bjetiva Una visión independiente para la toma de decisiones Foco | Perspectivas de precios ¿La inflación de un dígito vuelve para quedarse? Martes 6 de setiembre de 2016 En agosto la inflación anual volvió a caer por debajo de 10% Los datos oficiales marcaron una suba del IPC de 0,57% en agosto. Ese registro fue sensiblemente mayor al que esperábamos (0,1%) y al que marcaba la mediana de la Encuesta de Expectativas del BCU (0,3%). De todas maneras, la medición anual de inflación bajó de 10% en julio a 9,4% el pasado mes. Cabe recordar que la inflación había alcanzado los dos dígitos en febrero de este año, en un marco de suba fuerte del tipo de cambio. En aquel momento, con un contexto internacional que hacía pensar que la tendencia al alza del dólar sería muy persistente, nuestros pronósticos apuntaban a que la inflación se mantendría por encima de 10% por un tiempo prolongado. En otras palabras, a las presiones inflacionarias de origen doméstico (asociadas principalmente a la dinámica salarial), se sumaba una perspectiva de firme suba del tipo de cambio. Sin embargo, tras alcanzar un pico en marzo (de $ 32,1 en el promedio del mes), el dólar comenzó a bajar de forma sorpresiva, cayendo por debajo de los $ 29 en el promedio de agosto y acumulando un descenso de más de 10% en ese período. Esa inesperada apreciación cambiaria comenzó a traducirse unos meses después en una moderación de las presiones de inflación. En particular y tal como puede observarse en el gráfico, en estos últimos meses se ha procesado una fuerte baja de la inflación a nivel del componente transable de la canasta (que está más directamente impactado por el valor del dólar). En ese marco, a partir de julio comenzamos a proyectar que la inflación retornaría a valores de un dígito y situábamos ese momento en agosto (porque en agosto del año pasado habíamos visto una inflación muy alta, de 1,2%, que no se repetiría este año). En suma, si bien el dato de agosto fue más alto del que esperábamos, igualmente confirmó la perspectiva de una inflación retornando a niveles de un dígito, algo que aguardábamos de forma reciente pero que marca un panorama de inflación significativamente más baja de lo que manejábamos en los primeros meses de 2016. Más allá del impacto del dólar, las presiones de inflación de origen doméstico se mantienen firmes A diferencia de lo visto a nivel de los precios transables, el componente no transable de la canasta (bienes y servicios que no se comercian con el exterior y cuyos precios se determinan 1 esencialmente en función de las condiciones domésticas) ha mantenido una destacada firmeza, asociada a subas persistentes de los costos internos (con salarios nominales que siguen subiendo a un ritmo de más de 10% anual). En concreto, excluyendo el caso del tabaco (que ha tenido subas de precios muy altas derivadas de incrementos del IMESI), el resto de los precios no transables siguen subiendo más de 10% anual en promedio, sin dar muestras de moderación por el momento. La inflación de agosto recoge todavía algunos efectos transitorios En el último año la inflación se ha visto afectada además por algunos factores transitorios. Por un lado, en lo que va del año se observa un extraordinario aumento de los precios de frutas y verduras (que en promedio acumulan una suba de más de 27% en los últimos doce meses). Y, por otro lado, en enero de este año el gobierno incrementó en más de 15% el IMESI al tabaco, lo que determinó un fuerte incremento de precios en el tabaco y los cigarrillos. Como se observa en el gráfico, ambos elementos han tenido una incidencia relevante en la evolución reciente del IPC, explicando en conjunto más de un punto y medio de la inflación de los últimos doce meses a agosto. Sin una suba fuerte del dólar, la inflación permanecería por debajo del 10% en 2016 y 2017 pronósticos apuntan a una suba del tipo de cambio relativamente moderada (en torno a 1% mensual), que dejaría al dólar cerrando en $ 30 este año y en $ 34 en 2017. Esa trayectoria supone una devaluación de poco más de 14% en el bienio 2016-2017, muy inferior a la que manejábamos en nuestros anteriores pronósticos (que asumían un dólar en $ 38 al final de 2017). Condicionales a esa trayectoria del dólar, nuestros modelos de proyección arrojan una baja adicional de la inflación para los próximos meses, hacia niveles menores a 9% tanto este año como el próximo. Cabe advertir que en la primer parte de 2017 la inflación podría bajar algo más, inclusive acercándose transitoriamente al techo del rango objetivo (7%). En esa baja transitoria de la inflación incidiría la prevista reversión de los dos elementos puntuales que, como mencionamos antes, supusieron impulsos a la inflación este año. Por un lado, esperamos que los precios de las frutas y verduras tiendan a bajar desde los excepcionales niveles actuales. Por otro lado, el ritmo de aumento de los precios del tabaco también tendría una significativa moderación en la medida en que salga de la medición anual el impacto del ajuste del IMESI de comienzos de este año. En sentido contrario, vale marcar que en estas proyecciones no hemos modificado las subas previstas para los precios administrados, pese a que en las condiciones actuales y en un marco de elevado déficit fiscal, el gobierno podría encontrar incentivos para realizar mayores ajustes de tarifas y/o para reducir en magnitud o incluso eliminar el programa “UTE Premia”. Por último, resulta relevante volver a destacar que, aun cuando las presiones domésticas podrían mostrar cierta moderación en un marco de estancamiento de la economía, la baja proyectada para la inflación está asociada esencialmente a la menor depreciación de la moneda que estamos proyectando para 20162017. En ese sentido, cualquier evento en el contexto internacional o local que genere un comportamiento más alcista del tipo de cambio que el señalado supondría también una inflación más elevada en el horizonte de pronóstico. Del análisis anterior surge de forma clara que la baja reciente de la inflación ha estado esencialmente asociada a la caída del dólar. De la misma manera, las proyecciones están también muy condicionadas por las perspectivas cambiarias. En ese sentido y atendiendo a la evolución reciente del dólar y al cambio en el contexto internacional y regional, nuestros últimos 2