ASPECTOS PSICOLÓGICOS Y SOCIALES DE LAS FANTASÍAS FECUNDANTES * Nohemí Reyes de Polanco En etapas precoces del desarrollo temprano del ser humano, las observaciones de la relación madre-hijo han aportado elementos valiosos para la clínica psicoanalítica y la conceptualización teórica de la sexualidad, el narcisismo, los afectos, la estructuración psíquica y del self; entre otros aspectos del psicoanálisis. En primer término debo destacar, que en este ensayo me concentraré en la investigación de la evidencia clínica, con la intención de comunicar la forma como los padres, en tanto parte de un ámbito psicosocial, participan en la futura estructuración psicológica y socialización de un niño. Al respecto, las observaciones y fundamentos teóricos se referirán al papel que guardan las fantasías prenatales en la constitución de esto fenómenos. Conviene destacar que, las indagaciones aquí expuestas se centrarán desde el narcisismo materno. En este contexto, el objetivo primordial de este trabajo es analizar de que manera la madre organiza las depositaciones de las fantasías fecundantes para intentar predestinar a un hijo; así como fundamentar la importancia de los efectos de los valores sociales y psicológicos de las fantasías fecundantes en el desarrollo del niño. El análisis supone considerar y luego relacionar varios aspectos a saber: 1) estudio y forma en que se organizan las fantasías a un bebé, a propósito de las proyecciones parentales; 2) algunas expresiones psicológicas y sociales de las fantasías fecundantes y finalmente 3) vías por las que se expresan éstas. Cabe subrayar que, los planteamientos propuestos en este trabajo provienen de los datos clínicos de tratamiento analítico y de entrevistas semiestructuradas [1] tratadas con la técnica de análisis de contenido, efectuadas a un grupo de madres mexicanas, de nivel socioeconómico bajo, población urbana; posterior al primer encuentro con sus recién nacidos, es decir, la primera vez que ellos entraron en contacto e intimidad. Este ensayo forma parte de una investigación llamada "comunicación primigenia". ANTECEDENTES.- Para abordar estos temas me apoyaré en trabajos previos realizados con respecto a la influencia de las fantasías prenatales y preconceptivas de las figuras primarias y su transmisión sobre sus vástagos. Al respecto, autores como Bribring (1961); Pines, (1981); Vives y Lartigue (1994) interesados en estudiar los procesos psicológicos en el embarazo, refieren como evento común en esta etapa, el trabajo psicológico de los padres mediante fantasías dirigidas al bebé por nacer. Una constante teórica de estos psicoanalistas es reconocer que el embarazo representa un período matizado por toda clase de fantasías y expectativas hacia el producto. A propósito de la observación de la detección de las fantasías prenatales y de su efecto temprano en la personalidad del niño, en los últimos tiempos se ha implementado toda una teoría en torno a la relación fantasmática entre los padres y su hijo por nacer; ésta sostiene que el vínculo se empieza a forjar antes o inmediato a la concepción. Se destacan como representantes de esta tendencia Levobici (1989); Vives (1991); Feder (1980, 1967, 1968); entre otros. Este último, se ha dedicado a investigar el tema, en un artículo publicado en 1967, trata aspectos como la concepción, las fantasías preconceptivas y el decurso o destino del individuo; describe las vicisitudes de los hijos deseados y no deseados, producto de la satisfacción o frustración. Posteriormente, en 1968, sus trabajos sobre el mismo tema lo condujeron al desarrollo de una teoría en torno a la psicogénesis humana; especialmente sobre las ambivalencias y los conflictos paternos antes de la concepción y sus consecuencias en la vida del ser humano. Concluye que las fantasías funcionan como determinantes de futuras vicisitudes en la vida del hijo. En otro orden de ideas, Levobici (Ibíd), al trabajar con bebés y sus padres, observó detalladamente la interacción entre estos, llegando a demostrar el lugar que ocupa el infante en el devenir de las generaciones; sugiriendo que las fantasías intergeneracionales