Hispanos. Antonio Garrigues Walker

Anuncio
HISPANOS
Antonio Garrigues Walker
Presidente de la Fundación Consejo España-EE.UU
ABC
Enero 2003
El dato es importante, muy importante: la minoría hispana o latina (13%) se ha
convertido ya en la minoría más numerosa de los EE.UU. según datos oficiales al 1 de
julio del 2001. A continuación de la hispana figuran la afroamericana o negra (12.7%) y
la asiática (3.9%). Estos datos –que ya se preveían desde hace tiempo- merecen una
urgente reflexión española. Tenemos que dedicar más atención –una atención más
seria, más sofisticada, más profunda- a una minoría de al menos treinta y siete
millones de ciudadanos (cifra que no incluye a unos cinco millones de clandestinos ni a
tres millones de portorriqueños) que desde hace varios años viene cumpliendo un
papel cada vez más visible e importante en la vida norteamericana y que podría llegar
a cumplir un papel decisivo en un futuro cercano. Hasta ahora hemos hecho en este
sentido muy poco, y a veces incluso muy mal, y reconocerlo así sería un primer paso
en la buena dirección.
La Fundación Consejo España-EE.UU. –que tiene entre sus fines fundacionales el de
“fomentar la relación con la comunidad norteamericana de origen hispano”- ha
convocado una primera reunión con quince líderes hispanos altamente cualificados del
mundo académico e intelectual, para los días 7 y 8 del próximo mes de febrero. Esta
reunión debe servir y va a servir para conocer a fondo la realidad del mundo hispano.
Están previstas tres sesiones en las que se analizará: el peso y la influencia de ese
mundo en todos sus aspectos; la relación –desde esa perspectiva- entre los Estados
Unidos, Iberoamérica y España; y por fin las posibles relaciones y las dificultades y
oportunidades que presentan tales relaciones, entre España y la comunidad hispana.
Todo ello permitirá ir definiendo y madurando una estrategia española en un tema
mucho más complejo y sensible de lo que podría parecer a primera vista.
El mundo hispano –este es el primer dato básico a tener en cuenta- está constituido
exclusivamente por la emigración centroamericana, sudamericana y mexicana. No hay
ningún componente específicamente español en una comunidad en la que la
emigración mexicana representa el 62% del total, seguida a gran distancia de la
420297104.doc
-2-
proveniente de Cuba, El Salvador, República Dominicana, Colombia y Guatemala y en
menor medida del resto de los países iberoamericanos.
La emigración española a los EE.UU. ha sido prácticamente simbólica. Nuestro país
no participó en la gran marea migratoria europea que tuvo lugar en los siglos XIX y XX,
en la que algunos países perdieron hasta el 50% de su población activa. Como
consecuencia de ello, Inglaterra, Italia, Alemania, Polonia, Francia y en general la
práctica totalidad de los países europeos, tienen en Estados Unidos una presencia de
ciudadanos norteamericanos que -a pesar del “melting pot”, ese admirable proceso de
asimilación en un solo espíritu nacional-, recuerdan permanentemente su origen y su
cultura e intervienen activamente en las relaciones con su país y en algunos casos
acaban funcionando, en la práctica política, como un auténtico “lobby”. España, como
se ha dicho, no cuenta con esa presencia, con esa representación y es ese otro dato
decisivo que habrá que valorar en estas reflexiones.
Partiendo de estas bases, la convocatoria de la reunión del mes de febrero se ha
inspirado en las siguientes ideas centrales:

La Comunidad Hispana en los EE.UU. está integrada por ciudadanos de origen
hispano que son, ante todo, ciudadanos norteamericanos. Ese es su país, con su
bandera, sus costumbres, sus tradiciones, su cultura y su gobierno. No se trata de
olvidar esta realidad y aún menos de intentar influir políticamente sobre ella. El
esfuerzo sería tan peligroso como estéril.

Lo anterior no obliga ciertamente a que España permanezca alejada o
indiferente ante esa realidad. Tenemos el derecho y la obligación de sentirnos
próximos a la comunidad hispana y a interesarnos por su desarrollo, al igual que nos
sucede con América Latina. España tiene que admirar y gozar con el ascenso político,
económico y cultural de una comunidad que ha logrado, entre otras muchas cosas, un
desarrollo espectacular de nuestra lengua hasta el punto de que pueda afirmarse –
como hizo el Presidente Bush- que su país es “ahora una de las mayores naciones
hispano-hablantes del mundo”.

Los españoles tenemos la obligación concreta de conocer y definir qué papel
podemos jugar en esa nueva dinámica social que puede cambiar la propia imagen de
-3-
los Estados Unidos como ninguna otra oleada migratoria, incluida la europea.
Sabemos, por de pronto, que tenemos mucho que aprender a través de un diálogo
sincero y honesto y estamos dispuestos a aprender, desde la humildad y, en ningún
caso, desde la prepotencia. No se trata de intentar convertir sin más a la comunidad
hispana en un lobby político, ni de manipularla en ninguna otra forma.

Vamos a concretar nuestro esfuerzo en investigar si España “existe” en la
comunidad hispana, lo cual no debe asumirse como seguro y, en caso afirmativo,
habrá que conocer como existe, como se la percibe e incluso como se la valora o se la
juzga. En ese proceso tendremos que hablar, entre otros temas, de si hay una sola o
varias comunidades hispanas y de las distintas identidades y sensibilidades; de la
relación de sus integrantes con sus países de origen; del papel de la lengua española
y de sus oportunidades de desarrollo y el peligro de una lenta desaparición con el paso
de las generaciones; de la conexión de la comunidad hispana con el “Spanish cultural
heritage”, es decir, con la herencia cultural española directa en los Estados Unidos,
especialmente en el sur y en el oeste; de la posibilidad de intensificar la relación entre
los dos mundos culturales y económicos; de la significación especial de los distintos
países teniendo en cuenta su peso numérico y su dinamismo cultural en la comunidad
hispana; y finalmente, sobre nuestra propia voluntad y nuestra capacidad de
establecer una estrategia seria y eficaz, sin simplificaciones ni improvisaciones.
Esta reunión va a ser una especie de reunión básica, de reunión cero, en la que
vamos a dialogar sobre los temas citados, con representantes destacados de la
comunidad hispana y en la que también vamos a asistir al diálogo que mantendrán
ellos mismos sobre sus propios puntos de vista que no es previsible que sean
idénticos y sí más bien diferentes y aún contradictorios. Va a ser –eso es seguro- una
reunión intelectualmente rica que va a permitir organizar en los próximos meses
sucesivas reuniones de estructura similar con representantes hispanos en el mundo
empresarial, financiero, político, cultural y artístico que aportarán sus mensajes desde
otras perspectivas y dimensiones. El esfuerzo va a merecer la pena y la Fundación
Consejo España-EE.UU. se compromete a afrontarlo con la ayuda de todas aquellas
personas e instituciones que coincidan en la urgencia y la importancia de mejorar la
relación de España con ese mundo hispánico, lo cual ayudará asimismo a profundizar
en nuestra buena relación con los Estados Unidos.
Descargar