Curso: D-206 DERECHO PÚBLICO. LIC. OTTO FONSECA

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Curso: D-206 DERECHO PÚBLICO.
LIC. OTTO FONSECA ALVARADO
PROF. LIC. DAVID ROMERO
II-2011
CONCEPTO DE LIBERTAD
A la libertad se le define como aquella facultad natural que posee el ser humano
de poder obrar según su propia voluntad. Etimológicamente viene del latín liber, que se
interpreta como aquella "persona cuyo espíritu de procreación se encuentra activo" (la
incorporación del hombre a la sociedad al alcanzar su madurez sexual, para que
comience a asumir responsabilidades).
Con carácter general, el concepto de libertad, especialmente a nivel personal,
presupone la disposición de una posibilidad de elegir. Esa posibilidad de elegir presupone
a su vez la de disponer de elementos de juicio que conduzcan a la elección; lo que
requiere la posesión del conocimiento de los componentes de esos elementos de juicio, y
de la inteligencia adecuada para valorarlos debidamente y discernir acerca de la
conveniencia de la elección.
Al mismo tiempo, la libertad no es absoluta. El hombre no dispone de una
posibilidad absoluta de elegir: no es posible elegir en contra de lo que disponen las leyes
de la Naturaleza; ni es admisible ejercer una supuesta libertad en perjuicio de otros: “Mi
libertad termina donde inicia la del otro”.
La Constitución Política de Costa Rica, Artículo 20, dicta.- Toda persona es
libre en la República (…) y el Artículo 48 garantiza esa libertad individual mediante el
recurso del hábeas corpus.
La libertad de pensamiento, de información, culto, educación y asociación, son
derechos humanos, constitucionales, básicos o fundamentales, que se exponen a
continuación.
LIBERTAD DE INFORMACIÓN
El derecho a la libertad de expresión, o que algunos definen de pensamiento, se
conceptualiza como un medio para la libre difusión de las ideas. Para los filósofos
franceses Montesquieu, Voltaire y Rousseau, la posibilidad del disentir fomenta el avance
de las artes y las ciencias y la auténtica participación política. Este derecho fue uno de los
pilares de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos (Primera Enmienda,
1776) y la Revolución Francesa (1789). Otro argumento clásico, asociado al británico
John Stuart Mill (S. XIX), es que la divergencia es esencial para el descubrimiento de la
verdad y el conocimiento. La libertad de expresión es una de las bases de los derechos y
las libertades democráticas. La Asamblea General de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), en 1946, adoptó la resolución 59(I) que declaró "La libertad de información
es un derecho humano fundamental y (…) el punto de partida de todas las libertades a las
que está consagrada la Organización de las Naciones Unidas.
La libertad de expresión es esencial para posibilitar el funcionamiento de la
democracia y de la participación pública en la toma de decisiones. Los ciudadanos no
pueden ejercer su derecho al voto de manera efectiva o participar en la toma de
decisiones públicas si no cuentan con un libre acceso a la información y a las ideas, y si
no pueden expresar sus opiniones libremente. Por ende, la libertad de expresión no sólo
es importante para la dignidad individual, sino también para la participación, la rendición
de cuentas y la democracia.
Las violaciones a la libertad de expresión frecuentemente van de la mano con
otras violaciones, particularmente del derecho de libre asociación y de reunión.
El Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 1948,
advierte que la libertad de expresión es un derecho fundamental: "Todo individuo tiene
derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado
a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de
difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión."
La Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de
Costa Rica, de 1969, en el Artículo 13, señala: 1. Toda persona tiene derecho a la
libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar,
recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideraciones de fronteras,
ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro
procedimiento de su elección y gusto. 2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso
precedente no puede estar sujeto a previa censura, sino a responsabilidades ulteriores,
las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar: a) El
respeto a los derechos o la reputación de los demás, o b) La protección de la seguridad
nacional, el orden público o la salud o la moral públicas. 3. No se puede restringir el
derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles
oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de
enseres y aparatos usados en la difusión de información o por otros medios encaminados
a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.
