Audiencia.Publica.Mario.Coriolano.8.2.2000

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AUDIENCIA PUBLICA
8.2.2000.-
Sr. LOCUTOR.- A continuación hará uso de la palabra el señor Defensor de Casación Penal, doctor Mario
Coriolano.
Sr. CORIOLANO.- Señor presidente de la Cámara de Diputados: quiero comenzar agradeciendo por la
distinción de haber sido invitado a participar en esta Audiencia Pública.
En mi carácter de Defensor de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires y como docente
universitario me voy a referir a tres temas. Primero haré algunas consideraciones sobre la política criminal
en la provincia de Buenos Aires; luego sobre el estado actual del servicio de Justicia en esta Provincia y,
por último, al proyecto que dentro de dos días se debatirá en el seno de este recinto.
Desde luego que, por el orden en la exposición, voy a poder ser sintético. Quiero felicitar a quien
me precediera en el uso de la palabra, doctor Benjamín Sal Llargués, por lo que acaba de formular y
adhiero a lo que él ha señalado. Del mismo modo quiero felicitar al Presidente del Colegio de Abogados de
la provincia de Buenos Aires y, por su intermedio, a todos los colegios por las propuestas que acaba de
formular y a las que también adhiero.
Como marco introductorio a la primera parte, quiero señalar que me han llamado la atención
algunas consideraciones del señor Ministro de Justicia cuando en una parte de su alocución criticó los
dictados de las cátedras y que por haber escuchado esos dictados se han producido algunos males que
estamos padeciendo. Creo que hace tiempo que en la Provincia sabemos que detrás de distintas
posiciones hay un sustrato ideológico y el propio señor Ministro no puede olvidar que su propuesta tiene
un respaldo en corrientes doctrinarias. El mismo, a lo largo de su alocución, ha citado bibliografía y fallos
de la Corte de Estados Unidos. Luego me referiré a que se hay citado -creo- erróneamente ciertos.
Quienes, además de la tarea judicial, realizamos actividades académicas tenemos en común el
interés de resolverle los problemas a la gente.
En una parte de su alocución -en que incluso fue interrumpido con aplausos- dijo: “el delito es un
crimen que debe ser castigado” y ahí se lo interrumpió. Creo que no hay una sola persona en este recinto
que esté en desacuerdo con ello. Sí quisiera agregar, como defensor de casación y como habitante de la
Provincia, que debe ser castigado respetándose el debido proceso legal.
Considero que esta Audiencia Pública es para debatir técnicamente estas cuestiones. De ahí el
carácter de los invitados.
Paso a tratar los tres temas que mencioné. En relación con debate de política criminal en la
provincia de Buenos Aires, celebro la realización de esta Audiencia porque hace un tiempo que se están
empezando a escuchar verdades, y también mentiras, pero se está sincerando el debate sobre el tema de
la Justicia en cuestiones que son muy sencillas, que no requieren de mayor complejidad, aunque sí hacía
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falta que se dijera que la Justicia es lenta, que se esclarece un porcentaje muy bajo de causas -sólo el
tres por ciento-, que las cárceles están superpobladas y las comisarías abarrotadas por lo que de vez en
cuando se producen muertes de personal policial y heridas en personal penitenciario o en quienes están
detenidos.
Estos son problemas que aquejan desde hace mucho tiempo a la Justicia y se han puesto en
marcha reformas -no hace mucho- entre las cuales estuvo presente la propuesta de la necesidad de que la
política criminal en la provincia de Buenos Aires tenga un organismo plural y estable.
No cabe ninguna duda, a la altura de este debate y de estos últimos meses, que hay marchas y
contramarchas profundas, importantes.
Cuando digo que adhiero a lo que dice el Colegio de Abogados de la Provincia, es porque estoy
de acuerdo con el tema de la Policía Judicial. Quienes vivimos en la Provincia, sabemos que hace mucho
tiempo que se está tratando de avanzar hacia una policía judicial, que la Constitución obliga a establecer.
Sin embargo sigue ausente.
Se dieron pasos importantes en la capacitación de instructores judiciales; se designó un reducido
número de integrantes de la policía judicial y sabido es que hacían falta cerca de tres mil integrantes de la
policìa judicial, para poder dotar al Poder Judicial de autonomía en la investigación, en el marco del estado
de derecho.
Existe la necesidad de salir de los debates circunstanciales, que están desnudando con mucha
claridad estos avances y retrocesos.
Para concluir en esta primera parte quiero señalar lo siguiente: esta prueba indiscutible de los
avances y retrocesos, y el reclamo de un organismo plural, que sea la caja de resonancia de estos
problemas, puede ser sancionado este mismo jueves por la honorable Cámara, a través de la creación del
instituto.
No hace mucho tiempo, en diciembre de 1998, asistimos a un acto histórico, que es la creación del
Instituto de Política Criminal, que integraron personalidades de distintos partidos políticos, organizaciones
no gubernamentales, integrantes del Poder Judicial, quienes demostraron que eso fue una manifestación
concreta de que esto era una cuestión de Estado.
Como conclusión de las marchas y contramarchas, la propuesta es que esto no se trate en forma
espasmódica. Espero que no sean las garantías individuales de las víctimas y de los imputados las
variables de ajuste; espero que no se siga mintiendo y que pongamos la verdad sobre la mesa.
