miembro posterior equino

Anuncio
MIEMBRO POSTERIOR EQUINO
Recordatorio anátomofisiologico
Los miembros posteriores del caballo funcionan principalmente como propulsores,
mediante la enérgica flexión y extensión de sus articulaciones, que obran como poderosas
palancas, siendo su función de sostén no tan perfecta como la de los miembros anteriores.
La función de sostén del miembro posterior requiere la intervención de músculos de
contracción voluntaria, y aunque este esfuerzo sea mínimo, como lo demuestra el que animales
sanos puedan permanecer de pie por tiempo prácticamente indefinido, no es menos cierto que
las extremidades posteriores se fatigan más en esta función que las anteriores. Es por este
motivo que los animales que permanecen en estación alternan con frecuencia el apoyo y carga
de sus miembros posteriores.
flexor digital sup.
tensor de la fascia lata
gastrocnemio
flexor digital prof.
peroneus tertius
lig. sesam. colat. y lig.
colat. art. nudo
lig. frenador tarsal
lig. suspensorio
lig. sesamóideos dist.
Estudiando las características anatómicas se observa que los huesos ilíacos se hallan sujetos al
sacro mediante poderosos ligamentos. A la solidez de esta unión contribuyen los grupos
musculares de la zona. Entonces se podría decir que los mismos constituyen una misma pieza
con el tronco, comportándose entonces las extremidades posteriores como columnas de sostén.
El fémur forma con la tibia un ángulo que se cerraría (flexión plantar), si algún mecanismo
no lo impidiese, tan pronto como gravitase algún peso sobre su cabeza articular.
El mecanismo que lo impide es el músculo tibial anterior, que se origina en el cóndilo
externo del fémur e inserta en proximal y anterior de la cara anterior e interna del tarso, haciendo
que la articulación de la patela encuentre dificultada su flexión mientras no lo haga la
tarsometatarsiana.
Además, la rótula está unida a la tibia por potentes ligamentos. Si queda trabada,
"enganchada" en los labios de la tróclea femoral, es imposible la flexión plantar de la articulación
femorotibiorotuliana, así como también ayudan a inmovilizar esta articulación el tendón del bíceps
femoral, por su inserción en el ligamento rotuliano externo, la fascia de la pierna, etc.
Su extensión excesiva no puede producirse durante la estación, al impedirlo la dirección
oblicuo de los radios óseos que la componen.
Inmovilizada la articulación femorotibial, el peso que gravita sobre el fémur se transmite al
tarso, a lo largo de la tibia.
Los flexores de las falanges y el extensor del tarso (gastrocnemios, flexor superficial),
impiden que la flexión del tarso se efectúe mientras permanezca inmóvil la articulación de la
babilla (tener presente estos mecanismos en la fijación superior de la patela).
La articulación coxofemoral posee ligamentos propios como el capsular, redon-do,
pubiofemoral de potencia suficiente para permitir que los miembros posteriores desempeñen su
función de sostén.
Todos los músculos que intervienen de forma primordial en la función de aparato de
sostén (excepto el cuadriceps) están recorridos, desde su origen hasta su inserción por tejido
tendinoso inelastico o poco elástico, el cual permite que puedan desempeñar su misión de
fijadores de las articulaciones, durante la estación, sin producir fatiga muscular.
Con respecto a la función locomotora, cabe destacar que el movimiento de propulsión es
iniciado mediante fuertes contracciones del músculo glúteo medio, el cual,(por tener una de sus
inserciones de origen en relación con el músculo ilioespinal), insertandose en el trocanter mayor
del fémur, mueve con su potencia la gran palanca del fémur. El vértice del trocánter mayor obra la
potencia en la dirección de las fibras del glúteo. En la articulación de la cadera esta la resistencia
y en la babilla el apoyo.
Cuando la potencia es mayor que la resistencia, permaneciendo inmóvil el punto de apoyo, el
tronco avanza.
De la potencia y velocidad con que los músculos extensores se contraigan depende que la
marcha sea lenta (paso) o velocidad (trote, galope).
Muchos de los movimientos del miembro durante la extensión de sus articulaciones son
puramente automáticos, por causa de las relaciones tendinosas inelásticas de su aparato de
sostén.
El aparato de apoyo o sostén de los miembros posteriores lo constituyen, principalmente
los siguientes órganos: casco, huesos, articulaciones, cuadriceps, femoral, rótula, ligamentos
rotulianos, gastronemios, flexores de las falanges, ligamentos suspensorio del menudillo,
ligamentos sesamoideos, etc..
También forman parte del aparato de sostén, pero son de importancia secundaria: la
fascia de la pierna, ligamentos articulares, etc..
Los órganos que de forma primordial intervienen en la función locomotor de los miembros
posteriores son los músculos: glúteo medio, ilioespinal, extensores de las falanges, gastronemios,
soleo, flexores de las falanges , abductores, psoasiliaco, etc..
El conocimiento de la
fisiología de los miembros posteriores, ayudara en el diagnóstico de las claudicaciones de dichas
extremidades.
LESIONES DE LOS MIEMBROS POSTERIORES DEL EQUINO
SUBLUXACION SACROILIACA
Se produce generalmente por un mecanismo de trauma indirecto, como caídas,
resbalones, o cualquier movimiento que provoque torsión o esfuerzos de dicha articulación,(por
ejemplo: los producidos por alteraciones en la mecánica de salto).
El signo típico de la enfermedad, es la protrusión de una o ambas tuberosidades
sacras, según se trate de una subluxación uni o bilateral. Cuando se realiza la evaluación del
paciente, se debe observar el grado de movilidad y la asimetría entre ambas tuberosidades
sacras cuando el animal se desplaza. En la etapa aguda (primeras horas de producido el trauma)
puede observarse durante la deambulación un movimiento ascendente y descendente de la
tuberosidad sacra, libre de sus inserciones ligamentosas, que luego por contractura refleja de los
grupos musculares de la zona, se estabiliza, desapareciendo dicho movimiento. La claudicación
de la subluxacion sacroilíaca se debe a la inflamación resultante de la inestabilidad articular y al
espasmo muscular de origen simpático. Otros signos frecuentes son: rigidez y dolor en los
miembros posteriores, o rechazo a saltar de los equinos que se dedican a ese deporte. En ciertos
casos, menos frecuentes, el dolor puede ser tal que impide la estación. Estos signos se modifican
en intensidad dependiendo del grado de compromiso articular.
En cuanto a las maniobras semiológicas, al realizar palpación presión de las tuberosidades
sacras, suele evidenciarse dolor, que se manifestará con un movimiento de xifosis. También es
muy dolorosa la palpación de los grupos musculares vecinos, los cuales se mantienen con un
importante grado de contractura. La exploración rectal no es diagnóstica, solo aporta datos que
nos permitan descartar la presencia de entidades con las que hay que hacer un diagnóstico
diferencial (fracturas de pelvis).
El esfuerzo de la articulación sacroilíaca es un estadio anterior al de la subluxación Los
hallazgos clínicos son similares a los descriptos, pero en este caso, no se observan
deformaciones o asimetrías a nivel de las tuberosidades sacras.
El diagnóstico diferencial de esta entidad clínica, incluye: aneurismas de la aorta posterior
o de una o ambas arterias ilíacas, rabdomiólisis, fractura de ilion, miositis de los músculos
lumbares, bursitis trocantérica.
Como método complementario se pueden inyectar anestésicos para anular el reflejo
muscular y comprobar la desaparición o mejoría del dolor y consecuentemente de la claudicación.
La ultrasonografía nos permitirá confirmar la sospecha y el grado de lesión de los ligamentos
sacroilíacos dorsal y ventral.. Dicha exploración se puede combinar con el tratamiento (infiltración
ecoguiada).
Dentro de la terapéutica se pueden considerar tratamientos medicos y fisioterapicos.
Dentro de los trats. médicos se considera tradicionalmente a la infiltración con cáusticos (que
producirán fibrosis de los ligamentos sacroilíacos ventrales), con agujas de 15 g 25 cm.que se
aplican en forma ecoguiada. Luego se indica reposo completo a box durante los primeros 10 días,
continuando con reposo relativo en un piquete chico durante los 30 días siguientes, finalizando a
los 90 días en un potrero.
