SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA GUADALUPE DE AYQUINA www.santuariodeayquina.cl DECÁLOGO DE LA DOCILIDAD AL ESPÍRITU SANTO EL ESPÍRITU HABLA EN VOZ BAJA El Espíritu es sumamente respetuoso de tu libertad; el amor del Espíritu es fuerte y discreto, basta un poco de orgullo y de superficialidad y Su voz ya no te llega más. El Espíritu calla, calla y aguarda. El Papa en la encíclica sobre el Espíritu Santo dice: «El Espíritu es la suprema guía del hombre, la luz del espíritu humano». SI EL ESPÍRITU MARTILLA HAY UN PROBLEMA QUE QUEMA Cuando el Espíritu insiste, es porque nos señala una llaga, hay que abrir los ojos. Toda tardanza en acoger Su voz produce un daño grave a tu vida espiritual; toda prontitud para responder te renueva y te capacita para percibir mejor Su luz. Pero cuántas veces el Espíritu martilla: «Deja aquella amistad, deja aquella ocasión, deja aquel vicio». Entonces, cuando el Espíritu martilla, hay que ponerse en camino. El Papa en la encíclica sobre el Espíritu dice: «Bajo el influjo del Espíritu madura y se refuerza el hombre interior. El Espíritu construye en nosotros el hombre interior, lo hace crecer, lo fortalece». EL SECRETO DE LA ALEGRÍA CONSISTE EN DARLE CONTINUAS ALEGRÍAS AL ESPÍRITU SANTO Hay que partir de lo concreto, de las cosas pequeñas. Todo acto de humildad, todo acto de generosidad alimenta la alegría que el Espíritu Santo siembra en nosotros. Cuando haces un acto de humildad, si no estás atento, te puede venir la tentación del orgullo. Cuando hagas un acto de bondad, detente y di: «Gracias, Espíritu Santo». Una oración que te puede servir cuando hagas un favor o una obra buena puede ser: «Gracias, Espíritu Santo, una vez más. Sigue inspirándome la bondad, sigue presentándome una ocasión de hacer algo bueno por ti y por los demás». Eso es, el Espíritu está obrando continuamente, pero hay que dejarlo actuar. El Papa en la encíclica en el No. 67 dice: «La alegría que nadie puede quitar es el don del Espíritu». EL ESPÍRITU NO SE CANSA NUNCA DE HABLARTE, DE INSTRUIRTE, DE FORMARTE El Espíritu es la fidelidad del amor y usa los medios más simples: inspiraciones, consejos de personas que te aman, ejemplos, testimonios, lecturas, encuentros, eventos... El Papa en el No. 58 dice: «El Espíritu Santo es el incesante darse de Dios». LA PALABRA DE DIOS ES LA PRIMERA ANTENA DEL ESPÍRITU SANTO Por eso aprende a leer la Palabra de Dios implorando el Espíritu; no leas nunca la Palabra sin el Espíritu. Nútrete de la Palabra invocando al Espíritu. Ora la Palabra en el Espíritu. Cuando tomes en las manos la Palabra, primero activa la antena de la escucha del Espíritu; luego ora, ora al Espíritu. Es con la Palabra y la oración como aprendes a distinguir la voz del Espíritu. El Papa dice en la encíclica en el No. 25: «Con la fuerza del Evangelio, el Espíritu Santo renueva constantemente la Iglesia». La Palabra de Dios es la antena siempre activa que renueva constantemente a la Iglesia; por ella la Iglesia se conecta con el Espíritu Santo. NO CESES DE AGRADECER AL ESPÍRITU POR TODO LO QUE HACE POR TI Tu vida es un tejido misterioso y continuo de dones del Espíritu Santo: desde el Bautismo hasta la muerte. Desde tu nacimiento hasta tu muerte hay un hilo de oro: los dones del Espíritu; un hilo de oro que recorre toda tu vida. Tú percibes apenas algunos dones, pero debes tratar de descubrir muchos más. Y empieza a agradecer por los dones que descubres en ti. EL MALIGNO COPIA AL ESPÍRITU Y HACE DE TODO PARA OPONERSE A SU OBRA Satanás remeda a Dios, imita a Dios. También él manda sus inspiraciones, también manda sus mensajes, manda sus mensajeros. Algunas veces, cuando usas los medios de comunicación, ahí está el mensajero que te espera, pero el poder del Espíritu Santo desbarata con un soplo a Satanás. Basta confiar resuelta y totalmente en Él y venceremos cualquier seducción de Satanás, si estamos bien unidos al Espíritu Santo. Hay muchas personas atemorizadas por Satanás: no hay que tener miedo a Satanás porque tenemos al Espíritu Santo. Cuando nos unimos al Espíritu Santo, Satanás ya no puede hacer nada. Cuando invocamos al Espíritu Santo, Satanás está bloqueado. Cuando invocamos sobre nosotros al Espíritu santo, Satanás es ineficaz. El Papa en la encíclica en el No. 38 escribe: «Satanás, enemigo del hombre, reta al hombre a convertirse en el adversario de Dios». UNA OFENSA COMÚN CONTRA EL ESPÍRITU ES NO RELACIONARTE CON ÉL COMO UNA PERSONA Con frecuencia no tratamos al Espíritu como una persona. No obstante, Jesús nos ha confiado a Él y ha dicho que «Él les enseñará todo, y les recordará todo lo que les he dicho», nos acompañará, nos convencerá de la maldad del pecado, nos arrancará del pecado. Jesús nos ha encomendado a Él y ha dicho que es nuestro apoyo, nuestro maestro; sin embargo, muy a menudo no nos relacionamos con Él como una persona viva, viva que está en medio de nosotros. Lo consideramos una realidad lejana, impersonal, desvaída, irreal. El Papa ha dicho estas bellísimas palabras en el número 22 de la encíclica: «El Espíritu es no sólo un don a la persona, sino que es una Persona-don». La Persona que se hace don, el darse sin cesar de Dios. Por eso acostúmbrate a comenzar siempre cada jornada diciendo: «Buenos días, Espíritu Santo», ya que está cerca de ti, en ti; y a terminar la jornada diciendo: «Buenas noches, Espíritu Santo»porque está en ti y guía también tu descanso. JESÚS PROMETIÓ QUE EL PADRE DARÁ EL ESPÍRITU A TODO EL QUE LO PIDA Jesús no dijo que el Padre dará el Espíritu sólo al que lo merece; dijo que da el Espíritu a todo el que lo pide. Entonces, hay que pedirlo con fe y con constancia. El Papa en el No. 65 de la Encíclica dice: «El Espíritu Santo es el don que viene al corazón del hombre junto con la oración». EL ESPÍRITU ES EL AMOR DE DIOS DERRAMADO EN NUESTROS CORAZONES Mientras más vivamos en el amor, más viviremos en el Espíritu santo. Mientras más sigamos a nuestro egoísmo, más nos alejaremos del Espíritu Santo. Pero el Espíritu no se rinde nunca, continuamente nos estimula a vivir en el amor. El Papa en la encíclica dice: «El Espíritu Santo es Persona-Amor, en Él la vida íntima de Dios se hace don». Me da sin cesar Su vida íntima, porque el amor de Dios derramado en nuestros corazones es el Espíritu Santo.