ALGUNOS EFECTOS DE LA ENERGIA EN EL MEDIO AMBIENTE (Primera Parte) En la actualidad cerca del 50% del recalentamiento global se atribuye a la emisión artificial de dióxido de carbono (CÒ2) y su fuente principal es el quemado de combustibles fósiles, razón por la cual se considera necesario reestructurar el sistema de energía de modo que se reduzcan los ni veles de emisión de C02. Econ. Yvonne León Uzcátegui Investigadora del IN FACES La problemática ambiental aparece como una de las características de este siglo y se podría afirmar que desde la década de los 60 ha sido objeto de creciente atención, tanto por los ciudadanos como por las empresas y gobiernos. En algunos casos su dimensión es de tal magnitud, que requiere de respuestas organizadas en el ámbito internacional, tales como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) o la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), sólo por citar dos de las más importantes. Este trabajo se propone mostrar algunas de las consecuencias que produce la combustión de combustibles fósiles (derivados del petróleo, gas y carbón) en el medio ambiente y los posibles riesgos de contaminación de la energía nuclear de fisión. La producción y el consumo de fuentes de energía convencionales o comerciales (petróleo, carbón, gas, hidroelectricidad y nuclear) siempre han estado asociados con efectos nocivos para la ecología, pero su uso masivo, creciente y concentrado en algunas zonas, ha dado origen a perturbaciones de efectos altamente negativos para la salud humana y en general de amenaza para la supervivencia de las especies animales y vegetales, con sus inevitables e imprevisibles consecuencias. Conscientes de las múltiples formas como la energía afecta el medio ambiente, se estudiarán por su relativa mayor relevancia el efecto invernadero, las lluvias áridas y los posibles daños a la capa de ozono, agregando algunas consideraciones sobre la obtención de electricidad mediante la opción nuclear, en la segunda parte de este artículo. El Efecto Invernadero: Se trata de que la acción de algunos gases y productos químicos actúan más o menos como un techo de invernadero sobre el planeta, que permite la entrada pero no la salida de la radiación solar, con lo que aumenta la temperatura del aire cerca de la tierra. Los gases de efecto de invernadero son entre otros: el vapor de agua, incluidas las nubes, el dióxido de carbono (C02), el metano (CH4), el óxido nitroso (N20), el ozono (Os) y los clorofuorocarbonos (CFC) y otros de menor importancia. Estos absorben el calor que se desprende de la superficie terrestre y lo devuelven calentando así la tierra. A la producción de energía, en particular a la combustión de combustibles fósiles, se debe una buena parte de la liberación de tales gases de efecto invernadero, en efecto ella contribuye en buena medida a la emisión de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso, todos calificados como se refirió anteriormente, de efecto invernadero. Las principales consecuencias que se señalan como resultado de este fenómeno son cambios climáticos, elevación del nivel del mar producto de la inundación y erosión de zonas costeras, cambios en otros elementos climáticos como la nubosidad, la humedad y el régimen pluvial, así como en los principales sistemas eólicos y en la circulación de la atmósfera en general, todo lo cual afectaría por lo menos la producción de alimentos, induciría la desertificación en algunas zonas y en consecuencia podría generar movimientos de población. En la actualidad cerca del 50% del recalentamiento global se atribuye a la emisión artificial de dióxido de carbono (C02)1 y su fuente principal es el quemado de combustibles fósiles, razón por la cual se considera necesario reestructurar el sistema de energía de modo que se reduzcan los niveles de emisión de C02. Las opciones que se consideran para lograrlo son: - El uso más eficaz de la energía primaria que contenga carbono, con lo cual se reducirán también la emisión de todos los otros gases de efecto invernadero, relacionados con estas fuentes de energía. - La sustitución del carbón por combustibles que liberen menos C02, con lo cual se reducirán otros efectos de contaminación ambiental. Se alega sin embargo que un mayor uso de gas natural, por ejemplo, provocaría mayores emisiones de metano y que éste a su vez es un gas de efecto invernadero potencialmente más perjudicial que el propio C02. - El uso de la energía nucleoeléctrica, debido a que este tipo de energía no produce emisiones de gases de efecto invernadero. Algunos consideran que además de la producción de electricidad, se deben considerar sus futuras aplicaciones las cuales podrían incluir la producción de calor para fines industriales y de otra índole, así como de combustibles especiales para el transporte. No obstante esta fuente tiene su propia y controversial problemática ambiental, como se abordará en otra parte de este trabajo. - El uso de fuentes de energía renovables (como por ejemplo, la solar, la eólica y la de biomasa); éstas no liberan gases de efecto invernadero. En la actualidad dichas técnicas no son comercializables a gran escala, por problemas técnicos y económicos, su utilización aparece ideal por ahora en aplicaciones descentralizadas en pequeña escala. En algunos países éstas llegan a ser numerosas, en sitios que cuentan con condiciones favorables. - La formulación de lo que se ha denominado estrategias atenuantes, tales como la reforestación o vertir C02 en las aguas profundas de los océanos o en campos de petróleo o gas agotados. El metano es otro gas de efecto invernadero y se estima que como tal es 32 veces más efectivo por molécula que el dióxido de carbono. Se calcula que aproximadamente el 19% del calentamiento global actual se puede atribuir a las emisiones de metano2. 