MOVILIDAD LABORAL COMO CRITERIO DE DELIMITACIÓN

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MOVILIDAD LABORAL COMO CRITERIO DE DELIMITACIÓN TERRITORIAL:
SU APLICACIÓN EN LA COMUNIDAD VALENCIANA
Julia Salom Carrasco
Universitat de València – Departament de Geografia
Elisabeth Delios
Licenciada en Geografía
1.
Introducción
La intensificación de la movilidad obligada por motivos de trabajo, al igual que sucede con el
resto de los desplazamientos de bienes y personas, es una tendencia de gran significación
territorial que no puede entenderse si no se toman en consideración los cambios en la
distribución espacial de la actividad económica, las preferencias residenciales y la creciente
especialización y segregación de usos del suelo, procesos que tienen como resultado una
creciente separación entre espacio productivo, residencial y de consumo. Ta nto geógrafos
como economistas han utilizado la información de los desplazamientos diarios residenciatrabajo como un indicador de las relaciones funcionales entre territorios y como base para
posteriores delimitaciones de regiones funcionales, siendo cada vez más frecuente su
adopción para analizar y comprender las tendencias actuales de crecimiento y cambio de los
sistemas urbanos.
A pesar de ello, son escasos los análisis y delimitaciones territoriales realizados a partir de la
movilidad obligada por motivos laborales en la Comunidad Valenciana, bien sea por la
escasez de fuentes primarias de información o bien por la complejidad técnica de este tipo de
análisis. El Censo de Población de 1991 incorporó por primera vez, para la totalidad de la
población y del territorio de esta comunidad, una pregunta específica sobre el municipio
trabajo y/o de estudio, pregunta que cruzada con la correspondiente a la relación con la
actividad, permiten detectar la mayor parte de los movimientos pendulares por motivos
laborales. Ello supone disponer de una fuente de información que abarca el 100 % de la
población y por tanto brinda un elevado grado de fiabilidad para el análisis de las pautas
existentes en diferentes colectivos y territorios que deberían ser periódicamente contrastadas y
actualizadas. La información censal disponible para 1991, no obstante, hace referencia sólo a
un tipo de desplazamiento de la población –por estudio y/o trabajo– y no refleja la totalidad
de los desplazamientos y en consecuencia las diferentes estructuras y formas de organización
del territorio.
Existen tres alternativas posibles de delimitación de áreas utilizando datos de flujos o
commuting: áreas de centralidad, áreas de cohesión y áreas de mercado de trabajo. La
diferencia entre las tres metodologías radica en los flujos considerados (unidireccionales o
bidireccionales) y en los umbrales establecidos. Mientras que en el primer caso se considera
el primer flujo de salida de un municipio, sin ningún umbral preestablecido, el segundo
método considera los flujos en ambas direcciones (origen-destino y destino-origen), fijando
un umbral mínimo de residentes/trabajadores en cada área para proceder a la agregación
territorial. En ambos casos, los resultados permiten conocer las jerarquías urbanas así como
delimitar las áreas de influencia de los principales núcleos de empleo.
El tercer enfoque tiene un objetivo diferente: se trata de delimitar los espacios en los que una
parte importante de la población desarrolla su actividad laboral y dónde los empresarios
reclutan la mayor parte de la mano de obra. Las delimitaciones se establecen igualmente a
partir de los flujos origen-destino y destino-origen, si bien en este caso, como más adelante se
detalla, se analizan todos los flujos existentes, ponderados según la población residente y el
empleo local. Las áreas resultantes, “Áreas de Mercado de Trabajo Local” (AMTL), pueden
estar constituidas por un único municipio o por la agregación de varios y representan
mercados relativamente cerrados, de forma que los desplazamientos se producen
mayoritariamente dentro de sus límites. Su aplicación más directa e inmediata es el análisis de
la evolución del empleo y desempleo, sus características, así como las del tejido productivo y
empresarial. Igualmente, esta delimitación funcional es relevante para una amplia gama de
decisiones de planificación económica y de infraestructuras.
La firma de un convenio de colaboración con el Instituto Valenciano de Estadística nos
permitió disponer de las matrices origen-destino para el conjunto de la Comunidad
Valenciana y realizar los distintos tipos de análisis citados, así como la caracterización de la
movilidad entre diferentes grupos socioeconómicos y territorios. Los objetivos de las
sucesivas investigaciones que a continuación se presentan de forma sintética son uno sólo:
identificar las estructuras territoriales a partir de una misma variable y en particular lograr
delimitaciones alternativas a los límites municipales y que reflejen los ámbitos reales de
relación y funcionalidad tanto en ámbitos urbanos como en los espacios interiores menos
urbanizados.
2.
El proceso de depuración de los datos
Una de las críticas más frecuentes realizadas a la información procedente de estas matrices
origen-destino se refieren a la fiabilidad de los datos de base. Existen, y lo hemos
comprobado, errores que dan lugar a flujos inexistentes en la realidad o al menos de difícil
realización, bien sea porque se registra un municipio de residencia que no es en la realidad el
permanente o bien por la incorrecta codificación posterior de los cuestionarios. Dentro de este
segundo grupo, los errores detectados son de dos tipos:
1. Codificación de los municipios con topónimos similares, como es el caso de
Tabernes de Valldigna (La Safor), Tavernes Blanques (L’Horta), Guardamar del
Segura (Baix Segura) o Guardamar (La Safor).
2. Incorrecta adjudicación del código correspondiente al municipio de destino. Por
ejemplo, flujos con origen en Alfafara y destino Cocentaina (código INE 3056)
aparecen reflejados con destino Elche (código INE 3065).
Para subsanar estos errores, señalados también por Casado (1996), se analizaron los cuatro
primeros flujos con origen en los 539 municipios y posteriormente los cuatro primeros flujos
con destino a los mismos municipios. Una paciente labor de contraste y corrección eliminó
una parte de los flujos incorrectamente adjudicados, poco significativos cuantitativamente
pero que podían distorsionar las delimitaciones territoriales. A pesar de esta primera
depuración, persistían registrados en la matriz original flujos de imposible realización diaria
por la distancia a recorrer. Es frecuente y conocida la práctica de mantener el domicilio
familiar como lugar de residencia a efectos censales aún cuando en realidad ésta esté fijada en
otro municipio. Esta práctica se encuentra muy extendida entre ciertos colectivos
profesionales con cambios frecuentes de residencia provocados por el propio ejercicio de la
actividad laboral, como es el caso de maestros, médicos o ATS. Por este motivo, entre otros,
en las matrices origen-destino aparecen desplazamientos regulares que no se pueden producir
en la realidad por la distancia que separa el municipio de residencia del de trabajo. En este
sentido, la deficiente comprensión del concepto “municipio de residencia” provocó que en la
matriz original apareciesen registradas más de mil personas que de forma regular se
desplazaban a trabajar al extranjero y más de seis mil que lo hacían a otra provincia española
no limítrofe con su municipio.
Para controlar este tipo de distorsión, debida tanto a un falso empadronamiento como a una
incorrecta codificación no detectada en la primera fase de contraste, se realizó una segunda
depuración cruzando los flujos origen-destino con la distancia, medida en tiempo y en
kilómetros, del desplazamiento. Normalmente se asume que el tiempo máximo que un
trabajador está dispuesto a recorrer diariamente sin que la carga y los costes del
desplazamiento superen las ventajas del desarrollo de la actividad laboral es de una hora.
