La Sociedad por Acciones Simplificadas (SAS): ¿éxito o fracaso?

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Lunes 2 de mayo de 2016
La Sociedad por
Acciones Simplificadas
(SAS): ¿éxito o fracaso?
Ricardo Reveles López
Profesor titular “A”, Departamento de Contabilidad del CUCEA
E
l pasado 14 de marzo fue publicado en el
Diario Oficial de la Federación (DOF) el
decreto que reforma y adiciona diversas disposiciones de la Ley General de Sociedades
Mercantiles (LGSM). Con ésta se da vida formalmente a la Sociedad por Acciones Simplificadas (SAS), que
a decir del presidente de la república, Enrique Peña
Nieto, traerá enormes ventajas para aquellas personas
que decidan formalizar, de manera independiente y
particular, su propia sociedad.
A raíz de la reforma, el presidente de México
expresó: “Con esta reforma muchas personas se
beneficiarán, pues ya no tienen que sufragar tantos gastos para constituirse como sociedad mercantil. Al mismo tiempo será fácil y rápido, ya que
no requieren de la formalidad de constituirse ante
un fedatario público…”
En realidad el escenario no es así de fácil, ya
que de conformidad con las normas legales que el
tema exige, vemos que existen algunas complicaciones, incluso, algunas de éstas aún por definir.
Primero el aspecto legal: se debe considerar
lo dispuesto en el artículo 260, que deja de manifiesto un primer “candado” o limitante, ya que a la
letra señala: “En ningún caso las personas físicas
podrán ser simultáneamente accionistas de otro
tipo de sociedad mercantil, así como la limitante
de ingresos que no podrá rebasar de cinco millones de pesos”.
La propia LGSM indica que la denominación
se formará libremente, pero distinta de la de cualquier otra sociedad y siempre seguida de las palabras “Sociedad por Acciones Simplificada” o de su
abreviatura “SAS”.
Es de resaltar lo dispuesto por el transitorio: “El
presente Decreto entrará en vigor a los seis meses
contados a partir del día siguiente de su publicación en el DOF”. (15 de septiembre de 2016).
Segundo, el aspecto fiscal: es quizá donde la persona que tome la decisión de formar una SAS, se
encontrará con una serie de desventajas que la llevarán a la conclusión de que no es tan fácil, rápido
y sencillo formalizar dicha sociedad.
La fracción IV del Artículo 262 de la Ley en comento, a la letra señala: “Que todos los accionistas
MIRADAS
cuenten con certificado de firma electrónica avanzada vigente reconocido en las reglas generales
que emita la Secretaría de Economía conforme a
lo dispuesto en el Artículo 263 de esta Ley”.
Desventaja: el tiempo que le lleva a una persona obtener su Firma Electrónica Avanzada (Fiel),
la cual únicamente es posible tramitarla y proporcionarla por el Servicio de Administración Tributaria (SAT), que tiene como principal enemigo en
contra el tiempo para su obtención. Actualmente
el atraso en citas es de un mes, cuando menos.
Para cubrir nuestra necesidad de facturación,
igual el certificado de la Fiel, es requisito indispensable generar el archivo digital XML, que es finalmente el que el SAT reconoce como válido para
su acumulación o deducción.
Ventaja: lo dispuesto por la fracción VI del Artículo 263, establece que “la utilización de fedatarios
públicos es optativa”, es decir, si queremos formalizarla ante notario público o no, es nuestra decisión.
Sin embargo, considero que la mayor parte de las
personas que decidan formalizar una SAS, al final,
acudirá ante el notario público.
Los documentos que emite el sistema de la
Secretaría de Economía (por ejemplo su escritura constitutiva), son simples hojas en blanco, sin
ninguna formalidad, lo cual, definitivamente, provocará un mar de desconfianza entre los diversos
sectores comerciales, empresariales y financieros,
hacia los que finalmente acudirán al trámite mencionado.
El costo de un trámite de constitución de una Sociedad Mercantil oscila alrededor de los 10 mil pesos.
Tercero, el aspecto contable: deben llevarse registros detallados de sus operaciones, las cuales
deberán registrar en los libros oficiales, incluso
cuando actualmente realicen registros de manera
electrónica.
Es importante considerar el costo de adquisición y operación de un sistema electrónico de contabilidad, el cual encontramos en el mercado con
un valor que va de los cinco a los 10 mil pesos.
Ante los factores señalados, la verdad sea dicha, me parece que este tipo de sociedades no tendrá mucho futuro. ©
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