1 Iansiti E y Niehaus F. Repercusiones de la producción de energía en la concentración de gases de efectos invernadero en la atmósfera. Boletín de la Organización Internacional de Energía Atómica. Vol. 31, No 2, Viena, 1989. 2 Idem p. 14 Este es liberado naturalmente por la actividad microbiana que ocurre durante la mineralización del carbono orgánico bajo estrictas condiciones anaeróbicas, por ejemplo, en terrenos pantanosos y en los intestinos de animales herbívoros. Pero también es liberado como consecuencia de la actividad del hombre, por ejemplo, por la extracción de gas natural, el quemado de biomasa y la explotación de minas de carbón, actividades todas ligadas al sector energético. Por último, del conjunto de gases de efecto invernadero que tienen relación directa con la producción y/o consumo de energía, se tiene al óxido nitroso, el cual se estima contribuye en un 4% al recalentamiento global del planeta3. Este gas es liberado en forma natural en la atmósfera, principalmente por la acción microbiana en los suelos y el agua, como parte del ciclo del nitrógeno y las fuentes artificiales son la combustión de combustibles fósiles y el cultivo de los suelos. En conclusión, el fenómeno denominado de invernadero requiere de respuestas colectivas y organizadas, que permitan reducir de manera importante la emisión artificial de los gases que lo producen. En virtud de que el consumo de energía hasta ahora está asociado al crecimiento de los países, se necesitaría introducir cambios en los estilos de vida, en el modelo de desarrollo industrial y en el propio esquema de producción y consumo de energía, para evitar o disminuir la tendencia a que se eleve progresiva mente la temperatura del planeta, con las graves consecuencias que anteriormente se señalaron. Lluvia Ácida. Este fenómeno es producido como consecuencia de que el dióxido de azufre y los óxidos de nitrógeno, que emiten principalmente las centrales eléctricas que utilizan carbón y derivados del petróleo, así como los vehículos de motor, sufren cambios químicos en la atmósfera y regresan a la tierra como ácidos, con frecuencia a miles de kilómetros de distancia de donde se producen los referidos óxidos. En el sitio donde se precipitan lo hacen en forma seca o junto con la lluvia y por su composición tienen la capacidad de acidificar las aguas y los suelos en donde caen, razón por la cual a esta lluvia contaminada se le conoce como lluvia ácida. Las consecuencias ambientales de la lluvia ácida son de proporciones incalculables, si se toma en consideración que un factor importante de la vida de los organismos es el grado de acidez o de alcalinidad del ambiente, lo cual se conoce como pH (potencial de hidrógeno). Por lo tanto, no sólo las aguas y los suelos requieren de un grado de acidez determinado para garantizar el equilibrio ecológico, sino además cada especie animal y vegetal requiere un pH determinado para vivir. Las lluvias ácidas producen una violenta alteración del ambiente atribuyéndose a ellas: mortandad de peces, desaparición de lagos, daños de selvas y bosques -entre otros-con el agravante de que al producirse en sitios alejados de donde se producen las emanaciones de los óxidos, estas lluvias -en algunos casos-tienen su origen incluso en países diferentes a los afectados. Deterioro de la Capa de Ozono. El ozono es un gas compuesto de tres átomos de oxígeno y envuelve a la tierra como un velo, protegiendo al planeta y a sus habitantes de la acción directa del sol. 3 Idem p. 14 Por tanto el ozono actúa como una especie de pararrayos ultravioletas y si no estuviera presente en la atmósfera, llegarían a la tierra niveles mortales de radiación solar ultravioleta. El ozono se forma naturalmente, a partir del oxígeno, en las altas capas de la atmósfera y se descompone igualmente por causas naturales, razón por la cual está en constante proceso de ser creado y destruido. No obstante varias sustancias químicas producidas por la acción del hombre, afectan de manera significativa la velocidad de descomposición del ozono. Entre ellos se encuentran los clorofluorocarbonos (CFCs), todos ellos producidos artificialmente como: refrigerantes, fluidos, propelentes de aerosoles y para el espumado de plástico. Entre 5% y 10% de las emisiones de CFCs se relacionan indirectamente con la energía, es decir, tienen su origen en la producción del material