A C U E R D O

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A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a 4 de mayo de 2011,
habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en
el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden
de votación: doctores Pettigiani, Hitters, Soria, Negri, se
reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia
en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva
en la causa L. 103.078, "Pironti, Fabián Claudio contra
PHYNX S.A. y otro. Despido".
A N T E C E D E N T E S
El Tribunal del Trabajo N° 2 del Departamento
Judicial Quilmes rechazó parcialmente la demanda promovida,
imponiendo
las
costas
del
modo
como
especifica
(fs.
402/409).
La parte actora interpuso recurso extraordinario
de inaplicabilidad de ley (fs. 427/431).
Dictada la providencia de autos y hallándose la
causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte
decidió plantear y votar la siguiente
C U E S T I Ó N
¿Es
fundado
el
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley?
V O T A C I Ó N
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Pettigiani dijo:
I. El tribunal del trabajo -en lo que interesarechazó
la
demanda
iniciada
por
Fabián
Claudio
Pironti
contra PHYNX S.A., en cuanto le había reclamado el cobro de
las
indemnizaciones
preaviso,
por
antigüedad
de
integración
salarios
y
sustitutiva
y
el
del
incremento
indemnizatorio contemplado en el art. 16 de la ley 25.561.
Para
así
decidir,
juzgó
probado
que
el
reclamante, a más de trabajar en relación de dependencia
laboral para la firma PHYNX S.A. -empresa dedicada a la
comercialización
de
los
artículos
de
telefonía
celular
marca "UNIFON"- simultáneamente era titular de un local
dedicado
a
una
"actividad
comercial
idéntica
a
la
radio
de
desplegada por su empleadora" (fs. 405).
En
ese
sentido,
consideró
que
el
operatividad y naturaleza de los productos ofrecidos en la
actividad
traducían
desplegada
una
clara
a
nombre
concordancia
propio
con
la
por
el
actor,
mercadería
del
negocio donde éste prestaba servicios (v. vered., fs. 402
vta.).
Sostuvo que "... el incumplimiento al deber de
fidelidad y buena fe se constituye de diversas maneras, una
de
ellas
referida
a
la
mera
posibilidad
en
que
el
trabajador efectúe negociaciones que pudieran afectar los
intereses de su empleador configurando con su accionar una
competencia desleal, máxime cuando la empresa donde labora
se dedica a igual actividad de aquella que montó y explotó
el dependiente..." (v. sent. fs. 406).
Entonces, en base a ello, juzgó que la conducta
del
trabajador
resultó
encuadrable
dentro
de
las
previsiones del art. 88 de la Ley de Contrato de Trabajo, y
declaró
-en
consecuencia-
acreditada
la
justa
causa
invocada por la patronal para disponer su despido (fs. 406
vta.).
II. Contra dicha decisión, a fs. 427/431, se alza
la
parte
actora
inaplicabilidad
por
de
medio
ley,
de recurso
en
el
que
extraordinario
denuncia
de
absurdo
y
errónea aplicación del art. 88 de la Ley de Contrato de
Trabajo y de la doctrina legal que cita.
Alega que el tribunal de grado rechazó la demanda
por cuanto subsumió erróneamente el caso de autos en el
art. 88 de la Ley de Contrato de Trabajo.
Afirma
contemplado
concreta
en
que
la
para
norma
afectación
de
que
se
citada,
los
verifique
resulta
intereses
el
supuesto
necesario
patrimoniales
la
del
empleador, extremo este último que no resultó acreditado en
autos.
Se agravia -asimismo- por cuanto el juzgador de
mérito estimó -con sustento en el acta notarial de fs.
96/99-
que
el
local
comercial
habilitado
a
nombre
de
Pironti se dedicaba a la venta de celulares y accesorios,
cuando en realidad -señala el quejoso- de dicho instrumento
surge que se ejecutaban tareas de reparación y activación
de los mismos (v. rec. fs. 428 vta., 429).
Refuta también el fallo en crisis, por cuanto
allí se declaró que "... el radio de operatividad y la
naturaleza de los artículos comercializados en la actividad
desplegada a nombre propio por el actor, traducen clara
concordancia con la mercadería del negocio donde cumpliera
funciones el reclamante, relacionadas con la telefonía..."
(v. rec. fs. 429 vta.).
