Desafíos sociales, económicos, políticos, ambientales y culturales de las mujeres en la región de México-Centroamérica Josefina Aranda Bezaury1 Algunos piensan que el PPP es una amenaza y otros creen que es también una oportunidad… No se trata de rechazar por principio las inversiones… ¿Qué hacer entonces? ¿Tratar de compensar el daño con gasto social asistencialista y focalizado, que al formar “capital humano”, en el largo plazo les permita a los locales sobrevivientes aprovechar las “oportunidades” del crecimiento? ¿Oponerse a todo desarrollo económico pues resulta intrínsecamente maligno? … Sin duda es necesario cuestionar, develar las perversas intenciones más o menos ocultas, criticar paradigmas, pero lo fundamental es tomar la iniciativa proponiendo opciones. Porque el orden mesoamericano vigente es indefendible. En el sur las cosas no están como para preservarlas. El cambio es indispensable, urgente, de vida o muerte… Hay que proponer, pues; plantear valores, criterios y métodos distintos a los del desarrollismo neoliberal. Pero los conceptos alternativos pueden y deben respaldarse con experiencias en curso, modos diferentes de hacer las cosas que están demostrando su viabilidad. Armando Bartra, El Sur. Introducción Paradojas del nuevo milenio: después de varias décadas de conferencias internacionales, que han coincidido en apoyar la perspectiva de género como método para confrontar la desigualdad entre hombres y mujeres; y a pesar de las firmas de los gobiernos de tratados internacionales que comprometen a los países a invertir recursos económicos para revertir la pobreza que viven las mujeres y modificar su situación de desigualdad frente a los varones, encontramos que las condiciones de vida de la mayor parte de las mujeres de la región sufren, día a día, un mayor deterioro. Los datos, por más que contengan algún que otro signo de mejoría, registran como nota destacada un fuerte retroceso en el desarrollo social. “El desigual acceso a los recursos y a su control, así como ciertas tendencias negativas en las economías mundiales y locales, está entorpeciendo seriamente el proceso de una progresiva igualación de los géneros… Pero, paralelamente, la política y el marco legal internacional para lograr la potenciación de las mujeres y la igualdad de los géneros jamás han sido tan fuertes. Hoy, más que nunca, se impone la necesidad de estar alerta y de introducir iniciativas y programas concretos para cumplir los compromisos asumidos por la comunidad internacional en la promoción activa de los derechos humanos, la potenciación de las mujeres y la igualdad con respecto al género.”2 En este documento de trabajo, intentaremos dar cuenta de algunos de los principales desafíos que enfrentan las mujeres de la región Sur de México y Centroamérica. Tal vez no son todos los que están, ni están todos los que son, pero precisamente por eso es un documento de trabajo sujeto a revisión; es producto de fuentes secundarias, a través de las cuales presentamos un panorama muy apretado de aquellos temas que consideramos centrales en cuanto a la posibilidad de actuar para modificar las actuales condiciones de vida de las mujeres. 1 Este 2 trabajo contó con la participación de Sara Méndez, sin cuyo valioso apoyo hubiera sido imposible completarlo. Género! Un pacto entre iguales.—Ginebra: Oficina Internacional del Trabajo/ Oficina para la Igualdad de Género, 2000. El enfoque del trabajo, coincide con el Segundo Informe sobre Desarrollo Humano en Centroamérica y Panamá (PNUD), en el sentido de que “el momento actual de la integración puede definirse como un regionalismo abierto, caracterizado por el impulso de las negociaciones comerciales. Los temas sociales y ambientales de la agenda ALIDES han sido puestos de lado, a favor de una agenda económica centrada en la inversión en infraestructura y en la apertura comercial.”3 También estamos de acuerdo con la postura de la CEPAL, en términos de la caracterización del actual período y contexto de la región: “La reciente fase de globalización ha vuelto más evidentes los rezagos sociales que persisten en la región, en particular en lo que respecta a educación, empleo y protección social. Estas son las tres áreas críticas en las que se deben generar círculos virtuosos que permitan asegurar una mayor capacidad de participación tanto en el mundo global como en la construcción y en los beneficios del desarrollo económico... Así, educación, empleo y protección social constituyen los ejes de una política social activa frente a la globalización, una política en la cual se hagan realidad los principios universales recogidos en las declaraciones sobre derechos humanos y en las cumbres mundiales de las Naciones Unidas”4 Para intentar revertir los procesos antes mencionados, es necesario poner en el centro del debate el tema del desarrollo humano, ampliándolo para abarcar el concepto de proceso de potenciación. Según UNIFEM, la potenciación de la mujer incluye: “adquirir el conocimiento y la comprensión de las relaciones de género y los modos en que estas relaciones pueden modificarse; desarrollar un sentido de autoestima, y de confianza en su capacidad para asegurar que los cambios deseados ocurran, y en el derecho a controlar su propia vida; lograr afianzar la capacidad de generar opciones y ejercer el poder de negociación; desarrollar la capacidad de organizarse e influir en la dirección que tome el cambio social para crear un orden económico y social más justo, tanto nacional como internacionalmente”5 Desde esta perspectiva, el proceso de potenciación (Kabeer, 1994; Young, 1993, Zabala, 2000) tiene que ver con el poder, definido en tres dimensiones: el aumento del poder propio, entendido como aumento de conciencia, identidad y confianza en sí mismas de las mujeres; el aumento del poder con, que refleja la necesidad de trabajar conjuntamente con otras mujeres, la necesidad de la organización; y el aumento del poder para, es decir, la importancia de la acción política, de las posibilidades de transformación de las relaciones, estructuras e instituciones que limitan a las mujeres y que perpetúan su subordinación. 3 El Segundo Informe sobre Desarrollo Humano en Centroamérica y Panamá fue preparado en el marco de diversas iniciativas de apoyo y financiamiento para distintas fases del proceso bajo la responsabilidad del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Oficina de Costa Rica. 4 Globalización y desarrollo, documento presentado al vigésimo noveno período de sesiones, Brasilia, Brasil, 6 al 10 de mayo de 2002. 5 UNIFEM, El progreso de las mujeres en el mundo 2000. Informe Bienal de UNIFEM. DE: http://www.undp.org/unifem/progressww/2000/progresssp.html Tanto el proceso político de aumento de la conciencia a través del cual se pueden percibir las propias necesidades e intereses, como la organización y movilización para establecer la importancia de las prioridades de los distintos grupos y perseguir su logro, son parte de un proceso amplio y complejo que se puede situar en este marco del desarrollo humano. Lo anterior supone que las mujeres participen desde el comienzo en un diseño del desarrollo con su propia agenda y con sus propias prioridades, donde se reflejen sus intereses y necesidades.6 “Este proceso es complejo. Requiere que las mujeres definan sus intereses y necesidades frente a los intereses y necesidades de otros, por ejemplo de sus familias. Esto puede resultar conflictivo y doloroso cuando hay que negociar y se rompe la idea de consenso y de intereses y necesidades compartidos. Por eso, resulta fundamental el convencimiento de cada mujer sobre las propias necesidades e intereses y el conocimiento de los costes que puede tener el perseguir los propios logros”. Idoye Zabala Errazti. Desarrollo humano desde la perspectiva de Género.-- Universidad del País Vasco Euskal Herriko Unibertsitatea. DE: http://www.consultadeuda.org/castella/documentos/desarrollo.rtf 6 1. Desafíos sociales y culturales 1.1. Pobreza y exclusión social Resulta irónico pensar que la población que vive en pobreza y es excluida7 en la región mesoamericana, constituye la mayoría absoluta. Aunado a lo anterior, los datos muestran que las mujeres son las más vulnerables a la pobreza y que la exclusión social afecta principalmente a las mujeres, a los grupos indígenas, a los grupos de ascendencia africana, a las personas con discapacidad y/o a las personas con VIH. Asimismo, la región tiene uno de los índices de inequidad más altos del mundo, en donde los ingresos y recursos son sistemáticamente, y en forma desproporcionada, concentrados en un segmento de la población, las elites de la sociedad. Aunque se han realizado diferentes mediciones para demostrar lo anterior, los datos siguientes nos lo muestran claramente: Cuadro 1. Distribución del Ingreso en Centroamérica y México (varios años)* País Costa Rica (1997) El Salvador (1998) Guatemala (1998) Honduras (1998) México (1998) Nicaragua (1998) Panamá (1997) 10% más pobre 1.7 1.2 1.6 0.6 1.3 0.7 1.2 20% más pobre 4.4 3.3 3.8 2.2 3.5 2.3 3.6 20% más rico 51 56.4 60.6 59.4 57.4 63.6 52.8 10% más rico 34.6 39.5 46 42.7 41.7 48.8 35.6 * Los datos para Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y México, corresponden a cálculos realizados con base en el ingreso, mientras que para Nicaragua y Panamá la información se basó en el consumo. Fuente: UNDP, Human Development Report 2002. “La definición más común de exclusión social es: una escasez crónica de oportunidades y de acceso a servicios básicos de calidad, a los mercados laborales y de crédito, a condiciones físicas y de infraestructura adecuada, y al sistema de justicia. La exclusión social dificulta el acceso de ciertos individuos a acceder a trabajos formales, vivienda digna, servicios de salud adecuados, educación de calidad, y al sistema de justicia.” Banco Interamericano de Desarrollo, Departamento de Desarrollo Sostenible, “Sobre la Exclusión Social, Declaración de Misión”, en DE: http://www.iadb.org/sds/SOC/site_3094_s.htm “La pobreza tiene muchas dimensiones y se han desarrollado a lo largo de los años numerosos indicadores para medirla mejor o con mayor precisión, pero esto no ha contribuido a erradicarla. Desde discusiones sofisticadas de la definición de pobreza en cada cultura hasta mediciones de la necesidad de consumo de energía y proteínas para definir las "canastas básicas" para programas de asistencia destinados a sectores cuyos ingresos están por debajo de la línea de la pobreza, la gama es amplia. Los criterios que se utilizan más comúnmente para medir la pobreza son los siguientes: i) criterio basado en el ingreso: se considera pobres a quienes tienen un ingreso inferior a la línea de pobreza, definida como una determinada cantidad de alimentos; ii) criterio basado en las necesidades básicas: además del ingreso se toman en consideración factores tales como las condiciones de vivienda (tipo, grado de hacinamiento) e infraestructura (disponibilidad de agua potable, eliminación de residuos), el acceso a servicios de educación y la jefatura del hogar; iii) criterio basado en la capacidad de los integrantes del hogar, es decir en las posibilidades de funcionar adecuadamente en la sociedad.” En, CEPAL. Desarrollo sostenible, pobreza y género América Latina y el Caribe: medidas hacia el año 2000. —CEPAL: Santiago, septiembre de 1997. DE: http://www.eclac.cl/publicaciones/UnidadMujer/4/lcl1064/lcl1064e.pdf 7 Cuadro 2. Porcentaje de la población por debajo de la línea de pobreza en Centroamérica y México (Varios años) País Belice Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras México Nicaragua Panamá Latinoamérica y el Caribe Porcentaje de la población por debajo de la línea de pobreza* 33.0** 20.3 49.8 60.5 79.7 41.1 64.0 30.2 43.8 * Costa Rica, El Salvador, Honduras, Panamá y América Latina 1999; Guatemala y Nicaragua 1998, México 2000. Las estimaciones fueron realizadas por CEPAL en base a su propia metodología. ** El dato corresponde a cálculos realizados por el Ministerio de Desarrollo Económico de Belice. Fuente: CEPAL, Panorama Social de América Latina 2001-2002. Aunque algunos datos sobre México y Centroamérica muestran en la década de los noventa del siglo pasado, levísimas reducciones de la pobreza, éstas se explican en parte, por el contexto de desarrollo libre de guerras, por un repunte del crecimiento económico y por el impulso de programas de inversión social en los distintos países.8 Sin embargo, se puede considerar que esta reducción es relativa si se toma en cuenta que todavía la región no se aleja de los umbrales de pobreza que mostraba a principios de los años ochenta, y que las brechas en materia de distribución del ingreso, lejos de disminuir, han aumentado. Es decir, persisten los desequilibrios generados por la aplicación de las políticas de ajuste, agravados por el impacto de las crisis financieras internacionales sucedidas en algunos países y la persistente caída de los precios de los productos agropecuarios (en especial commodities), de los cuales dependen en su gran mayoría la economía regional. Como conclusión, se puede decir que en los primeros años del siglo XXI la pobreza sigue siendo muy alta y, que por el efecto del crecimiento de la población, hay más personas pobres que hace diez años. “Tanto en el caso de la pobreza de ingresos como en la atención de necesidades básicas hay grandes inequidades. En el 2001, la mitad de los centroamericanos (50.8%) tenía niveles de ingreso inferiores a los considerados como mínimos para llevar una vida digna –prioridad del desarrollo humano- y una de cada cuatro personas (23%) se encontraba en una situación de pobreza extrema, es decir, no disponía de ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación. Las áreas rurales y la población indígena tienen menores opciones.”9 Capítulo 2. “El desafío de la equidad social”, en PNUD. Segundo Informe sobre Desarrollo Humano en Centroamérica y Panamá. Disponible en http://www.estadonacion.or.cr/Region2003/Paginas/indice.html 9 Ibid. 8 Ante estas evidencias y aunque pueda sonar reiterativo, la Cumbre del Milenio (2000) y el sistema de las Naciones Unidas han desarrollado innumerables documentos y políticas y han concentrado los esfuerzos de la comunidad internacional en la eliminación de la pobreza, uno de los principales desafíos que confrontan las mujeres de la región se define alrededor del tema de la pobreza. Afirmamos lo anterior, porque las mujeres pertenecientes a los hogares pobres sufren de mayores insuficiencias de recursos, de privaciones múltiples relacionadas con la salud, la ingesta alimentaria, el acceso a la educación, el derecho de decidir sobre sus cuerpos, la sujeción a las autoridades masculinas -padres, maridos, compañeros y hermanos-, la desigualdad en el acceso a puestos de trabajo y en las remuneraciones, la postergación de sus necesidades para atender las necesidades del grupo familiar, la invisibilización de su aporte a la economía por concepto de trabajo doméstico no remunerado, la expulsión de los puestos de trabajo cuando se contrae el empleo en la economía, la discriminación por estar en edad fértil o la discriminación por ser mujeres mayores y el ejercicio de una ciudadanía disminuida o limitada. Como afirmó recientemente la Directora Ejecutiva de UNIFEM, Noeleen Heyzer, “La pobreza es un obstáculo crítico al acceso de las mujeres a la educación, al fortalecimiento económico y a la participación política…La feminización de la pobreza en el mundo globalizado impide continuamente el avance de los países en desarrollo en todos los aspectos, incluida la equidad de género”10 En este sentido, prácticamente todos los temas que se desarrollarán a lo largo del trabajo, aunque analizan aspectos y características diversos, están estrechamente vinculados con el tema de la pobreza y exclusión social. Este enfoque no es de ningún modo novedoso, pues la CEPAL plantea “la necesidad de aplicar un enfoque integrado, que vincule políticas sociales y económicas, para el logro de la equidad… El desarrollo que se procura es para ciudadanos concretos y la pobreza de las mujeres, tal vez más que en ningún otro tema, impone la necesidad de un enfoque interdisciplinario. El fortalecimiento de la ciudadanía de las mujeres pasa por lo económico, por lo social, por lo cultural y por lo político; pasa porque se las considere en las políticas como ciudadanas.”11 Así, un reto central para las futuras políticas públicas a desarrollarse en la región se concentra en lograr una “concepción unificada de las políticas económicas y sociales, y una reforma de los marcos reguladores e institucionales que permitan avanzar simultáneamente en términos de transformación productiva y equidad.”12 Además de los organismos internacionales, los movimientos sociales en la región también han reivindicado lo anterior: “se trata…de integrar un conjunto de acciones alimentarias, de salud, educativas, en esquemas que forjen encadenamientos sociales y Thalif Deen. “UNIFEM: Pobreza frena progreso de las Mujeres” en, http://www.mujereshoy.com/secciones/651.shtml CEPAL. Desarrollo sostenible..., Op.cit. 12 Ibid. 10 11 productivos que potencien las capacidades propias de gestión y de autoorganización...se trata de que quienes viven en la pobreza, puedan salir de ella gracias a su trabajo. Pero ello implica que tienen que existir suficientes empleos, capaces de proporcionar un ingreso adecuado para alcanzar una vida digna. La política social no puede ser independiente de la política económica.”13 Para concluir esta sección, consideramos que es vital lograr un cambio de las políticas económicas para atacar la pobreza y evitar la concentración de la riqueza, el desempleo y el debilitamiento de la participación ciudadana, como impulsar también un cambio en las políticas sociales para que se constituyan en políticas que permitan incidir en la pobreza en el nivel estructural y que impulsen la lucha contra la discriminación – genérica, étnica, etaria- en términos de acceso, recursos, organización y participación.14 1.2. La huella de la pobreza… y de las políticas antipobreza en las mujeres. “La pobreza, la feminización de la pobreza, la ausencia de políticas nacionales diferenciadas, diversas y eficaces en la lucha contra la pobreza está llevando a la sociedad a situaciones límites, a niveles de injusticia social e inequidad genérica inaceptables e intolerables moralmente. Por otra parte, no es una responsabilidad exclusiva de las mujeres cambiar la situación de pobreza, transformar los procesos empobrecedores, combatir la inequidad social. Es un problema de la sociedad … Frente al cual nosotras estamos interesadas en aportar. Asumamos exigiendo a la sociedad, a los partidos políticos, al gobierno, a los organismos multilaterales No lo asumamos quijotescamente como una posible quinta jornada”. Martha Isabel Cranshaw. Elementos a tomar en cuenta en los procesos globalizantes: migración, maquila y ALCA (Plan Puebla Panamá). Partimos del hecho de que el tema de feminización mundial de la pobreza, ha sido reconocido por los medios académicos, organizaciones civiles, organismos internacionales y los medios gubernamentales15, y que por supuesto, se aplica a la región mesoamericana. Asimismo, encontramos que de algún modo u otro, también se admite generalizada y reiteradamente, que para lograr su erradicación es indispensable la generación de empleo y el mejoramiento de la aplicación de las políticas sociales, solucionar el acceso limitado que tienen las mujeres a los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades, y superar los obstáculos que enfrentan para la participación en la toma de decisiones, es decir para el ejercicio de la ciudadanía. Desafortunadamente, en los estudios específicos sobre la región16 y en la extensa bibliografía sobre el tema, aunque se desagregan algunas variables por sexo, es difícil 13 Movimiento El Campo No Aguanta Más, Discurso inaugural del Movimiento El Campo no Aguanta más, Mesa 2: Política y Desarrollo social para el Campo, Febrero 2003. 14 CEPAL. Mujer rural, escolaridad y empleo en el Istmo Centroamericano. Hacia una identificación de áreas prioritarias de políticas públicas.-- CEPAL: Santiago, febrero de 2002. 