La Vida en el Oeste

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La Vida en el Oeste
Capítulo 16
16.1 Introducción
La región vasta que se extiende del Río Misisipí al Océano Pacífico es
uno de los paisajes más extraordinarios de la Tierra. Hoy día, los turistas llegan de todas partes del mundo para ver sus montañas altas,
cañones profundos, desiertos pintados y llanos fértiles.
Para los pobladores americanos del otro lado del Misisipí, esta
enorme extensión de pastizales, montañas y desiertos era el Oeste. A
pesar de toda su belleza, el Oeste consistía en un medio ambiente que
desafiaba a sus pobladores. Habrá que tomar en cuenta los nombres
que les pusieron a sus distintas características. ¿En qué otra parte
podrás encontrar una confusión de montañas que se llaman “The
Crazies” (Las Locas), un desierto mucho muy caluroso que se llama
“Death Valley” (Valle de la Muerte) y un río bravísimo que se llama
“The River of No Return” (El Río sin Retorno).
A pesar de sus desafíos intimidantes, el Oeste nunca estuvo vacío.
Quizá hasta tres millones de nativos americanos lo habitaron antes de
la llegada de los europeos. Estos primeros pueblos del oeste fueron
mucho más diversos con respecto a sus idioma y culturas que los
europeos que reclamaron sus tierras.
Sin embargo, para la mayoría de los americanos de los principios
de los años 1800, el Oeste consistía en un mapa en blanco. Para 1850,
se había convertido en la tierra de la oportunidad. En el Oeste se hacía
alarde de amplios terrenos despoblados y una gran riqueza de árboles
madereros, oro, plata y otros recursos. Y mientras los americanos
emprendieron su viaje hacia el oeste, crearon nuevos mercados para
los mercaderes del Este. Con el paso del tiempo, el Oeste cambió la
política y la economía de la nación. También creó un folclore del
“individualismo fuerte y resistente” que ha llegado a ser un elemento
duradero de la cultura americana.
El periodista Horace Greeley captó este entusiasmo creciente de
“ir rumbo al oeste” cuando escribió, “si no tienes familia o amigos
que te ayuden y no hay oportunidades que se te hayan presentado...
voltéate al gran Oeste y ahí construye un hogar y una fortuna”. En este
capítulo aprenderás acerca ocho grupos de pobladores que se volvieron
al oeste en la primera mitad de los años 1800. Descubrirás por qué llegaron, con qué adversidades se toparon y cuál es el legado que dejaron.
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Arte
¿Por qué se trasladan
estas personas al oeste?
Capítulo 16
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Usarás esta ilustración para aprender acerca de los colonos que se
asentaron en Oeste.
Organizador gráfico: Ilustración
16.2 Los Exploradores
A principios de los años 1800, salieron varias expediciones de los
Estados Unidos para explorar el Oeste. La más famosa fue la de
Lewis y Clark, un proyecto favorecido del presidente Thomas
Jefferson.
El propósito público de la expedición era hacer un contacto amistoso con las tribus de indios a las que pudiera interesar el comercio.
Su propósito secreto era encontrar el “Pasaje del Noroeste”, una ruta
acuática a través de Norteamérica que los exploradores habían buscado desde que Colón llegó a América. Con la compra de Luisiana a
Francia en 1803, la expedición adquirió un tercer propósito—explorar
las tierras que los Estados Unidos acababa de comprar.
Arte
Esta pintura muestra a
integrantes de la expedición de Lewis y Clark en
Three Forks (Tres
Bifurcaciones), Montana.
La mujer es Sacagawea. A
su derecha están
Meriwether Lewis, William
Clark y York, el esclavo de
Clark.
Hacia el norte por el Río Missouri En mayo de 1804, la expedición
de 45 integrantes salió de San Luis, Missouri, en tres lanchas. Dirigían
el grupo el secretario privado de Jefferson, Meriwether Lewis, y su
amigo, William Clark. Sus integrantes incluían a soldados, hombres
de la frontera y el esclavo de Clark, York.
Fue un viaje difícil desde el primer día. Remando río arriba contra
la corriente fuerte del Río Misuri les dejó a los exploradores las
manos llenas de ampollas y los músculos adoloridos. Los mosquitos
hambrientos se les hicieron un banquete a la cara quemada por el sol.
Para el verano, los exploradores habían alcanzado el territorio de
los indios. La mayoría de las tribus les dieron la bienvenida a los
extranjeros y York fascinó a los indios. Ellos nunca habían visto a un
hombre negro. Clark escribió en su diario que York permitió una y
otra vez que le frotaran la piel con un dedo mojado para comprobar
que “no era un hombre blanco pintado de negro”.
Los exploradores establecieron su campamento para el invierno
cerca de un pueblo Mandan en el estado actual de Dakota del Norte.
Ahí, se les unieron un cazador de pieles francés y su esposa de 16
años de edad, una Shoshone llamada Sacagawea, y su bebé. Otra tribu
había secuestrado a Sacagawea de niña. Lewis y Clark esperaban que
ella les tradujera cuando llegaran al territorio de los Shoshone.
Al Pacífico y de regreso En la primavera de 1805, los exploradores
salieron de nuevo. Conforme subían por el Missouri, los rápidos y las
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Capítulo 16
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cascadas les retrasaba su progreso. Cuando cargaban sus lanchas a
través de tierra alrededor de estos obstáculos, las espinas de los cactus
les picaban los pies. Mientras tanto, los osos pardos asaltaban sus
campamentos y la cacería escaseaba.