de los padres acerca del hijo influyen en su comportamiento futuro. En esta misma línea de pensamiento, Vives (Ibíd) considera que los padres del bebé participan activamente en la construcción de este nuevo ser desde antes de su nacimiento; y que esta intervención se realiza a través de "imponerle" las representaciones de las fantasías que elaboraron, mismas que insertan en él, en un lugar predeterminado por el mundo interno de los progenitores. Él sostiene que dichos precursores estructuran la representación de un bebé imaginario en el mundo interno de la madre, y por otra parte constituyen las bases para la futura relación con el objeto bebé real; afectando así la estructuración de su personalidad. Algunos autores como Stern, (1991); Araujo y otras (2000) han expresado su punto de vista, en torno a las bases de la estructuración del self, a partir de las fantasías parentales, que se caracterizan por la atribución de las percepciones basadas en deseos; referidas por éstos y que precozmente comienzan a influir en la experiencia del sí mismo y del modo de ser del bebé. Resulta pertinente resaltar que desde su teoría, Bión (1962) plantea que el psiquismo va a operar a partir del interjuego de las depositaciones y contenidos parentales proyectados, y luego introyectados por el continente hijo. 1.- Estudio y forma en que se organizan las fantasías fecundantes a partir de las proyecciones parentales ¿Que entendemos por fantasía? Desde la perspectiva Freudiana (1900) serían aquellos sueños diurnos que encubren deseos inconscientes y conflictos de la niñez cuyos productos cambian y reciben el sello del momento. En otras palabras, se consideran como encadenamientos de representaciones y objetos imaginarios que generalmente contienen deseos inconscientes. Cuando se someten al inconsciente forman una vía por la cual se organiza la personalidad. En este inciso, el propósito es sostener el planteamiento de que un recién nacido, sólo lo es tal, en cuanto a la separación del útero de la madre, pero desde el punto de vista psicológico es un "antiguo compañero" de los padres, que lo han venido invistiendo con sus "viejas y actuales fantasías"; a través de las cuales le han colocado una serie de expectativas y deseos de realización; que de acuerdo al nivel de contingencias es posible que predestinen algunas conductas en la personalidad del niño. En este contexto, las siguientes reflexiones vendrán a reforzar estas propuestas. Por otra parte, resulta pertinente recordar y aclarar que partimos de la propuesta ya planteada en un trabajo previo (Reyes, Molina, Labarthe y Campos, 2000a), en torno a que un recién nacido es un ser activo pues desde el primer encuentro con su madre mantiene una relación interactiva, ofrece muestras de ser contenido, responde a la regulación afectiva promovida por ésta, es capaz de aceptar u oponer resistencia física cuando el manejo materno se vuelve intrusivo ó violento. Y aunque no se encuentra en condiciones de interpretar los mensajes verbales, sí atiende preferentemente a la musicalidad de la palabra y el tono de la voz materna (Reyes y Molina, 2000c) Desde esta perspectiva, un bebé con el transcurso del tiempo desde su capacidad interna selectiva futura, desarrollará opciones para trascender, desviar, cumplir o rechazar la comunicación de las fantasías fecundantes y actuar, o no, el rol que los padres tratan de asignar de manera inconsciente a su hijo o hija. Ya adentrados en el tema, reconocemos que las mujeres embarazadas, durante este período y dado las condiciones, presentan un estado regresivo, mismo que denominaremos "regresión elaborativa" [2] o sea, aquel estado de funcionamiento primario, en el cual las embarazadas imaginan y "crean" todo tipo de fantasías con respecto a lo que a ellas les gusta, desean, creen o estiman que el hijo puede ser. Ahora bien, si partimos del supuesto de que las fantasías de las madres se conciben como satisfacción de deseos encubiertos o de sus ramificaciones, surgen a flote las siguientes interrogantes: ¿qué factor psicológico impulsa la presencia de fantasías al producto, antes y durante el embarazo? Aquí cabe