En el caso particular de Costa Rica, la Constitución Política indica en su Artículo
28, que “Nadie puede ser inquietado ni perseguido por la manifestación de sus opiniones
ni por acto alguno que no infrinja la ley…”. De seguido el Artículo 29 determina que
“Todos pueden comunicar sus pensamientos de palabra o por escrito, y publicarlos sin
previa censura; pero serán responsables de los abusos que cometan en el ejercicio de
este derecho, en los casos y del modo que la ley establezca”, en tanto el Artículo 29
“garantiza el libre acceso a los departamentos administrativos con propósitos de
información sobre asuntos de interés público. Quedan a salvo los secretos de Estado”.
El reporte anual sobre la Libertad de Prensa 2011 de la organización
estadounidense The Freedom House asegura que Costa Rica es líder de la libertad de
prensa de América Latina y el Caribe, cuarta en América y 23 en el mundo, ya que aquí
“no hay persecución ni coacción apara los medios de prensa”.
Actualmente los medios de comunicación nacionales se rigen por la Ley de
Imprenta, vigente desde 1902, y por las sanciones de delitos contra el honor del Código
Penal, Artículos 145 (Injurias: ofender de palabra o de hecho en su dignidad o decoro, a
una persona, sea en su presencia, sea por medio de una comunicación dirigida a ella),
146 (Difamación: deshonrar a otro o propalar especies idóneas para afectar su
reputación), 147 (Calumnia: atribuir falsamente a una persona la comisión de un hecho
delictivo), 148 (Ofensa a la memoria de un difunto: ofender la memoria de una persona
muerta con expresiones injuriosas o difamatorias. El derecho de acusar por este delito
comprende al cónyuge, hijos, padres, nietos y hermanos consanguíneos del muerto), 149
(Prueba de la verdad: El autor de injuria o de difamación no es punible, si la imputación
consiste en una afirmación verdadera y ésta no ha sido hecha por puro deseo de ofender
o por espíritu de maledicencia), 150 (Prejucialidad: Si el hecho imputado es objeto de un
proceso pendiente, el juicio por calumnia o difamación calumniosa, quedará suspendido
hasta que en aquél se dicte sentencia, la cual hará cosa juzgada acerca de la existencia o
inexistencia del hecho), 151 (Exclusión del Delito: No son punibles como ofensas al
honor los juicios desfavorables de la crítica literaria, artística, histórica, científica o
profesional; el concepto desfavorable expresado en cumplimiento de un deber o
ejerciendo un derecho).
También el 152 (Publicación de ofensas: Será reprimido, como autor de las
mismas, el que publicare o reprodujere, por cualquier medio ofensas al honor inferidas por
otro), 153 (Difamación de una persona jurídica: propalar hechos falsos concernientes a
una persona jurídica o a sus personeros por razón del ejercicio de sus cargos que puedan
dañar gravemente la confianza del público o el crédito de que gozan), 154 (Ofensas en
juicio: Las ofensas contenidas en los escritos presentados o en las manifestaciones o
discursos hechos por los litigantes, apoderados o defensores ante los Tribunales, y
concernientes al objeto del juicio, quedarán sujetas únicamente a las correcciones
disciplinarias correspondientes), y 155 (Publicación reparatoria: La sentencia
condenatoria por ofensas al honor cometidas públicamente deberá ordenar, si el ofendido
lo pidiere, la publicación del pronunciamiento a cargo del condenado. Esta disposición es
también aplicable en caso de retractación).
El Artículo14 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
consagra el Derecho de Rectificación o Respuesta, y dice: 1.Toda persona afectada
por informaciones inexactas o agraviantes emitidas en su perjuicio a través de medios de
difusión legalmente reglamentados y que se dirijan al público en general tiene derecho a
efectuar por el mismo órgano de difusión su rectificación o respuesta en las condiciones
que establezca la ley. 2. En ningún caso la rectificación o la respuesta eximirán de otras
responsabilidades legales en que se hubiere incurrido. 3. Para la efectiva protección de la
honra y la reputación, toda publicación o empresa periodística, cinematográfica, de radio o
televisión tendrá una persona responsable que no esté protegida por inmunidades ni
disponga de fuero especial.
Con respecto a este derecho, la Ley de la Jurisdicción Constitucional indica:
ARTICULO 66. El recurso de amparo garantiza el derecho de rectificación o respuesta
que se deriva de los artículos 29 de la Constitución Política y 14 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, a toda persona afectada por informaciones
inexactas o agraviantes emitidas en su perjuicio, por medios de difusión que se dirijan al
público en general, y, consecuentemente, para efectuar por el mismo órgano de difusión
su rectificación o respuesta en las condiciones que establece esta ley. En ningún caso la
rectificación o la respuesta eximirá de otras responsabilidades legales en que se hubiese
incurrido.