En casos de esfuerzo sacroilíaco, o recidivas de subluxaciones, y ante la necesidad de
restablecer rápidamente la actividad deportiva del equino afectado, se puede infiltrar la
articulación con neurolíticos como las sales de amonio, asociados a corticoides. Se debe dejar en
claro que la mejoría solo será pasajera y que el tratamiento en cuestión solo sirve para paliar el
dolor, no tratándose de una terapia curativa.
Dentro de las posibilidades fisioterapicas se consideran la terapia de ondas de choque y
las corrientes de alta frecuencia. Ueden complementarse con terapia de campos magneticos
pulsatiles.
El pronóstico es reservado, debido a la tendencia a la recidiva, debido a que la calidad del
tejido fibroso de reparación nunca tiene la calidad ni resistencia del tejido original.
FRACTURA DE PELVIS
Generalmente se producen por traumatismos directos contra vallados, palenques o en el
box, o indirectos en el caso de resbalones o caídas de costado. Están descriptos casos de
fracturas de pelvis por mecanismos indirectos en animales jóvenes (generalmente sangre pura de
carrera), por efecto de contracciones asincrónicas de la musculatura de la grupa, ante esfuerzos
importantes durante un evento deportivo (carrera).
tub. sacra
tub. coxal
ala del ilion
cuerpo del
ilion
agujero
obturador
acetábulo
tub. isquiática
sínfisis púbica
Las que se producen con mayor frecuencia son las de cuerpo del ilion y tuberosidad coxal,
siguiéndole en incidencia la fractura de sínfisis pubiana y agujero obturador, finalizando con las
de isquion.
Los signos clínicos varían, dependiendo de la localización y severidad de la fractura. La
claudicación es siempre de aparición súbita pudiendo ser de apoyo, de elevación o mixta.
La fractura de Tuberosidad coxal en muchas oportunidades no provoca cojera por lo que
no es advertida por el propietario hasta que alguien se lo hace notar, tal vez mucho tiempo
después del accidente. Cuando se produce claudicación, la misma es de elevación, (ya que ese
punto es la inserción del tendón de la fascia lata). Si se observa al animal desde atrás, la cadera
del lado fracturado se verá más plana que la del lado sano (a esta conformación se la conoce
popularmente como “lunanco”). A veces el fragmento de hueso desprendido se convierte en un
secuestro óseo y debe ser eliminado quirúrgicamente. En casos severos la piel puede
lesionarse con protrusión del ilion a través de la herida.
La Fractura en cuerpo de ilion, puede localizarse delante, detrás, o a través del acetábulo.
Si hay desplazamiento de los cabos fracturarios, el miembro enfermo aparecerá más corto que el
normal. Puede suceder que los cabos fracturarios seccionen las arterias iliacas, produciéndose
un shock hipovolémico.
La Fractura de la sínfisis pubiana, produce claudicación de ambos miembros posteriores,
impresionando que el equino avance en forma vacilante. A veces el dolor es tan marcado, que
puede estar impedida la estación. Cuando está involucrado el agujero obturador, el equino puede
sufrir una hemorragia interna al lesionarse la arteria obturatriz, pudiendo coexistir con el
síndrome de la parálisis del nervio obturador. En el caso de los machos pueden existir signos
urinarios en caso de lesionarse la uretra, Si nuestro paciente es una yegua tenemos que tener
presente que ésta puede presentar distocias en caso de un futuro parto, debidas a la alteración
en ángulo y diámetro del canal de parto (debido al callo óseo).
La Fractura de acetábulo se manifiesta como una gran impotencia funcional del miembro
afectado, y suele acompañarse de luxación coxofemoral.
La Fractura de isquion produce deformación local, acompañada de inflamación y edema
del periné y regiones limítrofes, pudiendo haber signos urinarios por la lesión de la uretra.
La crepitación suele ser fácilmente perceptible mediante la exploración rectal y vaginal en
las hembras.
El Diagnóstico, en todos los casos, dependerá de los signos clínicos, tipo de claudicación
etc. Por ejemplo: las fracturas del cuerpo del ilion causan en general claudicación de tipo mixto.
Es importante el diagnóstico por examen rectal. Esta maniobra se realiza manteniendo el
brazo en el recto mientras se hace caminar al paciente, se puede palpar crepitación,
deformaciones y hematomas secundarios a lesiones en arterias: ilíacas y obturatriz. Siempre
debe tenerse en cuenta esta eventual lesión vascular, ya que el animal tiene riesgo de muerte por
una hemorragia interna.
Como alternativas diagnosticas se puede recurrir a la radiología, pero hay que considerar
que la manipulación del paciente para realizar esta técnica es peligroso, por el decubito que al
forzarlo puede producir seccio de arterias. Cabe la posibilidad de realizar ultrasonografia tanto
por acceso gluteos como tambien por via rectal.
El tratamiento básico consiste en colocar al animal en un box y limitar en lo posible los
movimientos. Mantenerlo colgado por medio de un arnes durante 6 a 8 semanas, recordando que
la pelvis tarda en reparar alrededor de un año.
En los casos de fractura de tuberosidad coxal expuesta, cabe la posibilidad de la excéresis
quirúrgica de la misma.
El Pronóstico es variable dependiendo de la porción del hueso fracturado y la actividad
deportiva o reproductiva del equino. Por ejemplo, la fractura cerrada de tuberosidad coxal es
súmamente benigna, la claudicación que produce esta lesión suele curar en una a cuatro
semanas sin dejar otra secuela que la mencionada deformidad (lunanco). También suele curar
con facilidad la fractura simple de la punta del isquion. Las restantes fracturas son siempre graves
requiriendo para su consolidación de dos a tres meses. Las fracturas de la sínfisis púbica, las del
acetábulo, las múltiples y conminutas deben considerarse como incurables. En las yeguas las
fracturas de pelvis son un obstáculo para su vida reproductiva.
LUXACION COXOFEMORAL
Se produce por traumatismos de efecto indirecto, como forcejeos para soltarse ante
atrapamientos del miembro posterior. También se produce en forma secundaria a la fractura de
acetábulo. Su frecuencia es muy baja en equinos.
Cuando la articulación se luxa, el fémur se desplaza hacia arriba y adelante, produciendo
una limitación de la fase anterior del paso. Se suele percibir crepitación, debido al roce de la
cabeza del fémur contra el cuerpo del ilion.
En estación, se observa “acortamiento” del miembro afectado y la pinza y babilla se
desplazan hacia afuera y el tarso hacia adentro.
El tratamiento se basa en la reducción de la luxación bajo anestesia por tracción, pero
generalmente es necesaria la cirugía para reubicar la cabeza femoral. El problema radica en la
gran inestabilidad que se produce en el acetábulo, por lo que existen muchas probabilidades de
recidiva. No hay descripción de una técnica de reemplazo de ligamento redondo en el equino. El
pronóstico es desfavorable por la alta tendencia a la recidiva y por la segura artrosis que se
establecerá en la zona.
BURSITIS TROCANTERICA
La bolsa trocantérica es una bolsa sinovial profunda, que se encuentra debajo del tendón
del glúteo medio al pasar por encima del trocánter mayor del fémur. La inflamación de la misma
se produce por el rozamiento exagerado del tendón, que ocurre por esfuerzos durante el
entrenamiento o la carrera. También por traumas directos en la zona. En la mayoría de los casos
coexiste con esparaván óseo en el miembro afectado ya que la alteración biomecánica producida
por el dolor crónico a nivel del tarso, lleva a compresiones inadecuadas del tendón del glúteo
medio sobre el trocánter mayor, lesionando así la bolsa.
A la inspección, a veces puede evidenciarse una deformación sobre la zona, pero esta
situación es poco frecuente. En la deambulación, se observa que el equino recarga su peso
sobre la parte medial del pie, sufriendo mayor desgaste en el borde periplantar medial del casco.