introducir un aspecto relevante: al aparecer el deseo en la madre durante el embarazo, ella juega a crear "algo" en su imaginación; empieza a trasladar los aspectos de su mundo en otra dimensión nueva, a vincular sus objetos y contenidos desde su espacio transicional (Winnicott, 1956) para "crear" un bebé imaginario, representándolo en su mente. De esta manera, una vez que aparece la representación en la mente materna, se gesta la fantasía y se emprende una especie de "bosquejo del objeto" que se nutrirá especialmente por las depositaciones maternas y que en lo sucesivo conformarán las "fantasías fecundantes" [3] Así tenemos que a partir de esta elaboración interna de los progenitores, se empieza a delinear, ampliar, conformar, dar vida a ese "bosquejo" de hijo por nacer; atribuyendo, colocando y depositando deseos, ansiedades, anhelos, expectativas sociales, aspectos culturales. En este contexto de análisis, en la mayoría de las madres estudiadas las fantasías fecundantes adquieren la calidad de una imperiosa obligatoriedad de tener que ser así y cumplirse el deseo, por la forma, intensidad y fuerza en que son comunicadas. Esto se debe a la calidad imperativa de la fantasía, al menos en el mundo interno de ellas, porque contiene la intención en estas, de ejercer e imponer a un hijo ciertas características y atributos. Tratando, desde la gestación de construir y "crear" un hijo con características de "predestinado" Es así como con estas fantasías fecundantes pautadas, los progenitores van invistiendo a su hijo por nacer; conformando una primera imagen que se irá nutriendo con nuevas proyecciones a medida que evolucionan las fantasías. Transformándose posteriormente en " fantasías fundantes" [4] porque constituyen al sujeto. Con la finalidad de comprobar, los argumentos antes planteados, analizaré desde el narcisismo materno, la manera como estas intentan imponer sus deseos substitutivos en las fantasías fecundantes con miras a tratar de predestinar el futuro del hijo. En este punto surge la interrogante ¿qué es lo que las madres o padres inscriben primigeniamente con sus fantasías fecundantes? 2.- Algunas expresiones psicológicas y sociales de las fantasías fecundantes Debemos reconocer que indiscutiblemente existe una amplia gama de expresiones de fantasías fecundantes hacia los hijos. Algunas de ellas se conectan con aspectos psicológicos, preferencias culturales, valores sociales y económicos. Por ejemplo: una de las fantasías de mayor incidencia en el estudio se refirió al sexo del bebé imaginario, connotando con ello, la trascendencia que tiene, por lo menos en el sector de esta cultura, el sexo del bebé. El deseo de tener una niña, fue mayor que el deseo de tener un hombre, esto tendría especial importancia si consideramos que se investigó esencialmente el deseo materno. Es aquí donde cabría la pregunta ¿por qué el deseo de una mujer por un bebé femenino? Al respecto, los datos clínicos orientan hacia motivaciones como: deseos de prolongación narcisista, factores de belleza y ternura; pero al mismo tiempo asegurar que una hija la acompañe en su vejez, o le ayude en las labores del hogar; tradición familiar y cultural de nuestro país. En la totalidad de los casos han existido especulaciones acerca del sexo. Al tiempo de imaginar que es niño o niña, reproducen juicios sobre los roles femenino y masculino. La preferencia de las madres se inclina hacia las niñas y los padres suelen desear niños "porque sufren menos los hombres" [5] Por lo que concluimos que las expectativas sobre el sexo y sus consecuentes fantasías fecundantes, específicamente en el sector de esta cultura, se encuentran vinculados estrechamente a valores culturales. En esta perspectiva de análisis la llegada del bebé se encuentra dentro del material, muy ligado con la situación económica y social de la pareja o madre soltera; su llegada es el motivo para superar, en sus fantasías, las condiciones actuales porque "hay que darle lo mejor" [6] y esta expresión, de acuerdo con las posibilidades de las madres adquiere connotaciones especiales. Por ejemplo mientras que en grupos de clase media alta