aislante que se emplea para conservar la energía. La razón por la cual los clorofluorocarbonos inciden negativamente en la capa de ozono es porque ellos son compuestos muy estables cuando se encuentran en las capas bajas de la atmósfera, y eso es lo que los hace tan útiles en muchas aplicaciones comerciales e industriales. Pero cuando se encuentran en la estratosfera se disocian bajo la acción de la luz solar, y liberan cloro activo. El cloro se combina con el ozono, formando oxígeno y monóxido de cloro, que a su vez descompone para producir más oxígeno y liberar nuevamente el cloro, continuando la destrucción catalítica del ozono. Entre los otros gases que aceleran la descomposición del ozono se cuentan el óxido nitroso, que como se refirió en el aparte de efecto de invernadero, se produce en parte como consecuencia de la combustión de combustibles fósiles, y por último otros gases que contienen cloro y flúor. Se estima que el aumento de la radiación solar en el planeta como consecuencia de la disminución de la capa de ozono provocaría serios daños a las cosechas y a la población. Se calcula que un incremento del 1% en la radiación citada, llevaría a un incremento de un 4% en los casos de cáncer de piel en la tierra4, también se prevén incrementos en las enfermedades oculares, daños a los sistemas inmunológicos y alteración de la ecología de los mares. A pesar de que los mayores consumidores de las clorofluocarbonos, principales responsables del deterioro de la capa de ozono, son los países industrializados del norte, con los Estados Unidos y la Comunidad Europea, sumando juntos el 60% del gasto mundial, el Japón con el 12% y la Unión Soviética el 9%5, es sobre la Antártica, en el hemisferio sur, donde se ha producido, debido a la mecánica circulatoria de la atmósfera, el agujero en la capa del protector de ozono. Se ha detectado la ampliación estacional de tal agujero hasta Santiago de Chile y Buenos Aires, con el consiguiente peligro para sus poblaciones. 4 Reseña del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (RPNUMA). Inglaterra, 1987. 5 PNUMA INFORPALC. Información para América Latina y el Caribe. México, 1988. Debe quedar bien claro que en este trabajo sólo se refieren tres fenómenos, de estudio relativamente nuevo, que inciden de manera significativa en el medio ambiente y cuyo origen en alguna medida tiene que ver con la producción y/o consumo de los denominados combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas, sin por ello desconocer otras consecuencias ecológicas que de ellos se derivan, producto de los mismos gases aquí señalados o de otros elementos, como por ejemplo la presencia de plomo en la gasolina, que se consume en la mayor parte del mundo. En otro sentido, el hecho de que se aborden algunas consecuencias de los referidos combustibles sólidos, no significa que éstas sean las únicas fuentes de energía que plantean consecuencias ambientales, en un próximo artículo se estudiarán los efectos que se derivan de la generación de electricidad, utilizando como fuente la energía hidráulica y la nuclear de fisión, adelantando por ahora que ellas presentan su propia problemática ambiental. Es usual actualmente encontrar en las revistas especializadas sobre energía atómica, el argumento de que la salida a los problemas aquí planteados, es la expansión de la generación nuclear por cuanto ello contribuiría a disminuir la emanación y por tanto la concentración de los gases referidos, sólo que se obvia de manera intencional, la cadena de riesgos que implica la alternativa nuclear. La preocupación de los grupos ambientalistas organizados e incluso de los organismos internacionales que se ocupan de manera creciente por los efectos de la energía sobre el medio ambiente, apuntan de una manera clara hacia la imperiosa necesidad de reducir drásticamente las emanaciones de gases nocivos y la eliminación de algunos productos químicos, para lo cual es necesario hacer todos los esfuerzos de investigación básica y aplicada que conduzcan al fomento de tecnología en procesos y productos que optimicen el consumo de energía convencional y se difunda, lo más rápidamente posible, el uso de las fuentes de energía renovables. Como resultado de la problemática ecológica generada por la explotación y uso de la energía convencional, se puede afirmar que éste representa un elemento que contribuye a la disminución del crecimiento del consumo de este tipo de energía y a su reestructuración. BIBLIOGRAFÍA IANSITI E. y Niehaus F. Repercusiones de la Producción de Energía en la Concentración de Gases de Efecto de Invernadero en la Atmósfera. Boletín del Organismo Internacional de Energía Atómica. Vol. 31, NQ 2, Viena, 1989 INTEVEP. Tecnologías para el Uso Limpio del Carbón. Impacto. Caracas, Abril, 1990. MASTINO, Giovanni. L`Energía e L`Ambiente. Energía e Innovazione, Italia. 1990 PNUMA. La Atmósfera Amenazada. INFORPALC. Vol. IV, NQ 2, México, 1988 RUFFOLO, Giorgio. Il Rapporto Tra Ambiente e Sviluppo. Energía e Innovazione. Año 34, No 3-4, Italia, 1988 UNESCO. La Naturaleza y sus Recursos. Vol. 26, No1, U.S.A, 1990.