Ellitoral.com 25/11/08 http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2008/11/25/escenariosysociedad/SOCI-03.html En busca de la historia detrás de la imagen Dani Yako, editor jefe de Fotografía de Clarín, tomó esta foto en un centro de refugiados por las inundaciones, en 1983. La imagen dio vueltas al mundo, por su fuerte contenido emotivo. 25 años después, intenta conocer cuál fue el destino de esta niña. NATALIA PANDOLFO [email protected] Cuando tomó esa foto estaba apurado. La vorágine de la cobertura periodística de una inundación le marcaba el paso. Simplemente buscó la mejor toma, hizo foco y disparó. Luego vendrían otras imágenes, muchas. Los primeros aires de la democracia se mezclaban con el color de la pobreza, del agua, de la desesperación. Dani Yako no recuerda exactamente el lugar, pero sabe que fue en un centro de evacuados, durante la crecida de abril del ‘83. Tampoco tiene registros del entorno de esa fotografía. Pero es esa nena, ese perro, esa actitud, la que despertó la sensibilidad de muchas personas. Y también la suya. Como imagen que intenta contar una época, la foto fue incluida en el libro “1983: imágenes del regreso”, que se presentó hace unas semanas en Buenos Aires. Con textos de Raúl Alfonsín, Martín Caparrós, Estela de Carlotto, Jorge Lanata y Beatriz Sarlo, el trabajo pretende brindar “un pequeño homenaje a ese año clave en la historia de los argentinos”, según define el propio Yako. En un breve ensayo, Sarlo reflexiona: “Nuestra mirada no puede sorprenderse ante el tema de estas fotografías, porque anticiparon el paisaje de hoy. Muestran una dimensión cíclica y repetida, como un destino o una rueda que, aunque se mueve lentamente, no se detiene. Esa nena que duerme entre cartones, si todavía está viva, hoy tendrá alrededor de treinta y cinco años; si todavía está viva, lo más probable es que siga rodeada de cartones y también que, a veces, duerma a la intemperie. El futuro que se anunciaba tiene una cualidad repetida, como si no hubiera tiempo entre estas fotos del pasado y las que hoy pueden tomarse (...)”. EL TIEMPO CIRCULAR La inundación de Santa Fe quedó marcada a fuego en la retina de Dani Yako como una de las primeras imágenes después del exilio. Volvía al país después de siete años en Madrid. La agencia de noticias DyN lo incorporaba como editor; mientras sus trabajos eran publicados por Der Spiegel, Geo, Veja, Isto É, y las agencias Reuters y France Presse. “A veces los fotógrafos no nos detenemos. Menos aún en un caso extremo, como el de una catástrofe. Hacemos la foto y seguimos viaje. En esos días yo andaba entre Chaco, Santa Fe y Formosa. Fue muy movilizador para mí: estaba redescubriendo el país. Iba de un lado para otro: los evacuados, la Gendarmería, el Ejército. Sentía que era todo tan terrible”, recuerda. Años después, la imagen en blanco y negro lo interpela. “Veo la figura del perro, la veo a ella pensativa... Y me pregunto qué le habrá pasado en la vida a esa nena, cómo habrá sido su historia”, dice. La pregunta dispara otras, que se inscriben en el nivel de lo social: qué pasó en estos años con la pobreza, con las deudas pendientes, con las tantas veces proclamada redistribución del ingreso. “Hace unos meses fui a Rosario, a dar una charla a la Universidad. Todos los estudiantes eran menores de 25. Les costaba entender que esa foto había sido sacada en el ‘83: todos creían que eran de la última inundación del Salado”, cuenta el fotógrafo. Martín Caparrós habla de esto en el libro: “(1983) tuvo, por supuesto, lo que tiene cualquier año: sorpresas, perros, inundaciones, pobres, músicos, amores, gritos, marchas, un error. Pero todo eso parecía circunstancial, porque lo importante era lo que estábamos por fin dejando atrás; lo que esperábamos que por fin llegara. Aquel año todo cambiaba todo el tiempo: fue el último avatar de esa idea del tiempo como agente del cambio; desde entonces, el tiempo fue transcurso y poco más. Quizás por eso, al recordarlo, al mirarlo en las fotos, al buscarlo en palabras, nos ataca esa nostalgia de 1983, el año más iluso”. /// EN NÚMEROS 900 EVACUADOS HABÍA EN LOS VAGONES DEL PUERTO, en agosto del ‘83. Contaban sólo con dos baños, y no tenían ningún tipo de asistencia médica. También había asentamientos en República de Siria al norte, en un galpón de calle Las Heras, y en las instalaciones de la Fiat, en Sauce Viejo.