Evitación del temor y dolor musculoesquelético

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Evitación del temor y dolor musculoesquelético
Los factores psicológicos juegan un papel clave en el desarrollo del dolor musculoesquelético crónico, en
particular las creencias disfuncionales sobre el dolor y el temor al dolor. El temor al dolor lleva a evitar
actividades (físicas, sociales y profesionales) que los pacientes asocian con la manifestación o la exacerbación
del dolor, incluso después de la posible recuperación física. Si bien esta respuesta es adaptativa en la fase
aguda —el reposo promueve la recuperación— lleva a discapacidad y angustia cuando la evitación de la
conducta continúa después de la recuperación de la lesión.
Epidemiología y economía
No existen números exactos respecto de la prevalencia del temor clínico al dolor porque es difícil establecer un
punto de corte para los “niveles clínicos” de temor al dolor. El temor al dolor es adaptativo: nos impide hacer
actividades potencialmente perjudiciales y nos ayuda a aprender cómo evitar actividades perjudiciales. Se torna
disfuncional cuando el temor excede el riesgo real de daño o lesión.
El costo económico del temor excesivo al dolor es importante. En la fase aguda, solamente se evitan las
actividades directamente relacionadas con el dolor. No obstante, el patrón de evitación puede extenderse
gradualmente a otras actividades, lo que deriva en un estilo de vida sedentario y se caracteriza por el temor a
que cualquier actividad pueda producir una (nueva) lesión y/o dolor. Este patrón se suma al costo social y
económico del dolor musculoesquelético, ya que el temor al dolor prolonga —y a veces aumenta— la
discapacidad, el ausentismo y la utilización de la atención médica.
Diagnóstico
• Las creencias sobre la evitación del temor pueden evaluarse usando:
o El Cuestionario de creencia de evitación del temor (Fear Avoidance Beliefs Questionnaire,
FABQ) [8], en poblaciones clínicas
o La Escala de síntomas de ansiedad por el dolor (Pain Anxiety Symptoms Scale, PASS) [4]
o El Cuestionario sobre temor al dolor [5], en muestras no clínicas
• Las creencias disfuncionales sobre las actividades físicas se evalúan usando la Escala Tampa para la
kinesiofobia (Tampa Scale for Kinesiophobia, TSK) (Miller RP, Kori SH, Todd DD, informe no publicado,
1991) [6].
• Además, recientemente se desarrolló la Serie fotográfica de actividades cotidianas (Photograph Series of
Daily Activities, PHODA) [3] para determinar la percepción de posibilidad de daño de las actividades
cotidianas en pacientes con dolor crónico en la parte baja de la espalda y para construir una jerarquía de
movimientos temidos.
Tratamiento
• La actividad graduada es una estrategia efectiva para recuperar la aptitud física y los efectos
concurrentes positivos en los factores cognitivos. La focalización en los factores cognitivos directamente
puede estimular efectos más potentes.
• Durante la exposición a la terapia in vivo, se recomienda a los pacientes participar en actividades
supervisadas que califiquen como extremadamente temibles hasta que logren convencerse de que se
puede realizar el movimiento sin la catástrofe esperada. Cuando los pacientes experimentan que
desprenderse de las “conductas seguras” no tiene las consecuencias catastróficas esperadas, sus
•
interpretaciones catastróficas erróneas se ven objetadas y anuladas, y ellos corrigen sus expectativas de
temor.
Se recomienda la evaluación del temor relacionado con el dolor, porque estas formas de tratamiento
pueden ser solamente apropiadas para los pacientes que más probablemente intenten “evitar
actividades”, e incluso pueden ser contraproducentes para aquellos que tienen pocas creencias de
evitación del temor.
© 2009 International Association for the Study of Pain®
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