15 Véase la Declaración de Managua del Encuentro Regional de Mecanismos Nacionales para la Promoción de la Mujer, agosto de 2002. DE: http://www.gtzgenero.org.ni/confergen/encuentro.html 16 En un estudio reciente sobre la pobreza en Centroamérica: Pablo Sauma, La pobreza en Centroamérica en los noventa. Informe final. Estudio realizado para RUT, (Regional Unit for Technical Assistance) San José, Marzo 2002, se concluye, que a pesar de algunas variantes regionales, su caracterización es la siguiente: - Una mayor incidencia entre la población rural. - La población indígena es más pobre. encontrar un análisis genérico de la pobreza.17 La falta de desagregación de la información por sexo, así como su desactualización, nos impide contar con datos comparativos para toda la región mesoamericana, los cuales permitirían señalar cuantitativamente la magnitud de la pobreza de hombres y mujeres. Como han señalado varias investigaciones sobre el tema, el problema se centra en que “los indicadores de pobreza son captados con base en información de hogares, sin reconocer las diferencias extremadamente grandes que en esos ámbitos existen entre géneros y generaciones. Aunque sea usual y de utilidad captar y analizar esos indicadores, desde la perspectiva de género es necesario decodificar lo que pasa en los hogares, toda vez que estos espacios son ámbitos de convivencia de personas que guardan entre sí relaciones asimétricas enmarcadas en sistemas de autoridad interna”.18 Por ello, es importante tener en cuenta por lo menos tres aspectos para conocer el alcance e impacto de la pobreza en las mujeres: a) El acceso diferenciado de los integrantes a los recursos del grupo doméstico, ya que agudizan -sobre todo en los hogares pobres- la situación de carencia de las mujeres. b) La situación de la división sexual del trabajo y sus modificaciones recientes. c) El contexto y rasgos intra-domésticas de las contribuciones monetarias de las mujeres a la reproducción cotidiana de sus hogares. Lo anterior se torna cada día más importante debido a la aplicación de políticas antipobreza focalizadoras en la región –en especial en México-, que si bien intentan “llegar directamente a los/las más pobres” para ser más eficientes y eficaces, y argumentan que tienen una perspectiva de género por entregar directamente los subsidios a las mujeres, carecen de un análisis de las consecuencias y repercusiones que ello tiene al interior de las familias y para cada uno de sus miembros. Es probable que preguntas como, ¿porqué la adopción de medidas específicas a favor de la superación de la pobreza de las mujeres en la región centroamericana, no han podido reducirla?, encuentren parte de la respuesta si se utiliza el enfoque anterior. Además, como ya se mencionó, es indispensable contar con una visión que asocie las políticas económicas y sociales para comprender las condiciones de pobreza de la población femenina, y poder proponer la ejecución de políticas públicas que constituyan verdaderos instrumentos para generar el bienestar social y económico de la población. En las evaluaciones recientes sobre las políticas anti-pobreza en la región mesoamericana, encontramos que existen críticas a su desempeño “Aunque se reconoce que su diseño pretende lograr el desarrollo incluyente y con equidad, los actores económicos - Los hogares pobres son más numerosos. - La relación de dependencia económica es mayor en los hogares pobres. - Los pobres tienen menor educación y a menor acceso a los servicios básicos. - Los pobres se ocupan principalmente en los sectores informales urbanos y agropecuarios tradicionales. 17 Desafortunadamente no se tuvo acceso a un importante trabajo que aporta valiosa información sobre el tema: Laura Pérez y Arlette Pichardo. Pobreza en el Istmo Centroamericano: perspectiva de las mujeres. TOMO II.-. Costa Rica. 1a. 1995. 18 Vania Salles y Rodolfo Tuirán, “Familia, género y pobreza”, El Cotidiano (México), núm. 68, marzo-abril 1995. gubernamentales en muchas ocasiones se ven influenciados por grupos de interés y de presión que persiguen intereses particulares. Existe la percepción de que las políticas públicas en la subregión, a pesar de la calidad con que han sido diseñadas, redundan en situaciones excluyentes que las alejan de cumplir con el cometido esperado. Las evaluaciones críticas centran el problema de las políticas públicas en la forma de aplicación y operación.”19 En otro documento se afirma que “no obstante las buenas intenciones en el discurso político sobre la necesidad de reducir su incidencia en el corto plazo, las acciones propiamente de superación de la pobreza y los recursos destinados a ellas no pueden considerarse como satisfactorios a nivel regional”.20 Aunque referida a América Latina, la opinión de la CEPAL se aplica claramente a la región: “Los proyectos, que durante las décadas de 1950 y 1960 fueron netamente asistenciales, pasaron a llamarse "de desarrollo", pero siguieron siendo de alcance limitado. La mayoría tampoco funcionó desde el punto de vista de la gestión. Por ser excesivamente participativos, se volvieron ineficientes, tenían demasiados objetivos simultáneos y en muchos casos estaban a cargo de voluntarias bien intencionadas, pero con escasos conocimientos de gestión económica. No existe una sistematización ni una evaluación seria de todos estos proyectos, aunque se han hecho serios intentos y se podría decir que las grandes inversiones realizadas en ellos no mejoraron las condiciones de vida de las mujeres pobres”21 En México, los recientes programas anti-pobreza (denominados Progresa y Oportunidades) han centrado su estrategia alrededor de tres componentes (causas) de la pobreza: educación, salud y alimentación.22 Las evaluaciones de los resultados obtenidos desde 1997 -cuando se inició su implementación- han sido muy contradictorias.23 En algunas se concluye definitivamente que se ha mejorado las condiciones de vida de las familias pobres, es decir que se han alcanzado los objetivos propuestos; y en otras, se destacan un sinnúmero de problemas: errores en la selección de las familias, divisiones comunitarias derivadas de lo anterior, la reproducción/potenciación de patrones de subordinación genérica de las mujeres al animar la reproducción de los roles de las mujeres en la esfera privada -no sólo por darles la responsabilidad de cuidar a la familia para así poder recibir los apoyos sino también enfatizando que ocupen un lugar de sumisión en la relación a médicos, maestros, autoridades y promotoras-, confrontación con las organizaciones sociales de mujeres y campesinas, etc. 19 CEPAL. Mujer rural... Op. Cit. Pablo Sauma, La pobreza en Centroamérica en los noventa. Informe final. Estudio realizado para RUT (Regional Unit for Technical Assistance), San José, Marzo 2002. 21 CEPAL, Desarrollo sostenible, pobreza y género América Latina y el Caribe: medidas hacia el año 2000. —CEPAL: Santiago, septiembre de 1997. 22 Para el caso de Nicaragua V. María de los Angeles Acuña, “Red de Protección Social no contribuye al empoderamiento de las mujeres”, En, La boletina, núm. 51, mayo-julio 2002. 23 V. INAP/ CIESAS/ SEDESOL. “Resumen Ejecutivo de la Evaluación Externa del Programa de Desarrollo Humano Oportunidades 2002”. —México: Instituto Internacional de Investigación en Políticas Alimentarias/ International Food Policy Research Institute IFPRI. Informe de los resultados obtenidos de una evaluación realizada por el IFPRI, Síntesis de la evaluación de impacto, 2000; Leticia Martínez Legaria “El Progresa desde el punto de vista de las mujeres y las organizaciones”, 22-04-2002, fotocopia. 20 Para finalizar esta sección, consideramos de relevancia destacar que en este tema existen propuestas para la aplicación de un enfoque de género en las políticas públicas antipobreza, tal vez su interpretación por parte de las entidades responsables y ha sido lo que ha fallado, convendría revisar este aspecto, así como recordarlas. En primer lugar, y como ya se mencionó, la CEPAL plantea la necesidad de aplicar un enfoque integrado, que vincule políticas sociales y económicas para el logro de la equidad, también plantea que dada la magnitud de la pobreza no tiene mucho sentido cuestionar quién o quiénes son los más pobres entre los pobres y que más bien habría que abocarse a analizar qué medidas son las más eficaces para superar la pobreza de las mujeres y qué factores impiden que reciban los beneficios de las políticas, desde su punto de vista, la erradicación de la pobreza que afecta a las mujeres pasa por: a) Mejorar su lugar en el mercado laboral y el acceso al empleo. b) Para la región mesoamericana, se requieren acciones en el mercado de trabajo, así como otras relacionadas con la producción, especialmente en los sectores agropecuario e informal. c) Una mejor capacidad de organización, d) Mayor capacitación, e) Reformas políticas y legales que impidan la discriminación en función del género f) El establecimiento de mecanismos que ayuden a poner fin a la división del trabajo entre hombres y mujeres, que no responda exclusivamente a las capacidades efectivas de las personas.24 1.3. Características de la población. A pesar de que algunos números pueden resultar un poco engañosos, en especial porque son promedios nacionales o subregionales, estos nos muestran que el perfil de las mujeres de la región se basa en: una baja/mediana fecundidad promedio, un aumento apreciable de la esperanza de vida, una escolaridad igual o superior a la de los hombres, un creciente registro de participación laboral (que se aproxima al 40% de la PEA) y un incremento de la población femenina urbana y en las jefaturas de los hogares.25 El tamaño medio de las familias se ha reducido debido a la declinación del número de hijos y al mayor espaciamiento entre ellos. A esto se agrega la disminución de los hogares multigeneracionales y el aumento de los unipersonales, así como el efecto de las migraciones por diversas causas (económicas, conflictos armados y otras). Las familias nucleares mantienen su predominio, tanto en las zonas urbanas como rurales. La gran diversidad de situaciones que existe, por ejemplo, tras las familias nucleares, apunta a la necesidad de analizar más a fondo la configuración interna de esos hogares. Si bien los hogares nucleares biparentales (que incluyen los complejos) son los más numerosos, es preciso considerar que los hogares nucleares monoparentales -habitualmente con jefatura 24 CEPAL. Mujer rural... Op. Cit. Ana Isabel García Q. y Enrique Gomáriz M. “Género y ciudadanía en Centroamérica: otra mirada al horizonte”, en: www.iigov.org/iigov/pnud/bibliote/revista5/docs/arti_s4.htm. 25 femenina están aumentando, al igual que los nucleares sin hijos correspondientes a familias de adultos mayores cuyos hijos han constituido sus propios hogares.26 Un rasgo específico es el que nos muestra la tendencia al incremento de las jefaturas de hogar femeninas de forma tal que para fines del siglo pasado, las jefaturas de hogar femeninas se han incrementado en porcentajes que van del 25% en Costa Rica (1999) y Guatemala, al 30% en Honduras (1999) y El Salvador (1997), hasta el 37% en Nicaragua (1997), y 19.83% para la región mesoamericana de México –siendo los porcentajes mas altos los de Guerrero (24.6%) y Oaxaca (22.3)- (2000).27 Asimismo, en la región las familias pobres concentran una proporción superior a la normal de jefes de hogares de género femenino y de trabajadores que están insertos en el sector informal urbano. A pesar de que las pirámides poblacionales de la subregión son aún marcadamente sesgadas hacia la población joven, la población de la tercera edad también tiende a concentrarse entre las familias pobres, al igual que los jóvenes. Aunque el aumento de la proporción de hogares con jefatura femenina, así como la masiva incorporación de la mujer al mercado laboral, han inducido modificaciones en los comportamientos en el interior de las familias, al flexibilizar en cierta medida los patrones y modelos de las relaciones familiares y de género, dichos cambios han sido muy lentos y, muchas veces se han traducido en un aumento de la violencia contra las mujeres y de la carga de trabajo que éstas deben asumir para compatibilizar su actividad remunerada con las tareas domésticas.28 Respecto al tema de migración, encontramos que ésta ha venido experimentando un sostenido incremento de los flujos migratorios internacionales, tanto regulares como irregulares, producto de la presión demográfica, la falta de dinamismo de muchas de las economías nacionales; las condiciones de pobreza de amplios sectores de la población, así como crecientes tasas de desempleo; y las consecuencias aún vigentes de los desplazamientos forzados sin precedentes de la década de los años ochenta.29 La migración femenina adulta y joven se ha incrementado en los últimos años; sin embargo, las nuevas generaciones de emigrantes presentan dos diferencias significativas con relación a sus antecesoras. La principal migración ahora es por una parte hacia el interior de Centroamérica y por la otra hacia los Estados Unidos; además, “…se caracteriza por la ruptura a corto y mediano plazo con su núcleo familiar de origen, ello trae profundas secuelas psicosociales para el entorno más inmediato de las mujeres en particular sus hij@s pequeñ@s en su país natal, e inclusive para ellas mismas sobretodo cuando la migración ha sido una iniciativa de decisión tomada por terceras personas.”30 26 Irma Arraigada, Familias latinoamericanas. Diagnóstico y políticas públicas en los inicios del nuevo siglo, CEPAL/ECLAC, División de Desarrollo Social, Serie políticas sociales 57, Santiago de Chile, diciembre de 2001. 27 CEPAL. Mujer rural... Op. Cit. 28 Irma Arraigada, Op. Cit. 29 BID. “Informe del Grupo de Trabajo Sobre Migración”. — BID: Estocolmo, 25 de mayo de 1999. DE: http://www.iadb.org/regions/re2/consultative_group/groups/migration_esp.htm 30 Martha Isabel Cranshaw, “CentroAmérica : Migraciones en el Primer momento del tercer Milenio”, CA2020, 10 de Junio de 1999. DE: http://ca2020.fiu.edu/Workshops/Salvador_Workshop/Cranshaw.html Otro dato importante, es que del millón y medio de personas que migran anualmente de México y Centroamérica hacia Estados Unidos, el 25% de los migrantes son mujeres y niños (el 17% de los migrantes son mujeres), que frecuentemente viajan solas. Además, se ha reportado que un 60% de ellas ha tenido “experiencias sexuales en el trayecto o destino que va del compañerismo con el pollero a la violación sexual”.31 Este aspecto, que ha sido poco estudiado, así como el del incremento notorio del turismo sexual, tiene repercusiones severas en la vida de las mujeres de la región. Además, aunque se reporta a nivel periodístico una creciente migración ilegal que alimenta el tráfico sexual de menores y jóvenes de la región, no se encontraron trabajos de investigación específicos. Asimismo, otro aspecto poco estudiado ha sido el aporte de estas mujeres en la construcción de nuevas identidades tanto dentro de la población emigrante como en el país que las acoge. Tomando en cuenta que buena parte de la educación cotidiana de la niñez es asignada tradicionalmente a la familia, y ahí es depositada en las mujeres como parte de su jornada laboral, sería importante conocer los repercusiones que ha tenido el aumento de esta nueva oleada de migración.32 La creciente migración hacia Norteamérica y Costa Rica, la situación irregular de grandes contingentes de migrantes, la importancia de las remesas y el alto costo de las mismas, la inserción de los migrantes en los países receptores, así como la migración de retorno y su reinserción socioeconómica, son algunos de los retos que los especialistas plantean en este tema, “estos se han agudizado por la debilidad de los sistemas migratorios que, a pesar de los avances efectuados, no cuentan todavía con marcos legislativos y operativos adecuados a la nueva realidad de las migraciones, en un mundo cada vez más globalizado, así como de información contextual para el conocimiento del fenómeno, enfrentan problemas para una gestión migratoria eficaz.”33 Según estos especialistas la tendencia indica que la emigración continuará agravándose, y una última consecuencia que señalan es que los emigrantes colocan su necesidad laboral por encima de su derecho al ejercicio ciudadano. De tal manera que puede decirse que la migración masiva de ciudadanos hacia EEUU durante los últimos treinta años del presente siglo y la alta movilidad al interior de la región centroamericana, los excluye como electores a un porcentaje elevado de ciudadanos que no ejercen sus derechos ni en el país de origen ni en el país receptor, violándose así sus derechos humanos mínimos. 34 Un último aspecto ligado a este tema es el del incremento en el flujo de remesas. En Centroamérica éste creció de 12 millones de dólares en 1980 a 532 millones en 1990, y a más de 3,000 millones de dólares en el 2000, por lo que se constituye así en una de las principales fuentes de ingresos de la región.35 Mario Bronfman “Migración y sida en Mesoamérica”, Instituto Nacional de Salud Pública, s/f Ibid. 33 BID. “Informe del Grupo de Trabajo Sobre Migración...” Op. Cit. 34 Cranshaw. Op. Cit. 35 “En El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, las remesas ejercen un importante efecto, tanto en su comparación con el PIB como con las exportaciones. En el caso salvadoreño, es evidente el impacto macroeconómico que tienen estos ingresos, ya que su monto es casi del tamaño del presupuesto gubernamental y en los últimos tres años ha representado más del 13% del PIB. El mayor crecimiento de las remesas durante los años noventa se dio en Honduras y Nicaragua, 31 32 “Las remesas que envían los emigrantes tienen también un significativo impacto a nivel social... Según encuestas de la CEPAL sobre el uso de las remesas familiares, realizadas a fines de los ochenta en El Salvador, Guatemala y Nicaragua, el 85% de las remesas familiares se dedicaban al consumo básico, alrededor de un 6% a salud y educación y un 3% a la adquisición de artículos para el hogar. Esta estructura de gastos indica que, sin las remesas del exterior, muchas familias no cubrirían sus necesidades más básicas (CEPAL, 1993).”36 Para concluir esta sección, coincidimos con las afirmaciones de A. I. García y E. Gomaríz en el sentido de que “si bien el cambio del perfil sociodemográfico de las mujeres es imprescindible para captar el notable incremento de sus capacidades simbólicas en cuanto a la ciudadanía sustantiva, es fundamental reflexionar adecuadamente acerca de las causas por las que el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres en la región encuentra todavía dificultades y resistencias poderosas. Es decir… es necesario no confundir en las mujeres, a) ausencia de capacidades con b) la dificultad del ejercicio práctico de las mismas. 37 Algunos autores,38 también han planteado la necesidad de que exista en la región una “ciudadanía laboral”, orientada hacia la maximización de oportunidades que plantea la globalización, pero también la minimización de los riesgos que conlleva. Según este planteamiento se posibilitaría un verdadero desarrollo de ciudadanía y las cuentas pendientes de la modernización centroamericana comenzarían a cubrirse. Tal vez este sea un tema de discusión, como concepto, y en relación a las consecuencias que acarrearía en términos de las relaciones genéricas.39 pero en este último, el peso de las remesas dentro del PIB y las exportaciones es casi similar al de El Salvador, a pesar de que equivalen a una quinta parte de las de este país (representan un 13% del PIB y un 38% de las exportaciones)”. CEPAL. “Las remesas de los emigrantes: experiencias de la CEPAL en Centroamérica” (una nota informativa), y “Estrategias de supervivencia: las remesas y su influencia en la reducción de la pobreza”. —CEPAL: Santiago, 1999. 36 En el año 2000, el 15.8% de los hogares salvadoreños declaró haber recibido remesas durante el mes anterior a la encuesta y éstas llegaron a representar el 43% del ingreso familiar total de los hogares que las recibían, el 54% de los hogares en pobreza relativa y el 62% de los hogares en pobreza extrema. Las estimaciones de la tasa de pobreza total sin remesas (48.9%) y con remesas (44.7%) arrojaron una diferencia de 4.2 puntos porcentuales, y las tasas de pobreza extrema sin remesas (23.8%) y con remesas (19.3%) muestran una diferencia de 4.5 puntos porcentuales. Del total de hogares que recibieron remesas en el año 2000, un 39% habría estado en condición de extrema pobreza sin las remesas y un 21% en condición de pobreza relativa. En PNUD. Segundo Informe sobre Desarrollo Humano... Op. Cit. 37 Ana Isabel García Q. y Enrique Gomáriz M. “Género y ciudadanía...” Art. Cit. 38 Juan Pablo Pérez Sáinz, Las cuentas pendientes de la modernización. Tendencias laborales y sus efectos sobre la integración social en el Istmo Centroamericano. CA 2020: Documento de trabajo # 5, DE: http://ca2020.fiu.edu/Themes/Juan_Pablo/JPPS.pdf 39 Para ver otras recomendaciones se sugiere consultar: Bases para la reflexión y propuestas de acción, Taller sobre Migración y Desarrollo Regional, “Centro América 2020”.-- San Salvador, 5-6 de julio de 1999. Cuadro 3. Indicadores de género relevantes en cinco países de Centroamérica, 1999 DATOS PARA 1999 Guatemala El Salvador 6.2 50.9 67 72 19 24 3 36 7.0 Honduras Nicaragua Costa Rica 3.6 49.3 75 79 5 5 1 31 5.5 Población total en millones de habitantes 11.1 6.3 4.9 Población femenina en porcentajes del total 49.6 49.6 50.3 Esperanza de vida al nacer de los hombres 62 67 66 Esperanza de vida al nacer de las mujeres 68 72 71 Adultos de 15 años y más analfabetos hombres % 24 26 33 Adultas de 15 años y más analfabetas mujeres % 40 26 30 Total de la fuerza de trabajo (millones) 4 2 2 Participación de las mujeres en la fuerza de trabajo % del total 28 31 35 Agricultura: participación de las mujeres como porcentaje de total 15.9 7.8 … de la fuerza de trabajo femenina Industria: participación de las mujeres como porcentaje de total de 23.1 20.9 26.5 … 18.0 la fuerza de trabajo femenina Servicios: participación de las mujeres como porcentaje de total de 61.0 72.2 65.7 … 75.6 la fuerza de trabajo femenina Desempleo de los hombres como % del total de la fuerza de trabajo --8.0 3.9 13.3 5.6 Desempleo de las mujeres como % del total de la fuerza de trabajo --5.3 4.2 14.5 8 Tasa de fertilidad (nacimientos promedio por mujer)* 4.7 3.2 4.0 3.6 2.5 Mortalidad materna por cada 100000 nacidos vivos** 190.0 60.0 110.0 124.0 ---* Para el año 2000 el desempleo abierto de las mujeres en Costa Rica a descendido al 6.9% , no obstante el desempleo de las mujeres en las áreas rurales es de un 7.5% ** OPS, Estadísticas situación salud en los países, datos para 1999. Fuente: Citado en “La pobreza de las mujeres en Centroamérica y el empleo en la maquila”, OIT, elaborado en base a datos de Gender Statistics del Banco Mundial, 2000. 