Seminario Regalías Bajo un Nuevo Enfoque de Control 31

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INTERVENCION DEL SEÑOR CONTRALOR GENERAL DE LA REPUBLICA,
DOCTOR EDGARDO JOSE MAYA VILLAZON, EN LA INSTALACION DEL
SEMINARIO “LAS REGALIAS BAJO UN NUEVO ENFOQUE DEL CONTROL
FISCAL”, EVENTO ORGANIZADO POR LA CGR Y LA ESCUELA DE GOBIERNO Y
ETICA PUBLICA DE LA UNIVERSIDAD JAVERIANA.
La crisis de la economía mundial, la más grave desde 20081, ocasionada
principalmente por la sobre oferta de petróleo que se originó en yacimientos
de los EEUU que resultaron de las nuevas tecnologías incorporadas por ese
país, y en la desaceleración del crecimiento de la China, generaron una sobre
oferta de bienes primarios2 que dio lugar a una drástica caída de sus precios,
a punto de que por ejemplo el precio del petróleo, en menos de un año, se
redujo de 103 a 40 dólares el barril, con una tendencia al estancamiento.
Situación particularmente grave para América Latina y en especial para
Colombia, cuyas exportaciones en un 75% corresponden a petróleo, carbón y
oro no monetario, fuentes principales de los ingresos por regalías, lo que
afecta de manera drástica y a largo plazo las proyecciones sobre las que se
había construido el presupuesto del Sistema General de Regalías, 2015- 2016,
proyecciones que inexplicablemente, a mediados del año pasado, cuando ya
las señales de la crisis eran inequívocas, seguían soportándose en un precio
promedio del petróleo de 85 dólares el barril.
Tal situación fue analizada de manera oportuna por la CGR, que en un primer
informe del Grupo Macro de regalías proyectó acertadamente la reducción
en los ingresos del sistema como resultado de la caída de los precios del
petróleo, en una cifra del orden de los $5billones, cifra que podría
incrementarse en $4.3 billones dada la tendencia.
En un país como Colombia, este escenario compromete significativamente las
metas de crecimiento e inversión orientadas a lograr más equidad, igualdad
social y cumplimiento de los fines esenciales del Estado, lo que reclama un
mayor esfuerzo y compromiso del gobierno, de los órganos de control y en
general del Estado y la sociedad, para afrontar las consecuencias del
decrecimiento y la devaluación que hoy llega aproximadamente el 65%,
correspondiéndole a la CGR contribuir, desde el ejercicio de sus funciones
constitucionales y legales de vigilancia y control fiscal, a la protección y
optimización de esos recursos y a la superación de una crisis que afecta de
manera directa a los más pobres y desprotegidos.
1 Crisis generada por las hipotecas sub-prime en los EEUU, que afectó de manera importante a los bancos de los países
desarrollados que las habían comprado.
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Materias primas: minerales, hidrocarburos ( petróleo, carbón, gas, etc.), granos, entre otros.
1
La coyuntura descrita hace especialmente oportuno un ejercicio como el de
hoy, que ha contado con el apoyo de la Escuela de Gobierno y Ética Pública
de la Universidad Javeriana, pues debemos analizar en conjunto las
perspectivas, los resultados, retos y compromisos de la estructura que desde
mi llegada a la CGR, en septiembre del año pasado, hemos diseñado e
implementado para atender el compromiso de vigilancia y control fiscal de
los recursos que ingresan al país y se incorporan al Sistema General de
Regalías. Esa estructura se diseñó a partir de la premisa fundamental que rige
mi administración: una función de control y vigilancia fiscal orientada
prioritariamente al mejoramiento y fortalecimiento de las entidades, antes
que al ejercicio coercitivo y sancionatorio, sin que desde luego éste se
excluya cuando se imponga, que garantice la mayor eficiencia y oportunidad
en el cumplimiento de nuestra función de vigilancia y control.
El Acto Legislativo 05 de 20113 modificó el sistema de regalías4 del país, con
el objetivo de garantizar el principio de equidad en su distribución en tres
dimensiones:
 Equidad intergeneracional, a través de un mecanismo para generar
ahorros para épocas de escasez, promover el carácter contra-cíclico de
la política económica y mantener estable el gasto público a través del
tiempo.
 Equidad social, priorizando la inversión de los ingresos mineroenergéticos hacia la población más pobre.
