TEMA 13-Rosario - Grado de Historia del Arte UNED

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TEMA 13: LAS ARTES FIGURATIVAS EN LA PRIMERA MITAD DEL XVIII
LA PINTURA FESTIVA Y GALANTE EN FRANCIA
Después del auge que la pintura alcanzó en Francia durante el siglo XVII, y especialmente en
el reinado de Luis XIV, con artistas tales como Poussin, Claudio de la Lorena y Lebrun, a
principios del XVIII se desarrolla un arte figurativo con temas galantes, bucólicos o mitológicos
pero sin la grandiosidad del XVII.
Asuntos laicos, expresados con gran refinamiento que dan de lado a los temas religiosos o
históricos. Abundan también los retratos que magnifican al poder de la monarquía, aristocracia
y en general, clases elevadas. Los personajes se representasen de una forma bastante menos
convencional y protocolaria y más desenfadada.
Al mismo tiempo, la pintura de género y el bodegón fueron las temáticas preferidas por
algunos pintores como es el caso de Chardin, haciéndose eco del gusto de la burguesía.
Tras una fase de cierto eclecticismo y dudas sobre los caminos a seguir, la pintura rococó
alcanzó un lenguaje muy personal:
La profusión del color más que el detalle en el dibujo.
Dimensiones reducidas.
Gusto por la cotidianidad tan propia de los maestros flamencos y holandeses.
Intranscendencia y hasta frivolidad de muchos temas.
El mecenazgo de Madame de Pompadour.
Estas transformaciones experimentadas en la pintura estarían relacionadas con otros cambios
más transcendentales.
Tras la Paz de Utrecht, la regencia de Felipe de Orleans y el reinado de Luis XV traen para
Francia una época de paz sin que desaparezca su ya tradicional esplendor. París se vuelve a
convertir en centro cortesano y ya no son sólo los nobles los que se interesan por el arte.
El desarrollo de las manufacturas y el comercio, sobre todo ultramarino, van a traer el auge de
una nueva clase social: la burguesía que quiere participar de la cultura y engalanar sus
hotelitos con pinturas y esculturas.
El mecenazgo que Jeanne-Antoinette Poisson (1721-1764), Madame de Pompadour, ejerció y
su gusto por el Rococó fomentó el desarrollo artístico parisino. Protegió a artistas como
Boucher, Pigalle, Falconet o Quentin La Tour
Amiga de Voltaire, favoreció la publicación de la Enciclopedia de Diderot. También promovió la
manufactura de porcelana de Sévres y hasta supervisó la construcción de la plaza de la
Concordia y del Petit Trianon del arquitecto Gabriel.
Pero aunque Madame de Pompadour ejerció el mecenazgo con los artistas franceses del
rococó, también favoreció el cambio de gusto hacia la reacción neoclásica. Tal transformación
fue, en gran parte, la consecuencia del viaje que su hermano el marqués de Marigny realizó a
Roma en 1750 en compañía del abate Le Blanc, del grabador Cochin y del arquitecto Soufflot.
Refinamiento y escenografía: Antoine Watteau (1684-1721)
Hay que considerar a Antoine Watteau, hijo de un comerciante de Valenciennes, como el
gran pintor francés de la primera mitad del siglo XVIII. Establecido en París hacia 1702, se
dedicó a copiar cuadros, escenas de género, realizados por pintores holandeses para un
marchante. Aprendió grabado, dibujo y pintura decorativa. Conoció y se entusiasmó con
Rubens y los venecianos.
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Temas: escenas de fiestas galantes y de cómicos, escenas militares tratadas con cierta ironía.
Frondosos paisajes de fondo con figuras humanas que parecen haber salido de Sevres. Un falso
ambiente bucólico teñido de sensualidad y mostrando una idílica relación del hombre con la
naturaleza son temas muy tratadosSu estilo es muy elegante y delicado. Aparentemente espontáneo, es muy minucioso y
sofisticado en sus tratamientos.