Dentro de este límite se encontraban en 1975 el 95 % de los trabajadores europeos que
realizaban desplazamientos pendulares (EFILWC, 1982). El umbral de distancia, tras la
elaboración y análisis de los resultados, tuvo que ser desechado tras sucesivas pruebas según
diferentes umbrales. Las diferentes condiciones de accesibilidad en el territorio hacen que no
sea equivalente una misma distancia y que en consecuencia la fricción medida en costes y
tiempo invertido no pueda ser comparable. Por ejemplo, en el caso de la ciudad de Alicante,
los desplazamientos con destino a Alcoy, Orihuela o Villena quedaban anulados en el caso de
adoptar el límite de distancia en 50 kilómetros, mientras que quedaban incluidos si el límite se
fijaba en 60 minutos.
La utilización de este límite temporal de los desplazamientos fue posible por la existencia de
una matriz de distancias-tiempo elaborada para el conjunto de municipios de la Comunidad
Valenciana por la Consejería de Obras Públicas, Urbanismo y Transporte en 1994. Esta
matriz fue objeto también de un proceso de transformación para hacerla homogénea a la
correspondiente a los flujos de movilidad: se alteró el orden de los municipios, se anularon los
orígenes y destinos fuera de la Comunidad y se calcularon los valores en los casos en que
existía más de un punto de medición para un mismo municipio. Una vez depurada, se utilizó
como filtro de la matriz de movilidad, anulándose los flujos con un destino a más de 60
minutos de distancia.
3.
Las características espaciales de la movilidad laboral
Diariamente, en 1991, uno de cada cuatro ocupados (304.397 residentes) en esa fecha se
desplazaba diariamente a otro municipio para trabajar y un 15 % (188.543 residentes) llegaba
incluso a traspasar los límites de su propia comarca. La intensidad de los desplazamientos
intermunicipales en la Comunidad Valenciana se corresponde con las tendencias de otros
espacios desarrollados, si bien en estas fechas era inferior a la existente en Cataluña y en la
demarcación provincial de Barcelona en 1986, ámbitos en los que el 32 % y 29,3 % de los
ocupados trabajaba en un municipio diferente al de residencia (Generalitat de Catalunya,
1995:87).
Las principales características de esta movilidad son:
? Amplitud territorial: La movilidad residencia-trabajo de ámbito extramunicipal no
tiene destinos o procedencias restringidas a pocos municipios, sino que se produce en todo el
territorio valenciano. A excepción de un municipio (Castells de Cabres), en el que no se
registran salidas hacia el exterior, y de otros 16, en los que no existen flujos de entrada de
población alóctona, en los restantes 522 municipios existen flujos diarios de entrada y salida
de trabajadores. La magnitud de estos flujos, no obstante, es muy irregular: en el 63,1 % de
los municipios las salidas al exterior no superan el 25 % de los residentes y en el 29,7 % de
los municipios los flujos de entrada son inferiores al 25 % de la oferta de empleo local (OEL).
La diferencia entre ambos porcentajes deriva de las diferentes pautas de localización de los
dos elementos considerados: el empleo y la población.
? Desequilibrios en la oferta de empleo: Al relacionar la oferta de empleo local con
la población ocupada residente (OEL/POR) el resultado indica que en casi más de las tres
cuartas partes de los municipios valencianos (419) existe un déficit de puestos de trabajo,
mientras que en 120 la oferta de empleo es superior a su propio volumen de ocupados. La
distribución de áreas receptoras y emisoras no es homogénea: el 82,6 % de los municipios con
déficit tienen un tamaño inferior a 5.000 habitantes, mientras que de los 9 municipios con más
de 50.000 habitantes, 6 son áreas con excedente de puestos de trabajo en relación con el
volumen de ocupados.
? Grado de apertura de los municipios: Si bien varía según tamaños, no sigue una
distribución lineal. La regla general, no sólo en la Comunidad Valenciana, es que los
desplazamientos hacia el exterior sean más intensos, como proporción a la población local,
cuanto menor es el tamaño de núcleo, y a la inversa si la referencia se toma en relación con el
empleo. Esta norma en la Comunidad se verifica con dos excepciones: los municipios entre
10.000 y 50.000 habitantes, grupo al que pertenecen algunas ciudades intermedias y cabeceras
comarcales, presentan una intensidad de salida inferior a la correspondiente al estrato inferior
y superior. Igualmente, los núcleos cuya población de derecho era en 1991 de 5.000 a 50.000
habitantes, demuestran una mayor capacidad para que sus residentes desarrollen su actividad
en el mismo municipio. No obstante, el índice de equilibrio funcional de este grupo de
municipios es de 0,96, es decir que la oferta de empleo local es casi semejante a la población
ocupada residente, mientras que en las mayores ciudades de la Comunidad Valenciana dicho
índice es de 1,07.
? Fenómeno fundamentalmente metropolitano: A pesar de que en casi todos los
municipios valencianos existen salidas y entradas diarias de población laboral, los resultados
demuestran cómo en el País Valenciano la movilidad por trabajo es un fenómeno claramente
metropolitano. El Área Metropolitana de Valencia concentraba el 48,4 % de los movimientos
intermunicipales diarios de la región. Tanto por el número de residentes en otros municipios
no metropolitanos como por los residentes metropolitanos que traspasan los límites del área,
la comarca metropolitana de L’Horta constituye un primer centro emisor y de atracción de
flujos.
? Importancia de los desplazamientos a corta distancia: La movilidad de la
población ocupada en los espacios no metropolitanos tiende a ser mucho menos intensa -con
la excepción de El Comtat, que muestra un fuerte movimiento hacia Alcoy- y mucho más
restringida al ámbito intracomarcal. La movilidad entre municipios de una misma comarca
tiende a ser más intensa en las áreas desarrolladas industrial o turísticamente que en las
comarcas rurales del interior. Entre las primeras cabe destacar La Marina Baixa y La Safor,
donde un 17,9 % y un 16,9 % respectivamente de los ocupados residentes trabajan en otro
municipio de la misma comarca; estos valores son similares a los que se constatan dentro de
algunas comarcas del Área Metropolitana de Valencia, como L'Horta Nord o L'Horta Oest, y
suponen un nivel de movilidad intracomarcal notable. La Plana Alta y L'Alacantí presentan un
grado de movilidad intracomarcal algo menor, en torno a la media de la Comunidad
Valenciana –9,5 % y 9.8 % respectivamente–, denotando el fuerte peso demográfico de las
ciudades de Castelló n de la Plana y Alicante que, como importantes centros de servicios con
superávit de empleos, deben mostrar una tendencia baja a la movilidad extramunicipal. En
otras comarcas desarrolladas encontramos, sin embargo, una muy escasa tendencia a la
movilidad intracomarcal. Este es el caso de algunas comarcas industriales, en las que tienen
un gran peso municipios de tamaño medio y grande, y donde la escala de funcionamiento de
los mercados de trabajo tiende a ser básicamente intramunicipal; en esta situación podrían
incluirse El Baix Vinalopó, L'Alcoià y L'Alt Vinalopó, donde los ocupados que se trasladan
para trabajar a otro municipio de su comarca suponen respectivamente el 2,7, 3,1 y 3,7 % de
los residentes.
