San Salvador, a las doce horas y treinta y cuatro minutos d

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87-2009
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las doce
horas y treinta y cuatro minutos del día nueve de julio de dos mil diez.
El presente proceso constitucional de hábeas corpus ha sido promovido por Karla
Guadalupe Muñoz García a favor de Jaqueline Margarita Muñoz, condenada por el
Tribunal de Sentencia de Santa Tecla, por la comisión del delito de tráfico ilícito.
Analizado el proceso y considerando:
I. La solicitante manifiesta que el referido tribunal la condenó a diez años de prisión
por la comisión del delito de tráfico ilícito, sin advertirle previamente sobre la posibilidad
de modificar la calificación jurídica del delito, que había sido establecida por el juzgado de
instrucción como “posesión y tenencia con fines de tráfico”.
También agrega que la lectura integral de la sentencia no se efectuó en la fecha
señalada por el tribunal, por manifestarle que dicha resolución “no estaba”, razón que fue
reiterada a la solicitante en días posteriores, sin que en el momento de presentar la solicitud
del presente hábeas corpus –veintidós de abril de dos mil nueve– se hubiera realizado dicha
actuación.
II. De conformidad con lo prescrito en la Ley de Procedimientos Constitucionales
se nombró jueza ejecutora a la licenciada Ruth Elizabeth Mena de Jaco, quien concluyó que
la autoridad demandada vulneró los derechos constitucionales de la favorecida, en virtud de
que en el momento en que se interpuso la solicitud de hábeas corpus la lectura de la
sentencia definitiva no se había llevado a cabo, ni se había entregado las copias
correspondientes a las partes. Además sostuvo que en el fallo “… se reconoció otro delito
distinto, sin notificarles a las partes en ningún momento del tramite de la vista publica que
quedando evidenciado la transgresión al debido proceso legal dispuesto en el Art. 1 cp”
(sic).
III. Por medio de la jueza ejecutora, el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla remitió
certificación de algunos pasajes del expediente correspondiente al proceso penal instruido
en contra de Jacqueline Margarita Muñoz y con posterioridad remitió certificación
completa de tal expediente, interesando a este proceso:
- Acta de audiencia preliminar celebrada por el Juzgado de Instrucción de
Quezaltepeque el día siete de enero de dos mil ocho, en la cual consta, en lo pertinente, que
la Fiscalía General de la República acusó a la imputada por el delito de tráfico ilícito,
mientras que los abogados defensores de la procesada solicitaron la modificación de tal
calificación jurídica a la de posesión y tenencia, habiendo atendido el juzgador a lo pedido
por la defensa técnica respecto a dicho punto, por lo que ordenó la celebración de juicio por
la supuesta comisión del delito de posesión y tenencia, en la modalidad establecida en el
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inciso tercero del artículo 34 de la Ley reguladora de las actividades relativas a las drogas,
y ratificó la medida cautelar de detención provisional impuesta en contra de la señora
Muñoz.
- Auto de apertura a juicio emitido por el Juzgado de Instrucción de Quezaltepeque,
de fecha trece de enero de dos mil nueve, en el que se reitera lo decidido en la audiencia
preliminar respectiva.
- Acta de vista pública celebrada por el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla el día
treinta y uno de marzo de dos mil nueve, en la que consta que en la etapa de incidentes la
Fiscalía General de la República solicitó la modificación de la calificación jurídica de los
hechos atribuidos a la acusada, del delito de posesión y tenencia a tráfico ilícito, habiendo
manifestado su desacuerdo respecto a ello la defensa técnica, quien a su vez pidió que los
hechos fueron calificados según la modalidad establecida en el inciso segundo, y no
tercero, del artículo 34 de la Ley reguladora de las actividades relativas a las drogas. El
tribunal decidió diferir la resolución de dichos incidentes.