1.4. Salud. La división sexual del trabajo y las relaciones de poder existentes en la sociedad, reflejan desigualdades injustas e innecesarias entre hombres y mujeres, que repercuten en el estado de salud y sus determinantes, el acceso a la atención apropiada y la participación en la producción de la salud. “Por ello, la base de la relación entre el género y el desarrollo de la salud, es la visión de una sociedad más equitativa, con una distribución por sexo más justa de los recursos y beneficios de ese desarrollo, y con una mayor participación de las mujeres en las decisiones que las afectan”.40 Desafortunadamente, los datos obtenidos en la materia para la región mesoamericana, dejan muy lejos del alcance de la mayoría de las mujeres de la región el disfrute y goce de los derechos en torno a la salud. Cuadro 4. Índices escogidos de salud materno–infantil en América Central, 1995 País Belice Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua Panamá México* Atención de personal calificado (%)* Control prenatal Nacimientos 95 80 92 97 56 62 54 35 84 54 87 87 89 86 - Mortalidad materna (por cada 100.000 nacidos vivos) 140 35 180 270 220 250 100 53 * Promedio nacional, para algunos Estados es la siguiente: Chiapas: 63; Quintana Roo: 61.3; Oaxaca: 5.8 prom. y 12 mujeres indígenas Fuente: Boletín Demográfico. América latina y El caribe: indicadores seleccionados con una perspectiva de género. CEPAL/ECLAC, Santiago, julio 2002. Elsa Gómez Gómez, “Equidad, género y salud: retos para la acción”, ponencia presentada al Seminario Género y Cuentas Nacionales de Salud, Organización Panamericana de la Salud, Santiago, noviembre de 2001. 40 Los niveles de desnutrición, de mortalidad infantil y materna, el acceso limitado a los servicios y la baja calidad de los mismos, en especial para la población rural, continúan siendo las notas destacadas de la región, aún cuando en el área de la salud es donde encontramos el mayor número de aportes de la sociedad civil organizada -un mayor número de documentos y de organizaciones civiles trabajando (solas o en coordinación con el sector público) desde hace más de 10 años, en especial en el tema de salud sexual y reproductiva. Por ello, a nivel de los retos y desafíos, es importante rescatar el enfoque de las instituciones de Naciones Unidas en el sentido de considerar a la mortalidad materna y a la mortalidad perinatal como manifestaciones evidentes de inequidad y discriminación de las mujeres, así como atender las múltiples y reiteradas propuestas de investigadoras, organizaciones sociales, etc.: “La mayoría de las muertes maternas son evitables con un acceso oportuno a servicios de buena calidad, tanto de planificación familiar como de atención obstétrica. Por ello, es una prioridad contribuir a derribar las barreras que impiden el acceso oportuno de las mujeres a las instituciones de salud, mejorar la calidad y cobertura de los servicios, y elaborar estimaciones realistas de la mortalidad materna y sus causas. Todo ello con el fin último e indiscutible de evitar muertes que, por definición, son susceptibles de ser prevenidas.”41 Es urgente replantear la ampliación de cobertura y la operación de programas que descansan sobre la supuesta cobertura universal. Pretender que los rezagos y las tasas de mortalidad materna que se registran se solucionarán por medio de programas de recursos escasos, es prácticamente imposible. Es necesario fortalecer las capacidades humanas, materiales y financieras de los programas, para asegurar que cumpla con los objetivos planteados. Las restricciones presupuestales a las que se enfrentan los países de Mesoamérica necesitan ser discutidas a contraluz de las prioridades y los rezagos que se registran.42 1.4.4. Salud sexual y reproductiva Los derechos sexuales y reproductivos comprenden desde la protección de la experiencia más personal e íntima hasta la participación pública o política de todos y todas. Incluyen por ejemplo, el derecho de tener información adecuada y completa para poder disfrutar una sexualidad libre de coerción, dolor, enfermedad y riesgos; el derecho de elegir tener hijos, de decidir cuántos tener y determinar la frecuencia entre embarazos que se desee; el derecho a una maternidad segura y sana; a no ser discriminado debido a la opción sexual; así como, al acceso a servicios de salud acordes con los valores y necesidades de los/las usuario/as, a la confidencialidad sobre sus casos y a recibir información necesaria para decidir si aceptan un tratamiento o no.43 41 Langer, Ana, "La mortalidad materna en México: La contribución de aborto inducido" en Ortiz, A. (ed.) Razones y pasiones en torno al aborto. México: Edamex/ Population Council, 1994, pp. 149-153. 42 Daniela Díaz y Dora Sánchez-Hidalgo, Graciela Freyermuth, Martha Aída Castañeda, La Mortalidad Materna: Un Problema Sin Resolver. —México: Fundar/ Centro de Análisis e Investigación, A.C., 2002. 43 Astrid Bant Haver, “Salud, Cultura y Género: ¿Cómo mejorar la salud sexual y reproductiva en un país multicultural?”. Reprosalud/ Manuela Ramos, 2001. Adaptación de la Introducción del documento de trabajo “La salud sexual y Como lo han afirmado numerosas estudiosas del tema, “las relaciones de poder entre culturas y entre géneros influyen en la salud sexual y reproductiva, y en cómo los servicios de salud pueden transformarse en espacios de negociación de intereses para promover la igualdad de condiciones, el ejercicio de derechos y el acceso a una adecuada atención de la salud sexual y reproductiva. Este enfoque constituye una nueva forma de ver la política de salud pública, que, además de involucrar el bienestar de las personas, aspira a la autodeterminación de mujeres y hombres respecto a su vida sexual y reproductiva. Se va más allá de la prevención o tratamiento de la enfermedad y se concibe la salud reproductiva como parte del desarrollo humano con equidad de género, de condición económica y de etnicidad… En este sentido, para mejorar la salud sexual y reproductiva es importante conocer los roles que tienen el cuerpo y la sexualidad en las vidas y las sociedades de las mujeres y hombres, desde la perspectiva de las relaciones de género y desde un contexto social más amplio. Así se podrá entender las ideas y prácticas relacionadas a la salud y la enfermedad”.44 Debido a que el movimiento de mujeres latinoamericano y de la región ha enfatizado el tema de "la calidad de atención" en las políticas de salud reproductiva, involucrando los valores culturales es importante revisar los retos planteados en este rubro. Se demanda, que en los programas de los sectores público y privado de salud sexual y reproductiva, incluida la planificación familiar, se debería mejorar la calidad de la atención mediante las siguientes acciones: “Transformar el diseño de los servicios y todos los programas de capacitación para asegurar que sean sensibles a aspectos de género y de la cultura de los/as usuarios/as. Garantizar servicios seguros, gratuitos o a precios razonables y convenientes para el usuario, que tomen en cuenta las condiciones particulares de género y etnicidad. Asegurar una atención adecuada de seguimiento. Asegurar la disponibilidad de servicios conexos, adicionales y complementarios Ampliar y mejorar la capacitación de todo el personal de salud, biomédico y tradicional, incluida la capacitación en comunicación intercultural. Asegurar que los esfuerzos de motivación y orientación de los proveedores de servicios de salud sexual y reproductiva estén libres de coerción y respeten la confidencialidad de las personas. Promover el control ciudadano, usando sistemas de supervisión permanentes, que incluyan la elaboración de indicadores de calidad propios de la cultura de los usuarios A pesar de que el objetivo final de las intervenciones es la mejora de la salud y el bienestar de individuos, las estrategias para lograr los cambios deseados, se apoyan sobre los procesos colectivos. (Por ello) Se proponen como ejes centrales de una política para remediar las brechas entre oferta y demanda de los servicios de salud : - Mejorar las condiciones legales y sociales para ejercer los derechos sexuales y reproductivos. - Fortalecer la posición de mujeres y de sus organizaciones en las negociaciones de sus intereses. reproductiva en Ucayali y San Martín”, de Angélica Motta y publicado en Calidad de Atención en la Salud Reproductiva: una mirada desde la ciudadanía femenina.—Lima: Consorcio Mujer, 1998, pp. 23-24. 44 Ibid. - Proporcionar los medios materiales e inmateriales necesarios para la participación en la gestión de recursos relacionados con la salud.”45 1.4.5. Enfermedades de transmisión sexual La falta de oportunidades laborales para muy buena parte de la población emigrante femenina de la región, así como la extendida práctica de la violación de mujeres, niñas, jóvenes y adultas (de la cual desconocemos estadísticas confiables debido precisamente a la subordinación genérica), han derivado en un aumento alarmante de las ETS en la región. Los datos disponibles muestran lo siguiente: La epidemia del VIH/SIDA ha empeorado en Mesoamérica y amenaza el futuro del desarrollo sostenible de la región. Años de conflictos armados, calamidades ambientales y desigualdad social, han hecho que la epidemia a nivel regional de VIH/SIDA se concentre mayoritariamente en las poblaciones marginales, con una fuerte tendencia hacia las mujeres, parcialmente como consecuencia de desigualdades de género.46 Importantes datos sobre infectados del VIH como sobre casos de SIDA presentan retos analíticos (y dramáticos) a lo largo de la región, variando desde 26% en México a un 70% en Belice. Estimaciones conservadoras muestran que más de 270,000 mesoamericanos viven con VIH/SIDA, con una alta concentración de infectados de VIH y casos de SIDA dentro de los grupos económicamente productivos. Como en otras regiones, la gran mayoría (90%) de las personas infectadas desconocen su condición y por lo tanto es poco probable que tomen medidas para preservar su estado de salud o prevenir futuras transmisiones.”47 Si se continúa sin atender seriamente esta problemática, las consecuencias para toda la población, pero en especial para las mujeres serán desastrosas, es necesario implementar programas basados en la organización de las mujeres, apoyadas con fondos públicos. Algunas experiencias de la región, basadas en dicha estrategia, han iniciado esta lucha; convendría ampliarla y reforzarla desde las instituciones nacionales e internacionales. 1.5. Educación. En la región Mesoamericana, la tasa global de escolaridad osciló en 1990 entre el 65.3% de Panamá, 56.4% de Honduras, 54.3% en Costa Rica, 53.5% en Nicaragua, 51.6% 45 Ibid. Mario Bronfman “Migración y Sida en Mesoamérica”.-- México: Instituto Nacional de Salud Pública, s/f, muestra los siguientes datos sobre el VIH y SIDA: Belice: Mujeres embarazadas (ME) 2.5% (1995); Guatemala: Puerto Barrios 11% TSC, Ciudad Guatemala 4.7 (1998-99); Costa Rica: Mujeres sexualmente activas 1.5 a 2.5%, HSH 10-16%; Honduras: 1.4% en ME (1998) en el país San Pedro Sula de 2 a 5% HSH 6.3-10% ; El Salvador: 6% pacientes de clínicas de ITS HIV +; Nicaragua: HSH 2%; Panamá: en Chinqui, frontera con Costa Rica,0.8% en población general. Honduras, Belice y Guatemala : Mayores tasas y transmisión heterosexual Honduras y Guatemala: gran parte del problema en adolescentes Costa Rica: transmisión entre hombres que tienen sexo con hombres Todos: Poca información epidemiológica, evidencia de subreportes desde 30% en Panamá hasta 70% en Belice. Aumenta transmisión heterosexual, mujeres infectadas y transmisión vertical. 47 ONU en Costa RICA Protegiendo del VIH/SIDA a las poblaciones móviles de América Central http://www.nacionesunidas.or.cr/Files/?203&0&7529 46 en El Salvador y 41.5% en Guatemala. La tasa de alfabetización de mujeres de 15 años de edad en 1998 era, con respecto al 100% de hombres alfabetizados, de 95.4% en Costa Rica, 91.5% en Panamá, 75% en El Salvador, 73.5% en Honduras, 69.3% en Nicaragua, 59.7% en Guatemala, 81.5% en los 9 estados sureños de México.48 Los estudios sobre el tema educativo con enfoque de género, muestran que a fines del siglo XX, más de la mitad de los niños/as que no tenían acceso a la enseñanza eran niñas, y que en la región mesoamericana esta proporción es aún mayor.49 Asimismo, el signo distintivo de la región en términos educativos lo constituye la extrema heterogeneidad y segmentación al interior del colectivo femenino. Así, mientras la participación de las mujeres jóvenes en el nivel secundario se ha incrementado notablemente durante la última década, las indígenas continúan siendo mayormente excluidas de modo sistemático de la educación, y las niñas y jóvenes campesinas siguen afectadas por la escasa valoración de sus padres respecto a su educación, lo cual explica la alta deserción escolar femenina en el medio rural. Un ejemplo de ello lo constituye el caso de Guatemala, donde los niños indígenas alcanzan sólo 1.8 años de escolaridad, las niñas apenas 0.9 años y siete de cada diez mujeres indígenas entre 20 y 24 años son analfabetas absolutas. La segmentación por niveles de ingreso es también fundamental, pues a pesar de que existe una tendencia global de aumento sostenido en la asistencia de las mujeres a la educación, la brecha entre las mujeres pertenecientes a los hogares más pobres y los más ricos es de 25 puntos. La heterogeneidad en materia educativa (que ha llevado incluso a que se afirme en algunos estudios que “resulta tremendamente llamativo el salto educativo, socioprofesional, etc. de las mujeres centroamericanas entre 1970 y el 2000”,50 es producto de la segmentación que ha afectado a la educación y se potencia con la pérdida de calidad. Los esfuerzos por ampliar la cobertura que ha caracterizado las políticas en la materia durante las últimas décadas, y que tuvo como objetivo reducir la pobreza, no sólo no se tradujo en mejora de la equidad sino que incrementó las desigualdades. “La vinculación estrecha que existe entre la educación y el trabajo es hoy irrefutable y ya no hay dudas acerca del papel que el conocimiento desempeña en el desarrollo. La mundialización de los intercambios, la globalización de las tecnologías y el desarrollo de la informática han aumentado las posibilidades de acceso a la información y al conocimiento. Pero, al mismo tiempo, estas posibilidades están lejos de ser accesibles en forma igualitaria para todos y exigen modificaciones en las calificaciones y habilidades adquiridas. Quienes no tengan manejo fluido de la lecto-escritura y de conocimientos científicos y matemáticos básicos no pueden ser considerados “alfabetos” y estarán condenados a ser 48 CEPAL. Mujer rural... Op. Cit. Cabe aclarar que prácticamente toda la información se refiere al contexto latinoamericano; sin embargo es interesante que generalmente explicita la realidad de la región mesoamericana en términos de presentar los peores desempeños de la región. Ver: Sara Silveira: “La dimensión de género y sus implicaciones en la relación entre juventud, trabajo y formación” y Paloma Bonfil: “¿Estudiar para qué? Mercados de trabajo y opciones de bienestar”, En: Enrique Pieck (Coord). Los jóvenes y el trabajo. La educación frente a la exclusión social.—México: OIT, 2001. DE: http://www.cinterfor.org.uy/public/spanish/region/ampro/cinterfor/temas/youth/doc/not/libro273/ 50 Ana Isabel García Q. y Enrique Gomáriz M. y Enrique Gomáriz M. “Género y ciudadanía...”. Art.cit. 49 “inempleables”. La adquisición de estas competencias básicas es responsabilidad del sistema educativo; de ahí la importancia de la equidad y la calidad de la educación formal. Y en estos aspectos se encuentra la gran vulnerabilidad de la región que presenta las tasas de repetición escolar más altas del mundo —cerca de un tercio de los escolares repiten cada año— y donde altos porcentajes no logran terminar la primaria con lo que el riesgo de “inempleabilidad” asola a importantísimos sectores.”51 Como afirman las especialistas arriba citadas, entre las tendencias más importantes que se observan en esta materia encontramos: El incremento en la incorporación y permanencia de las mujeres en el sistema educativo no ha sido condición suficiente para su participación, en igualdad de condiciones respecto de los hombres, en los mercados de trabajo. Un mayor alcance educativo no ha garantizado, necesariamente, más oportunidades de acceso a puestos de mando y de decisión. Contar con el mismo nivel educativo que los varones no significa tener el mismo acceso a los mismos puestos ni al mismo ingreso. La división sexual del trabajo ha resistido el incremento en años de escolaridad de la población femenina y su participación en los mercados de trabajo; por tanto, la doble jornada, laboral y doméstica, incluso para mujeres con alta escolaridad, sigue siendo la norma y no la excepción. La oferta educativa para los niños, niñas y jóvenes del medio rural es pobre en contenidos y resultados y contribuye a perpetuar las inequidades y la exclusión social, lo cual ahonda la brecha de capacidades para el desempeño productivo en la sociedad no rural. El proceso educativo formal resulta básicamente inoperante para las realidades de las jóvenes rurales, en la medida en que arranca de una idea de desarrollo y de identidades nacionales que no reconoce las particularidades ni la diversidad cultural vigentes en el medio rural y, en esa medida, no responde a las necesidades y demandas concretas de la población escolar. Mientras no se lleven servicios a los sectores empobrecidos de la población rural, seguirá el desequilibrio en contra de la escolaridad y la inserción laboral de las jóvenes rurales, toda vez que su trabajo doméstico, intensivo en tiempo y mano de obra, debe suplir esas carencias. Las mujeres abandonan la escuela en un elevado porcentaje, ya que deben ayudar en quehaceres domésticos y colaborar en trabajos productivos, lo cual se suma a la falta de transporte y la carencia de servicios educativos cercanos al lugar donde viven, lo que inclina a los padres a no autorizar a sus hijas a ir a la escuela por seguridad personal, ya que es del conocimiento general que son susceptibles de ataques violentos, sobre todo de carácter sexual. Ni los contenidos curriculares del sistema educativo formal, ni la calificación de las habilidades laborales en los mercados de trabajo, reconocen el aprendizaje y la calificación de las jóvenes y mujeres rurales, los sistemas colectivos de enseñanza y transmisión del conocimiento y el papel fundamental de los agentes femeninos en la preservación, transmisión y recreación de las culturas rurales, indígenas y no indígenas, Sara Silveira: “La dimensión de género y sus implicaciones en la relación entre juventud, trabajo y formación” En: Enrique Pieck. Op. Cit. 51 perpetuando así el ocultamiento de la cara femenina de la reproducción social en el campo. El medio rural y las poblaciones indígenas han avanzado mucho menos que las áreas urbanas y las etnias dominantes. El problema del bilingüismo no ha sido resuelto y, en muchos casos, ni siquiera planteado. Tendencias crecientes a la privatización de la educación, que incrementan las dificultades de las familias en situación de pobreza para que los niños, las niñas y los jóvenes accedan, permanezcan y ejerzan su derecho a la educación, consolidándose la discriminación a doble vía: en el acceso y en la calidad, que es mejor en las escuelas privadas que en las públicas, y dentro de ellas en las pertenecientes a zonas con hogares con mejores perfiles económicos y educativos. Además, señalan que una preocupación de fondo que une a las tendencias señaladas se refiere a la persistencia de una socialización “naturalista” que concibe que las mujeres tienen un destino inscrito en su sistema reproductivo. Visión objetivada en normas, valores y prácticas que no sólo se aprende en el proceso de socialización, sino que se mantiene y reproduce en las instituciones, entre ellas, en la escuela y en las del mundo del trabajo. 1. 2. 3. 4. 