Legalización del Cristianismo durante el Imperio Romano

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LA LEGALIZACION DEL CRISTIANISMO
DURANTE EL IMPERIO ROMANO
INTRODUCCION
La presente monografÃ−a está conformada por una serie de investigaciones en torno a la corriente cristiana
del siglo IV, principalmente en tiempos del apogeo de Constantino el grande, cuando era el flamante
emperador del Imperio Romano y la existencia de una estrecha relación entre el paganismo romano y el
cristianismo, doctrina que se encontraba muy latente durante esta época por la mayor cantidad de adeptos
que poco a poco conseguÃ−a. Asimismo, el trabajo gira en torno a responder la pregunta ¿cuáles fueron
las principales causas que llevaron a que el cristianismo sea reconocido legalmente en el Imperio Romano? y
defender la hipótesis de que el cristianismo fue legalizado por motivos en su mayorÃ−a relacionados con la
polÃ−tica, como por ejemplo la influencia del pensamiento cristianizador en personajes poderosos
importantes, la gran cantidad de adeptos que habÃ−a conseguido en vÃ−as de suplantar al paganismo y el
ideal de querer unificar al imperio de una vez por todas, además de haber estado el emperador siempre muy
familiarizado hacia la devoción de éste, ya que el contexto romano, en estos tiempos, se hallaba muy
adherido al cristianismo.
Por otro lado, como sabemos, a lo largo de los tiempos distintos estudiosos han dedicado su tiempo a las
indagaciones sobre la antigua Roma, imperio que llegó a abarcar cerca de tres continentes; desde Gran
Bretaña hasta Africa del Norte, cruzando la Europa Occidental, parte de Asia y Medio Oriente, por tanto,
fue el imperio más grande e influyente de la cultura occidental, asÃ− pues, su actividad también ha
repercutido en distintos ámbitos del mundo moderno, como en el derecho, las artes humanas e incluso el
pensamiento religioso.
AsÃ− pues, algunos libros importantes que me han servido de referencia para la realización de este trabajo
han sido, en principio, EL CRISTIANISMO PRIMITIVO Y LA PAIDEIA GRIEGA de Werner Jaeger, libro
pequeño, clásico de las obras del autor, que trata principalmente de temas histórico sociales sobre los
inicios del cristianismo y cómo la cultura griega empieza a alienarse con su aparición, sirvió de mucho en
el primer capÃ−tulo, pues se hizo más claro el surgimiento cristiano y la comparación de ambas culturas.
Por otro lado, para la descripción de los acontecimientos históricos de la vida de Constantino se usó el
libro de Joseph Vogt; CONSTANTINO EL GRANDE Y SU SIGLO, y para la comparación de las culturas
mencionadas se usaron los libros de Jacob Burckhardt y de Edward Gibbon, ambos mencionados en la
bibliografÃ−a final.
De esta manera, en el primer capÃ−tulo del contenido veremos al cristianismo desde un enfoque socio
cultural para poder señalar la importancia de esta cultura en el siglo IV. Responder preguntas como: ¿El
cristianismo fue una verdadera cultura? ¿Qué personajes importantes influyeron de sobremanera?
¿Cuál fue la relación entre Constantino y el cristianismo?, preguntas que cabe responder desde la
perspectiva histórica de los estudios actuales de distintos autores, pues son vastos para su realización.
Luego, en el segundo capÃ−tulo se entrará más al tema de fondo que es el de señalar las causas
principales que generaron la legalización del cristianismo. Asimismo, se desarrollarán ideas acerca de los
conflictos internos del imperio, para luego señalar la expansión del cristianismo y todos los hechos que
sucedÃ−an a favor de ella, como las victorias del emperador Constantino y la firma de Edictos, documentos
cruciales para la existencia del cristianismo tal como lo conocemos.
Finalmente, sólo me queda señalar que, particularmente, me parece un tema interesante, pues involucra
básicamente a dos culturas distintas en un mismo contexto histórico, en donde la religión y la imposición
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de una de ellas sobre la otra son los temas centrales a dilucidar. AsÃ− pues, pienso que es relevante trabajarlo
por el peso histórico que pueda tener y demostrar que en la historia del mundo, conforme pasa el tiempo,
todo cambia; las personas cambian, las formas de vivir cambian; en sÃ−, la vida cambia. Remitiéndonos al
trabajo en una manera general, éste demostrará que el Imperio Romano logró solidificarse conviviendo
prácticamente con el cristianismo, pero a su declive el que sucumbirÃ−a serÃ−a la cultura más no la
religión, punto algo curioso, pues, tomando como premisa que todo cambia, es algo que no se ciñe a la
religión cristiana, ya que, si bien ha cambiado en algo su estructura y se ha acoplado a las costumbres de esta
nueva generación, la consigna de hace dos milenios sigue siendo la misma: el vivir a imagen y semejanza de
Jesús de Nazareth.
CAPITULO 1
EL CRISTIANISMO HASTA TIEMPOS DE CONSTANTINO
• El cristianismo en los primero siglos.
