JURISPRUDENCIA Contrato de trabajo. Extinción por despido sin causa. Cálculo de... indemnización. Actualización monetaria o indexación. Tasa de interés aplicable. Puric...

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JURISPRUDENCIA
Contrato de trabajo. Extinción por despido sin causa. Cálculo de la indemnización. Ley 25.561. Doble
indemnización. Actualización monetaria o indexación. Tasa de interés aplicable. Puric Julia Gabriela
c/Hotelería y Desarrollos S.A., C.N.A.T., Sala VII, 26/2/04.
En la ciudad de Buenos Aires, a los 26 días del mes de febrero de 2004, para dictar sentencia en estos autos: “Puric
Julia Gabriela c/Hotelería y Desarrollos S.A. s/despido”, se procede a votar en el siguiente orden:
La Dra. Ferreiros dijo:
I. La actora –Julia Gabriela Puric– a fs. 14/23 vta. inicia demanda contra “Hotelería y Desarrollos S.A.”, empresa
para la cual dice haberse desempeñado como empleada administrativa y sección contable, entre el 5 de octubre de
2000 y el 1 de marzo de 2002.
Relata que el despido lo decidió la demandada, abonándole la liquidación final sin considerar, para su cálculo, todos
los ítem que integraban su remuneración. Es por ello que pretende las diferencias salariales e indemnizatorias que
estimase le adeudan.
Reclama –asimismo– la indemnización prevista en el art. 16 de la Ley 25.561; en los artículos 2 de la Ley 25.323 y
45 de la Ley 25.345.
Finalmente plantea la inconstitucionalidad de las normas que prohíban o limiten la actualización monetaria,
indexación y repotenciación o ajuste de las deudas o normas que imposibiliten u obstaculicen reclamaciones a tal
efecto.
Responde la parte demandada a fs. 85/93.
Luego del desconocimiento de rigor de los extremos invocados por la parte actora, niega la procedencia de las
diferencias reclamadas en tanto estima que abonó correctamente. Asimismo plantea la invalidez constitucional del
art. 16 de la Ley 25.561.
A fs. 335/342 obra la sentencia de primera instancia.
El señor juez de grado precedente, luego de un detenido análisis de las cuestiones traídas a debate, concluyó en
sentido favorable a casi todas las pretensiones de la parte actora.
A la vez, descartó los planteos de inconstitucionalidad de normas, articulados por las partes.
El fallo llega apelado por la parte actora (fs. 346/349) y por la parte demandada (fs. 351/354). Por una cuestión de
mejor metodología tratar los recursos por separado y en el siguiente orden:
II. Recurso de la parte demandada. En primer lugar sostiene que es errado el monto que ha tomado el a quo para
liquidar el preaviso al hacerlo sobre el “mejor salario mensual normal y habitual” cuando debió tomar la
remuneración que correspondería al trabajador durante los plazos indicados. A mi modo de ver este planteo no
resulta hábil en los términos que impone el art. 116 de la Ley 18.345 toda vez que la apelante sólo se limita a
cuestionar lo resuelto mas no señala ni siquiera por aproximación cuál es el monto correcto a considerar ni cómo es
que ello incidiría en orden a alterar el fallo en su favor, de modo que su verdadero interés en la apelación no está
explícito.
III. No encuentro razones para apartarme de lo resuelto en primera instancia al rechazar el planteo de
inconstitucionalidad del art. 16 de la Ley 25.561. Lo digo por cuanto entiendo que, no parece irrazonable que en el
estado de emergencia que vive el país, el legislador tienda a preservar la fuente de trabajo de los trabajadores (art.
10, LCT) si lo hizo en relación al estado de emergencia ocupacional. Igual, considero que si bien no ha logrado
impedir los despidos en el país, su objetivo ha sido brindar una herramienta legislativa protectoria para que
disminuyeran (los despidos sin causa justificada o con falsa invocación de causa) y también para que, si los mismos
se producen, la contrapartida económica sea más importante.
De todos modos esto lo señalo sólo a mayor abundamiento en tanto en los términos planteados por la apelante,
carece de validez la pretendida impugnación ya que no resulta adecuado para postular la declaración de una norma
(que en la demanda ni siquiera se precisa) el planteo meramente genérico y esquemático, carente del desarrollo y
solidez impuestos por la gravedad de esa descalificación institucional, considerada la “ultima ratio” del orden
jurídico, que implica la más delicada de las funciones que puede encomendarse a un tribunal de justicia y que por
ende exige se demuestre cumplidamente que existe una insuperable contradicción entre la norma de que se trate y
los preceptos de la Carta Magna (en igual sentido, C.N.Fed. Cont. Adm. – Sala III – “Pérez Álvarez Mario y otro
c/Bco. Central de la República Argentina” – JA – 25/5/1984; esta Sala – “Meza, Marcelino c/Alpargatas SA” –
27/6/02; “Blanco Ernesto Carlos Benito c/AFJP Prorenta SA” – sentencia 36.581 – 27/3/03, entre otros).