Obras: Entre sus escenas de fiestas galantes se pueden citar El minuet, Lección de amor, La
toilette (Colección Wallace), Las delicias de la vida (col. Wallace, 1715), (Capitulaciones de
boda (Madrid, Museo del Prado
La muestra de Gersain (Palacio de Charlottenburgo, Berlín).
Esta pintura al óleo, que constituye su última gran obra, fue realizada para que sirviera de anuncio a su amigo el
comerciante Edmé François Gersaint, cuya galería para clientes exquisitos, llamada Au Grande Monarque, se hallaba
en el puente de Nôtre Dame de París.
Reclamo para que los coleccionistas se aficionaran al rococó. Así, la historiografía suele interpretarlo, en una lectura
iconográfica realizada de izquierda a derecha del espectador, como el final del gusto por la pintura del Gran Siglo
francés, presente en el acto de embalar un cuadro de Le Brun que es el retrato de Luis XIV, y el inicio de una nueva
forma de concebir este bello arte: un joven, casi en el centro del lienzo, parece querer llevar a la mujer de espaldas,
quizá a su propia época, que nostálgica contempla el embalaje de esa obra, hacia la derecha, donde varios
personajes están contemplando con minuciosa admiración un tema galante en un cuadro oval mientras comentan
entre ellos.
Pero sus obras tal vez más conocidas son las que representan escenas de comedias
“Commedia dell’Arte” o relacionadas con las representaciones de los Comedíens François: actores y
personajes que se se convierten en prototipos: Arlequín, Colombina, Pierrot y Pantaleón.
Pierrot, antes llamado Gilles, pintado hacia 1718-19, que se conserva en el Museo parisiense del Louvre. Aquí
el antiguo cómico, convertido después en tabernero, es representado de un modo un tanto monumental, estático y
melancólico, en medio de un paisaje casi idílico y ante otros cuatro personajes cómicos, vestido grotescamente
todo él de banco con un ancho pantalón, que le queda corto, las mangas de la blusa demasiado largas
remangadas y con lazos rojos en las zapatillas, como el Pierrot de la Comedia italiana del Arte. En torno suyo y
debajo de él se representan cuatro personajes: a la derecha del espectador a Casandro, el padre, sobre un asno,
y, a su izquierda, al enamorado Leandro con su gorro con forma de cresta, a la joven Isabel y al elegantón,
símbolo de los distintos maestros que tuvo Pilles. Parece ser que el cuadro, asimismo, se realizó para que
sirviese de reclamo publicitario para la taberna de Gilles.
Dentro de este tipo de representaciones de temas teatrales también hay que citar su Mezzetin
(Metropolitan Museum, Nueva York, ca. 1718-1720), Dominique, el Indiferente (Museo del Louvre,
1716-1717)...
Embarque para Citerea, conservado en el Museo del Louvre, lo presentó a la Academia
Es el gran manifiesto de la pintura rococó francesa y el cuadro, donde se muestra con más personalidad el estilo del pintor.
Citereao o Chipre, es la isla sagrada de Venus, la diosa romana del amor. Céfiro, personificación del viento del oeste, la
llevó allí después del nacimiento. Entre varias varias parejas de diversa condición destaca social, campesinas y aristócratas
o burguesas, en medio de un paisaje idílico, con su típica espontaneidad estudiada, destaca la estatua en busto, florida por
las rosas trepadoras, de la diosa, que se disponen a embarcar para ir a esta isla del amor. Se ha leído iconográficamente el
cuadro como diversas secuencias en el proceso amoroso de distintos personajes que conducen a realizar tal viaje. Así, una
pareja inicia su conversación amorosa y el joven incita a la muchacha, tímida y con la mirada baja fija en su abanico, a
viajar con él mientras que un amorcillo tira de su falda incitándole a acceder a los deseos de su galán; otro, a continuación,
levanta a su pareja del suelo para emprender el camino; les preceden otras parejas ya abrazadas que descienden por la
ladera hacia la góndola a modo de concha dorada, que sobrevuelan amorcillos mariposeando… Los personajes masculinos
están representados con la indumentaria de los peregrinos amorosos con calabaza, bordón y el pequeño libro de poesía. El
colorido es difuminado, sin que las figuras se dibujen con total precisión.