Para finales del verano, los exploradores podían ver las Montañas
Rocosas en el horizonte. Para cruzar las montañas antes de que las
primeras nevadas del invierno cerraran los pasos altos, tenían que
encontrar caballos—y pronto.
Afortunadamente, la expedición había llegado a la tierra de la
niñez de Sacagawea. Un día se les acercó un grupo de indios.
Sacagawea, muy contenta, los reconoció como Shoshone. Enterándose
de que el hermano de ella era en ese entonces un jefe Shoshone,
Sacagawea le convenció que les diera los caballos que necesitaban tan
desesperadamente.
Los exploradores lograron cruzar las Rocosas, pero estaban más
muertos que vivos. Los Nez Percé, una tribu que vivía en el Noroeste
del Pacífico, los salvó—si no, se hubieran muerto de hambre. Lewis,
muy agradecido, escribió en su diario que los Nez Percé “son el
pueblo más hospitalario, honesto y sincero que hemos encontrado en
nuestro viaje”.
Al acercarse el invierno, los exploradores llegaron a su destino
final, el Océano Pacífico. Clark marcó el evento al grabar en un árbol,
“William Clark, diciembre 3 de 1805, por tierra de E. Unidos”.
El Legado de los exploradores Después de un invierno lluvioso y
hambriento en Oregon, los exploradores se dirigieron a su hogar. En
septiembre de 1806, dos años y cuatro meses después de haber partido, regresaron a San Luis. Lewis le escribió con orgullo a Jefferson,
“Obedeciendo sus órdenes, hemos penetrado el continente de
Norteamérica hasta el Océano Pacífico”.
Lewis y Clark tenían muy buenas razones por las cuales tener
orgullo. Ellos no habían encontrado el Pasaje del Noroeste, porque no
existía. Pero habían viajado unas 8,000 millas. Habían hecho el mapa
de una ruta al Pacífico. Habían establecido buenas relaciones con
indios del oeste. Más que nada, habían vuelto con datos muy valiosos
acerca del Oeste y los pueblos que lo habitaban.
Otros exploradores le agregaron más a este legado y ayudaron a
preparar el asentamiento del Oeste. En 1806, el mismo año en el que
Lewis y Clark volvieron a San Luis, Zebulon Pike, un teniente del
ejército de 26 años de edad, partió para explorar la parte del sur del
nuevo Territorio de Luisiana. Pike y su grupo viajaron al norte, siguiendo el valle del Río Arkansas para entrar en el estado actual de
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Colorado. Allí Pike descubrió la montaña que hoy en día se llama
Pike’s Peak (el Pico de Pike).
Pike siguió su camino, logrando explorar el territorio español a lo
largo del Río Bravo (el Río Grande) y el Río Rojo. Sus informes que
revelaron la riqueza de los pueblos españoles del Suroeste atrajeron a
muchos comerciantes americanos, quienes llegaron a la región
después. Sin embargo, a Pike no le causó gran impresión el paisaje. Él
le llamo al Oeste un “Gran Desierto Americano”.
Otro explorador famoso, John C. Frémont, ayudó a corregir esta
imagen. Apodado “el Explorador”, Frémont hizo mapas de gran parte
del territorio entre el Río Misisipí y el Océano Pacífico de la década
de 1840. Sus descripciones elogiosos (mucho muy favorables) de “un
paraíso terrenal” les inspiraron a muchas familias a buscar su
fortuna en el Oeste.
Arte
Los informes publicados de
la expedición de Zebulon
Pike alentó el interés americano por el Suroeste. Una
parte de su camino llegaría
a ser el Sendero de Santa
Fe, seguido por miles de
pioneros.
1. ¿Qué detalles observas en este mapa?
2. ¿Qué características topográficas descubrieron Lewis y Clark?
3. ¿Qué desafíos podrían haber creado estas características para
Lewis y Clark?
4. ¿A qué otros desafíos podrían haberse encarado Lewis y Clark
durante su expedición?
Desafío geográfico: La Expedición de Lewis y Clark
Imagen A: 3 de agosto de 1804. Pasajes del
Imagen D: 8 de agosto de 1805. Pasajes del diario
diario de William Clark: “jefes”, “discurso largo”,
de Meriwether Lewis: “corriente rápido”,
“deseos de nuestro gobierno”, “comercio” y
“equipaje empapado”, “varios artículos perdidos”,
“un bote de pólvora” (de fusil).
y “arrojados de la canoa”.
Imagen B: 3 de noviembre de 1804. Pasajes
Imagen E: 17 de agosto de 1805. Pasajes del
del diario de William Clark: “mucha madera”,
diario de William Clark: “compañeras de la niñez”,
“construcción”, “nuestro campamento”, y
“se abrazaron con el afecto más tierno”,
“nos visitó Kagohami”.
“conferencia”, e “interpretar”.
Imagen C: 9 de marzo de 1805. Pasajes del diario
Imagen F: 3 de noviembre de 1805. Pasajes del
de William Clark: “gran jefe de los Minnetaree”,
diario de Joseph Whitehouse: “neblina tan
“sorprendidos”, “lo examinamos muy de cerca”
espesa… no podemos ver nada”, “conocimos
y “quitar (por lavado) la pintura”.
a varios indios que viajaban en una canoa”,
“nos hicieron señales” y “doscientas millas…
hasta el océano”.
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Capítulo 16
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16.3 Los Californios
Si Lewis y Clark hubieran dado una vuelta hacia el sur de Oregon
después de llegar al Pacífico, hubieran encontrado el secreto mejor
guardado de España, una tierra inundada de sol llamada California.
