Patología animal, que es mucho mejor conocida y estudiada y cuyos principios tienen lógicamente aplicación a los organismos vegetales. H a y que tener, sin embargo, en cuenta que los procesos no pueden en ambos casos desarrollarse con un curso igual, pues existe gran diversidad de estructura entre los representantes de los dos reinos, que forzosamente han de ocasionar disparidad evolutiva en los f e n ó m e n o s ; en los parénquimas vegetales, un riguroso sistema de paredes mantiene una gran independencia entre las células; el j u g o celular de este tejido fundamental, sólo tiene ligeras analogías con los humores del cuerpo animal y se halla encerrado en las células, de manera que el protoplasma que reviste sus paredes sólo le permite una lenta difusión, por c u y o motivo los parásitos que atacan dichos parénquimas quedan más fácilmente localizados, pero esto que puede introducir importantes modificaciones en la evolución de los procesos, no cambia la esencia del postulado. Sentadas las premisas que preceden, dedúcese la consecuencia de que el grupo más importante que afecta a la salud de las plantas es también el parasitismo, pero no el ú n i c o ; indicaré los demás a grandes rasgos, que son, en primer término, las lesiones ocasionadas por agentes físicos, de índole traumática o meteorológica. L o s traumatismos, si no afectan órganos vitales, en cuyo caso la planta m u e r e rápidamente, dan lugar a reacciones puramente fisiológicas, por las que se reconstituye el individuo más o menos penosamente y sólo llega a ocasionarse una enfermedad, si por las heridas viene una infección, como en el caso citado anteriormente de la Dothichiza popnlea en las de la poda del chopo, o en la apoplejía de la vid, ocasionada por la invasión del basidiomiceto Fornes igniarius consecutivamente. T i e n e n y a más trascendencia los agentes atmosféricos y se refieren principalmente a las temperaturas y al grado de humedad, afectando directamente a la planta o bien facilitando el desarrollo de los parásitos, de manera que de su detenido estudio pueden sacarse beneficiosas consecuencias para el tratamiento; pondré como ejemplo las interesantes investigaciones de J. Capus, Director de la Estación de Patología vegetal de Cadillac y de R a v a z y V e r g e de la Escuela Nacional de A g r i c u l t u r a de Montpelier en 1 9 1 3 , que demuestran de una manera precisa que se pueden anunciar con toda exactitud las apariciones del mildiu por venir íntimamente relacionadas con las lluvias de cada región y con esta base iniciar el tratamiento oportunamente para establecer un método preventivo, al aparecer las macroconidias en el terreno, que es donde se desarrollan primariamente y p o r medio de sus zoosporos invadirán los viñedos cuya vegetación se halla y a adelantada asegurando el contagio, al que seguirá la invasión definitiva, en cuyo caso, si no se había establecido el tratamiento precoz, que es el más eficiente, el mal sería irremediable, por cuanto una v e z iniciada la primera invasión, el micelio del parásito continúa avanzando por entre los órganos vegetales, prosiguiendo los ataques sucesivos que ningún tratamiento podrá y a dominar. V o y a citar también un ejemplo que interesa a nuestra r e g i ó n ; se trata de 408