? Integración funcional de comarcas limítrofes: Los flujos hacia comarcas
limítrofes, equiparables a desplazamientos a corta y media distancia, son más intensos en
aquellas unidades dependientes de otras por su oferta o que forman una única entidad
funcional a la que se sobreimponen límites administrativos. El Comtat y L'Alcoià se
encuentran en esta situación, ya que las salidas fuera de la comarca en El Comtat se dirigen,
en más de un 50 % hacia L'Alcoià y otras comarcas limítrofes. En la comarca de L'Alcoià,
donde la permanencia de la población ocupada en el municipio de residencia alcanza en
máximo valor de toda la Comunidad Valenciana, las escasas salidas fuera de la comarca se
dirigen también en su mayoría hacia el área más inmediata. Esta integración entre comarcas
limítrofes se reproduce en La Ribera Alta y La Ribera Baixa, aunque en este caso las mayo res
relaciones se producen con la comarca de La Horta, cuya capacidad de atracción se extiende
por todas las comarcas de su periferia inmediata (Camp de Morvedre, Camp de Túria, Foia de
Bunyol y Las Riberas Alta y Baixa).
? Contrastes comarcales: La desagregación de los flujos de salida según diferentes
ámbitos da una imagen bastante nítida de cuáles son las unidades territoriales con un grado de
relación externa superior o inferior a la media.
Tipología comarcal según intensidad de los desplazamientos intracomarcales y
extracomarcales (*)
Tasa de movilidad intracomarcal
media = 9,28 %
Tasa de movilidad extracomarcal
media = 12,44 %
+
-
El Alto Mijares
La Foia de Bunyol
Los Serranos
El Valle de Ayora
El Rincón de Ademuz
El Comtat
La Canal de Navarrés
El Camp de Túria
El Camp de Morvedre
La Ribera Alta
La Ribera Baixa
El Alto Palancia
El Baix Vinalopó
La Plana Baixa
L'Alt Vinalopó
L'Alacantí
L’Alcoià
La Vega Baja
L'Alcalatén
El Vinalopó Mitjà
El Baix Maestrat
La Marina Alta
L'Alt Maestrat
La Marina Baixa
+
Els Ports
La Plana Alta
La Vall d'Albaida
La Plana de Requena-Utiel
La Costera
La Safor
L'Horta
* En porcentaje de la población residente comarcal
Fuente: Censo de Población 1991. IVE. Elaboración propia
Un primer grupo lo forman las comarcas con una tasa de movilidad intracomarcal e
intercomarcal inferior a la media, grupo al que pertenecen las dos comarcas con valores
máximos de movilidad intramunicipal (L'Alcoià y El Baix Vinalopó). L'Alcoià, El Baix y Alt
Vinalopó y La Plana de Requena-Utiel se encuentran en este subgrupo, si bien por motivos
diferentes: la estructura económica altamente especializada en el sector agrícola y la distancia
son factores que explican la baja movilidad fuera del propio municipio de residencia en la
comarca de Requena-Utiel. L'Alcoià, L'Alt Vinalopó y El Baix Vinalopó, comarcas en las que
la industria tiene una significativa participación, presentan unas pautas de movilidad
semejantes pero derivadas de la capacidad de atracción y contención de población de los
centros industriales allí existentes. El cuadrante opuesto de la tabla está formado por las
comarcas con una tasa de movilidad intracomarcal y extracomarcal superior a la media y, por
tanto, una reducida tasa de autocontención. El Comtat y La Foia de Bunyol, con tasas
intramunicipales inferiores al 70 % de los ocupados, son ejemplos de este subgrupo cuya
característica principal es su contigüidad espacial a grandes centros urbano- industriales.
(L'Horta, La Plana Baixa y L'Alcoià). El grupo más numeroso de comarcas corresponde a
aquéllas entre las que domina el flujo intracomarcal e intramunicipal y que se localizan, en
gran parte, en las áreas más densamente pobladas de la Comunidad Valenciana.
? Desigual distribución de la relación con municipios colindantes localizados en
otras provincias no valencianas: De los 58 municipios que en la Comunidad Valenciana
limitan con otra provincia no valenciana, 18 no presentan salidas de población con destino a
esos ámbitos. Esta elevada proporción (31 %) es lógica si se considera que en la mayoría de
los casos son municipios del interior de la provincia de Castelló, que es precisamente una de
las áreas con mayores tasas de contención. Las relaciones, en términos de movilidad obligada,
son mucho más intensas y frecuentes con municipios de la provincia de Tarragona y de
Murcia, destinos que representan el 35 y 36,5 % respectivamente de la movilidad hacia
provincias limítrofes. En el caso de la provincia de Tarragona, es de destacar que de los 7
municipios que forman el límite provincial de Castellón, en 6 de ellos el flujo hacia ese
ámbito es superior al 30 % de la movilidad intermunicipal, siendo especialmente significativo
el caso de Vinaroz, con un flujo diario de 335 personas que traspasan el limite provincial,
flujo que representa el 34 % del total de la movilidad intermunicipal.
4.
Las delimitaciones funcionales
Hasta aquí nos hemos referido a las características espaciales de la movilidad, con algunas
referencias a la organización territorial que esta movilidad está indicando. Sin embargo, es
posible utilizar los valores de los flujos como criterio para definir las relaciones de
dependencia y áreas de centralidad, delimitar las áreas de influencia de los núcleos y las
cuencas de oferta-demanda de empleo.
4.1
Áreas de centralidad
Las relaciones de dependencia entre municipios y territorios pueden analizarse utilizando la
movilidad laboral, ya que los desplazamientos, y los sentidos de los mismos, indican una
relación de dependencia así como el área de cada centro en la captación-emisión diaria de
mano de obra. La atracción efectiva de flujos de población ocupada por parte de un núcleo
puede establecerse de dos formas: considerando la totalidad de los flujos desde el exterior o
considerando sólo el flujo principal de cada municipio, desechando para el análisis los
restantes. Las jerarquías urbanas que resultan de aplicar uno u otro criterio se organizan y
componen de forma diferente; su interpretación también es diferente, ya que al considerar la
totalidad del flujo desde el exterior se prescinde de todo concepto relacionado con
jerarquización entre núcleos.
El valor absoluto del flujo al primer destino de cada municipio, sin ninguna limitación previa
de intensidad, define una serie de nodos (municipios en los que convergen al menos un flujo
desde el exterior) y áreas de centralidad. Estas áreas comprenden el territorio del municipio
que recibe uno o más flujos y el territorio de todos los que hacia allí envían su flujo principal.
No se trata de un área cerrada, sino que marca la dirección de las relaciones intermunicipales,
su polarización en torno a un número reducido de destinos. Define, por tanto, las relaciones
básicas que se establecen entre municipios y es un indicador eficaz para determinar el grado
de integración del territorio y la amplitud del área de influencia de los núcleos urbanos
(Generalitat de Catalunya, 1992).
La jerarquía territorial se ha estimado mediante la aplicación del algoritmo de agrupación
nodal de Nystuen y Dacey (1961) basado en la teoría de grafos y que ya fue utilizado para la
delimitación del área metropolitana de Barcelona (N unes, 1986). La autonomía o dependencia
de los flujos se ha determinado en función de que el primer flujo mayor se dirija o no a un
centro superior, considerando como centro superior aquél que posee una oferta superior de
puestos de trabajo. El método empleado se considera el más indicado para definir jerarquías
funcionales, ya que permite determinar los centros a partir de los propios datos, no a partir de
criterios preestablecidos.
