OBLIGACIONES 369 9.12. CONTRATOS CONSENSUALES, DE CONSENSU OBLIGATIONE Todos los contratos exigían para su formación el acuerdo de voluntades; pero se daba a ciertos contratos el nombre de contratos consensuales porque no exigían sino el consentimiento, sin que fuera necesario un acto solemne o material para producir la obligación. En Roma los contratos consensuales eran únicamente cuatro: tres de ellos sinalagmáticos perfectos (venta, arrendamiento, sociedad), y el cuarto era sinalagmático imperfecto (el mandato). Estos contratos se forman por una sola voluntad de las partes y no por formas especiales, nacen del cambio puro y simple de las voluntades de los contratantes. En estas operaciones el contrato se confunde con la convección. También existe la voluntad en los otros tipos de contratos, real o formal, pero, por decirlo así, esa voluntad está en el estado interno, está sujeta a la forma, a la res, hechos de naturaleza externa que ocupan un plano preponderante. En los contratos consensuales no sucede la misma cosa, pues la voluntad es el todo. En los contratos consensuales la obligatio nacía del simple acuerdo de las partes, consensus, cualquiera que fuese la forma en que se hubiese manifestado. Este valor del consentimiento, como elemento constitutivo de un contrato, fue reconocido a través de toda la época clásica solo para cuatro figuras típicas del ius gentium. Pero aunque en el derecho justinianeo se reconoce valor contractual a otros acuerdos voluntarios, estos no fueron comprendidos en la categoría tradicional de los contratos consesuales, que permaneció así, pues, limitada a la compraventa, arrendamiento, sociedad y mandato. Por la absoluta libertad de la manifestación del consentimiento, se conseguía que estos contratos pudieran ser concluidos también entre personas no presentes en el mismo lugar inter absentes, de viva voz, por carta, personalmente o per nuntium. Las acciones derivadas de los cuatro consensuales, daban lugar a juicios de buena fe. a) La venta- emptio venditio. Era el contrato consensual por el cual una de las partes, venditor se obliga a consignar una cosa a otra persona, emptor, y ésta se obliga a pagarle en correspondencia una suma de dinero, pretium. Es contrato sinalagmático perfecto, de buena fe.