Respecto al ámbito de actuación coincidente, el
recurrente
sostiene
que
la
solución
del
a
quo
resulta
infundada y absurda, atento que el stand donde el actor
prestó servicios para la demandada se encontraba situado en
el Centro Comercial Quilmes Factory, y el local habilitado
a
su
nombre,
en
la
localidad
de
Wilde,
partido
de
Avellaneda.
Con
relación
a
la
identidad
de
mercaderías
comercializadas en ambos establecimientos, alega que de las
contestaciones de demanda, surge con claridad que la firma
PHYNX S.A., ofrecía a la venta -en forma exclusiva- el
servicio
de
Telefónica
telefonía
celular
Comunicaciones
por
cuenta
Personales
y
S.A.,
orden
de
resultando
impensable que el actor pudiera desarrollar una actividad
que
afecte
los
intereses
de
aquéllas,
ya
que
para
así
haberlo hecho, debería tener su propia red de telefonía
celular y ofrecerla al público.
III. El recurso no prospera.
1. Sabido es que la apreciación de la existencia
o no de injuria en la causal invocada para disponer una
cesantía, como la valoración de las pruebas arrimadas a la
causa para su demostración, constituyen materia reservada a
los jueces de grado. El límite que reconoce tal facultad lo
configura la eficaz alegación y demostración de absurdo al
apreciar los hechos y las pruebas de la causa, o en la
afirmación
injuria
y
comprobación
invocada
fue
de
que
efectuada
la
por
el
valoración
de
la
juzgador
sin
la
prudencia que la ley exige (art. 242, L.C.T.; conf. causas
L. 83.941, "Barrionuevo", sent. del 8-XI-2006; L. 76.691,
"Curti", sent. del 2-IV-2003; entre otras), extremos estos
que el presentante no logra acreditar.
En
existencia
el
del
evidenciarlo,
caso,
si
citado
toda
vez
bien
vicio
que
el
recurrente
invoca
invalidante,
apartándose
la
no
logra
la
línea
de
reflexiva que llevó a los jueces de grado a exponer la
conclusión
que
impugna,
se
limita
a
efectuar
un
nuevo
análisis de los hechos y constancias probatorias según su
propio
criterio
valorativo
(conf.
causa
L.
83.291,
"Flores", sent. del 8-XI-2006; entre otras).
Bajo
tales
premisas,
el
embate
evidencia,
tan
solo, la intención de disputarle al juzgador la facultad
que la ley le confiere de determinar el mérito y habilidad
de toda la prueba producida por las partes para demostrar
sus alegaciones (conf. causa L. 67.121, "Arena", sent. del
6-IV-1999).
2. En este sentido, cabe remarcar que la réplica
del apelante transita, en lo medular, en restarle validez
probatoria al acta notarial obrante a fs. 97/99, aduciendo
que de ninguna parte de la misma surge que en el local
habilitado
a
nombre
del
actor
se
llevasen
a
cabo
operaciones de venta de celulares y accesorios.
Si bien es cierto que dicho instrumento público
no refiere expresamente a la ejecución de transacciones de
tal naturaleza -sino a "activaciones"- soslaya señalar el
quejoso
que
el
tribunal
del
trabajo
fundó
su
decisión
-además- en el informe remitido por la Municipalidad de
Avellaneda
-del
que
surge
que
la
habilitación
otorgada
oportunamente a Pironti lo fue para que opere en el rubro
"venta de telefonía celular y accesorios de los mismos" (v.
fs.
169/174)-,
testimoniales
como
prestadas
asimismo,
en
la
en
las
audiencia
de
declaraciones
vista
de
la
causa y en la pericia contable, cuya valoración no ha sido
impugnada por el recurrente, lo que no deja margen alguno a
la postura por él sustentada.
3. Desde las parcializadas alegaciones que porta
el recurso en análisis, resulta evidente que el quejoso se
limita a controvertir y valorar el proceder de las partes
desde su particular punto de vista, para concluir luego,
con fundamento en su propia postura, que no se verificó en
autos
la
deberes
justa
de
causa
fidelidad,
de
despido
buena
fe
-incumplimiento
y
no
a
los
concurrencia-
que
invocó la patronal para decidir la rescisión del contrato
de trabajo (v. telegrama de fs. 8).
4. En orden al agravio por el cual el impugnante
afirma que la configuración del supuesto contemplado en el
art. 88 de la Ley de Contrato de Trabajo está destinado a
resguardar los intereses exclusivamente patrimoniales del
empleador, los cuales -según señala- no se vieron afectados
en el caso de autos, no es de recibo. Al respecto, habré de
exponer
a
continuación,
en
lo
pertinente,
lo
que
ha
declarado esta Corte en la causa L. 85.616, "Rocha" (sent.
del
30-VIII-2006),
a
partir
del
voto
de
mi
distinguido
colega doctor de Lázzari, al cual adherí.