Mirándolo desde atrás se puede observar que el animal lleva el pie hacia adentro. La
deambulación al trote recuerda un andar semejante al del perro distraído, ya que la progresión se
realiza en forma oblicua (el cuarto trasero se desvía hacia el lado sano). Esto se produce porque
el miembro afectado realiza un paso más corto.
Si la lesión ha estado presente durante largo tiempo se produce la hipotrofia de los
músculos glúteos.
Cuando se realiza palpación presión de la zona, se detecta sensibilidad local, pero se debe
ser cauto en la interpretación, ya que muchas veces ese punto tiene una sensibilidad
normalmente aumentada, razón por la cual, se sugiere comparar con el miembro opuesto.
El diagnóstico se realiza según los signos descritos y se debe diferenciar de la inflamación
de la articulación coxofemoral y la fractura a la altura del acetábulo. Para ello es importante
realizar la anestesia local en la zona de la bolsa como maniobra complementaria.
Cabe la posibilidad de realizar un diagnostico ultrasonografico para evaluar el tendón,
bolsa y eminencias osea del trocanter mayor del Fémur.
El tratamiento consiste en la inyección intrabursal de corticosteroides, y apoyo de
antiinflamatorios no esteroides por vía sistémica como la fenilbutazona por períodos de 15 a 20
días. Debe descartarse y eventualmente tratarse toda entidad clínica que pueda tener
implicancia biomecanica sobre la zona . La terapia de corrientes de alta frecuencia, las ondas de
choque, y la laserterapia son alternativas de tratamiento fisioterapico. El equino debe guardar
reposo relativo durante este período, manteniendo paseos de salud.. El pronóstico es de
reservado a desfavorable, por la alta tendencia a la recidiva.
DISFUNCIÓN DEL NERVIO FEMORAL
Afecta al grupo muscular del cuadriceps femoral formado por el recto femoral, el vasto
lateral, el vasto medial y el vasto intermedio.
Se produce generalmente por traumatismos indirectos, sobrestiramiento del miembro
durante el ejercicio, al patear, o cuando se sujeta al caballo en posición de decúbito (por ejemplo:
durante una cirugía). La causa más frecuente es que se produzca como secuela de la azoturia.
En la actualidad es una enfermedad de muy baja incidencia.
A la inspección en estación se observan todas las articulaciones del miembro afectado en
semiflexión y una marcada atrofia del cuadriceps. Durante la marcha el casco es arrastrado por la
dificultad de extender la articulación femorotibiorotuliana y el miembro es incapaz de soportar
peso. Es importante hacer el diferenciar con el enganche rotuliano. Ezal tratamiento se realiza en
base a la terapia antineurítica convencional con corticosteroides, vitaminas del complejo (B1 B2
B6 B12) y gangliósidos y cerebrósidos bovinos. Se complementa con masoterapia y
electrogimnasia con el fin de mantener el trofismo muscular.
Las recuperaciones pueden llevar 2 a 3 meses. En un alto porcentaje de casos, y según el
grado de compromiso puede ser irrecuperable. Se aconseja no tomar decisiones hasta pasados
3 meses por lo menos.
FRACTURA DE FEMUR
Se produce con una frecuencia relativa, en potrillos durante la doma, y en los caballos
adultos como consecuencia de cualquier traumatismo violento o caída.
A la inspección se observa que, luego de producida la fractura femoral, el equino puede
adoptar el decúbito permanente. Si el animal mantiene la estación se observa el miembro
afectado más corto, debido al cabalgamiento de los fragmentos y a la contractura muscular de la
parte superior del miembro. Se produce además una gran deformación del miembro, en el muslo
especialmente, por el desarrollo del hematoma en la zona de la fractura.
El diagnóstico puede realizarse clínicamente en la fracturas diafisarias por la manipulación
del miembro, detectándose movimientos anormales y crepitación.
El diagnóstico radiológico es importante para confirmar y evaluar el tipo de fractura, siendo
la mejor incidencia la lateromedial.
En potrillos, el tratamiento es quirúrgico, pero los problemas que se presentan en la cirugía
son muchos, y están relacionados a la reducción de la fractura, debido al marcado cabalgamiento
de los fragmentos. Se pueden utilizar clavos intramedulares, placas y tornillos o fijaciones
externas.
En potrillos es preferible la colocación de doble placas y tornillos, ya que la fijación con
clavos intramedulares suele no tener éxito, dado que en las fracturas oblicuas se produce
desplazamiento, y en el caso de las fracturas transversales desarrolla rotación. Puede intentarse
con clavos y tutores externos.
Debe recordarse que cualquier tratamiento que se intente en animales que superan los
100 kilos el pronóstico es grave.
ARTICULACION DE LA BABILLA
SINDROME GONITIS
El término gonitis se emplea identificar un grupo de noxas en la región de la articulación
femorotibiorrotuliana. Gonitis por definición significa inflamación de la articulación de la babilla, y
está relacionada a las siguientes enfermedades:









Fijación superior de la patela (enganche rotuliano)
Artrosinovitis
Condromalacia de patela
Lesión del menisco medial
Ruptura del ligamento fémoro tibial colateral medial.
Ruptura del ligamento cruzado anterior
Osteocondrosis
Artritis séptica
Fracturas de patela
El dolor que se origina en la región de la babilla no tiene características patognomónicas
en el paso, y la claudicación dependerá de la severidad de la lesión. Una claudicación leve puede
indicar una condromalacia de patela o una artrosinovitis. Si la misma es de mediano grado puede
orientarnos a sospechar daños articulares secundarios a un enganche rotuliano. En los casos en
que la claudicacion es grave, indicaría compromiso del menisco, ligamentos cruzados anteriores
o colaterales.
Durante la estación el animal mantiene el miembro en posición de descanso recordando
la posición del tero, lo cual le da su nombre (posición de pata a lo tero). También en la inspección
se evidencia una protrusión de los de sacos articulares femoropatelares, y a veces se aprecian
también los sacos femorotibiales. Siempre debe observarse la masa muscular del cuadriceps, el
cual puede sufrir atrofia, cuando el proceso tiene un curso prolongado.
Por las características propias de la articulación, la palpación puede dar poca información.
Asimismo la flexión forzada del miembro, tiene un valor dudoso, ya que se pone en tensión todo
el aparato recíproco, de tal manera que si flexionamos la babilla en forma simultánea se estarán
flexionando el tarso y la cadera. Esto elimina mucho la especificidad de cualquier prueba de
flexión.
Esta es una articulación que por compleja difícil de de examinar por palpación, ya que hay
estructuras anatómicas difíciles de evaluar de ésta manera (ejemplo: meniscos). La maniobra que
si aporta datos útiles es comparar entre la babilla izquierda y la derecha la consistencias de los
tejidos profundos aunque obviamente la palpación simultanea es difícil. Se debe tener en cuenta
que la presión sobre las articulaciones normales, puede despertar reacciones defensivas en los
animales, que no deberían ser confundidas con dolor.
La movilidad pasiva de la articulación es en general dificultosa tanto por el volumen de la
parte proximal del miembro como por la presencia del aparato recíproco que hace que las
restantes articulaciones del miembro se flexionen en forma simultánea.
Por esto, existen unos pocos signos que aporten datos al diagnóstico, uno de los más
frecuentes y confiable como indicador de enfermedad articular es la distensión de la cápsula
articular femoropatelar. Otros signos son la tumefacción de los tejidos blandos de la cara lateral
de la babilla o sobre la patela.
En ciertos casos el análisis del líquido sinovial puede ser de ayuda. Las anestesias
intrarticulares femorotibial y femoropatelar son muy importantes en el diagnóstico del locus
dolenti, considerando la vaguedad de los signos clínicos descriptos.
FIJACIÓN SUPERIOR DE LA PATELA (Sinonimia: Enganche Rotuliano)
Se produce sobre el labio medial de la tróclea del fémur, entre los ligamentos rotulianos
medio y medial. Al quedar la rótula fija y por acción del aparato recíproco del miembro posterior,
se impide la flexión del tarso del miembro posterior afectado. Esto determina la actitud postural
característica y patognomónica de esta entidad: miembro posterior afectado hiperextendido hacia
atrás con el nudo en semiflexión (la articulación metacarpo falangeana es la única independiente
del miembro posterior del equino.