 Equidad regional, a partir de un cambio en la distribución hacia toda la
población, para favorecer el desarrollo regional de todos los
departamentos y municipios, reconociendo que los recursos del
subsuelo de la Nación son propiedad de todos los colombianos.
Los ingresos del Sistema General de Regalías se destinan entonces al
financiamiento de proyectos de inversión de las entidades territoriales; al
ahorro para su pasivo pensional; a inversiones en ciencia, tecnología e
innovación; a generación de ahorro público; a fiscalización de la exploración y
explotación de los yacimientos; al conocimiento y cartografía geológica del
subsuelo y al funcionamiento del Sistema General de Regalías.
Para tal efecto, se crearon los Fondos de Ahorro y Estabilización, el Fondo de
Ciencia y Tecnología, el Fondo de Desarrollo Regional y el Fondo de
Compensación Regional. La ley 1530 de 20125 desarrolló el Acto Legislativo y
definió la distribución, objetivos, fines, administración, ejecución, control, el
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“Por el cual se constituye el Sistema General de Regalías, se modifican los artículos 360 y 361 de la Constitución Política y
se dictan otras disposiciones sobre el régimen de regalías y compensaciones”.
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Las regalías son contraprestaciones económicas que pagan al Estado colombiano las empresas que explotan recursos naturales no
renovables, en el suelo y subsuelo del territorio nacional, tales como hidrocarburos (petroleo y gas) y minerales (combustibles,
metálicos, no metálicos, preciosos y piedras preciosas).
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“Por la cual se regula la organización y el funcionamiento del Sistema General de Regalías”.
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uso y la destinación de las regalías, precisando las condiciones de
participación de sus beneficiarios.
Hasta el año pasado, las funciones de vigilancia y el control fiscal del Sistema
General de Regalías las cumplía la CGR con la planta temporal que le fue
asignada, conformada por 338 funcionarios, 190 en el nivel central
distribuidos en 13 grupos que dependían de 9 áreas diferentes, y 148 en las
distintas gerencias departamentales. Esa estructura dificultaba la
coordinación y manejo y, lo más grave, obstaculizaba el cumplimiento del
propósito central: Fortalecer la vigilancia y el control fiscal de unos recursos
que deben contribuir a que las regiones avancen en disminución de la
pobreza, mejoren su competitividad y logren mayores niveles de igualdad,
inclusión y equidad.
El objetivo inicial del proceso de reingeniería que nos propusimos fue, con la
misma planta temporal, simplificar la organización interna para corregir
problemas de dispersión, desarticulación e ineficiencia, armonizándola en lo
fundamental con la estructura existente en la entidad, pero sobre todo
diseñando un modelo que atienda las particularidades de esos recursos que
reclaman un control complejo, eficiente y oportuno. Así las cosas,
establecimos que las características de una estructura sectorial como la de la
CGR, la cual está dada en función de las instituciones sujetos del control y
vigilancia, no respondía a las singularidades de un control como el que
reclama el Sistema General de Regalías.
Lo anterior, porque el caso de regalías de alguna manera “rompe” esa
estructura dado que se trata de realizar el control sobre unos recursos
específicos que se ejecutan a través de proyectos en distintos sectores. Y es
en función de éstos que se seleccionan los sujetos de control. Un caso similar
es el del Sistema General de Participaciones, sólo que los recursos se dirigen
casi en su totalidad a los sectores de educación y salud, por lo cual el control
sobre los mismos naturalmente está en la Delegada para el sector social.
La ejecución de los recursos a través de proyectos que atraviesan distintos
sectores, característica del Sistema General de Regalías, exige poder hacer
una buena selección de aquellos que requieren mayor control y vigilancia.
Esto supone realizar esfuerzos por establecer líneas de coordinación
efectivas, –suministro de información, por ejemplo – con las delegadas
sectoriales, y fortalecer la coordinación con las gerencias departamentales
dado que los sujetos de control de regalías son los entes territoriales.