Para llegar a los tiempos del siglo IV y entender al cristianismo como lo que significarÃ−a en aquella época
debemos enfocarnos históricamente en el surgimiento y la naturaleza de éste. En principio, el cristianismo
nace en un contexto romano, un entorno lleno de conflictos, de guerras por poder y disputas tanto por
polÃ−tica como por religiosidad, aspectos muy relevantes en la constitución de lo que significaba un imperio
tan grande como el romano. Nace a raÃ−z de la ruptura con el judaÃ−smo, un proceso que se da
prácticamente después de la muerte de Jesús de Nazareth en la cruz; sin embargo, la gran cantidad de
seguidores de esta secta judÃ−a, luego del conocido hecho bÃ−blico sobre la resurrección de su MesÃ−as
``se volvieron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios'' (Lc 24, 53),
lo que quiere decir que la secta cristiana estuvo aún adherida al judaÃ−smo durante un lapso de tiempo.
Pero, para esta época, el griego ya habÃ−a hecho su aparición en los pueblos palestinos y ``con el uso del
griego penetra en el pensamiento […] todo un mundo de conceptos, categorÃ−as intelectuales, metáforas
heredadas y sutiles connotaciones'' (Jaeger 1965: 14), asÃ− pues, se generan dos tipos de judÃ−os, aquellos
que hablan arameo y se les denomina hebreos y los que hablan griego que son los judÃ−os helenizados o
simplemente llamados helenos. En este hecho radica la ruptura del cristianismo con el pueblo judÃ−o, ya que
ambos grupos, hebreos y helenos, generan incomprensión, distintas disputas entre ellos y; asÃ− pues, el
cristianismo se separa de su linaje al concebir ideas griegas que lo llevarÃ−an luego a desarrollarse por sÃ−
sola.
Luego, como lo dice Jaeger: ``El nombre de la nueva secta, christianoi, se originó en la ciudad griega de
AntioquÃ−a, en la que estos judÃ−os helenistas encontraron el primer campote actividad para su misión
cristiana'' (1965:16). AsÃ− pues, tanto las asambleas, como celebraciones y escritos se daban en lengua
griega. Es principalmente de este modo que el cristianismo se adentra en las costumbres de los pueblos
occidentales cercanos y se expande por todo el contexto.
De esta manera, parafraseando a Antequera, ``esta primera generación de cristianos, los cuales muchos de
ellos conocieron directamente a Jesús, ya tenÃ−an las cosas claras como el hecho de que Jesús habÃ−a
llegado como el MesÃ−as, la cercana relación de dicho MesÃ−as con Dios y la condición de Jesucristo
como Hijo de Dios; asÃ− también, se ha completado la ruptura con el Templo'' (2007: 296). Por
consiguiente, el pensamiento cristiano llega a importantes ciudades del Imperio como AlejandrÃ−a,
Capadocia y Roma, mediante autores, escritos, discursos y asambleas, evidentemente, dando a conocer sus
costumbres, normas y lo que serÃ−a en sÃ− una paideia cristiana.
• El cristianismo como cultura.
Por cultura se debe entender al conjunto de formas, conocimientos, costumbres y expresiones de alguna
época o grupo social que involucran en sus caracterÃ−sticas reglas de manera de ser, normas de
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comportamiento y sistemas de creencias. Como tal, la doctrina cristiana desde sus orÃ−genes, al separarse del
judaÃ−smo, ha mantenido una única consigna que es la de seguir a su lÃ−der, Jesús de Nazareth, como
ejemplo y adoración para, de esta manera, manifestarle su fidelidad cumpliendo las normas impuestas. El
cristianismo surge con el pensamiento de Jesús de Nazareth y sus doce apóstoles, quienes serÃ−an luego
los principales mensajeros de su enseñanza.
Remontándonos al siglo IV, ``el cristianismo ya podÃ−a enfrentar y desafiar a la estructura más poderosa
de la historia antigua: el Imperio Romano'' (Johnson 1989: 80). Ã ste se encontraba muy adherido a lo que
era el cristianismo de entonces. En los primeros años de aquel siglo, Diocleciano, quien gobernó el
Imperio Romano de occidente del 296 al 305 realizó una de las últimas persecuciones violentas
anticristianas, los privó de todos sus derechos como personas, destruyó templos y quemó gran parte de sus
escritos, a este personaje se le puede considerar como uno de los últimos emperadores reacios al
cristianismo. Luego llegaron años advenideros con los gobiernos de Constancio I, Flavio Valerio Severo y
Majencio, emperadores bastante dispuestos hacia el trato con los cristianos, para luego dar inicio a la
expansión cristiana encabezada por Constantino.
Por otro lado, el cristianismo al toparse con territorio Romano se encontró con un mundo distinto, creencias
politeÃ−stas y con la idea de paideia griega, asÃ− pues, se trató de alguna manera de relacionar más
profundamente al cristianismo con la filosofÃ−a griega, de tal manera que se la tomó principalmente como
una doctrina del pensamiento, comúnmente llamada paideia de Cristo; como se mencionó en lÃ−neas
anteriores, y que podÃ−a convivir en igualdad con el paganismo.
