II G E L T O K I A I G A N D E K O GARA • 2004 urtarrila – 11 igandea E R R E P O RTA J E A NEGROS, ASIATICOS, BLANCOS Y LATINOS SE CONVIERTEN AL ISLAM PARADOJICAMENTE, GRAN PARTE DE LA ACTUAL COMUNIDAD ARABE EN ESTADOS UNIDOS ES CRISTIANA, DEBIDO A LA MAYORIA SIRIO-LIBANESA |viene de la página I| A pesar de los atentados del 11 de septiembre del 2001 y de la represión contra todo lo que tenga olor y color arabo-musulmán, como la detención en Tampa del universitario Sami Al-Arian, quien por el solo hecho de definirse como musulmán afroamericano y activista de los derechos sociales fue apresado, el Islamismo es la única religión que cada vez tiene mayor cantidad de adeptos en Estados Unidos. Prédicas facistoides como la del evangelista de extrema derecha Pat Roberson no logran disminuir la influencia que en la sociedad norteamericana tiene el mensaje de Alá. El Islam es la religión que progresa más rápidamente en Estados Unidos y a este ritmo los musulmanes devendrán en primera minoría religiosa, por encima del judaísmo. Extraña paradoja en el país que proclama la supremacía de los WASP (White Anglo Saxon Protestant). Parte de la comunidad afronorteamericana, que cuenta con los más altos índices de desempleo, alcoholismo, drogadicción y violencia; restauró en cierto modo su autoestima con la prédica de Elijah Mohammed y su «Nación del Islam», movimiento fundado en 1930 y que alcanzó su apogeo en la década de 1960, la del rechazo a la guerra de Vietnam. ■ ESCLAVOS CRISTIANIZADOS Era una vuelta a las raíces cortadas por la infamante trata esclavista y la cristianización forzosa en las plantaciones. Los historiadores estiman que un 35% de los esclavos africanos traídos a Estados Unidos para trabajar en los campos de algodón eran musulmanes. En el terrible proceso de deculturación al cual fue sometido el negro antes y después de la Guerra de Secesión, se encuentra la autodestrucción de parte de la comunidad afronorteamericana que escapistamente se refugió en el alcohol y la droga, perdiendo en parte su memoria histórica. Esta memoria histórica, esta autoestima, es lo que, cada uno a su manera, trata de res- catar en la «Nación del Islam» o la NACCP, aunque esta última devino representación de una burguesía negra integrada al establishment. En la década de 1960, se habló mucho de los musulmanes negros y de sus iconos; pero en la actualidad no son sólo los negros del ghetto fascinados por Elijah Mohammed, Malcom X o Muhammad Alí o por la actual «Nación del Islam» de Louis Farrakhan; los conversos son, como ya dijimos, latinos, asiáticos y blancos. ■ UMMA MULTIETNICA Los negros musulmanes ya no se llaman a sí mismos black muslim, sino simplemente muslim (musulmán), al igual que los conversos de otro origen, en una gran Umma multiétnica y multirracial. La Umma es el nombre dado por el islamismo a la comunidad musulmana en el mundo, que mantiene entre sí estrechos lazos de solidaridad religiosa, al margen, en muchas ocasiones, de rivalidades y contradicciones políticas y sociales. Pero esta gran Umma, multiétnica y multirracial, está fraccionada al interior de los Estados Unidos, ya que los islamistas ortodoxos consideran a la «Nación del Islam» una secta herética y racista, de la que Malcom X se apartó para ir a la fuente tradicional islámica. En 1975, a la muerte de Elijah Mohammed, su hijo Warith Deen, que le sucedió, cambió el nombre de «Nación del Islam» por el de «Comunidad Musulmana Americana» y abrió sus mezquitas a todos los musulmanes sin distinción de raza y se abrió al pietismo sunnita, lo que rechazó Louis Farrakhan. Este asumió el rechazado nombre de «Nación del Islam» pero, según sus rivales, sólo pudo aglutinar el 1% de los tres millones de musulmanes negros. No obstante, Farrakhan reunió el 17 de octubre de 1995 más de un millón de manifestantes frente al Capitolio. La «Nación del Islam» posee plantaciones, supermercados y unidades