yo, porque tú eras lo que yo más amaba

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Al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido:
yo, porque tú eras lo que yo más amaba;
y tú, porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti,
pero a ti no te amarán como te amaba yo.
Ernesto Cardenal
EL OTOÑO EN MARÍA DE LA MIEL
Celebremos, amigos,
que el otoño se acerca
con su vara de viento
y su barba canela.
¿Qué más puede querer
el hombre que una hoguera
mientras su jardincillo
cruje y amarillea?
Celebremos, amigos,
que el otoño comienza
y aclaremos con vino
las esperanzas nuevas,
los afanes de siempre:
mirar la lluvia fuera,
sentir la niebla dentro,
querer y que nos quieran.
Celebremos, amigos,
que el otoño comienza
y en su vida interior,
como en las alacenas
los membrillos deformes,
se pudre alguna ausencia.
No todo lo que muere
merece primavera.
Rafael Juárez
ESCRITO EN OTRO SITIO
Aquí también el agua
deja un surco que puede
abrir el horizonte,
o despejar la duda
que aquí se manifiesta
también. Porque la duda,
como el mundo, se mueve,
incansable y perpetua,
y contigo convive,
y te acompaña siempre,
y siempre te señala
el daño de esa herida
que no pudo cerrarse.
Pero aquí suena el agua
de otro modo, o quizás
sea el aire que, ahora,
por la mañana, dice
al corazón: descansa,
y al pensamiento: sigue.
Miras una paloma,
y así la duda queda
por un tiempo borrada,
dormida, o sin efecto.
Y es el agua que fluye,
como un bálsamo inocuo,
una certeza fácil,
el único sendero
de una mañana nueva
donde el aire se mueve
y el mundo se percibe
como si fuera, ahora,
tu memoria una página
en blanco. Las campanas
suenan mientras el agua
de la fuente del patio
te protege, te cuida.
Y el corazón descansa,
y el pensamiento sigue.
José Carlos Rosales
Una noche de verano
-estaba abierto el balcón
y la puerta de mi casala muerte en mi casa entró.
Se fue acercando a su lecho
-ni siquiera me miró-,
con unos dedos muy finos,
algo muy tenue rompió.
Silenciosa y sin mirarme,
la muerte otra vez pasó
delante de mí. ¿Qué has hecho?
La muerte no respondió.
Mi niña quedó tranquila,
dolido mi corazón.
¡Ay, lo que la muerte ha roto
era un hilo entre los dos!
Antonio Machado
CUATRO MUJERES
Mi piel es negra
Mis brazos son largos
Mi cabello es crespo
Mi espalda es fuerte
Lo suficiente fuerte para aguantar el dolor
Infligido una y otra vez
¿Cómo me llaman?
Mi nombre es tía Sarah
Mi nombre es tía Sarah
Mi piel es amarilla
Mi cabello es largo
Entre dos mundos
Pertenezco
Mi padre era rico y blanco
Forzó a mi madre en una noche muy tarde
¿Cómo me llaman?
Mi nombre es Saffronia
Mi nombre es Saffronia
Mi piel es bronceada
Mi cabello es fino
Mis caderas te invitan
Mi boca es como vino
¿De quién soy la pequeña chica?
De todos los que tienen dinero para comprar
¿Cómo me llaman?
Mi nombre es Cosa Dulce
Mi nombre es Cosa Dulce
Mi piel es marrón
Mi conducta es malvada
Mataré la primera madre que vea
Mi vida ha sido demasiado violenta
Estoy terriblemente amargada estos días
Porque mis padres fueron esclavos
¿Cómo me llaman?
Mi nombre es Melocotón
Nina Simone
de todas partes llegan sobres de la nostalgia
narrando cómo hay que empezar desde cero
navegar por idiomas que apenas son afluentes
construirse algún sitio en cualquier sitio
a veces
lindas veces
y otras
amargas veces
con manos solidarias
recibiendo en la nuca
la mirada xenófoba
Mario Benedetti
EL LOBITO BUENO
Érase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos.
Y había también
un príncipe malo
una bruja hermosa
y un pirata honrado.
Todas estas cosas
había una vez.
Cuando yo soñaba
un mundo al revés.
José Agustín Goytisolo
COMPAÑÍAS
Los libros que he elegido entre todos los libros,
que acaso me buscaron por rutas misteriosas.
Libros que me llevaron en secreto
por senderos del bosque, por rincones perdidos,
calles, encrucijadas, luces
y sombras, vidas
arrojándome al mundo.
Las manos que me toman, que yo tomo entre todas
las posibles corrientes sobre el río.
Entre todas las lluvias que he cruzado,
unos brazos tendidos, al fondo de mis pasos,
como un impermeable rojo
puede unirme al olvido.
Los labios que me besan, los besos que me hablan.
Una voz entre todas las voces en mi oído.
Una ciudad tan sólo, una sola mirada.
Y los campos, de plumas,
y de amor, las batallas.
Ángeles Mora
VISITA POR LA TARDE
Entré en la casa y me quité el abrigo
para que mis amigos no supieran
cuánto frío tenían, pero ellos
dijeron:”Ven, entra en la cocina”.
Y la madre hizo fuego para mí.
No he podido tener nunca mi fiesta
en paz como aquel día:
el vino en la madera; la mirada
de los niños; las palabras;
el resplandor del fuego...
Cuando llegó la noche, la mujer
sacó las manos del agua
y separó los cabellos esparcidos
sobre el rostro cansado.
Y vi el rostro.
Rostro cansado: amor.
Y sonreía.
Antonio Gamoneda
ALBA
Al despertar
me sorprendió la imagen que perdí ayer.
El mismo árbol en la mañana
y en la acequia
el pájaro que bebe
todo el oro del día.
Estamos vivos,
quién lo duda,
el laurel, el ave, el agua
y yo,
que miro y tengo sed.
Blanca Varela
GOZO DEL TACTO
Estoy vivo y toco.
Toco, toco, toco.
Y no, no estoy loco.
Hombre, toca, toca
lo que te provoca:
seno, pluma, roca,
pues mañana es cierto
que ya estarás muerto,
tieso, hinchado, yerto.
Toca, toca, toca,
¡qué alegría loca!
Toca. Toca. Toca.
Dámaso Alonso
LA MUJER DE LOT
Nadie nos ha aclarado todavía
si la mujer de Lot fue convertida
en estatua de sal como castigo
a la curiosidad irrefrenable
y a la desobediencia solamente,
o si se dio la vuelta porque en medio
de todo aquel incendio pavoroso
ardía el corazón que más amaba.
Amalia Bautista
ROMANCE DEL CONDE ARNALDOS
¡Quién hubiera tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el conde Arnaldos
la mañana de San Juan!
Con un halcón en la mano
la caza iba a cazar.
Vio venir una galera
que a tierra quiere llegar:
las velas traía de seda;
la jarcia, de un cendal;
marinero que la manda
diciendo viene un cantar
que la mar hacía en calma,
los vientos hace amainar,
los peces que andan en lo hondo
arriba los hace andar,
las aves que andan volando
en el mástil las hace posar.
Allí habló el conde Arnaldos,
bien oiréis lo que dirá:
- Por Dios te ruego, marino
dime ahora ese cantar.
Respondióle el marinero,
tal respuesta le fue a dar:
- Yo no digo esta canción
sino a quien conmigo va.
Romance tradicional
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