Las Misiones de California En 1769, un misionero español llamado
Junípero Serra encabezó a un grupo de soldados y sacerdotes del norte
de México a California. El objetivo de Serra era convertir a los indios
de California al cristianismo. Para lograr este objetivo, comenzó a
construir una cadena de misiones que finalmente se extendieron de
San Diego del norte de San Francisco. Cada misión controlaba una
extensión grande de tierra, así como a los indios que la trabajaban.
A pesar de que los misioneros tenían buenas intenciones, las
misiones les resultaron mortales a los nativos californianos. A veces
los indios recibieron un trato muy duro y miles murieron de enfermedades que habían llegado a California con los recién llegados.
Los colonos siguieron a los misioneros a California. Guadalupe
Vallejo escribío, “Eramos pioneros de la Costa del Pacífico, construyendo pueblos y misiones mientras George Washington peleaba la
guerra de la Revolución”. Para recompensar a los soldados y atraer a
los colonos, los españoles fundaron la práctica de hacer concesiones
de tierras.
Cuando México ganó su independencia en 1821, California quedó
bajo elcontrol del gobierno mexicano. En 1833, el gobierno mexicano
cerró las misiones. Se suponía que la mitad de esta tierra iba a entregarse a los indios. Sin embargo, México estableció su propio sistema
de concesiones de tierras en el Suroeste y les entregó a los soldados y
los colonos la mayor parte de las tierras de las misiones. Al californiano hispanoparlante típico, o conocido simplemente como californio,
se le otorgó un rancho de 50,000 acres o más.
Arte
La prosperidad y orgullo de
los californios es evidente
en esta pintura titulada
El Hacendado y Su
Mayordomo.
misión: Un lugar establecido por misioneros para su
trabajo. Una típica misión
de California inlcuía elementos como una iglesia,
una residencia, talleres y
áreas grandes de tierra
para cultivo.
rancho: Una concesión de
tierra del gobierno mexicano. La mayoría de los
ranchos se dedicaban a la
crianza de ganado y el
sembradío de cultivos.
La Vida de los ranchos La vida de los ranchos combinaba el trabajo
duro con la fiesta ocasional. La mayoría de las familias vivían en
casas sencillas de adobe con un piso de tierra. Los californios producían todo lo que necesitaban en el mismo rancho. Los sirvientes
indios realizaban la gran parte del trabajo.
Los ranchos eran tan grandes que los vecinos vivían al menos a un
día de distancia. Consecuentemente, los californios siempre les
ofrecían la bienvenida a los extraños por las noticias que tenían del
mundo exterior. Durante las bodas y las fiestas, los californios celebraban con canciones, bailes y eventos como charreadas en que
mostraban su magnífica habilidad en el manejo de los caballos.
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En la década de 1830, los ranchos de ganado se convirtieron en la
industria más importante de California. El ganado proporcionaba
cuero y sebo que se cambiaban por bienes importados que llegaban en
barcos. Un marinero americano llamado Richard Henry Dana describe
los bienes que su barco mercante traía a California:
Teníamos... té, café, azúcar, especias, pasas, melaza, herramientas, loza, cuchillos, ropa de todos tipos, botas y zapatos... chales,
bufandas, collares, joyería... muebles... y, de hecho, todo lo que se
podía imaginar, desde fuegos artificiales chinos hasta ruedas de
carretas inglesas.
Debido a que California estaba tan lejos de la capital de la Ciudad
de México, el gobierno mexicano había descuidado el territorio. No
les pagaban a los soldados y ellos les exigían a las personas que se
supone que debían proteger lo que necesitaban para sobrevivir. Los
oficiales enviados para gobernar California a menudo no eran capaces
y a veces eran deshonestos.
El Legado de los californios En 1846, los Estados Unidos capturó a
California durante la guerra con México. Dentro de poco, los californios eran una minoría en California.
Aún así, los californios dejaron una herencia perdurable.
California está llena de nombres españoles como San Diego, Los
Ángeles y San Francisco. Los californios también introdujeron gran
parte de las cosechas famosas de California, como las uvas, aceitunas
y cítricos. Más que nada, abrieron California al mundo. Como verás,
muy pronto el mundo se apresuró a llegar a California.
La expedición de Lewis y Clark ocasionó interés nuevo en una vieja
industria, el comercio de pieles. Inspirados por los informes de los
exploradores que habían encontrado castores en las Rocosas, Manuel
Lisa, un comerciante español, siguió la ruta de Lewis y Clark el oeste.
En 1807, Lisa guió a 42 tramperos por el Río Missouri. El próximo
año, guió a 350 tramperos por las Rocosas. Durante los siguientes 30
años, los tramperos atravesaron el oeste en busca de pieles valiosas.
Arte
mados los montañeses, tenían una vida dura y con frecuencia morían
jóvenes. Durante la primavera y otoño, colocaban sus trampas en
arroyos helados. En julio viajaban a los puestos de comercio para
gaba a los hombros.
16.4 Los Montañeses
La Vida de los tramperos Los tramperos, quienes también eran lla-
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Capítulo 16
Los montañeses, como
éste retratado por
Frederick Remington, eran
individuos fuertes y
resistentes. Se vestían con
camisas y pantalones
hechos de cueros de animales y el cabello les lle-
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intercambiar pieles por provisiones o se reunían para un “rendezvous”, o reunión anual. Así es como el escritor Washington Irving
describió un “rendezvous” en particular:
Éste es, entonces, el día de fiesta del trampero... Los hombres
tenían competencias de correr, brincar, luchar, disparar con sus
rifles y correr a caballo. Bebían juntos, cantaban, se reían y se
peleaban; trataban de presumir más y mentir más que los otros con
sus historias de aventuras y logros. Aquí estaban los tramperos
libres en toda su gloria.