• Comparación del cristianismo y el paganismo romano.
Comparar dos culturas siempre resulta ser complicado por la complejidad que ambas puedan tener. Sin
embargo, cuando éstas conviven en un mismo perÃ−odo de tiempo se hace mucho más accesible
analizarlas. En principio, cabe mencionar que ambas son popularmente señaladas como antagónicas, pero
``tanto el cristianismo como la filosofÃ−a pagana se hallaban en un proceso de cambio continuo y de
evolución'' (Dodds 1975: 138), cambio que se dio principalmente por la influencia mutua que ocurrirÃ−a
conforme al paso del tiempo.
En primer lugar, la principal diferencia de estas culturas recae en su perspectiva propia de admiración a sus
respectivos dioses. Por un lado, el paganismo, que no tenÃ−a algún dios absoluto, por su naturaleza
politeÃ−sta afirmaba que todos eran poderosos, temibles, eternos y dignos de ser venerados mediante
costumbres terrenas que ideaban los propios hombres, ya sean celebraciones, sacrificios, orgÃ−as, entre otros,
con el único objetivo de que estos dioses sean honorados para que no dejen de velar por el pueblo. Por otro
lado, el cristianismo no proponÃ−a ceremonias de este tipo, sino que manifestaba que el escuchar y seguir la
filosofÃ−a cristiana era indispensable para llegar a ser como Jesús de Nazareth y asÃ− culminar la
realización humana que se darÃ−a en el otro mundo. Por otro lado, ambos aspiraban a un orden en la vida
humana; sin embargo, para los paganos este orden estaba centrado en lo terrenal, en lo que bien que se
podÃ−a obrar en este mundo para ser mejores en el propio, en contraste al cristianismo, que afirmaba que era
importante vivir ordenadamente en este mundo para llegar al mundo de Dios; el paraÃ−so.
Ideas que engloban dos mundos distintos en un mismo contexto, pero no porque sean diferentes no tendrÃ−an
que haberse relacionado, sino todo lo contrario, la influencia fue mutua.
• Personajes cristianos importantes e influencia de éstos.
Actualmente el cristianismo no se mantiene con las mismas costumbres que conocemos en nuestros tiempos,
como todo pensamiento trascendente ha influido a través de los siglos por distintas culturas, creencias y,
por supuesto, personajes. Para que entendamos a la religión cristiana como la conocemos debemos
enfocarnos en todos estos sucesos históricos que acontecieron hasta el siglo IV y que son mencionados en el
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presente trabajo. AsÃ− pues, para principios de siglo, al separarse del judaÃ−smo, el cristianismo pasó por
distintos tiempos y se relacionó con distintas culturas como la griega, la egipcia y la romana, para repercutir
en cada una de ellas y trascender como lo ha hecho a través de los tiempos. Sin embargo, al principio el
cristianismo tuvo un camino muy difÃ−cil de recorrer, ya que hubieron conflictos con las distintas culturas,
asÃ− como disyuntivas con las creencias de su propia estirpe judÃ−a y todo ello dio razón para que la
doctrina cristiana sea combatida de cualquier modo. Empero, el cristianismo no sucumbió, es más, siguió
difundiéndose y llegó hasta tal grado de importancia que se consolidó como la religión oficial del
Imperio Romano, consecuencia que se dio gracias a la intervención de tres grupos de personajes bien
definidos, que a su vez, fueron importantes para la evolución de la teologÃ−a y los preceptos cristianos.
El primer grupo de estos personajes es el de los padres apostólicos que comprenden desde los últimos
años del siglo I hasta mediados del siglo II. Son contemporáneos a los doce apóstoles de Jesucristo y son
los mediadores principales de su mensaje durante esta época, asÃ− como los ilustres defensores de su
pensamiento. Distintas fuentes históricas nos narran relatos de San Ignacio, obispo de AntioquÃ−a, y su
mensaje esperanzador en sus cartas, o de PapÃ−as, obispo de Hierápolis, autor de escritos inspirados en San
Juan, o de Hermas, personaje poco conocido, pero que escribió uno de los relatos más largos de este
periodo con un contenido semejante al del Apocalipsis. AsÃ− pues, se puede nombrar una amplia lista de
distintos personajes alrededor del mundo antiguo relevantes para esta época cuyos pensamientos fueron
influyentes para forjar y, sobretodo, defender a un cristianismo naciente. Sin embargo, si hay alguna figura
entre tantas que se vislumbró como la principal cabeza durante este tiempo difÃ−cil para el cristianismo fue
Clemente Romano, obispo de Roma, tercer sucesor de Pedro en el Pontificado y actualmente venerado como
santo por la Iglesia Católica. Se destaca en él la considerable cantidad de escritos y cartas históricos que
se caracterizan por el llamado al orden y a la paz contra los cristianos de Corinto, con los cuales presentaban
discordancias en sus pensamientos, escritos que buscaban unificar estos bandos en disputa. De esta manera, el
pensamiento de Clemente, abundante en humildad y benevolencia, acaeció como herencia para los creyentes
venideros y dejó un mensaje lleno de valor, que incluso llegó hasta el corazón de Roma; la civilización
griega, con las elocuencias del filósofo egipcio OrÃ−genes, su principal discÃ−pulo.