Normalmente, cuando el miembro está completamente extendido, la patela se desliza
hacia la parte más alta de la tróclea femoral (labio medial) y asienta en la fosa del extensor. La
facilidad con la que la rótula pueda descender dependerá de la conformación de los miembros
posteriores del equino y del espesor de la almohadilla adiposa que allí se encuentra. Este
“enganche” de la patela en la mencionada fosa del extensor es una alteración del importante
mecanismo de contención, que es el aparato recíproco, que permite al caballo descansar sus
miembros posteriores. En situación normal, cuando el animal desea flexionar el miembro, primero
se contrae el cuadriceps para liberar la patela de la fosa y luego se relaja para permitir que ésta
se deslice hacia abajo de la por la tróclea femoral.
Pueden predisponer a esta enfermedad factores hereditarios como, por ejemplo, defectos
de conformación en equinos que presentan un ángulo muy abierto entre el fémur y la tibia. A
veces puede producirse por traumatismos ocasionados cuando el miembro está en
hiperextensión. Otros factores predisponentes son la debilidad y mal estado general. Esto podría
tener relación con la pérdida del mencionado cojinete adiposo, cuya función sería evitar que la
rótula se deslice hacia atrás en forma excesiva impidiendo entonces que el cuádriceps cumpla su
función de desenganche de la patela. Una tercera teoría indica que el enganche patelar se
produce por la mala coordinación entre los flexores y extensores de la babilla. Esta teoría es
sostenida por el hecho de que se observa con frecuencia en animales jóvenes y en los que se
utilizan en forma esporádica. Raramente se observa en los atletas que han logrado su punto
óptimo de entrenamiento.
Esta afección en general se ve en un solo miembro pero examinando se revela la
susceptibilidad de ambos miembros posteriores.
A veces puede verse un simple atrapamiento no quedando nunca enganchada la rótula, ni
el miembro en hiperextensión. Este atrapamiento transitorio se evidencia haciendo caminar al
caballo dando pequeños círculos hacia el lado del miembro afectadoo obligándolo a caminar
hacia atrás.
El diagnóstico es simple si el equino esta en la actitud típica. Si el miembro no esta
enganchado, se fuerza la patela hacia arriba y afuera con la mano (“maniobra de enganche”), con
el fin de evaluar el grado de desplazamiento y su posibilidad de enganche. Si se puede trabar el
miembro en extensión durante uno o varios pasos, se considera positiva la prueba.
En algunos casos esta alteración es crónica y puede llevar a una gonitis. La condromalacia
de paleta es una afección que tiene una alta correlación en su incidencia con el enganche
rotuliano por el daño que se produce sobre las carillas articulares de la rótula, y puede persistir
aún después de tratado el enganche el enganche.
Se debe realizar diagnóstico diferencial con el arpeo cuando la fijación es intermitente; con
la Miositis fibrosa del semimembranoso y semitendinoso, por la diferencia en el movimiento; y de
las flexiones bruscas de miembro posterior en las artrosis de tarso.
El tratamiento variará según el miembro se encuentre trabado o no, y en caso de estarlo
el tiempo transcurrido. Si el miembro esta trabado en extensión, un ayudante tracciona el mismo
hacia adelante con un maneador, y simultáneamente el clínico, empuja la patela hacia abajo y
lateral (maniobra de desenganche). También el veterinario puede realizar la maniobra de
desenganche de rótula mientras que se hace retroceder al equino. Puede ocurrir que no se pueda
desenganchar la rótula con este procedimiento, en ese caso es conveniente recurrir a el empleo
de relajantes musculares (diazepam) y bloqueos anestésicos, conjuntamente con las maniobras
anteriormente descriptas. En caso de llevar horas enganchado posiblemente tengamos que
recurrir al tratamiento quirúrgico.
En ocasiones caballos jóvenes y sanos suelen presentar la alteración pero mejoran con
entrenamiento.
El tratamiento médico se compone de: cáusticos de contacto y cáusticos inyectables en los
ligamentos rotulianos medio y medial, con el fin de lograr una retracción cicatrizal del mismo. Es
muy importante considerar el aspecto nutricional en aquellos casos en los que se sospecha que
el enganche está relacionado a un estado de déficit metabólico, (habiendo perdido el cojinete
adiposo).
El tratamiento quirúrgico comprende desmotomía del ligamento rotuliano medial y se ha
observado mejoría en casos de sartoriotomías que permiten relajar la tensión en la zona, y
permite que la patela se desenganche con mas facilidad. Es importante considerar que el
tratamiento quirúrgico aporta inestabilidad a la articulación y concomitantemente con ello la
predispone para la enfermedad articular degenerativa.
ARTROSINOVITIS
Esta entidad clínica como afección primaria es rara, suele estar asociada como un signo
más en las enfermedades que componen el síndrome gonitis. Normalmente se observa una
protrusión de los fondos de saco articulares de la articulación fémoropatelar y fémorotibial. A
veces es necesario comparar por palpación la articulación del miembro opuesto para tener una
aproximación del tamaño normal de los sacos articulares.
El tratamiento se basa en la resolución de la causa de base y también es muy importante
considerar la posibilidad de la utilización de infiltraciones intraarticulares de Ac. Hialurónico y un
apoyo de antiinflamatorios no esteroides sistémicos (fenilbutazona).
La fisioterapia es de utilidad como un complemento, pudiendo utilizarse en la etapa aguda
frío (en forma de duchas) y en la etapa subaguda a crónica, iontoforesis, laserterapia y
ultrasonido (con las precauciones del caso, por la proximidad de eminencias óseas).
CONDROMALACIA DE PATELA
Así se denomina a la enfermedad articular degenerativa del cartílago articular de la patela.
Puede ser el resultado de una inflamación de la articulación femorotibiorotuliana o la
combinación de un proceso inflamatorio asociado a una excesiva presión de las carillas
articulares de dicha articulación como consecuencia de un enganche rotuliano completo o de su
tratamiento quirúrgico (que como se mencionó anteriormente otorga inestabilidad articular).
El enganche rotuliano que se produce como consecuencia de un atrapamiento superior de
la patela en el labio medial de la tróclea del fémur entre el ligamento rotuliano medial, determina
que se produzca erosión del cartílago articular patelar y consecuentemente inflamación. En la
etapa crónica, se puede encontrar un engrosamiento de la cápsula articular.
Los signos clínicos en general son inespecíficos y típicos de gonitis. Se puede observar
claudicación, elevándose la cadera como sucede en las claudicaciones de tarso y patela, ángulo
flexión disminuido en rodilla y tarso, acortamiento de la faz anterior del paso y arrastre el pie
(pinzas). Si se realiza la prueba de flexion forzada, se observa una ligera reacción (recordar que
la maniobra de flexión forzada no es diagnóstica en el miembro posterior). Cuando se realiza
movilidad pasiva se percibe casi siempre crepitación que está relacionada con la alteración
establecida en el cartílago articular de la patela.
Es importante el diagnóstico radiológico con el fin de descartar osteocondrosis, bostezos
articulares, lesiones meniscales y fracturas articulares.
También es de buena praxis, el realizar un análisis del liquido sinovial. La ecografía amplía
el panorama diagnosticado posibles alteraciones en los tejidos blandos de la zona.
El tratamiento es solo paliativo, siempre se debe tratar la causa primaria (enganche
rotuliano) y realizar un tratamiento local que por lo menos retrase, la enfermedad articular
degenerativa en marcha. Conviene mantener infiltraciones periódicas con Ac. Hialurónico.
LESIÓN DEL MENISCO MEDIAL
Los signos generales son los que corresponden a gonitis, con evidentes signos de
artrosinovitis. El caso de análisis de líquido sinovial veremos que está notablemente modificado
(desde sanguinolento en lesiones agudas hasta translúcido y menos viscoso en lesiones
crónicas). Se percibe una evidente crepitación, que debe ser diferenciada de la producida por
condromalacia de patela, artrosis y enganche de patela.