Arte
En su búsqueda de pieles,
los montañeses
establecieron rutas nuevas
a Oregon y California.
Puede que “el rendezvous” haya sido divertido, pero la vida de los
tramperos estaba llena de peligros. Los atacaban ladrones de pieles,
indios, lobos y osos. El montañés Hugh Glass sufrió un ataque de una
osa madre que les tiró trozos de su carne a sus cachorros hambrientos
antes de que lo rescataran sus amigos.
Los accidentes eran comunes también. Un mal paso en una montaña o el haber juzgado mal la velocidad de los rápidos de un río, a
menudo acababa por la muerte súbita. Las enfermedades también
cobraban su cuota. Cuando en una ocasión un hombre preguntó por
noticias de una partida (grupo) de tramperos, le dijeron que “algunos
murieron por enfermedades persistentes y otros por balas y flechas
fatales”. De 116 hombres, escribió, “no quedaron más de dieciséis
vivos”.
Libertad y aventura A los tramperos les gustaba este modo de vivir
peligroso porque representaba libertad y aventuras. Un buen ejemplo
es Jim Beckwourth, un esclavo que se huyó de Virginia para convertirse en trampero de pieles. Mientras cazaba castores en las Rocosas,
Beckwourth fue capturado por los indios Crow (Cuervo). Según
Beckwourth, una anciana lo identificó como un hijo perdido desde
hacía mucho tiempo, y fue adoptado por la tribu. “¿Qué podía hacer?”
escribió después, “Aún si hubiera negado mi origen Crow, no me lo
hubieran creído”.
Beckwourth vivió con los Crow durante seis años y llegó a ser
jefe. Cuando dejó la tribu en 1830, el comercio de pieles estaba en
declive. Sin embargo, como otros montañeses, Beckwourth siguió su
vida de aventurero como explorador del ejército y comerciante. En
1850 descubrió el paso de nivel más bajo que atravesaba la Sierra
Nevada, que hoy día se conoce como el Paso Beckwourth.
El Legado de los montañeses En su búsqueda de pieles, los
montañeses exploraron la mayor parte del Oeste. Las rutas que
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descubrieron a través de las montañas y desiertos llegaron a ser los
Senderos de Oregon y California. Sus puestos de comercio se convirtieron en estaciones de provisiones para los colonos que seguían
estos senderos para llegar al oeste.
Un número sorprendente de los montañeses también dejaron otro
tipo de legado—sus diarios personales. Sus historias todavía tienen el
poder de hacernos reír y llorar—y hacer que nos preguntemos cómo
lograron sobrevivir como para contar sus historias.
16.5 Los Misioneros
Desde que Lewis y Clark aparecieron entre ellos, los Nez Percé
fueron amistosos con los americanos. En 1831, tres Nez Percé viajaron a San Louis para aprender más acerca de las costumbres de los
blancos. Ahí los Nez Percé preguntaron si alguien vendría al oeste a
enseñarle a su pueblo los secretos del “Libro Negro”, o la Biblia.
Varios misioneros respondieron al llamado. Los más conocidos
eran Marcus y Narcisa Whitman y Henry y Eliza Spalding. En 1836,
las dos parejas viajaron al oeste desde San Louis por el Sendero a
Oregon.
Era un viaje difícil. Narcisa describió las Rocosas como “las montañas más terribles por lo empinado”. Aún así, los misioneros llegaron
a salvo a Oregon, así comprobando que las mujeres podían aguantar el
viaje al oeste.
Un Principio difícil Al llegar a Oregon, el grupo se dividió. Los
Spalding se fueron a trabajar con los Nez Percé. Los Whitman trabajaron entre una tribu vecina, los Cayuse. Ninguna de las parejas
conocía mucho acerca de los pueblos que esperaba convertir. El resultado fue un comienzo marcado por dificultades.
Después de tres años, los Spalding finalmente lograron sus
primeros conversos. En 1839, Henry bautizó a dos jefes Nez Percé.
Un año después, uno de los jefes pidió que su hijo pequeño se bautizara también. El niño crecería para ser el líder nativoamericano mejor
conocido como el Cacique Joseph. Lo encontrarás de nuevo en este
libro.
Los Whitman tuvieron menos éxito. A los Cayuse les interesaban
más las armas y herramientas de los blancos que su religión. La pareja
también ofendió a los Cayuse. Se negaron a pagar por la tierra que
tomaron para su misión u ofrecerles regalos a sus visitantes, como era
la costumbre de los indios. No se convirtió a la nueva fe ni un solo
Cayuse.
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Capítulo 16
Arte
En 1836, Marcus y Narcisa
Whitman se casaron y
partieron a Oregon para
establecer una misión.
Aquí se ven en el acto de
ofrecer oraciones por un
viaje seguro.
Sendero a Oregon: una
ruta terrestre que se
extendía cerca de 2,000
millas desde
Independence, Missouri,
hasta el Río Columbia, en
Oregon
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Un Paraíso de pioneros Marcus Whitman fue más exitoso en conver-
tir a los americanos a la creencia que Oregon era un paraíso para los
pioneros. “No me preocupa tanto lo que pase con un conjunto particular de indios”, escribió. “Nuestro trabajo más grande es... ayudar a la
colonización blanca de este territorio y ayudar a fundar sus instituciones religiosas”.