Además, ejercer el control sobre un recurso como las regalías que tiene
finalidades estratégicas en términos de política pública, supone realizar la
doble tarea de vigilar tanto el manejo transparente de los recursos, como el
logro de los objetivos que el Estado y la sociedad definieron para tales
recursos. El primero tiene énfasis en lo procedimental y el segundo en lo
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consecuencial. En la estructura de la CGR, estas dos caras del control se
reflejan en cada Delegada en la existencia de dos áreas: Vigilancia Fiscal –
control micro- y Estudios –control macro-. Si bien la sinergia entre ambos
grupos tiene problemas, en teoría da respuesta a esas “dos caras del
control”, por lo que se concluyó que el Grupo de Regalías, aunque con
singularidades, debería adoptar un esquema básico similar.
El nuevo esquema, que entró en vigencia en febrero de 2015, creó un grupo
de vigilancia fiscal encargado del proceso auditor; un grupo cuya principal
responsabilidad es realizar estudios y hacer seguimiento en tiempo real a
todo el ciclo de las regalías, desde su liquidación hasta su ejecución en los
departamentos; y mantuvo y fortaleció el grupo de responsabilidad fiscal,
adscrito a la Unidad de Investigaciones Especiales contra la Corrupción, en el
cual había iniciado un proceso de consolidación que hoy continúa.
En esa dimensión, el Grupo Macro de Regalías de la CGR, debe ocuparse de
los objetivos de política pública asociados al uso de las regalías en tanto son
estratégicos. Hasta ahora, el juicio general sobre su manejo y sobre su
impacto es negativo, ni se usan adecuadamente, ni favorecen el desarrollo de
las regiones. Entre 1994 y 2009 se generaron $42.2 billones (pesos contantes
de 2009), y los estudios muestran que esos recursos no contribuyeron de
manera significativa a mejorar el bienestar de los municipios beneficiarios, ni
favorecieron la equidad regional debido en gran medida a la atomización de
los recursos, las debilidades de los municipios y obviamente el manejo
indebido de los mismos.
Por eso, el Acto Legislativo 05 de 2011 y la Ley 1530 de 2012 introdujeron
modificaciones en la distribución de las regalías y en el sistema de monitoreo,
evaluación y seguimiento, a partir de los cuales se creó la planta temporal.
Dos años después, hay problemas de fondo que persisten: la falta de
pertinencia de los proyectos y la atomización no parecen haberse corregido;
los problemas de corrupción que demandarían acciones coordinadas entre
los distintos entes de control prevalecen, y la incapacidad técnica de muchos
de los entes territoriales sigue provocando despilfarro y malos usos. En este
contexto, el papel de la CGR, tanto en el control micro como en el macro –
con pronunciamientos que contribuyan a mejorar la política pública o que
motiven reorientaciones de política en los planes de mejoramiento de los
entes territoriales - es decisivo.
Mi compromiso con el país, con la sociedad y los sectores más deprimidos,
derivado del mandato constitucional que se le atribuye a la Contraloría, es, a
través de la vigilancia y el control fiscal, evitar que los recursos de regalías se
dilapiden, que como en el pasado se inviertan en obras inconclusas, los
llamados “elefantes blancos”; inocuas o no pertinentes en tanto no consultan
las necesidades más sentidas de la población; o de baja calidad y alto riesgo;
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y que ello se propicie por la precaria capacidad técnica de las regiones, y, la
mayoría de las veces, por problemas de clientelismo y corrupción.
Como anoté antes, la implementación definitiva del nuevo esquema,
diseñado con la planta temporal, para ejercer vigilancia y control fiscal a los
recursos de regalías, quedó en firme en febrero del presente año cuando se
expidieron las Resoluciones Nos. 169, 170 y 246, por lo que es viable y
oportuno que analicemos cuáles son los resultados que a la fecha arrojan los
grupos conformados para cumplir ese propósito sobre los recursos del
Sistema General de Regalías, su pertinencia y real posibilidad de impacto.
Veamos:
El Grupo de Vigilancia y Control Fiscal Micro, encargado del proceso auditor,
aplicando las metodologías diseñadas en el marco del nuevo modelo,
acredita en el primer semestre, presencia y actuaciones en 25
departamentos, cubriendo 34 municipios y 13 gobernaciones, éstas últimas
de significativa importancia si se tiene en cuenta que ellas concentran el 75%
de los recursos de regalías, por eso tiene previsto en lo que falta del año
desarrollar similares ejercicios en las 19 gobernaciones que restan; ha
realizado 47 ejercicios auditores en 13 gobernaciones y municipios,
registrando 142 hallazgos con presunta incidencia fiscal que ascienden a
$112. 707 millones y beneficios fiscales por $ 11.438 millones. A través de
esos ejercicios el grupo ha identificado los tres departamentos más
problemáticos: El Cesar con 37 hallazgos fiscales que ascienden a 29.000
millones; Casanare, con 3 hallazgos fiscales por $ 24.000 millones y
Magdalena con 4 hallazgos por $ 11.000 millones.