- Acta de continuación de vista pública de fecha uno de abril de dos mil nueve, en la
que consta el fallo emitido por el referido Tribunal de Sentencia en contra de la señora
Muñoz, a quien condenó a la pena de diez años de prisión por la comisión del delito de
tráfico ilícito, y además se fijó como fecha para la lectura integral de la sentencia las
catorce horas y treinta minutos del día dieciséis de abril del mismo año.
- Sentencia condenatoria dictada por el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla, de
fecha dieciséis de abril de dos mil nueve, en la que se establece como calificación jurídica
final de los hechos la de tráfico ilícito, delito por el cual se condenó a la señora Jacqueline
Margarita Muñoz a cumplir la pena de diez años de prisión.
- Acta de las once horas del día siete de mayo del año dos mil nueve, en la que el
señor notificador del Tribunal de Sentencia de Santa Tecla hace constar que la sentencia
aludida no fue notificada en la fecha consignada en el acta de vista pública por habérsela
entregado con posterioridad.
- Acta de notificación de la sentencia condenatoria a los defensores de la señora
Jacqueline Margarita Muñoz, de fecha siete de mayo de dos mil nueve.
- Acta de notificación de la sentencia condenatoria a la señora Jacqueline Margarita
Muñoz, de fecha trece de agosto de dos mil nueve.
IV. Con posterioridad, la licenciada Vilma Adela Melara en su calidad de jueza del
Tribunal de Sentencia de Santa Tecla encargada del proceso penal instruido en contra de
Jacqueline Margarita Muñoz, rindió informe de defensa en el que sostuvo que la
representación fiscal solicitó en la vista pública el cambio de calificación jurídica del delito
de posesión y tenencia a tráfico ilícito, por lo que la resolución de tal incidente fue diferida
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para darla a conocer en el fallo respectivo, en razón de ello consideró que no se vulneraron
los derechos constitucionales de la favorecida.
Además manifestó que la sentencia “… se pronuncio el día dieciséis de abril de dos
mil nueve, pero se notifico en forma personal a las diferentes partes y a la causada el día
trece de agosto de dos mil nueve, a la Defensora Licenciada Iglesias el día veinte de mayo
ambas fechas de dos mil nueve, no celebrándose Audiencia Especial de Lectura de
Sentencia, debido al excesivo trabajo que este Tribunal tiene” (sic).
En este apartado esta Sala debe advertir que, en ocasión de solicitar el informe de
defensa a la autoridad demanda, es decir al Tribunal de Sentencia de Santa Tecla, el
presidente del mismo, licenciado Delfino Parrilla Rodríguez, por medio del oficio 895,
explicó a este tribunal la forma en que se distribuyen internamente los procesos penales que
ingresan, a cada uno de los jueces que integran dicho tribunal, el cual se convierte en el
responsable de la causa. En razón de lo anterior indicó que la jueza Vilma Adela Melara era
quien tenía asignado el proceso penal instruido en contra de la favorecida y que por ello no
podía rendir informe pronunciándose sobre las violaciones constitucionales alegadas,
solicitando a su vez que tal informe fuera requerido directamente a la licenciada Melara.
En referencia a ello es necesario indicar que un tribunal de sentencia es un ente
colegiado en el que, independientemente de la distribución interna que pueda realizar de los
procesos que son remitidos para su decisión, los jueces que lo conforman son responsables
de manera conjunta de que estos sean tramitados de conformidad con los parámetros
constitucionales y legales, debiendo responder como tal cuando sucede lo contrario. De
forma que esta Sala, al presentarse una solicitud de hábeas corpus en contra de un tribunal
de sentencia cuando actúa de forma colegiada, deberá requerir el informe al tribunal y no a
cada uno de los jueces según el reparto de los casos que estos hubieren hecho, pues la
responsabilidad recae sobre todos ellos en tanto integrantes de una autoridad pluripersonal,
que expresa su voluntad en la emisión de sus decisiones, suscritas ya sea por la mayoría o
por la unanimidad de sus miembros, pero que como tribunal es uno solo.