puede significar escuelas particulares, viajes; en el sector estudiado se reduce a cariño, alimentación, educación básica, atención primaria de salud. En tales circunstancias aún cuando un recién nacido es un gran evento, invariablemente se le inscriben valores sociales. Otra constante relevante en este estudio corresponde a la proyección en el bebé imaginario, de la fantasía de poder y estabilidad económica. La precaridad económica del grupo, al permanecer latente en los progenitores adquiere la calidad de inminente deseo sustitutivo en el hijo para paliar las carencias que ellos padecen. También es preciso señalar que se consignaron otras variedades de fantasías de orden psicológico asociadas por ejemplo, a ansiedad extrema referida al temor de incompletud del hijo. Paralelamente a estas fantasías se enlazaron en forma ambivalente, preocupaciones por un futuro de bienestar y un ferviente deseo de que nada les "faltara" a los hijos. Dichas fantasías ambivalentes mantienen una transformación de deseos de rechazo y/o destrucción materna. Al respecto, la ambivalencia, encubre la forma en que los conflictos psicológicos se incorporan a las fantasías. Al respecto cabe anotar que, el deseo representa una fase vital del desarrollo normal y constituye el promotor fundamental de la fantasía. Por ejemplo, aquellos casos en donde el producto es deseado, "las fantasías fecundantes" se van elaborando en la pareja, participando en la representación del bebé imaginario. Sin embargo, puede darse la opción de que sólo en uno de los progenitores, aparezca el deseo y la fantasía fecundante, pero en el otro no por un rechazo inconsciente al producto; variante que tendría consecuencias psicopatológicas futuras. En otra circunstancia, en el caso de ausencia de deseo materno por el hijo, la ambivalencia será más intensa y disruptiva para ella, desplazando sus efectos con posteridad en el hijo. Pero si la falta de deseo se presenta en ambos progenitores, implicaría una falta de acoplamiento psíquico en la pareja para representarlo, una dificultad para otorgarle un espacio en su psiquismo, y el rechazo inconsciente o no, por ansiedades específicas y dominantes para dar existencia psicológica a un nuevo ser. En este mismo parámetro, otra alternativa de represión de la fantasía fecundante se favorece cuando las madres presentan algún padecimiento riesgoso para su vida, en estos casos, tanto el deseo como la fantasía se ven replegadas; aquí el miedo a la probable pérdida del producto evita la elaboración de la fantasía. Los bebés no previstos ni deseados, rechazados inconscientemente, de la muestra, se encuentran atrapados en un medio carente de estímulo; además ahogados por una condición social que no reconoce metas ni ideales, cuyo futuro de por sí aparece incierto para la madre. Estos vendrían a representar, probablemente, los casos con trastornos de doble etiología (psicológica y social) llamados, en nuestro medio, los "olvidados" [7] Sin embargo, la madre con otro tipo de fantasías fecundantes se puede enfrentar a la necesidad imperativa de realizar ajustes psíquicos, especialmente cuando se encuentra en la alternativa de enlazar la imagen del bebé imaginario y la del bebé real [8], porque durante la gestación albergó y acondicionó fantasías de un bebé imaginario y el bebé de la realidad demuestra algo contrario al deseado. Además, se registraron otro tipo de fantasías fecundantes que mantienen una calidad de repetición de las historias de los padres, en tanto han tenido que ver con sus propias vivencias personales y experiencias. Unas más, alcanzan a reflejar aspectos reprimidos de la madre, así como rasgos de su carácter y de su personalidad. Sin embargo, al hacer uso de sus defensas, algunas logran transformarlas en lo contrario, y así una madre vulnerable puede intentar convertir en sus fantasías a su bebé como alguien fuerte. Esta situación conduce al tema, de sí realmente el nacimiento psicológico del niño se da en el parto, o como lo planteaba Mahler (1968), sí se da una vez que entra en relación con el mundo externo; si definitivamente se gesta con anterioridad, cuando los padres