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François Boucher y el sensualismo estilista.
François Boucher (1703-1779) fue, junto con Watteau y Fragonard, uno de los pintores que
mejor supieron representar el espíritu vitalista y frívolo del Rococó francés.
Muy admirado en su época y criticado por los pensadores, como el enciclopedista Diderot, al
retornar hacia mediados del siglo XVIII, una vez más, el espíritu reformador del clasicismo para
reemprender un regreso al orden, fue un triunfador, uno de los pintores más cotizados
entonces.
Gran dibujante, magnífico grabador y diseñador de porcelanas, sus cuadros estallan en color y
nos recuerdan a Rubens y a los venecianos.
Pero el empleo del color de forma tan rica, con gamas cálidas le hizo que no difuminara las
figuras ni tampoco mostrarlas engarzadas en el paisaje con aspecto nostálgico, sino que las
dibujaba con precisión, en posturas divertidas y variadas.
Temas: la mujer fue la gran protagonista, sonriente, sensual y casi como tema erótico. La
pintó vestida y desnuda, entre encajes, cojines y telas suntuosas. En interiores lujosos y
plenamente amueblados en una especie de horror vacui que le sirve a la vez para expresar
colores, muebles y tersuras.
Los temas mitológicos y bucólicos fueron también frecuentes, así como otros de costumbre y
género.
No buscaba la trascendencia de los asuntos pintados, sino la anécdota vital, el hedonismo
propio de su clientela aristocrática y alto burguesa, y les hacía olvidarse de toda problemática
de la vida y, sobre todo, existencial.
Obras: ingresó como académico en 1734, al presentar su cuadro titulado Reinaldo y Armida.
La Pompadour le encargó la decoración de su castillo de Bellevue y del Hotel del Arsenal.
Realizó varios retratos suyos, como los conservados en el Museo de Oregón (1750), en la
Pinacoteca de Munich (1756), en el Fogg Art Museum de Cambridge (1758), en la National
Gallery de Londres (1759)… Un año después, en 1752, recibiría el título de pintor del rey y ya
en 1765 fue nombrado primer pintor de cámara por designación del marqués de Marigny,
hermano de la favorita de Luis XV.
Temas mitológicos y alegóricos: los amores de los dioses y, sobre todo de Venus, casi
siempre rodeada de amorcillos: el nacimiento, la toilette, la educación de Eros, el juicio de
Paris, Vulcano…También pinta a Diana: saliendo del baño, en la cacería. Leda, Europa, y todo
un Olimpo femenino pasa por sus cuadros.
Asímismo representó numerosos temas pastorales de asunto amoroso como sus Pastoral de
otoño (Londres, Wallace, 1749) y Pastoral de verano, conservado en el mismo museo. Pintó a
pastoras soñando, interrumpiendo su sueño, idilios pastorales… Pero tampoco faltaron sus
pinturas de género, donde representó a enamorados en un parque (1758), El almuerzo (1737.
París, Louvre) protagonizada por su propia familia tomando café, infusión que se puso de
moda entonces, La toilette (1742. Madrid, Thyssen), El bosque (1740. París, Louvre)…
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Jean-Honoré Fragonard
Fragonard (1736-1806) ha sido considerado como el último gran pintor del rococó francés y,
asimismo, hasta uno de los iniciadores de la tendencia del llamado Romanticismo histórico, sin
que atravesase por una fase de retorno al clasicismo o neoclásica. Su carácter ecléctico lo hace
plenamente francés.
Discípulo de Chardin y de Boucher, viajó a Roma de donde trajo la influencia italiana. Viéndose
también influido por Rubens y Rembrandt.