52 Este panorama plantea múltiples retos para la acción pública entre las que destacan: Adaptar los programas de estudio a los cambios en el mundo del trabajo y en la cultura y mejorar los contenidos y resultados de la oferta educativa, tomando en cuenta las realidades y diferencias de las niñas y jóvenes rurales y urbanas, Llevar servicios a los sectores empobrecidos de la población, para evitar el desequilibrio en contra de la escolaridad y la inserción laboral de las jóvenes, toda vez que su trabajo doméstico, intensivo en tiempo y mano de obra, debe suplir esas carencias. Reconocer el aprendizaje y la calificación de las jóvenes y mujeres, los sistemas colectivos de enseñanza y transmisión del conocimiento y el papel fundamental de los agentes femeninos en la preservación, transmisión y recreación de las culturas rurales, indígenas y no indígenas, perpetuando así el ocultamiento de la cara femenina de la reproducción social en el campo; Orientar los programas de educación y capacitación para el trabajo para que se orientan a resolver sus necesidades estratégicas de emancipación, en vez de reforzar los roles y funciones tradicionalmente asignados a las mujeres en las jerarquías tradicionales de lo productivo y lo reproductivo, que perpetuando la exclusión de las mujeres, especialmente de las más jóvenes.52 V. Sara Silveira, Ibid y Paloma Bonfil. Op.cit. 1.6. Cultura “La interculturalidad es una propuesta que parte de la validez intrínseca de cada cultura y de la posibilidad del intercambio entre culturas y sus integrantes como iguales…A través del intercambio y el diálogo, las culturas amplían sus horizontes y se promueve la comprensión, el aprendizaje, el respeto mutuo y la cooperación entre ellas. La interculturalidad es una apuesta por el respeto a la pluralidad de racionalidades y a la heterogeneidad de formas de vida. Es un reto intentar establecer vínculos horizontales entre personas de culturas diferentes. La voluntad de comprender al otro sin ponerle condiciones posibilita que la empatía y la comunicación fluyan superando los obstáculos que se originan en el temor a la apertura y a la inseguridad" Heise. A pesar de la definición anterior y de la apuesta de las organizaciones sociales indígenas de la región hacia esta perspectiva, “el intercambio y el diálogo entre culturas está sujeto a las relaciones de poder y de estatus, y al acceso a los recursos entre los grupos sociales involucrados”, y aunque la interculturalidad propone una transformación de las relaciones de poder a favor de la existencia de una diversidad cultural, de relaciones horizontales y de la construcción compartida de conocimientos, aún nos encontramos remotamente de alcanzar esta propuesta, la realidad no sólo nos muestra la cara de la opresión y de la discriminación hacia las culturas indígenas mesoamericanas, sino también el rostro casi permanente de la marginación y de la exclusión, como podemos apreciar en los datos del siguiente cuadro. Cuadro 5. Ejemplos de Marginalización de Pueblos indígenas de Mesoamérica Ejemplo Esperanza de vida de hombres en Honduras (2000) Esperanza de vida de mujeres en Honduras (2000) Población bajo la línea de pobreza en Guatemala (1989) Población sin acceso a educación en Nicaragua (1995) Tasa de mortalidad por diarrea en Panamá (1995) Mortalidad infantil en Panamá Año en que adquieren cédula de nacionalidad costarricense No indígena 65.4 años Indígena 39 años: Pech y 47 años: Lenca 70.1 años 42 años: Pech y 57 años: Lenca 53.9% 86.6% 38% 66% 6.4 / 1000 34.4 / 1000 3.5 veces mayor que la tasa nacional 1993: Ngöbe Fuente: Mendieta y Vinocour, 2000 De acuerdo con A. Bello y M. Rangel la emergencia de las identidades y la persistencia de la inequidades y desigualdades por razones de raza y etnicidad es, tal vez, una de las manifestaciones más claras de los desafíos futuros de la democracia y la ciudadanía en la región, y no sólo porque las identidades son el principio básico de la organización social, sino porque a través de su visibilización y demandas —que surgen a través de su realización, expansión y sentido de acción— se evidencian, de manera descarnada y dramática, las desigualdades e inequidades sociales y económicas de millones de personas de la región (Castells, 1999).53 Desde esta óptica, es necesario reconocer que la región requiere con urgencia el reconocimiento de las identidades propias y la resolución de la discriminación como una necesidad estructural, siendo tres los temas fundamentales en la discusión: a) La discriminación y exclusión por razones de raza, etnicidad y género que se ha originado a partir de un conjunto de factores históricos sociales, económicos y culturales interrelacionados e interdependientes. b) La globalización, la universalización de los derechos humanos y la emergencia de las identidades, que ha puesto en cuestión la lógica del Estado-nación autosustentado y autolegitimado, y también ha puesto en crisis los fundamentos que definían la ciudadanía y los principios de pertenencia. “El caso de Chiapas en México, por ejemplo, es simbólico porque demuestra por un lado, la poderosa fuerza de la emergencia indígena, su capacidad de movilización y propuesta, así como su cruda realidad. Del otro lado, muestra a un Estado que ya no puede buscar fórmulas sólo en el plano de las estrategias de superación de la pobreza, sino que debe acudir a una reforma sustancial de su relación histórica con los pueblos indígenas.” c) Cambios estructurales en términos de las relaciones interculturales. Hasta hace sólo una década, en algunos países con un alto número de población indígena, aún se creían que estos grupos eran parte del pasado histórico, se creía que el avance de la urbanización terminaría cumpliendo con el viejo sueño de la asimilación y de la integración. A futuro, la pluralidad y la diversidad cultural, sin dogmatismos, constituyen claves para la inserción de la región en el mundo globalizado y para establecer un “nuevo trato” al interior de los Estados de la región.54 Desde el lado de las mujeres, un sinnúmero de aspectos han sido revelados en diversos foros y reuniones sostenidos en la región, entre los que destacan:55 • La falta de oportunidad de participación en la toma de decisiones a nivel general. “La mujer, en su mayoría ocupa un segundo lugar en la sociedad.” • Problemas intra-familiares en la toma las decisiones. • La baja autoestima y la falta de la confianza de las mujeres. • A través de políticas gubernamentales: exclusión de las mujeres. • Limitado o nulo acceso a optar a cargos de dirección y cargos públicos. • Discriminación por aspectos lingüísticos, culturales del estereotipo de la belleza femenina y no su capacidad, y de ubicación geográfica. Alvaro Bello y Marta Rangel “Etnicidad, "raza" y equidad en América Latina y El Caribe”, CEPAL, LC/R.1967/Rev.1, agosto de 2000. 54 Ibid. 55 Myrna Cunningham, “Equidad de Género desde la Visión de las mujeres indígenas” ponencia presentada al Seminario Internacional “América Latina y el Caribe: Desafíos frente a los objetivos de desarrollo del milenio”.— Washington D.C., Junio 2002. DE: http://www.iadb.org/sds/doc/SOCSes4MyrnaCunningham.pdf 53 • Violencia doméstica, en la calle e institucional y la denominación como objeto sexual por los hombres. • El uso y manejo del recurso económico en el hogar no está en manos de las mujeres. • La herencia en la familia es siempre para el hijo varón, argumentando que las hijas se casan y obtienen sus propios bienes de sus maridos. • La educación formal e informal (familia, sociedad) es para hombres. • En los centros de trabajos y estudios valoran más los trabajos de los varones que los de las mujeres. • Como regla de la familia la prioridad de la educación es sólo para los varones. • En la toma de decisiones de salud reproductiva, el consentimiento del marido es un obstáculo. • El embarazo, es un factor de discriminación, con mayor énfasis en los centros de trabajo. Para enfrentar esa situación han recomendado reiteradamente que es vital la organización de las mujeres en torno a: a) El derecho a la libre determinación: autonomía, autogobierno, reconocimiento de sus propias autoridades. b) Fortalecimiento de sus iniciativas de salud, educación, comunicación, producción. c) El derecho a sus territorios, recursos naturales y ambientales sin restricciones. d) El derecho a la protección, administración y desarrollo de su patrimonio, propiedad cultural e intelectual colectiva. e) Respeto a su cosmovisión, espiritualidad, historia y leyes. f) Garantizar su participación plena y efectiva en a todos los niveles a través de mecanismos transparentes y concertados. g) El derecho al desarrollo con identidad, que contribuya a reducir la inequidad y el empobrecimiento generalizado de sus pueblos. Como se puede observar, los obstáculos que han enfrentado y que continúan enfrentando han sido diversos, destacando la persistencia de modelos económicos y culturales que excluyen, silencian o distorsionan su identidad y sus conocimientos en todas las áreas de la vida social; superar estos obstáculos es el principal desafío en esta área, pero como también nos han mostrado varias experiencias, sólo con respuestas organizadas y colectivas de las propias mujeres indígenas y l@s aliad@s que encuentren en el camino será esto factible. 2. Desafíos económicos: La expresión "mujeres que trabajan" es ambigua y nos llama al engaño. Da a entender que junto a aquellas insertas en el sector formal de trabajo, hay otras que no lo están y que por ello no trabajan. Sin embargo, estas mujeres "no trabajadoras" -que muchas veces, según sus propias palabras, "no hacen nada"- crían, educan y atienden la salud de sus hijas e hijos y del resto de la familia; organizan y administran; cocinan; compran; reparan, etc., asegurando de esta forma las condiciones necesarias para el bienestar y reproducción de la familia. Y en las zonas rurales, además de todas las tareas ya mencionadas, participan como trabajadoras familiares no remuneradas en labores agrícolas de subsistencia dedicando alrededor de 5 horas diarias al acarreo de leñas y agua, y también cuidando animales. Adriana Gómez 1.1. Globalización económica, mercado de trabajo y empleos de las mujeres. El proceso actual de globalización va asociado por lo general con un conjunto de fenómenos estrechamente ligados entre sí: la interdependencia e integración creciente de los mercados nacionales. el aumento del comercio internacional, de los intercambios de bienes internacionales y de los servicios. la desregularización y apertura de los mercados y de la economía, debido a las políticas gubernamentales neoliberales. el rápido avance de la tecnología de la información, ampliación de redes y, de un modo más general, el auge de las nuevas tecnologías basadas en la microelectrónica. la creación de mercados regionales (Unión Europea, TLCAN, MERCOSUR), teniendo en cuenta que la regionalización parece ser la cara opuesta de la mundialización. el surgimiento de varios polos económicos –centros productivos al mismo tiempo– como son los casos de Estados Unidos, Japón y Europa, que reciben inversiones directas y al mismo tiempo invierten en otros lugares y, por último, una nueva lógica de expansión de las multinacionales, respaldada por los procesos de integración de los mercados. las privatizaciones, y la subcontratación (relaciones cliente-proveedor)56 En este contexto, marcado por profundos cambios económicos mundiales, que acentúan las desigualdades nacionales e internacionales, encontramos que los mercados de trabajo se caracterizan por: a) La discriminación salarial manifiesta. Por el mismo trabajo se tiende a pagar menos a una mujer que a un hombre. El ingreso promedio de las mujeres todavía equivale a el 70% del de los hombres. b) La segregación de los empleos por sexos. Las mujeres están ocupadas en los sectores donde el nivel salarial es más bajo. c) La dimensión discriminatoria en la jornada laboral. Las mujeres tienden a tener empleos con jornadas discontinuas y flexibles. 56 Helena Hirata, Perspectiva Internacional sobre las Relaciones Laborales y de Género.-- GEDISST-CNRS/Friedrich Ebert Stiftung, Nov. 2001. d) La notoria inestabilidad, precariedad y vulnerabilidad. Con contratos temporales sin seguridad social, oportunidades de promoción o jubilación. Son raros los programas de trabajo que tengan en cuenta el cuidado de los niños y las bajas por maternidad.57 Si bien la tasa de actividad de las mujeres de la región ha experimentado un rápido avance, pues aumentó en promedio un 10% durante la década pasada58; y a pesar de que las mujeres se han beneficiado más que los hombres con los empleos recientemente creados, es importante señalar que persisten dos factores: la desigualdad en la remuneración mujereshombres y el descenso en la calidad del empleo. Desafortunadamente, la búsqueda del rendimiento económico impuesto por la competencia mundial, ha ido acompañada a considerar a las mujeres como un “recurso”: una fuerza de trabajo flexible y económica, con la consiguiente limitación de la creación de puestos de trabajo estables, legales y a tiempo completo. Si por un lado, los cambios tecnológicos y la intensificación de los intercambios internacionales marcan la tendencia a aumentar las oportunidades de empleo para las mujeres, –de acuerdo con datos del Informe de Desarrollo Humano del PNUD , para el año 2000, la tasa de participación de las mujeres es la siguiente: Guatemala 36.0%; Honduras 40.3%; El Salvador 45.8%; Nicaragua 47.2%; Costa Rica 37.1%; Panamá 43.3%, México (9 estados del sur) 31.78%–; por el otro, el análisis de los puestos de trabajo creados muestra que estos empleos son sumamente inestables y vulnerables.59 En la región mesoamericana asistimos, clara e inequívocamente, a la constitución de un mercado laboral flexible y segregado sexualmente, en el que las mujeres ocupan una posición destacada por su incorporación al empleo en uno de los mercados más precarios y discriminatorios: El de las empresas maquiladoras y en el sector informal, que en su conjunto, representan las dos fuentes más importantes de generación de empleo para las mujeres.60 Para finalizar esta sección, consideramos que a pesar de la existencia de numerosos convenios que garantizan la igualdad de oportunidades y trato, aún persiste la discriminación entre los sexos. La entrada masiva de mujeres en el mercado laboral ha María Jesús Izquierdo, “Del elogio de la diferencia y la crítica de la desigualdad a la ética de la similitud” en Papers 59 (Barcelona), núm. 59, 1999. DE: http://www.bib.uab.es/pub/papers/02102862n59.htm 58 Honduras y Guatemala son los países donde más ha aumentado la participación femenina, 11% en ambos casos, y en Costa Rica y Panamá, 4% y 5%, respectivamente. CEPAL. Panorama social de América Latina 2001-2002. 59 “En cuanto a la dinámica del empleo, y del lado de la oferta, lo más relevante a resaltar es el mantenimiento de la tendencia histórica hacia la feminización del mercado laboral, ya acentuada desde la crisis de los 80. Del lado de la demanda, y en términos de empleo rural, se detecta un proceso generalizado de descampesinización combinado con la importancia creciente de actividades no agrícolas. En cuanto al empleo urbano, lo más significativo es la pérdida de importancia relativa del empleo público. El autoempleo sigue jugando su función de ajuste del mercado laboral y los nuevos ejes acumulativos, referidos a actividades transables, han generado dinámicas ocupacionales importantes en la nueva industria y en el turismo, pero no así en las nuevas agroexportaciones.” En Víctor Bulmer-Thomas /A. Douglas Kincaid. “Centroamérica 2020: Hacia un nuevo modelo de desarrollo regional”.-- Oficina de Desarrollo Regional y Sostenible, América Latina y el Caribe (LAC) de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos. 60 “Efectivamente, el componente mayoritario de la fuerza de trabajo en las maquilas está compuesto por mujeres. En México, en 1996, el 58% del personal no especializado estaba conformado por personal femenino, en Centroamérica el porcentaje es más alto, superando el 65% y alcanzando hasta el 95% en el caso de Panamá”. En Janina FernándezPacheco. “Un nicho para el empleo de las mujeres pobres en Centroamérica y República Dominicana: la maquila de vestuario”.-- Boletín Técnico Interamericano de Formación Profesional (OIT-Cinterfor), no. 50. sep.-dic. 2000. 57 hecho que la opinión pública y los gobiernos de muchos países comiencen a comprender la necesidad de combatir las desigualdades y adopten medidas que tiendan mínimamente a contrarrestar las marcadamente deficientes condiciones de desempeño de los mercados de trabajo en la región. No obstante, a pesar de los “derechos reconocidos”, será un reto importante tomar medidas que se ocupen de impedir que: Las mujeres sigan asumiendo la doble carga de las obligaciones familiares y profesionales. Los salarios de las mujeres sigan siendo más bajos que los de los hombres. Las mujeres sigan siendo una minoría en los puestos directivos y de toma de decisiones. En general, que las oportunidades de las mujeres quedan limitadas a una franja estrecha de los denominados "empleos femeninos" (trabajo de oficina, servicios, ventas y profesiones liberales a un nivel medio) que en general reciben un salario inferior y son menos valoradas que los empleos tradicionalmente "masculinos". Frente a esta coyuntura de reestructuración de la producción, en la que se están desarrollando a grandes velocidades los procesos de precarización del trabajo y las relaciones de subcontratación, hay que pensar en acciones alternativas que permitan contrarrestar la vulnerabilidad creciente de los empleos femeninos en un momento de desempleo prácticamente masivo. 1.1.2. El trabajo en la maquila Como afirma Janina Fernández-Pacheco, “El telón de fondo que explica la afluencia de las mujeres desde zonas rurales y zonas urbanas marginales hacia el empleo en las empresas de maquila textil y de vestuario, es la pobreza y la brecha de oportunidades para la capacitación y/o formación profesional.” La maquila de vestuario y textil –predominante en la región- se nutre del elevado porcentaje de población que padece las diferentes formas de exclusión social asociadas a la pobreza y propicia que las empresas maquiladoras dispongan de una gran cantidad de oferentes de fuerza de trabajo que pueden renovar con relativa facilidad.61 Cuadro 6. Características principales de las empresas maquiladoras en Centroamérica (1995 - marzo 1999) No. de empresas Países Guatemala Honduras* El Salvador Nicaragua Costa Rica Panamá 1995 250 155 208 18 250 6 1999 320 215 213 19 --9 No. de trabajadores (as) 1995 54.000 61.162 50.000 7.533 50.000 1.200 1999 80.000 110.923 69.000 16.000 --1.312 * Para Honduras, datos de 1997. Fuente: Cordero, 1999. Fuente: OIT, El trabajo de las mujeres en la industria de la maquila. 61 Ibid. % de mujeres 1995 80 78 78 80 65 95 1999 80 71.4 87 80 ----- % de la maquila que es textil 1995 1996 80% 95% 95% --69% 72% 89% 90% 70% --100% 78% Años de escolaridad de trabajadores 1995 1999 5 6 6 6 5 +9 --6 5 --11 --- Según información de la OIT para 1999, en la región centroamericana existe un total de 881 empresas maquiladoras, de las cuales, solamente 57 tienen presencia sindical (se incluyen a algunos sindicatos en acefalía). El sindicalismo en la maquila de Centroamérica (a excepción de Honduras) no logra reunir ni siquiera al 0.5% de la población trabajadora de estas fábricas (Cordero,1999). Si se restan los sindicatos que se encuentran acéfalos y que, por tanto, no operan en las empresas, la suma se reduce a 42 sindicatos activos en las 881 empresas existentes. “En materia de contratación colectiva, la situación es aún más preocupante, ya que, con excepción de Honduras, no existen actualmente contratos vigentes en las maquiladoras en ningún país centroamericano. Según las organizaciones sindicales, la violación al derecho de libertad de organización sindical es una de las más graves cometidas dentro de las maquiladoras. Los problemas para la organización sindical provienen también de la falta de una fiscalización rigurosa por parte de los Ministerios de Trabajo, así como la localización geográfica dispersa de las maquilas”.62 La magnitud de los problemas laborales de la maquila, las dificultades de los sindicatos para darles respuesta y la presencia masiva de mujeres en este tipo de fábricas, han motivado a que diversas organizaciones que tradicionalmente no se habían ocupado de asuntos laborales -, tales como las de mujeres, pro derechos humanos y religiosas- se hayan volcado a esta área. Este fenómeno responde, además, al incremento de la primacía que éstas han alcanzado en los últimos años. Entre las propuestas que han realizado se encuentran: “Buscar la unificación de las legislaciones nacionales sobre las Zonas Francas, para de esta manera reducir la tendencia de éstas presionar a Gobiernos de cada país con marcharse. Entonces, para las trabajadoras será más fácil negociar sus reivindicaciones laborales en cada caso concreto.”63, y desarrollar instrumentos prácticos con medidas específicas para la gestión de la salud ocupacional, la aplicabilidad de los derechos laborales y de negociación colectiva, que incorporen de forma clara y sencilla los pasos necesarios para incorporar las necesidades de las mujeres trabajadoras en cada uno de estos ámbitos.64 Para la región mexicana de Mesoamérica, encontramos que algunas organizaciones han alertado sobre su incrementada presencia en esta región, poniendo de relieve las experiencias que se tiene al respecto en el norte del país.65 Además, se encuentran los siguientes datos recientes: La disminución en las tasas de participación de las mujeres en la fuerza laboral de las maquiladoras ha caído (de 78% a 57% entre 1975 y 1998) debido al cambio en el tipo de industrias que conforman el sector y al creciente atractivo que significa este sector para los hombres. “El trabajo de las mujeres en la industria de la maquila”, en OIT-Cintefor. Equidad de Género en el Mundo del Trabajo en América Latina. Avances y Desafíos 5 Años Después de Beijing.—Lima, 2002. DE: http://www.cinterfor.org.uy/mujer/doc/cinter/equidad/cap1/ix/ 63 La Boletina, publicación de Puntos de Encuentro. DE: http://www.puntos.org.ni/ 64 Janina Fernández. Art. Cit. 65 Silvia Chavela Rivas. “Provocará daños ecológicos y de salud instalación excesiva de maquiladoras, declara Rosario Ortiz Magallón de la Red de Mujeres Sindicalistas”, en Noticias (Oaxaca Méx.), 9 junio 2003. 62 Las industrias que pagan más (maquinaria y equipo de transporte) tienen una proporción mucho menor de mujeres en comparación con otras industrias. Un mayor número de mujeres en una industria se correlaciona negativamente con el ingreso por hora. Una trabajadora de línea de producción gana 92 centavos por cada peso que gana un hombre en puestos similares. Una de las razones por las que las mujeres se quedan fuera de la fuerza laboral es su papel de madre y la falta de opciones para el cuidado de las y los hijos.66 Durante los últimos dos años se ha puesto de manifiesto la desaceleración de la economía del principal país de destino de las exportaciones de maquila de vestuario y textiles (Estados Unidos), generando el temor entre los empresarios del sector y de los gobiernos centroamericanos, de un estancamiento en la generación de empleos o aún un efecto más grave de pérdida de puestos de trabajo, como de hecho ha sucedido ya en México.67 Estos cambios han empeorado aún más el panorama de precariedad y fuertes violaciones a los derechos laborales y humanos de las trabajadoras. Para revertir dicha tendencia es indispensable que las trabajadoras de las maquilas accedan a los instrumentos que les permitan reivindicar sus derechos, para ello es necesario organizarse confrontando no sólo la represión sindical, sino también la tradición patriarcal que pesa sobre ellas y limita su posibilidad de participación en el ámbito público (no disponen de tiempo para actividades extra domésticas y extra laborales). “La globalización trae consigo la internacionalización de las economías, del capital, el crecimiento y empoderamiento de las compañías transnacionales. Así mismo, este modelo genera nuevas formas de acción social y, por tanto, la internacionalización de las luchas reivindicativas. Las condiciones de trabajo de las mujeres de la maquila pueden verse mejoradas como resultado de acciones transnacionalizadas bien coordinadas. Más aún. Los actores sociales centroamericanos pueden salir fortalecidos de estas nuevas formas de lucha, si las saben aprovechar.” 