Como ya se ha mencionado, a excepción de un único municipio, en el que no existe movilidad
intermunicipal, y de otros 16, que no son destino de ningún flujo desde el exterior, todos los
restantes (522) están en relación con otro como municipio destino de su primer flujo, si bien
en 94 municipios es inferior a 10 personas, en 234 es inferior al 10 % de los residentes y en
otros 230 la movilidad intermunicipal representa entre un 10 y un 25 % de los residentes.
En términos generales, estos flujos reflejan la estructura espacial del sistema urbano regional,
polarizado en las áreas de Valencia y Castellón y multipolar en las comarcas centrales y área
de influencia de Alicante. A partir del agrupamiento nodal, en la Comunidad Valenciana
aparecen 105 primeros destinos para los desplazamientos laborales. Estos centros presentan
características diferentes tanto por la intensidad de las relaciones como por la amplitud de su
área de centralidad. Valencia, Castelló n de la Plana y Alicante encabezan esta jerarquía de
núcleos tanto por la intensidad de sus vínculos, medida por el flujo desde el exterior, como
por el número de municipios dependientes.
El área de influencia de Valencia supera los límites provinciales, de forma coherente con su
papel de metrópoli regional y por las propias características de organización del sistema
urbano. Castellón de la Plana, con un número inferior de núcleos dependientes, extiende su
área de influencia sobre buena parte del territorio provincial en el que existen núcleos de
rango inferior (Onda, Segorbe, Alcora y Morella) que organizan un territorio más restringido.
Tanto en la provincia de Valencia como en Castellón existen espacios intersticiales en los que
predomina la relación local o simplemente una débil relación entre varios municipios
Jerarquía de centros según el flujo total desde el exterior y flujo principal intermunicipal
Flujo total desde el exterior (1)
Rango Municipio de destino
1 València
2 Alacant
3 Almussafes
Flujo principal intermunicipal (2)
Flujo desde
%
el exterior Com. Val.
61.699
12.220
10.086
20,3
4,0
3,3
4 Paterna
5 Castelló de la Plana
9.067
8.769
3,0
2,9
6 Quart de Poblet
7 Elx
8.007
5.152
8 Benidorm
9 Manises
Rango núcleo central
130
15
48
56.017
8.707
6.042
4 Paterna
5 Benidorm
2
11
4.571
3.469
2,6
1,7
6 Elx
7 Gandia
13
33
3.422
3.218
4.619
4.553
1,5
1,5
8 Elda
9 Almussafes
4
6
2.524
1.571
10 Gandia
11 Aldaia
4.348
4.343
1,4
1,4
10 Almassora
11 Alcoi
2
19
1.152
1.105
12 Elda
13 Torrent
14 Xirivella
4.022
3.658
3.543
1,3
1,2
1,2
12 Dènia
13 Cocentaina
14 Petrer
15
1
1
1.060
932
895
15 Dènia
16 Silla
3.515
3.461
1,2
1,1
15 Xàtiva
16 Nules
11
4
831
750
17 Burjassot
18 Beniparrell
3.104
3.061
1,0
1,0
17 Orihuela
18 Sagunt
6
8
740
696
19 Alboraya
20 Alaquàs
2.824
2.766
0,9
0,9
19 Alzira
20 Canals
3
7
672
646
21 Vila-real
22 Albal
2.706
2.657
0,9
0,9
21 Torrevella
22 Alcora
5
7
614
481
23 Sagunt
24 Mislata
25 Alzira
2.516
2.325
2.308
0,8
0,8
0,8
23 Ontinyent
24 Segorb
25 Onda
6
11
12
467
438
417
304.398
100,00
Comunidad Valenciana
1 València
2 Alacant
3 Castelló de la Plana
Nº
Flujo desde
municipios el exterior
(1) Se totalizan todos los flujos intermunicipales con destino en el municipio
(2) Se considera sólo la principal relación externa del municipio
Fuente: Censo de Población 1991. IVE. Elaboración Propia propia
(Peñíscola, Ayora o Requena, por ejemplo). En todos los casos, se trata de áreas distantes de
un centro de rango superior que no llega a hacer efectiva su atracción y en las que no existe
ningún núcleo susceptible de convertirse en centro.
De las tres capitales provinciales, es Alicante la que posee un área de influencia más reduc ida
tanto territorialmente como por el número de municipios dependientes. La competencia de
otros centros (Elche, Benidorm, Alcoy) restringe su capacidad de atracción. A diferencia de
Valencia y Castellón de la Plana, la densidad de flujos hacia el núcleo central es menor y por
tanto el grado de integración funcional del territorio es inferior. En las comarcas centrales
(L'Alcoià, El Comtat, La Vall d'Albaida, La Safor y La Marina Alta) las mallas de flujos
convergen en un número importante de núcleos de tercer y cuarto rango que organizan el
territorio inmediato pero sin una clara jerarquización. Alcoy y Denia dirigen su flujo laboral
principal no hacia Alicante, acorde con una estructura jerárquica, sino hacia Cocentaina y El
Verger respectivamente, indicando así la desvinculación funcional de estas áreas respecto a su
capital provincial. Elche, aun cuando por la dirección del flujo principal responde al modelo
teórico según el cual las ciudades se organizan siguiendo una estructura jerárquica en su
relación funcional, mantiene una débil relación con la capital provincial, inferior al 4 % de sus
ocupados, umbral mínimo para la representación cartográfica. Lo mismo sucede con Játiva y
Gandía, cuya dependencia respecto de Valencia según el flujo de mano de obra no supera ese
umbral. De esta manera, los flujos de movilidad laboral están señalando dos de las principales
debilidades del sistema urbano regional: la desarticulación de las comarcas centrales y la
incapacidad de la ciudad de Alicante para organizar su potencial área de influencia.
4.2
Las áreas de cohesión
A diferencia de lo que ocurría en el pasado, la movilidad de la población residente en un área
amplía progresivamente sus límites y es este nuevo ámbito de interrelaciones el que define la
ciudad real, que ya no responde al modelo de edificación compacta y continua, es decir,
físicamente de fácil identificación, sino que es variable y discontinua en el espacio. Para
delimitar esta nueva unidad (y realidad) territorial se ha utilizado como indicador la movilidad
por trabajo, ya que es “posiblemente el trabajo el primer elemento y el más inmediato, el que
convierte esta ciudad difusa en un espacio cotidiano, el que la hace efectiva y funcional”
(Castañer, 1992).
La metodología de delimitación de áreas de cohesión tiene la virtud de definir áreas
compactas y no sólo nodos. A diferencia de las áreas de centralidad, establecidas a partir de
una sola dirección de los flujos, las áreas de cohesión se definen considerando la relación
biunívoca entre los municipios. El área resultante, la ciudad real, pasa a ser un área funcional
que se estructura a partir de una relación de flujos cruzados con un centro que la dinamiza, si
bien existe una relación complementaria entre todas las partes. Reflejan, pues, tanto las
relaciones de dependencia como las de complementariedad 1.
1 Más específicamente, la metodología de delimitación es la siguiente: el método de análisis se basa en el valor
relativo de los flujos entre los diversos municipios del País Valenciano considerados de una forma biunívoca.