ARTICULO 67. Cuando los ofendidos fueren una o más personas físicas
directamente aludidas, el derecho podrá ser ejercido por cualquiera de ellas, pero, si lo
hicieren varias, la extensión de cada rectificación o respuesta se reducirá a proporciones
razonables que garanticen el debido equilibrio con la publicación o difusión que la cause.
Si la inexactitud o el agravio fuere sólo indirecto o hubiere sido inferido a un grupo o
colectividad, el derecho lo tendrá la persona o grupo de personas cuya rectificación o
respuesta proteja más claramente la honra o reputación de todos los ofendidos y, en
condiciones semejantes, la que se haya presentado antes, todo ello a juicio del medio de
comunicación o, en su caso, de la Sala Constitucional. No obstante, cuando el ofendido
pudiere identificarse con un grupo o colectividad organizada, o sus miembros en general,
el derecho deberá ser ejercido por su personero o personeros autorizados una única vez,
y, en el caso de una persona jurídica, por su representante legal. Si la inexactitud o el
agravio afectare a más de un grupo, colectividad o persona jurídica, se aplicará lo
dispuesto en el párrafo anterior.
ARTICULO 68. Las responsabilidades que se deriven de la rectificación o
respuesta recaerán exclusivamente sobre sus autores y no sobre el medio de
comunicación o sus personeros, con excepción de hechos nuevos que no se refieran a la
materia de la rectificación o respuesta. La que fuere ordenada por la Sala Constitucional
eximirá a unos y otros de responsabilidad, salvo la que en la misma sentencia de amparo
se imponga a los segundos por su negativa injustificada a publicarla.
ARTICULO 69. El derecho de rectificación o respuesta se ejercerá de conformidad
con las siguientes reglas y, en su defecto, por las restantes del presente título: a) El
interesado deberá formular la correspondiente solicitud, por escrito, al dueño o director del
órgano de comunicación, dentro de los cinco días naturales posteriores a la publicación o
difusión que se propone rectificar o contestar, y se acompañará el texto de su rectificación
o respuesta redactada, en la forma más concisa posible y sin referirse a cuestiones
ajenas a ella. b) La rectificación o respuesta deberá publicarse o difundirse, y destacarse
en condiciones equivalentes a las de la publicación o difusión que la motiva, dentro de los
tres días siguientes, si se tratare de órganos de edición o difusión diaria, en los demás
casos en la próxima edición o difusión materialmente posible que se hiciere después de
ese plazo. c) El órgano de comunicación podrá negarse a publicar o difundir los
comentarios, afirmaciones o apreciaciones que excedan de sus límites razonables, o en lo
que no tengan relación directa con la publicación o difusión. ch) La Sala Constitucional,
previa audiencia conferida por veinticuatro horas al órgano de comunicación, resolverá el
recurso sin más trámite dentro de los tres días siguientes. d) Si se declarare procedente el
recurso, en la misma sentencia se aprobará el texto de la publicación o difusión, se
ordenará hacerla en un plazo igual al previsto en el inciso b), y se determinarán la forma y
condiciones en que debe hacerse.
En una Opinión Asesora de 1985, la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, interpretando el Artículo 13, hizo referencia a la naturaleza doble del derecho
a la libertad de expresión, que protege tanto el derecho a impartir, como el de buscar y
recibir, la información y las ideas. Establece que las personas a quienes sea aplicable la
Convención no sólo tienen el derecho y la libertad de expresar sus propios pensamientos
sino además el derecho y la libertad de buscar, recibir e impartir información e ideas de
toda clase. La libertad de expresión requiere, por un lado, que nadie sea limitado ni
impedido arbitrariamente de expresar sus propios pensamientos. En tal sentido, es un
derecho que corresponde a cada individuo. Su segundo aspecto, por otro lado, implica un
derecho colectivo de recibir cualquier información en absoluto y de tener acceso a los
pensamientos expresados por otras personas.
La Corte también declaró: “Para el ciudadano normal, es tan importante conocer
las opiniones de los demás o de tener acceso a la información en general como su
derecho de impartir su propia opinión”, concluyendo que “una sociedad que no esté bien
informada es una sociedad que no está verdaderamente libre.” Aunque la Corte no llegó,
en aquel entonces, a reconocer el derecho de acceder a la información que está en
manos de entidades públicas, sí colocó un fundamento sólido de jurisprudencia para dicho
reconocimiento.