Según lo expresado, los restantes integrantes del tribunal no pueden alegar
encontrarse al margen de la responsabilidad del juez “encargado” del proceso,
considerándose exentos de ejercer los derechos y cargas procesales derivados de su calidad
de autoridad demandada en la tramitación de un proceso como el que nos ocupa, y en
consecuencia tal argumento no puede justificar su negativa a brindar el informe de defensa
correspondiente.
V. La solicitante del presente hábeas corpus sostiene haberse vulnerado los derechos
fundamentales de la señora Jaqueline Margarita Muñoz por dos razones: a) por habérsele
condenado a la pena de diez años de prisión por la comisión del delito de tráfico ilícito, sin
advertirle previamente sobre la posibilidad de modificar la calificación jurídica del delito,
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que había sido establecida por el juzgado de instrucción como “posesión y tenencia con
fines de tráfico”; y b) porque la lectura integral de la sentencia no se efectuó en la fecha
señalada por el tribunal, por manifestarle que dicha resolución “no estaba”, razón que fue
reiterada a la solicitante en días posteriores, sin que en el momento de presentar la solicitud
del presente hábeas corpus –veintidós de abril de dos mil nueve– se hubiera realizado dicha
actuación.
Ambos reclamos de la peticionaria están relacionados con el derecho de defensa,
reconocido en el artículo 12 de la Constitución, y sobre el cual en abundante jurisprudencia
esta Sala ha sostenido que es aquel del que goza cualquier persona señalada como autora o
partícipe de un hecho delictivo. La vigencia y revalidación de este derecho cobra vital
importancia frente a la potestad sancionatoria del Estado y se manifiesta en dos formas: la
defensa técnica y la defensa material –improcedencia HC 77-2003, de 24-9-2003–.
En su aspecto técnico, consiste en el derecho del imputado a ser asistido, desde que
conoce de la imputación y durante el transcurso de todo el proceso penal, por un
profesional del derecho que, en igualdad de condiciones respecto a los otros intervinientes,
enfrente tanto las alegaciones como las pruebas de cargo presentadas por la parte
acusadora.
En ejercicio de la defensa material debe franquearse al inculpado la posibilidad de
intervenir en el proceso penal, que se concretiza al estar en contacto con todos los
elementos de prueba o actos que incorporen prueba, ya sea de cargo o de descargo, así
como al rendir su declaración indagatoria o cualquier otra manifestación que se estime
conveniente durante la tramitación de la causa instruida en su contra.
Al reconocer el constituyente el derecho de defensa como un derecho fundamental
de la persona señalada por la supuesta comisión de un hecho delictivo, también remite al
legislador secundario el deber de desarrollar los alcances y la forma de ejercicio de tal
derecho, debiendo tomar en cuenta el mismo para la configuración legal del proceso penal
sin obviar los límites que establece la Constitución, tanto en el artículo 12 como en otras
disposiciones.
Así lo ha sostenido este tribunal en sentencias HC 124-2004, de 18-12-2009 y HC
4-G-95, de 8-3-1995, en las que se establece que el derecho en cuestión debe ser
desarrollado en la legislación.
Sobre la base del fundamento jurídico que antecede es de determinar:
a) Con relación al primer punto planteado por la peticionaria, debe decirse que el
conocimiento del imputado sobre los hechos y sobre la calificación jurídica que se otorga a
estos es indispensable para determinar su estrategia de defensa, realizar las alegaciones
correspondientes y presentar las pruebas que considere pertinentes, tanto personalmente
como a través de sus abogados defensores.
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No en vano el legislador ha estipulado en cada una de las fases del proceso penal la
necesidad de señalar ambos aspectos por parte del ente acusador y de fijarlos por parte del
juez o tribunal que está a cargo del proceso.
Este derecho a conocer los términos de la imputación cobra especial relevancia en el
momento del juicio, en tanto en la sentencia definitiva se decide de forma final la
calificación jurídica de los hechos – que durante el transcurso del proceso se caracteriza por
ser provisional y por lo tanto modificable por las distintas autoridades que conocen del
mismo–, lo que significa que es en la vista pública cuando se presenta la última
oportunidad, dentro del trámite ordinario, de rebatir la misma.