Luego, como siguiente grupo se presentan los apologistas o apologetas, personajes recordados como
mártires por la Iglesia Católica, ya que su dedicación a la religión cristiana muchas veces les costó la
vida. Durante esta época el cristianismo pudo sucumbir a manos del paganismo romano si no hubiera sido
por su intervención defensora de la figura de Jesucristo y su doctrina. Cabe mencionar que su obra
comprende básicamente los finales del siglo II y gran parte del siglo III. Los escritos que se conservan no
sólo resguardan los pensamientos cristianos, sino también contenidos filosóficos que aseveran en contra
de las creencias paganas, he aquÃ− la discordancia con los paganos. De esta manera, el cristianismo se
ganaba una mala fama al contrastar otras corrientes judÃ−as y también al mismo pensamiento pagano. Se
pueden nombrar distintas figuras destacadas de esta época que defendieron el cristianismo, como San Irineo
en sus escritos en contra del gnosticismo o San Teófilo en su menosprecio al emperador. Sin embargo, San
Justino Mártir, venerado santo por la Iglesia Católica, y máximo revolucionario de esta época, fue la
persona más combatida por los filósofos de esta época, y, a pesar de los martirios que recibió, él
nunca negó su devoción al cristianismo y la idea de un solo Dios salvador, de este modo, siempre mantuvo
firme sus pensamientos filosóficos. Murió martirizado en la capital del Imperio Romano, pero su
pensamiento no se erradicó con su muerte y dejó su legado a los cristianos siguientes, porque, como lo
manifestarÃ−a Dodds: ``Por la experiencia moderna de los martirios polÃ−ticos sabemos hasta qué punto
la sangre de los mártires es realmente semilla de la Iglesia'' (1975: 173).
AsÃ− pues, llegamos al tercer y último grupo que compete tratar para esta época de la consolidación
cristiana; la PatrÃ−stica, grupo más conocido como el de los padres de la iglesia, cuyo desempeño por
solidificar la teologÃ−a cristiana los llevó a campos ajenos a ella como el de la filosofÃ−a y las ciencias
griegas. Su pensamiento abarcó desde el siglo IV hasta alrededor del siglo VIII y llegó a expandirse por
distintos lugares importantes del mundo antiguo realizando su obra fundamentalmente en cuatro escuelas:
AlejandrÃ−a, AntioquÃ−a, Capadocia y Latina. Durante el siglo IV fue el principal soporte del emperador
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Constantino para afianzar el cristianismo y, de esta manera, formar un Imperio Cristiano conquistador e
incontrastable. Asimismo, al tener este ideal de forjar un cristianismo poderoso, el paganismo, que se
encontraba aún bastante presente en el Imperio, se manifestó en contra con las famosas persecuciones, por
entonces lideradas por Diocleciano, último emperador romano intolerante al cristianismo, no obstante,
éstas no triunfaron y, por tanto, hicieron aún más fuerte al cristianismo en un sentido de universalidad.
Se destaca la labor de los Padres Capadocios: Basilio de Cesarea, Gregoria de Nisa y Gregorio Nacianceno.
Tres eruditos, filósofos en su educación, pero religiosos en sÃ−, muy amantes de los preceptos cristianos y
cuyas principales influencias estaban las ideas de los apostólicos Clemente Romano y OrÃ−genes.
Asimismo, cabe mencionar, que el gobernador Constantino durante su gobierno siempre contó con el apoyo
incondicional de su consejero Osio de Córdoba, mano derecha del emperador, quien fue desterrado durante
el gobierno de Diocleciano y que a su retorno apoyó a Constantino en su ideal cristianizador. Osio,
perteneciente a la escuela Latina, se destaca en esta época por sus grandes dotes polÃ−ticos y por ser uno
de los principales estandartes de la lucha contra el arrianismo, además de principal instigador en la firma del
Edicto de Milán.
De esta manera, se demuestra la evolución del pensamiento cristiano en los distintos personajes por los que
pasó en la época antigua. Cada uno interviniendo en la importancia de su contexto y siendo influyente
para las siguientes generaciones propias de un cristianismo consolidado y poderoso.
• Constantino y su estrecha relación con el cristianismo.
Flavio Valerio Aurelio Constantino o simplemente Constantino I nace en Naissus, Serbia, en el año 275.
Hijo de Constancio Cloro, emperador romano occidental caracterizado por su tolerancia hacia los cristianos, y
su primera esposa Helena, una joven y humilde criada cristiana.