En 1842, Marcus viajó a caballo al este. Por el camino les instó a
los americanos a que colonizaran Oregon. A su regreso, guió a un
grupo grande de colonos por el Sendero a Oregon. Pronto lo siguieron
más colonos. “Los pobres indios están sorprendidos por el número
abrumante de americanos que vienen al territorio”, observó Narcisa.
“Parece que no saben cómo considerarlo”.
En 1847, el sarampión llegó al oeste con los colonos e invadió la
misión de los Whitman. Marcus cuidó a los enfermos lo mejor que
pudo. Los Cayuse notaron que los blancos generalmente se recuperaban, mientras su propia gente moría. Se corrieron rumores de que los
Whitman les daban píldoras mortales a los indios. Guerreros enojados
atacaron la misión, matando a ambos Marcus y Narcisa.
Arte
Guerreros indios enojados
asesinaron a los Whitman
porque los culparon de una
epidemia mortal de
sarampión.
El Legado de los misioneros Como los sacerdotes españoles en
California, los predicadores americanos en Oregon esperaban que su
legado fuera grandes números de indios cristianos. De hecho, pocos
indios se hicieron cristianos. Sin embargo, muchos murieron de enfermedades que llegaron al oeste con los misioneros.
El verdadero legado de los misioneros fue el de abrir el Oeste a la
colonización. En California, Oregon y otros territorios, los colonos les
siguieron los pasos a los misioneros del oeste.
16.6 Las Mujeres pioneras
Las mujeres pioneras compartieron los peligros y el trabajo de poblar
el Oeste. La mayoría de esas mujeres eran esposas y madres de familia, pero había algunas solteras que iban en busca de terreno cedido por
el estado o el gobierno a los colonos con la condición de que lo trabajaran (o una heredad de colono), un esposo u otras nuevas oportunidades. Las pioneras no solamente ayudaban a moldear el futuro del
Oeste, sino que alcanzaban nuevo estatus para ellas mismas y para las
mujeres por todo Estados Unidos.
heredad de colonos: un
terreno donde los pioneros
podían construir un hogar,
granja o rancho
En el camino Entre 1840 y 1869, cerca de 350,000 personas viajaron
al oeste en carretas con toldo. La mayoría de los pioneros que iban
rumbo al oeste se reunían cada primavera cerca de Independence,
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Capítulo 16
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Missouri. Allí se formaban filas de carretas, cuyo conjunto era una
caravana de carretas cubiertas.
El viaje duraba de cuatro a seis meses y consistía en aproximadamente 2,000 millas. El espacio en la carreta estaba tan limitado que
las mujeres tenían que abandonar la mayoría de sus comodidades. Los
pocos tesoros que lograron que cupieran los tenían que tirar cuando el
camino se hacía muy empinado. A lo largo del Sendero a Oregon se
encontraban tirados muebles, vajillas, libros y otros objetos de valor
sentimental.
Se esperaba que las mujeres realizaran las labores que hacían en
casa, pero ya después de haber viajado de 15 a 20 millas cada día.
Cocinaban, lavaban ropa y cuidaban a los niños. Las comidas en el
camino eran sencillas. “El único cambio de comida era de pan y tocino a tocino y pan”, escribió Helen Carpenter .
El trabajo penoso a diario agotaba a las mujeres. Lavinia Porter
recordó, “Yo hacía un esfuerzo valiente por tener ánimo y paciencia
hasta que se acabara el trabajo del campamento. Entonces me echaba
a caminar más allá de los caballos y de los hombres y cuando se me
hacía que ya no me podrían oír, me tiraba al suelo del desierto hostil y
me daba rienda suelta como niña al sollozo y las lágrimas”.
Arte
Los pioneros que querían
mudarse al oeste se
reunían en Independence,
Missouri, en la primavera.
Allí formaron caravanas de
carretas de toldo antes de
emprender su viaje.
Peligros del camino La tasa de muerte a lo largo el camino era eleva-
da. Las enfermedades eran las peores asesinas. Los accidentes eran
muy frecuentes. La gente se ahogaba al cruzar los ríos. Los niños se
caían de las carretas y los aplastaban las ruedas. Los ataques de los
indios eran raros, pero la posibilidad de ellos hacía aumentar el presentimiento de peligro.
Para el final del viaje, cada mujer tenía una historia que contar.
Algunas habían visto estampidas de búfalos e incendios en las
praderas de las Grandes Llanuras. Otras por poco se hubieran congelado hasta la muerte en las montañas o muerto de sed en los desiertos.
Pero la mayoría de ellas sobrevivieron para establecer una vida nueva
en el Oeste.
Un grupo de pioneras se encaraba a un conjunto especial de peligros—las afro-americanas que se habían escapado de los estados que
practicaban la esclavitud o que habían acompañado a sus amos en el
viaje al oeste. A pesar de que la esclavitud era ilegal en la mayor parte
del Oeste, los cazadores de esclavos rastreaban a los fugitivos. No
obstante, a algunas afroamericanas, el viaje al oeste las llevaba a la
libertad. Por ejemplo, cuando el amo de Biddy Mason intentó llevarla
de California (un estado libre) a Texas, Biddy lo demandó en la corte
por su libertad y ganó el caso. Se trasladó a Los Ángeles, donde se
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Capítulo 16
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hizo una pionera bien conocida y asumió un puesto de liderazgo en la
comunidad.
El Legado de las pioneras El viaje al oeste cambió a las pioneras.
Las adversidades del viaje les sacaron a relucir habilidades y fortalezas que no sabían que poseían. “Sentí un gozo secreto”, declaró una
pionera de Oregon, “al ser capaz de tener el poder para poner en
movimiento los eventos”.