empiezan a representarlo por intermedio de las "fantasías fecundantes" Resumiendo se sostiene que a partir de la observación clínica del trabajo psicológico de las fantasías fecundantes, ellas constituyen un aspecto del primer entramado del "nacimiento psicológico" de un hijo por nacer. Este planteamiento conlleva a introducir el criterio de selectividad y probabilidad de contingencias de las "fantasías fecundantes" maternas y el rol de predestinado en el hijo. Por tal motivo, habrá algunos predestinados "exitosos" a los cuales les reservarán el camino para lograr este objetivo; otros que se les exigirá ocupar el papel de patriarca, otros menos afortunados pero "predestinados parentales" vendrán a ocupar el lugar del hijo que resuelve las contingencias familiares; algunos más, vendrán a ser los depositarios de la patología de la familia como suele suceder con los niños esquizofrénicos formando fila de los "predestinados patológicos". Sin embargo, resulta pertinente resaltar: algunos niños lograrán saltar y evadir la fuerza e intensidad de las fantasías fecundantes, trascendiendo el mensaje o designio de los padres. Cabe aclarar que en el psiquismo infantil la conjunción de las fantasías fecundantes tanto maternas como las paternas operan simultáneamente en el interjuego de proyecciones e introyecciones de los mensajes inconscientes e intentos de predestinar al hijo. Como se puede observar, existe una amplia gama de deseos, expectativas y proyecciones maternas involucradas en las fantasías fecundantes; sin embargo, podemos mencionar que por lo general son: pensamientos, aspectos ideales del yo de manera disociada o no, deseos ambivalentes, pulsiones libidinales o agresivas, deseos de destrucción, aspectos reprimidos, frustraciones, exigencias del super yo, investiduras narcisistas, deseos antiguos y recientes, deseos conscientes e inconscientes, consideraciones de la realidad, defensas, rasgos de carácter, rasgos de la personalidad de los padres, sus psicopatologías; así como valores, mensajes transgeneracionales, tradiciones, mitos inherentes, y características del sector social al que pertenecen los padres, entre otros factores. En este momento es importante replantear que, las fantasías fecundantes no mantienen la exclusividad de la narración y comunicación de conflictos o trastornos, lo mismo lograran generar, promover desarrollos normales. El desarrollo al no ser lineal como lo articuló Spitz (1957) en su trabajo pionero, da la oportunidad de que en cada reorganización un niño se oriente a la armonía o al conflicto y entonces logre cumplir o no, los deseos proyectados o exigidos de manera inconsciente por las fantasías fecundantes de los padres. Para el trabajo psicoanalítico, el desarrollo de una niña, niño o adulto tiene que ver, entre otras vicisitudes, con las transacciones de experiencias que ocurren entre el actuar los mandatos inconscientes de los padres o trascenderlos, evadir o asumir el rol asignado, en relaciones sociales y emocionales finas y crecientemente complejas: en correspondencia con esto las influencias de los progenitores van a variar, por lo tanto, se espera que el hijo module interactivamente estas experiencias. De tal manera que en la interacción misma se transite desde el espacio intersubjetivo al transubjetivo. Es muy probable que las influencias de las fantasías fecundantes cambien con el desarrollo con respecto a sus componentes, cuando no se modifican, sino que por el contrario mantienen su originalidad, su naturaleza "de deber ser" y circularidad entre padres e hijos sin la posibilidad de que alguno de ellos participe en la conciliación de mensajes inconscientes por parte del otro; entonces se corre el riesgo de ya no realizar transacciones, e inevitablemente, el hijo sucumbir a las exigencias, deseos, mensajes inconscientes y ofertas semánticas maternas o paternas, introyectándolas e identificándose con estas, y finalmente representar su papel de predestinado. Esta es una evidencia clínica constatada con frecuencia en el trabajo analítico con pacientes adultos. Desde otro ángulo, de manera individual podrían intervenir en la