68 1.3. La respuesta individual y masiva ante la falta de respuestas: la informalidad. Además de conocer los rasgos centrales del trabajo de la maquila –regulado por convenios, subcontratado, temporal, etc., que aunque poco respetados finalmente tienen ciertas normas- es importante considerar el trabajo no asalariado, informal, a domicilio, etc., ya que las empresas recurren, cada vez más, a todas estas formas de actividades productivas. Para empezar hay que ratificar que actividad no significa empleo, y que esto las mujeres lo saben muy bien, el que desarrollen actividades consideradas dentro del rango de “empleo informal” se debe especialmente a que el mercado de trabajo mesoamericano sigue Francisco Cos-Montiel, “Talking to the Boys: La Economía del Género en México”, Instituto Nacional de Desarrollo Social, Santiago de Chile, Agosto 26 2002 67 Janina Fernández. Art. Cit. 68 Carolina Quinteros. “Mujer, maquila y organización sindical en Centroamérica”.—Costa Rica: ASEPROLA. DE: http://www.aseprola.org/documentos/mujmaq/mujmaq_indice.htm 66 siendo incapaz de generar empleos suficientes para ellas, y menos aún, de calidad; además en los últimos años el desajuste entre oferta y demanda laboral han aumentado sin freno, llevando al desempleo a un número cada vez mas creciente de la población. Actualmente, se estima que de cada 100 nuevos empleos generados entre 1990 y 1999, 31 se dieron en el sector formal, 12 en el agropecuario y 57 en el informal. Así, para el año 2000 se estima que un 30.1% de los 13.7 millones de ocupados lo estaban en el sector formal, un 39.3% en el informal y el 30.6% en actividades agropecuarias. Tres de cada cinco mujeres centroamericanas ocupadas trabajan en el sector informal.69 En México el panorama no es mucho más alentador, pues encontramos que: Los pequeños negocios que pertenecen a mujeres representan del 26% al 44% de todas estas empresas; sin embargo, las mujeres ganan del 36% al 50% de lo que ganan sus contrapartes Las diferencias de género en las características personales y productivas –tamaño de la empresa o el nivel de educación- explican un 35% de la brecha hombre-mujer en los ingresos del sector microempresarial en áreas urbanas y el 42% en las áreas rurales Solo un 34.5% de las microempresas encabezadas por mujeres (50% de las encabezadas por hombres) han estado en operación por más de cinco años. Aproximadamente un 18% de las pequeñas empresarias no han recibido educación formal por solo un 9% de sus contrapartes.70 En Nicaragua, el subempleo visible e invisible afecta a una proporción importante de la población. Mientras el desempleo abierto es sobre todo un problema masculino, la subocupación es un fenómeno esencialmente femenino, en particular la invisible. En el caso de Guatemala, casi dos tercios (64 %) de los puestos de trabajo se encuentran en la agricultura de subsistencia y el sector informal de la economía. El sector "informal" y el empleo doméstico son los ámbitos ocupacionales tradicionalmente reservados a las mujeres. En el primer caso, 5 de cada 10 trabajadores informales son mujeres, mientras que en el empleo doméstico esta proporción aumenta a casi el 100%. Por su parte, la presencia indígena también se hace notar en ámbitos ocupacionales precarios y de baja productividad.71 La posibilidad de acceder a otro tipo de empleos: mejor remunerados y de mayor calidad, pasa por un redireccionamiento del gasto social del Estado que redunde en un cambio en el nivel educativo, no solo a nivel de cantidad sino de calidad y adecuación a las nuevas demandas que surgen del mercado, un cambio en los estándares de salud nacional tanto a nivel preventivo como de la seguridad social , un cambio en el horizonte de la estabilidad política y en la claridad en las reglas del juego para los interlocutores laborales, que permita tanto a los inversores internacionales como nacionales nuevos emprendimientos con mayor valor agregado por la vía de los encadenamientos productivos 69 PNUD. Segundo Informe sobre Desarrollo Humano... Op. Cit. Francisco Cos-Montiel. Art. Cit. 71 CEPAL. Mujer rural... Op. Cit. 70 hacía adentro de las economías nacionales y por la vía de la distribución del ingreso por medio de las remuneraciones y el pago de impuestos. 1.4. Feminización del trabajo y participación doméstica Se puede hablar de feminización del trabajo en tanto que la flexibilidad, la vulnerabilidad, la disponibilidad total, el alto grado de adaptabilidad, el talento para la improvisación y la capacidad para afrontar diferentes tareas que caracterizaban el trabajo y la vida de las mujeres (como amas de casa, esposas, madres, abuelas, hijas, enfermeras, maestras, parteras, pero sobre todo como varias de estas cosas al mismo tiempo) se extienden hoy a un abanico cada vez más amplio de empleos, desempeñados tanto por hombres como por mujeres. La dimensión servil del trabajo reproductor de mano de obra adscrito a las mujeres y cuyas más sacras instituciones eran, y todavía son, la familia y el matrimonio, tiende a instaurarse en una gran cantidad de relaciones laborales asalariadas. Además, el salario es cada vez menos el resultado de una relación contractual (y de fuerza) y cada vez más pura remuneración individual por un servicio prestado. La incorporación creciente de las mujeres al mercado de trabajo no ha significado un relevamiento ni un compartir con los hombres las tareas domésticas y las actividades laborales que se relacionan con ellas. El trabajo doméstico, aun cuando sea remunerado, tiene poco prestigio ocupacional y bajos salarios y continúa siendo uno de los claustros de las mujeres, independientemente de que trabajen o no. El acceso de las mujeres al mercado laboral ha significado para ellas una sobrecarga de trabajo, ya que las tareas domésticas no han sido redistribuidas. En algunos casos, la consecuencia ha sido la incorporación de las hijas mayores a las labores de la casa y al cuidado de sus hermanos menores. Asimismo, ha dado lugar a un replanteamiento de los roles tradicionales de la mujer, lo que no ha ocurrido con los roles masculinos. Como resultado se generan tensiones provocadas por la coexistencia de dos lógicas, una tradicional, fuertemente sexista y patriarcal, que está siendo cuestionada, con una nueva lógica de democratización y equidad de género, todavía muy incipiente. Se podría pensar que, hasta cierto punto, estas tensiones influyen en el aumento de la violencia intrafamiliar, ya que muchos hombres se sienten cuestionados y atacados en un ámbito en el que anteriormente ejercían, y en muchos casos aún ejercen, un poder indiscutible; consideran así que los nuevos papeles sociales de las mujeres socavan sus identidades masculinas. Desde las mujeres, especialmente las que trabajan, hay además una menor tolerancia a la violencia. La violencia, pero aún más los problemas estructurales de pobreza, desempleo y difícil acceso a los servicios básicos de vivienda, salud y educación, se expresan en lo que se ha caracterizado como la desintegración familiar, concepto que se aplica a varias situaciones: hogares en situación de extrema pobreza con jefatura femenina por ausencia de padres, niños en el mercado laboral en lugar de estar en el sistema educativo, niños viviendo en las calles, aumento del consumo de drogas y alcohol e incremento de la violencia intrafamiliar. Es cierto que la incorporación al trabajo remunerado no ha significado para la inmensa mayoría de las mujeres una disminución correlativa del trabajo en el hogar. A pesar de que las mujeres se plantean distintas estrategias para hacer frente a las responsabilides familiares y trabajo (redes familiares, servicios de cuidado mercantiles y comunitarios, servicio doméstico remunerado), la división sexual de las responsabilidades no ha cambiado significativamente. Mientras no existan facilidades para el cuidado de las personas y las mujeres sigan siendo las responsables casi exclusivas de ese cuidado será imposible la igualdad de género en el mercado laboral y en la capacitación profesional. A través de las políticas públicas se puede incidir sobre la segregación ocupacional y los estereotipos de género. Necesitamos políticas activas de empleo que actúen sobre las ideas estereotipadas de lo masculino y lo femenino que dominan en la sociedad dado que encierran consecuencias importantes para el desarrollo y la competitividad. Es necesario que los poderes públicos atiendan a la igualdad de oportunidades en el mercado laboral. Para ello se hace necesario una amplia gama de acciones: promover una mayor igualdad entre los sexos en materia de formación profesional, sobre todo en lo que tiene que ver con el acceso a las ocupaciones no tradicionales de los hombres y las mujeres y encarar medidas que tiendan a aliviar las responsabilidades familiares de la mujeres así como programas de concientización que destierren los estereotipos de género. Esta política debería abarcar los aspectos siguientes: 72 un marco legislativo de apoyo, en el que se incluya la ratificación y aplicación de las normas del trabajo pertinentes; políticas de mercado de trabajo activas sensibles a los problemas de igualdad entre los sexos; políticas de formación basadas en la igualdad entre los sexos que presten atención a la diversificación y flexibilización de las calificaciones, en relación las nuevas oportunidades del mercado de trabajo; mejora del acceso de las mujeres a los recursos productivos del crédito, a la mejora de la tecnología y a los mercados; mejora de la seguridad en el empleo, de la remuneración y de otras condiciones del trabajo; adecuación de los sistemas de protección y seguridad social; reparto equitativo entre hombres y mujeres de las responsabilidades familiares y adopción de otras medidas que permitan conciliar la actividad laboral de las mujeres con su función reproductora; 72 OIT-Cintefor. Equidad de Género en el Mundo... Op. Cit. mayor movilización de las mujeres en grupos y su participación en la toma de decisiones; participación de todos los actores pertinentes y coordinación y cooperación de sus esfuerzos; generación de una base conceptual y analítica de datos actualizados y sensibles a la igualdad de los sexos. 1.5. Las campesinas Como efecto de la prolongada crisis que se ha vivido en el campo mesoamericano, la cual se ha venido agudizando con la aplicación de las políticas de ajuste y de liberalización comercial y la caída internacional de los precios de los productos agropecuarios –destacando por mucho el caso de la producción de café-, se ha profundizado la tendencia a que un mayor número de mujeres campesinas se incorporen a las actividades económicas, ya sean o no directamente agropecuarias; a éste fenómeno se le ha caracterizado como la "feminización de la agricultura". En este proceso destacan tres características importantes: a) Por un lado, encontramos que el crecimiento de la participación de las mujeres en una gran variedad de ocupaciones, tanto agrícolas (como asalariadas en los campos de cultivo o en agroindustrias) como fuera del sector (como obreras, pequeñas comerciantes, trabajadoras domésticas, artesanas, vendedoras ambulantes, obreras maquiladoras, trabajadoras domiciliarias etc.) ya sea en su lugar de origen, en ciudades medias, en la frontera con los Estados Unidos, en ese país o en países vecinos. b) Por el otro, vemos que también ha habido un mayor desempeño directo de las mujeres en tareas relacionadas con la producción agropecuaria de las unidades de producción ante la ausencia del marido o de los hijos, originada por la emigración. c) Finalmente, se observa que ante la descapitalización permanente de las familias campesinas y los escasos ingresos que generan con la venta de sus productos, también se ha vivido un aumento del trabajo familiar en las labores directamente productivas, en especial de las mujeres, quienes han intensificado su participación para evitar el gasto en la contratación de jornales extra-familiares, llegando a desempeñar jornadas de trabajo diarias hasta de 18 hrs. en promedio No se puede afirmar que el incremento de la participación de las campesinas ha tenido consecuencias exclusivamente negativas, pero si hacemos un balance encontramos que las mujeres generalmente acceden a empleos en los que enfrentan situaciones sumamente desventajosas y que se traduce además en una sobrecarga absoluta de trabajo, que implica una mayor "auto-explotación" para conseguir los mismos, o menores, escasos ingresos por sus productos. Sin embargo, y para completar este apretado panorama, es importante decir que a pesar de todas las desventajosas condiciones que enfrentan, las mujeres campesinas han comenzado a construir alternativas para modificar su situación. Así, también ha aumentado notablemente el número de campesinas e indígenas organizadas en búsqueda de un mejor futuro, para ellas y sus familias. El nulo o restringido acceso a los recursos productivos como la tierra, el agua, el crédito, la capacitación y otros, son factores que agudizan la situación de desigualdad genérica y de pobreza en que viven las mujeres campesinas. Además, limita el ejercicio de su autonomía, y por tanto, su participación en las decisiones tanto al interior de sus hogares como en sus comunidades y en la sociedad. La desigualdad de género en la propiedad de la tierra en la región mesoamericana, tiene que ver con la familia, la comunidad, el Estado y el mercado. “Esta desigualdad se debe a múltiples causas: Las mujeres están en desventaja en la distribución de bienes de una herencia y en la posesión de bienes dentro del matrimonio y unión de hecho. Los programas estatales de distribución de tierras tenían un sesgo a favor de los hombres, porque daban por hecho que beneficiando a los jefes de hogar varones, se beneficiaban familias enteras, incluyendo a las mujeres. A los hombres se les reconocía socialmente como agricultores y productores, mientras las mujeres sólo "ayudaban". Casi todas las reformas agrarias excluyeron a mujeres como beneficiarias directas. Los mercados de tierra son menos accesibles para las mujeres; aún los varones pobres tienen mayor poder en la negociación que las mujeres pobres. Además, debido a los bajos salarios que caracterizan el empleo femenino, pocas mujeres rurales generan ahorros suficientes para participar en el mercado de tierras como compradoras. También es más difícil que obtengan crédito para la compra de tierras. Los usos y costumbres tradicionales de las comunidades indígenas o campesinas asignan los derechos a la tierra primordialmente a los jefes de hogares varones.”73 En la región se han implementado múltiples planes y programas dirigidos a las mujeres en el campo, que han realizado variadas acciones sectoriales para “atenderlas”. Sin embargo, éstos no han incluido una vieja demanda de las mujeres organizadas: ser consideradas como sujetos. Sujetos participantes en la definición, operación y evaluación de las políticas públicas con capacidad plena para proponer, opinar y desarrollar acciones que las beneficien. Aunque se han abierto algunos espacios de participación ciudadana –más para poder afirmar que existe participación civil en las políticas públicas que para realmente incluirlas- estos han sido siempre discrecionales y con poco peso político en la definición del rumbo, de los mecanismos y de las acciones comprendidas dentro de la política pública. Ahí también se afirma que “Los derechos a la tierra no son lo mismo que el acceso a la tierra. El primer paso hacia los derechos a la tierra tiene que ver con el aspecto legal. La titulación de bienes conjunta o mancomunada -o sea, a nombre de la pareja y no sólo del hombre- es un mecanismo importante de inclusión de las mujeres. Sin embargo, la titulación individual -a nombre de la mujer- es más beneficiosa para las mujeres porque propicia -aunque no garantiza- el empoderamiento. El derecho independiente a la tierra se asocia con un incremento del poder de negociación de la mujer en el hogar y en la comunidad. También facilita el ejercicio de la autonomía económica. Todo esto contribuye al bienestar económico y social de las mujeres y de sus familias, así como a su empoderamiento. Los títulos sólo a nombre del hombre también aumentan la indefensión de las mujeres en caso de abandono, separación o viudez, porque es posible que ellas no puedan reclamar legalmente una propiedad si ésta no estaba titulada a su nombre o conjuntamente.” En La Boletina, http://www.puntos.org.ni/ 73 Hasta ahora las mujeres, y en especial las campesinas, continúan siendo ‘objeto’ de las acciones estatales. Al no participar y menos diagnosticar su situación integralmente, las mujeres han sido vistas como receptoras pasivas u objetos de los programas. Con esto se reproduce la tendencia macroeconómica de utilizar a las mujeres pobres como "colchón" de la crisis económica y a ser el conducto mediante el cual se cubran parcial o marginalmente las necesidades de las familias de menores ingresos. Finalmente, para el caso mexicano, queremos señalar que aunque se han desarrollado programas específicos para las mujeres campesinas, estos se caracterizan porque: a) Sus recursos monetarios (presupuesto) son muy escasos y casi siempre tienen un manejo clientelar por parte de los diferentes niveles de gobierno y funcionarios públicos, lo que propicia que generalmente se realicen inversiones sin sentido, que no atienden necesidades de nadie: ni de las mujeres, ni de sus familias, ni de las actividades agropecuarias que desempeñan, y mucho menos de la necesidad de luchar contra la pobreza y a favor del desarrollo. Por ello, las inversiones, se han traducido mayoritariamente en el cumplimiento de compromisos políticos diversos. Aunque hay quien argumenta que esto sucedió en el pasado, y que ahora se evita con proyectos productivos, evaluados imparcialmente y focalizando los apoyos a cada una de las beneficiarias, todavía no se han superado los obstáculos burocráticos para acceder a los recursos. b) Han sido y son de difícil acceso para las mujeres campesinas. Tienen una escasa o nula difusión, excesivos requisitos que son muchas veces insalvables, en especial tomando en cuenta las condiciones diversas de carencias que enfrentan las mujeres campesinas –por ejemplo de alfabetización-, están totalmente burocratizados, etc. c) La lógica imperante, en términos de asignación presupuestal (montos) para los proyectos de mujeres campesinas, ha sido la de “entre más pequeño, más femenino”. Así, de nuevo, en vez de resolver necesidades (y buscar soluciones a problemas derivados de las fuertes carencias de todo tipo que se viven) o de buscar alternativas a su problemática – productiva, de empleo, social, etc.- los programas para las mujeres campesinas, se enfrentan al hecho de que sus proyectos se deben ajustar a presupuestos minúsculos, pero eso si con normas y reglas muy estrictas que exigen a las mujeres campesinas una serie de obligaciones si es que quieren acceder a los recursos públicos. d) Carecen de oportunidad: se negocian todo el año y se ejecutan en los tiempos más dispares de la producción agropecuaria (por ejemplo, en el caso del café en tiempo de cosecha del producto) e) No prestan atención a la realidad, necesidades e intereses de las mujeres campesinas, y carecen de un análisis de las diferentes condiciones en que se da su realidad a lo largo y ancho de la geografía nacional. f) Desconocen las condiciones en que se mueve la participación de las mujeres campesinas en las comunidades, regiones, gobiernos, organizaciones, etc. Compiten de manera muy desfavorable con los programas generales de combate a la pobreza y dividen a las mujeres y a sus comunidades en torno a quienes son o no beneficiarias. También ha implicado cierta confrontación con las organizaciones de mujeres que luchan y buscan emprender soluciones productivas, generadoras de capacidades e ingresos para enfrentar las condiciones de pobreza que viven. Para que exista una alternativa de solución, es necesario reconocer las distintas realidades, intereses y necesidades de las mujeres en sus comunidades y regiones, integrando programas diferenciados que atiendan la diversidad de situaciones que se confrontan en la lucha por sobrevivir. Consideramos que para la formulación de políticas dirigidas a las mujeres campesinas en su quehacer económico, deben de considerarse los siguientes aspectos: · La jornada de trabajo productiva-reproductiva de acuerdo a la división sexual del trabajo. · La situación de las mujeres en cuanto a estado civil, edad, número de hijos, etnia, escolaridad, alfabetismo, y monolingüismo. · La inseguridad e inestabilidad respecto al acceso y control sobre recursos productivos y fuentes de ingresos. · Los escasos recursos productivos disponibles (traspatio, parcela principal y recursos naturales). · La necesidad de combinar la operación de los proyectos productivos con el acceso a los servicios básicos y educación. · Necesidades específicas de capacitación, asistencia técnica y acceso a recursos. · Limitaciones diversas –económicas, políticas y sociales- para su participación en los programas. El objetivo general de las políticas para mujeres campesinas se debe encaminar a que las mujeres tengan seguridad en el acceso a recursos económicos y productivos en condiciones de equidad respecto a los hombres, y a construir espacios para lograr cambios en las relaciones de desigualdad (de clase, de género, étnicas) en la perspectiva de lograr un empoderamiento de las mujeres. Lo anterior supone poner en el centro de las propuestas el que las actividades sean de beneficio de las mujeres mismas y no solamente para la familia y/o la comunidad. Debe dejarse de pensar en la superación de la pobreza de las mujeres sólo en términos de ejecución de pequeños proyectos –como el micro-crédito tan de boga últimamente-, se necesitan actividades concretas, sistemáticas y especializadas. Por ello, hay que incorporar el tema a las políticas y los programas nacionales y regionales: la formación de recursos humanos calificados, los programas de empleo productivo, los análisis de programas de estudio y de los efectos de los cambios en el mercado de empleo para las mujeres, las enmiendas de la legislación laboral, la seguridad social y la integración social. En las políticas públicas de la región se debe dar respuesta a los elementos contenidos en el diagnóstico o problemática expuesta y que por lo tanto atienda cabalmente los siguientes aspectos: Facilitar el acceso de las mujeres campesinas a los diferentes ámbitos de la acción institucional, ya sea en forma de programas como de recursos. Priorizar/privilegiar el gasto (etiquetar porcentajes) para las mujeres en los distintos programas que se ejecuten. Inversiones para fortalecer los procesos de organización autogestiva de las mujeres. Evitar que los proyectos constituyeran una carga adicional y desproporcionada de trabajo sobre ellas. Dar atención en la conciliación y defensa de los derechos agrarios de las mujeres rurales. Otorgar servicios de asistencia técnica, capacitación en los distintos programas y proyectos que se elaboren. Abrir acceso a las mujeres campesinas a los diversos recursos y servicios financieros en condiciones de ejercer una política afirmativa. Atender las necesidades e intereses de las mujeres distinguiéndolas en la formulación de proyectos específicos: Proyectos y acciones productivas; Proyectos sociales y de servicios: Proyectos y acciones que modifican las condiciones de pobreza y exclusión de las mujeres. Es innegable la importancia de atender las necesidades económicas de las mujeres para contribuir a modificar su situación, mediante su participación en proyectos productivos y económicos que respalden su contribución a la producción de alimentos. Por tanto, es necesario construir propuestas integrales a partir de las dificultades y de las necesidades expresadas por las mujeres, con los siguientes lineamientos: · Vincular los procesos productivos y económicos con aspectos organizativos. · La atención productiva al solar a nivel familiar también se debe de integrar a las estrategias de apoyo a mujeres rurales, centrando la capacitación en agricultura orgánica y en manejo de técnicas sustentables e integrales. · Privilegiar, en primera instancia, la producción para el autoconsumo y gradualmente ir avanzando hacia proyectos que supongan la generación de ingresos y servicios A nivel de las metas del Milenio, es importante recordar que la FAO ha recomendado ampliarlas en este tema para abarcar las siguientes: “Mayor control de los alimentos por parte de las mujeres. Mayor atención a las niñas adolescentes. Alimentos para la capacitación. Mayor promoción del papel de la mujer en la seguridad alimentaria. Más personal femenino.” 