Sobre la tendencia hacia el carácter asistencial de la protección de la viudedad MANUEL ALONSO OLEA* 1. INTRODUCC1ÓN H razón de nivel (de las pensiones) contributivas o de derecho estricto»1. ablando de forma muy general, el sistema asistencial de las pensiones se estableció en España (por la Ley 26/1990, de 20 de diciembre) a través de las denominadas pensiones «no contributivas» que hoy vienen a ser el «suelo» de las pensiones –y de otras prestaciones en las que aquí no se va a entrar, el «nivel asistencial» de las de paro forzoso en especial– conformando una Seguridad Social asistencial como primer nivel de protección para aquéllos «a quienes no alcanza por una u otra También hablando en términos muy generales, las pensiones no contributivas están establecidas para los riesgos de vejez y de invalidez; no para el de muerte y supervivencia2 en su versión esencial de pensión de viuedad, especialmente a favor de las viudas (que son con enorme diferencia el cónyuge viudo perceptor de la pensión [el 92% de las pensiones]) frente al viudo (perceptor de apenas el 8% de las pensiones de viudedad). El cuadro que sigue, refleja lo que se acaba de decir: * Catedrático Emérito de la Universidad Complutense. Académico de número de las Reales Academias de Ciencias Morales y Políticas y de Jurisprudencia y Legislación. Ver al respecto M. ALONSO OLEA y J. L. TORTUERO P LAZA , Instituciones de Seguridad Social, 18.ª ed., Madrid 2002, Capítulo Primero, apartado II.A.c).d) y apartado II.C.a). 2 ALONSO OLEA Y TORTUERO PLAZA, Ioc. cit., Capítulo Noveno, apartado II.D y Capítulo Undécimo, apartado III.B. y nota 42.c). 1 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 39 13 ESTUDIOS (Se han tomado, además del número total de pensionistas, viudas y viudos, los parciales correspondientes a los colectivos más importantes; la diferencia entre la suma de éstos y la suma total corresponde a otros regímenes de menor importancia numérica, a saber: Mar, Minería del Carbón, Servicio del Hogar, así como a los procedentes de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Datos de los Informes Estadísticos 1998, 1999 y 2000 del Instituto Nacional de la Seguridad Social. La consulta de estos informes es de extremado interés en otros muchos aspectos). 2. LAS MODIFICACIONES NORMATIVAS Las modificaciones normativas recientes de las pensiones de viudedad proceden de: – Ley de Acompañamiento a los Presupuestos Generales del Estado del 2002 (Ley 24/2001, de 27 de diciembre, de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social [en adelante LPac], artículo 34.siete). – Real Decreto 1465/2001, de 27 de diciembre (de Modificación parcial del régimen jurídico de las prestaciones de muerte y supervivencia; en adelante DPMyS; repárese que este Real Decreto es de la misma fecha [y ha sido publicado en el mismo Boletín Oficial del Estado] que la LPac). Lo que se trata de indagar en este estudio es en qué forma y medida estas modificaciones normativas han llevado la asistencialidad a las pensiones de viudedad. Déjese dicho a priori que la indagación demostrará que efectivamente la versión asistencial de estas pensiones ha ocurrido; y que ha tenido lugar en dos vertientes, a saber: – En la posibilidad de que el cónyuge viudo contraiga, en determinadas circunstan- 14 cias, un segundo matrimonio sin que su pensión se extinga por ello. – En el añadido de un complemento asistencial a la pensión ordinaria de viudedad. 3. LA MODIFICACIÓN DEL ARTÍCULO 174, NÚMERO 3, DE LA LEY DE SEGURIDAD SOCIAL A la traída a colación por los textos nuevo y viejo de LSS art. 174.3 del artículo 101 del Código Civil –compleja cuestión esta que tengo analizada en otro lugar3– el texto nuevo, en esto consiste su modificación por la LPac, añade el inciso «... sin perjuicio de lo que reglamentariamente se establezca en el supuesto de que se contraiga nuevo matrimonio». (Repárese que el artículo 174 es el que la Ley de Seguridad Social dedica a la Pensión de viudedad; su número 1 comienza, «tendrán derecho a la pensión de viudedad, con carácter vitalicio... el cónyuge superviviente...» etc.). Lo que reglamentariamente se establezca, se estableció en efecto el mismo día y el mismo B.O.E., como se dijo. El DPMyS por su propia denominación –«... modificación parcial del régimen jurídico de las prestaciones de muerte y supervivencia»– desde luego por su contenido como se verá enseguida, y por el tenor de su preámbulo («el presente Real Decreto desarrolla las previsiones legales citadas», esto es, el modificado por la LPac «... art. 174.3 de la Ley de Seguridad Social... en lo que se refiere a la pensión de viudedad»4, el 3 En los Anales de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación núm. 32, páginas 313-330, se recoge la disertación del autor del día 30-4-2002, en el Pleno de Académicos de Número, sobre La regulación actual de las pensiones de viudedad. 