transacción múltiples variantes. Si lo contemplamos desde la perspectiva del hijo participaría el predominio de las pulsiones libidinales y agresivas, las vicisitudes de su historia, el nivel de contingencias de las fantasías fecundantes en la relación madre-hijo, eventos traumáticos, la capacidad yoica, las alternativas que facilite el medio social al que pertenece, la incorporación e introyección de esas depositaciones. Desde la dimensión materna, intervendría la calidad, el contenido y la forma de comunicación de la fantasía fecundante, el nivel de contingencias de estas fantasías, la preeminencia e intensidad del deseo, el lugar que ocupa el hijo en su psiquismo, su condición social, su psicopatología, la participación, inclusión y capacidad de conciliar del padre, entre las diversas variantes. Así mismo, Las evidencias del estudio señalan que: las fantasías fecundantes se "impregnan" tanto por aspectos psicológicos maternos y paternos puestos en juego, así como también por los factores socioculturales. En este último punto, en el estudio efectuados con madres mexicanas, se advierten fantasías matizadas por los valores ideosincráticos de los padres, las preferencias culturales, aspectos de la realidad social, prejuicios culturales y de manera preponderante los derivados de una cultura con una problemática social por una economía no resuelta en el sector estudiado. Por lo tanto, resulta evidente que la realidad social y el factor socioeconómico marcan significativamente las fantasías fecundantes. Al convertirse el satisfactor dinero en algo apremiante, reviste un interés especial, dominando la realidad psíquica y la fantasía fecundante materna, condicionándola, por ejemplo, a representarse un bebé imaginario pleno de bienestar y estabilidad económica, para otorgarle un lugar, contrario a la realidad sofocante. 3- Algunas vías por las que se manifiestan las fantasías fecundantes Las vías por las que se expresan o alcanzan a comunicar las fantasías fecundantes maternas, en caso de "implantarse" en los hijos, y establecerse como mandatos inconscientes a cumplir por estos, y prefigurar su destino, pueden ser múltiples y variables. Ello dependerá del tipo de comunicación y discurso materno, su psicopatología, la cultura a la que pertenezca así como su condición social. En este contexto, la evidencia clínica permite reportar las siguientes formas de expresión de fantasías de la madre a su vástago en diferentes planos: * Verbal. A través de la comunicación verbal él o ella transmiten un discurso con la fantasía de "colocarle" cierto tipo de fantasías fecundantes al hijo. * No verbal. Por ejemplo, algunas madres niegan su embarazo y se percatan de este hasta algún tiempo después de la gestación; como una forma de negarle espacio en lo físico y lo mental al producto; finalmente en la fantasía, negar su existencia. * Actuado. Un ejemplo se deriva, cuando en la fantasía de algunas de las madres, persiste la idea de que el advenimiento del nuevo bebé vendría a unir la pareja. * Desplazado. Se producen por ejemplo, en el caso de que el recién nacido ocupe el lugar en la fantasía de los padres, de una persona desaparecida de la familia. CONCLUSIONES.- Como se pudo analizar existen muchas líneas en la fenomenología de las fantasías fecundantes que van a contribuir en la futura estructuración de la personalidad o psicopatología de una niña o niño. En este escrito concluimos que a partir del trabajo psicológico de las fantasías fecundantes, los progenitores como representantes del entorno, colocan una parte del primer entramado del "nacimiento psicológico y social" del hijo por nacer. Más tarde, desde estas dimensiones psicológicas y sociales, un bebé podrá hacer sus propias selecciones y desarrollar su capacidad para acoplarse, o no, al rol de predestinado social y psicológicamente. Como anteriormente se describió, la madre oferta y tematiza a su bebé imaginario elementos de la cultura, aspectos psicológicos y los inserta en el proceso de comunicación (preverbal y verbal) por intermedio de las fantasías fecundantes. Finalmente, debo destacar que se ha podido comprobar que ese