negros, asiaticos, blancos y latinos se convierten

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E R R E P O RTA J E A
NEGROS, ASIATICOS, BLANCOS Y
LATINOS SE CONVIERTEN AL ISLAM
PARADOJICAMENTE, GRAN PARTE DE LA ACTUAL COMUNIDAD ARABE EN ESTADOS UNIDOS ES CRISTIANA, DEBIDO A LA MAYORIA SIRIO-LIBANESA
|viene de la página I|
A pesar de los atentados del
11 de septiembre del 2001 y de
la represión contra todo lo que
tenga olor y color arabo-musulmán, como la detención en
Tampa del universitario Sami
Al-Arian, quien por el solo hecho de definirse como musulmán afroamericano y activista de los derechos sociales fue
apresado, el Islamismo es la
única religión que cada vez
tiene mayor cantidad de adeptos en Estados Unidos.
Prédicas facistoides como la
del evangelista de extrema derecha Pat Roberson no logran
disminuir la influencia que en
la sociedad norteamericana
tiene el mensaje de Alá.
El Islam es la religión que
progresa más rápidamente en
Estados Unidos y a este ritmo
los musulmanes devendrán en
primera minoría religiosa, por
encima del judaísmo. Extraña
paradoja en el país que proclama la supremacía de los
WASP (White Anglo Saxon
Protestant).
Parte de la comunidad afronorteamericana, que cuenta
con los más altos índices de desempleo, alcoholismo, drogadicción y violencia; restauró en
cierto modo su autoestima con
la prédica de Elijah Mohammed y su «Nación del Islam»,
movimiento fundado en 1930 y
que alcanzó su apogeo en la década de 1960, la del rechazo a
la guerra de Vietnam.
■
ESCLAVOS CRISTIANIZADOS
Era una vuelta a las raíces
cortadas por la infamante trata esclavista y la cristianización forzosa en las plantaciones. Los historiadores estiman
que un 35% de los esclavos
africanos traídos a Estados
Unidos para trabajar en los
campos de algodón eran musulmanes.
En el terrible proceso de deculturación al cual fue sometido el negro antes y después de
la Guerra de Secesión, se encuentra la autodestrucción de
parte de la comunidad afronorteamericana que escapistamente se refugió en el alcohol y la droga, perdiendo en
parte su memoria histórica.
Esta memoria histórica, esta
autoestima, es lo que, cada
uno a su manera, trata de res-
catar en la «Nación del Islam»
o la NACCP, aunque esta última devino representación de
una burguesía negra integrada al establishment.
En la década de 1960, se habló mucho de los musulmanes
negros y de sus iconos; pero
en la actualidad no son sólo los
negros del ghetto fascinados
por Elijah Mohammed, Malcom X o Muhammad Alí o por
la actual «Nación del Islam»
de Louis Farrakhan; los conversos son, como ya dijimos,
latinos, asiáticos y blancos.
■
UMMA MULTIETNICA
Los negros musulmanes ya no
se llaman a sí mismos black
muslim, sino simplemente
muslim (musulmán), al igual
que los conversos de otro origen, en una gran Umma multiétnica y multirracial. La Umma es el nombre dado por el
islamismo a la comunidad musulmana en el mundo, que
mantiene entre sí estrechos lazos de solidaridad religiosa, al
margen, en muchas ocasiones,
de rivalidades y contradicciones políticas y sociales.
Pero esta gran Umma, multiétnica y multirracial, está
fraccionada al interior de los
Estados Unidos, ya que los islamistas ortodoxos consideran a
la «Nación del Islam» una secta herética y racista, de la que
Malcom X se apartó para ir a
la fuente tradicional islámica.
En 1975, a la muerte de Elijah Mohammed, su hijo Warith
Deen, que le sucedió, cambió el
nombre de «Nación del Islam»
por el de «Comunidad Musulmana Americana» y abrió sus
mezquitas a todos los musulmanes sin distinción de raza y
se abrió al pietismo sunnita, lo
que rechazó Louis Farrakhan.
Este asumió el rechazado
nombre de «Nación del Islam»
pero, según sus rivales, sólo
pudo aglutinar el 1% de los
tres millones de musulmanes
negros. No obstante, Farrakhan reunió el 17 de octubre de
1995 más de un millón de manifestantes frente al Capitolio.
La «Nación del Islam» posee
plantaciones, supermercados y
unidades de producción.