4 Regula también el DPMyS, en nuevo desarrollo de la LSS la Pensión de orfandad (artículo 175) y Prestaciones en favor de familiares [otros que el cónyuge viudo y los huérfanos] (artículo 176). Su estudio lo dejamos para mejor ocasión. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 39 MANUEL ALONSO OLEA DMPyS es, digo, la norma reglamentaria pedida por la LPac. Visto lo escueto de la norma reglamentada (LPac) y su remisión a la norma reglamentaria (DPMyS) a esta hay que acudir para estudiar la «tendencia hacia el carácter asistencial» de las pensiones de viudedad, que es lo que aquí nos ocupa. 4. EL DESARROLLO REGLAMENTARIO Camina el reglamento por dos vías, a saber: – La nueva regulación del segundo matrimonio del cónyuge causahabiente pensionista, determinando cuando puede celebrarse sin privación de su pensión de viudedad, de la que ha sido causante el fallecido cónyuge de su primer matrimonio. – La nueva regulación de la cuantía de la pensión de viudedad, diversificándola en atención a los «ingresos... de cualquier naturaleza» del pensionista. Ambas nuevas regulaciones tienen el evidente componente asistencial en cuyo análisis se entra. A. El segundo matrimonio del cónyuge viudo pensionista Con la seca fórmula tradicional, conforme al artículo 2.º, número 1 del DPMyS «la pensión de viudedad se extinguirá (aparte de por fallecimiento y por declaración en sentencia firme de culpabilidad en la muerte del causante) por contraer nuevo matrimonio» el pensionista5. 5 La «fórmula tradicional» procede del artículo 11 de la OM de 13 de febrero de 1967, Orden que contienen las normas de aplicación y desarrollo de las prestaciones de muerte y supervivencia del Régimen general. Como modificación del propio precepto aparecen asimismo las «modalizaciones» que a continuación se exponen en el texto. Pero esta fórmula queda ahora modalizada por el propio artículo y número: «no obstante, podrán mantener el percibo de las pensiones de viudedad, aunque contraigan nuevo matrimonio, los pensionistas de viudedad en quienes concurran los siguientes requisitos» (son mías las cursivas): a) Ser mayor de 61 años; o menor si son incapacitados permanentes absolutos o grandes inválidos, o minusválidos en grado igual o superior al 65 por 100. b) Ser la pensión de viudedad la principal o única fuente de ingresos del pensionista, ocurriendo tal cuando aquella (con el «complemento de mínimos» en su caso) sea como mínimo el 75 por 100 de éstos. c) Ser los ingresos del nuevo matrimonio por todos los conceptos, incluida la pensión –«o pensiones» se nos precisa; los nuevos casados pueden ser ambos viudos pensionados– inferiores al doble del salario mínimo interprofesional vigente en cada momento. Si el DPMyS se hubiera limitado a autorizar la continuación del derecho al percibo de la pensión de viudedad al pensionista mayor de 61 años (como podía haberlo hecho sin que temblaran las esferas; en especial en favor de la viuda, aunque aquí toparíamos con las pintorescas decisiones del Tribunal Constitucional de la serie del «viudo discriminado»6), en 6 Me refiero a las sentencias del Tribunal Constitucional que comenzaron con las tempranas 103 y 104, de 22 y 23 de noviembre de 1983, y que fueron seguidas, entre bastantes más, por las de 24/1984, de 23 de marzo, y 10/1985, de 20 de enero. Comentamos estas sentencias en M. ALONSO OLEA y A. MONTOYA MELGAR, Jurisprudencia Constitucional sobre Trabajo y Seguridad Social (tomo I, refs. 77 y 78, tomo II, ref. 105, tomo III, ref. 134). Como es sabido, fue esta serie del «viudo discriminado» la que motivó la redacción actual de LSS (RD Leg. 1/1994, de 20 de junio) art. 174.1, acomodando en esto a la jurisprudencia constitucional la parcialmente derogada LSS anterior (RD. 2045/1974, de 20 de mayo). Lege ferenda la motivación del precepto no se opone a mantener sin condicionamientos la pensión de la viuda de más de 61 años, y más si se tiene en cuenta que la viudedad es causa importante de la feminización de la pobreza; se hubiera tratado de una «acción» correctora de la injusticia de tratar igual a los desiguales. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 39 15 ESTUDIOS sus preceptos al respecto no hubiera habido «asistencialidad» alguna, sino una mejora, como tantas otras ha habido, y tantos terrenos, de las prestaciones de derecho estricto. Pero la edad, aunque condición necesaria, no es condición suficiente; con ella han de concurrir –«... los pensionistas de viudedad en quienes concurran...»– los requisitos de pobreza o de insuficiencia de medios de subsistencia, medido por el doble baremo de la cuantía de la pensión comparada con el «total de ingresos del pensionista», y el total de ingresos del nuevo matrimonio comparado con el doble del salario mínimo interprofesional. No es preciso insistir sobre el carácter asistencial de la pensión prorrogada 7 , en cuanto sujeta a lo que no es sino una prueba de necesidad por más que los baremos de la necesidad a probar estén normativamente determinados8. B. La cuantía de la pensión de viudedad El artículo 1.º del DPMyS9, modifica la cuantía de la pensión de viudedad, por un lado en general aumentándola, y por otro en especial aumentándola mediante lo que des- Con precisión notable el DPMyS hace decir al nuevo art. 11 de la O.M. de 13 de febrero de 1967, que «la nueva pensión de viudedad que pudiera generarse como consecuencia del fallecimiento del nuevo cónyuge, será incompatible con la pensión o pensiones de viudedad que se venían percibiendo, debiendo el interesado optar por una de ellas». 8 Repárese que toda la regulación que se ha expuesto en este apartado se refiere al nuevo matrimonio del cónyuge viudo: en nada afecta a la pensión de viudedad de este su convivencia more uxorio. A ellos me referí con relativa extensión en el trabajo citado supra. nota 3, al que remito. 9 Técnicamente, modificando el artículo 31 del Reglamento general de prestaciones del Régimen general (aprobado por Decreto 3158/1966, de 23 de diciembre). 7 16 de ya denominaremos como lo que es, un «complemento asistencial». Respecto de lo primero, el precepto es tan escueto como ínfima es la cuantía del aumento; «El porcentaje a aplicar a la correspondiente base reguladora para la determinación de la cuantía de la pensión de viudedad será el 46 por 100». Siendo el 45 por 100 el porcentaje actual, su aumento es exactamente del 1 por 100. La sustancia de la reforma tiene que estar, y efectivamente está, en el complemento asistencial que aumenta en un 24 por 100 el importe de la pensión de viudedad, cuando en esta y en su perceptor se den las condiciones que se examinarán brevemente. (No es este el caso de reproducir textos legales, sino de remitir a estos, cuya consulta debe acompañar a la lectura de la exposición, en especial cuando el texto legal es largo y dispendioso; es privilegio envidiado del civilista la reproducción textual del precepto que estudia al gozar de una norma, el Código Civil, de preceptos breves, escuetos y bien escritos; nos podríamos aproximar a ellos los laboralistas en el estudio del Estatuto de los Trabajadores, por lo menos de aquellos de sus artículos que hasta ahora se han librado de la incontinencia, reglamentística, aunque formalmente legal, en las modificaciones sucesivas de su redacción, lo que no es el caso de sus sufrientes artículos 12 y 15) que aumenta, decía, en un 24 por 100 si se dan determinadas condiciones, en vista de las cuales «el porcentaje [de la base reguladora en que la pensión de viudedad consistirá] será del 70 por 100» (70 menos 45, 24, salvo error). Examinemos de una vez, con la brevedad dicha, estas condiciones: 1.ª «Que la pensión de viudedad constituya la principal o única fuente de ingresos del pensionista»; lo que es el caso, «cuando el importe anual de la misma represente como mínimo el 50 por 100 de ingresos. La inteli- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 39 MANUEL ALONSO OLEA gencia del precepto es que si la pensión es la mitad o más de los ingresos del pensionista, este vive básicamente de su pensión y ello hace de él un menesteroso. 2.ª Que los ingresos totales del pensionista, «... cualesquiera bienes y derechos, derivados tanto del trabajo como del capital, así como los de naturaleza prestacional» (¿?)10, no superen –aquí la brevedad no nos ha sido del todo posible– «la cuantía resultante de sumar al límite que, en cada ejercicio económico, esté previsto para reconocimiento de los complementos por mínimos de las pensiones contributivas, el importe anual que en cada ejercicio corresponda a la pensión mínima de viudedad en función de la edad del pensionista»11. 