www.ladeliteratura.com.uy LA RELIGIÓN GRIEGA Atenea y Aracné. Ilustración de 1918. Mito y religión Los dioses El culto Los sacrificios Sacerdotes, pitonisas y adivinos Los misterios www.ladeliteratura.com.uy MITO Y RELIGIÓN En sus orígenes, la religión griega rendía culto a entidades asociadas con los fenómenos naturales (lluvia, germinación de las plantas, ríos, astros, etc.). Con el paso de los siglos esas primitivas creencias fueron dando forma a numerosas divinidades, cuyas historias servían para explicar el funcionamiento del universo. Este conjunto de relatos constituye lo que se conoce como mitología. A pesar de algunas variantes regionales en el culto y los mitos, la religión unía a todas las polis griegas bajo creencias compartidas. Sin embargo, los griegos no contaron –como sucedió en otras culturas- con un libro sagrado ni con un clero organizado. El sentimiento de unidad religiosa se reforzaba con la celebración de festivales en los que diferentes polis coincidían para honrar a sus divinidades y compartían el culto común de los grandes oráculos (entre los cuales el de Delfos fue el más importante). Templo de Apolo, Delfos. www.ladeliteratura.com.uy LOS DIOSES La asamblea de los dioses olímpicos Rubens, siglo XVI La religión helénica fue politeísta. El panteón griego estaba constituido por catorce dioses principales y varias deidades menores. Estas divinidades tenían apariencia antropomórfica, estaban sometidas a sus pasiones e intervenían constantemente en los asuntos humanos. Sus historias repletas de celos, traiciones e intrigas dieron material a la rica mitología griega y continúan inspirando a los artistas hasta nuestros días. Las principales fuentes de información sobre los dioses griegos las encontramos en las antiguas epopeyas heroicas y didácticas. Los dioses olímpicos eran Zeus, Hera, Atenea, Apolo, Artemisa, Hermes, Dionisos, Démeter, Hades, Poseidón, Afrodita, Hefestos, Ares y Hestia. Junto a ellos había también deidades menores: dioses mensajeros, inspiradores de las artes y servidores (Iris, Hebe, Ganímedes, las Musas, las Horas, las Gracias); deidades del campo (Pan, www.ladeliteratura.com.uy sátiros, ninfas, náyades); divinidades marítimas (Tetis, Anfitrite, Tritón, las nereidas); personificaciones de fuerzas morales (Niké, la victoria; Themis, la justicia; Némesis, la justa retribución). En otra categoría, también recibían culto los héroes: mortales deificados que ocupaban un lugar intermedio entre los dioses y los hombres. La fragua de Vulcano Diego Velázquez, 1630 www.ladeliteratura.com.uy www.ladeliteratura.com.uy EL CULTO LOS SACRIFICIOS Las plegarias y los sacrificios eran los elementos centrales del culto público y privado. En los rituales públicos participaban ciudadanos, metecos (extranjeros residentes en la ciudad), mujeres, niños y esclavos. Las ceremonias iban acompañadas de procesiones, música y danza. Honrar a los dioses y a los muertos exigía la realización de ofrendas. Éstas se ejecutaban según fórmulas rituales que podían ser cruentas o incruentas. Las ofrendas incruentas consistían en vegetales, alimentos (miel, queso, tortas) y libaciones de líquidos (leche, agua, vino). Como ofrendas cruentas se realizaban sacrificios de animales (aves, cerdos, ovejas, toros). Sacrificio ritual Relieve del Partenón El sacrificio simultáneo de cien víctimas (ἑκατόμβηhecatombe) era una de las ceremonias más importantes. Las víctimas se elegían cuidadosamente, respetando ciertas pautas de color y marcas particulares, según a qué dios se rindiera homenaje. Luego del sacrificio, los animales eran descuartizados; los huesos más grandes, envueltos en grasa, se quemaban en el ara para alimento de los dioses y el resto se repartía entre el pueblo. Este banquete ritual establecía un puente entre el mundo humano y el divino. www.ladeliteratura.com.uy SACERDOTES, ADIVINOS Y PITONISAS En los tiempos más