Sobre la niñez de Constantino se sabe poco, tan sólo que recibió una educación clásica pagana, pero
siempre influenciada por los preceptos cristianos de su madre y la sociedad, al igual que el desarrollo de una
afinidad especial hacia el dios Mitra, divinidad asociada al sol y que por aquel entonces era muy venerado por
la gran mayorÃ−a de militares. Esta afinidad se dio ``como una de las reminiscencias que trajo consigo
Constantino de la familia de Constancio Cloro […] el monoteÃ−smo tolerante'' (Burckhardt 1945: 332).
Siendo joven ``tenÃ−a una actitud auténticamente imperial. Era alto y atlético, con la apostura del
soldado y los rasgos muy acentuados, las cejas espesas y el mentón fuerte'' (Jonhson 1989, 84). Cabe resaltar
que a la edad de 21 años sirvió en la corte del emperador augusto de occidente Diocleciano, cargo que
obtuvo por intervención de su padre, quien ya habÃ−a sido proclamado César de occidente. En el 305, los
dos augustos de Roma, Diocleciano y Maximiano, abdican y estos puestos son tomados por los Césares que
se encontraban establecidos en aquel momento, Constancio I y Galerio. De esta manera se da el fin a la
primera tetrarquÃ−a administrativa y la venida de una nueva: Constancio I y Galerio como nuevos augustos
de occidente y oriente respectivamente y por otro lado dos nuevos Césares, Severo II y Maximino Daya.
Luego, en el año 306, Constancio cae gravemente enfermo en la Britania Romano y al fallecer lo sucede en
el puesto su hijo Constantino, proclamado por las tropas leales de su padre.
Sin embargo, no fue fácil para Constantino consolidarse en el puesto. Como sabemos, Roma albergaba gran
cantidad de militares importantes y poderosos muy aptos para el cargo del cual Constantino heredaba.
Entonces se dieron constantes disputas durante un periodo aproximado de 20 años, desde obtener el trono de
occidente hasta el absolutismo, que era a lo que aspiraba Constantino.
Sus tropas se enfrentaron a militares poderosos como Majencio y Galerio, los cuales fueron derrotados por
circunstancias de traición de sus propias tropas, asÃ− Constantino obtuvo el cargo de augusto de occidente.
Sin embargo, su personalidad ambiciosa lo llevo a buscar más poder, entonces, logró la TriarquÃ−a del
Imperio derrotando a Milvio, quedándose consigo con toda la parte occidental. Luego, para la diarquÃ−a ya
compartÃ−a el gobierno de Roma con Licinio, su cuñado, al cual derrotó y asesinó sin piedad por
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conspirar contra él en el año 326, de esta manera quedándose con la monarquÃ−a absoluta de Roma.
CAPITULO 2
EL GOBIERNO CRISTIANO DE CONSTANTINO
• Importancia del cristianismo en el contexto romano de Constantino.
Como hemos mencionado en lÃ−neas anteriores, Constantino comenzó su carrera polÃ−tica sirviendo en la
corte de Diocleciano luego de que su padre, Constancio I, fuera nombrado por sus tropas como César de
occidente. Asimismo, a la muerte de éste, el joven militar lo sucedió; sin embargo, para tomar el control
de Roma Occidental tuvo que demostrar su capacidad durante muchos años de conflicto.
Luego, Constantino teniendo ya el poder de occidente no satisfizo sus ideales, es más, su personalidad
egoÃ−sta y ambiciosa fue suficiente para anhelar mayores proyectos, de esta manera imponer su poderÃ−o
poco a poco hasta llegar a la monarquÃ−a absoluta en el 326. Asimismo, si bien en años anteriores el
cristianismo ya era legal y contaba con gran poder sobre el imperio, en los años venideros se volverÃ−a
aún más poderoso, tratando de erradicar, mediante medidas legales impuestas por el emperador, todo tipo
de pensamiento antagónico ya sea dentro o fuera de sus filas. Se puede mencionar de una manera general la
persecución a los paganos y la lucha contra el arrianismo y las secuelas que habÃ−a dejado el meletianismo.
Por otro lado, el pensamiento cristiano con Constantino se consolidó como una doctrina universalista. A
pesar de que hayan partido de puntos opuestos, ``para el romano la unidad del Imperio era de importancia
vital, y el homenaje a Roma y Augusto representaba y expresaba este ideal. Era un acto de fe polÃ−tica''
(Barrow 1992: 183), es decir, para el romano fue mucho más fácil acoplarse a los pensamientos cristianos
que para el cristiano aceptar los cultos paganos. No obstante, ``el cristianismo se habÃ−a definido tanto en su
organización externa como en su doctrina con relación a los problemas de la vida humana en el Imperio.
Era ya la religión de alguno de los hombres más competentes y cultos de aquel tiempo'' (Barrow 1992:
185). Por todo esto, se puede hablar de un cristianismo firme y sólido.