Ahora nos corresponde evaluar la incidencia de estos resultados, verificar
que los fundamentos del nuevo enfoque que nos hemos propuesto, que
supone modificar de fondo el modelo de control fiscal que hasta ahora ha
prevalecido, centrado en el control de legalidad y en el control financiero,
han sido de verdad apropiados por los funcionarios, que con nuestros
ejercicios trascendemos ese paradigma, y en consecuencia que contribuimos
al desarrollo de proyectos y políticas públicas que realmente impacten de
manera positiva la calidad de vida de la población, sirviendo a los propósitos
de equidad que se pretenden con el sistema general de regalías.
Debo reiterar, que como lo he dicho en otros escenarios, el modelo de
control que venía operando, el cual pretendemos superar dados los
crecientes fenómenos de corrupción y de ineptitud en el ejercicio de la
administración de recursos, bienes e intereses patrimoniales del Estado, es
limitado e insuficiente para responder al reto que supone para el máximo
órgano de control fiscal enfrentarlos, por eso es urgente un cambio
sustancial de enfoque que debe caracterizarse por promover desde el control
real, oportuno, posterior y selectivo, una cultura de mejora en la rentabilidad
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social de los productos a cargo de los sujetos públicos y privados que son
titulares de la gestión de recursos y bienes públicos.
Ello implica pensar, diseñar e implementar un modelo de evaluación de
resultados de las políticas públicas definidas y desarrolladas por los
gobiernos, especialmente las de carácter social, que trascienda lo meramente
financiero, presupuestal y contable y muestre el real impacto de esas
políticas en la calidad de vida y dignificación de todos y cada uno de los
colombianos. En ese modelo estamos y seguimos trabajando bajo la premisa
de que se requiere el concurso de todos los funcionarios y dependencias de
la CGR y de las comunidades receptoras afectadas por la gestión de los
responsables de implementar y ejecutar esas políticas públicas.
En tal sentido, el enfoque de control fiscal con el que trabajamos debe
privilegiar la vigilancia de la gestión y de los resultados obtenidos, de tal
manera que no se limite a hacer una trazabilidad de los recursos públicos y
de los presupuestos a través de los cuales los mismos se ejecutan, sino que
garantice una efectiva verificación de desempeño y cumplimiento material
de los objetivos misionales del gestor fiscal.
Por tal razón, resulta imperativo acoger, como lo permite la ley que
actualmente nos rige, el uso estratégico de los sistemas de control en
consonancia con las normas internacionales de auditoría del sector público,
que recomiendan el uso especializado y alternativo de esos sistemas y que
centran su enfoque en la evaluación del desempeño, el rendimiento y los
resultados tangibles de la gestión vigilada. Así, los tipos de la auditoría de
regularidad, de la auditoría financiera, de la auditoría de legalidad o
cumplimiento, de las auditorías de rendimiento y de las auditorías de
desempeño, deben aplicarse en función del perfil de la gestión fiscal vigilada
en cada caso.
La diversidad de entes y sujetos sobre los que recae el control fiscal, exige de
la Contraloría un conocimiento altamente calificado de cada sector objeto de
control y de cada tipología de gestión fiscal, pues solo así podrá aplicar los
sistemas o tipos de auditoría según la naturaleza de la actividad fiscal
desarrollada por cada sector, ente y sujeto vigilados, ello sin perjuicio de que
su aplicación también pueda inspirarse en criterios transversales e
intersectoriales, que permitan medir los resultados frente a los objetivos
trazados en los planes y programas de desarrollo.