La organización está dirigida
por un círculo familiar: su hijo
Mustafa Farrakhan, una de sus
hijas, Donna Farrakhan, y su
esposa y el médico de Louis
Farrakhan, y ministro de Salud
de la organización, Abdul Alim
Muhammad.
Este Islam tiene sus concepciones alejadas de la ortodoxia
tradicional y tiene su reinterpretación de las fuentes originales. Entre estas, por ejemplo,
se sitúa la interpretación original del Djihad, como combate
interior del creyente para llegar a la perfección.
La sourata 99 versículo 15
del «Al Coran» dice:
«¿Cuándo la tierra temblará
de estremecimientos, cuándo
la tierra se sacudirá sus fardos, cuándo el hombre dirá qué
tiene ella? Los elegidos ganarán el jardín de Ala (Yamaa),
A PESAR DE LOS
ATAQUES DEL
11-S Y DE LA
REPRESION
POSTERIOR, EL
ISLAM ES LA
UNICA RELIGION
QUE TIENE CADA
VEZ MAS ADEPTOS
inmenso jardín de dulzura, poblado de magníficas mujeres
(las houris) con piel de una fineza cristalina, cuya virginal
se reconstruye sin cesar, que
habitan en castillos incrustados en perlas. Los elegidos disfrutarán entonces un placer
mil veces más intenso del que
hayan gozado en la tierra».
Con respecto a la anterior
sourata existen dos interpretaciones: la que se refiere a ganar este paraíso mediante el
estricto cumplimiento de los
cinco preceptos del Islam o la
referente a la crónica de Tabari, quien hace referencia a expresiones de Mohammed (más
conocido en el mundo occidental como Mahoma) cuando dijo:
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Darlene X, de 16 años (a
la derecha), da de beber
a un bebé en un parque
de Washington durante
la Marcha del Millón de
Familias que organizó
Nación del Islam hace
poco más de tres años.
El movimiento que dirige
Louis Karrakhan celebró
«la fuerza y la
diversidad de la familia
americana».
Ricky CARIOTI | AP
asociación Islamic Society of
North America.
En esta conferencia, Hisham
Aidi, un investigador del Instituto del Medio Oriente de la
Universidad de Columbia, desarrolló un documentado trabajo sobre los fundamentos
islámicos de la identidad española.
Los latinos no hablan de conversión, sino de retorno a las
raíces. Contrariamente a los
negros, que cambian su nombre por un patronímico árabe,
los latinos conservan su nombre, bajo el pretexto de consonancia árabe. Así, por ejemplo,
los Alvarado dicen, «en Alvarado hay un Alá, que es una palabra árabe». El emblemático
Olé de las corridas de toros, se
deriva de la palabra Alá.
La religión, en sus orígenes,
es a la vez lazo de fraternidad
y comunitario pero, simultáneamente, una fuerza de combate
contra las familias, clanes o tribus adversas. Las hecatombes
y las desgracias humanas, lejos de hacer dudar en Dios o
cualquier «Ser Supremo», hacen reanudar o reafirmar la fe;
¿acaso Clemente de Alejandría
no dijo a los griegos en el siglo
III que: «los primeros creyentes no habían ido a Dios, sino
que habían huido hacia Dios»?
Las dos conflagraciones
mundiales, en todos los países
beligerantes, llenaron las catedrales y vaciaron los cálices
de hostias. La aparición de Fátima data de 1917, cuando Portugal se desangraba en la primera guerra.
■
«Para obtener el paraíso es necesario encontrar el martirio».
Por otra parte, pudiera parecer paradójico pero gran parte
de la comunidad árabe en
EEUU, que se calcula en alrededor de tres millones y medio
de personas, es cristiana, debido fundamentalmente a la mayoría sirio-libanesa. El 63% de
estos árabe-norteamericanos
son nacidos en Estados Unidos.
Con relación a América Latina, los datos son escasos. Es sabido que la mayor parte de la
inmigración es sirio-libanesa y
palestina de religión cristiana
en sus diferentes variantes, pero mayoritariamente copta.
La Alianza Islámica, una organización de latinos, insiste
UNO DE CADA
TRES ESCLAVOS
AFRICANOS
TRAIDOS A
ESTADOS UNIDOS
A TRABAJAR EN
LOS CAMPOS DE
ALGODON ERA
MUSULMAN
sobre la importancia de la herencia islámica en la Andalucía de los Abassidas y sostiene
que sus ancestros son los maures venidos del Maghreb y la
Mauritania, convertidos forzosamente al cristianismo después de la reconquista y más
tarde deportados al Caribe y
América Latina.