De la misma manera, se ha comentado muchas veces en distintas fuentes históricas de una doctrina cristiana
impuesta como una justificación religiosa y como principal arma de la expansión del imperio, esto
principalmente se señala por la estricta y rigurosa personalidad de Constantino, asÃ− también coinciden
en que fue un hombre al cual la religión la relegaba a segundo plano por debajo de su gobierno y que supo
aprovechar del cristianismo durante su apogeo para formar asÃ− un imperio cristiano, más conocido como
cristiandad, que supo imponerse y ha repercutido hasta nuestros tiempos.
2.1) Afianzamiento del proceso cristianizador.
Como sabemos, las costumbres religiosas de Constantino estuvieron marcadas por dos doctrinas importantes
de la época, por un lado el paganismo y por el otro el cristianismo, algo que a decir verdad era bastante
común, ya que ambas se encontraban en aquel tiempo muy relacionadas, como lo dicen también distintos
estudiosos, principalmente porque ambas coincidÃ−an en sus anhelos universalistas. Por estos motivos, al
igual que su padre, Constantino era un personaje muy tolerante hacia las otras culturas; asimismo, desde su
niñez desarrolló una cultura religiosa monoteÃ−sta en la que, según estudios históricos, sintonizó
bastante con el mitraÃ−smo romano y también con el cristianismo por el lado de su madre.
Por consiguiente, Constantino al subir al poder, siempre tuvo la premisa de unificar el imperio y evitar todo
tipo de conflictos, de esta manera, legaliza el cristianismo, el cual se convertirÃ−a rápidamente en la
religión dominante, ya que fue la creencia que el emperador estimuló para su crecimiento y expansión.
AsÃ− pues, con estas premisas empieza el afianzamiento del proceso cristianizador
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Es más, luego de haberse consolidado un gobierno individual tras derrotar a Licinio en el 324, ``tiene lugar
una entrega, al parecer total, del emperador al cristianismo, pues libera a los creyentes, con todo su favor, de
las consecuencias de la persecución y les reintegra a la posición y posesión de antes'' (Burckhardt 1945:
336 - 337). Finalmente en los años siguientes, Constantino tratarÃ−a de erradicar todo pensamiento pagano
con su persecución, asÃ− como en su momento el paganismo sometió al cristianismo. Los eventos de este
tipo más importantes fueron la destrucción en el 326 del Templo de la diosa Artemisa en ciudades
importantes del Imperio, como Jerusalén y el LÃ−bano, y en el 330 el saqueo a todos los templos paganos
de Grecia y utilizar estos tesoros robados para decorar su Nueva Roma: Constantinopla.
2.1.1) Firma de Edictos a favor del cristianismo.
``Parece ser que en los dos primeros siglos no hubo un edicto general a favor ni en contra del cristianismo''
(Barrow 1992: 184), sin embargo cabe mencionar que los principales conflictos eran contra el judaÃ−smo, ya
que en estos tiempos no se podÃ−an distinguir las sectas y se les consideraba como un todo, incluso dentro de
ellas era algo complicado señalar al cristianismo como una parte importante. AsÃ− pues, la comunidad
cristiana, dentro de la judÃ−a, se vio sometida a la expansión romana durante estos siglos. Como se ha
mencionado en el capÃ−tulo anterior, los creyentes eran asesinados o martirizados muchas veces, por lo
mismo que ésta era considerada una religión ilegal, además de potencialmente antagónica a las
creencias paganas.
Sin embargo, esta manera de resolver las diferencias entre paganos y cristianos cambió a principios de la
segunda década del siglo IV, pues el 30 de abril del año 311, Galerio, quien se convirtió en Augusto
después de la abdicación de Diocleciano, promulga el Edicto de Tolerancia de Nicomedia, cuyo texto
reza: ``Existan de nuevo los cristianos, y tengan sus asambleas, con tal de que nada hagan contra el orden
constituido'' (Antequera 2007: 309). Este edicto fue muy controversial, ya que, en primer lugar, se dio a pocos
dÃ−as antes de la muerte del emperador, muchos historiadores afirman que fue promulgado gracias a una
especie de ``maldición'' que habrÃ−a recaÃ−do sobre Galerio después de haber hecho sufrir tanto a los
cristianos durante las persecuciones de su gobierno, de esta manera poder enmendarse con la iglesia cristiana,
los apologistas de la época lo consideraban como el castigo divino que habÃ−a caÃ−do sobre el
emperador. Por otro lado, también se considera como un edicto de beneficios polÃ−ticos, de querer unificar
el estado y evitar todo tipo de conflictos, pues la oposición al cristianismo hasta ese momento no habÃ−a
generado nada bueno ni productivo y se vio conveniente tomar una actitud más racional. Con la firma de
este tratado se autoriza a los cristianos celebrar sus fiestas sin alterar el orden público y levantar sus templos
caÃ−dos, de la misma manera, rezar por el bien del emperador y del pueblo. AsÃ− pues, el cristianismo se
vuelve una religión permitida sin ningún tipo de censura.
Por lo tanto, para el año siguiente el cristianismo ya tenÃ−a libertad y era reconocida su existencia legal.
