87-2009 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las doce horas y treinta y cuatro minutos del día nueve de julio de dos mil diez. El presente proceso constitucional de hábeas corpus ha sido promovido por Karla Guadalupe Muñoz García a favor de Jaqueline Margarita Muñoz, condenada por el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla, por la comisión del delito de tráfico ilícito. Analizado el proceso y considerando: I. La solicitante manifiesta que el referido tribunal la condenó a diez años de prisión por la comisión del delito de tráfico ilícito, sin advertirle previamente sobre la posibilidad de modificar la calificación jurídica del delito, que había sido establecida por el juzgado de instrucción como “posesión y tenencia con fines de tráfico”. También agrega que la lectura integral de la sentencia no se efectuó en la fecha señalada por el tribunal, por manifestarle que dicha resolución “no estaba”, razón que fue reiterada a la solicitante en días posteriores, sin que en el momento de presentar la solicitud del presente hábeas corpus –veintidós de abril de dos mil nueve– se hubiera realizado dicha actuación. II. De conformidad con lo prescrito en la Ley de Procedimientos Constitucionales se nombró jueza ejecutora a la licenciada Ruth Elizabeth Mena de Jaco, quien concluyó que la autoridad demandada vulneró los derechos constitucionales de la favorecida, en virtud de que en el momento en que se interpuso la solicitud de hábeas corpus la lectura de la sentencia definitiva no se había llevado a cabo, ni se había entregado las copias correspondientes a las partes. Además sostuvo que en el fallo “… se reconoció otro delito distinto, sin notificarles a las partes en ningún momento del tramite de la vista publica que quedando evidenciado la transgresión al debido proceso legal dispuesto en el Art. 1 cp” (sic). III. Por medio de la jueza ejecutora, el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla remitió certificación de algunos pasajes del expediente correspondiente al proceso penal instruido en contra de Jacqueline Margarita Muñoz y con posterioridad remitió certificación completa de tal expediente, interesando a este proceso: - Acta de audiencia preliminar celebrada por el Juzgado de Instrucción de Quezaltepeque el día siete de enero de dos mil ocho, en la cual consta, en lo pertinente, que la Fiscalía General de la República acusó a la imputada por el delito de tráfico ilícito, mientras que los abogados defensores de la procesada solicitaron la modificación de tal calificación jurídica a la de posesión y tenencia, habiendo atendido el juzgador a lo pedido por la defensa técnica respecto a dicho punto, por lo que ordenó la celebración de juicio por la supuesta comisión del delito de posesión y tenencia, en la modalidad establecida en el 1 inciso tercero del artículo 34 de la Ley reguladora de las actividades relativas a las drogas, y ratificó la medida cautelar de detención provisional impuesta en contra de la señora Muñoz. - Auto de apertura a juicio emitido por el Juzgado de Instrucción de Quezaltepeque, de fecha trece de enero de dos mil nueve, en el que se reitera lo decidido en la audiencia preliminar respectiva. - Acta de vista pública celebrada por el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla el día treinta y uno de marzo de dos mil nueve, en la que consta que en la etapa de incidentes la Fiscalía General de la República solicitó la modificación de la calificación jurídica de los hechos atribuidos a la acusada, del delito de posesión y tenencia a tráfico ilícito, habiendo manifestado su desacuerdo respecto a ello la defensa técnica, quien a su vez pidió que los hechos fueron calificados según la modalidad establecida en el inciso segundo, y no tercero, del artículo 34 de la Ley reguladora de las actividades relativas a las drogas. El tribunal decidió diferir la resolución de dichos incidentes. - Acta de continuación de vista pública de fecha uno de abril de dos mil nueve, en la que consta el fallo emitido por el referido Tribunal de Sentencia en contra de la señora Muñoz, a quien condenó a la pena de diez años de prisión por la comisión del delito de tráfico ilícito, y además se fijó como fecha para la lectura integral de la sentencia las catorce horas y treinta minutos del día dieciséis de abril del mismo año. - Sentencia condenatoria dictada por el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla, de fecha dieciséis de abril de dos mil nueve, en la que se establece como calificación jurídica final de los hechos la de tráfico ilícito, delito por el cual se condenó a la señora Jacqueline Margarita Muñoz a cumplir la pena de diez años de prisión. - Acta de las once horas del día siete de mayo del año dos mil nueve, en la que el señor notificador del Tribunal de Sentencia de Santa Tecla hace constar