INVESTIGADORES ESPAÑOLES DE SEGUNDA CATEGORÍA

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Asociación de Personal Investigador
de Organismos Públicos de
Investigación
INVESTIGADORES ESPAÑOLES DE SEGUNDA CATEGORÍA
Ciento veinticinco investigadores titulares de organismos públicos de investigación (OPIs)
presentaron en 2007 una demanda en el Juzgado Central de lo Contencioso contra el
Ministerio de Educación y Ciencia para reclamar el derecho de evaluación de su actividad
investigadora en periodos de cinco y seis años, derecho que tienen reconocido desde 1989 los
profesores de Universidad y desde 1990 los investigadores del CSIC y, que en caso de que la
evaluación resulte positiva, les permite percibir una modesta productividad por periodo, pero
que, a lo largo de toda una vida de investigación, supone una parte importante del salario. La
Comisión Nacional de Evaluación de la Actividad Investigadora (CNEAI) se encarga de
llevar a cabo la evaluación. La propia Administración reconoce que este sistema ha
propiciado un despegue en el número de publicaciones científicas de los colectivos a los que
se aplica.
Durante el juicio, celebrado el pasado 6 de mayo, el abogado del Estado afirmó ante el juez y
ante doce asombrados investigadores, que los OPIs habían sido creados en el año 2000,
cuando, por ejemplo, el Instituto Español de Oceanografía dentro de poco celebrará el primer
centenario de su creación. El día 3 de junio se publicó la sentencia: Desestimada. El abogado
del Estado sostiene, y el juez lo ratifica, que los investigadores españoles que no pertenecen ni
a las escalas del CSIC ni a las de los profesores de Universidad, no tienen derecho a que su
actividad sea evaluada como lo es la de aquéllos. Esto los mantiene en la humillante situación
en la que se encuentran desde hace años y los relega, ¿definitivamente?, a ser científicos de
segunda clase en cuanto a los incentivos económicos de su actividad investigadora. ¿En qué
argumentos ha apoyado el juez su sentencia? El juez ha desestimado los argumentos de los
investigadores (básicamente igualdad de funciones), y ha apoyado los argumentos del
abogado del Estado, dictando que la Administración (el nuevo Ministerio de Ciencia e
Innovación, MICINN) tiene derecho a remunerar a los 600 investigadores que trabajan en los
OPIS de la manera que considere conveniente por la razón de que pertenecen a una escala
distinta, con independencia de que realicen tareas comparables a las de sus 2500 colegas del
CSIC, de que concurran a las mismas convocatorias de proyectos de investigación y de que el
modo de acceso a sus puestos sea similar y con exigencia de la titulación de doctor. Dice que
sus tareas pueden perfectamente no ser las mismas, a pesar de haberse presentado 125
certificados de funciones que relacionan una por una las labores de los investigadores y que
coinciden punto por punto con las funciones que la CNEAI evalúa.
Uno de los principales argumentos, aceptado por el juez, del abogado del Estado en contra de
la demanda es que los reglamentos de los OPIS no reconocen a sus investigadores el derecho
a ser evaluados y a percibir quinquenios y sexenios, en comparación con el estatuto del CSIC,
donde se dice expresamente. Parece desconocer que hasta el RD de 1 de diciembre de 2000
ningún reglamento del CSIC ha recogido este derecho de evaluación, lo que no ha impedido a
sus investigadores haber sido evaluados (y remunerados) desde 1990. Y si los reglamentos de
los OPIs no reconocen expresamente ese derecho, tampoco lo niegan en ninguno de sus
artículos.
CORREO ELECTRÓNICO:
[email protected]
Autopista A-6, km 7
28040 MADRID
TEL: 91 347 6887
FAX: 91 357 3107
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Los investigadores de los distintos OPIs realizan investigación científica en sectores
específicos: energía (CIEMAT), agricultura (INIA), oceanografía (IEO), salud (ISCIII),
geología (IGME) y astrofísica (IAC), investigación que, según se deduce de la actuación del
MICINN, no merecería ser incentivada, ni siquiera ser evaluada. Si así fuera, nos
preguntamos: ¿merece la pena que sea realizada?¿Tiene algún interés que se desperdicie
dinero público en investigación en campos que no interesan? Sigamos con el análisis. Varios
Institutos del CSIC y muchos departamentos universitarios también realizan investigación en
estos campos y, al contrario que sus colegas de los OPIs, sí merecen desde hace casi 20 años
que su actividad sea evaluada e incentivada. Por tanto, hemos de deducir que no es el área
científica o tecnológica en sí lo que no merece tal reconocimiento, sino que son los propios
OPIs los que no lo merecen. Tal vez piensen los responsables del MICINN que toda la
investigación que se realiza en los OPIs es tan mediocre que no merece la pena que se evalúe.
(Hay que decir que, si así fuera, otorgar ese derecho sería completamente gratis para el
ministerio porque un investigador mediocre nunca obtendría una evaluación positiva). Está
claro que consideran, por otro lado, que la investigación que se realiza en las universidades y
en el CSIC es excelente y sí merece ser incentivada. La realidad es que no todos los
profesores de universidad ni todos los investigadores del CSIC obtienen una evaluación
positiva, como no la obtendría una parte de los investigadores de los OPIs en caso de poder
someter su actividad a evaluación. Pero otros muchos sí la obtendrían, porque, al igual que
sus colegas del CSIC y de la Universidad, son buenos investigadores y llevan muchos años
trabajando. ¿Por qué entonces no permitirles, simplemente, que se sometan a esa evaluación?
Los investigadores de OPIs no sólo participan en la ejecución de los proyectos de
investigación, sino que también forman parte de las comisiones de evaluación de dichos
proyectos que se conceden a investigadores de cualquier institución, incluidos el CSIC y las
Universidades. El colmo del absurdo es que, año tras año, los investigadores de los OPIs han
formado parte de los tribunales por los que los investigadores del CSIC han accedido a sus
plazas.
Los responsables de los sucesivos ministerios con competencias en investigación desde hace
varias legislaturas habrían sido todos ellos unos pésimos gestores al haber consentido que el
20 % de los investigadores de este país (sin contar Universidades), a los que consideran de
segunda clase, hayan realizado investigación de segunda clase utilizando recursos públicos
que podrían haber sido destinados a científicos de primera clase. Los actuales responsables
del ministerio se deberían plantear seriamente la extinción de los OPIs dada la supuesta
mediocridad de la investigación que realizan utilizando recursos públicos. Pero siguen
convocando plazas de investigadores para los OPIs. Siguen financiando proyectos de
investigación en los OPIs. Siguen promoviendo la realización de tesis doctorales en los OPIs
¿Tiene algún sentido para la Ciencia que se hace en España esta situación humillante y
discriminatoria para muchos investigadores? Si tiene algún sentido, a los investigadores de los
OPIs se nos escapa. Por ello muchos de los investigadores demandantes recurrirán la
sentencia.
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Entretanto se ha producido un hecho cuando menos curioso por no calificarlo de grotesco:
Algunos investigadores de OPIs, cansados de la negativa del MICINN a la evaluación de su
currículo, habían concurrido a diversas convocatorias de la CNEAI. Todos han recibido cartas
desestimatorias, todos excepto unos pocos investigadores del IAC que, de modo imprevisto,
han obtenido evaluaciones positivas por parte de la Comisión. Por supuesto que en los
Estatutos del IAC no se recoge explícitamente el derecho de percepción de sexenios.
Nuevamente, el sentido de esta discriminación entre investigadores, esta vez de la misma
escala administrativa, se nos escapa.
Madrid, JULIO 2008
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