3.ª Que «el pensionista tenga cargas familiares», entendiéndose por tales los hijos menores de 26 años o mayores incapacitados, o menores acogidos, conviventes, siempre que los ingresos del conjunto de esta «unidad familiar» dividido por el número de sus miembros, incluido el pensionista no supere el 75 por 100 del salario mínimo inteprofesional12. Repárese en el parecido, ya que no en la identidad de estos requisitos con los exigidos para mantener al cónyuge viudo en el disfrute de pensión no obstante su ulterior matrimonio, señaladamente la exigencia de que la pensión sea la principal o única fuente de ingresos del pensionista y que los ingresos –del nuevo matrimonio en un caso; de la «unidad familiar» en el otro– no excedan de límites determinados y precisos. Las condiciones para el complemento asistencial de la pensión que tan bien dibujan su carácter, se exigen con especial contundencia: «los requisitos de falta de ingresos, cargas familiares y que la pensión de viudedad constituye la principal fuente de ingresos... deberán concurrir durante todo el período de percepción de la pensión», estando obligado el pensionista a notificar, en plazo de treinta días, cuantas variaciones, que afecten a su situación familiar o económica, «puedan suponer el nacimiento o la extinción» del complemento asistencial. 5. LA TENDENCIA ACTUAL HACIA LA ASISTENCIALIDAD Con seguridad resultaría pesado ya seguir insistiendo sobre el carácter asistencial de las dos instituciones que han quedado examinadas y su finalidad consiguiente de garantizar un ingreso de subsistencia a los comprendidos en ellas; aún a riesgo de pesadez y con ruego de disculpa, se puede añadir la referencia que ambas hacen al salario mínimo interprofesional, suelo de la retribución del trabajador a tiempo completo, legal o convencional, para fijar el tope máximo de sus respectivas prestaciones asistenciales: el doble del s.m.i., los ingresos totales del nuevo matrimonio; el 75 por 100 del mismo s.m.i. los ingresos totales de la unidad familiar divididos por el número de sus componentes. De la reflexión doctrinal sobre la asistencialidad existen muestras acreditadas recientes en nuestro país13; y muy generales fuera El capítulo III de Mª DE LOS REYES MARTÍNEZ BARRORelaciones entre Empleo y Seguridad Social, La Coruña, 2002, páginas 45 a 66, está dedicado al «Aumento de la asistencialidad», F. GARCÍA NÚÑEZ-SERRANO en «Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales», ser. «Seguridad Social», núm. 34, 2002, págs. 129-169, se plantea formalmente la pregunta, Los complementos autonómicos, ¿Seguridad Social o Asistencia Social? J. A. MALDONADO MOLINA, Génesis y evolución de la protección social por vejez en España, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, 2002, se refiere insistentemente al tema (en especial págs. 21-22, 127-128 y 204-212). 13 Debe tratarse de prestaciones de Seguridad Social, dado que en otro inciso se nos dice cuando se deben excluir los ingresos «dejados de percibir... como consecuencia de la fecha del hecho causante de las prestaciones» cualesquiera de estas entrarían aquí; así pensiones de vejez o invalidez o subsidios de i.t. o paro. 11 Para ambos sumandos ALONSO OLEA - TORTUERO PLAZA, Instituciones de Seguridad Social, cit. 12 «Excluida la parte proporcional de dos pagas extraordinarias», precisa el precepto. 10 SO, REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 39 17 ESTUDIOS de él. En cuanto a estas últimas, en una de esas combinaciones sabrosas de análisis de hechos, valoración de los mismos y de su significado, y proyecciones hacia el futuro, que son los Informes de la Organización Internacional del Trabajo, reciente también (Informe sobre el Trabajo en el Mundo, 2000. La seguridad de los ingresos y la protección social en un mundo en plena transformación) se dedica su capítulo 9.º a «La asistencia social», y su capítulo 11.