que la sentencia aludida no fue notificada en la fecha consignada en el acta de vista pública por habérsela entregado con posterioridad. - Acta de notificación de la sentencia condenatoria a los defensores de la señora Jacqueline Margarita Muñoz, de fecha siete de mayo de dos mil nueve. - Acta de notificación de la sentencia condenatoria a la señora Jacqueline Margarita Muñoz, de fecha trece de agosto de dos mil nueve. IV. Con posterioridad, la licenciada Vilma Adela Melara en su calidad de jueza del Tribunal de Sentencia de Santa Tecla encargada del proceso penal instruido en contra de Jacqueline Margarita Muñoz, rindió informe de defensa en el que sostuvo que la representación fiscal solicitó en la vista pública el cambio de calificación jurídica del delito de posesión y tenencia a tráfico ilícito, por lo que la resolución de tal incidente fue diferida 2 para darla a conocer en el fallo respectivo, en razón de ello consideró que no se vulneraron los derechos constitucionales de la favorecida. Además manifestó que la sentencia “… se pronuncio el día dieciséis de abril de dos mil nueve, pero se notifico en forma personal a las diferentes partes y a la causada el día trece de agosto de dos mil nueve, a la Defensora Licenciada Iglesias el día veinte de mayo ambas fechas de dos mil nueve, no celebrándose Audiencia Especial de Lectura de Sentencia, debido al excesivo trabajo que este Tribunal tiene” (sic). En este apartado esta Sala debe advertir que, en ocasión de solicitar el informe de defensa a la autoridad demanda, es decir al Tribunal de Sentencia de Santa Tecla, el presidente del mismo, licenciado Delfino Parrilla Rodríguez, por medio del oficio 895, explicó a este tribunal la forma en que se distribuyen internamente los procesos penales que ingresan, a cada uno de los jueces que integran dicho tribunal, el cual se convierte en el responsable de la causa. En razón de lo anterior indicó que la jueza Vilma Adela Melara era quien tenía asignado el proceso penal instruido en contra de la favorecida y que por ello no podía rendir informe pronunciándose sobre las violaciones constitucionales alegadas, solicitando a su vez que tal informe fuera requerido directamente a la licenciada Melara. En referencia a ello es necesario indicar que un tribunal de sentencia es un ente colegiado en el que, independientemente de la distribución interna que pueda realizar de los procesos que son remitidos para su decisión, los jueces que lo conforman son responsables de manera conjunta de que estos sean tramitados de conformidad con los parámetros constitucionales y legales, debiendo responder como tal cuando sucede lo contrario. De forma que esta Sala, al presentarse una solicitud de hábeas corpus en contra de un tribunal de sentencia cuando actúa de forma colegiada, deberá requerir el informe al tribunal y no a cada uno de los jueces según el reparto de los casos que estos hubieren hecho, pues la responsabilidad recae sobre todos ellos en tanto integrantes de una autoridad pluripersonal, que expresa su voluntad en la emisión de sus decisiones, suscritas ya sea por la mayoría o por la unanimidad de sus miembros, pero que como tribunal es uno solo. Según lo expresado, los restantes integrantes del tribunal no pueden alegar encontrarse al margen de la responsabilidad del juez “encargado” del proceso, considerándose exentos de ejercer los derechos y cargas procesales derivados de su calidad de autoridad demandada en la tramitación de un proceso como el que nos ocupa, y en consecuencia tal argumento no puede justificar su negativa a brindar el informe de defensa correspondiente. V. La solicitante del presente hábeas corpus sostiene haberse vulnerado los derechos fundamentales de la señora Jaqueline Margarita Muñoz por dos razones: a) por habérsele condenado a la pena de diez años de prisión por la comisión del delito de tráfico ilícito, sin advertirle previamente sobre la posibilidad de modificar la calificación jurídica del delito, 3 que había sido establecida por el juzgado de instrucción como “posesión y tenencia con fines de tráfico”; y b) porque la lectura integral de la sentencia no se efectuó en la fecha señalada por el tribunal, por manifestarle que dicha resolución “no estaba”, razón que fue reiterada a la solicitante en días posteriores, sin que en el momento de presentar la solicitud del presente hábeas corpus –veintidós de abril de dos mil nueve– se hubiera realizado dicha actuación. Ambos reclamos de la peticionaria están relacionados con el derecho de defensa, reconocido en el artículo 12 de la Constitución, y sobre el cual en abundante jurisprudencia esta Sala ha sostenido que es aquel del que goza cualquier persona señalada como autora o partícipe de un hecho delictivo. La vigencia y revalidación de este derecho cobra vital importancia frente a la