Y las mujeres sí acicateaban (ponían en marcha) muchos eventos.
En cualquier parte en la que se asentaban, florecían escuelas, iglesias,
sociedades literarias y grupos caritativos. Un buen ejemplo es Annie
Bidwell. Cuando Annie se casó con John Bidwell, se mudó a su rancho situado en el pueblo de hoy día de Chico, California. Allí les
enseñó a coser a las nativas americanas locales y les ayudó a sus hijos
a que aprendieran a leer y escribir en inglés. Annie convenció a John
que dejara de tomar alcohol—él clausuró la taberna que estaba localizada en su casa—y alentó a se construyera la primera iglesia en
Chico.
Annie se dedicaba a otras causas también, que incluían el
movimiento a favor de otorgarles a las mujeres un derecho que desde
hacía mucho se les negaba en el Este, el derecho al voto. El Territorio
de Wyoming era el líder al otorgarles en 1869 a las mujeres el derecho
al voto. Para 1900, 20 años antes de que las mujeres de toda la nación
ganaran el derecho al voto, las mujeres ya votaban en cuatro estados
del oeste. La libertad y la sensación de igualdad de las que gozaron
las mujeres del Oeste ayudaron a preparar el terreno para un trato más
egalitario de las mujeres en todo el país. Éste, tal vez, era el mayor
legado de las mujeres pioneras.
16.7 Los Mormones
En 1846, una caravana de pioneros se dirigió al oeste en busca de un
nuevo hogar. Al mirar hacia abajo la brillante superficie del Great Salt
Lake (el Gran Lago Salado) del estado actual de Utah, su líder,
Brigham Young, declaró, “¡Éste es el lugar!”
No era un sito prometedor. Un pionero describió el valle como un
“llano ancho y árido... de un calor achicharrante bajo el sol de verano”. Una mujer escribió, “Tan débil y cansada como estoy, preferiría
seguir mil millas más que quedarme aquí”. Pero ése era uno de los
atractivos del valle. Nadie más quería asentarse en el lugar que
Brigham Young reclamó a nombre de sus seguidores, los mormones.
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Arte
A pesar de que las mujeres
pioneras tenían que viajar
de 15 a 20 millas por día,
aún se esperaba que se
cuidaran de las tareas
caseras cuando se paraba
la caravana de carretas a
descansar por la noche.
Capítulo 16
223
Un Grupo perseguido Los mormones eran miembros de la Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Joseph Smith había fundado esta iglesia nueva en Nueva York en 1830. Smith enseñó que
había recibido un libro sagrado, El Libro de mormón, de un ángel. Él
creía que su tarea era fundar una comunidad de creyentes que
servirían a Dios con fidelidad.
Los seguidores de Smith vivían en comunidades cercanas, trabajando duro y compartiendo sus bienes. Sin embargo, no importaba en
qué parte se establecieran—inicialmente en Nueva York, después en
Ohio, Missouri e Illinois—los perseguían sus vecinos.
A muchas personas les ofendieron las enseñanzas de los mormones, especialmente su aceptación de la poligamia—la práctica de
tener más de una esposa. Otras personas resentían el crecimiento rápido del poder y riqueza de los mormones. En 1844, el resentimiento se
convirtió en violencia cuando una chusma en Illinois mató a Joseph
Smith.
Después del asesinato de Smith, Brigham Young asumió el liderazgo de los mormones. Young decidió trasladar a su comunidad a Utah.
Allí, a los mormones los dejarían en paz para seguir practicando su fe.
Al Oeste a Utah Young resultó un líder práctico y devoto. “Es bueno
rezar”, dijo, “pero cuando se necesitan papas horneadas y budín, los
rezos no los proporcionarán”.
Young planeó cuidadosamente cada detalle del viaje a Utah. Los
pioneros a los que guió al oeste se detuvieron por el camino para construir refugios y plantar cultivos para los que vendrían después.
Aún con todos los planes, el viaje resultó difícil. “Se nos hizo muy
raro”, escribió un mormón, “poder dejar un campamento sin tener
antes que enterrar a una o más personas”.
Cuando llegó al Great Salt Lake (Gran Lago Salado), Young
estableció el primer asentamiento, la Ciudad de Salt Lake. Cuando
Young murió en 1877, Utah tenía 125,000 mormones que vivián en
500 poblados.
Para sobrevivir en este territorio desértico, los mormones tuvieron
que aprender nuevas maneras de sembrar. Construyeron presas,
canales y diques de irrigación para llevar el agua valiosísima de los
arroyos de la montaña a sus granjas en el valle. Con esta agua,
hicieron que floreciera el desierto.
Arte
Cuando los mormones no
pudieron comprar carretas
o bueyes para hacer el
viaje a Utah, remolcaron
sus pertenencias en carretas de mano. ¿Qué características culturales les
contribuirían estos colonos
a las ciudades del Oeste?
mormones: Miembros de la
Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días.
Ultimos Días significa
“moderno”, mientras que
santos son las personas
que dedican su vida a
seguir las enseñanzas de
Dios.
El Legado de los mormones Los mormones fueron los primeros
americanos en poblar el Gran Valle. Ellos fueron los pioneros de los
métodos agrícolas que después adoptaron colonos de esta región seca.
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También ayudaron a otros colonos en su viaje al oeste. La Ciudad de
Salt Lake pronto se convirtió en una parada importante para los viajeros que se vieron necesitados de comida y provisiones.