Debe resaltarse que el diagnóstico de daño meniscal era difícil anteriormente, hoy por hoy
el menisco medial es perfectamente abordable mediante el uso de la radiología y la ecografía. En
caso de que aún así el diagnóstico no quede claro, está indicada la artroscopía primero
diagnóstica y luego terapéutica.
ESFUERZO / RUPTURA DEL LIGAMENTO FEMOROTIBIAL MEDIAL
Se puede evaluar la integridad del ligamento femorotibial medial, a través de algunas
maniobras semiológicas tal como la que se describe a continuación: el médico veterinario se
ubica al lado del miembro a explorar, mirando hacia la cabeza del equino. Coloca el antebrazo
más cercano al miembro a examinar por el lado medial (en dirección de caudal a craneal) sobre la
articulación fémorotibial, luego apoya su otra mano sobre la parte interna del tarso. Ubicado en
esa posición se tracciona el tarso hacia afuera, con el objeto de controlar la apertura (bostezo) de
la articulación. Cualquier apertura percibida por la mano en la cara medial, indica el esfuerzo o la
ruptura del ligamento.
RUPTURA DEL LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR
El esfuerzo puede presentarse en varios grados, e incluso combinarse con fractura. El
ligamento cruzado anterior es el que más frecuentemente se afecta en el equino y esta afección
puede ocurrir conjuntamente con el ligamento colateral medial.
Siempre que se lesiona el ligamento cruzado anterior, se compromete el menisco medial
por la inestabilidad que se produce en la articulación.
Existe una prueba semiológica para efectuar la movilidad pasiva de la articulación con el
fin de evaluar la integridad de los ligamentos cruzados. El médico veterinario debe apoyar la
rodilla por detrás del calcáneo, y presionar la parte superior de la tibia hacia caudal. Si se percibe
debilidad o crepitación, al realizar la maniobra, podemos sopechar la ruptura de los lig. cruzados
anterior y posterior.
El diagnóstico radiológico es importante para descartar una posible fractura de espina tibial
asociada a la tracción del ligamento cruzado anterior (esfuerzo de cuarto grado o esfuerzo
complicado). No tiene tratamiento, e invariablemante es una articulación encaminada hacia la
enfermedad articular degenerativa.
OSTEOCONDRITIS DISECANTE DEL LABIO LATERAL DE LA TRÓCLEA FEMORAL
El labio lateral de la tróclea femoral es la localización común de la osteocondrosis
disecante. Se produce en animales jóvenes, de razas grandes (generalmente las empleadas para
deportes como salto) y de rápido crecimiento. Mientras el cartílago articular afectado no sufre
traumatismos, los signos clínicos pueden no hacerse evidentes pero si la articulación es sometida
a una actividad intensa, el cartílago puede romperse originando fisuras, desprendiéndose en
forma de colgajos (ratón articular). Estas lesiones cartilaginosas liberan proteínas que producen
una sinovitis aguda con la consecuente distensión articular. En casos más crónicos la alteración
del contorno normal de la articulación produce problemas que solo se hacen aparentes cuando el
animal comienza a trabajar.
Generalmente los animales más jóvenes, de 6 meses a 1 año de edad, se presentan con
una historia que refiere que el animal ha caído y se lesiono la babilla. Los pacientes de 18 meses
a 2 años se manifiestan con claudicación o con una visible resistencia al trabajo. Puede aparecer
un grado variable de distensión de la cápsula articular femoropatelar, generalmente de aparición
brusca.
La comparación, en cuanto a los signos, con el lado opuesto puede ser de poco valor
diagnóstico, dado que este también puede encontrarse afectado. La claudicación de un lado se
puede enmascarar y / o reducir por el compromiso bilateral.
El locus dolenti se confirma mediante anestesias intrasinoviales. Puede realizarse el
examen del líquido sinovial, aunque lo más recomendable después del examen clínico es la
radiografía. Las incidencias obtenidas en dirección anteroposterior y lateromedial oblicua
permitirán observar claramente el labio lateral sin superponerse con el medial. Es necesario
evaluar radiográficamente ambas babillas, debido a la alta incidencia bilateral. Los hallazgos
radiológicos más comunes son: aplanamiento del labio lateral de la tróclea femoral y pequeños
fragmentos que suelen ponerse en evidencia en la porción más declive del saco articular
femoropatelar.
Con respecto al tratamiento, existen diferentes puntos de vista en relación del manejo
conservador o quirúrgico de la OCD de la articulación de la babilla. Sin cirugía la claudicación
persiste invariablemente y sobreviene la artrosis con rapidez. Cuando sea posible, la cirugía
debe realizarse (artroscopía); si fuera imposible o la lesión muy importante y con muchos
fragmentos sueltos, debe realizarse una artrotomía. El tratamiento conservador tiene muy pocas
posibilidades de éxito y la intervención quirúrgica convencional, tiene un porcentaje de
complicaciones en la herida más alto que la artroscopía, situación que aumenta el tiempo de
convalecencia y suele dejar secuelas que son poco aceptables desde el punto de vista estético.
OSTEOCONDRITIS QUISTICA DEL CONDILO MEDIAL DEL FEMUR
Los signos clínicos son muy similares a los que se presentan en el caso de la
osteocondrosis disecante de la tróclea femoral.
El diagnóstico mediante anestesias intraarticular es de rutina fácil y rápido, siendo el
abordaje de elección a través del fondo de saco distal de la cápsula fémoropatelar.
El estodio radiológico es esencial y debe incluir las incidencias lateromedial y caudolateral.
Las lesiones aparecen en el área subcondraldel cóndilo femoral medial como una zona
circunscripta de forma variable y radiolúcida, rodeada por un área de esclerosis. Estas lesiones
pueden medir desde 1 a 2 cm y llegar a involucrar todo el cóndilo.
El tratamiento de elección es la cirugía por vía artroscópica, el tratamiento conservador no
suele dar resultados aceptables.
ARTRITIS SÉPTICA
Esta afección se observa frecuentemente en potrillos, pudiendo afectar a ambas
articulaciones. Los signos locales son los típicos de la gonitis, pero la impotencia funcional y la
deformación producida por el aumento de presión intraarticular suelen estar muy marcados.
Generalmente se pueden observar otras articulaciones afectadas y siempre hay hipertermia,
situación que indica un compromiso general.
El tratamiento general es el habitual en artritis séptica, aconsejándose siempre un
diagnóstico bacteriológico adecuado (cultivo y antibiograma), con los respectivos lavajes
articulares y antibioticoterapia sistémica.
FRACTURA DE LA PATELA
La etiología es invariablemente un trauma. Frecuentemente son expuestas. La fractura
puede ser simple o conminuta y a veces compuesta. Si no se trata, como cualquier otra fractura
que involucre la superficie articular, puede resultar en el eventual desarrollo de enfermedad
articular degenerativa.
Las fracturas de la patela que involucran la superficie articular, suelen presentar una
claudicación severa de aparición repentina, y dificultad en el miembro para soportar peso durante
el reposo. Se puede observar sobre la patela cierto grado de tumefacción de los tejidos blandos y
posiblemente una herida cutánea.
Si solo se trata de un traumatismo superficial sobre la patela, la claudicación inicial puede
ser igualmente severa, pero se mantendrá por un corto tiempo, disminuyendo con rapidez en
pocos días. Sin embargo, si se forma un secuestro se manifestará clínicamente con el desarrollo
de una fístula, cuya boca puede abrirse hasta 20 cm. en distal de la punta de la babilla, semanas
y aún meses después.
Cuando la fractura es reciente, el diagnóstico puede realizarse en base a los signos locales
y posiblemente teniendo en cuenta la anamnesis sepamos del padecimiento de algún
traumatismo. En el caso de fracturas menos severas y casos de duración incierta, será necesario,
a veces, realizar un examen completo de los miembros antes de poder determinar la causa que la
originó.
La confirmación del diagnóstico se realizara por medio de la radiografía. Si es posible, los
fragmentos deben reunirse utilizando tornillos que permitan aplicar la compresión interfragmental.