Por tales razones el legisferante ha ideado un procedimiento para que, en caso que el
tribunal de sentencia estime posible la variación esencial de la calificación jurídica
provisional de los hechos atribuidos a un imputado, este no esté desprovisto de una
oportunidad real de pronunciarse respecto a la misma y en ese sentido el artículo 344 del
Código Procesal Penal establece que antes de modificar aquella debe hacerse la advertencia
a las partes, en cuyo caso podrán solicitar la suspensión de la vista pública.
Tales disposiciones tienen por objeto garantizar el ejercicio del derecho de defensa
del incoado para los efectos ya mencionados: la determinación de su estrategia y la
preparación de la misma mediante los alegatos y pruebas que estime convenientes; pues
una vez conocido por parte de aquel las condiciones de la imputación actual y de una
posible imputación que se presenta como alternativa, acompañado de la oportunidad real de
refutar las mismas, si así lo considera conveniente, no existiría estado de indefensión
alguno.
En el caso propuesto a consideración de esta Sala se determina, con la certificación
del auto de apertura a juicio, del acta de vista pública y de la sentencia respectiva, que la
señora Jaqueline Margarita Muñoz fue condenada por la comisión de un delito diferente al
señalado por el juez de instrucción, en tanto la acusación fue admitida por posesión y
tenencia y la condena fue por tráfico ilícito.
También ha quedado establecido, mediante el acta mencionada, que en el desarrollo
de la vista pública celebrada por el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla, la representación
fiscal solicitó que la calificación jurídica provisional otorgada por el Juzgado de Instrucción
de Quezaltepeque fuera cambiada por la que finalmente fue decidida por el tribunal en la
sentencia y que la defensa no solamente tuvo la oportunidad de exponer sus argumentos
respecto a tal solicitud sino que pidió, a su vez, que se modificara aquella por una más
benigna a la acusada.
Además, en la sentencia respectiva se hace constar la decisión del tribunal respecto
a los incidentes planteados sobre la calificación jurídica de los hechos, estableciendo como
final la de tráfico ilícito.
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De manera que previamente a condenar a la señora Jaqueline Margarita Muñoz por
el delito de tráfico ilícito, esta tuvo conocimiento de la posibilidad de la modificación de la
calificación jurídica, en tanto fue uno de los aspectos debatidos por la representación fiscal
y por la defensa, y por ende no fue afectada en sus derechos fundamentales de defensa y de
libertad personal.
b) Respecto al segundo aspecto planteado por la pretensora debe aclararse que, tal
como se relacionó en el considerando III de esta resolución, la sentencia condenatoria
emitida en contra de la favorecida fue ya elaborada y notificada a las partes, incluida la
condenada. Pese a ello, al momento de plantear la solicitud del presente proceso
constitucional, según lo manifestado por la peticionaria, la vulneración alegada se
encontraba vigente, razón que habilita a conocer del fondo de la pretensión propuesta a
examen, con la aclaración que, de conformidad con la jurisprudencia emitida por este
tribunal, el pronunciamiento a dictar será de tipo declarativo, pues el análisis de esta Sala
versará sobre la ocurrencia o no de actos violatorios a los derechos fundamentales de la
señora Jaqueline Margarita Muñoz, posibilitando, en caso de declarar la existencia de
aquellos, optar por la vía respectiva para el resarcimiento de daños y perjuicios
posiblemente ocasionados (sentencia HC 96-2007, de 21-1-2009).