“Si a la pluralidad y a la estabilidad le contraponemos los políticos espectáculos que producen
leyes penales, que es lo más barato y da publicidad por un día; que cobran en unos pocos minutos de
televisión la entrega de vidas, libertad, honor y patrimonio de sus conciudadanos, muchos de los cuales
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aplauden la entrega de sus propios derechos, a cambio de una ilusión de papel mal impreso, creo que mal
vamos... Tolerancia cero, mano dura y otros slogan, significan sólo mayor arbitrariedad policial.“
Esto que acabo de leer no es original mío, sino del doctor Eugenio Zaffaroni, en su trabajo
Actuales Orientaciones de Política Criminal.
Creo que detrás de este debate hay posiciones que tienen en miras un estado de derecho
democrático y otros que tienen en miras un estado de seguridad o un estado policial.
Si he aceptado esta invitación es porque desde la defensoría pública de nuestra Provincia, que
integramos defensores oficiales y colegiados de toda la Provincia, tenemos muchas ganas de que se
digan verdades, teniendo en cuenta la realidad del tiempo que vivimos.
En cuanto a la reforma en marcha, creo que la posibilidad de mejorar del servicio de justicia es
muy importante. Lo cierto es que las mismas palabras que mueven a las reformas, dándole respuesta a la
gente, escuchando a las víctimas y asegurando las garantías, son las mismas que figuraron en la
exposición de motivos y en los debates de la ley número 11.922.
El doctor Domínguez recién hacía mención al respaldo del sistema acusatorio en todo
latinoamérica, y cómo países como Chile y Uruguay están detrás de esto. La idea es darle al ministerio
público fiscal la posibilidad histórica de construir un sistemas de investigaciones ausente en la Provincia,
con una Policía judicial integrante del Poder Judicial para dejar atrás los tiempos de la policía bonaerense.
Todo esto nos interesaba a los defensores porque lográbamos, por primera vez, en la
investigación penal, al tercero imparcial. El hecho de darle a los fiscales el poder real en la investigación
nos permitió tener a jueces de garantías individuales y muchos de los cuales -no todos- vienen cumpliendo
con este papel que, sin duda, fue un avance para la búsqueda de la eficacia en la investigación y de
respeto a las garantías.
Esta importante reforma que se va a poner en marcha desnudó distintos problemas que ya señalé
como ser: lentitud, ineficacia, cárceles superpobladas, etcétera, que tienen posibilidad de solucionarse con
este Código.
Hay una gran ausencia en la reforma que es la implementación, porque no tenemos un plan para
hacerlo. Asistimos a distintas reuniones de comisiones formadas circunstancialmente por miembros del
Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, donde pude observar acusaciones recíprocas entre ellos. Y
realmente, hace un tiempo que estamos sin saber quienes son los responsables que perjudican a las
reformas y apañan las ineficacias. Falta un plan de implementación.
Tuve la suerte de conocer a Rosa Schönfeld de Brú, y en el fallo, que tanto le molestó, de la
libertad de López, hay un párrafo dedicado a la ineficacia y las garantías individuales. El doctor Sal
Llargues dijo: resulta claro que si el Estado no ha podido someter a proceso a una persona en términos de
ley y ello no ha ocurrido por eventuales actividades dilatorias de la misma, esa demora no es imputable al
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procesado; allí la morosidad judicial y la incapacidad de los órganos y funcionarios encargados de llevar
adelante los procesos es puesta en cabeza del imputado. Ello viola el principio de inocencia que hay que
respetar.
Pueden existir distintas interpretaciones de muchos temas que el proyecto propone, pero no nos
podemos olvidar que la lentitud de la Justicia no puede hacerse caer en cabeza del procesado.
Por último, en relación al proyecto presentado, del que no me voy a referir en particular porque
voy a dejar las consideraciones escritas artículo por artículo porque no debe haber reformas parciales en
un proyecto global del servicio de justicia, quiero mencionar que algunas de las citas que se usaron para
fundamentar el proyecto se han formulado erróneamente.
Con respecto al plazo razonable que se quiere suprimir, se cita al caso Bramajo de la Corte
Suprema, creo que se omite el caso Jiménez que fue tratado por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, y que es posterior. En este último caso, se felicita al Estado argentino por poner pautas
objetivas y esto se consideró un avance en materia de derechos humanos.
Esta consagración de la doctrina que es totalmente distinta al caso Bramajo, motiva la necesidad
de reflexionar acerca de que las reformas legislativas pueden hacer caer al Estado en responsabilidades
internacionales. También es sabido que el principio de progresividad en materia de derechos humanos
impide los retrocesos legislativos para avasallar garantías individuales.
Me parece paradojal la derogación de una norma como el artículo 161, que se refiere a la libertad
fiscal cuando no hubo inconvenientes en el funcionamiento y además lleva una practicidad que mereció
elogios de todos los intervinientes.
Lo anterior está relacionado al traspaso que hay de las facultades de los fiscales hacia la policía
de seguridad y un nuevo modelo que no es el juez de garantías sino el juez de instrucción.
Entonces, este diseño de ser aprobado, permitirá que haya detenciones policiales sin necesidad
de consulta ni directiva fiscal y jueces de garantía abarrotados de trabajo, que no podrán analizarlas.
Estas detenciones, sumadas a la demora que tiene las Justicia en la Provincia, más el
interrogatorio policial que se pretende instalar para dar legitimidad a esa "técnica investigativa", entre
comillas, servirán para que una persona esté detenida solo por la Policía durante muchos meses por
delitos detenibles no excarcelables. Esto lesiona la presunción de inocencia.
En este marco, creo que nos alejamos mucho de un Estado de derecho democrático.
Por lo tanto, solicito que se tengan en cuenta estas consideraciones y dejo a la Presidencia, por
escrito, el informe con documentación anexa sobre este proyecto en particular.
Muchas gracias. (APLAUSOS)
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