ª incluye un apartado precisamente sobre «Una mayor utilización de la asistencia social». Y esto, por supuesto, referido a todas las prestaciones sociales, no sólo a las de viudedad. * * * Anexo. SOBRE LA PENSIÓN ÚNICA DE VIUDEDAD DISTRIBUIDA ENTRE DOS CÓNYUGES VIUDOS La hipótesis de todo lo que precede es la existencia de un cónyuge viudo, respecto del que se debate si puede contraer nuevo matrimonio sin pérdida de su pensión y si ésta puede ser aumentada mediante un complemento asistencial. La hipótesis ahora va a ser otra, no tan infrecuente como quizá pudiera creerse, a saber: El cónyuge (futuro causante de la pensión de viudedad) en vida se divorcia y se vuelve a casar, con lo que es perfectamente posible que a su muerte deje no una sino dos viudas, causahabientes ambas de pensión de viudedad; causahabientes de una sóla pensión de viudedad, dado que una misma persona causante no puede causar dos. La cuestión es entonces como se reparte la pensión única entre las dos viudas. La regla general es que la segunda viuda es la titular de la pensión, deduciendo de esta con destino a la del primer matrimonio una parte proporcional al tiempo de su convivencia matrimonial con el causante14. Esto respecto de la pensión de derecho estricto (distribución pues hoy del 46 por 100). La cuestión es ahora si y como se distribuye entre las dos viudas el 24 por 100 adicional del complemento asistencial, habida cuenta de que la concesión de este depende de la situación de necesidad o insuficiencia de medios de vida de la perceptora. (Se reparará que en lo que se deja dicho –y se llama la atención para lo que sigue– se supone que el causante es varón y las causahabientes mujeres, viudas que no viudos, lo que con seguridad se corresponde con los datos sobre pensionistas con los que se comenzó. Pero es claro que el supuesto puede ser, y aún admitir que en algún caso será el contrario. Lo que se está diciendo vale para ambos supuestos). Imaginamos que la solución no puede ser otra sino esta: – Si ambas viudas son menesterosas en sentido legal, el complemento asistencial debe repartirse entre ambas de la misma forma en que lo hubiera sido o debiera serlo la pensión de derecho estricto. – Si ninguna de las dos viudas es menesterosa en sentido legal, no hay complemento asistencial para ninguna. – Si una de las viudas es menesterosa en sentido legal y la otra no lo es, el complemento asistencial ha de asignarse a la que lo sea. 14 La jurisprudencia sobre esta cuestión y sus numerosas derivaciones es muy abundante especialmente, es claro, desde la modificación del Código Civil por la Ley de Divorcio (230/1981, de 7 de julio); concentrada sobre la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, su evolución y sus posiciones actuales, y comentándola, ocupa las páginas 136 a 140, de la 18ª ed., Madrid, 2002, de las Instituciones citadas de ALONSO OLEA-TORTUERO PLAZA. 18 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 39 MANUEL ALONSO OLEA RESUMEN Partiendo de la existencia simultánea en nuestro Sistema público de Seguridad Social de prestaciones contributivas y prestaciones no contributivas (asistenciales) referidas a una misma situación (vejez, invalidez, protección a la familia y desempleo), se expone una insinuada evolución de la pensión de viudedad desde el campo de lo absolutamente contributivo (exigencia de alta o situación asimilada, carencia prolongada y carencia específica, y cuantificación sobre base reguladora dependiente de las de cotización) al ámbito de las prestaciones asistenciales. Este tránsito, únicamente iniciado, se detecta mediante el examen de las modificaciones introducidas por la Ley núm. 24/2001, de 27 de diciembre, y por el Real Decreto núm. 1465/2001, en la ordenación de la viudedad. La del art. 174.3 de la Ley General de la Seguridad Social, es atinente al ordenamiento en sí mismo, pues viene a deslegalizar la regulación de la propia prestación periódica, en el supuesto de que su titular contraiga nuevo matrimonio. Y debe tenerse en cuenta la remisión y asunción del art. 101 del Código Civil. El Real Decreto de desarrollo presenta dos reveladoras medidas: La relación de la cuantía de la pensión de viudedad, con «los ingresos... de cualquier naturaleza del pensionista», lo que puede privar de protección, pese a haber contribuido. Y el mantenimiento de la protección, si se comprueba una situación de necesidad, aunque para el causahabiente pase a segundas nupcias; es decir, cuando se desligue de toda la vinculación contributiva derivada de su relación con el causante, lo que determinaría, sin remedio, pasar a percibir una prestación asistencial. La del R.D. 1465/2001 prevé y regula la concesión de un «complemento asistencial» para mejorar la pensión de viudedad de los pensionistas de rentas bajas. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 39 19