En cuanto al Grupo para el conocimiento y trámite de procesos de
responsabilidad fiscal relacionados con el Sistema General de Regalías, como
se dijo éste se mantuvo adscrito a la Unidad de Investigaciones Especiales
contra la Corrupción de la CGR, en la cual había iniciado un proceso de
consolidación que hoy continúa, entre los resultados obtenidos de
septiembre del año pasado a la fecha vale destacar lo siguiente: Dando
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aplicación al artículo 128 de la Ley 1474 de 2011, mi Despacho ha declarado
de impacto nacional 102 procesos de responsabilidad fiscal relacionados con
el manejo de recursos del Sistema General de Regalías, referidos a temas de
alcantarillados pluviales, acueductos, construcción de colegios, vivienda de
interés social y hospitales, cuya cuantía aproximada es de $387.113 millones,
esos procesos se venían adelantando en las diferentes Gerencias
Departamentales Colegiadas del país, pero su trascendencia y costo
justificaba desplazarlos al Grupo de Regalías de la Unidad, grupo que tramita
un total de 160 procesos de responsabilidad fiscal en cuantía aproximada de
$729.309 millones. En el mismo periodo se han profirieron 6 fallos con
responsabilidad fiscal en cuantía aproximada de $13.700 millones de pesos.
El Grupo Macro de Regalías tiene como principal función realizar estudios
que permitan evaluar y hacer seguimiento al funcionamiento del Sistema
General de Regalías, priorizando la verificación de los resultados en la
dimensión que indica que éstos efectivamente hayan impactado el entorno y
contexto de la población a la que están dirigidos y hayan contribuido al
fortalecimiento y desarrollo de la respectiva región. Es decir, verificando que
los proyectos y políticas públicas que se financian con recursos de regalías,
real y objetivamente han mejorado la calidad de vida de esa población
aportando a su dignificación y empoderamiento y al propósito de cerrar
brechas que históricamente han afianzado la inequidad y la desigualdad.
La conformación de este grupo es estratégica en el modelo de control y
vigilancia fiscal del Sistema General de Regalías que hemos diseñado, son 5
contralores delegados intersectoriales, profesionales en distintas áreas, los
que tienen el compromiso de producir informes que contengan insumos de
calidad, cuyos pronunciamientos puedan servir para propiciar debates y
reflexiones que den paso a necesarios replanteamientos o reformulaciones
que reclama el sistema.
Ese grupo desde febrero de este año ha producido varios informes, de los
que quiero destacar los siguientes resultados:
Al analizar la eficiencia en la ejecución de los recursos, encontró por ejemplo
que entre los años 2012 y 2014 los recursos de regalías ascendieron a $26.4
billones, de los cuales $17.8 billones se destinaron a financiar proyectos de
inversión en los 32 departamentos del país, y $1.2 billones a gastos de
funcionamiento. No obstante las evidentes necesidades de esas mismas
regiones, a diciembre de 2014 la ejecución, medida por los compromisos, fue
de $9.9 billones en inversión, es decir que apenas alcanzó el 55% del total
disponible, mientras que en funcionamiento de los 1.2 billones se ejecutaron
cerca de $800 mil millones quedando un remanente cercano a los 500.000
millones. De tal manera que el sistema presentó un superávit (ingresos
menos gastos) de $8.4 billones, lo que por lo menos es preocupante en un
país que reclama constantemente más inversión en sus necesidades básicas.
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Lo anterior tuvo como consecuencia no deseada que los recursos de regalías
de esas vigencias, 2012, 2013-2014, que ya habían sido recaudados y en gran
parte girados a los entes territoriales y demás beneficiarios del sistema, se
quedaran en las cuentas bancarias ascendiendo a más de $ 7 billones de
pesos.
La complejidad de esa situación llevó a la necesidad de que el grupo se
ocupara de estudiar y analizar cada uno de los reportes de los saldos y
rendimientos financieros de las cuentas donde se manejan los recursos de
regalías, encontrando que los entes territoriales no están reportando de
manera oportuna y confiable la información, lo cual entorpece el
seguimiento y control, y debilita la transparencia en el manejo de los
recursos, incrementando los riesgos de corrupción.
En otro estudio del Grupo Macro, próximo a divulgarse, se concluye que en
un alto porcentaje los proyectos financiados con recursos de regalías no
responden a las necesidades reales y objetivas de las diferentes regiones,
ejemplos paradigmáticos de esa situación, pero no los únicos, son los
relacionados con los proyectos financiados con recursos del Fondo de Ciencia
y Tecnología y el Fondo de Desarrollo Regional.