Temas: obras de escenas galantes y amorosas. Buenos retratos -como el de Diderot-y temas de
la vida cotidiana. Aunque influenciado por Boucher, su estilo desdibujado recuerda más a
Watteau.
Protegido de Madame du Barry quien rechazó una serie de pinturas que había previamente
encargad. La serie incluía obras tituladas La escalada, La persecución, La declaración de amor,
El abandono y Enamorado coronado de flores.
El columpio (1767-1670 Londres, colección Wallace), le fue encargado por el barón de
Saint-Julien
Aunque dando gran importancia al paisaje -quizá por influencia de Rousseau-, la escena
se centra en un juego de seducción. Cierto tono lírico se mezcla con la malicia de las
posturas y miradas, así como con cierta ambigüedad que se presta a varias
interpretaciones.
La diagonal de la composición le imprime un dinamismo del que carecían otras obras
anteriores.
Las bañistas del Museo del Louvre, en el que se manifiesta la fusión de esas influencias de
Rubens y de su maestro Boucher. El tema mitológico le sirve de pretexto para recrearse en los
desnudos femeninos realizados en tonos cálidos y aparentemente fundidas con un paisaje
irreal.
La camisa quitada (1761-1765, Museo del Louvre) Muchacha jugando con un perro (ca.17651772, Fundación Cailleux, París), El beso robado (1787-1789, San Petersburgo, Museo del
Hermitage), El cerrojo (1778. París, Museo del Louvre)…siguen la línea de escenas eróticas aun
cuando a veces tienen un cierto sentido moral
Los temas intimistas de género , con fondos neutros y luz dirigida (Holanda) también fueron
muy suyos (La inspiración o El poeta, da buena muestra de ello)
La naturaleza muerta y el mundo cotidiano: Jean Baptiste Simeon Chardin
La otra corriente existente en Francia, fuera de los circuitos cortesanos y aristocráticos, fue la
pintura de género. Con escenas cotidianas y naturalezas muertas, esta pintura gustó más a las
clases medias. Eran cuadros de menor formato propios para otros tipos de viviendas menos
palaciegas.
Chardin (1699.1779) gran cultivador de la denominada pintura de género. Pinturas sobrias,
más oscuras, menos lúdicas e incluso con intenciones didácticas, bodegones de luz tenue y
sombras repartidas, con dibujos precisos que crean una permanencia en el tiempo y una
inmovilidad que raya con la modernidad.
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Chardin, hijo de un ebanista, pasó a la historia como autodidacta pero debió acudir en 1718
a los estudios deciertos profesores de la Academia. En 1724, fue admitido por la Academia de
San Luis como maestro y cuatro años después se le recibió en calidad de pintor de naturalezas
muertas, en la Real Academia de Pintura, después de presentar dos obras : La raya o bodegón
con raya y gato, y El buffet o bodegón con perro y fruta, ( Museo del Louvre )
Hacia 1733 Chardin evolucionó y empezaría a pintar escenas de género de la vida cotidiana
de la burguesía parisina: la mujer trabajadora de su casa y madre, con vestidos modestos y
posturas naturales. Dama cerrando o lacrando una carta, la Cisterna, la Burbuja de jabón, el
Castillo de naipes, el Joven dibujante, la Sirvienta.
Si Boucher fue protegido por Madame de Pompadour, Chardin lo sería por su hermano el
marques de Marigny, que ostentaba cargos públicos. Vivía en dependencias del Louvre. Pintó
paneles para el castillo de Choissy. Pintó al pastel.
Greuze.