Dados dos municipios A y B, se toman en consideración los porcentajes que sus respectivos flujos en ambos
sentidos (de A hacia B y de B hacia A) representan, respecto a la población ocupada residente (POR) y a la
oferta de empleo local (OEL) de cada uno de ellos. Se vincula el municipio A a la zona de cohesión de B si un
15 % o más de la POR de A trabaja en B y/o si un 15 % o más de la OEL de A está ocupada por residentes en B.
El municipio B recibe la denominación de “municipio cabecera” (Generalitat de Catalunya, 1991, 1995; Palacio,
1991). Es decir, un área de cohesión se forma si al menos el 15 % de la población activa de un municipio se
desplaza a otro o bien si al menos un 15 % de los puestos de trabajo de un municipio están ocupados por activos
de otro. En el primer caso (relación de cohesión por POR), el municipio (B) que acoge más del 15 % de los
ocupados residentes en otro término (A) es la cabecera del área y, de hecho, es el núcleo receptor del excedente
de mano de obra del primero. Contrariamente a lo que cabría esperar, el hecho de que más de un 15 % de los
puestos de trabajo de un municipio (A) esté ocupado por residentes de otro ámbito (B) no implica que A sea la
cabecera, sino el núcleo dependiente de B. Este es el caso de los municipios en los que existe un polígono
industrial o municipios hacia los que, por el menor coste del suelo, se ha dirigido la actividad secundaria y
terciaria.
A partir de los datos contenidos en las matrices origen-destino del Censo de Población de
1991, se delimitaron 45 áreas de cohesión en el País Valenciano, que incluyen 243
municipios, un 45 % del total de los municipios existentes en esa fecha. Estas áreas incluían
un 70,5 % de la población total, un 71,1 % de la población ocupada, y representaban el 40,8
% del territorio regional (Salo met al., 1996).
Territorialmente, los ámbitos donde la mayoría de los municipios son autocontenedores de las
relaciones residencia-trabajo son las comarcas más agrícolas y desestructuradas
territorialmente, ámbitos que representan más de la mitad del territorio, pero tan sólo un tercio
de la población. Pero no todo el espacio interior se encuentra en esta situación y quizás uno de
los aspectos más llamativos sea el elevado grado de integración funcional que muestra el
traspaís rural respecto a los principales centros urbanos litorales. Buen ejemplo de ello es la
integración de algunos municipios de las comarcas de L’Alcalatén y Alto Mijares con la
ciudad de Castellón.
Principales características de las Áreas de Cohesión
Población del Área
Nº Áreas % Áreas Población (1) % Población Empleo (2) % Empleo
0-1.000
8
17,78
3.316
0,38
1.001-2.000
4
8,89
5.810
0,67
2.001-5.000
12
26,67
41.922
4,85
5.001-10.000
11
24,44
87.740
10,15
10.001-20.000
3
6,67
44.666
5,17
20.001-50.000
4
8,89
95.558
11,06
50.001-100.000
1
2,22
55.849
6,46
100.001-200.000
1
2,22
103.751
12,01
>200.000
1
2,22
425.587
49,25
Total Áreas Cohesión
45
100,00
864.199
100,00
Fuente: Censo de Población 1991. IVE. Elaboración Propia
(1) Población ocupada residente = Flujo interno + flujo hacia el exterior
(2) Empleo localizado = Flujo interno + flujo desde el exterior
2.853
6.374
41.185
86.145
43.516
97.450
59.043
100.686
430.658
867.910
0,33
0,73
4,75
9,93
5,01
11,23
6,80
11,60
49,62
100,00
La significación de estas áreas es, sin embargo, muy diferente: más de la mitad (52,2 %) está
formada por sólo dos municipios y sólo Valencia, Castellón y Gandía son cabeceras de áreas
formadas por más de 10 municipios. Estas diferencias se deben en parte a la consideración
simultánea de dos criterios de dependencia (por POR y por OEL), lo que implica que se
consideren tanto casos de dependencia del mercado de trabajo de la ciudad central como
fenómenos generados por el proceso de descentralización de actividades industriales o de
servicios 2. Pero las diferencias van más allá de este hecho, ya que encontramos también
fuertes contrastes en la intensidad y carácter de los flujos que nos indican la existencia de
distintos procesos subyacentes de integración funcional. Así, en el País Valenciano, y de
acuerdo con estas características, es posible distinguir:
2 En este sentido cabe indicar que durante el proceso de agregación y adjudicación de la “cabecera” se detectaron
10 municipios en los que la adscripción según la población residente no coincidía con la correspondiente al
empleo y 11 en el caso inverso. La adscripción definitiva se realizó aplicando la fórmula del valor de relación de
Ball.
?
?
?
Áreas extensas, formadas por más de tres municipios -Valencia, Gand ía, Castellón,
Alcoy, Benidorm, Alicante, Albaida, Alcora, Benicarló, Canals, Onda, Muro de
Alcoy, Segorbe, Sagunto y Játiva-, frente a áreas de cohesión reducidas, formadas
habitualmente por dos o como máximo tres municipios próximos –Denia, Elda,
Forcall, Vall de Uxó, Lliria, Orihuela, Sueca, Villafranca, Pobla Llarga, Ludiente,
Onteniente, Requena, Villena, Ademuz, Alcantera, Ayora, Bejís, Benigánim,
Benissa, Bigastro, Callosa d’En Sarrià, Càcer Alfarrasí-Montaberner y GuadalestBenimantell.
Áreas complejas, caracterizadas por la presencia de fenómenos de subrogación (lo
que indica subcentros y una mayor complejidad jerárquica) y procesos tanto de
dependencia respecto a la ciudad central como de descentralización productiva Valencia, Alcoy, Castellón y Gandía son los ejemplos más importantes-, y áreas
simples, caracterizadas exclusivamente por procesos de dependencia de los
municipios próximos respecto a un lugar central que constituye el principal centro
de empleo (Onda, Alcora, Canals, Albaida, etc.).
Áreas de carácter exclusivamente urbano, compuestas por una ciudad central y los
municipios inmediatos, producto de la expansión urbana (Alicante), y áreas mixtas
urbano-rurales, donde, además de la corona suburbana, encontramos fenómenos de
dependencia funcional que afectan a un gran número de municipios rurales, en
algunos casos situados a una distancia considerable (sobre todo, Valencia y
Castelló n).
Por otra parte, el análisis de estas ciudades reales modifica de manera sustancial la visión que
habitualmente se tiene tanto de la organización espacial de la región como de las
características de su sistema urbano. Al utilizar estas unidades territoriales, el índice de
primacía regional asciende significativamente: el porcentaje que supone la ciudad de Valencia
sobre la población de las cuatro primeras ciudades de la región pasa del 56,2 % al 66,1 %. Por
otra parte, la relación rango-tamaño de los centros teniendo en cuenta las áreas de cohesión
refleja mucho más nítidamente la existencia de una jerarquía urbana compuesta por cuatro
niveles: capital regional (AMV), subcapitales regionales (Alicante, Elche y Castellón),
centros supracomarcales (Benidorm, Elda, Gand ía, y Alcoy) y centros y subcentros
comarcales (Sagunto, Orihuela, Alcira, Villareal, Ont eniente, Villena, Denia, Vall de Uxó,
Játiva, Algemesí, Burriana, Torrevieja, Sueca, Crevillente, Novelda, Onda, Ibi, Vinaroz,
Oliva, Carcagente, etc.).