Las fracturas conminutas son difíciles de reparar, pues los fragmentos individuales suelen ser
muy pequeños y la compleja forma de la superficie articular hacen muy difícil la colocación de un
tornillo. Si existen uno o dos fragmentos, la alternativa a la fijación interna es la eliminación. Si la
fístula se origina en una fractura laminar o en un secuestro, debe eliminarse el fragmento óseo
para que cure.
BURSITIS SUBPATELAR
A nivel de la inserción tibial del ligamento tibiorrotuliano medio, existe subcutáneamente
una bolsa sinovial. La inflamación de la misma, ya sea aguda o crónica provoca una bursitis
superficial. En general se produce por traumatismos repetidos. No se trata de una lesión
frecuente. Los signos, diagnóstico y tratamientos son los típicos de una bursitis superficial.
FRACTURA DE TIBIA
Gran parte de las fracturas de tibia son complicadas abiertas como consecuencia de
traumatismos violentos. También pueden presentarse las fracturas incompletas, que súbitamente
se transforman en completas y expuestas.
El diagnóstico en general se obtiene a partir del examen clínico observando movimientos
anormales y crepitación. Es importante el diagnóstico precoz de las fracturas incompletas
(frecuentes luego de traumas directos por ejemplo patadas). El método complementario de
elección es el estudio radiográfico (por lo menos dos incidencias).
El tratamiento es quirúrgico y consiste en la utilización clavos intramedulares, placas y
tornillos y fijación externa con tutores. En el caso de fracturas incompletas, lo ideal es el reposo
en un box y control radiográfico para evaluar su evolución.
El pronóstico es en general de reservado a grave; dependiendo del sitio y tipo de fractura
(cerradas o abiertas), siendo las fracturas incompletas de mejor pronóstico.
ARTICULACION DEL TARSO
ENFERMEDAD ARTICULAR DEGENERATIVA DE TARSO
Es una enfermedad de curso crónico e insidioso que puede afectar a los equinos de
cualquier edad, y que puede involucrar a todas o alguna de las tres articulaciones distales poco
móviles del tarso y / o a la articulación tibiotarsiana. Se trata de una afección de alta incidencia
que debe tenerse en cuenta entre los diagnósticos diferenciales de cualquier caballo que
presente una claudicación del miembro posterior.
Su inicio suele tener poca relación con el tipo y cantidad de trabajo; sin embargo varias
investigaciones indican que los equinos trotadores tienen alta incidencia a edades particularmente
tempranas.
La artrosis de tarso tiene un origen multifactorial y los aspectos más importantes son en
primer lugar la conformación y en segundo en orden de importancia, el traumático. Los animales
con conformación de sentado de garrones, y la de cerrado de garrones, están más predispuestos
a sufrir la enfermedad articular degenerativa tarsiana, al incrementarse los esfuerzos sobre esta
articulación, especialmente sobre su cara medial. También deben considerarse los
entrenamientos inadecuados, por excesivos o por irregulares o intermitentes.
Los signos iniciales son los clásicos de la enfermedad articular degenerativa. El animal con
artrosis társica puede presentar deformaciones localizadas de ubicación variable. Estas
deformaciones duras con ubicación precisa recibe los siguientes nombres propios:




Esparaván: cara antero-disto-medial del tarso
Corvaza: en antero-disto-lateral del tarso
Trascorva: cara caudal del tarso (ligamento plantar del tarso)
Corva: enfermedad articular degenerativa de la articulación tibioastragalina, responsable
de los movimentos de flexión y extensión
No todos los animales con artrosis társica se presentan con claudicación de un miembro
posterior, en general el propietario consulta por un conjunto de problemas: falta de propulsión,
alteraciones en los miembros diagonales, que disminuye el rendimiento en el salto: se niega o no
salta como antes, suelen ser frecuentes los dolores de lomo asociados a este problema. Es
bastante típico que la claudicación no mejore ni empeore sensiblemente a medida que
transcurren los días, tanto si se obliga a trabajar los animales como si se los deja en reposo y sin
tratamiento.
Cuando se observa al equino en estación, se ve que apoya el miembro afectado en
pinzas, teniendo en semiflexión las articulaciones del miembro posterior y el ángulo del ilion
descendido, esta postura alterna con apoyos completamente normales (característica que no se
aprecia en caso de procesos dolorosos del casco). A veces sucede que los equinos afectados
durante la estación realizan flexiones bruscas del miembro enfermo elevando bastante el casco
del nivel del suelo (arpeo).
Durante la marcha, se observa que el miembro enfermo arrastra la pinza del casco
produciendo mayor desgaste a este nivel. Al trote, se ve que el miembro enfermo realiza dos
movimientos exagerados: más abducción que el sano (el casco pisa en actitud de izquierdo) y
todas sus articulaciones se flexionan más que las de la extremidad sana (excepto el tarso). Los
movimientos son menos amplios: la elevación del casco durante la marcha es menor en el
miembro enfermo, la cual es suplida en parte por la marcha en abducción y la mayor flexión del
resto de las articulaciones del miembro enfermo.
La claudicación es de tipo mixto (elevación y apoyo), y se manifiesta más en frío (aunque
pueden encontrarse casos de pacientes que claudican con intensidad que no decrece ni con el
ejercicio ni con el reposo). Puede ser uni o bilateral; en este último caso, casi siempre el miembro
que duele más enmascara el cuadro, que puede aclararse con anestesias intraarticulares.
La prueba de la flexión forzada del miembro posterior no es específica a la hora de
determinar con exactitud el punto doloroso. Esto se debe a que por acción del aparato recíproco
del miembro posterior, cuando se flexiona el tarso también se están flexionando la babilla y la
cadera. La aparición o aumento de la claudicación al cambiar con rapidez de dirección durante el
trote a la cuerda en círculos, principalmente si la vuelta se efectúa sobre el miembro enfermo, es
constante (por eso se debe hacer esta prueba en todos los casos de diagnóstico dudoso).
Cuando la enfermedad ha cursado un tiempo mínimo, se comienza a evidenciar la atrofia
de los músculos glúteos, lo cual es fácil de observar comparando ambas extremidades. Se debe
descartar la posibilidad de trastornos localizados en la columna vertebral determinando el grado
de movilidad del lomo.
Debe examinarse minuciosamente el miembro afectado, de distal a proximal. En muchas
oportunidades es necesaria la realización de bloqueos anestésicos para ir descartando, como
fuente del dolor, las estructuras distales del miembro. Habiendo finalizado esta etapa, lo ideal es
seguir con la anestesia intrarticular de las articulaciones tarsometatarsiana e intertarsiana distal.
Luego debe pasarse al bloqueo de la articulación tibioastragalina. También puede realizarse el
bloqueo de los nervios tibial y peróneo pero pueden inducir a errores, por lo inespecífico de sus
resultados. Es importante considerar la anestesia de la bolsa cuneana ya que la bursitis cuneana,
en caso de lesión, colabora sustancialmente a la producción de dolor.
El diagnóstico radiológico debe realizarse con 4 incidencias: AP – APLO – APMO - LM.
Las alteraciones radiológicas características de la artrosis de tarso son el desarrollo de
neoformaciones óseas localizadas en el reborde articular, las que varían en extensión. Los
grandes entesofitos, suelen observarse en el lugar de inserción del gran ligamento dorsal y
también en distal del mismo, sobre la parte dorsal del gran metatarsiano. Otros hallazgos
radiológicos son la pérdida de la interlínea entre las articulaciones del tarso y la presencia de
grados variables de radiolucidez en los bordes articulares (reorganización ósea). En la mayoría de
los casos el diagnóstico radiológico es muy claro. Sin embargo es bueno recordar que las
evidencias obtenidas radiológicamente deben considerarse en conjunto con los datos obtenidos
en el examen clínico y no aisladamente.
El pronóstico dependerá de la actividad del animal; siendo más favorable en procesos
recientes y en animales bien aplomados.