Por otro lado, debe decirse que la competencia de esta Sala para conocer de casos
como el presente, viene dada por el derecho fundamental de libertad personal involucrado
de manera inmediata ante la alegada tardanza en la elaboración de la sentencia definitiva
condenatoria y la consecuente imposibilidad de impugnarla mediante los mecanismos
establecidos en la ley, entre ellos el recurso de casación, en tanto que uno de los efectos que
pueden generarse al casar una sentencia es, precisamente, la puesta en libertad del
procesado (sentencia HC 29-2008, de 14-8-2009). No se trata, por lo tanto, de que la Sala
de lo Constitucional se convierta en contralora del cumplimiento de los plazos procesales
por parte de las autoridades judiciales o administrativas, sin embargo cuando su
incumplimiento signifique un obstáculo para que la persona utilice los mecanismos de
defensa de los que dispone para cuestionar una decisión que restringe su derecho de libertad
personal, el asunto supondrá una violación constitucional que puede ser analizada por esta
Sala.
Establecida la habilitación constitucional para conocer del caso concreto debe de
resolverse el reclamo de la pretensora y respecto a ello hay que referirse al artículo 358 del
Código Procesal Penal, relativo a la redacción y lectura de la sentencia definitiva. El mismo
dispone, en lo pertinente, que la sentencia será redactada y leída inmediatamente después
de la deliberación del tribunal, excepto cuando por lo complejo del asunto o lo avanzado de
la hora, tales actuaciones deban diferirse, en cuyo caso se señalará fecha para su lectura
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integral dentro de los cinco días posteriores al pronunciamiento del fallo, en este último
momento las partes quedarán notificadas de la sentencia.
Por su parte, el artículo 423 del mismo cuerpo de leyes establece el plazo de
interposición del recurso de casación, instituyendo diez días contados a partir de la
notificación de la resolución a impugnar. Además, el artículo 430 del referido código,
determina uno de los efectos que podrían derivarse de la resolución de dicho recurso,
cuando es favorable para el imputado, es decir su puesta en libertad.
Delimitado lo anterior, tal como consta en los pasajes del expediente
correspondiente al proceso penal instruido en contra de la señora Jaqueline Margarita
Muñoz –o Jacqueline Margarita Muñoz, según dicho expediente–, la vista pública se
celebró los días treinta y uno de marzo y uno de abril de dos mil nueve. El Tribunal de
Sentencia de Santa Tecla dictó un fallo condenatorio en contra de la favorecida por el delito
de tráfico ilícito y convocó a las partes a las catorce horas y treinta minutos del día dieciséis
de abril del mismo año para la lectura completa de la sentencia.
Dicha actuación no fue realizada en la fecha mencionada ya que, según consta en la
certificación del expediente remitido a esta Sala, la sentencia fue notificada a los defensores
de la señora Muñoz, licenciados José Ventura Torres y Juan Simón Romero, hasta el día
siete de mayo de dos mil nueve; a la agente fiscal, licenciada Claudia Yanira Iglesias, el día
veinte de mayo de dos mil nueve y a la inculpada Jaqueline Margarita Muñoz, el día trece
de agosto del mismo año.
Es decir, desde el día en que se emitió el fallo hasta la fecha en que la sentencia fue
comunicada a la defensa técnica y a la imputada, transcurrieron un mes seis días y cuatro
meses doce días, respectivamente, durante los cuales la segunda no pudo ejercer su derecho
a recurrir la decisión condenatoria, impidiéndole lograr, entre otros efectos, el posible
restablecimiento de su libertad personal mediante la interposición del recurso de casación.
Puede aseverarse que en el caso planteado, producto de la inactividad de la
autoridad jurisdiccional, se produjeron dilaciones indebidas, ya que se paralizó el proceso
penal con relación a la defensa técnica y a la imputada por más de un mes y por más de
cuatro meses, respectivamente, manifestándose por parte de la autoridad demandada como
única razón para justificar la falta de notificación de la sentencia el día en que se convocó a
las partes para ello “el excesivo trabajo” que ese tribunal tiene, esto según informe de
defensa emitido por una de la juezas que integran el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla.
La razón manifestada por la autoridad demandada no es apta para argumentar el
retardo en la emisión y notificación de la resolución respectiva, pues no coincide con los
supuestos reconocidos por la jurisprudencia de esta Sala que podrían justificar una dilación,
es decir la complejidad del asunto, referida esta a la complejidad fáctica o jurídica del
litigio o las propias deficiencias técnicas del ordenamiento; o el comportamiento del
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recurrente, puesto que no merece el carácter de indebida una dilación que haya sido
provocada por el propio litigante que luego reclama de ella (sentencia HC 185-2008, de 102-2010).