bebé imaginario, producto de las fantasías fecundantes representa más bien "un viejo compañero" asistido por las fantasías siempre presentes de manera latente o manifiesta, consciente o inconscientemente, antiguas y actuales, producto del inconsciente pasado y presente de los progenitores, y que cumple con la función de satisfacer deseos recientes y antiguos. La forma de relatar la "fantasía fecundante", el estilo y no exclusivamente los contenidos encierran siempre un significado, no obstante, sus cargas desplazadas se prescriben como estatutos que tienden a tener influencia sobre la futura asignación a ese nuevo bebé que crean. El contenido de éstas, narrarán los conflictos o rasgos incorporados. Propongo que al proyectarse y desplazarse las fantasías fecundantes desde un objeto imaginario hacia el bebé real, conforman uno de los elementos para sentar las bases de un self incipiente, que más tarde constituirían el self nuclear del que habla Stern (Ibídem) En consecuencia y como resultado de esta última reflexión y el análisis, concordamos con las hipótesis pronunciadas por Stern y Araujo y colaboradoras (Ibídem), sobre el papel de los padres en la construcción del self incipiente, a partir de las depositaciones y atribuciones; adicionando en virtud de nuestras observaciones clínicas, el valor decisivo y la coparticipación de las fantasías fecundantes. Sin embargo, considero que tales fantasías fecundantes y atribuciones, no sólo actúan sobre el self, sino también sobre el objeto; esto supondría el hecho de que hay una manipulación del self incipiente y de la representación del objeto. Como último dato concluyente de nuestro análisis podemos sostener que el bebé imaginario vía las fantasías fecundantes, independientemente del nivel socioeconómico a que pertenezca, desde su gestación se le comunica inconscientemente los valores socioculturales propios del sector social en el que se insertan. Consecutivamente, las proyecciones psicológicas conjuntadas con las culturales y el nivel social, matizan las introyecciones de un niño. Una vez identificados con estas y sometidas al inconsciente son vitales, tanto para el desarrollo temprano, como para la socialización, la implantación o no, de psicopatología, y la organización de la personalidad del niño. BIBLIOGRAFÍA Araujo, M. (2000). Consideraciones sobre la formación del self, en: "Observación de bebés", Reyes, Nohemí (Comp), México: Asoc. Psiconalítica Mexicana- Plaza y Valdéz, pp. 95-108. Bión, W. (1962). Una teoría del pensamiento, en: Volviendo a pensar. Buenos Aires: Hormé, 1985. 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Nohemí Reyes de Polanco Fax: 52 (5) 6807044 Cerrada Calyecac 19-2 e mail: [email protected] Tlacopac, San Angel México,01040, D.F. _____ * Trabajo presentado en XXIII Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis. "Factores culturales en la estructuración de la personalidad e identidad de niños y adolescentes". Gramado, Brasil, Septiembre del 2000. [1] Agradezco a Sandra Behn, Psicóloga, la aplicación de las entrevistas utilizadas para la elaboración del ensayo. [2] Le llamamos regresión por el funcionamiento psicológico a niveles primitivos y su carácter elaborativo se manifiesta a partir de los elementos simples con los que se van constituyendo una serie de fantasías relacionadas con el bebé imaginario. [3] Nos referimos con este término a la fantasía que los padres elaboran principalmente durante o antes del embarazo, en la que colocan toda clase de proyecciones y deseos al objeto imaginario y se espera actúen sobre la personalidad.. [4] Las fantasías "fundantes" serían aquellas que van a influir y a participar en la representación del self y a constituir al sujeto. [5] Palabras textuales de las madres entrevistadas. [6] Palabras de algunas madres interrogadas. [7] Con este término, en el vulgo, se refieren a aquellos niños pertenecientes a la clase baja con carencias afectivas y económicas importantes, marginados socialmente; por lo general reflejan graves problemas de personalidad[8] En las descripciones teóricas de Levobici sería aquel bebé que la madre tiene frente a ella.