Tal como lo relatara al inicio de este voto, el
tribunal
de
grado
juzgó
-en
ejercicio
de
facultades
privativas que le confiere la ley ritual del fuero- que la
conducta del trabajador resultó violatoria de los deberes
de buena fe, fidelidad y no concurrencia establecidos en
los arts. 63, 85 y 88 de la Ley de Contrato de Trabajo (v.
sent. fs. 406).
La
segunda
de
las
disposiciones
citadas,
prescribe en lo pertinente que "El trabajador debe observar
todos
aquellos
deberes
de
fidelidad
que
deriven
de
la
índole de las tareas que tenga asignadas..." consagrando
-así- tal deber como la conjunción de elementos jurídicopersonales que se concretan, sobre todo, en tres aspectos
de la relación laboral: la prohibición de hacer competencia
al
empleador,
informaciones
prohibición
el
deber
de
confidenciales
de
aceptar
guardar
a
que
reserva
tuviera
sobornos,
de
acceso
solicitar
o
las
y
la
aceptar
dádivas de la clientela para dar a ésta un tratamiento de
preferencia, sea que con ello perjudique o no al empleador
(conf. Krotoschin, Ernesto, en "Tratado teórico práctico de
Derecho del Trabajo", Ed. Depalma, Buenos Aires, 1976, t.
1, pág. 220).
Dicho
manifestaciones
deber
del
L.C.T.),
y
resulta
evidente
recíproca
aunque
de
de
conducta
principio
los
que
principios
esta
conducta
de
que
importa
la
no
última
una
buena
de
las
fe (art.
63,
deben
impone
constituye,
en
confundirse,
la
su
lealtad
plena
bilateralización, la más alta expresión de los factores
jurídicos personales que matizan el contrato de trabajo.
En ese sentido, ha declarado esta Corte que la
Ley
de
Contrato
de
Trabajo
establece
como
obligación
genérica de las partes, un conjunto de deberes recíprocos
inspirados en el espíritu de colaboración y solidaridad que
en la práctica se traducen en el cumplimiento honesto y
escrupuloso de las obligaciones contractuales. Se trata de
un concepto ético de conducta, de una forma de actuar que
rige
por
igual
para
ambos
contratantes
y
debe
necesariamente caracterizar la relación de empleo (conf.
causa
L.
46.110,
"Tacchella",
sent.
del
11-XII-1990),
conceptos todos claramente extraídos de la doctrina (ver
Monzón,
Máximo
contrato
de
D.
"La
trabajo",
fidelidad
Derecho
y
del
la
buena
Trabajo,
fe
Tº
en
IX,
el
pág.
343).
Como
se
señaló
en
dicha
oportunidad,
resulta
absolutamente irrelevante la inexistencia de un perjuicio
patrimonial para tener por configurada la violación del
deber
de
fidelidad,
el
cual,
reitero,
se
asienta
sobre
pautas éticas de carácter personal.
A su vez, el art. 88 del mismo cuerpo normativo,
receptando una de las obligaciones que se derivan de aquel
deber
de
fidelidad,
establece
que
"El
trabajador
debe
abstenerse de ejecutar negociaciones por cuenta propia o
ajena, que pudieran afectar los intereses del empleador,
salvo autorización de éste".
Dicha obligación, catalogada como "deber de no
concurrencia" por la Ley de Contrato de Trabajo, ha sido
rotulado como "obligación de no competencia" u "obligación
de
no
concurrencia
desleal"
por
la
doctrina
y
la
jurisprudencia, resultando por lo tanto la "concurrencia
desleal", la conducta que el trabajador debe abstenerse de
realizar (se trata, pues, de una obligación de no hacer).
En
este
sentido,
se
ha
sostenido
que
la
no
concurrencia desleal es la obligación que mejor recoge la
nota
distintiva
empresa,
que
trabajador,
de
la
tipifica
lealtad
el
agregándose
a
citado
que,
los
deber
de
intereses
de
de
fidelidad
conformidad
con
la
del
lo
prescripto por el art. 88 de la Ley de Contrato de Trabajo,
deben verificarse tres presupuestos para que la acción del
trabajador encuadre en la conducta que la norma proscribe:
1) negociación por cuenta propia o ajena; 2) perjuicio real
o
potencial
(Livellara,
y
3)
Carlos
falta
de
A.,
en
autorización
Vázquez
del
Vialard,
empleador
Antonio
(director), "Tratado de Derecho del Trabajo", Ed. Astrea,
Buenos Aires, 1982, t. 3, pág. 767).