En relación con lo expuesto debe aclararse que aunque en el informe de defensa se
haya manifestado que la sentencia “se pronuncio” el día dieciséis de abril pero fue
notificada a las partes con posterioridad, precisamente es este último acto el que habilitó el
conocimiento de la imputada y sus defensores, generando la posibilidad de recurrir de la
sentencia. De modo que, aunque la referida sentencia hubiera sido elaborada en la fecha
señalada – no obstante dicha afirmación no es coherente con lo manifestado por la
solicitante de este proceso, quien refirió que el día veintiuno de abril de dos mil nueve se le
expresó que la sentencia “no estaba”, ni tampoco parece ser acorde con el acta firmada por
el notificador del Tribunal de Sentencia de Santa Tecla, de fecha siete de mayo de dos mil
nueve, en la que hace constar que la sentencia le fue entregada con posterioridad al día
señalado para su lectura integral–, esta solo puede surtir efectos para las partes cuando
conozcan efectivamente del contenido de la misma.
Con lo anterior queda determinado que el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla
incurrió en una actuación desproporcional en relación a la índole del acto que estaba
pendiente de realizar, es decir la elaboración y notificación de la sentencia, vulnerando con
ello el derecho de defensa de la favorecida, en tanto obstaculizó el ejercicio de la defensa
material y técnica de la señora Jaqueline Margarita Muñoz, pues la posibilidad de hacer uso
del recurso de casación por parte de la defensa técnica y de la imputada nació un mes seis
días y cuatro meses doce días, respectivamente, después de haberse celebrado la audiencia
oral en la cual aquella fue condenada. En virtud de lo argumentado ha quedado de
manifiesto el actuar negligente del Tribunal de Sentencia mencionado, por no existir
justificación alguna para transgredir lo establecido en el artículo 358 del Código Procesal
Penal, pues, como se dijo en párrafos precedentes, el alegado excesivo trabajo del tribunal
no puede considerarse como tal; en ese sentido, dicha infracción legal ocasionó vulneración
al derecho de libertad de la favorecida al haber estado detenida provisionalmente sin poder
hacer uso del recurso de casación que eventualmente hubiera podido generar su puesta en
libertad.
En este punto es preciso indicar que el artículo 172 inciso 3° de la Constitución
establece que "[l]os Magistrados y Jueces, en lo referente al ejercicio de la función
jurisdiccional, son independientes y están sometidos exclusivamente a la Constitución y a
las leyes”. Asimismo, el artículo 235 de la Constitución determina que “[t]odo funcionario
civil o militar; antes de tomar posesión de su cargo, protestará bajo su palabra de honor,
ser fiel a la República, cumplir y hacer cumplir la Constitución, atendiéndose a su texto
cualesquiera que fueren las leyes, decretos, órdenes o resoluciones que la contraríen,
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prometiendo, además, el exacto cumplimiento de los deberes que el cargo le imponga, por
cuya infracción será responsable conforme a las leyes”.
Es así que la demora injustificada del Tribunal de Sentencia relacionado, en elaborar
y comunicar a las partes la sentencia definitiva dentro del plazo legal señalado, es decir
cinco días posteriores a la celebración de la vista pública, impidiéndole a la imputada
recurrir de la misma, viola la Constitución y denota irreflexión respecto de las
implicaciones derivadas de su actuación, olvidando que la aceptación de un cargo público
implica la obligación de un desempeño ajustado a todo el ordenamiento jurídico,
principalmente a la Constitución de la República.