Las diferencias que se introducen en relación con la jerarquía demográfica municipal son las
siguientes:
?
Capital y subcapitales regionales: El orden jerárquico de las primeras cuatro
ciudades valencianas se mantiene, si bien la población incluida (salvo en el caso de
la ciudad de Elche) se incrementa respecto al análisis tradicional, aumentando así
el grado de primacía. Resulta significativo que, pese a su proximidad geográfica y
al voluntarismo de los proyectos de integración funcional entre Alicante y Elche,
ambas ciudades aparezcan netamente desconectadas según este análisis.
?
Centros supracomarcales: Este segundo escalón funcional incluye las ciudades
que ocupan los puestos que van desde el rango 5 al 10, aproximadamente. El uso
de las áreas de cohesión incrementa el escalonamiento de la gráfica, resaltando la
importancia funcional de este grupo de ciudades, muy superior a la de la población
contenida en su término municipal. Las principales diferencias en relación con la
jerarquía demográfica municipal consisten en la desaparición de Torrente,
subsumido en el área de cohesión de Valencia, y el ascenso de Benidorm, cuya
área de cohesión es bastante importante.
?
Centros comarcales y subcomarcales: A partir del puesto 10 las diferencias entre
las jerarquías tradicional y por áreas de cohesión aumentan al desaparecer
bastantes centros de entre 20.000 y 40.000 habitantes, que pasan a formar parte de
las áreas de cohesión encabezadas por otros municipios, en particular del AMV.
Debido a ello, este nivel funcional resulta ser de bastante menor importancia de lo
esperado, generando un mayor grado de primacía en la jerarquía urbana.
Las implicaciones de estas modificaciones en la política territorial y urbanística son evidentes.
Destacaríamos en particular que la visión tradicional del sistema urbano valenciano
caracterizado por un relativo equilibrio debido a la abundante presencia de ciudades
pequeñas-capitales de comarca deja paso a un sistema urbano con una primacía más marcada
y una menor importancia funcional de lo esperado de los centros pequeños y medianos. Frente
a esto, el potencial de ordenación se centra en algunos centros medianos como Alcoy,
Sagunto, Elda, Gand ía, Orihuela y Benidorm, cuyo papel queda así revalorizado.
Finalmente, hay que destacar la importancia que adquiere el uso de estas áreas, frente a las
tradiciona les unidades municipales, como base territorial de análisis de los procesos de
difusión urbana recientes. En el caso del País Valenciano, nos ha permitido ver que la
aparente inversión de las tendencias a la aglomeración que se observa en el decenio 19811991 desaparece para dar lugar a un claro incremento de las tasas de crecimiento con el
tamaño (salvo en el intervalo mayor). La aparente contraurbanización de este decenio se
debería en realidad al aumento de la capacidad de atracción y, por tanto, al crecimiento
demográfico de los pequeños municipios y ciudades medias que forman parte de las áreas
urbanas mayores y más dinámicas, debido a la intensificación de los procesos de
descentralización y suburbanizació n metropolitanas y no a una pérdida de atractivo de las
aglomeraciones. Aunque no de forma tan terminante, las conclusiones referidas al periodo
1991-1996 son similares.
CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO DE LOS MUNICIPIOS VALENCIANOS SEGÚN
TAMAÑO. 1981-1996
Tasa de crecimiento anual acumulado Tasa de crecimiento
(%)
migratorio
Tamaño del municipio (*)
1981-1991 (a)
1991-1996 (b)
1991-1996
<=2.000
-0,53
-0,11
4,54
2.001-5.000
0,59
0,52
5,33
5.001-10.000
0,89
1,48
13,30
10.001-30.000
0,77
0,97
7,97
30.001-50.000
0,83
0,88
6,16
50.001-100.000
0,51
0,38
2,29
100,001-500.000
0,94
0,38
1,17
>500.000
0,11
-0,16
-1,57
Comunidad Valenciana
0,56
0,57
4,70
Fuente: Censo de Población 1981 y 1991. Padrón de Población 1996. INE e IVE.
(*) Se considera el tamaño del municipio según la adscripción existente al principio del periodo
intercensal (1981 y 1991)
(a) Valores Censo 1981 y 1991
(b) Valores corregidos 1991 y 1996
CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO DE LAS CIUDADES REALES VALENCIANAS
SEGÚN TAMAÑO.
T. Crecimiento anual
Tasa de Crecimiento
acumulado (%)
Migratorio (por mil)
Área de Cohesión / Tamaño del
1981-1991 (a) 1991-1996 (b)
1991-1996
municipio (*)
<=2.000 habitantes
-0,69
-0,37
2,66
2.001-5.000
0,28
0,43
4,64
5.001-10.000
0,52
1,04
8,95
10.001-30.000
0,58
0,79
7,34
30.001-50.000
0,63
0,51
3,12
50.001-100.000
1,02
0,67
5,51
100,001-500.000
1,07
0,84
5,53
>500.000
0,34
0,32
2,29
Total Áreas de Cohesión
0,56
0,57
4,70
Fuente: Censo de Población 1981 y 1991. Padrón de Población 1996. INE e IVE.
(*) Las Áreas de Cohesión han sido definidas según los flujos intermunicipales de movilidad obligada
diaria por motivos laborales considerándose la población del conjunto de municipios que la integran. En
los casos de municipios autosuficientes, se considera la población de cada municipio.
(a) Valores Censo 1981 y 1991
(b) Valores corregidos 1991 y 1996
4.3
Los mercados de trabajo locales
Áreas de cohesión y áreas de centralidad definen dos tipos de estructuras territoriales
diferentes y complementarias. Una última delimitación territorial a partir de la variable
movilidad obligada es la de áreas de mercado de trabajo considerados como “el área en el que
un trabajador busca empleo y en el que los ocupados pueden cambiar de empleo sin cambiar
de residencia” (Smart, 1974). En síntesis se trata de áreas cuya característica principal es
contener dentro de sus fronteras la mayor parte de los flujos residencia-trabajo de su
población, minimizando la importancia tanto de las salidas al exterior de residentes como de
las entradas de población foránea. Un Área de Mercado de Trabajo Local es, por tanto, la
mínima agrupación de municipios que tienen entre sí más interacción absoluta o relativa que
con los restantes y que engloba una gran parte de los flujos diarios por motivo de trabajo. De
ahí que para todo el proceso de aplicación de esta metodología sea fundamental el carácter
abierto (no autosuficiente) o cerrado de un municipio.
El proceso de delimitación se basa en la determinación de un valor umbral a partir del cual
podamos considerar que, efectivamente, la mayoría de los flujos residencia-trabajo se
producen dentro de las fronteras de una determinada área, procediendo a la agregación de
aquellos municipios que no alcanzan por sí solos dicho umbral, es decir, de los municipios
abiertos.
La elección de este umbral no resulta una cuestión baladí, pues de ella va a depender el
tamaño de las áreas delimitadas y el tipo de estructuras territoriales puestas de relieve. El 50
%, empleado en las delimitaciones de mercados de trabajo que se realizan en Francia (Zones
d’Emploi) y Alemania (Arbeitsmarktregionen), o el 75 %, empleado en el Reino Unido
(Travel-to-Work Areas), son los más frecuentemente utilizados, a los que se añade en
ocasiones el del 90 %. De acuerdo con Smart (1974) cada uno de estos umbrales permite
identificar un tipo diferente de estructura territorial- urbana a una diferente escala espacial:
municipios obvios con un umbral del 50 %, sistemas urbanos con el 75 %, y regiones urbanas
con el 90 %. A medida que crece el umbral empleado también lo hace el tamaño de las áreas
delimitadas.
