Adorando en la tierra como en el cielo El juramento del rey David SEÑOR, acuérdate de David y de todo lo que sufrió. Le hizo una promesa solemne al SEÑOR; le juró al Poderoso de Israel: «No iré a mi hogar ni me permitiré descansar; no dejaré que mis ojos duerman ni cerraré los párpados adormecidos hasta que encuentre un lugar donde construir una casa para el SEÑOR, un santuario para el Poderoso de Israel». Salmo 132:1-5 David deseaba ver la gloria de Dios manifestarse en su generación y por eso dedicó toda su vida a construir un lugar donde la presencia de Dios se manifestará. Para eso dio extravagantemente de su tiempo (Salmo 27:4), su ayuno (Salmo 69:7-12) y su dinero (1 Crónicas 22:14) La revelación de David ¿Por qué hizo este juramento? Porque había recibido una revelación de la adoración en el cielo (1 Crónicas 28:11-19) «Cada detalle de este plan —le dijo David a Salomón— lo recibí por escrito de la mano del SEÑOR». 1 Crónicas 28:19 Nosotros podemos ver esa misma revelación en la visión que tuvo el apóstol Juan del trono de Dios en Apocalipsis 4 y 5. Cada uno de los seres vivientes tenía seis alas, y las alas estaban totalmente cubiertas de ojos por dentro y por fuera. Día tras día y noche tras noche repiten continuamente: «Santo, santo, santo es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que siempre fue, que es, y que aún está por venir». Apocalipsis 4:8 David vio que la adoración en el cielo nunca cesaba y decidió establecer lo mismo en la tierra. El Tabernáculo de David David construyó varios edificios para sí en la Ciudad de David. También preparó un lugar para el arca de Dios y levantó una carpa especial para ella. Después ordenó: «Nadie, excepto los levitas, podrá llevar el arca de Dios. El Señor los ha elegido a ellos para que carguen el arca del Señor y para que le sirvan para siempre». …. David también ordenó a los jefes levitas que nombraran un coro de entre los levitas formado por cantores y músicos, para entonar alegres canciones al son de arpas, liras y címbalos. 1 Crónicas 15:1-2, 16 David estableció 4.000 músicos, 288 cantores (12 x 24 = 288) (1 Cron. 25:7) y 4.000 porteros )1 Cron. 23:5). Financió un staff de tiempo completo de 10.000 personas para la adoración a Dios. Todos estos sirvieron en el Tempo de Salomón. 1 ¿El resultado del juramento de David? La gloria de Dios manifiesta en la tierra como en el cielo. Cuando Salomón terminó de orar, cayó fuego del cielo que consumió los sacrificios y las ofrendas quemadas, y la gloriosa presencia del Señor llenó el templo. Los sacerdotes no podían entrar en el templo del Señor porque la gloriosa presencia del Señor lo llenaba. Cuando todos los israelitas vieron que el fuego descendía y que la gloriosa presencia delSeñor llenaba el templo, cayeron postrados rostro en tierra y adoraron y alabaron al Señor diciendo:«¡Él es bueno! ¡Su fiel amor perdura para siempre!». 2 Crónicas 7:1-13 Los “7 avivamientos del Antiguo Testamento” vieron este tabernáculo y orden de adoración restaurado (Ezequías, Josías, Zerubabel, Esdras y Nehemías, Joas y Josafat). Dios restaurará el Tabernáculo de David Pedro les ha contado de cuando Dios visitó por primera vez a los gentiles para tomar de entre ellos un pueblo para sí mismo. Y la conversión de los gentiles es precisamente lo que los profetas predijeron. Como está escrito: “Después yo volveré y restauraré la casa caída de David. Reconstruiré sus ruinas y la restauraré, para que el resto de la humanidad busque al Señor, incluidos los gentiles, todos los que he llamado a ser míos. El Señor ha hablado.” Hechos 15:14-17 A diferencia del tabernáculo de Moisés y el templo de Salomón, el tabernáculo de David no tenía velo. Tal como en el nuevo pacto, había acceso directo a la presencia de Dios. Dios está restaurando este tipo de adoración en esta generación, levantando adoradores e intercesores, y casas de oración en todo el mundo, para preparar a la iglesia para la venida del Señor. Oh Jerusalén, yo he puesto centinelas en tus murallas; ellos orarán continuamente, de día y de noche. No descansen, ustedes que dirigen sus oraciones al Señor. No le den descanso al Señor hasta que termine su obra, hasta que haga de Jerusalén el orgullo de toda la tierra. Isaías 62:6-7 El Espíritu y la esposa dicen: «Ven». Que todos los que oyen esto, digan: «Ven». Apocalipsis 22:17 2