Esta Corte, en el 2006, sostuvo que la garantía general de libertad de expresión
protege el derecho de acceder a información que está en manos de entidades públicas.
Específicamente expresó: “Respecto de los hechos del presente caso, la Corte considera
que el Artículo 13 de la Convención, al garantizar expresamente los derechos de “buscar”
y “recibir” “información”, protege el derecho de toda persona de solicitar acceso a la
información que está bajo el control del Estado, con las excepciones reconocidas bajo el
régimen de restricciones en la Convención. Por consiguiente, dicho Artículo engloba el
derecho de los individuos de recibir dicha información y la obligación positiva del Estado
de proporcionarla en tal forma que la persona pueda tener acceso para conocer la
información o recibir una respuesta motivada cuando, por alguna razón reconocida por la
Convención, el Estado limite el acceso en el caso particular. La información debe ser
proporcionada sin necesidad de comprobar interés directo ni relación personal para
obtenerla, exceptuándose los casos en los cuales sea aplicable una restricción legítima.
Es importante hacer mención del derecho a la imagen como aquel derecho
fundamental originado en la "dignidad de la persona" y tanto posee tutela jurídica. La
imagen en sí constituye un derecho de la personalidad con autonomía propia. La
reproducción o difusión técnica de la imagen (representación gráfica de la figura humana),
sin consentimiento del interesado, posibilitará a éste para accionar y eventualmente
obtener una indemnización, con las excepciones, modalidades y alcances que se
expusiera anteriormente. Por su parte La Ley 6683 de Derechos de Autor y Derechos
Conexos, o ley de propiedad intelectual, protege las obras de autores costarricenses y de
los extranjeros domiciliados en el país.
Como se observa, el derecho a la libertad de expresión no es un derecho absoluto
ni ilimitado, como tampoco lo es ningún otro derecho o libertad. Cada derecho o libertad
tiene un ámbito de desenvolvimiento y de compresión, y cada persona que ejerce un
derecho, debe actuar dentro de ese ámbito de desenvolvimiento y de comprensión de
dicho derecho. Actuar más allá de dicho ámbito, es no actuar dentro de dicho derecho,
sino fuera de él, con la posibilidad de quien actúa de violar, vejar o atropellar derechos de
otras personas. El límite al derecho humano de la libertad de expresión, está dado por el
respeto a otros derechos básicos de las personas.
LIBERTAD DE RELIGIÓN
La libertad de culto o libertad religiosa originalmente nace identificada con la
libertad de conciencia y se le considera un derecho fundamental referido a la opción de
cada ser humano de elegir libremente su religión, de no elegir ninguna, o de no creer o
validar la existencia de un Dios y poder ejercer dicha creencia públicamente, sin ser
víctima de opresión, discriminación o intento de cambiarla.
La
Declaración
Universal de los Derechos Humanos garantiza la libertad religiosa y determinan el rol
del Estado a la hora de protegerla y promoverla o al menos de no bloquearla, en los
Artículos 2,1, 18 y 30. El Artículo 18 indica: Toda persona tiene derecho a la libertad de
pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de
religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia,
individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la
práctica, el culto y la observancia.
También el Artículo 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
garantiza la libertad religiosa, en tanto el Artículo 27 protege a las minorías religiosas el
derecho a confesar y practicar su religión. De la misma forma lo hace la Convención de
los Derechos del Niño, en su Artículo 14 y el Artículo 9 de la Convención Europea de
Derechos Humanos.
La Constitución Política de Costa Rica dice en el Artículo 75: La Religión
Católica, Apostólica, Romana, es la del Estado, el cual contribuye a su mantenimiento, sin
impedir el libre ejercicio en la República de otros cultos que no se opongan a la moral
universal ni a las buenas costumbres.
En la Declaración Dignitatis Humanae del Concilio Vaticano II se lee: “Este
Concilio Vaticano declara que la persona humana tiene derecho a la libertad religiosa.
Esta libertad consiste en que todos los hombres han de estar inmunes de coacción, sea
por parte de personas particulares como de grupos sociales y de cualquier potestad
humana; y esto, de tal manera que, en materia religiosa, ni se obligue a nadie a obrar
contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público,
solo o asociado con otros, dentro de los límites debidos”.