potestad sancionatoria del Estado y se manifiesta en dos formas: la defensa técnica y la defensa material –improcedencia HC 77-2003, de 24-9-2003–. En su aspecto técnico, consiste en el derecho del imputado a ser asistido, desde que conoce de la imputación y durante el transcurso de todo el proceso penal, por un profesional del derecho que, en igualdad de condiciones respecto a los otros intervinientes, enfrente tanto las alegaciones como las pruebas de cargo presentadas por la parte acusadora. En ejercicio de la defensa material debe franquearse al inculpado la posibilidad de intervenir en el proceso penal, que se concretiza al estar en contacto con todos los elementos de prueba o actos que incorporen prueba, ya sea de cargo o de descargo, así como al rendir su declaración indagatoria o cualquier otra manifestación que se estime conveniente durante la tramitación de la causa instruida en su contra. Al reconocer el constituyente el derecho de defensa como un derecho fundamental de la persona señalada por la supuesta comisión de un hecho delictivo, también remite al legislador secundario el deber de desarrollar los alcances y la forma de ejercicio de tal derecho, debiendo tomar en cuenta el mismo para la configuración legal del proceso penal sin obviar los límites que establece la Constitución, tanto en el artículo 12 como en otras disposiciones. Así lo ha sostenido este tribunal en sentencias HC 124-2004, de 18-12-2009 y HC 4-G-95, de 8-3-1995, en las que se establece que el derecho en cuestión debe ser desarrollado en la legislación. Sobre la base del fundamento jurídico que antecede es de determinar: a) Con relación al primer punto planteado por la peticionaria, debe decirse que el conocimiento del imputado sobre los hechos y sobre la calificación jurídica que se otorga a estos es indispensable para determinar su estrategia de defensa, realizar las alegaciones correspondientes y presentar las pruebas que considere pertinentes, tanto personalmente como a través de sus abogados defensores. 4 No en vano el legislador ha estipulado en cada una de las fases del proceso penal la necesidad de señalar ambos aspectos por parte del ente acusador y de fijarlos por parte del juez o tribunal que está a cargo del proceso. Este derecho a conocer los términos de la imputación cobra especial relevancia en el momento del juicio, en tanto en la sentencia definitiva se decide de forma final la calificación jurídica de los hechos – que durante el transcurso del proceso se caracteriza por ser provisional y por lo tanto modificable por las distintas autoridades que conocen del mismo–, lo que significa que es en la vista pública cuando se presenta la última oportunidad, dentro del trámite ordinario, de rebatir la misma. Por tales razones el legisferante ha ideado un procedimiento para que, en caso que el tribunal de sentencia estime posible la variación esencial de la calificación jurídica provisional de los hechos atribuidos a un imputado, este no esté desprovisto de una oportunidad real de pronunciarse respecto a la misma y en ese sentido el artículo 344 del Código Procesal Penal establece que antes de modificar aquella debe hacerse la advertencia a las partes, en cuyo caso podrán solicitar la suspensión de la vista pública. Tales disposiciones tienen por objeto garantizar el ejercicio del derecho de defensa del incoado para los efectos ya mencionados: la determinación de su estrategia y la preparación de la misma mediante los alegatos y pruebas que estime convenientes; pues una vez conocido por parte de aquel las condiciones de la imputación actual y de una posible imputación que se presenta como alternativa, acompañado de la oportunidad real de refutar las mismas, si así lo considera conveniente, no existiría estado de indefensión alguno. En el caso propuesto a consideración de esta Sala se determina, con la certificación del auto de apertura a juicio, del acta de vista pública y de la sentencia respectiva, que la señora Jaqueline Margarita Muñoz fue condenada por la comisión de un delito diferente al señalado por el juez de instrucción, en tanto la acusación fue admitida por posesión y tenencia y la condena fue por tráfico ilícito. También ha quedado establecido, mediante el acta mencionada, que en el desarrollo de la vista pública celebrada por el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla, la representación fiscal solicitó que la calificación jurídica provisional otorgada por el Juzgado de Instrucción de Quezaltepeque fuera cambiada por la que finalmente fue decidida por el tribunal en la sentencia y que la defensa no solamente tuvo la oportunidad de exponer sus argumentos respecto a tal solicitud sino que pidió, a su vez, que se modificara aquella por una más benigna a la acusada. Además, en la sentencia respectiva se hace constar la decisión del tribunal respecto a los incidentes planteados sobre la calificación jurídica de los hechos, estableciendo como final la de tráfico ilícito. 