Sin embargo, para los mismos mormones su legado más grande
era la fe que habían plantado tan firmemente en el desierto de Utah.
Desde su centro de la Ciudad de Salt Lake, la iglesia mormona ha crecido y llegado a ser una religión de alcance mundial con más de siete
millones de miembros.
16.8 Los Cuarenta y nueves
En 1848, el carpintero James Marshall estaba construyendo un aserradero en el Río Americano al norte de California. De repente vio un
objeto que brillaba en el agua. “Metí la mano y lo agarré”, escribió
más tarde. “Me latió más rápido el corazón, porque estaba seguro de
que era oro”.
Cuando se corrió la voz del descubrimiento de Marshall, la gente
lo dejó todo para precipitarse lo más rápido posible a los campos de
oro. “Todos se dirigían a las minas”, escribió un ministro, “algunos a
caballo, algunos en carretas y algunos en muletas”.
El Mundo se precipita a California Para 1849, decenas de miles de
buscadores de oro de todo el mundo se habían unido a la fiebre de oro
de California. Cerca de dos tercios de estos cuarenta y nueves eran
americanos. El resto llegaba de México, Sudamérica, Europa,
Australia y hasta China.
El primer desafío de los cuarenta y nueves era simplemente el llegar a California. Desde China y Australia, tenían que arriesgarse al
cruzar el Océano Pacífico. Del Este, muchos viajaban en barco hasta
Panamá en Centroamérica, y luego cruzaban las selvas peligrosas
hasta llegar al Pacífico donde abordaban barcos rumbo al norte a San
Francisco. Otros hacían el viaje arduo por tierra.
La mayoría de los cuarenta y nueves eran jóvenes y casi todos
eran hombres. Cuando Luzena Wilson llegó a Sacramento con su
familia, un minero le ofreció $5 por sus pastelillos, sólo por tener
“pan hecho por una mujer”. Cuando ella dudó, él dobló su oferta.
“Las mujeres eran escasas en esos días”, escribió. “Viví seis meses en
Sacramento y sólo vi a dos”.
Arte
La búsqueda de oro era
difícil. Los mineros pasaban largos días buscando
este metal precioso en el
lodo y las piedras de
arroyos congelados.
cuarenta y nueves: las personas (casi todos hombres
jóvenes) que se unieron a
la fiebre del oro de
California en 1849
La Vida de los campamentos mineros En cualquier parte en la que
se reportara el haber visto oro, campamentos mineros con nombres
como Mad Mule Gulch (Barranco de la Mula Loca) y You Bet (Eso Sí
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Que Es Cierto) aparecían de la noche a la mañana. En Coyote
Diggings (Túneles de Coyotes), Luzena encontró una “hilera de
carpas de lona”. Unos meses más tarde, “había dos mil hombres... y
las calles estaban llenas de cantinas y mesas de billares y cartas”. Los
mercaderes hacían una fortuna al vender huevos a 6 dólares la docena
y harina a 400 dólares el barril.
Sin policías que mantuvieran el orden, los campos eran lugares
rudos. Los mineros a menudo peleaban por los límites de sus reclamos
y castigaban a los criminales por su propia cuenta. “En el breve espacio de 24 horas”, escribió Louise Clappe, “teníamos asesinatos, accidentes terribles, muertes sangrientas, una chusma, incidentes de azote,
un ahorcado, un intento de suicidio y un duelo fatal”.
Excavar en busca del oro era un trabajo duro y tedioso. Los
mineros pasaron largos días cavando lodo, tierra y piedras mientras
estaban parados en arroyos congelados hasta la rodilla. “Muy pronto
se nos acabaron las fortunas fáciles”, escribió un minero en 1851.
“Actualmente somos miles de hombres en California que con todo
gusto nos iríamos a casa si tuviéramos el dinero”.
Arte
Los mineros echaban la
grava que habían paleado
en una caja estrecha llamada una caja de esclusa.
Con una corriente de agua
hacían que salieran las
partículas más ligeras para
que se quedaran las del
oro.
El Legado de los cuarenta y nueves Para 1852 se había acabado la
fiebre del oro. Mientras duró, cerca de 250,000 personas llegaron a
California. Para los indios de California, el legado de esta invasión era
temible. Entre 1848 y 1870, la guerra y las enfermedades redujeron su
población de 150,000 a sólo 30,000. Además, muchos californios les
perdieron su tierra a los recién llegados.
Los cuarenta y nueves también dejaron un legado de prosperidad.
Para 1850, California contaba con una población suficiente grande
como para convertirse en el primer estado del Oeste. Estos nuevos
californianos ayudaron a transformar el Estado Dorado en una tierra
diversa de oportunidad económica.
16.9 Los Chinos
Gam Saan—“Montaña de Oro”—fue el nombre que los chinos le
pusieron a California en 1848. Para los campesinos pobres y hambrientos, Gam Saan sonaba un paraíso. Ahí, les dijeron, “tendrán
sueldos magníficos, casas grandes, comida y ropa de la más fina
descripción... el dinero es abundante”.
Para 1852, más de 20,000 inmigrantes chinos se habían atrevido a
cruzar el Pacífico para llegar a California. En ese año, de cada diez
habitantes de California, uno era chino.
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Una Bienvenida incierta Al principio, los chinos recibieron una bien-
venida cordial. Lai-Chun-Chuen, entre los primeros inmigrantes,
observó que ellos “fueron recibidos como huéspedes” y “saludados de
una manera favorable”. En 1852, el gobernador de California elogió a
los inmigrantes chinos como “una de las clases más dignas de nuestros ciudadanos recién adoptados”.
