La dimensión identitaria en las categorías de identidad

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LA DIMENSIÓN IDENTITARIA EN LAS CATEGORIAS DE IDENTIDAD SOCIAL
URBANA
Arq. Anibal Augusto Mallqui Shicshe
“Ignoro de que sustancia extraordinaria está confeccionada la identidad, pero es un tejido
discontinuo que zurcimos a fuerza de voluntad y memoria”
Rosa Montero (1997)
Introducción.Los procesos que configuran y determinan la identidad social de los individuos y grupos,
parten entre otros elementos, del entorno físico donde éstos se ubican y que éste
constituye un marco de referencia categorial “barrio”, ”zona”, ”ciudad” para la
determinación de la identidad social.
En el ámbito disciplinar la Psicología Social ha estudiado ampliamente la identidad social,
y el papel de los entornos físicos en la génesis, desarrollo o mantenimiento de la
identidad social, ¿cómo determinadas áreas geográficas determinan la identidad urbana
“urban identity” de sus habitantes?. Lalli, (1998 en prensa), ¿cuál es el papel que juegan
los significados espaciales en los procesos de la identificación social?. Skotols, (1981);
Skotols y Shumaker (1981), y la orientación temporal de los grupos y la relación simbólica
“espacios simbólicos” con el espacio. Stokols y Jacobi (1984) entre otros.
La identidad social urbana implica la consideración de que los entornos urbanos pueden
ser entendidos también como categorizaciones del “Self” Mead (1934) en un determinado
nivel de abstracción grupal. Y que el sentido de pertenencia a determinadas categorías
sociales incluye también el sentido de pertenencia a determinados entornos urbanos
significativos para el grupo.
1. Las Categorías de la identidad urbana
En el desarrollo del concepto de “place-identity”. Proshansky, Fabian y Kaminoff (1983)
señala que la identidad de lugar es considerada como una sub estructura de la identidad
del “Self” y consiste en un conjunto de cogniciones referentes a lugares o espacios donde
la persona desarrolla su vida cotidiana y en función de los cuales el individuo puede
establecer vínculos emocionales y de pertenencia a determinados entornos.
El desarrollo del concepto del “Self” o Teoría de la identidad social de grupo. Turner
(1987) se concreta en el paso de una identidad social individual a una grupal o colectiva.
Destacando tres aspectos importantes:
a) El mecanismo de comparación social en relación con la categorización del “Self”,
que considera al grupo social como aquel conjunto de individuos que se perciben a
sí mismos como miembros de una determinada categoría social y que, por lo
tanto, son capaces de diferenciarse de otros individuos en base a las dimensiones
asociadas a esta categorización.
b) El principio de metacontraste, que se trata de un mecanismo cognitivo por el cual
determinados elementos, aunque sean diferentes entre sí, tienden a agruparse en
una única, distinguiendo tres niveles básicos: un nivel supraordenado que hace
referencia a la identificación con la categoría “humano”, en relación con las otras
formas de vida, un nivel intermedio de categorizaciones endogrupo-exogrupo
basado en la percepción de semejanzas y diferencias que haría referencia a la
identificación “social”, y un tercer nivel subordinado de categorizaciones
personales que se refiere a la identificación de cada individuo como ser especifico
y diferenciado del resto de individuos.
c) Los principios de “saliencia”, haciendo referencia a la capacidad de una
organización del “Self” para resultar relevante en relación al sentido de pertenencia
a un grupo, incrementando la influencia de la propia pertenencia al grupo, y la
“prototipicalidad” referida al grado en que un determinado estimulo o elemento de
una categoría –se refiere como paradigmático o representativo de la categoría de
un conjunto.
A decir de Turner (1987), las principales características que definen a la identidad social
urbana asociada a un determinado entorno urbano son:
a) El sentido de pertenencia como categorización social.- Aquella que hemos definido
como identidad social urbana
b) Niveles de abstracción categorial.- Aquella en la que un conjunto de individuos se
definen, en base a unas determinadas dimensiones, como pertenecientes a una
determinada categoría urbana.
c) Categorías Sociales urbanas y su proceso de construcción.- Aquellas que son
susceptibles de generar identidad social urbana y se definen por su nivel de
abstracción: barrio, zona y ciudad
d) Dimensiones categoriales y su interrelación.- Aquellas que pueden ser
consideradas relevantes para la configuración de la identidad social urbana y se
definen en relación con los siguientes criterios:
Dimensión territorial, Dimensión psicosocial, Dimensión temporal, Dimensión
conductual, Dimensión Social, Dimensión ideológica.
e) Concepción dinámica de los proceso de categorización.- El énfasis puesto en la
construcción social de los significados relevantes para las categorizaciones a
través de la interacción simbólica hace que, constantemente, se estén
reconstruyendo estos significados y, por lo tanto la identidad social urbana sea no
tan solo un proceso en constante evolución.
f) Jerarquización categorial.- Contempla la existencia de sistemas de categorización
urbana paralelos (barrio donde se vive/barrio donde se trabaja, ciudad de
origen/ciudad donde se vive actualmente, los cuales, en un sentido similar al
planteamiento de Proshansky y otros (1983) contribuyen a definir conjuntamente la
identidad social urbana.
g) Elementos simbólicos.- En primer lugar los “topónimos” asociados a determinados
elementos del entorno urbano Hunter (1987); Bonnes y Secchiaroli (1992), y los
espacios simbólicos urbanos, capaces de simbolizar las dimensiones más
relevantes de la identidad social de grupo. En general constituido por
determinados elementos arquitectónicos o urbanísticos propios y caracterizados
de este entorno. Valera (1993).