Con respecto al tratamiento, debe considerarse que, en general, en las artrosis el reposo
no es aconsejable, sugiriéndose siempre un ejercicio mínimo. Hay quienes opinan que retirando
de la actividad al equino durante un período variable de dos a seis meses manifiestan mejoría,
pero lo concreto es que, en la mayoría de los casos los signos clínicos reaparecen una vez
reiniciado el trabajo. Los casos que mejoran son los que padecen periostitis leves o entesopatías
incipientes. El ejercicio bajo los efectos de drogas antinflamatorias puede utilizarse con ventaja
cuando el diagnóstico inicial es dudoso: un nuevo examen después de 4 - 6 meses, período
durante el cual se aplicó el mencionado régimen terapéutico, mostrará las alteraciones
radiológicas típicas, permitiendo realizar un diagnostico exacto.
La utilización de ácido hialurónico intraarticular, es una técnica que se realiza con mucha
frecuencia, con buenos resultados. En general hay mejoría en el cuadro clínico, pero suelen ser
necesarias de 3 a 5 infiltraciones sucesivas. Debe considerarse esta herramienta terapéutica
como paliativa, ya que el daño articular, ya esta establecido. Los tratamientos con
glicosaminoglicanos en forma sistémica han demostrado tener resultados clínicos alentadores, si
bien no existen resultados concluyentes. Con el objeto de tratar exclusivamente el dolor, se
utilizan infiltraciones perineurales de sales de amonio, fenol, o incluso eter en pequeñas dosis.
Con el fin de lograr un bloqueo adecuado se infiltran los nervios peróneo superficial, peróneo
profundo, Tibial y Safeno. Siempre debe recordarse que si se utiliza un corticosteroide
intraarticular, ello debe ser seguido de un reposo no menor de un mes con el fin de permitir una
recuperación adecuada. El corticosteroide tiende a enmascarar la lesión y además sus
microcristales son traumáticos para las estructuras articulares. El principal problema es que los
períodos de reposos recomendados no condicen con las necesidades de entrenadores y
propietarios ansiosos.
La termocauterización en puntos es probablemente la técnica más antigua en el
tratamiento de la enfermedad articular degenerativa, se basa en la producción de una reacción
inflamatoria masiva sobre la articulación. De esta forma se promovería el proceso de artrodesis.
Sin embargo teniendo en cuenta la cantidad de destrucción cartilaginosa que es necesaria para
lograr este resultado con procedimientos quirúrgicos contemporáneos es poco probable que la
reacción inflamatoria periférica pueda hacer algo más que exacerbar la enfermedad.
Otra técnica es la tenotomía cuneana (corte de la rama cuneana del M. Tibial anterior). El
tendón cuneano discurre sobre la cara medial del tarso y es lubricado en su pasaje por la bolsa
cuneana. En general se encuentra sobre la articulación intertarsiana distal y ocasionalmente
sobre la tarsometatarsiana, razón por la cual su corte elimina tensiones sobre la zona descripta.
La operación de Wramberg consiste en la realización de una serie de incisiones en forma de
diamante en la fascia subyacente que recubre la cara dorsomedial del tarso. La técnica sustenta
su beneficio en la producción de una denervación parcial de la zona. La artrodesis quirúrgica es
exitosa en la osteoartritis del tarso, pero solo es aplicable en las articulaciónes tarsometatarsiana
e intertarsiana distal por ser las menos móviles.
OSTEOCONDROSIS DEL TARSO
Existen varios lugares dentro de la articulación tibiotarsiana donde asienta esta
enfermedad. Mencionados en orden decreciente de frecuencia ellos son: el extremo craneal de
la eminencia sagital media de la tibia, el reborde troclear lateral del talus, el maléolo medial de la
tibia y el reborde troclear medial del talus.
Pueden encontrarse varias lesiones pero lo más frecuente es que se encuentre afectado
uno solo de los sitios mencionados. Las lesiones suelen ser bilaterales. No es raro a la inspección
detectar un desarrollo repentino de tumefacción de la cápsula articular y claudicación. A veces
pueden no existir signos clínicos debido probablemente a que todavía no se ha desarrollado el
proceso osteocondrótico, es decir, la ruptura del cartílago.
En general la claudicación tiende a ser leve, a pesar de que a veces la deformación
articular es importante lo cual constituye un punto diagnóstico. El diagnóstico se realiza teniendo
en cuenta la deformación articular de aparición repentina con ectasia bilateral de la articulación
tibiotarsiana, la edad del paciente (en general menor de 2 años).
Suelen ser suficientes solo dos incidencias radiológicas para evaluar los lugares de
asiento más frecuente. Para poner en evidencia las lesiones sobre la parte dorsal y distal de la
tibia se necesita una incidencia lateral, mientras que para el cóndilo lateral la proyección de
elección es PDLMO, a 45 grados. Las lesiones se presentan como una fragmentación del cóndilo
distal o un aplanamiento del contorno del mismo. Las lesiones en la tibia aparecen como
fragmentos desunidos sobre la cara craneal de la eminencia sagital.
Con respecto al tratamiento, cuando aparece una distensión articular y claudicación sin
lesiones en el examen radiológico se indicará el reposo, recurriendo al lavaje articular para reducir
la tumefacción a través de la eliminación mecánica de materiales tóxicos para la membrana
sinovial.
Cuando aparecen signos y la lesión es identificable radiológicamente, esta indicando el
tratamiento quirúrgico que consiste en la eliminación quirúrgica de los fragmentos, el curetaje del
hueso subcondral expuesto y el posterior lavaje de la articulación, por vía artroscópica.
ARTROSINOVITIS CRONICA DEL TARSO
La deformación correrspondiente a esta enfermedad se evidencia sobre la cara
anteromedial del tarso (es en general la de mayor volumen), y a cada lado, en pósterolateral y
pósteromedial, inmediatamente dorsal a la tuberosidad calcánea. Esta deformaciones deben
diferenciar de la distensión de la vaina tendinosa del flexor profundo que se localiza por encima y
por detrás de los fondos de sacos articulares.
En la artrosinovitis se percibe con gran facilidad la fluctuación del líquido articular. Si
ejercemos presión sobre una de las deformaciones las otras aumentan de volumen momentáneamente, lo que indica su intercomunicación.
La artrosinovitis puede ser una enfermedad primaria, pero, normalmente, es una
manifestación clínica de distintos traumatismos, en especial los microtraumatismos que se
producen durante toda la vida del enfermo, de osteocondrosis o de enfermedad articular
degenerativa. Se la asocia también con conformaciones deficientes y con alteraciones en el
balance mineral o vitamínico. El tratamiento estará orientado a solucionar la causa de base o será
paliativo.
FRACTURA DEL CALCANEO
Es el hueso del tarso que con más frecuencia se fractura. Esta fractura generalmente se
produce por tracciones del tendón de Aquiles. En esta situación el animal esta imposibilitado de
apoyar normalmente el miembro, y si lo hace el tarso desciende, apoyando el metatarso en el
piso. A la palpación se encontraran síntomas comunes a toda fractura (crepitación, movilidad
anormal, dolor, tumefacción). La mayoría de las veces la porción superior del calcáneo fracturado
se halla unido al tendón de Aquiles y por la retracción de este, separado y llevado hacia la
pierna.
El tratamiento consiste en la fijación quirúrgica e inmovilización de todo el miembro,
procedimiento en general difícil y poco exitoso. Las fracturas del talus y distal de la tibia se tratan
por medio de la reducción y compresión interfragmentaria.
El pronóstico es de reservado a grave.
FRACTURAS INTRAARTICULARES DEL TARSO
El mecanismo de producción más frecuente es el directo, como por ejemplo, patadas con
otros caballos, o contra las paredes del box o vallados. Las fracturas pueden ser articulares o
extraarticulares. En la fracturas articulares, desarrolla una claudicación severa y distensión
capsular aproximadamente a la hora de producido el trauma.
La claudicación es de comienzo agudo, acompañada de deformación de tejidos blandos y
la propia articulación, por lo que se debe indicar un estudio radiográfico completo.
El tratamiento es quirúrgico, ya sea por procedimientos tradicionales o a través de
artroscópica por medio de la cual, se eliminaran los fragmentos y se curetea el lecho fracturario.
