueos,
detenciones, heridos y una infinidad de conflictos. Finalizando el mes de julio ocho regiones
del país estaban integradas a las protestas de los
A finales del año 2013, otro ejemplo de movilización de las comunidades de esta Región está
enmarcada en la cruenta lucha de actores vio20
Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana, CIER
Fotografía: www.elpueblo.com.co
lentos por el dominio del narcotráfico y la minería ilegal, un drama de los departamentos del
Pacífico. En Buenaventura, el mar ha arrojado a
las orillas y esteros cadáveres de personas asesinadas. Allí un grupo de habitantes se han movilizado contra esta horrible situación.
cipales afluentes que llegan al océano Pacífico.
Aunque las comunidades aseguran que ellas lo
implementaron, las autoridades ambientales del
orden nacional afirman que es un documento
promovido por las Farc.
Lo anterior muestra una movilización social influida por elementos políticos, económicos y culturales. El modelo económico extractivista es resistido
por diversos actores sociales en términos de sus
impactos ambientales, laborales y de condiciones
de vida de las comunidades vecina. Detrás del paro
minero están los mineros artesanales luchando por
la no criminalización de sus actividades ante la
benevolencia del Estado con las grandes multinacionales pero al mismo tiempo están las comunidades indígenas, campesinas, de afros, ambientalistas y otros sectores sociales oponiéndose a la
devastación, saqueo y pillaje de la naturaleza por
las actividades mineras.
El 5 de abril de 2014 se derrumbó la mina de
oro de San Antonio, ubicada a diez minutos del
municipio de Santander de Quilichao, Cauca,
en la cual murieron cerca de 30 personas. Días
después ante tal situación y la poca efectividad
de las autoridades ambientales, los indígenas
de tres resguardos, campesinos y comunidad
afro, desalojaron y quemaron, en los cabildos de
Huellas, Toez y López Adentro y en el corregimiento del Palo, maquinaria utilizada para la
explotación ilegal de oro.
Al sur del departamento, en El Patía, ante la ausencia de autoridades ambientales en la zona, la
comunidad afrodescendiente del corregimiento
de El Hoyo expidió su propio reglamento para
poder convivir con la minería ilegal e intentar
mitigar el daño que están generando decenas de
retroexcavadoras en el río Patía, uno de los prin-
En suma, un movimiento social que camina hacia
la construcción de una nueva ciudadanía en Colombia, no necesariamente anclada a las formas
de vida de urbes como Cali, Bogotá y Medellín.
21
ETHOS REGIONAL es una publicación del
Centro Interdisciplinario de Estudios de la
Región Pacífico Colombiana, CIER
Rector
Luis H. Pérez
Vicerrector Académico
Álvaro del Campo Parra Lara
Vicerrector Administrativo y Financiero
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Directora de Investigaciones
y Desarrollo Tecnológico
Magdalena Urhán Rojas
Director del CIER
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Consejo Editorial
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Comunicador Social
Magíster en Estudios Políticos
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Socióloga
Ph.D. en Ciencias Sociales
Álvaro Guzmán Barney
Sociología
Ph.D. en Sociología
Hernando Uribe Castro
Licenciado en Ciencias Sociales
Magíster en Sociología
Guido Germán Hurtado Vera
Historiador
Magíster en Estudios Políticos
Luis Eduardo Lobato Paz
Historiador
Magíster en Historia Andina
Investigadores invitados
Germán Ayala Osorio
Magíster en Estudios Políticos
Universidad Javeriana sede Cali
Jesús Alfonso Flórez López
Ph. D. en Antropología
Universidad de París VIII
Guido Germán Hurtado Vera
Magíster en Estudios Políticos
Universidad Javeriana sede Cali
Luis Eduardo Lobato Paz
Magíster en Historia Andina
Universidad del Valle
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Banco de imágenes
Departamento de Comunicaciones
Universidad Autónoma de Occidente
Diseño y diagramación
Andrés Julián Tabares Rojas
Seminario Permanente
En lo corrido del segundo semestre de 2014 hemos hecho un receso en el Seminario permanente del CIER, para concentrar nuestra tarea en el
diseño del programa de Doctorado en ´Estudios
Regionales y Sostenibilidad´. Se han desarrollado reuniones con Grupos de Investigación de
todas las Facultades interesados en participar
del Programa. A renglón seguido tendremos un
espacio para discutir con otras universidades,
regionales y nacionales y con instituciones públicas y privadas que pueden estar interesadas en
el doctorado que nos proponemos.
Universidad Autónoma de Occidente - Cali
Vicerrectoría Académica - Dirección de Investigaciones y Desarrollo Tecnológico
Centro Interdisciplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana,CIER
PBX: (2) 318 8000 Exts. 11406 - 11458 - 11412
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