lejanos el rey era el encargado del ceremonial en nombre del Estado. Sin embargo, ciertos rituales requerían especial cuidado para su realización, lo cual favoreció la intervención de sacerdotes. A pesar de su importancia en la vida religiosa, el sacerdocio no llegó nunca a constituir un estrato aparte del resto de la sociedad. Muy frecuentemente los griegos consultaban sobre los designios divinos, tanto para conocer el futuro como para encontrar soluciones a catástrofes actuales. Para eso se recurría a sacerdotes, adivinos y sacerdotisas. La adivinación consistía en la interpretación de señales que podían revelarse en fenómenos naturales o en eventos particulares. También fue de suma importancia la consulta a los oráculos en los que las sacerdotisas (pitonisas o sibilas), en estado de trance, respondían enigmáticamente las interrogantes de los consultantes. Los oráculos más importantes fueron el de Apolo en Delfos, el templo de Asclepio en Epidauro y el templo de Zeus en Olimpia. A ellos concurrían desde todos los rincones de Grecia y colaboraron en la afirmación del sentimiento de pertenencia a una misma cultura helénica. La acriz Maria Nafpliotou, juegos olímpicos de 2008. www.ladeliteratura.com.uy LOS MISTERIOS Una parte muy importante del culto se mantenía en ámbitos reservados a algunos pocos iniciados; eran los llamados misterios. Estos cultos secretos eran realizados por sacerdotes y sacerdotisas que casi siempre provenían de familias dedicadas por generaciones a la correcta ejecución de los ceremoniales. A pesar de que en la antigua Grecia no hubo una clase sacerdotal diferenciada del resto de la sociedad, el secreto transmitido dentro de grupos restringidos les permitió acceder a ciertos privilegios. Entre los misterios mejor documentados de que se tiene noticia, estaban los de Eleusis, dedicados a la diosa Deméter. Se sabe que desde tiempos remotos Deméter representada con la mies, símbolo del cíclico regreso a la vida. también hubo misterios asociados a otras divinidades pero no ha quedado registro de ellos. Cosimo Tura, 1469 Los misterios eleusinos eran ritos de iniciación celebrados en la ciudad de Eleusis, al comienzo del otoño (fines de setiembre y principios de octubre). En su transcurso los participantes entraban en estado de trance por la ingesta de sustancias alucinógenas que les provocaban visiones que se interpretaban como posesión divina. También se realizaban pantomimas representando el mito del rapto de Perséfone y la búsqueda que hizo su madre Deméter. La esencia del rito consistía en enseñar a los iniciados fórmulas y rituales mágicos que les permitiera salvar las dificultades que su alma encontraría en el más allá. Hubo también celebraciones en honor a Dionisos (el Baco de los romanos). La veneración a este dios se remonta a la época micénica pero alrededor del siglo VII a.C. se extendió con fuerza por toda Grecia. Dionisos representaba el espíritu del éxtasis, la fuerza vital que se libera del cuerpo y está por encima de la razón, la renovación permanente de la vida y, por lo tanto, la inmortalidad del alma. Esto se expresaba por medio de la embriaguez y el estado de www.ladeliteratura.com.uy enajenación irracional al que llegaban los iniciados, tanto hombres (sátiros) como mujeres (ménades o bacantes), durante las celebraciones. El culto orgiástico a Dionisos se fundió con la adoración a Deméter y con los llamados misterios órficos, que produjeron un cambio profundo en la concepción griega sobre la vida terrenal y la del más allá. Con el orfismo introdujo la creencia en la inmortalidad del alma, el perdón de los pecados y la posibilidad de un castigo o recompensa en el más allá, según el grado de pureza (condición que estaba reservada únicamente a los iniciados). Los ritos dionisíacos tuvieron un papel muy importante en el origen del género dramático. El triunfo de Baco (detalle) D.Velázquez, 1629