Jean-Baptiste Greuze (1725-1805) es un artista de transición entre la tendencia rococó y el
neoclasicismo, cuyo principal representante fue David. Ello se manifestó, en cierta forma, por
la ambigüedad intencional de su obra, pues, si se muestra sobrio y moralizador en algunos de
sus cuadros, en otros representó a muchachas, saliendo de la niñez, entre cándidas y
maliciosas, mostrando la falsedad de su ingenuidad y de mostrarse cual aldeanas. Esto ocurre
en pinturas tales como las tituladas La lechera, El pájaro muerto, El cántaro roto, Inocencia
(Londres, colección Wallace)…
Alumno de Natoire en la Academia Real, estuvo pensionado en Roma
Obras: dentro de esta línea clásica y moralizante: Septimio Severo reprochando a Caracalla ,
con columnas clásicas, lechos mortuorios, personajes afligidos, vestimentas grecorromanas…
cercanas al neoclasicismo.
Pinturas de género pero también con afán didáctico como El paralítico (El padre de familia
leyendo la Biblia a sus hijos La maldición paternal. Los hijos ingratos , El castigo de la ingratitud
filial (1778, Louvre), La inocencia engañada por el Amor o el triunfo de Hymen”
El retrato francés durante la primera mitad del siglo de la Ilustración.
Aunque la mayoría de los pintores vistos practicaron el retrato, los hubo especialistas en el
tema
Como fueron: Nicolás de Largillière (1656-1746) y también Hyacinthe Rigaud, Nattier, Quentin
La Tour
Los dos primeros llevaron a cabo un arte aparatoso y pomposo, retratos de la aristocracia y
alta burguesía. Más discreto es Nattier
Siendo el más significativo: Maurice Quentin de la Tour con sus retratos cercanos y relajados y
mucho más reales. Utilizaba el pastel, con tonos azules y grises. Eran retratos fisiognómicos.
Autorretrato de Amiens, Rousseau, Voltaire.
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LA ESCULTURA EN FRANCIA DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIII.
La escultura francesa adquirió un auge considerable durante esta primera mitad del siglo
XVIII tan sólo comparable con el que tuvo durante el reinado de Luis XIV. Ese mismo desarrollo
motivó que varios escultores de este Reino trabajaran en los estados italianos, donde
aprendieron en contacto directo con las obras del Renacimiento italiano, y algunos de ellos
asumieron una cierta actitud clásica, pero también, y sobre todo, con las esculturas barrocas y,
de forma especial, con Bernini.
Los que regresaron a Francia, gozaron del patronazgo regio y, a veces, de la protección de las
favoritas del rey.
Como la pintura, la escultura se fue centrando más en lo profano y abandonando los temas
religiosos. A principio de siglo aun persisten las grandes obras grandielocuentes y un tanto
artificiosas. Poco a poco la escultura se va renovando en estilo y temática. Se reduce el
formato, se buscan temas más ligeros y frívolos, para paulitanamente, se cambiar hacia una
mayor severidad, una intención moralista y unas lineas más clásicas.
A pesar del cambio, los escultores siguen siendo considerados casi artesanos y sus puestos en
la Academia nunca eran de gran prestigio y responsabilidad.
Versalles y de Marly.
Una de las principales actividades de los escultores del primer cuarto del siglo XVIII fue
concluir la decoración de algunas estancias y de los jardines, a veces entre el agua, de los
châteaux de Versalles y de Marly le Roi proyectada por Jules Hardoun Mansart. su idílica
residencia campestre.
Temas mitológicos tratados a manera barroca decoraron parques y jardines
Antoine Coysevox (1640-1720), decoró el palacio y los jardines de Versalles y la residencia
campestre, de Marly, formando un auténtico taller de escultura.
Galería de los espejos, en la escalera de Embajadores y en el Salón de la Guerra.
En Marly cuatro grupos escultóricos: las dos alegorías dedicadas a los ríos Sena y Marne, que
siguen de cerca a Bernini, y el de Neptuno y Anfitrite. Pero, además, se dedicó a retratar a
muchos de los moradores del palacio de Versalles e hizo numerosos retratos del rey Luis XIV.
Lambert-Sigisbert Adam (1700-1759), fuente del Triunfo de Neptuno y Anfitrite frente al
palacio y junto al estanque, donde, una vez más, se puede observar la influencia de Bernini y
del barroco romano.