Del mismo modo, estaba triunfando sobre el paganismo, por razones que considero psicológicas y oportunas
para la sociedad de la época, como lo menciona Dodds: ``En primer lugar, su exclusividad, […]. En
segundo lugar, el cristianismo estaba abierto a todos. […]. En tercer lugar, el cristianismo presentaba a los
desheredados la promesa condicional de una mejor herencia en el otro mundo'' (1975: 173 - 175). AsÃ− pues,
conforme a la exclusividad, manifestaba que era la única religión que debÃ−a gobernar y, por ende, la
única que debe existir; luego, que estaba abierto a todos porque no hacÃ−a distinciones sociales y,
finalmente, que presentaba un mejor mundo ideal condicional a aquellos que habÃ−an obrado mal en el
terreno.
Por todo ello, el año 313 se promulga el Edicto de Milán en el que intervienen nuestro protagonista
Constantino en conjunto con su coemperador Licinio. Ã ste concedÃ−a la completa tolerancia a todos los
grupos religiosos, de esta manera vendrÃ−an tiempos advenideros para el cristianismo, y repercutió como lo
describe Luis Antequera:
``Dicho edicto recoge las nuevas directrices que han de regir la vida religiosa del Imperio y supone para el
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cristianismo la superación de la situación de mera no persecución para empezar a actuar en un estatuto de
verdadera libertad religiosa, aboliendo todas las limitaciones en las que hasta ese momento se desenvolvÃ−a,
y restaurándole todo el patrimonio eclesiástico confiscado en las persecuciones anteriores'' (2007: 309)
2.1.2) Conflictos contra la resistencia.
Como sabemos, gracias a la expansión histórica del Imperio Romano que se dio, en su mayorÃ−a, desde
sus inicios hasta tiempos de principio de siglo, se introducen las costumbres, pensamientos y hábitos
culturales romanos sobre otra cultura sometida a causa de su conquista, a lo que se le denomina aculturación,
de esta manera, el imperio fue generando una influencia enorme en el antiguo mundo. Asimismo, al encuentro
con la cultura cristiana, ésta se vio influenciada, pero pasó algo muy curioso que pocas veces habÃ−a
ocurrido antes en términos aculturales, que el cristianismo también influenció de sobremanera sobre el
mundo romano.
AsÃ− pues, retomando la contemporaneidad de nuestros hechos, el cristianismo fue ganando terreno al
paganismo. De esta manera, luego de su legalización, ya para el año 315, fue capaz de someter al
paganismo y tratar de eliminarlo. Sin embargo, como sabemos, toda cultura históricamente nunca deja
someterse y, como era de esperarse, el paganismo se resistió. De este modo, se podrÃ−a decir que la
resistencia pagana hizo su primera manifestación con el decreto del Concilio de Ancyra, asamblea en la que
se acusa al culto de la diosa Artemisa en los templos y es por ello que son combatidos y saqueados.
Asimismo, tomando como partida el año 315, durante aproximadamente los diez años siguientes estos
templos paganos; asÃ− como sus creyentes y sacerdotes, son destruidos y perseguidos con el único objetivo
de erradicarlos, ya que Constantino consideraba que perturbaban el orden que impartÃ−a su gobierno.
Por otro lado, si bien los conflictos contra la resistencia pagana estaban siendo manejados y disminuidos,
existÃ−a otro tipo de conflicto en particular que no sólo perturbaba el orden del gobierno sino también los
estamentos cristianos que predominaban en aquel entonces, era el conflicto contra el arrianismo. Ã ste era un
movimiento religioso cristiano basado en ideas de Arrio, sacerdote de AlejandrÃ−a, que principalmente
atacaba la idea de considerar a Cristo como mismo Dios y mismo hombre en un solo cuerpo, y que, en
contraste, consideraba a Jesús como un profeta de carne y hueso más enviado por el Señor para cumplir
una misión; es decir, no estaba claro ``cuál debÃ−a considerarse como forma auténtica del cristianismo
y de si Cristo […] era en realidad su Dios o no lo era'' (Jaeger 1965: 102). Suceden entonces estas disputas
doctrinales a las cuales también se unen las Iglesias orientales y las sectas meleteanistas a favor del
arrianismo generando fuertes disturbios a medida que no se llegaba a un acuerdo. Los conflictos eran muy
notorios, ya que alteraban el orden e incitaban a la violencia por ambas partes. Por consiguiente, Constantino
decidió tomar medidas extremas para suprimir el manifiesto arrianista, entonces en el Primer Concilio de
Nicea del año 325 se decide por desterrar al sacerdote Arrio por impulsar al desorden y a la confusión del
pueblo. Sin embargo, el triunfo sobre la doctrina arriana no fue total, ya que personajes poderosos se habÃ−an
vuelto seguidores y; es más, muchos de ellos eran gobernantes de provincias y obispos de ciudades
importantes, entonces, como última instancia lo que se decidió fue tolerarlo. Constantino no pudo vencer
esta corriente arriana, aunque, con la salida de Arrio de toda manifestación, el grupo doctrinal se mantuvo
presente, pero siempre manteniendo un bajo perfil.