En tales condiciones, propongo sin más la confirmación del fallo en este punto.
IV. En relación a la indemnización que prevé el art. 2 de la Ley 25.323, sostiene que debe ser morigerada puesto
que abonó las indemnizaciones de ley de acuerdo a lo dispuesto por la ley dejando impagas –únicamente– las
indemnizaciones derivadas del art. 16 de la Ley 25.561, que insiste en que es inconstitucional.
Esto último que sostiene, de tener adhesión mi voto, ha quedado descartado.
El resto de su planteo no resulta eficaz como expresión de agravios toda vez que no señala ningún argumento lógico
ni jurídico en el que base su afirmación de que no procede dicha indemnización.
Agrego además que, si bien el demandado realizó un pago al momento del despido, este pago resultó parcial, en
tanto se probó que para el cálculo de esa indemnización no incluyó rubros que integraban la remuneración, lo que
generó diferenciasen favor del actor (que son objeto de condena), además de que no abonó la indemnización
prevista en el art. 16 de la Ley 25.561.
En tal sentido es necesario tener presente que para que haya pago, en un marco técnico–jurídico, debe producirse
el cumplimiento de la obligación, estando la prestación sometida a dos requisitos fundamentales, que son: la
identidad y la integridad. Este último no fue cumplido en el caso de autos.
El art. 742 del CC impera en la materia y en nuestra disciplina debe complementarse con el art. 260 de la LCT.
A mi ver, el art. 2 de la Ley 25.323 deviene aplicable a las consecuencias jurídicas o efectos contractuales que no
hayan sido cumplidos por el empleador debidamente intimado. Ergo, son requisitos para su procedencia (cumplidos
en el caso por el actor) la intimación fehaciente y el inicio de acciones judiciales o cualquier instancia previa de
carácter obligatorio para percibirlas.
A mayor abundamiento señalo que la norma parece apuntar a morigerar el daño que se produce al trabajador
cuando no se cumple lo debido y a poner un marco diferencial entre el empleador que cumple con las
indemnizaciones previstas en la ley aquél que se toma los tiempos judiciales, aun sabiendo que debe pagar (ver
Dra. Ferreiros Estela M.: “Nuevo Régimen de Indemnizaciones Laborales establecido por la Ley 25.323” – enero
2001 – T. XV – Errepar – Nº 185).
En tales condiciones propongo la confirmación del fallo sin más en este punto.
III. Recurso de la parte actora. Se agravia en primer término de que el a quo se haya decidido por el rechazo del
reclamo de las indemnizaciones previstas en los artículos 43 y 45 de la Ley 25.345.
En primer lugar me referiré al art. 43 de la Ley 25.345 que se agrega como art. 132 bis de la LCT. Allí se establece
que si el empleador hubiere retenido aportes del trabajador con destino a los organismos de la seguridad social, o
cuotas o contribuciones a que estuviesen obligados en virtud de normas legales o convencionales, o que resulten de
ser afiliados a asociaciones profesionales de trabajadores, etc. ... y al momento de producirse la extinción del
contrato de trabajo por cualquier causa no hubieren ingresado total o parcialmente esos importes a favor de los
organismos o entidades a los que estaban destinados, deberá partir de ese momento pagar al trabajador afectado
una sanción conminatoria mensual equivalente a la remuneración que se devengaba mensualmente al momento de
extinguirse el vínculo, importe que se devenga con igual periodicidad a la del salario hasta que el empleador
acredite de modo fehaciente haber hecho efectivo el ingreso de los fondos retenidos.
A su vez, el art. 1 del Dto. 146/01 que lo reglamenta dice que, para que sea procedente la sanción conminatoria
establecida, “el trabajador debe previamente intimar al empleador para que, dentro del término de 30 días corridos
contados a partir de la recepción de la intimación fehaciente que aquél deberá cursarle a este último ingrese los
importes adeudados, más los intereses y multas que pudieran corresponder a los respectivos organismos
recaudadores.