de producción. La organización está dirigida por un círculo familiar: su hijo Mustafa Farrakhan, una de sus hijas, Donna Farrakhan, y su esposa y el médico de Louis Farrakhan, y ministro de Salud de la organización, Abdul Alim Muhammad. Este Islam tiene sus concepciones alejadas de la ortodoxia tradicional y tiene su reinterpretación de las fuentes originales. Entre estas, por ejemplo, se sitúa la interpretación original del Djihad, como combate interior del creyente para llegar a la perfección. La sourata 99 versículo 15 del «Al Coran» dice: «¿Cuándo la tierra temblará de estremecimientos, cuándo la tierra se sacudirá sus fardos, cuándo el hombre dirá qué tiene ella? Los elegidos ganarán el jardín de Ala (Yamaa), A PESAR DE LOS ATAQUES DEL 11-S Y DE LA REPRESION POSTERIOR, EL ISLAM ES LA UNICA RELIGION QUE TIENE CADA VEZ MAS ADEPTOS inmenso jardín de dulzura, poblado de magníficas mujeres (las houris) con piel de una fineza cristalina, cuya virginal se reconstruye sin cesar, que habitan en castillos incrustados en perlas. Los elegidos disfrutarán entonces un placer mil veces más intenso del que hayan gozado en la tierra». Con respecto a la anterior sourata existen dos interpretaciones: la que se refiere a ganar este paraíso mediante el estricto cumplimiento de los cinco preceptos del Islam o la referente a la crónica de Tabari, quien hace referencia a expresiones de Mohammed (más conocido en el mundo occidental como Mahoma) cuando dijo: G E L T O K I A I G A N D E K O III 2004 urtarrila – 11 igandea • GARA Darlene X, de 16 años (a la derecha), da de beber a un bebé en un parque de Washington durante la Marcha del Millón de Familias que organizó Nación del Islam hace poco más de tres años. El movimiento que dirige Louis Karrakhan celebró «la fuerza y la diversidad de la familia americana». Ricky CARIOTI | AP asociación Islamic Society of North America. En esta conferencia, Hisham Aidi, un investigador del Instituto del Medio Oriente de la Universidad de Columbia, desarrolló un documentado trabajo sobre los fundamentos islámicos de la identidad española. Los latinos no hablan de conversión, sino de retorno a las raíces. Contrariamente a los negros, que cambian su nombre por un patronímico árabe, los latinos conservan su nombre, bajo el pretexto de consonancia árabe. Así, por ejemplo, los Alvarado dicen, «en Alvarado hay un Alá, que es una palabra árabe». El emblemático Olé de las corridas de toros, se deriva de la palabra Alá. La religión, en sus orígenes, es a la vez lazo de fraternidad y comunitario pero, simultáneamente, una fuerza de combate contra las familias, clanes o tribus adversas. Las hecatombes y las desgracias humanas, lejos de hacer dudar en Dios o cualquier «Ser Supremo», hacen reanudar o reafirmar la fe; ¿acaso Clemente de Alejandría no dijo a los griegos en el siglo III que: «los primeros creyentes no habían ido a Dios, sino que habían huido hacia Dios»? Las dos conflagraciones mundiales, en todos los países beligerantes, llenaron las catedrales y vaciaron los cálices de hostias. La aparición de Fátima data de 1917, cuando Portugal se desangraba en la primera guerra. ■ «Para obtener el paraíso es necesario encontrar el martirio». Por otra parte, pudiera parecer paradójico pero gran parte de la comunidad árabe en EEUU, que se calcula en alrededor de tres millones y medio de personas, es cristiana, debido fundamentalmente a la mayoría sirio-libanesa. El 63% de estos árabe-norteamericanos son nacidos en Estados Unidos. Con relación a América Latina, los datos son escasos. Es sabido que la mayor parte de la inmigración es sirio-libanesa y palestina de religión cristiana en sus diferentes variantes, pero mayoritariamente copta. La Alianza Islámica, una organización de latinos, insiste UNO DE CADA TRES ESCLAVOS AFRICANOS TRAIDOS A ESTADOS UNIDOS A TRABAJAR EN LOS CAMPOS DE ALGODON ERA MUSULMAN sobre la importancia de la herencia