74 74 V. http://www.rlc.fao.org/mujer/ 3. Desafíos ambientales La región está formada por ciento dos millones de hectáreas, donde habitan sesenta y cuatro millones de personas, de las cuales casi la mitad vive en el campo, alrededor del 40% trabaja en la agricultura y el 18% es indígena. Más del sesenta por ciento de los mesoamericanos son pobres. Miserables en medio de una alucinante riqueza biológica: 1,797 especies de mamíferos, 4,153 de aves, 1,882 de reptiles, 944 de anfibios, 1,132 de peces, 75,861 de plantas, e incontables microorganismos, configuran un opulento corredor biológico en proceso de formalización internacional. Por el momento, más del diez por ciento de la superficie, 11.9 millones de hectáreas, conforman 366 Áreas Protegidas, superficie de la cual el 45% corresponde a México y el 55% al resto de los países centroamericanos. Sin embargo tanto la flora como la fauna son depredadas para la venta ilegal de mamíferos y reptiles -vivos y pieles- así como de plantas, sobre todo orquídeas. El bosque se pierde aceleradamente: 11 millones de hectáreas entre 1992 y 1996…Esta riqueza biológica es posible, entre otras cosas, por la abundancia de agua dulce, que en sí misma es un recurso estratégico: en Nicaragua, Costa Rica y Panamá las precipitaciones son altísimas y hay extensos acuíferos subterráneos: en metros cúbicos de agua por habitante, Belice tiene 66,470, Panamá 51,616, Nicaragua 32,484, Costa Rica 27,936, Honduras 14,818, Guatemala 11,805, México 4,136 y El Salvador 2,820. Armando Bartra, El Sur Como se afirma en la Plataforma de Género y Sustentabilidad, “Un modelo de desarrollo sustentable no puede serlo verdaderamente si no resuelve las desigualdades sociales, y una de las principales fuentes de inequidad es el sistema de relaciones de género predominante. Por su parte, las desigualdades de género no se resuelven únicamente con la incorporación de un porcentaje de participación mayor de mujeres en los espacios en que actualmente resultan excluidas o con un mejoramiento parcial de sus problemáticas más apremiantes, sino que se requiere un cuestionamiento global para la construcción de un modelo de desarrollo verdaderamente sostenible.”75 A pesar de su inmensa riqueza biológica, Mesoamérica sufre, hoy en día, un deterioro inexorable de sus recursos naturales. Así como vimos en la parte de desafíos sociales, la causa de esta problemática la podemos encontrar en el modelo de desarrollo que se ha impuesto, el cual está en función del crecimiento económico sin importar el impacto social, cultural y ambiental que este puede producir. En el aspecto ecológico, este modelo ha producido el colapso de los ecosistemas productivos y naturales, y ha dado origen a la reducción de la biodiversidad, la deforestación, la pérdida de fertilidad y la erosión de los suelos y la contaminación de las aguas y el aire. “Paralelo a estos problemas, se ha dado una pérdida del conocimiento tecnológico tradicional que está íntimamente relacionado con la desvalorización del mundo rural y los altos niveles de migración campo-ciudad. Por otra parte, la ausencia de planificación urbana, el uso de procesos industriales y agroindustriales altamente contaminantes tienen María Paz Aedo y Flavia Liberona. “Hacia una Plataforma de Género y Sustentabilidad, Bases para la Revisión de los Acuerdos de la Cumbre de la Tierra, Mayo 2002”, Proyecto: “Hacia Río+10: Construcción de una Plataforma de trabajo entre organizaciones del movimiento ambientalista-ecologista y de mujeres-feminista”.-- Fundación Heinrich Böell. 75 una considerable responsabilidad en el deterioro ambiental y, consecuentemente, en la salud pública de los (mesoamericanos). También es responsable de esa destrucción del medio ambiente de las zonas rurales, la desigual distribución de la tierra, así como la inseguridad jurídica sobre ella. Datos de mediados de la década de los 80 señalan que el 24% de los finqueros ocupaba el 63% de la tierra (aproximadamente 12.5 millones de hectáreas), mientras que un millón de finqueros poseía 1.75 millones de hectáreas, es decir, un promedio de 1.75 hectáreas por familia (Pasos, 1994). La ausencia de una distribución equitativa de este factor de producción limita la producción campesina a parcelas de subsistencia; lo cual conlleva al agotamiento de la tierra y su consecuente baja productividad, con la que da inicio el ciclo de búsqueda de nuevas tierras… La agroexportación, la ganadería extensiva, la explotación forestal indiscriminada son también, en gran medida, las actividades económicas causantes de este deterioro… El avance de la frontera agrícola, sumado al uso inadecuado de los suelos y la ausencia de un ordenamiento territorial en todos los países de la región, cierne una enorme amenaza sobre los escasos recursos naturales, la mayor parte de ellos ubicados en las áreas de mayor densidad de población indígena”76 En la medida en que aumentan las presiones sobre el medio ambiente, la población que vive en la pobreza enfrenta un creciente deterioro de sus condiciones de vida y el trabajo, en especial de las mujeres, se hace cada día más arduo, extenuante, prolongado y costoso. Efectivamente, la diversidad de aspectos que inciden en el deterioro del medio ambiente, obligan a las mujeres a recorrer cada vez más distancias largas para encontrar madera como combustible y agua para el consumo doméstico o a pagar cada vez mayores sumas para adquirirlas –cabe recordar que en Centroamérica, más del 50% de la población rural depende de la leña como fuente de energía. En Honduras, por ejemplo, esta cifra asciende al 62%, mientras que en El Salvador es del 57%-77. Así día a día, las mujeres tienen que trabajar cada vez más duro para conseguir y manejar sus suministros de agua, obtener sus combustibles, cultivar suelos marginales y exhaustos, y alimentar adecuadamente a sus familias. La restricción de las mujeres en este sentido, compromete negativamente su salud, su seguridad, su desarrollo personal, y el de sus familias y comunidad.78 Wilber Zavala G., “Integración centroamericana y participación de la sociedad civil: impacto sobre el medio ambiente y el desarrollo sostenible” en Ricardo Grinspun y otros. Hacia una Integración desde Abajo: Participación, Sociedad Civil e Integración Centroamericana.—Talleres Gráficos UCA, 1999. 77 Lori Ann Thrupp. “La Perspectiva de Genero en el Manejo de Bosques en América Central: La integración de la Mujer a las Iniciativas de Política Forestal”.-- Center for International Development and Environment, en colaboración con Arleen Mayorga, Ministerio del Ambiente y Recursos Naturales de Nicaragua, 1994. 78 Conexiones no escritas, género, agua y pobreza.-- Fuente de Información Organización de las Mujeres para el Ambiente y Desarrollo (WEDO). Traducción de su versión en inglés, Unidad Coordinadora de Participación Pública y Equidad, Semarnat. DE: WEDO). DE: http://www.wedo.org/sus_dev/untappedsp1.htm 76 A contracorriente de esta situación, Centroamérica ha sido pionera en cuanto a la gestión de un movimiento de mujeres en torno al manejo y uso de los recursos naturales.79 Sin duda, en este tema es indispensable retomar los planteamientos y experiencias de Lorena Aguilar R. y el equipo de trabajo de UICN, pues han inspirado a muchos otros grupos en la región –específicamente en México- y fuera de ésta. Entre las principales sugerencias encontramos: · Desarrollar acciones, a nivel gubernamental, que protejan el derecho de la mujer a tener acceso a los recursos naturales, de los cuales depende su vida. · Identificar obstáculos que limitan la participación de la mujer en los programas de conservación y recursos naturales renovables y no renovables · Buscar mecanismos que eviten obstáculos legales y administrativos que limitan el acceso a la tierra y el crédito para la mujer. · Crear mecanismos que permitan a la mujer transmitir sus conocimientos, experiencias y relación con los bosques, como un aporte fundamental en los planes de conservación y desarrollo. · Crear espacios que permitan la participación de la mujer en la planificación, ejecución y seguimiento de los planes y estrategias de conservación y desarrollo. · Garantizar la participación de la mujer en los proyectos de desarrollo forestal de la región centroamericana. Además de las mujeres organizadas en torno a temas ambientales, algunos sectores, como el de los campesino-indígenas y diferentes sectores vinculados al medio rural (ong’s, academia), están incursionando en los temas del medio ambiente y desarrollo sustentable planteando que es necesario tomar en cuenta los siguientes aspectos: 1. Resolver los problemas de acceso a los recursos naturales y productivos. 2. Integración vertical y horizontal de los sistemas productivos. 3. Asegurar la conservación de la capacidad productiva de los ecosistemas. 4. Desarrollo de nuevas formas de gestión organizada y colectiva de los agroecosistemas. 5. Contrarrestar la caída de los precios de los productos agropecuarios en el mercado mundial a través de la promoción de mercados justos y sustentables, que ligan directamente a pequeños productores y consumidores. “La viabilidad de la estrategia del desarrollo sustentable requiere de la valoración de los mecanismos e instrumentos organizativos de que dispone el sector de los pequeños y medianos productor@s; lo cual se puede alcanzar mediante las siguientes acciones: participación y representación en los espacios políticos donde se definen las líneas económicas; revalorización del sector campesino como sujeto económico, como agente activo en la generación de planteamientos y como referente de la cultura que ha contribuido a forjar las identidades nacionales.”80 Para UNIFEM, el agua es considerada como un bien público, un derecho humano y no una simple mercancía que se comercie en el libre mercado. las mujeres son responsables de buscar las fuentes de agua, identificar su calidad higiénica y calcular la cantidad que necesitarán. Sin duda que estas decisiones, en esta era global dependen de su posición social, ubicación geográfica y las fuerzas del mercado. una variable determinante de la pobreza y explicativa de la feminización de ésta. UNIFEM. “Mujer, medio ambiente, agua: reflexiones sobre la promoción y protección del derecho de las mujeres al agua”.—mayo 2003. DE: http://www.cinu.org.mx/eventos/agua/presUNIFEM.doc 79 Lorena Aguilar R. Centroamérica: el reto del desarrollo sostenible con equidad.-- UICN, 1995. 80 Wilber Zavala. Op. Cit. Temas como el de la crisis social y ambiental generada por la caída internacional de los precios del café, principal sustento de la mayoría de las familias campesinas de la región, y que ha provocado una severa hambruna de productor@s, jornaler@s, y la emigración masiva de la región; el pago por servicios ambientales prestados por la producción campesina cafetalera bajo sombra, por el manejo silvícola sustentable de las empresas comunales, etc. y el impacto de los proyectos mesoamericanos como el del Corredor Biológico Mesoamericano, deben incorporarse más decididamente a la agenda de las mujeres organizadas en esta área. Para concluir, consideramos importante citar las propuestas de las mujeres organizadas que participaron en el Tercer Foro Mesoamericano Frente al PPP (Movimiento Mesoamericano por la Integración Popular) en Nicaragua, pues giran específicamente en torno a los desafíos ambientales que supone la ejecución de dicho plan.81 Riesgo: -Productos agrícolas de exportación y cultivo de peces y camarones. Eso significa una grave dependencia de los precios internacionales y debilitamiento del mercado interno, porque si todo el mundo sólo piensa en exportar, ¿qué vamos a comer aquí? Alternativas: - Exigir que el Gobierno priorice la producción campesina para autoconsumo y el mercado nacional, en vez de promover únicamente las agroexportaciones. - Insistir en la necesidad de una reforma agraria integral que beneficie a las personas excluidas, en especial a las mujeres, y les garantice el derecho a la tierra propia. - De preferencia, consumir productos fabricados en nuestro país, en vez de los importados. Así se podría estimular la producción campesina para el mercado nacional y se fortalecería la soberanía alimentaria (independencia de otros países para alimentarnos). -Plantaciones forestales o de especies exóticas (helechos, orquídeas, plantas medicinales). Igualmente dependerá de precios internacionales, que bajan cada vez que los países en desarrollo aumentan la producción. - Combinar esta clase de cultivos con los cultivos tradicionales, con el fin de reducir la dependencia de los precios internacionales y fortalecer la soberanía alimentaria de los países y de de cada familia campesina. -Biotecnología (por ejemplo, producción de semillas). Como no se tiene suficiente nivel de desarrollo científico para impulsar esta clase de tecnología y carece de marco legal sobre temas de biodiversidad, patentes y productos transgénicos -aquellos que provienen de diferentes especies animales y vegetales combinados mediante ingeniería genética- compañías extranjeras se van a aprovechar de nuestras riquezas naturales. También aumentará la dependencia del campesinado de las semillas importadas. Cada año tendrán que comprar semillas caras y si no las compran, no tendrán nada que sembrar. - Rechazar semillas transgénicas provenientes de los países desarrollados. - Exigir que los productos transgénicos sean etiquetados, para que las y los consumidores puedan rechazarlos. - Promover el desarrollo científico en nuestros países para mejorar nuestras propias semillas. - Ampliar el movimiento de productores y mejoradores de semillas. Crear bancos de semillas criollas. 81 La Boletina, publicación de Puntos de Encuentro. DE: http://www.puntos.org.ni/ -Cuido de áreas naturales protegidas (bosques, etc.). Puede conducir a la privatización de estas áreas y al desplazamiento forzado de los pueblos indígenas que allí habitan. -Turismo (rural, de playa, de aventura, ecológico, histórico, cultural, etc.). En esta lista no está el llamado "turismo sexual", que suele acompañar el desarrollo de otras clases de turismo, y no tenemos marco legal eficaz para castigar a los abusadores. Los incentivos para las pequeñas empresas turísticas todavía no son suficientes, tampoco hay financiamiento para desarrollar turismo histórico y cultural. Se benefician principalmente las empresas grandes, que a menudo tienen un impacto negativo en el medio ambiente y en la vida de las comunidades aledañas. -Construcción de carreteras, represas, ductos petroleros, etc. Para las constructoras nicaragüenses será difícil competir con las empresas de otros países más adelantados, como, por ejemplo, México, y existe el peligro de que desaparezcan. -Industria petrolera. Si en Nicaragua hay petróleo, casi todas las ganancias serán para las compañías extranjeras que vayan a explotarlo; además, implica serios riesgos para el medio ambiente. - Salvaguardar la riqueza biológica del Corredor Mesoamericano y rechazar su privatización. - Exigir que por fin sea reglamentada la Ley de Autonomía de la Costa Caribe, con el fin de hacer efectivos los derechos de los pueblos indígenas y comunidades afrocaribeñas. - Exigir la inmediata demarcación de tierras indígenas. - Exigir que las pequeñas empresas turísticas tengan incentivos eficaces para su desarrollo. - Exigir financiamiento para impulsar el turismo histórico y cultural, basado en el respeto a la diversidad cultural. - Vigilar muy de cerca los avances de los megaproyectos -unos proyectos muy pero muy grandes- para poder dar señal de alerta si hay riesgos para el medio ambiente o amenazas de desplazamiento forzoso de la población. - Exigir la construcción de caminos y carreteras internas que la población necesita para sacar sus cosechas y comunicarse. - Estar pendientes del avance de las exploraciones, informar sobre cualquier problema a través de los medios de comunicación con el fin de influir en la opinión pública, y trabajar en coordinación con las ONGs expertas en temas de la protección ambiental. - Exigir del Gobierno la promoción de fuentes alternativas de energía, menos dañinos para la naturaleza: el viento, el calor generado por volcanes, etc. 4. Desafíos políticos “Las dificultades del acceso de las mujeres al poder público se refieren no solamente al cambio de las condiciones generales del ejercicio de su ciudadanía (dificultades domésticas, adquisición de capacidades, etc.), sino a la resistencia tácita y/o explícita que se manifiesta desde el poder masculino. Para nosotros esto es importante, precisamente cuando tomamos en consideración el gran cambio dado en las últimas décadas por las mujeres latinoamericanas en cuanto a sus capacidades simbólicas: conforme las mujeres estén mejor preparadas para ejercer una ciudadanía activa y participar en los espacios de poder, se hará más evidente la resistencia del poder masculino y, así, la necesidad que tienen los hombres de optar entre la corresponsabilidad o el conflicto genérico”. Ana Isabel García Q. y Enrique Gomáriz M. 4.1. Participación y liderazgo en los poderes formales. Como puede observarse en el siguiente cuadro, en la región existe una limitada participación sociopolítica de las mujeres, la cual difícilmente se corresponde a la dinámica incorporación de las mujeres al mercado laboral -por cierto en condiciones muy desventajosas-. Cuadro 7. Mujeres en la política, 1999 (% de participación) País Belice Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras México Nicaragua Panamá Diputados y Ministros 13.5 35 9.5 8.8 5.5 19.5** 20.7 9.9 Titulares del Ejecutivo 11.1 28.6* 15.4 7.1 33.3 s/i 23.1 20 * Dato de antes de las últimas elecciones. **Calculado para México con los datos de las Estados de: Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Q.Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán Fuente: PNUD, Índice de Desarrollo Humano 2002. Efectivamente, en lo que se refiere a la participación de las mujeres en los diferentes ámbitos del ejercicio público su participación ha sido y sigue siendo mucho más lenta y permeada –como en todos los campos- de una subordinación que impide un impacto claro en las esferas del poder político y social local, nacional y regional. Como afirman T. Valdés e I. Palacios en su valioso trabajo “Participación, liderazgo y equidad de género en América Latina y El Caribe”, “Si la participación remite a la idea de influir en la vida pública, el liderazgo lo hace a la capacidad de transformar la realidad y llevar a cabo proyectos de cambio social. Ambos conceptos apuntan a la idea de que su ejercicio pleno ayudaría a la conformación de una democracia pluralista, representativa y participativa… superar las dificultades que enfrentan las mujeres supone eliminar las barreras que inhiben su participación y crear condiciones que la faciliten. Para revertir esta situación debe confluir la voluntad de los poderes de Estado de avanzar en la equidad de género a través de la adecuación de la legislación y su fiscalización, el diseño y puesta en práctica de políticas públicas y la entrega de recursos para ello; también, la voluntad de los partidos políticos, los agentes económicos y culturales. Supone, asimismo, eliminar o disminuir aquellos elementos subjetivos que actúan como obstáculos para una vida política activa por parte de las mujeres, como son el temor a la competencia con los hombres, la inseguridad en las propias capacidades, la internalización de estereotipos respecto del tipo de rol que les cabe asumir, entre otros.”82 Uno de los primeros obstáculos que se tuvieron que superar fue el de la obtención de la ciudadanía de las mujeres. En la región, la obtención de la ciudadanía formal más antigua se remonta al año de 1946 y al año de 1955 las más recientes (ver el siguiente cuadro). El derecho de las mujeres a votar tiene importancia en sí mismo, pero también significó un paso decisivo para que las mujeres accedieran a la toma de decisiones en la esfera pública, pues estuvo ligado a la posibilidad de ejercer cargos de representación, ministeriales, judiciales, etc. En esta lucha por alcanzar y disfrutar los derechos, las mujeres han continuado luchando porque sus gobiernos adopten la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, “que constituye un instrumento jurídico de carácter internacional, que obliga a los países que la han ratificado a establecer agendas de acción nacionales para el avance de las mujeres y la equidad de género y a garantizar su cumplimiento.”83 Aunque la mayor parte de los países ratificaron la Convención desde 1981, algunos tuvieron que esperar casi diez años más. Cuadro 8. Años de obtención del voto femenino y de ratificación y firma de la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer en Centroamérica y México País Belice Costa El Guatemala Honduras México Nicaragua Panamá Rica Salvador 1949 1950 1946 1955 1953 1955 1946 1986 1981 1982 1983 1981 1981 1981 Año obtención del voto femenino 1954 Año de ratificación y firma de la 1990 convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer Fuente: Teresa Valdés e Indira Palacios, “Participación, liderazgo y equidad de género en América Latina y El Caribe”, CEPAL, LC/L.1302 La incorporación de mujeres en el poder ejecutivo, ocupando las principales carteras de los ministerios o secretarías de Estado en la región mesoamericana se inició en el año 1950, en Panamá con una Ministra en la cartera de Trabajo, Previsión Social y Salud Pública. Sin embargo, la mayoría de los ministerios ocupados por las pioneras se relacionaron con el área social: educación, salud, trabajo y bienestar social, justicia. Ninguna mujer fue designada en economía, finanzas, defensa y mucho menos, en ministerios eminentemente políticos, lo anterior prevalece hasta la fecha en prácticamente toda la región, con algunas excepciones, pues en dos países una mujer ha accedido a la Presidencia (Nicaragua: 1989 y Panamá 1999) y en 3 países han ocupado el cargo de vicepresidentas (Costa Rica: 1998; Honduras: 1997 y Nicaragua: 1995), además en los 82 Teresa Valdés e Indira Palacios. Participación, liderazgo y equidad de género en América Latina y El Caribe.— CEPAL: Santiago, Diciembre de 1999. 83 Ibid. últimos años se ha ampliado el abanico de carteras que ocupan las mujeres, aunque todavía hay áreas que no han dirigido nunca. A nivel del ejercicio del poder local –llámense alcaldes, presidentas o ejecutivas municipales-, encontramos que en la región el porcentaje más elevado lo ocupa Nicaragua, pero solamente con un 20% del total de las entidades locales, destacando Guatemala donde sólo una proporción de un 1% de las alcaldías son ocupadas por mujeres. Cuadro 9. Participación de las Mujeres en entidades de poder local en Centroamérica y México Países Año Total Mujeres Nicaragua Panamá Honduras El Salvador Costa Rica b México Guatemala 1996 1999 1994 1998 1998 1998 1994 145 73 291 ... 81 2 418 330 30 10 37 ... 4 79 4 Porcentaje de mujeres en el total 20.7 13.7 12.7 8.4 4.9 3.3 1.2 Título Alcalde Alcalde Alcalde Alcalde Ejec. Municipal Pdte. Municipal Alcalde Fuente: Teresa Valdés e Indira Palacios, “Participación, liderazgo y equidad de género en América Latina y El Caribe”, CEPAL, LC/L.1302 Respecto a los partidos políticos, siguiendo las tendencias mundiales, encontramos que en prácticamente todos se han conformado ramas, frentes, secretariados y comisiones técnicas femeninas. Sin embargo, los objetivos para tener una representación específica de las mujeres han sido variados pues en algunos solo “representan una forma eficaz de incrementar la presencia de mujeres y su acceso a puestos de mayor jerarquía. La legitimidad de estas instancias varía entre los partidos y mientras en algunos casos se trata de entidades con poder de influencia y fuerte raigambre en la base social, con capacidad para producir cambios, en otros se trata de instancias sin poder real alguno, marginadas de la toma de decisiones.”84 En los últimos años, una de las discusiones más significativas en el tema de equidad de género se ha dado alrededor del tema de las cuotas partidarias. Aunque no existe una tendencia uniforme en cuanto a adoptar las cuotas o no, ni al hecho de que por contar con una política de cuotas se adopte una perspectiva de género en la acción política, en aquellos que las han adoptado ha mejorado la representación de las mujeres. En lo que respecta a la Legislación, aunque ha aumentado el número de mujeres legisladoras –cabe destacar que son las mujeres parlamentarias (senadoras y diputadas, titulares y suplentes) las que introducen iniciativas de ley referidas a la defensa y promoción de los derechos de las mujeres- y se cuenta con un abanico de leyes y mecanismos para promover los derechos de las mujeres, “hace falta monitorear su aplicación e invertir mayores esfuerzos para que las mujeres conozcan el contenido de las leyes y tengan acceso efectivo a los mecanismos instalados para su aplicación. Es preciso 84 Ibid. mostrar y demostrar una voluntad consecuente para superar los obstáculos que impiden la aplicación efectiva de las leyes.”85 4.2. Las acciones institucionalizadas. Aunque en la región existe una política decidida en torno a la creación de instituciones especializadas –ver el siguiente cuadro sobre mecanismos nacionales o estatales institucionales en la región- para atender la desigualdad que sufren las mujeres en la sociedad, y en éstas se desarrollan un sinnúmero de acciones relacionadas o no con la perspectiva de género -como asistencia social, campañas y difusión (comunicación), capacitación, desarrollo de la comunidad y apoyo a la economía familiar, difusión, educación, fomento productivo, micro créditos, microempresas, mujeres rurales, presupuestos, procuración de justicia, proyectos productivos, salud, salud y alimentación, sensibilización y capacitación, violencia y violencia intrafamiliar, coordinación interinstitucional- (Ver Anexo 2: Políticas estatales institucionales hacia las mujeres en Estados seleccionados de México), no podemos decir que exista un balance sobre el impacto que han tenido sus actividades en términos de modificar la situación local de las mujeres, es una tarea pendiente muy importante.86 Es interesante observar que la institución más joven de la región (aunque tuvo antecedentes en otras instituciones con diversos nombres y atribuciones) es la mexicana. También es necesario, romper con la práctica de muchos gobiernos de la región de suscribir acuerdos internacionales y no responder por su cumplimiento efectivo, ya sea porque no cuentan con los medios o porque carecen de voluntad política para hacerlo. Cuadro 10. Mecanismos nacionales para el adelanto de la mujer PAÍS Belice Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras México* Nicaragua Panamá AÑO 1993 1998 1996 1981 1999 2000 1987 1998 NOMBRE Department of Women’s Affairs Instituto Nacional de las Mujeres Instituto Salv. para el Desarrollo Oficina Nacional de la Mujer Instituto Nacional de la Mujer Instituto Nacional de las Mujeres Instituto Nicaragüense de la Mujer Dirección Nacional de la Mujer * Los datos desglosados de México son: Estados Campeche Chiapas Guerrero Año de creación 2000 2001 1998 DEPENDENCIA Ministerio de Recursos, Asuntos de la Mujer y Des.de la Juventud Consejo de Gobierno Ministerio de la Presidencia de la Mujer Ministerio del Trabajo y Previsión (ONAM) Social Presidencia de la República Secretaría de Gobernación Ministerio de la Familia la Mujer (INIM) Ministerio de la Juventud, la Mujer, la Niñez y la Familia Oaxaca 2000 Puebla 1999 Q. Roo 1998 Tabasco Veracruz Yucatán 2002 1999 1999 Fuente: Teresa Valdés e Indira Palacios, “Participación, liderazgo y equidad de género en América Latina y El Caribe”, a CEPAL, LC/L.1302 y elaboración propia para México. En lo que se refiere a los Planes concretos de desarrollo para el mejoramiento de las condiciones de las mujeres, no se obtuvo acceso a la información de todos los países de la María Teresa Blandón. “Liderazgo de la mujer: teoría y práctica”, Seminario del BID/PROLID, México, agosto de 2000. DE: http://www.iadb.org/sds/doc/ProleadLiderazgoBlandon.rtf 86 Existe una “Red de Mecanismos Nacionales para el Adelanto de la Mujer de América Latina y el Caribe”, cuya coordinación regional está asignada actualmente a la República de Guatemala, en particular en la secretaría Presidencial de la Mujer y cuya coordinación de la Sub-Región de México, Centroamérica y Caribe, está a cargo de México. V. Encuentro Regional de Mecanismos Nacionales para la Promoción de la Mujer.—Managua, 22 agosto de 2002. 85 región. Para el caso de México, podemos afirmar que mientras en el discurso –Planes, programas, etc.- se ha manejado la posibilidad de desarrollar una política construida sobre la base de un proceso de participación democrático de las mujeres, diseñada y discutida con su intervención y con la aplicación de metodologías específicas para su participación, en la práctica esto no se ha logrado. De este modo, planes van, planes vienen, se instalan programas específicos dirigidos a diferentes sectores –campesinas, obreras-etc.- que se eliminan después, surgen discursos y siguen pasando los años sin que se cuente con una política integral, que elabore un diagnóstico completo de su situación, a partir de la participación activa de los sujetos, y que abarque las problemáticas regionales y sociales específicas de las mujeres, de sus condiciones de vida, de su participación, de sus intereses y necesidades, etc. Diagnóstico que permita llegar a tener una determinación clara de política, con objetivos, metas cuantificadas y definidas en el tiempo y una construcción de estrategias, acciones e instrumentos para que realmente pueda impactar en cambiar la actual situación de pobreza y desigualdad genérica en que se encuentran la mayor parte de las mujeres mexicanas. 4.3. Violencia La violencia contra las mujeres constituye otro tema fundamental que destacar en términos de los desafíos de las mujeres en la región, pues ésta es una de las manifestaciones más evidentes de las desigualdades económicas, políticas, sociales y culturales entre hombres y mujeres, que determina que una de cada cinco mujeres de la región sufra este fenómeno y que les impide disfrutar de sus derechos humanos fundamentales.87 Aunque carecemos de datos que aportar en términos de toda la región mesoamericana –precisamente por la invisibilización común de esta problemática- la escasa información apunta datos realmente escandalosos. Para muestra, los abundantes y precisos informes que proporciona el Instituto Nacional de las Mujeres de Costa Rica: “En Costa Rica, la violencia contra las mujeres ha cobrado en esta década, promedialmente, la vida de dos mujeres cada mes, asesinadas a manos de conocidos y desconocidos. Esta es sólo una de las más visibles e irreparables consecuencias de esta agresión cotidiana que sufren las mujeres costarricenses”.88 Recientemente (Junio 2001)89 se llevó a cabo una reunión internacional latinoamericana sobre el tema, y en ella se expuso que cualquier forma de violencia hacia las mujeres, tanto en el ámbito público como en el privado, además de constituir una violación a los derechos humanos, es un obstáculo para la equidad y un problema de justicia social. Se planteó también la necesidad de emprender acciones conjuntas y 87 La violencia contra las mujeres comprende la violencia física, sexual y psicológica en la familia, la violencia en el ámbito de la comunidad, incluidas las violaciones, el abuso sexual, el hostigamiento en el trabajo y en instituciones educacionales, la trata de mujeres y la prostitución forzada, la violencia física, sexual y psicológica perpetrada o tolerada por los Estados dondequiera que ésta ocurra (Plataforma de Acción de Beijing, 1995). 88 V. http://www.rlc.fao.org/mujer/ 89 V. Simposio 2001: Violencia de genero salud y derechos en las Américas. Informe final.-- Cancún, México, 4 al 7 del junio de 2001. DE: http://www.paho.org/spanish/hdp/hdw/Symposium2001FinalReportsp.htm coordinadas por parte de todos los sectores, que garanticen la protección y el respeto a los derechos humanos de las mujeres tomando en consideración las diversidades de edad, etnia, clase social, orientación sexual y creencias religiosas, entre otras. Entre las consideraciones finales de la reunión -que nos parecen medulares en cuanto a posibles acciones públicas o institucionales para la región- están: El Estado debe garantizar el respeto, protección y ejercicio de los derechos humanos de las mujeres, incluidos sus derechos a una vida libre de violencia y a la salud integral y al ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos, mediante mecanismos de protección eficaces y accesibles a las mujeres, para que de esta manera se propicie el ejercicio pleno de su ciudadanía y su empoderamiento; El Estado debe garantizar el pleno acceso de las mujeres a la justicia asegurando la aplicación efectiva de la legislación nacional vigente, en correspondencia con las convenciones internacionales ratificadas sobre los derechos humanos de las mujeres. En casos de violación, instan a los gobiernos a promover y facilitar la anticoncepción de emergencia, la prevención y tratamiento de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), incluyendo el Sida, y el acceso a servicios seguros para la interrupción legal de un embarazo, así como asegurar atención especializada a menores de edad en casos de incesto. La definición de la violencia de género como un problema de salud pública, responsabilizando a este sector en su tratamiento, y en el aporte de respuestas integrales en la atención que consideren el bienestar emocional, mental y físico a lo largo del ciclo de vida de las mujeres, enfatizando la protección de las migrantes y a quienes conforman grupos étnicos discriminados. Se deben crear estrategias educativas y de sensibilización, en especial a través de los medios de comunicación, que fomenten la participación de la sociedad y promuevan una cultura de no violencia, como herramienta fundamental para evitar la reproducción del fenómeno, así como eliminar estereotipos y actitudes que legitimen o exacerben la violencia contra las mujeres y las niñas. 4.4. Participación en las organizaciones sociales. En este tema, y en todos, cabe destacar el papel que las organizaciones civiles de mujeres y mixtas de toda la región han tenido a lo largo de los años. Como afirman T. Valdés e I. Palacios “Muy especialmente, después de la década de 1970 las organizaciones sociales de mujeres tuvieron un importante papel en los distintos países. Se conformó entonces, un movimiento amplio que reunió desde organizaciones vecinales y barriales hasta organizaciones políticas de mujeres. A estos decenios corresponde el florecimiento de organismos no gubernamentales, pequeñas instituciones sin fines de lucro destinadas a la promoción de las mujeres y también a la investigación. La creación de casas y espacios de mujeres, de centros de información, de casas de acogida para mujeres golpeadas fueron conformando una red de apoyo en comunidades y ciudades. La articulación y coordinación entre organizaciones de diferentes países se fue incrementando a contar de los años setenta, sobresaliendo la realización de los encuentros feministas de América Latina y el Caribe, iniciados en 1981 en Colombia. En 1999 corresponde realizar el octavo encuentro en República Dominicana. Estos congregaron, primero a cientos y después a miles de feministas de la región. Estos eventos son la culminación de congresos y reuniones realizadas en los diferentes países y son de gran relevancia como expresión de identidad y también por los debates feministas que allí se dan. (Otra) de las principales formas de acción política de las mujeres —a nivel nacional y regional— han sido las redes temáticas. Las organizaciones y organizaciones no gubernamentales de mujeres han conformado redes temáticas, en los ámbitos de la salud, violencia, trabajo, educación de adultos, etc., y también en otros sectores específicos como son los que comprenden a las mujeres negras, indígenas y lesbianas. Esta modalidad se extiende a toda la región retroalimentándose las redes nacionales que las integran.”90 La creciente consolidación e institucionalización del movimiento de mujeres regional -creación pequeñas instituciones no gubernamentales- favoreció la especialización en su trabajo, modificó la relación con los organismos públicos, pero también dio origen a fuertes tensiones dentro del movimiento, particularmente porque se generaron dificultades con las organizaciones sociales de base y por las relaciones establecidas con el Estado –en especial por la crisis de financiamiento internacional hacia estas instituciones-. Esta tendencia ha continuado hasta la fecha y es importante discutirla, a nivel de los retos planteados, sólo señalaremos dos opiniones relativas a este tema:91 Hay quienes sostienen que el fortalecimiento de los procesos de empoderamiento en el ámbito de las organizaciones de mujeres acarreará como consecuencia un cambio de los estilos de liderazgo y participación en las organizaciones mixtas de la comunidad, haciéndolas más democráticas y participativas; generará condiciones positivas para la negociación y la movilización comunitaria a favorable a los intereses de las mujeres; fomentará la cooperación de los varones en la promoción de los derechos de la mujeres. “Siguiendo esta lógica el "fortalecer las organizaciones de mujeres" es un objetivo y un instrumento de los procesos de desarrollo y democratización. Es objetivo en cuanto se crean condiciones para que la organización genere beneficios y, con mayor eficiencia, satisfaga los intereses inmediatos de sus participantes. A través de las organizaciones se puede ofrecer recursos como habilidades, nuevos conocimientos y actitudes hacia las esferas de 90 T. Valdés e I. Palacios, Op.cit. En este sentido T. Valdés e I. Palacios afirman que “La crisis de financiamiento que han enfrentado en muchos países ha tenido como consecuencia que deban acudir en mayor proporción a las licitaciones y propuestas de los organismos públicos. Allí actúan en su rol técnico profesional, como ejecutoras de programas o de consultorías y pierden en gran medida su rol político. Ello ha relevado los temas de la autonomía del movimiento y las formas en que debe relacionarse con el Estado. Esta tensión se agudizó porque los mecanismos gubernamentales han asumido en una medida importante la que fuera la agenda del movimiento en los años setenta y ochenta. Asimismo, profesionales y técnicas del ámbito no gubernamental de mujeres se incorporaron a las instancias y espacios creados en organismos públicos a partir de la elaboración de políticas de igualdad. En muchos países han colaborado activamente en la incorporación de la agenda de la equidad en las políticas. No obstante, estos significativos aportes han tenido consecuencias para el mundo no gubernamental y el mayor desafío ha sido proyectar una nueva agenda de las mujeres para el tercer milenio, a partir de los logros alcanzados hasta hoy.” Ibid. 91 afiliación e identidad menos permeables, pero más sostenibles, de redes ya establecidas o densamente relacionadas”.92 Sin embargo, otro aspecto relacionado, “donde es difícil no caer en el peligro de confundir los medios y los fines es en la participación y el trabajo de las organizaciones no gubernamentales y sociales. En los últimos años, fruto de las nuevas políticas de ajuste y de crecimiento que planteaban una menor intervención del Estado, unos menores gastos del mismo y una mayor eficiencia en el uso de los recursos públicos para conseguir una mayor competencia económica, se ha producido una retirada del Estado de algunos terrenos. Esto ha reforzado el papel de las organizaciones no gubernamentales y los movimientos de base como provisores de una serie de servicios a la comunidad. Sin discutir lo positivo de la intervención de la comunidad y de sus organizaciones en los problemas que les afectan, existe la posibilidad de que sean utilizadas como forma más eficiente de provisión por el ahorro de recursos que puede suponer su trabajo gratuito en el bienestar comunitario, más que por objetivos de participación política o potenciación de los y las afectadas.” 