El establecimiento del umbral debe hacerse teniendo en cuenta, además del tipo de
delimitación que se persigue, las características de la movilidad obligada en la región teniendo
en cuenta la distribución que presenta la proporción de residentes que no sale del área para
trabajar (Tasa de Autosuficiencia según POR) y la proporción de empleos ocupados por
residentes en el área (Tasa de Autosuficiencia según OEL), así como de las características de
los municipios considerados según distintos criterios. Si bien existen diferencias en los
valores medios y en la distribución de ambas tasas, el umbral utilizado en otros estudios se
ajusta a las pautas de movilidad en la Comunidad Valenciana.
El umbral del 75 % es superado en 379 municipios según OEL y en 199 según POR, es decir,
en un 70,3 % y un 36.9 % respectivamente del total de municipios. Estas diferencias reflejan
tendencias muy contrastadas en la distribución del empleo y de la residencia. Resulta mucho
más frecuente el caso de municipios que no alcanzan el umbral de autosuficiencia requerido
según POR antes que según OEL, indicando que están más concentrados espacialmente los
empleos que las residencias, lo que provoca la existencia de flujos de salida neta de la
población para un gran número de municipios.
Por tamaño de municipios, en los municipios de más de 50.000 habitantes la permanencia por
cualquiera de los dos conceptos es superior a la media, mientras que en los municipios de más
de 5.000 y menos de 50.000 habitantes constituyen los núcleos de atracción. Los municipios
de menos de 1.000 habitantes son, por el contrario, los núcleos de emisión por excelencia, ya
que en más de un 70 % de estos núcleos, más de un tercio de su población se desplaza fuera
del municipio diariamente.
Aunque existen diversos métodos de agregación de municipios, hemos optado por llegar a tres
delimitaciones de síntesis de las AMTL en el País Valenciano, una para cada uno de los
umbrales mencionados (50, 75 y 90 %), combinando los diferentes métodos de agregación
(algoritmo de los flujos absolutos, relativos y del máximo valor de relación). De esta forma
será más fácil explicar mejor las estructuras y jerarquías territoriales subyacentes a diferentes
escalas espaciales. Para ello se han seguido los siguientes criterios a la hora de optar, para
cada AMTL, por uno u otro método:
1. Las áreas del 50 % deben quedar incluidas dentro de las del 75 %, y éstas en las
del 90 %.
2. En cada caso hay que optar por el método que fragmente más las áreas, pues ello
nos permitirá llegar hasta la unidad mínima de mercado.
3. No se ha considerado como criterio previo la exigencia de contigüidad, si bien a
medida que incrementamos el umbral ésta va consiguiéndose de forma espontánea.
Los resultados obtenidos para cada una de estas delimitaciones son:
? Umbral del 50 %: 48 áreas de mercado intermunicipales que reúnen 151
municipios (3,1 municipios por área), esto es, el 28,0 % de los existentes. Esta delimitación
agrupa el 20,2 % de la superficie regional, el 51,4 % de la población de derecho, el 51,8 % de
la población ocupada residente y el 52,8 % de los empleos localizados. El tamaño medio del
área es de 41.328 habitantes.
? Umbral del 75 %: 80 áreas de mercado intermunicipales que reúnen 396
municipios (5,0 municipios por área), esto es, el 73,5 % de los existentes. Esta delimitación
agrupa el 61,5 % de la superficie regional, el 84,1 % de la población de derecho, el 84,6 % de
la población ocupada residente y el 84,9 % de los empleos localizados. El tamaño medio del
área es de 40.567 habitantes.
? Umbral del 90 %: 37 áreas de mercado intermunicipales que reúnen 502
municipios (13,2 municipios por área), esto es, el 93,1 % de los existentes. Esta delimitación
agrupa el 89,7 % de la superficie regional, el 99,4 % de la población de derecho, el 99,4 % de
la población ocupada residente y el 99,4 % de los empleos localizados. El tamaño medio del
área es de 103.583 habitantes.
Las delimitaciones según estos tres umbrales revelan también:
? La persistencia de los municipios que no están integrados en ninguna AMTL, ni
siquiera empleando un umbral del 90 %. Ello podría atribuirse, en parte, a la escasa
movilidad que inducen/atraen algunos municipios pequeños, fuertemente envejecidos y donde
la actividad agraria resulta hegemónica. No obstante, dada su localización frecuente en los
límites de la región, la explicación de este hecho hay que buscarla también en su vinculación
funcional con espacios externos a la región. El ejemplo más significativo lo ofrecen algunos
municipios del margen noroeste de la región, desde La Plana de Requena-Utiel hasta El Baix
Maestrat, cuya vinculación más estrecha (al menos un 10 % de sus entradas y/o salidas) se
produce con otros municipios fronterizos de las provincias de Tarragona, Teruel o Cuenca.
Sin embargo, aún utilizando un umbral elevado persisten áreas sin integrar. La principal
virtud del umbral del 90 % es la inclusión de la casi totalidad de los municipios de la región y
la contigüidad espacial de las mismas, pero es de resaltar que muchas de las áreas delimitadas
son de un tamaño manifiestamente reducido, con un carácter prácticamente municipal, en
especial en el sur de la provincia de Alicante, sólo superable con el umbral al 90 %. En este
sentido, considerando los resultados obtenidos en las anteriores delimitaciones funcionales,
todo indica que en la mitad sur de la Comunidad Valenciana ningún centro urbano es capaz de
organizar de forma clara los flujos de movilidad a una escala supracomarcal.
? Reducida dimensión de las AML: Al comparar la dimensión media de las AMTL
en el País Valenciano con la experiencia de otros ámbitos territoriales, es aún más llamativa
su elevada fragmentación y limitada extensión. La dimensión media de los mercados de
trabajo valencianos con el umbral del 75 % rondaba las 40.000 personas; cifra inferior a la
correspondiente a las Travel-to-Work Areas inglesas 3, que cuentan como media con 170.000
habitantes (CEE, 1991), o las AML identificadas en Cataluña con el umbral del 75 %, que
alcanzan los 63.000 habitantes de media (Generalitat de Catalunya, 1995).
? El numero de unidades no disminuye conforme aumenta el umbral requerido
para la agregación: Esto es explicable porque las AMTL identificadas con umbrales más
altos pueden incluir no sólo a las áreas existentes en umbrales inferiores sino también a
nuevos municipios que previamente habían quedado fuera de la delimitación por ser
autosuficientes. De esta forma se explica que aparezcan más áreas con el umbral del 75 % que
con el del 50 %, al mismo tiempo que su tamaño, en términos de población media, disminuye.
Sin embargo, el principio de ordenación jerárquica se deja sentir claramente una vez que
superamos el umbral del 75 %, que ya reúne a la mayoría de municipios y de la población
regional: las áreas de mercado del 90 % sí son básicamente agregaciones de áreas ya
delimitadas en el nivel del 75 %, de ahí que se reduzcan en número y que su tamaño, ahora sí,
se incremente notablemente.