islámica en la Andalucía de los Abassidas y sostiene que sus ancestros son los maures venidos del Maghreb y la Mauritania, convertidos forzosamente al cristianismo después de la reconquista y más tarde deportados al Caribe y América Latina. No debemos olvidar la gran cantidad de marranos que vinieron primero en las naos de Colón y después en la conquista. ¿No vendrían también musulmanes conversos? En julio del año 2002 se celebró en la ciudad de Chicago la Tercera Conferencia sobre el Islam en el Medio Latinoamericano, auspiciada por la IGLESIAS EN LA URSS El Te Deum de la victoria, en 1918, selló una suerte de reconciliación entre la República de los sin Dios y la Iglesia monárquica. Clemenceau, después del armisticio, rehusó asistir al oficio, pero la República autorizó a sus ministros a que asistieran, aunque a título privado. La Unión Soviética invadida por los nazis en 1941, reabrió las iglesias, restableció el patriarcado y redefinió la Santa Rusia, donde comunistas y ortodoxos, Saint Serge y Stalin, combatieron codo con codo bajo la cruz y la hoz. Después del 11 de septiembre de 2001, el pueblo norteamericano enarboló unánime su God y sus Stars and stripes, sobre cada balcón y cada parabrisas del país. Una enorme ola de piedad guerrerista, con un incremento de los servicios religiosos, del presupuesto de Defensa y de oraciones públicas en la calle. Al hablar de la intolerancia del Islam, se olvida que San Agustín expresaba que «la Iglesia perseguía por amor y, los impíos, por crueldad». No olvidemos que la Iglesia Católica toleró la esclavitud y que Pío VI en 1791, en «Quod Ali- quante», dijo que «los derechos del hombre eran obra luciferina» y, en 1864, en el «Syllabus», Pío IX fustigó el ecumenismo como obra del diablo. El cristianismo hará la guerra como las otras religiones. En la parte de la Biblia donde habla el profeta Joel, capítulo 4 versículo 10, leemos: «De vuestros arados forjaran espadas. De vuestras podadoras, forjaran lanzas». ■ ANTES DE LAS CRUZADAS Aun antes de las Cruzadas, la historia del cristianismo guerrero comienza con la batalla del puente de Milvius, en el año 312. Constantino, el vencedor contra su rival Maxence, se convirtió al cristianismo después de haber visto en el cielo una cruz con esta inscripción: «Por este signo tú vencerás». Por su parte, el obispo de Versalles, Monseñor Gibier, en 1918 anatematizó al Kaiser Guillermo diciendo «en nombre del Evangelio maculado de sangre y pisoteado por los terribles discípulos de Lucero y en nombre del universo indignado, yo digo: ¡vergüenza al Kaiser! Al lado de él, Nerón no es más que un aprendiz». ¿Acaso el sionismo no ha tomado la religión como bandera proclamando que las guerras de Israel son las guerras de Jehová; para de esta manera justificar las masacres que cotidianamente lleva a cabo el Tsahal contra la población palestina y árabe? «Yahvé es mi fuerza y mi canto. El es para mí la Salvación. El es mi Dios, yo lo alabaré. Yahvé es un guerrero». Ex 15, 2-3. Israel, o Ezra-El, significa «nuestro dios es fuerte» y éste fue el nombre dado a Jacob después de su lucha hasta el alba con el ángel –Génesis 32, 29–. Este nombre fue dado a sus 12 hijos, los israelitas, y al país de Canaan, la llamada «tierra de Israel». Los sionistas que fundaron el nuevo Estado hebreo en 1948, lo bautizaron Israel, en vez de Juda, que era el antiguo reino del sur. Su Dios de armas es Yahvé Sabaot La afirmación de Odon Vallet respecto a que «la fe en la eternidad, nació de la guerra santa», ya fueran cruzados cristianos, islámicos o hebreos, retoma hoy una mayor dimensión ante estos nuevos conflictos a los cuales se les quiere dar un matiz religioso o, lo que es más peligroso aún, un «choque de civilizaciones» que, según el teórico norteamericano Samuel Hutington proclamó hace más de una década, será el origen de todos los enfrentamientos bélicos de la postmodernidad. • Silvio CASTRO