Podemos considerar que las categorías espaciales son uno de los diversos tipos de
categorías sociales que los individuos utilizan para definir su identidad social. Su
característica distintiva, sin embargo, es que el referente directo de la categorización es el
propio espacio urbano
El espacio urbano, representa a nivel simbólico un conjunto de características que definen
a sus habitantes como pertenecientes a una determinada categoría urbana en un
determinado nivel de abstracción, y que los diferencian del resto de personas en base a
los contenidos o dimensiones relevantes de esta categoría en el mismo nivel de
abstracción. Así pues desde este el punto de vista, los entornos urbanos pueden también
ser analizados como categorías sociales.
Las categorizaciones que una persona puede hacer en relación a su pertenencia del
espacio comprenderían básicamente tres niveles de consideración: “el espacio mío”, “el
espacio nuestro” y “el espacio de todos” de manera análoga a los niveles de abstracción
categorial propuestos por Turner (1987).
Este planteamiento implica hacer referencia a dos elementos teóricos propios de la
psicología ambiental, el concepto de espacio personal y los procesos de apropiación
espacial.
Para el primero Moles (1977) señala que la relación entre la persona y el espacio pasa
por la consideración de una serie de capas concéntricas que representan los diferentes
niveles de apropiación espacial. De esta manera partiendo desde la indumentaria como
capa más cercana al individuo, relaciona sucesivamente el gesto inmediato, la vivienda, el
barrio, la ciudad, la región, la nación y el mundo en el sentido más amplio.
Por otro lado, si consideramos que una de las categorizaciones que configura la identidad
social de un individuo o de un grupo es la que se deriva del sentido de pertenencia a un
entorno, parece correcto pensar que los mecanismos de apropiación del espacio. Korosec
(1976) aparecen como fundamentales para este proceso de identificación. Sea a través
de la acción-transformación o bien de la identificación simbólica. Jorgensen (1992).
El mecanismo de apropiación facilita el dialogo entre los individuos y su entorno en una
relación dinámica de interacción, ya que se fundamenta en un doble proceso: el individuo
se apropia del espacio transformándolo física o simbólicamente y, al mismo tiempo,
incorpora a su “Self” determinadas cogniciones, efectos, sentimientos o actitudes
relacionadas con el espacio que resultan parte fundamental de su propia definición como
individuo, de su identidad del “Self” Proshansky (1976)
Fisher (1990) distingue tres niveles de apropiación: colectiva, de grupos reducidos
(vecindario, barrio) o individual (en el caso del espacio personal).
De esta manera, la categorización social basada en el sentido de pertenencia a
determinados entornos urbanos se situaría, recogiendo las ideas de Turner (1987), en el
nivel de abstracción intermedio de categorizaciones endogrupo/exogrupo, aunque de éste
podemos distinguir otros subniveles organizados jerárquicamente a través de relaciones
de inclusión. En nuestro caso, pueden ser considerados dos niveles formales: aquel que
corresponde a la categoría “barrio” y el que corresponde a la categoría “ciudad”, pasando
progresivamente hacia niveles de inclusión de clase más elevados.
Por debajo de la categoría “barrio” nos situaríamos en un nivel de identificación espacial
más “personal” representado por la categoría “casa”, mientras que por encima de la
categoría “ciudad” encontraríamos sola la de “área metropolitana” ya que a partir de ahí
las categorías más inclusivas pierden la dimensión urbana (distrito, región, país, etc.) y,
aunque igualmente importantes quedan fuera de nuestro ámbito de análisis
En un nivel de abstracción intermedio a los dos planteados anteriormente encontramos
otros tipos de categorías urbanas, mas inespecíficas, que pueden responder a criterios de
localización geográfica (por ejemplo “centro”), de funcionalidad (por ejemplo “área
residencial” o por criterios socio/económicos o de estatus social (por ejemplo “zona alta”,
“suburbio”, etc.) En líneas generales, englobaremos al conjunto de estas categorías
intermedias bajo la denominación de “zona”.
2.
Acepciones sobre Cultura Local
A decir de Abruzzese (2011) la cultura local es aquella que está compuesta por un
sistema de significados que se expresan en las prácticas sociales y por la dimensión
identitaria, la misma que se destaca como fundamental en los procesos de desarrollo local
porque incorpora la posibilidad de las personas de reconocerse en su propia historia, en la
pertenencia a una comunidad determinada y construir un sistema de valores interiorizados
por todos los miembros.