El concepto de libertad religiosa va más allá de la simple tolerancia que permite,
como una concesión graciable, el ejercicio de religiones distintas a la oficial. En las
democracias modernas generalmente el Estado garantiza la libertad religiosa a todos sus
ciudadanos, pero en la práctica la elección del credo está dada generalmente por
costumbres familiares y sociales, ligándose frecuentemente algunas sociedades a ciertas
religiones. Además las situaciones de discriminación religiosa o intolerancia religiosa
siguen siendo frecuentes en distintas partes del mundo, registrándose casos de
intolerancia, preferencia de una religión por sobre otras y persecución a ciertos credos.
Un informe sobre la libertad religiosa en el mundo del 2009, del Departamento de
Estado de los Estados Unidos, concluye que en Costa Rica se garantiza la libertad de
culto constitucionalmente, y que otras leyes y políticas contribuyeron, en general, al libre
ejercicio de la religión.
Una encuesta de la Universidad de Costa Rica del 2008 determinó que el 43,3 por
ciento de la población se identifica como practicante de la religión católica, el 31,2 por
ciento se consideran católicos no practicantes (75,5 de los costarricenses son católicos),
el 15,2 por ciento dice ser protestante evangélico, el 5,7 por ciento se declara sin religión
y el 4,4 por ciento manifiesta pertenecer a “otro grupo religioso”.
La Constitución Política establece que el catolicismo es la religión del Estado y
requiere que éste contribuya a su mantenimiento. La Constitución también prohíbe al
Estado impedir el libre ejercicio de otros cultos que no se opongan a la moral universal ni
a las buenas costumbres. El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto es el encargado
de administrar las relaciones del Gobierno con la Iglesia Católica y otros grupos religiosos.
Además de los notarios públicos, sólo los sacerdotes de la Iglesia Católica pueden
celebrar matrimonios que son reconocidos por el Estado en forma automática. Otros
grupos religiosos pueden llevar a cabo ceremonias de enlace matrimonial, pero luego
éstas se deben legalizar mediante un matrimonio civil. Las parejas también pueden elegir
celebrar solo una ceremonia civil.
El Gobierno considera el Jueves Santo, Viernes Santo, el día de Nuestra Señora
de los Ángeles (2 de agosto) y la Navidad (25 de diciembre) como días feriados
nacionales obligatorios. Sin embargo, el Código de Trabajo establece la flexibilidad
necesaria para que a los practicantes de religiones distintas se les otorguen días de
celebración religiosa propios de su creencia como días libres, sujetos a la aprobación del
patrono.
Para plasmar la separación entre la Iglesia y el Estado, la Constitución establece
que el Presidente, Vicepresidente, Ministros de Gobierno y los Magistrados de la Corte
Suprema de Justicia no pueden pertenecer al clero católico; sin embargo, los clérigos
católicos pueden prestar servicio en otros cargos políticos. El Tribunal Supremo de
Elecciones sostuvo la posición de que no existe prohibición alguna para los ministros
religiosos no católicos de acceder a altos cargos públicos.
El Gobierno no obliga a los grupos religiosos a inscribirse, ni tampoco inhibe el
establecimiento de organizaciones religiosas a través de impuestos o requisitos
especiales para el funcionamiento. Según estipula la Ley de Asociaciones, un grupo
conformado por no menos de diez personas puede inscribirse en el Registro Público del
Ministerio de Justicia como asociación con personería jurídica.
La educación religiosa católica (catequesis) es impartida en escuelas públicas; sin
embargo, no es obligatoria. Según se establece en la Ley de Educación sustentada por
criterio de la Sala Constitucional, la Iglesia Católica es la única que tiene autoridad para
nombrar a los maestros de educación religiosa en las escuelas públicas, incluyendo
autoridad para seleccionar y despedir al personal.
La Sala Constitucional estableció que los colegios privados no pueden condicionar
la matrícula a las creencias religiosas, y aclaró que las escuelas privadas están en libertad
de ofrecer cualquier instrucción religiosa que elijan.
Hay un Proyecto de Ley, número 17511, propuesto por un grupo denominado
Movimiento por un Estado Laico en Costa Rica, que busca derogar o modificar los
Artículos 75 y 195 de la Constitución Política, para que el Estado no tenga religión oficial
(católica), y se modifique el juramento oficial la parte que se ordena juramentarse ante
Dios.