El trabajador tendrá derecho a percibir en concepto de sanción conminatoria mensual el equivalente a la última
remuneración mensual devengada a su favor ...”. Y bien, del informe pericial contable (fs. 259), así como de la
prueba informativa (fs. 215/216) surge con claridad que la demandada al momento de la extinción del contrato de
trabajo, tenía importante deuda pendiente por aportes de cuota sindical, seguro de vida, obra social, etc. que no ha
depositado oportunamente (según información proporcionada por UTHGRA y USUTGRA).
En consecuencia, y teniendo en cuenta que el actor ha cumplido también con el requisito de intimar que establece el
decreto precedentemente transcripto, es que resulta acreedor de un monto mensual equivalente a la última
remuneración devengada mensualmente a su favor al momento de la extinción del vínculo ($ 1.190,00), importe
que se devengará con igual periodicidad a la del salario desde ese momento (despido) hasta que el empleador
acreditare de modo fehaciente haber hecho efectivo el ingreso de los fondos retenidos.
Lo dicho es sin perjuicio de la crítica técnica y terminológica que merece la ley cuando denomina “sanción
conminatoria”, a los “salarios continuatorios” (ver Ferreiros Estela M.: “El objeto del art. 43 de la Ley 25.345 que
modificó la Ley de Contrato de Trabajo y dio lugar al art. 132 bis de la misma” – agosto 2003 – T. XVII – DLE – Nº
216 – pág. 762).
IV. Respecto del art. 45, cabe señalar que, contrariamente a lo dictaminado en el fallo, el actor ha cumplido con el
requisito que impone el art. 3 del Dto. 146/01 que reglamenta aquella norma y que otorga un plazo de treinta días
para formular el requerimiento (v. telegrama de fs. 6, de fecha 10/4/02, y fecha del despido directo fue 28/2/02,
habiendo recibido la actora el telegrama con fecha 1/3/02). A la vez, la demandada sólo presentó los certificados de
trabajo al momento de contestar la demanda.
Entiendo entonces que cabe revocar el fallo en este punto y condenar a la demandada también a pagar una
indemnización equivalente a tres veces la mejor remuneración normal y habitual, percibida por el actor en el último
año (cfr. art. 45, Ley 25.345). En el caso la mejor remuneración resultó ser de $ 1.282,21 por lo que la
indemnización asciende a $ 3.846,63 y el total del monto de condena a $ 9.751,63 más los intereses de acuerdo a
las pautas que se indican a continuación.
V. Tiene razón la demandada cuando cuestiona la tasa de interés cuya aplicación se dispuso en el fallo sobre el
monto de la condena, pues, a partir del 1/1/02 y hasta el momento del efectivo deber pago, deberá aplicarse la
tasa de interés prevista en el acta 2357, conf. resolución de Cámara Nº 8 del 30/5/02 (cfr. art. 622, CC; “Rivas
Roberto C. c/Taym SA” – sentencia 36.178 – 31/5/02; “Rocca Héctor A. c/Casa Julio S.A.” – sentencia 36.891 –
5/8/03, entre otros).
VI. Los honorarios regulados en favor de los profesionales me parecen equitativos sobre la base del mérito de los
trabajos cumplidos, por lo que propongo su confirmación (art. 38 de la Ley 18.345 y demás normas arancelarias).
VII. De tener adhesión mi voto, propicio que las costas de Alzada sean declaradas a cargo de la demandada (art.
68, C.Proc.) y se regulen honorarios a su representación letrada y a la de la actora en el veinticinco por ciento
(35%) y treinta y cinco por ciento (35%), respectivamente, de los determinados para la primera instancia (art. 14
del arancel de abogados y procuradores).
El Dr. Rodríguez Brunengo dijo:
Por compartir sus fundamentos adhiero al voto que antecede.
El Dr. Ruiz Díaz no vota (art. 125, Ley 18.345).
Por lo que resulta del precedente acuerdo,
EL TRIBUNAL
RESUELVE:
1. Modificar parcialmente el fallo apelado y elevar el monto de condena a la suma de $ 9.751,63 (nueve mil
setecientos cincuenta y un pesos con sesenta y tres centavos) más intereses que se indican en el Considerando V
del compartido primer voto.
2. Condenar a la demandada a pagar al actor el importe que se irá devengando de acuerdo a las pautas que se
indican en el Considerando III del compartido primer voto.
3. Confirmar el fallo en todo lo demás que decide.
4. Confirmar todos los honorarios regulados.
5. Costas de Alzada a cargo de la demandada.
6. Regular honorarios a la representación letrada de la demandada y de la actora en el veinticinco por ciento (35%)
y treinta y cinco por ciento (35%), respectivamente, de los determinados para la primera instancia.
Regístrese, notifíquese y devuélvase.
Estela M. Ferreiros y Néstor M. Rodríguez Brunengo
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