Los fragmentos grandes pueden eliminarse si la reducción quirúrgica es dudosa o si no se
consigue su correcta alineación. Existen excepciones en los que no se pueden eliminar, como los
fragmentos óseos correspondientes al origen o inserción de los ligamentos más importantes.
En todas fracturas intrarticulares el pronóstico debe ser reservado, ya que generalmente
lleva a una al desarrollo de enfermedad articular degenerativa. Un diagnóstico y tratamiento
precoz mejora la evolución y por ende el pronóstico.
BURSITIS CALCANEA
Es la inflamación de la bolsa superficial ubicada entre la tuberosidad calcánea y la piel
(también llamada agrión). La causa más común corresponde a los traumatismos repetidos, como
por ejemplo caballos que se apoyan contra las paredes del box. No es una afección
claudicógena, pero es una alteración estética.
Para su tratamiento se realiza la punción exploradora y evacuadora, infiltrando un
corticosteroide de depósito dentro de la bolsa. Es importante buscar la causa que lleva a la lesión
para eliminarla. En general, como tiende a la cronicidad, el tratamiento muchas veces no suele
dar los resultados esperados. Las recidivas son frecuentes.
El resultado terapéutico en las bursitis crónicas es más problemático. Pueden emplearse
pincelaciones con dimetilsulfoxido; los cáusticos o la termo-cauterización tampoco ayudan
demasiado.
El tratamiento quirúrgico (eliminar la bolsa) es relativamente simple, pero se debe
considerar el trastorno operatorio: el espacio muerto creado durante la cirugía, la necesidad de un
colgajo cutáneo grande unido a la movilidad de la zona ocasiona un alto porcentaje de
dehiscencia de la herida, o trastornos en la cicatrización (formación de tejidos de granulación);
que si ocurren suelen ser de peor pronóstico que la bursitis misma.
LUXACION DEL TENDÓN DEL FLEXOR SUPERFICIAL
El tendón del flexor superficial al llegar al hueso calcáneo se ensancha y forma una
especie de casquete en el que queda perfectamente encastrada la tuberosidad calcánea con lo
cual el tendón queda en posición relativamente fija; es mantenido en posición por medio de dos
cintas tendinosas que partiendo de la superficie ensanchada del tendón, se inserta a uno y otro
lado de la tuberosidad calcánea.
Existen causas predisponentes como debilidad congénita de los ligamentos laterales y
concavidad insuficiente del casquete de protección del calcáneo. Como causas determinantes se
mencionan traumatismos directos, o indirectos (esfuerzos violentos realizados por el tendón,
saltos, caídas, subidas a cuestas empinadas, etc.). Al obrar sobre el tendón las causas citadas se
produce la ruptura de uno de los ligamentos laterales del casquete y desarrolla la luxación;
pasando el casquete y el tendón a ocupar la cara del tarso opuesto al ligamento roto.
La luxación externa o lateral es la más frecuente por ser el ligamento interno el más débil,
pero también puede presentarse la luxación interna. La claudicación es intensa; en algunos casos
en los primeros pasos el paciente arrastra el casco mientras que en otras lo eleva de modo
excesivo. El tarso se dobla excesivamente al apoyar el miembro correspondiente. A medida que
el animal camina las irregularidades de la marcha desaparecen. Normalmente se ve en la cara
externa del tarso un abultamiento que desfigura la región. Con el miembro colocado en posición
“de herrar” el tendón se reubica con relativa facilidad, pero se vuelve a luxar al primero o
segundo paso. La zona se encuentra bastante dolorida a la palpación presión y la punta del tarso
suele encontrarse mas baja que la del miembro sano.
El tratamiento médico consiste en colocar un cáustico de contacto o inyectable en el
ligamento afectado. El tratamiento quirúrgico consiste en la colocación de una malla quirúrgica
para fijar y reforzar la inserción.
TENOSINOVITIS DE LA VAINA DEL TENDON DEL FLEXOR PROFUNDO
La causa más frecuente es el trauma que provoca daño al tendón, la vaina y/o del propio
sustentáculo. A la inspección se observa la distensión de la vaina tarsiana como una deformación
blanda, llena de líquido ubicada en la depresión que se encuentra entre el tendón de Aquiles y la
parte caudal de la tibia. Esta deformación se observa tanto de lateral como de medial.
Dicha deformación es ligeramente elongada paralela al eje longitudinal de la tibia, pero si
el contenido aumenta adopta la apariencia de una pesa situada debajo del tendón de Aquiles.
Puede provocar claudicación variable y la prueba de flexión del tarso suele ser positiva. En
los casos crónicos el reposo suele reducir el tamaño de la deformación pero vuelve a su tamaño
después el ejercicio. La deformación será fluctuante o compacta, dependiendo del curso (ya que
puede establecerse una sinovitis villonodular). En base a los signos enunciados, se debe
diferenciar de la ectasia de la articulación tibiotarsiana. Para el diagnóstico son de utilidad las
radiografías de contraste y los estudios ecográficos.
El tratamiento se realiza por punción evacuadora, infiltración con corticosteroides de
deposito, infiltración con acido hialurónico, fisioterapia y eventualmente cirugía, etc. El pronóstico
es reservado a desfavorable por la alta tendencia a recidivar.
ARPEO
Es una flexión involuntaria del tarso durante la progresión que puede afectar a uno o
ambos miembros posteriores. La enfermedad puede tener un origen nervioso (por degeneración
del nervio ciático o peróneo o por lesiones de la médula espinal). La mayoría de las veces se
considera que este estado se produce por un compromiso del extensor digital lateral que se
origina en el ligamento lateral de la articulación femorotibirotuliana y peroné y se inserta en el
tendón del extensor largo 10 - 12 cm debajo del tarso. Contribuye a la acción del extensor largo
(extensor del dedo y flexor del tarso) fijando la articulación femoribiorrotuliana.
Los signos son sumamente variables exhibiendo, en algunos casos una flexión muy leve
del tarso cuando caminan, mientras que otros presentan un marcado movimiento de resorte que
hace que el casco llegue muy cerca del abdomen y muchas veces la cara anterior del nudo
puede contundir el abdomen. Algunos animales muestran alteraciones a cada paso y otros
esporádicamente. Los signos aumentan si se hace doblar o retroceder al animal. El trastorno
locomotor es de fácil diagnóstico pero a veces los signos están ausentes en el momento del
examen. Se debe realizar diagnostico diferencial con el enganche rotuliano y la miopatía fibrótica
El tratamiento, en casos de intoxicación por toxinas (pasturas) se basa en la utilización de
complejo vitamínico B, corticosterides y gangliosidos. Se ha utilizado también con éxito fenitoina.
Si existe compromiso del extensor digital lateral el tratamiento es quirúrgico, consistente en la
tenotomía del tendón del extensor digital lateral.
RUPTURA DEL TENDON DE AQUILES
Como causas predisponentes se citan la debilidad general, la tendinitis, el raquitismo y la
osteomalacia, y como causas determinantes los esfuerzos exagerados, resbalones y los
traumatismos directos. A la inspección, se observa la súbita y excesiva flexión del tarso en el
apoyo, idéntico a lo descripto para la ruptura del calcáneo. La intensidad del cuadro clínico
depende del tendón o de los tendones que se encuentren comprometidos. Cuando la ruptura es
de ambos tendones, la flexión llega al máximo obligando al paciente a realizar el apoyo con la
cara posterior del metatarso (posición de plantígrado). Se explica que la flexión del tarso sea tan
exagerada debido a que rotos los tendones que componen el tendón de Aquiles, solamente se
opone a la flexión del tarso, aunque muy débilmente el músculo flexor profundo de las falanges.
El pronostico es desfavorable puesto que la ruptura total del tendón de Aquiles es prácticamente
incurable en el caballo al igual que la ruptura total del tendón de los gastronemios.
El tratamiento consiste en la colocación de un vendaje que inmovilice (yeso) totalmente la
articulación tarsiana durante 40 o 50 días a fin que los cabos tendinosos se aproximen lo mas
posible. Las suturas tendinosas no suelen tener éxito.
Descargar