Sin embargo, cuando la minería de oro se hizo más difícil los sentimientos por los inmigrantes comenzaron a cambiar. Un minero de
Chile se quejó, “Los yanquis tienen a todos los que no son americanos
por entrometidos [intrusos] que no tienen el derecho de venir a
California y recoger el oro”. De la misma manera, atacaron a los chinos.
Los mineros americanos acudieron al gobierno para que sacara a
los extranjeros de los campos de oro. En 1852, la legislatura del estado aprobó una ley que les ordenara a los mineros extranjeros que
pagaran una tarifa mensual por un permiso de minería. Cuando los
recolectores de impuestos llegaron a los campamentos, la mayoría de
los extranjeros se fueron. Un viajero los vio “esparcidos por los
caminos en todas direcciones”, como refugiados que huían de un
ejército invasor.
Arte
Miles de chinos dejaron su
país natal y se precipitaron
a los campamentos
mineros de oro de
California. La mayoría de
ellos fallaron en hacerse
ricos. Sin embargo,
muchos se asentaron en el
Valle Central de California,
donde su conocimiento de
la siembra ayudó al desarrollo de la región.
Los Chinos se quedan Sin embargo, los chinos pagaron el impuesto
y se quedaron. Cuando el impuesto minero falló en sacar a los chinos,
los americanos los amenazaron para que se fueran. Los blancos les
cortaban las largas queues, o trenzas que usaban los chinos hombres.
A los mineros chinos les quemaban sus chozas. A los incendios les
seguían las golpizas.
Los inmigrantes chinos, desnanimados, dejaron las minas para
abrir restaurantes, lavanderías y tiendas en las ciudades crecientes de
California. “Los mejores lugares para comer en San Francisco”,
escribió un minero, eran aquellos que abrieron los chinos. Se asentaron tantos chinos en San Francisco que los periódicos locales llamaron Chinatown (barrio o pueblo chino) a su vecindario. Hoy,
Chinatown es la comunidad china más grande y vieja de los Estados
Unidos.
Otros chinos explotaron sus habilidades de granjero en el fértil
Valle Central de California. Secaron sus pantanos y cavaron acequias
de irrigación para regar los campos áridos. Con el paso del tiempo,
ellos ayudarían a transformar a California en el productor de frutas y
verduras de América.
El Legado de los inmigrantes chinos La mayoría de los chinos que
llegaron a California en busca de oro esperaban regresar de ricos a
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China. Unos cuantos lo lograron. Sin embargo, la mayoría se quedó
en América. A pesar del continuo prejuicio contra ellos, su trabajo
duro, su energía y sus habilidades beneficiaron enormemente a
California y a otros estados del Oeste. “En la minería, la agricultura,
las fábricas y en las labores generales de California”, observó un
escritor en 1876, “se ha comprobado que el empleo de los chinos es
muy deseable”.
Los chinos no sólo ayudaron a construir el Oeste, sino también
hicieron que fuera un lugar más interesante en el que vivir. En
cualquier parte en que se asentaran, los inmigrantes chinos llevaban
las artes, los gustos, los aromas y los sonidos de una de las culturas
más antiguas y más ricas del mundo.
16.10 Resumen del capítulo
En los años 1800, el Oeste se convirtió en un imán que atraía a la
gente que buscaba aventura y oportunidad. En este capítulo aprendiste
acerca de los grupos que colonizaron el Oeste. Usaste una ilustración
de un pueblo del Oeste para estudiar ocho grupos de colonos y sus
contribuciones a la región.
La expedición de Lewis y Clark se dirigió al oeste con el propósito de encontrar el Pasaje del Noroeste y establecer relaciones amistosas con los nativos. Al hacer mapas y recoger información sobre
el Oeste, la expedición ayudó a preparar el camino para la futura
colonización.
En California, los colonos hispanoparlantes siguieron el paso de
los misioneros. El estilo de vida de los californios se giraba en torno a
los ranchos y la crianza de ganado.
Las pieles valiosas de castor—y una vida de aventura y libertad—
atrajeron a los tramperos de pieles al Oeste. Muchos de estos montañeses se quedaron como exploradores, guías y comerciantes.
Los misioneros viajaron a Oregon y a otros territorios del oeste
con la esperanza de convertir a los indios al cristianismo. A pesar de
que lograron pocos conversos, los misioneros atrajeron a otros
colonos al Oeste.
Muchas mujeres pioneras buscaron nuevas oportunidades en el
Oeste. Además de trabajar para establecer hogares y granjas, las
mujeres llevaron educación y cultura a los asentamientos.
Los pioneros mormones viajaron a Utah en busca de libertad religiosa. Los mormones construyeron ciudades y pueblos e introdujeron
nuevos métodos de cultivo en los llanos secos.
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Muchos colonos que se
mudaron al oeste
establecieron pueblos
pequeños. Algunos de
estos pueblos luego se
convirtieron en ciudades
enormes. Esta pintura
muestra la ciudad de Los
Angeles, California, que ya
abordaba sus límites. ¿Qué
características físicas y
culturales le puedes
observar?
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Los buscadores de oro de todo el mundo se precipitaron a
California en 1849. Pocos se hicieron ricos, pero muchos se quedaron
para ayudar a establecer la economía del nuevo estado.
La fiebre del oro atrajo a miles de inmigrantes chinos a California.
A pesar de que con frecuencia tuvieron que luchar contra prejuicios, la
mayoría de estos inmigrantes se quedaron en los Estados Unidos, trabajando como obreros y estableciendo nuevas granjas y negocios.
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