2.2) Expansión del pensamiento cristiano.
A diferencia del antiguo emperador Diocleciano quien necesitó de una tetrarquÃ−a administrativa para tentar
gobernar satisfactoriamente el gran imperio, Constantino supo ser sagaz y aprovecharse del apogeo cristiano,
por decirlo asÃ−, para luego de la consolidación de ésta como religión más importante fuera mucho
más simple gobernar plenamente, consigna que tuvo desde un principio y que ciertamente fue el ideal de
todo emperador romano: unificar el Imperio Romano.
De esta manera, teniendo consigo un predominante poder por haber unificado el imperio bajo su mando,
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Constantino obtuvo victorias importantes más allá de su propio territorio, ya que como lo menciona
Burckhardt ``nunca el poder en la tierra ha procedido suavemente cuando se ha sentido en peligro'' (1945:
288). Asimismo, el carácter intratable del gobernador habÃ−a generado cierta apatÃ−a de los pueblos
cercanos hacia la capital romana, los cuales, en su anhelo de no caer en manos de Roma, fueron partÃ−cipes
de sanguinarias guerras en contra de los militares romanos; sin embargo, el poderÃ−o de éstos era tal que
inclusive lograron recuperar la provincia de Dacia, por otro lado, cabe mencionar que las tropas militares
romanas se manifestaban con el Lábaro, sÃ−mbolo caracterÃ−stico formado por una X y una P que
señalaba el poderÃ−o cristiano y lo identificado que se encontraba el Imperio con él. Asimismo, se dieron
lugar las victorias ante los pueblos alamanes, francos y visigodos, expandiendo de esta manera aún más el
Imperio.
Por último, según fuentes históricas el Imperio de Constantino pudo expandirse aún más si no hubiera
sido por la inoportuna muerte natural del emperador, ya que sus aspiraciones eran magnánimas. AsÃ− pues,
Constantino fallece a la edad de aproximadamente 67 años, siendo bautizado antes de su fallecimiento y con
un Imperio noble que lo veneraba. Por otro lado, su legado fue dejado a sus tres hijos del fruto de la unión
con su esposa Fausta: Constantino II, Constante y Constancio II. TriarquÃ−a que no llegarÃ−a a trascender
como lo hizo su padre.
Finalmente, Constantino siempre será considerado como un gran conquistador y uno de los emperadores
más influyentes, por no decir el más influyente, en el pensamiento universal por darle tal importancia al
cristianismo. Pues, como lo dirÃ−a Vogt: ``En esto descansa principalmente la significación histórica de
Constantino: haber introducido el cristianismo en el imperio abriendo al mundo las energÃ−as morales de la
religión cristiana'' (Vogt 1956: 276).
CONCLUSIONES
• Hacia el siglo IV, la presencia cristiana en Roma era muy relevante, conseguÃ−a cada vez más
seguidores y su pensamiento se encontraba en vÃ−as de afianzarse y superar al paganismo. De esta
manera, fue legalizado a manos de Constantino, principalmente por su carácter de pensamiento y
conducta universalista ante un Imperio Romano necesitado de un mensaje esperanzador e innovador
ante la tempestad de los conflictos y la crisis. Por otro lado, cabe mencionar, que ante este imparable
avance de la pujante religión, el cristianismo siguió ganando terreno al paganismo, asÃ− como en
el ámbito polÃ−tico social, ya que muchos personajes poderosos que dominaban en las élites
romanas se habÃ−an convertido al cristianismo.
• Al cristianismo se le puede considerar como una cultura porque se diferenció de ótras con
pensamientos muy caracterÃ−sticos y novedosos para la época, en contraste con el paganismo
romano el cual estaba asentado en el Imperio y no brindaba un mensaje nuevo a la sociedad, ya que
éste no tenia algún contenido esperanzador ni salvador, lo que generó, en principio, una
convivencia entre ambas culturas, para luego, con el tiempo, una interponerse sobre la otra y
superarla.
• Conforme a la vida de Constantino, se puede demostrar fácilmente que el cristianismo siempre
estuvo relacionado con él, ya que desde niño recibió las costumbres cristianas por parte de su
madre, asÃ− como la de adorar a un solo Dios, que es propio del cristianismo.
• Siendo algo más crÃ−ticos, cabe mencionar que las circunstancias siempre favorecieron al
cristianismo, por ejemplo; personajes importantes de la época estaban familiarizados o eran
cristianos, los éxitos militares de Constantino y la firma de Edictos que se dieron.
• Constantino fue un personaje determinante para la consolidación y evolución del cristianismo tal y
como lo entendemos, ya que fue el gobernador que insistió en darle tal importancia a la religión
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que inclusive la usó para sus ideales magnánimos y ambiciosos.
• Este periodo fue muy importante para la historia cristiana, pues no sólo se legalizó el cristianismo y
se ubicó como la religión más importante, sino que también dio los primeros pasos para la
evolución y el desarrollo teológico el cual predomina en nuestros tiempos.
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