5 De manera que previamente a condenar a la señora Jaqueline Margarita Muñoz por el delito de tráfico ilícito, esta tuvo conocimiento de la posibilidad de la modificación de la calificación jurídica, en tanto fue uno de los aspectos debatidos por la representación fiscal y por la defensa, y por ende no fue afectada en sus derechos fundamentales de defensa y de libertad personal. b) Respecto al segundo aspecto planteado por la pretensora debe aclararse que, tal como se relacionó en el considerando III de esta resolución, la sentencia condenatoria emitida en contra de la favorecida fue ya elaborada y notificada a las partes, incluida la condenada. Pese a ello, al momento de plantear la solicitud del presente proceso constitucional, según lo manifestado por la peticionaria, la vulneración alegada se encontraba vigente, razón que habilita a conocer del fondo de la pretensión propuesta a examen, con la aclaración que, de conformidad con la jurisprudencia emitida por este tribunal, el pronunciamiento a dictar será de tipo declarativo, pues el análisis de esta Sala versará sobre la ocurrencia o no de actos violatorios a los derechos fundamentales de la señora Jaqueline Margarita Muñoz, posibilitando, en caso de declarar la existencia de aquellos, optar por la vía respectiva para el resarcimiento de daños y perjuicios posiblemente ocasionados (sentencia HC 96-2007, de 21-1-2009). Por otro lado, debe decirse que la competencia de esta Sala para conocer de casos como el presente, viene dada por el derecho fundamental de libertad personal involucrado de manera inmediata ante la alegada tardanza en la elaboración de la sentencia definitiva condenatoria y la consecuente imposibilidad de impugnarla mediante los mecanismos establecidos en la ley, entre ellos el recurso de casación, en tanto que uno de los efectos que pueden generarse al casar una sentencia es, precisamente, la puesta en libertad del procesado (sentencia HC 29-2008, de 14-8-2009). No se trata, por lo tanto, de que la Sala de lo Constitucional se convierta en contralora del cumplimiento de los plazos procesales por parte de las autoridades judiciales o administrativas, sin embargo cuando su incumplimiento signifique un obstáculo para que la persona utilice los mecanismos de defensa de los que dispone para cuestionar una decisión que restringe su derecho de libertad personal, el asunto supondrá una violación constitucional que puede ser analizada por esta Sala. Establecida la habilitación constitucional para conocer del caso concreto debe de resolverse el reclamo de la pretensora y respecto a ello hay que referirse al artículo 358 del Código Procesal Penal, relativo a la redacción y lectura de la sentencia definitiva. El mismo dispone, en lo pertinente, que la sentencia será redactada y leída inmediatamente después de la deliberación del tribunal, excepto cuando por lo complejo del asunto o lo avanzado de la hora, tales actuaciones deban diferirse, en cuyo caso se señalará fecha para su lectura 6 integral dentro de los cinco días posteriores al pronunciamiento del fallo, en este último momento las partes quedarán notificadas de la sentencia. Por su parte, el artículo 423 del mismo cuerpo de leyes establece el plazo de interposición del recurso de casación, instituyendo diez días contados a partir de la notificación de la resolución a impugnar. Además, el artículo 430 del referido código, determina uno de los efectos que podrían derivarse de la resolución de dicho recurso, cuando es favorable para el imputado, es decir su puesta en libertad. Delimitado lo anterior, tal como consta en los pasajes del expediente correspondiente al proceso penal instruido en contra de la señora Jaqueline Margarita Muñoz –o Jacqueline Margarita Muñoz, según dicho expediente–, la vista pública se celebró los días treinta y uno de marzo y uno de abril de dos mil nueve. El Tribunal de Sentencia de Santa Tecla dictó un fallo condenatorio en contra de la favorecida por el delito de tráfico ilícito y convocó a las partes a las catorce horas y treinta minutos del día dieciséis de abril del mismo año para la lectura completa de la sentencia. Dicha actuación no fue realizada en la fecha mencionada ya que, según consta en la certificación del expediente remitido a esta Sala, la sentencia fue notificada a los defensores de la señora Muñoz, licenciados José Ventura Torres y Juan Simón Romero, hasta el día siete de mayo de dos mil nueve; a la agente fiscal, licenciada Claudia Yanira Iglesias, el día veinte de mayo de dos mil nueve y a la inculpada Jaqueline Margarita Muñoz, el día trece de agosto del mismo año. Es decir, desde el día en que se emitió el fallo hasta la fecha en que la sentencia fue comunicada