VI. En relación con los efectos de esta sentencia es de acotar que la restricción del
derecho de libertad personal de la favorecida sufrida en el momento de plantear el presente
hábeas corpus dependía en exclusiva de la pena de prisión decretada a través de la decisión
condenatoria emitida por el Tribunal de Sentencia de Santa Tecla en el momento de la vista
pública, la cual fue pronunciada antes de la omisión que se ha determinado
inconstitucional y por tanto no se ve afectada por la vulneración a la que se ha hecho
referencia en el transcurso de esta resolución. Por otro lado, tomando en cuenta la
naturaleza del reclamo de la solicitante de este hábeas corpus como de la vulneración
constitucional reconocida por este tribunal, la restitución del derecho de libertad personal
de la favorecida no puede constituir el efecto de lo decidido, pues tanto la finalidad de la
pretensora como la de esta Sala es posibilitar que la autoridad judicial correspondiente dicte
la resolución que habilite el planteamiento de los recursos que establece el Código Procesal
Penal, con la viabilidad de lograr, según llegase a decidirse en sede penal, la puesta en
libertad de la persona; es decir, que la abstención de elaborar y notificar la sentencia
condenatoria no supone incidencias en la restricción de la libertad personal derivada del
fallo condenatorio dictado al finalizar la vista pública, que sustenta la actual detención de la
favorecida, pues, como se ha dejado dispuesto, la decisión condenatoria emitida por la
autoridad demandada en el momento del juicio fue dictada antes de la omisión
inconstitucional reconocida y también porque la vulneración, por su naturaleza, no tiene
como efecto hacer cesar el estado actual de restricción sino obtener una actuación de la
autoridad demandada que permita ejercer el derecho a recurrir.
Para finalizar, es menester expresar, que para esta Sala es inadmisible que un
"garante" de la Constitución demore tanto en la comunicación de una sentencia definitiva,
impidiendo durante cuatro meses doce días y un mes seis días, respectivamente, que la
favorecida y sus defensores pudieran hacer uso de los recursos que la ley prevé, entre ellos
el recurso de casación, para atacar la decisión judicial.
Llama la atención la falta de diligencia demostrada por el tribunal de sentencia
aludido en el retardo de la comunicación de la sentencia condenatoria dictada en contra de
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la señora Muñoz, así como que en el presente caso se haya tenido que requerir de la
intervención de esta Sala para conocer de un acto de tal naturaleza.
En consecuencia, habiéndose determinado que la autoridad demandada en cuestión
no ajustó su conducta a la normativa constitucional, por haber infringido lo dispuesto en los
artículos 11 y 12 de la Constitución, tal como ha quedado señalado en las consideraciones
expuestas, es procedente certificar la presente resolución a la Corte Plena, de conformidad
con el artículo 65 de la Ley de Procedimientos Constitucionales y al Departamento de
Investigación Judicial de la Corte Suprema de Justicia, para los fines que se estimen
convenientes.
Por las razones expuestas y de conformidad con los artículos 11 y 12 de la
Constitución, 65 y 71 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala
RESUELVE: a) no ha lugar el hábeas corpus solicitado a favor de la señora Jaqueline
Margarita Muñoz y en consecuencia declárase no haber existido vulneración a sus
derechos de defensa y de libertad personal, al haber tenido conocimiento oportuno sobre la
posible modificación de la calificación jurídica del delito y posibilidad de refutar la misma;
b) ha lugar el hábeas corpus promovido a favor de la señora Muñoz, por haberse vulnerado
sus derechos de defensa, libertad física y a recurrir por parte del Tribunal de Sentencia de
Santa Tecla, al haber demorado injustificadamente la notificación de la sentencia respectiva
a la condenada y a sus defensores, quedándole expedito su derecho a la reparación civil de
daños y perjuicios por la vía correspondiente; debiendo continuar la señora Muñoz en
cumplimiento de la pena impuesta; c) remítase certificación de esta resolución a la Corte
Suprema de Justicia en pleno y al Departamento de Investigación Judicial de esta Corte; d)
notifíquese; y e) archívese.
---J. B. JAIME--- J. N. CASTANEDA S.---E. S. BLANCO R.---R. E. GONZÁLEZ B.--PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E.
SOCORRO C.---RUBRICADAS.
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