Existen algunas excepciones a esta relativa debilidad de una estructura jerárquica conforme se
incrementa el umbral: el AMV en la que se fusionan las subáreas identificadas con el límite
del 50 % (Valencia, Aldaya, El Puig, Massamagrell y Catarroja) y el Área Urbana de Alicante
donde se unifican las dos subáreas de Alicante y Campello, o el Área Urbana de Gand ía
donde se fusionan las subáreas de Gand ía, Alqueria de la Comtessa, Daimús, Llocnou de Sant
Jeroni y Rótova.
? Cada umbral permite visualizar una estructura territorial: Cuanto menor es el
umbral con el que trabajamos, más potentes interrelaciones están expresando las
delimitaciones alcanzadas entre los municipios que forman cada área: éstas son máximas si
empleamos el umbral del 50 % y marcadamente laxas si empleamos el umbral del 90 %. La
imagen resultante a través de la combinación de los diferentes umbrales de autosuficiencia
resulta, por tanto, ciertamente compleja; la inclusión de unas áreas dentro de otras debe
entenderse desde esta perspectiva. Las áreas en las que existen flujos muy intensos son, por
regla general, de pequeño tamaño, y muy frecuentemente, aunque no siempre, están
polarizadas en torno a núcleos urbanos de cierta entidad que muestran aquí su área de
influencia más inmediata e intensa. Se trata de agrupaciones funcionales obvias, uniendo
conurbaciones o municipios muy próximos geográficamente entre sí, o aquéllos que por su
reducido tamaño y la proximidad a un centro mayor muestran una marcada dependencia
funcional, y es especialmente adecuado para detectar los mercados de trabajo en el entorno
inmediato de áreas urbanas y metropolitanas.
De acuerdo con el umbral del 75 %, al reducir el grado de intensidad requerido en la
interrelación municipal permite la aparición de un mayor número de áreas, además de la
expansión territorial de las existentes previamente. Este es el umbral que normalmente se
3 La comparabilidad de nuestros datos con las Travel-to-Work Areas inglesas no es sin embargo total, en la
medida en la que en la elaboración de aquellas se siguen criterios de contigüidad espacial y adscripción
exhaustiva a áreas de todas las unidades locales.
emplea con fines de planificación; sin embargo, en nuestro caso su potencial utilización para
tareas aplicadas de ordenación territorial se ve restringida. Así, se aprecia una notable
fragmentación en las áreas resultantes, y en la mayoría de los casos las AMTL identificadas
tienen una escala comarcal o, muy frecuentemente, infracomarcal. Como ejemplo de esta
fragmentación de los mercados de trabajo, baste mencionar los casos de La Vall d’Albaida,
donde podemos encontrar cinco diferentes áreas (Onteniente, Bocairent, La Olleria, Castelló
de Rugat, y Llutxent), de La Ribera Alta (Vilanova de Castelló, L’Alcúdia, Pobla Llarga,
Alberique y Alcira), o de la Marina Alta (Jávea, Benissa, Pedreguer, Orba y Denia).
Asimismo, resulta remarcable que una cuarta parte de los municipios, que reúnen un 15 % de
la población regional, no aparezcan integrados en ninguna AMTL con un umbral del 75 %.
Este inconveniente tiene además una clara expresión territorial, pues resulta especialmente
frecuente en el caso de los municipios altamente industrializados del valle del Vinalopó o de
la Foia de Castalla, mostrando lo extremadamente frecuente que es encontrar mercados
laborales de escala exclusivamente municipal: en este sentido, Elche resulta un caso
paradigmático.
? Escasa correspondencia con unidades territoriales de carácter administrativo:
Si la aplicación más directa de las AML es como base territorial para estadísticas laborales,
llama profundamente la atención la escasa correspondencia que existe entre estas áreas y las
actuales unidades espaciales de actuación y recogida de información sobre mercado de trabajo
(comarcas, municipios). Más llamativa es la falta de correspondencia que existe entre las
áreas de cobertura de las diferentes oficinas del INEM y las AML. Si bien eran previsibles
ciertos desajustes derivados de los criterios administrativos con que se establece la
localización de este tipo de oficinas, las diferencias son demasiado acusadas. Quizás fuera
conveniente reflexionar sobre la validez de los criterios seguidos para la localización de las
oficinas del INEM como factor necesario para lograr una mayor capacidad de intervención
sobre la dinámica del mercado de trabajo, tanto sobre la oferta como sobre la demanda.
En síntesis, parece claro que la delimitación de mercados de trabajo local en el País
Valenciano se ve afectada por la existencia de fuertes contrastes territoriales en cuanto a la
propensión de la población a desplazarse fuera de su municipio de residencia para trabajar.
Cuando la movilidad es muy reducida, es preciso trabajar con un umbral muy elevado (90 %)
para que se hagan evidentes las estructuras más básicas, de escala aproximadamente
comarcal, de los mercados de trabajo, como por ejemplo en las comarcas del sur de la
Comunidad Valenciana. En el extremo opuesto, si la movilidad es particularmente intensa, las
estructuras territoriales básicas se observan empleando el umbral del 50 %, como sucede por
ejemplo en el AMV, así como en entornos no metropolitanos (áreas de Gand ía, Onda o
Alcora).
5. Conclusiones: el modelo territorial de la Comunidad Valenciana a la luz de las
metodologías empleadas
Distintas metodologías empleadas sobre la misma fuente de información revelan aspectos
diferenciados y, en cierta medida, complementarios, de la estructura regional. Así, si las áreas
de centralidad y las áreas de mercado de trabajo local son útiles para mostrar los rasgos
generales y principales debilidades de la estructura territorial de la región (básicamente el
distinto alcance territorial y grado de articulación de los espacios castellonense y valenciano
por un lado, y alicantino por el otro), las áreas de cohesión se han mostrado más útiles a la
hora de revela r las tendencias de crecimiento recientes en los sistemas urbanos.
Concretamente, hemos podido contrastar su idoneidad para describir la jerarquía urbana
actual de la región, así como para interpretar las tendencias recientes de crecimiento (Burriel
et al., 1998). En relación con este último punto, el uso de las áreas de cohesión en vez de los
municipios como base territorial de análisis permite deshacer el “espejismo” de
contraurbanización que muestran las tasas de crecimiento por tamaño del centro en la
Comunidad Valenciana, revelando que se trata ante todo de un proceso de “suburbanización
extensa” que afecta sobre todo a anillos cada vez más exteriores del Área Metropolitana de
Valencia.
Por otra parte, el análisis detallado tanto de las áreas de cohesión (procesos de subrogación,
relaciones de cohesión definidas por POR o por OEL) como de los mercados de trabajo
locales de distinto nivel nos permite aproximarnos a la estructura interna de las áreas urbanas,
proporcionando una tipología basada en el grado de complejidad y tipo de procesos existentes
en dichas áreas que no necesariamente está relacionada con el tamaño urbano.
Finalmente, cabe resaltar la falta de adecuación general con las estructuras administrativas
existentes tanto para la planificación urbana (áreas metropolitanas, municipios) como para las
políticas de empleo (áreas del INEM) o incluso otros espacios potenciales de actuación
basados en delimitaciones históricas (comarcas, mancomunidades). Resulta evidente que los
nuevos procesos urbanos han superado ampliamente los marcos actuales de la actuación
político-administrativa, un reto que resulta indispensable afrontar cada vez con mayor
urgencia.
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