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE) habla de laico
“en contraposición al clérigo, o bien, se refiere al laico como independiente de cualquier
organización o confesión religiosa”. Laicismo, de nuevo según del DRAE, es una doctrina
que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y más particularmente del
Estado, respecto de cualquier organización o confesión religiosa.
LIBERTAD DE ENSEÑANZA
La libertad de enseñanza en Costa Rica está establecida en el Artículo 79 de la
Constitución Política: Se garantiza la libertad de enseñanza. No obstante, todo centro
docente privado estará bajo la inspección del Estado.
El marco jurídico del sistema educativo precisamente se demarcó en el Título VII
de la Constitución, sobre la educación y la cultura, entre los Artículos que van de 76 y
hasta el 89, ambos inclusive. Como se deduce, el sistema educativo forma parte del
régimen político constitucional de la nación, de manera tal que el mismo responde a las
necesidades e intenciones de dicho régimen.
El sistema político constitucional costarricense se edifica sobre los valores de la
democracia representativa, la división de los poderes (Ejecutivo, Legislativo, Judicial), la
garantía de los derechos individuales, sociales y políticos, el sufragio universal y secreto,
y el respeto a la dignidad humana, fundamentalmente.
En consecuencia, el sistema educativo responde a esos valores y finalidades del
régimen político constitucional, por tanto propende a garantizar la libertad de enseñanza,
la libertad de pensamiento, la libertad de asociación, la libertad de culto, el respeto a los
derechos humanos, el respeto a los valores del régimen democrático constitucional,
fortaleciendo así el Estado Social de Derecho.
Pilar fundamental del sistema educativo costarricense es la libertad de enseñanza
sujeta a la inspección del Estado, pero con estímulo estatal a la iniciativa privada en
materia educacional, según los Artículos 79 y 80 de la Constitución Política; este
último indica: La iniciativa privada en materia educacional merecerá estímulo del Estado,
en la forma que indique la ley.
Otro aspecto determinante es la obligatoriedad de la enseñanza (9 años) hasta el
III Ciclo de la antigua educación media, como se observa en el Artículo 78 constitucional.
Asimismo, la gratuidad de la enseñanza, que lo es desde la preescolar hasta la educación
diversificada, con el correlativo deber del Estado de facilitar la prosecución de estudios
superiores a las personas que carezcan de recursos pecuniarios.
Con el propósito de garantizar la no injerencia del mundo político partidista en la
educación, se creó un órgano técnico en la Constitución (Artículo 81), al que le
corresponde dirigir la enseñanza oficial y que está presidido por el Ministro del ramo, cual
es el Consejo Superior de Educación. En 1951 se promulgó la Ley Nº 1362, que regula la
integración y las funciones concretas del Consejo Superior de Educación. Poco después
se emitió la Ley Fundamental de Educación, número 2160 de 1957, que puede ser
definida como la ley marco del sistema educativo, después de la Constitución Política.
Esa ley, en sus artículos 2 y 3 concreta los fines de la educación costarricense y
define la estructura del sistema educativo. En 1980 se conoció la Ley 6551, la que regula
todo lo referente a la creación y el funcionamiento de las instituciones de educación
superior parauniversitaria. Mediante Ley 6693 de 1981, se crea un órgano especial,
adscrito al Ministerio de Educación Pública, cuya misión es autorizar la creación y el
funcionamiento de las universidades privadas. Se trata del Consejo de Educación
Superior Privada (CONESUP), y define su marco jurídico.
En 1996 se promulgó la Ley 7600 de “Igualdad de Oportunidades para personas
con Discapacidad”, que pretende ofrecer una educación no discriminatoria en la instancia
educativa que mejor se acomode a sus características y estilos de aprendizaje.
En 1995 se firma el decreto 24017-MEP, el cual establece los procedimientos en
cuya virtud se oficializan, equiparan, certifican y acreditan los estudios realizados en los
centros docentes privados. Además, norma el ejercicio de la inspección que ordena el
Artículo 79 de la Constitución Política.