a la defensa técnica y a la imputada, transcurrieron un mes seis días y cuatro meses doce días, respectivamente, durante los cuales la segunda no pudo ejercer su derecho a recurrir la decisión condenatoria, impidiéndole lograr, entre otros efectos, el posible restablecimiento de su libertad personal mediante la interposición del recurso de casación. Puede aseverarse que en el caso planteado, producto de la inactividad de la autoridad jurisdiccional, se produjeron dilaciones indebidas, ya que se paralizó el proceso penal con relación a la defensa técnica y a la imputada por más de un mes y por más de cuatro meses, respectivamente, manifestándose por parte de la autoridad demandada como única razón para justificar la falta de notificación de la sentencia el día en que se convocó a las partes para ello “el excesivo trabajo” que ese tribunal tiene, esto según informe de defensa emitido por una de la juezas que integran el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla. La razón manifestada por la autoridad demandada no es apta para argumentar el retardo en la emisión y notificación de la resolución respectiva, pues no coincide con los supuestos reconocidos por la jurisprudencia de esta Sala que podrían justificar una dilación, es decir la complejidad del asunto, referida esta a la complejidad fáctica o jurídica del litigio o las propias deficiencias técnicas del ordenamiento; o el comportamiento del 7 recurrente, puesto que no merece el carácter de indebida una dilación que haya sido provocada por el propio litigante que luego reclama de ella (sentencia HC 185-2008, de 102-2010). En relación con lo expuesto debe aclararse que aunque en el informe de defensa se haya manifestado que la sentencia “se pronuncio” el día dieciséis de abril pero fue notificada a las partes con posterioridad, precisamente es este último acto el que habilitó el conocimiento de la imputada y sus defensores, generando la posibilidad de recurrir de la sentencia. De modo que, aunque la referida sentencia hubiera sido elaborada en la fecha señalada – no obstante dicha afirmación no es coherente con lo manifestado por la solicitante de este proceso, quien refirió que el día veintiuno de abril de dos mil nueve se le expresó que la sentencia “no estaba”, ni tampoco parece ser acorde con el acta firmada por el notificador del Tribunal de Sentencia de Santa Tecla, de fecha siete de mayo de dos mil nueve, en la que hace constar que la sentencia le fue entregada con posterioridad al día señalado para su lectura integral–, esta solo puede surtir efectos para las partes cuando conozcan efectivamente del contenido de la misma. Con lo anterior queda determinado que el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla incurrió en una actuación desproporcional en relación a la índole del acto que estaba pendiente de realizar, es decir la elaboración y notificación de la sentencia, vulnerando con ello el derecho de defensa de la favorecida, en tanto obstaculizó el ejercicio de la defensa material y técnica de la señora Jaqueline Margarita Muñoz, pues la posibilidad de hacer uso del recurso de casación por parte de la defensa técnica y de la imputada nació un mes seis días y cuatro meses doce días, respectivamente, después de haberse celebrado la audiencia oral en la cual aquella fue condenada. En virtud de lo argumentado ha quedado de manifiesto el actuar negligente del Tribunal de Sentencia mencionado, por no existir justificación alguna para transgredir lo establecido en el artículo 358 del Código Procesal Penal, pues, como se dijo en párrafos precedentes, el alegado excesivo trabajo del tribunal no puede considerarse como tal; en ese sentido, dicha infracción legal ocasionó vulneración al derecho de libertad de la favorecida al haber estado detenida provisionalmente sin poder hacer uso del recurso de casación que eventualmente hubiera podido generar su puesta en libertad. En este punto es preciso indicar que el artículo 172 inciso 3° de la Constitución establece que "[l]os Magistrados y Jueces, en lo referente al ejercicio de la función jurisdiccional, son independientes y están sometidos exclusivamente a la Constitución y a las leyes”. Asimismo, el artículo 235 de la Constitución determina que “[t]odo funcionario civil o militar; antes de tomar posesión de su cargo, protestará bajo su palabra de honor, ser fiel a la República, cumplir y hacer cumplir la Constitución, atendiéndose a su texto cualesquiera que fueren las leyes, decretos, órdenes o resoluciones que la contraríen, 8 prometiendo, además, el exacto cumplimiento de los deberes que el cargo le imponga, por cuya infracción será responsable conforme a las leyes”. Es así que la demora injustificada del Tribunal de Sentencia relacionado, en elaborar y comunicar a las partes la sentencia definitiva dentro del plazo legal