93 Finalmente respecto a la información sobre participación femenina en organizaciones gremiales, encontramos que existe en la región una gran heterogeneidad. Desde la total ausencia de mujeres en sindicatos y organizaciones campesinas, hasta una proporción de 60% de mujeres en cargos directivos. Los desafíos en esta área se relacionan con las consecuencias de la globalización, la integración de mercados, la flexibilización y precariedad laboral, la desregulación estatal, etc. Por ello es de gran importancia en términos de mejorar o no la condición de las mujeres. En general, puede decirse que se mantiene la situación de subrepresentación de las mujeres en las distintas esferas de poder. Para concluir esta sección, retomaré las palabras de las multicitadas T. Valdés e I. Palacios: “La ciudadanía pareciera ser una realidad contradictoria y esquiva para las mujeres de nuestros países, pues si bien se ha avanzado significativamente en los derechos políticos y civiles, los derechos económicos, sociales y culturales no se han logrado plenamente. Se trata de derechos que requieren que el Estado juegue un papel activo y precisamente asistimos a una etapa caracterizada por el retiro del Estado de las tareas de protección social… En este sentido, los procesos de modernización y reforma del Estado, de descentralización y globalización, han incorporado fuertes tensiones en relación con la participación para las mujeres. Los actores institucionales respectivos no siempre consideran el respeto al derecho a tener derechos y a participar en el debate público del contenido de las normas, leyes y políticas, es decir, el ejercicio de la ciudadanía. Se trata de procesos que en su conjunto presentan déficit de ciudadanía.” 94 Entre las recomendaciones que apuntan hacia los gobiernos están: 92 Astrid Bant Haver. Op.cit. No podemos olvidar que este trabajo comunitario gratuito está generalizado en el caso de las mujeres y contribuye a que tengan una mayor carga de trabajo. Ana Isabel García Q. y Enrique Gomáriz M. “Género y ciudadanía...”. Art.cit. 94 T. Valdés e I. Palacios. Op.cit. 93 a) fortalecer los mecanismos institucionales que favorezcan la paridad y promuevan la participación de las mujeres; b) crear espacios de diálogo efectivo —con capacidad decisoria— con la sociedad civil y sus representantes en materias de programación y planificación de políticas públicas; c) destinar en forma sostenida un mayor porcentaje de recursos para políticas públicas con perspectiva de género y dirigidas a las mujeres; d) desarrollar políticas públicas coherentes dirigidas a la equidad de género; e) trabajar intersectorialmente en pro de la equidad de género y desarrollar campañas hacia el ámbito interno del Estado y la sociedad en su conjunto a fin de ir eliminando prácticas discriminatorias en contra de las mujeres. 5. Conclusiones A lo largo del documento, se señalaron diversos desafíos de las mujeres de la región mesoamericana. Tanto en lo individual como en el conjunto, reclaman el derecho a tener derechos y no sólo la igualdad formal de contar con las mismas oportunidades. En el fondo, el planteamiento se centra en la demanda de constituirse como miembros plenos y participativos de la vida social, económica y política de la sociedad. Sin embargo, el “gran desafío” no será posible si no son satisfechas las necesidades mas básicas. Las actuales condiciones de desigualdad imperantes, no sólo impiden una ciudadanía plena de las mujeres, sino que las dividen en ciudadanas de primera, de segunda y hasta de tercera, dependiendo del número de inequidades que acumulen. ¿Qué podemos concluir? No se trata de “hacernos las víctimas” una vez más, o de lanzar vivas al aire por las escasas mejoras obtenidas en los últimos años. Se trata más bien, de reflexionar dónde centrar nuestros esfuerzos mujeres y hombres, sociedad y gobiernos, indígenas y mestizas. De proponer y discutir por donde avanzar para alcanzar los cambios que se requieren de manera urgente. Uno de los “desafíos de los desafíos” es, por tanto, ampliar la identidad que compartimos como mujeres de una región para dar paso a la construcción de una identidad acrecentada: La de mujeres mesoamericanas que se organizan y luchan ya que no se resignan a vivir siempre en las escandalosas condiciones de vida que vimos a lo largo del documento y que nos impone el actual modelo económico. Efectivamente, y de manera reiterada, se trata de uno de los más grandes retos: luchar y construir un mundo donde pobreza, discriminación, y desigualdad no sean destino para la mayoría de las mujeres mesoamericanas. En este sentido, el desafío es construir una hermandad que nos permita alcanzar una vida digna que considere el ejercicio pleno de los derechos de mujeres y de hombres. ¿Qué tanto las políticas públicas y las instituciones especializadas han dado paso en ese sentido?, ¿Cómo acortamos las abismales distancias entre políticas económicas vigentes y políticas sociales remediales?, ¿Por dónde empezamos cuando se trata de resolver tantas y tantos asuntos? Comprendemos que ningún cambio sustancial se dará por decreto, éstos ayudan a defendernos, pero sólo la participación organizada y consciente de las mujeres será capaz de consensar acciones colectivas prioritarias. 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POLITICAS ESTATALES INSTITUCIONALES HACIA LAS MUJERES EN ESTADOS SELECCIONADOS DE MEXICO (2003) . ESTADO ÁREAS PRIORITARIAS POLITICAS PUBLICAS Y PROGRAMAS ESTATALES AVANCES LEGISLATIVOS DE ATENCION DE LAS MUJERES Colaboración con INMUJERES para la formulación del Programa Modificación de la Ley de Asistencia Social para CAMPECHE Salud y alimentación Educación Nacional para la Igualdad de Oportunidades y no discriminación el Estado de Campeche (2001) Mujeres Rurales contra Mujeres 2001-2006 (proequidad) Aprobación de la Ley de Prevención y Atención de Proyectos productivos Mejores condiciones para las jefas de familia, convenios de la Violencia Intrafamiliar en el Estado de colaboración con INFONAVIT, Instituto de Vivienda del Estado Campeche (2001) de Campeche e INEA. Revisión para su instrumentación del Reglamento Programa Mujeres en Desarrollo Rural Interior del Fondo de Financiamiento de Proyectos Fondo de Financiamiento de Proyectos Productivos para la Mujer Productivos para la Mujer Campesina Campesina FIPROMUCAM, 1998. Creación del Instituto Estatal de la Mujer, el 19 de diciembre de 2000. Presupuestos Priorización por consenso de acciones inmediatas con equidad de Creación del Instituto de la Mujer CHIAPAS Sensibilización y oportunidades para la participación de mujeres indígenas. Conformación del Subcomité Especial de Equidad capacitación Programas Microempresas Sociales y Microfinanciamiento para de Género (SEEG) al interior del Coplade. Campañas y difusión Mujeres Una semilla para crecer Revisión de la Ley de Prevención, Atención y (comunicación) Convenios de colaboración para la capacitación de funcionarios/as Asistencia a la Violencia Intrafamiliar en Chiapas. Microempresas públicos/as: PIEM-COLMEX, CESEM A la par se revisan los códigos civil y penal y sus Violencia intrafamiliar Programa Mujeres trabajando unidas, como parte de los esfuerzos respectivos códigos de procedimientos para por generar metodologías de trabajo conjuntamente con ONGs proponer iniciativas de reformas. Programa Desarrollo agroindustrial y artesanal para el estado de Creación del Consejo Estatal para la Prevención, Chiapas Atención y Asistencia a la Violencia Intrafamiliar. Programa de radio Otro modo de ser, revista Mujeres y periódico Se presentó a la LXI Legislatura del Congreso del mural Entre nosotras. Estado la Agenda Legislativa con visión de Dentro del programa Oportunidades productivas se inicio la género. operación del programa Proyectos productivos para mujeres. Elaboración del Plan de Igualdad de Cocinas comunitarias. Oportunidades para las Mujeres en Chiapas Publicación del texto Las mujeres de Chiapas en el presupuesto de Firma del documento Compromisos por la gobierno del 2000 y se avanzó en el análisis de la cuenta pública Igualdad de Oportunidades signado por 22 del 2001. dependencias del gobierno estatal. GUERRERO Desarrollo de la comunidad y apoyo a la economía familiar Proyectos productivos Violencia intrafamiliar OAXACA Proyectos productivos Violencia intrafamiliar Sensibilización y capacitación Presupuestos Apoyo de las promotoras comunitarias rurales del DIF Guerrero a las mujeres indígenas. Proyectos productivos para mujeres a través de los programas Desarrollo de los Pueblos y Comunidades Indígenas; Impulso Productivo de la Mujer; Oportunidades Productivas y Proyectos de Inversión Rural. Microcréditos a través Fondo Financiero de Apoyo a la Mujer y del Fideicomiso Fondo de Microfinanciamiento a Mujeres Rurales (Fommur). Atención jurídica a las mujeres a través de la Procuraduría de la Defensa de los Derechos de la Mujer y los centros de Apoyo a Víctimas de Violencia Intrafamiliar. Financiamiento a proyectos de mujeres a través de los Programa Oportunidades Productivas, en las modalidades de Crédito Social, Proyectos Productivos para las Mujeres, Primer Paso Productivo y Acompañamiento y Formación Empresarial. Así como del Programa Impulso Productivo de la Mujer. Cocinas comunitarias. Capacitación a comités DIF en temas como violencia intrafamiliar. Asesoría jurídica civil, familiar y penal, así como acciones de conciliación en materia de violencia intrafamiliar y otras. Se encuentran trabajando 21 Subprocuradurías y un Módulo de Atención al Menor y la Mujer dependientes de la Procuraduría de Justicia del Estado. Capacitación para la equidad de género en el servicio público estatal. Programa “Municipio con equidad de género: un nuevo municipio” a cargo del IMO. Investigación: Presupuesto de Egresos del Estado de Oaxaca 2003 diseñado desde la perspectiva de género. Programa de especialización en materia de Perspectiva de Género del Poder Ejecutivo de Oaxaca (2003) Inauguración de los Núcleos de Atención Integral a Víctimas de Violencia Intrafamiliar (¿?) En coordinación con el Comité de Planeación para el Desarrollo del Estado (COPLADE), se brindó capacitación para la priorización de obras desde la perspectiva de género. Con el propósito de mejorar el funcionamiento del Centro de Apoyo Interdisciplinario para Víctimas de Violencia, fue suscrito un convenio de colaboración entre la Procuraduría General de Justicia del Estado, la Secretaría de la Mujer y el DIF Guerrero. La Ley de Ingresos aprobada por el Congreso incorpora el género como un indicador fiscal para el ejercicio fiscal del año 2003. Preparación de dos paquetes de propuestas de reformas legislativas por el IMO. La primera iniciativa propone modificar la Ley de Planeación del Estado de Oaxaca, Ley que crea el Organismo Público descentralizado Coplade, Ley de Presupuesto, Gasto Público y su Contabilidad, Ley Orgánica del Poder Ejecutivo. La segunda propuesta obedece a la actualización de leyes diversas para adecuar su contenido a las disposiciones internacionales firmadas por nuestro país, como la CEDAW. PUEBLA Violencia Microcréditos Educación QUINTANA ROO Capacitación Violencia intrafamiliar Salud Difusión Asistencia Fomento productivo En el 2000 se puso en marcha el Programa Estatal Contra la Violencia Familiar, que brinda asistencia y defensa jurídica. Programa Estatal de Desarrollo Integral de Mujeres Emprendedoras Inauguración de la Plaza Comunitaria Institucional en la Casa de la Mujer Poblana para atender a adultos sin educación básica. Programa de microcréditos a mujeres a través del COPAME y el Programa de Proyectos Productivos. Firma de convenios entre el IPM y 30 municipios, para que a través de Comisiones de Grupos Vulnerables, Juventud y Equidad entre los géneros, compartan experiencias. Inició la construcción del Hospital de la Mujer, cuenta con una unidad de cancerología. Fondo de Proyectos Productivos de las Mujeres Poblanas. Programa de “Piso Digno” para el mejoramiento de la vivienda, beneficia en mayor medida a mujeres. Impulsó a programas productivos como parte de las tareas del IPM, así como vinculación interinstitucional. Capacitación de la mujer en actividades productivas y la comercialización de productos. Difusión de los derechos y obligaciones laborales de las mujeres. Centro de Atención a Victimas de Violencia Intrafamiliar del Estado de Quintana Roo (DIF) Programa “En Quintana Roo Nos Vacunamos Contra la Violencia (DIF) que consta de la entrega de una cartilla y acciones de sensibilización a población abierta. Programa Oportunidades productivas, Coinversión Social, Programa para el Desarrollo de los Pueblos indígenas y Programa Jefas de Familia, todos dirigidos a mujeres. Fomento artesanal. IQM- pláticas y campañas diversas Establecimiento de 20 microempresas con fondos del Instituto Nacional Indigenista, la Secretaría de Desarrollo Social y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Recursos Pesqueros y Alimentación. Creación del Instituto Poblano de la Mujer (1999) como organismo público descentralizado. Aprobación de la Ley de Prevención, Atención y Sanción de la Violencia Familiar (2001). Modificaciones al Código Civil, para eliminar términos discriminatorios hacia las mujeres (2001) Ley de Prevención, Atención y Sanción de la Violencia Familiar para el Estado de Puebla (2001). Modificaciones a los códigos civil, penal y de procedimientos para ambos. Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Intrafamiliar del Estado de Quintana Roo (2002). TABASCO Salud Educación VERACRUZ Salud Capacitación Educación Proyectos productivos Difusión Integración de la sexta clínica de displasia. Operación de 11 clínicas en atención a la mujer Atención a la violencia intrafamiliar por parte de la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia. Programa de Fortalecimiento de la Igualdad de Oportunidades Educativas de las Mujeres. Programa Contra la violencia eduquemos para la paz promovido por el Indujeres. Capacitación a servidores/as del sector salud Cursos de alfabetización y capacitación a grupos de mujeres indígenas y rurales. Tarjeta Mujer Amiga otorga descuentos en comercios de bienes y servicios. Apoyo a mujeres productoras para intercambiar experiencias, fomentar la asociación, mejorar la calidad y la producción. Cursos de formación. Proyecto Alimentario Regional de Producción Doméstica de Hongos Seta. Divulgación de la Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar en el Estado. Instalación de 21 Programas Municipales de la Mujer y 7 Casas de la Mujer. TELMUJER 075 Línea de las Mujeres, brinda atención y asesoría médica, psicológica y jurídica. Autodiagnóstico sobre la violencia familiar en coordiación con el PAREIB Acuerdo de Colaboración con el Centro de Estudios e Investigaciones Gestálticos, A.C., para la atención a mujeres que sufren violencia. Proyecto Propuestas para una Convivencia Democrática en las Familias, instrumentado por PNUD e INMUJERES. Programa de Microempresas Productivas Ley para la Prevención y Tratamiento de la Violencia Intrafamiliar para el Estado de Tabasco (2002) Acuerdo de colaboración con el sistema de telebachillerato para difundir los temas de derechos sexuales y reproductivos, autoestima y salud a la población estudiantil. Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar del Estado de Veracruz (1998). Modificaciones a los códigos civil, penal y de procedimientos para ambos. YUCATAN Procuración de Justicia Difusión Salud Proyectos productivos Violencia Creación de la Dirección para la Prevención de los Delitos contra la Mujer, el Menor, Personas en edad Senescente y Grupos vulnerables con dos agencias del MP especializadas. Pláticas Tarjeta de descuento del Instituto de Equidad de Género IEGY. Fomento artesanal. Programa Mujer Campesina para proyectos productivos. También la Alianza para el Campo constituyó un programa de Atención a la Mujer Rural con una perspectiva de género Programa de Desarrollo Productivo de la Mujer del FONAES. Inició la elaboración del Programa Estatal para la Equidad de Género 2001-2007. El Subcomité Especial de la Mujer analizó las problemáticas de mayor interés en materia de equidad de género en el Estado de Yucatán. Trabajo conjunto con Inmujeres: laboratorios para el Desarrollo de Indicadores de Evaluación e Indicadores con Enfoque de Género, Diplomado (FLACSO) Encuentro con mujeres empresarias yucatecas en el marco de la Reunión Internacional del Mecanismo de Cooperación AsiaPacífico (APEC). directorio de mujeres funcionarias Fuente: Elaboración a partir de los Informes Anuales de los Gobiernos Estatales. Convenio de colaboración entre el IEGY y el INFONAVIT Decreto 125, que crea el Instituto para la Equidad de Género en Yucatán (IEGY) en sustitución del Instituto de la Mujer en Yucatán (mayo de 2002) firma de convenios de colaboración el Instituto de Educación para los Adultos, la Secretaría de Salud de Yucatán, el Instituto de Seguridad para los Trabajadores al Servicios del Estado, la Universidad Autónoma de Yucatán, el Instituto para el Desarrollo de los Mayas, la Asociación Yucateca de Universitarias A.C., el Consejo Estatal contra las Adicciones, el Instituto Escolar del Sureste A.C., el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores y la Secretaría de Desarrollo Rural y Pesca. Creación de la Comisión Permanente de Equidad y Género del H. Congreso de Yucatán (abril 2002) Firma de 32 Convenios de Colaboración con igual número de municipios para la integración de Consejos Municipales de la Mujer. Ley para la Protección de la Familia del Estado de Yucatán (1999). Establece las bases y procedimientos de protección contra la violencia familiar en el Estado. ANEXO 2. POLITICAS ESTATALES INSTITUCIONALES HACIA LAS MUJERES CAMPESINAS EN LOS PAISES DE CENTROAMERICA PAIS POLÍTICAS PÚBLICAS Y ÁREAS PRIORITARIAS COSTA RICA Oportunidades entre Mujeres y Hombres. Desarrollo PND estratégica para la educación POLÍTICAS ENFOCADAS EN LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES -2002. - Reconversión productiva - Fortalecimiento de los recursos humanos - Modernización institucional, Igualdad de oportunidades del Sector Educación. - Desarrollo rural - Programa de Ofertas Educativas Flexibles para Jóvenes, y Programa de Alfabetización. - Políticas del Sector Agropecuario (1998-2002). de trabajo. - Intermediación de bolsa de empleo. - Generación de empleo temporal y subsidios para capacitación EL SALVADOR Mujer PNM pesca y alimentación os de generación y transferencia de tecnología. - Mejoramiento de estrategia para inserción en actividades productivas. - Investigación en materia de tecnología de alimentos. - Participación de mujeres en microempresas rurales, agropecuarias y de servicios. LEGISLACIÓN RELATIVA A LA MUJER RURAL (Leyes adoptadas y modificadas a partir de 1995) Ley 7 446 contra el hostigamiento sexual en el empleo (1995) Ley 7 586 contra la violencia Doméstica (1996) Ley 7 441 y Ley 7 621 del sistema de remuneración para licencia de maternidad en el Código de Trabajo (1995 y 1996) Ley 7 769 de Atención a las Mujeres en Condiciones de Pobreza (1998) Ley 7 801 de creación del INAMU (1998) Directriz del Poder número 21 del Programa Construyendo Oportunidades (1999) Ley 7 940 sobre autorización al Instituto Mixto de Ayuda Social para condonación de créditos hipotecarios/viviendas de interés social (1999) Ley 7 950 para promover programas de vivienda rural y urbana y concesión de créditos para construcción de viviendas de carácter social (2000) Convenios y convenciones vigentes y ratificados 1999-2004. - PRODAP, Desarrollo rural y capacitación productiva. 80, 14 de julio 1994, Diario Oficial No. 158, Tomo 324 del 29 de agosto de 1994. en salud reproductiva, oftalmológica, nutrición y alfabetización, generación de empleo y utilización de mano de obra familiar, adopción y transferencia de tecnologías apropiadas y conocimientos. 14 de julio de 1994, Diario Oficial No.169, Tomo 324, 13 de septiembre de 1994 tuación. GUATEMALA 1996-2000 y Plan de Equidad de Oportunidades de las Mujeres Guatemaltecas 1999-2001. 2004 del Plan de Gobierno de Alfonso Portillo. HONDURAS Programa de alfabetización y educación básica de jóvenes y adultos en Honduras (PRALEBAH). Programa Educación para Todos (EDUCATODOS) Programa hondureño de Educación Comunitaria (PROHECO) Proyecto Educación para el Trabajo (POCET) Proyecto Desarrollo de la Educación en Comunidades Urbano Marginales de Honduras (DECUMH). Proyecto Juventud, Población y Salud Proyecto de la Educación Alternativa No Formal Proyecto Centro de Educación para el Trabajo de Yoro (CETY) Proyecto ABCDESPAÑOL Proyecto Apoyo a la Formación Profesional en Honduras (AFOPH) Proyecto Lempira Sur rural. trabajadoras agrícolas -2004 - Política de participación de la mujer y juventud rural. - Programa de apoyo a la descentralización de servicios del Ministerio de Agricultura. - Fortalecimiento de las organizaciones empresariales del sector rural y grupos subsectoriales. Convenios y convenciones vigentes y ratificados W (firmado en 1981) -2001: - Acceso equitativo a la educación, igualdad de oportunidades. - Sistema educativo para formación de la mujer, inserción laboral. - Inserción de organizaciones de mujeres productoras en comercio internacional como propietarias de medios de producción. mediante consejos de desarrollo regionales para fomentar la sostenibilidad de las empresas. Fortalecimiento técnico y financiero de empresas del sector social. sector formal, Código de Trabajo. -2000). uidad de Género en el Agro Hondureño (1999-2015). 2002). Convenios y convenciones vigentes y ratificados CEDAW (firmado en 1980) (PROLESUR). trabajo, educación y NICARAGUA y planes con equidad e igualdad de género en el sector agropecuario. desarrollo económico. las mujeres en general: Artículos 48, 24, 73, 82 oportunidades, instancias gubernamentales como Urbana y Agraria mancomunada oportunidades Crédito Rural Rural oportunidades del ciclo agrícola 2000-2001. -94 - Creación del Programa Nacional de Desarrollo Rural -97, Creación de la Comisión Interinstitucional de Mujer y Desarrollo Rural Tenencia de la Tierra,. modernizar Nicaragua. para las Mujeres Rurales del Fondo de Crédito Rural. sociedad civil. PANAMÁ Rural enfocadas en la igualdad de oportunidades en el trabajo, la educación y el desarrollo económico. las mujeres (1999) Fortalecimiento de Foros de Mujeres Rurales e Indígenas la sociedad civil. Desarrollo Fuente: CEPAL. Desarrollo sostenible, pobreza y género América Latina y el Caribe: medidas hacia el año 2000.—CEPAL: Santiago, septiembre de 1997.