Asimismo entiende por identidad a la conjunción interactiva de experiencias de orden
intrapsíquicas, espaciales y temporales grupales, fortaleciendo la individuación
(reconocerse como ser único), la mismidad (reconocerse como esa misma persona a lo
largo de su historia) y proyección futura (la posibilidad de diseñar un proyecto de futuro
con capacidad de espera). Interrelacionada unas a otras que intentan responder a las
preguntas siguientes: ¿cómo soy?, ¿qué quiero?, ¿cómo quién quiero ser?, y ¿cómo
quién no?.
Al revisar estudios referentes, encontramos que también implica la existencia de
actitudes fuertemente conservadoras en las personas, organizaciones y sociedad, que se
oponen a la transformación de hábitos, tradiciones, modos de acción, entre otros como
representaciones de una cultura que es necesitaría de movimientos para lograr ciertos
cambios. Pudiendo entre otras acciones interventoras, tener en consideración lo siguiente:
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La percepción de la propia historia colectiva
La percepción de la continuidad en el tiempo
Poder producir interrogantes desde el presente y la memoria, con relación al futuro
¿quiénes somos ?, ¿ de quién nos diferenciamos ?(hacia el interior y exterior)
¿qué queremos ?, entre otras
El deseo de seguir viviendo en ese territorio
Los niveles de auto referenciación e identificación con el territorio
Las actitudes posibilitadoras y obstaculizadoras para una transformación y el
cambio, tanto a nivel personal como organizacional, en los hábitos de vida, las
formas productivas, las opiniones y los valores
Poder identificar como fue este proceso de construcción de la identidad local, y tratar de
significar colectivamente el momento del que partimos para la intervención (ruptura,
retroceso, aceleración). Asimismo para poder organizar una sistematización de la
dimensión identitaria como un proceso de desarrollo local implicaría la posibilidad de
atender y/o focalizar algunos ejes como: la subjetividad, las acciones, los aprendizajes, la
cultura, el capital sinérgico.
Me parece importante rescatar que las practicas o instrumentos de intervención en este
sentido impactan sobre lo que define como subjetividad de la época y la subjetividad del
individuo.
Entonces debemos disertar sobre el modo en que cada comunidad va construyendo sus
valores, sus formas de entablar vínculos, sus sistemas legales, sus maneras de
convivencia urbana y de comprender y decodificar el mundo que lo rodea. En síntesis,
redefinir y comenzar a construir la identidad social urbana de los centros poblados.
Referencias:
Montero, Rosa, La Hija del Canibal. Ed. Espasa Calpe S.A. 1997
Lalli, M. (en prensa) Urban-related identity: Theory, measurement, and empirical findings. Journal of
Environmental Psychology
Stokols, D. (1981). Group x Place Transactions: Some Neglected Issues in Psychological Research. En D. Magnusson
(Ed.). Toward a Psychology of Situations: An Interactional Perspective (pp. 393-415). Hillsdale, New Jersey:
Lawrence Erlbaum Associates.
Stokols, D. & Shumaker, S.A. (1981). People in Places: A Transactional View of Settings. En J.H. Harvey (Ed.)
Cognition, Social Behavior, and the Environment (pp. 441-488). Hillsdale, New Jersey: Lawrence Erlbaum
Associates.
Stokols, D. & Jacobi, M. (1984). Traditional, Present Oriented, and Futuristic Modes of Group-Environment
Relations. En K.J. Gergen, & M.M. Gergen. Historical Social Psychology (pp. 303-324). Hillsdale: Lawrence Erlbaum
Associates.
Mead, G.H. (1990). Espíritu, persona y sociedad. México: Paidós, 1990 (Edición original en inglés 1934).
Proshansky, H.M., Fabian, & Kaminoff (1983). Place-identity: physical world socialization of the self. Journal of
Environmental Psychology, 3, 57-83.
Turner, J.C. (1990). Redescubrir el grupo social. Madrid: Morata (Edición original en inglés 1987).
Hunter, A. (1987). The symbolic ecology of suburbia. En Altman & Wandersman (Eds.). Human Behavior and
Environment: Vol. 9. Neighborhood and comunity environments (pp. 191-219). New York: Plenum Press.
Bonnes, M., Secchiaroli, G. (1992). Psicologia Ambientale. Introduzione alla psicologia sociale dell'ambiente.
Roma: La Nuova Italia Scientifica
Valera, S. (1993). El simbolisme en la ciutat. Funcions de l'espai simbòlic urbà. Tesis doctoral no publicada,
Universidad de Barcelona.
Moles, A. (1972). Psicología del espacio. Madrid: Aguilera.
Korosec, P. (Ed.)(1976). Appropriation of space. Proceedings of the Strasbourg Conference. Louvain-la-Neuve:
CIACO
Proshansky, H.M. (1976). The Appropriation and Misappropriation of Space. En P. Korosec (Ed.). Appropriation of
Space. Proceedings of the Strasbourg Conference (pp. 31-45). Louvain-la-Neuve: CIACO.
Fischer, G.N. (1990). Psicología social. Conceptos fundamentales. Madrid: Narcea (Edición original en francés
1987).
Abruzzese, M. (1994) La dimensión identitaria en los procesos de desarrollo local (Material de uso interno del
IPAP/Publicado en el Centro de Documentación http://www.desarrolloyregion.com
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