señalado, es decir cinco días posteriores a la celebración de la vista pública, impidiéndole a la imputada recurrir de la misma, viola la Constitución y denota irreflexión respecto de las implicaciones derivadas de su actuación, olvidando que la aceptación de un cargo público implica la obligación de un desempeño ajustado a todo el ordenamiento jurídico, principalmente a la Constitución de la República. VI. En relación con los efectos de esta sentencia es de acotar que la restricción del derecho de libertad personal de la favorecida sufrida en el momento de plantear el presente hábeas corpus dependía en exclusiva de la pena de prisión decretada a través de la decisión condenatoria emitida por el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla en el momento de la vista pública, la cual fue pronunciada antes de la omisión que se ha determinado inconstitucional y por tanto no se ve afectada por la vulneración a la que se ha hecho referencia en el transcurso de esta resolución. Por otro lado, tomando en cuenta la naturaleza del reclamo de la solicitante de este hábeas corpus como de la vulneración constitucional reconocida por este tribunal, la restitución del derecho de libertad personal de la favorecida no puede constituir el efecto de lo decidido, pues tanto la finalidad de la pretensora como la de esta Sala es posibilitar que la autoridad judicial correspondiente dicte la resolución que habilite el planteamiento de los recursos que establece el Código Procesal Penal, con la viabilidad de lograr, según llegase a decidirse en sede penal, la puesta en libertad de la persona; es decir, que la abstención de elaborar y notificar la sentencia condenatoria no supone incidencias en la restricción de la libertad personal derivada del fallo condenatorio dictado al finalizar la vista pública, que sustenta la actual detención de la favorecida, pues, como se ha dejado dispuesto, la decisión condenatoria emitida por la autoridad demandada en el momento del juicio fue dictada antes de la omisión inconstitucional reconocida y también porque la vulneración, por su naturaleza, no tiene como efecto hacer cesar el estado actual de restricción sino obtener una actuación de la autoridad demandada que permita ejercer el derecho a recurrir. Para finalizar, es menester expresar, que para esta Sala es inadmisible que un "garante" de la Constitución demore tanto en la comunicación de una sentencia definitiva, impidiendo durante cuatro meses doce días y un mes seis días, respectivamente, que la favorecida y sus defensores pudieran hacer uso de los recursos que la ley prevé, entre ellos el recurso de casación, para atacar la decisión judicial. Llama la atención la falta de diligencia demostrada por el tribunal de sentencia aludido en el retardo de la comunicación de la sentencia condenatoria dictada en contra de 9 la señora Muñoz, así como que en el presente caso se haya tenido que requerir de la intervención de esta Sala para conocer de un acto de tal naturaleza. En consecuencia, habiéndose determinado que la autoridad demandada en cuestión no ajustó su conducta a la normativa constitucional, por haber infringido lo dispuesto en los artículos 11 y 12 de la Constitución, tal como ha quedado señalado en las consideraciones expuestas, es procedente certificar la presente resolución a la Corte Plena, de conformidad con el artículo 65 de la Ley de Procedimientos Constitucionales y al Departamento de Investigación Judicial de la Corte Suprema de Justicia, para los fines que se estimen convenientes. Por las razones expuestas y de conformidad con los artículos 11 y 12 de la Constitución, 65 y 71 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE: a) no ha lugar el hábeas corpus solicitado a favor de la señora Jaqueline Margarita Muñoz y en consecuencia declárase no haber existido vulneración a sus derechos de defensa y de libertad personal, al haber tenido conocimiento oportuno sobre la posible modificación de la calificación jurídica del delito y posibilidad de refutar la misma; b) ha lugar el hábeas corpus promovido a favor de la señora Muñoz, por haberse vulnerado sus derechos de defensa, libertad física y a recurrir por parte del Tribunal de Sentencia de Santa Tecla, al haber demorado injustificadamente la notificación de la sentencia respectiva a la condenada y a sus defensores, quedándole expedito su derecho a la reparación civil de daños y perjuicios por la vía correspondiente; debiendo continuar la señora Muñoz en cumplimiento de la pena impuesta; c) remítase certificación de esta resolución a la Corte Suprema de Justicia en pleno y al Departamento de Investigación Judicial de esta Corte; d) notifíquese; y e) archívese. ---J. B. JAIME--- J. N. CASTANEDA S.---E. S. BLANCO R.---R. E. GONZÁLEZ B.--PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.---RUBRICADAS. 10