Los Coustou, fueron los que más obras realizaron para Marly: les Chevaux de Marly, esculturas
monumentales en bronce inspirados en los Dioscuros que terminaron colocados en la Plaza de
la Concordia.
La curación de Luis XIV y de un frontón para la aduana de Rouen. Suyos también son las
estatuas del Sena y del Marne. Para el salón de la guerra de Versalles realizaron el altorrelieve
titulado el Paso del Rin por las tropas francesas.
El retrato escultórico:
El retrato escultórico alcanzó, junto a la escultura alegórica y mitológica de las residencias
reales y de sus jardines y entornos naturales, un gran desarrollo. Se fue derivando desde las
actitudes pomposas y grandiosas, tan características del reinado de Luis XIV, hacia el
naturalismo e idealización propios de mediados de siglo; Siempre teniendo en cuenta la
coetaneidad y la mezcla que se produce entre ellos.
Los retratos de los reyes divinizados se pusieron de moda. También se siguieron esculpiendo
retratos ecuestres para las plazas públicas.
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Junto a todo esto, aparece una vía naturalista ya trabajada por Guillaume Coustou (retrato de
su hermano). Son retratos que no sólo reproducen las facciones sino también intentan
representar el carácter.
Los retratos de Montesquieu, el arquitecto Gabriel; Coypel, el pintor
El mecenazgo de Madame de Pompadour.
Pigalle y Falconet fueron escultores protegidos por la amante del rey. Ambos utilizaron la
temática clasica aplicada tanto a la grandeza barroca como a la frivolidad rococó. Pigalle se
aproximó más al clasicismo su Mercurio atándose sus talares. Sepulcro del mariscal Mauricio
de Sajonia El amor abrazando a la Amistad, se encuentran entre sus obras. Así como modelos
para Sevres e importantes retratos naturalistas
Falconet es el prototipo de escultor rococó, muy relacionado con la pintura de Boucher.
Realizó múltiples modelos para la fábrica de Sevres con lo que su obra fue muy conocida.
Teórico del arte, le otorgó un carácter moralizante y promovió el estilo neoclásico.
Obras:Milón de Crotona, La bañista, Cupido pidiendo silencio, Alegoría de la música, Pigmalión
y Galatea
RESTO DE EUROPA
ITALIA
Giovanni Battista Tiepolo. 1696-1770. Es el último decorador del Barroco italiano. Veneciano
de nacimiento, su estilo es heredero de Piazzeta y Veronés, ingresó en el gremio de pintores a
los 19 años, tuvo nueve hijos de los cuales, el mayor Domenico, también fue artista. Decoró
al fresco en Udine, en su palacio arzobispal, alcanzando después de esto el éxito. Carlos III le
invitó a trasladarse a España para decorar el Palacio Real, donde murió de repente.
Francesco Solimena. 1657-1743. Trabajó para las iglesias y conventos de la Compañía de
Jesús, trabajó para Felipe V en España, donde realizó “Alejandro vencedor de Darío”, que era
parte de la serie de cuadros que decoró los salones del Palacio de la Granja en Aranjuez.
INGLATERRA
Hogarth: pintor de escenas de género, cómico, irónico, pero también moralizante. Quiso darle
una utilidad al arte: la de enseñar al público, mostrar la virtud y el pecado con sus
consecuencias: La prostituta, la carrera del libertino o escenas de matrimonio constituyen
auténticas escenas teatrales. Crearon escuela y constituyen una pintura plenamente inglesa
Reynolds: Conocedor de los grandes pintores italianos del pasado y piensa que es con la
imitación con lo que se consiguen grandes artistas elegantes retratos. Mezcla la elegancia
heredada de otros períodos con ciertos pintoresquismos. Estudios de luces muy avanzados
para su tiempo. Artista oficial de la época.
Gainsborough, influido por la pintura de los Países Bajos, forma pronto su propio manera de
pintar y aunque destaca como retratista, no olvida el paisaje que utiliza como fondo de los
propios retratos
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