En autos se acreditó que el actor realizó tareas
privadas de venta de telefonía celular y accesorios, las
que eran propias de su empleadora. Ergo, resulta indudable
que existió una "negociación por cuenta propia o ajena"
concerniente a la actividad específica que desarrollaba la
patronal.
En lo que respecta a la existencia de perjuicio
real o potencial para la empleadora (v. rec. fs. 428),
considero
que
no
asiste
razón
al
recurrente
en
cuanto
sostiene que es indispensable que se trate de un perjuicio
"patrimonial", porque si bien es cierto que la obligación
de
no
concurrencia
se
halla
dirigida
a
resguardar
los
intereses patrimoniales del empleador, no lo es menos que
atiende
principalmente
fidelidad,
moral
o
según
ético
lealtad,
lo
de
probidad
derivadas
del
derivación
expresado
la
y
como
más
relación
del
arriba,
laboral,
al
es
que
se
deben
de
fe
que
debe
buena
de
contenido
decir,
confianza
deber
deber
las
a
la
partes,
regular
sus
conductas (conf. Livellara, Carlos A., op. cit., pág. 768).
Parece casi una obviedad destacar que el análisis
no puede exhibirse despojado de los elementos éticos que le
dan
fisonomía.
Conforme
se
ha
destacado,
uno
de
los
aspectos más vigorosos de la fidelidad reside en el hecho
que actúa con prescindencia de los resultados materiales
que
ocasiona
noción
su
ética,
violación,
juega
ya
que,
primordialmente
precisamente,
con
este
como
tipo
de
valores.
Además, la norma es clara en cuanto a que basta
la
mera
potencialidad
perjuicio
utilizado,
(como
al
o
riesgo
inequívocamente
hacer
de
la
surge
referencia
a
existencia
del
tiempo
de
un
verbal
negociaciones
que
"pudieran afectar" los intereses del empleador), para que
se verifique la concurrencia desleal, como, por otra parte,
unánimemente
lo
ha
manifestado
la
doctrina
(ver,
entre
otros Livellara, Carlos A., op. cit., pág. 768; Fernández
Madrid, Juan C., op. cit., t. I, pág. 558; Etala, Carlos
A., "Contrato de Trabajo", Ed. Astrea, Buenos Aires, 2002,
pág. 283).
Por último, en lo que respecta al requisito de
"falta de autorización" que debe verificarse para que se
configure
la
violación
al
deber
de
no
concurrencia,
el
juzgador de mérito declaró -aspecto del fallo que arribó
firme
a
esta
instancia-
que
el
consentimiento
de
la
accionada "... siquiera resultó invocado por el actor..."
(v. sent. fs. 405 vta.).
5. Desde la perspectiva del tribunal de grado, se
concluyó
estudio
-en
se
trabajador
decisión
configuró
y
absolutamente
que
la
que
el
compartoproceder
conducta
reprochable
y
que
que
asumida
en
se
le
por
constitutiva
el
de
caso
en
imputó
al
éste
resultó
injuria
que
veda la continuación del vínculo laboral.
6. A la insuficiencia señalada en los aps. 1, 2 y
3 precedentes, cabe agregar que el quejoso omite denunciar
la transgresión del precepto legal actuado en el fallo,
esto es, el art. 242 de la Ley de Contrato de Trabajo
(conf. causa L. 91.992, "Halter", sent. del 29-X-2008).
IV.
Por
todo
lo
expuesto,
considero
que
debe
rechazarse el recurso interpuesto. Con costas a la actora
(art. 289, C.P.C.C.).
Voto por la negativa.
Los
señores
jueces
doctores
Hitters,
Soria
y
Negri, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor
Pettigiani, votaron también por la negativa.
Con
lo
que
terminó
el
acuerdo,
dictándose
la
siguiente
S E N T E N C I A
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se
rechaza el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley
traído; con costas (art. 289, C.P.C.C.).
Regístrese, notifíquese y devuélvase.
EDUARDO JULIO PETTIGIANI
HECTOR NEGRI
DANIEL FERNANDO SORIA
JUAN CARLOS HITTERS
GUILLERMO LUIS COMADIRA
Secretario
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