No debemos olvidar la gran
cantidad de marranos que vinieron primero en las naos de
Colón y después en la conquista. ¿No vendrían también musulmanes conversos?
En julio del año 2002 se celebró en la ciudad de Chicago
la Tercera Conferencia sobre
el Islam en el Medio Latinoamericano, auspiciada por la
IGLESIAS EN LA URSS
El Te Deum de la victoria, en
1918, selló una suerte de reconciliación entre la República de
los sin Dios y la Iglesia monárquica. Clemenceau, después
del armisticio, rehusó asistir al
oficio, pero la República autorizó a sus ministros a que asistieran, aunque a título privado.
La Unión Soviética invadida
por los nazis en 1941, reabrió
las iglesias, restableció el patriarcado y redefinió la Santa
Rusia, donde comunistas y ortodoxos, Saint Serge y Stalin,
combatieron codo con codo bajo la cruz y la hoz.
Después del 11 de septiembre de 2001, el pueblo norteamericano enarboló unánime su
God y sus Stars and stripes, sobre cada balcón y cada parabrisas del país. Una enorme ola
de piedad guerrerista, con un
incremento de los servicios religiosos, del presupuesto de
Defensa y de oraciones públicas en la calle.
Al hablar de la intolerancia
del Islam, se olvida que San
Agustín expresaba que «la
Iglesia perseguía por amor y,
los impíos, por crueldad». No
olvidemos que la Iglesia Católica toleró la esclavitud y que
Pío VI en 1791, en «Quod Ali-
quante», dijo que «los derechos
del hombre eran obra luciferina» y, en 1864, en el «Syllabus», Pío IX fustigó el ecumenismo como obra del diablo.
El cristianismo hará la guerra como las otras religiones.
En la parte de la Biblia donde
habla el profeta Joel, capítulo 4
versículo 10, leemos: «De vuestros arados forjaran espadas.
De vuestras podadoras, forjaran lanzas».
■
ANTES DE LAS CRUZADAS
Aun antes de las Cruzadas, la
historia del cristianismo guerrero comienza con la batalla
del puente de Milvius, en el
año 312. Constantino, el vencedor contra su rival Maxence,
se convirtió al cristianismo
después de haber visto en el
cielo una cruz con esta inscripción: «Por este signo tú
vencerás».
Por su parte, el obispo de
Versalles, Monseñor Gibier,
en 1918 anatematizó al Kaiser
Guillermo diciendo «en nombre del Evangelio maculado
de sangre y pisoteado por los
terribles discípulos de Lucero
y en nombre del universo indignado, yo digo: ¡vergüenza
al Kaiser! Al lado de él, Nerón
no es más que un aprendiz».
¿Acaso el sionismo no ha tomado la religión como bandera proclamando que las guerras de Israel son las guerras
de Jehová; para de esta manera justificar las masacres que
cotidianamente lleva a cabo el
Tsahal contra la población palestina y árabe? «Yahvé es mi
fuerza y mi canto. El es para
mí la Salvación. El es mi Dios,
yo lo alabaré. Yahvé es un
guerrero». Ex 15, 2-3.
Israel, o Ezra-El, significa
«nuestro dios es fuerte» y éste
fue el nombre dado a Jacob
después de su lucha hasta el
alba con el ángel –Génesis 32,
29–. Este nombre fue dado a
sus 12 hijos, los israelitas, y al
país de Canaan, la llamada
«tierra de Israel».
Los sionistas que fundaron
el nuevo Estado hebreo en
1948, lo bautizaron Israel, en
vez de Juda, que era el antiguo reino del sur. Su Dios de
armas es Yahvé Sabaot
La afirmación de Odon Vallet respecto a que «la fe en la
eternidad, nació de la guerra
santa», ya fueran cruzados
cristianos, islámicos o hebreos, retoma hoy una mayor dimensión ante estos nuevos
conflictos a los cuales se les
quiere dar un matiz religioso
o, lo que es más peligroso aún,
un «choque de civilizaciones»
que, según el teórico norteamericano Samuel Hutington
proclamó hace más de una década, será el origen de todos
los enfrentamientos bélicos de
la postmodernidad. •
Silvio CASTRO
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