1938: EL AÑO CRUCIAL Los sucesos de 1938, año que recibió el

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1938: EL AÑO CRUCIAL
Los sucesos de 1938, año que recibió el apodo de "crucial" en un documento alemán, presagiaron una
etapa extrema en la política antijudía del régimen nazi. Este año fue testigo de una intensificación de la
política expansionista de Alemania y del aceleramiento de los preparativos bélicos.
El 5 de octubre de 1938 se canceló la vigencia de los pasaportes de judíos, y se agregó la letra J [por
Jude, judío] en los pasaportes de salida que se expedía a los que emigraban.
Otra ley de 1938 obligaba a hombres y mujeres judíos agregar los nombres “Israel” y “Sara” a los
propios, en caso de no poseer un típico nombre judío de acuerdo a una lista confeccionada por
funcionarios estatales. De esa forma los judíos podían ser fácilmente identificados por medio de sus
nombres.
El 27 de octubre de 1938 comenzó la primera operación de expulsión masiva de judíos del territorio del
Reich. La operación, que estuvo dirigida contra judíos de nacionalidad polaca, se realizó con métodos
violentos y crueles y sin contemplaciones, así se tratase de ancianos, enfermos o niños. La deportación se
realizó en dirección a la frontera polaca y recibió el apodo de la “expulsión a Zbązsyń”, por la población
polaca a la cual llegaron en trenes sellados gran parte de los refugiados. Estos sucesos tuvieron una
relación directa con el pogromo ejecutado entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938, conocido como
la Kristallnacht o “Noche de los cristales rotos”. Oficialmente los desmanes antijudíos fueron
presentados como una represalia al asesinato de un diplomático alemán en París, Ernst vom Rath, a
manos de un joven judío de nombre Herschel Grynszpan, que de esa forma quiso protestar por los
maltratos sufridos por su familia y otros judíos durante la expulsión y por las condiciones en que se
encontraban. Si bien la propaganda argumentó que los ataques fueron fueron espontáneos, no tuvieron
nada de ello. La señal para el inicio fue dada por el ministro de propaganda, Joseph Goebbels y
ejecutadas por los organismos nazis. Durante los ataques fueron asesinados 91 judíos, más de 1400
sinagogas fueron incendiadas y centenares de tiendas y negocios pertenecientes a judíos destruidos por
los pogromistas. Cerca de 30.000 judíos fueron recluidos en campos de concentración y la comunidad
judía fue obligada a pagar una indemnización de mil millones de marcos.
La emigración de Alemania
Desde el comienzo de 1938 aumentó considerablemente la emigración de judíos de Alemania, a pesar de
las dificultades que las autoridades ponían a los emigrantes potenciales. La venta forzada de bienes de
judíos a alemanes - proceso que recibió el apodo de “arianización”, se hizo cada vez más agresiva. De los
aproximadamente medio millón de judíos que habitaban en Alemania, emigraron cerca de 300.000.
Organizaciones judías internacionales, asociaciones judías alemanas y el movimiento sionista
participaron en la organización de la emigración. Ésta se vio dificultada por las trabas administrativas
que ponían los países de destino de los emigrantes, lo que incidió en el número de personas que pudieron
abandonar Alemania.
El presidente norteamericano F. D. Roosevelt, en un intento de aportar soluciones al problema de los
refugiados judíos, convocó a una conferencia internacional que se llevó a cabo en la ciudad de Evián en
Francia. En julio de 1938 se reunieron en esa ciudad situada a la orillas del lago de Ginebra los
representantes de 32 países. Todos los participantes declararon su indignación y condena por la
situación en que se encontraban los refugiados, pero uno tras otro expresaron la imposibilidad de sus
países de recibirlos. El representante de Australia incluso declaró que "en la situación actual Australia no
puede hacer mucho más... siendo que en nuestro país no existe un problema racial real, no queremos
importarlo."El gobierno de Gran Bretaña por su parte impidió la inmigración a la Tierra de Israel.
Después de la "noche de los cristales rotos" aumentó más aún la presión de los judíos para emigrar y la
desesperación los llevó a cualquier lugar posible, incluso a Shanghai en la China. Pero justamente en ese
momento angustiante las puertas de la mayoría de los países del mundo permanecieron cerradas para
ellos.
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