La intención del Acto Legislativo 05 de 2011, de asignar un porcentaje fijo, el
10% de los recursos de regalías a proyectos de ciencia y tecnología, sin duda
fue positiva dado el rezago que presenta el país en la materia. No obstante,
esa buena intención se distorsionó en gran medida, cuando la ley 1530 de
2012 determinó que estos recursos se distribuyeran entre las regiones a
partir de criterios de pobreza y desempleo.
La aplicación de estos criterios ha llevado a que los recursos se dispersen y a
que regiones que no tienen las suficientes ventajas construidas para
aprovecharlos, como recurso humano calificado, universidades de alta
calidad, e instituciones que hagan investigación o inicien ese tipo de
procesos, los dilapiden en una multiplicidad de proyectos cuya pertinencia es
cuestionable. Así por ejemplo, Bogotá, que tiene el mayor número de grupos
de investigación reconocidos por Colciencias, 2.259, tiene menos recursos
que por ejemplo el Departamento de Córdoba que acredita 69 grupos e
investigación, o la Guajira que apenas registra 20 grupos.
De lo anterior se deriva otro grave problema, que se traduce en que los
proyectos de ciencia y tecnología financiados con recursos de regalías, no
están siendo ejecutados por las personas idóneas y acreditadas ante el
Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología del país. De un total de 1.478
contratistas de los proyectos de ciencia y tecnología, 1.014 son personas
naturales, de las cuales solo 61 son investigadores reconocidos por
Colciencias. De 464 personas jurídicas, solo 61, es decir el 13%, están
reconocidos por esa entidad.
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En el caso del Fondo de Desarrollo Regional, a través del cual debe
materializarse ese propósito, la conclusión del análisis es que no hay
proyectos verdaderamente regionales, que como tales convoquen varios
departamentos que se reúnan con un propósito de fortalecimiento en esta
dimensión. Solo 9 de casi 334 proyectos que a diciembre de 2014 habían sido
aprobados por ese Fondo cumplían esa condición; la inmensa mayoría, 180,
son proyectos que impactan entre uno y cuatro municipios y de ellos 106
impacta solo uno, lo que desvirtúa totalmente el objetivo constitucional del
Fondo de Desarrollo Regional.
Uno de los principales propósitos del Acto Legislativo 05 de 2011 fue
contrarrestar el grave fenómeno de dispersión y atomización de los recursos
que caracterizó el anterior sistema de regalías, desafortunadamente los
estudios de la CGR muestran como ese fenómeno se mantiene, pues el 10%
de los proyectos financiados con recursos del sistema concentra el 65% del
valor total, lo que quiere decir que el valor promedio supera los 14.000
millones de pesos, proyectos de envergadura, mientras que el 90% de los
proyectos, más de 6.000, son “pequeños” proyectos con un valor promedio
inferior a $ 850 millones, que dada la magnitud de las necesidades
identificadas, difícilmente lograrían algún impacto.
Hemos avanzado, en un año diseñamos e implementamos, con un enfoque
de integralidad, un nuevo modelo para cumplir las funciones que como
máximo órgano de control nos corresponden frente al Sistema General de
Regalías, podemos presentar interesantes resultados producto de un proceso
que ha sido complejo, por eso la exigencia ha sido y es la máxima, no
obstante el camino es largo y es mucho lo que tenemos por hacer, mucho lo
que tenemos que mejorar y mucho lo que se nos reclama por parte de la
sociedad.
Hoy más que nunca tenemos que cumplir a cabalidad con nuestro mandato y
garantizar, desde el ejercicio de nuestras competencias, un óptimo y
oportuno ejercicio de vigilancia y control fiscal sobre las regalías, asumiendo
responsablemente que se trata de recursos finitos, no renovables, de los
cuales como sociedad nos beneficiaremos por un período de tiempo
determinado.
Tenemos que ser conscientes que somos responsables de impedir que esos
recursos se despilfarren y se dilapiden y de garantizar que se inviertan en
beneficio de las poblaciones y regiones más vulnerables. La inversión
adecuada y oportuna de esos recursos seguramente podrá contribuir a que
en un futuro podamos evitar o responder a crisis humanitarias como la que
hoy viven miles de colombianos y colombianas en la frontera, que
seguramente, si encontraran condiciones de vida diga, no migrarían, un
objetivo que se nos impone como imperativo ético en tanto servidores
públicos y conciudadanos.
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Bogotá 31 de agosto de 2015.
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