En 1997 se emitió la ley que reforma el Artículo 78 de la Constitución Política el
cual indica: "La Educación Preescolar y la General Básica son obligatorias. Éstas y la
Educación Diversificada en el sistema público son gratuitas y costeadas por la nación. En
la Educación Estatal, incluida la superior, el gasto público no será inferior al 6%
(actualmente es del 8%) anual del Producto Interior Bruto (PIB).
Otro principio es el que consagra el Artículo 77 de la Constitución, que
literalmente dice lo siguiente: "La educación pública será organizada como un proceso
integral correlacionado en sus diversos ciclos, desde la preescolar hasta la universitaria."
Este artículo define el carácter orgánico que debe tener la educación pública, es decir, la
integración de los niveles y modalidades del sistema. El referido texto no sólo predica un
rasgo esencial del proceso educativo, sino que ordena cómo deben ser las cosas en ese
sector de la vida nacional. También es obligación de las universidades, dentro de su
ámbito de autonomía, cumplir con esta vinculación y, específicamente, con la educación
diversificada.
Otros artículos del Título VII de la Constitución Política son el 82, 83 y 84. Uno
fundamental para la libertad de enseñanza es el Artículo 87, que enfatiza:- La libertad
de cátedra es principio fundamental de la enseñanza universitaria. Por lo tanto, la libertad
de cátedra es el derecho garantizado constitucionalmente a todas las personas que
realizan una actividad docente a presentar un programa de estudio, investigación y
evaluación que según su criterio, se refleja en el mejoramiento del nivel académico de los
educandos. .
En Europa, durante la promoción de la libertad académica, se definieron los
conceptos de Lehrfreiheit (libertad de enseñar) y Lernfreiheit (libertad de aprender). Estos
principios sirvieron de base para la estructura curricular de diversas universidades de
América.
El concepto de libertad de aprender implica que los estudiantes tienen la libertad
de elegir su propio camino de estudio, tomando los cursos que ellos prefieran, en las
universidades que ellos elijan. El concepto de libertad académica como un derecho de los
profesores ha sido generalizado en las culturas occidentales. En general, todos los países
coinciden en el derecho de un profesor a investigar y publicar sus hallazgos sin
restricciones. Se habla del derecho a la propiedad intelectual incluida dentro del marco de
la libertad académica.
La libertad académica de las instituciones se refiere fundamentalmente a su
autonomía. En particular, a la libertad para nombrar los profesores, establecer los
estándares, admitir los estudiantes y manejar el presupuesto y su balance entre docencia
e investigación. Se distingue de cualquier otra libertad que se garantice a los estudiantes
o profesores.
La libertad de cátedra no es un derecho absoluto, sino que tiene un límite
constituido por los fines del Estado, entre los cuales se encuentra la protección de los
derechos, como la paz, la convivencia y la libertad de conciencia, entre otros. En
desarrollo de la libertad de cátedra los planteles educativos públicos o privados, deben
permitir que los profesores libremente determinen la forma en que consideran debe
desarrollarse la materia y realizarse las evaluaciones, claro está que la decisión debe ser
comunicada a las directivas con el fin de velar por la calidad, el cumplimiento en las
labores docentes y por la mejor formación intelectual los educandos
La libertad académica o libertad de cátedra incluye la libertad de los profesores,
estudiantes e instituciones académicas de tener como meta la búsqueda desinteresada
de la verdad y del conocimiento, sin importar a dónde conduzca y sin una interferencia
indebida o irrazonable.
Entre otros derechos, la libertad académica incluye la libertad de trabajar en todo
el rango de actividades relacionadas con la producción de conocimiento y búsqueda de la
verdad, incluyendo la elección del tema de investigación, la elección de lo que se
enseñará en clase, la presentación de los hallazgos a colegas y su publicación. La libertad
académica es uno de los pocos derechos fundamentales o humanos restringidos a un
ámbito específico: la educación superior (docencia e investigación). Por su profunda
influencia en la educación superior, el mantenimiento de este derecho humano es
imprescindible para el desarrollo económico y social de un país.
LIBERTAD DE ASOCIACIÓN
La libertad de asociación o derecho de asociación es un derecho humano que
consiste en la facultad de unirse y formar grupos, asociaciones u organizaciones con
objetivos lícitos, así como retirarse de las mismas.
La libertad o el derecho de asociación supone la libre disponibilidad de los
individuos para constituir formalmente agrupaciones permanentes o personas jurídicas
encaminadas a la consecución de fines específicos. Es una de las prolongaciones de las
libertades de pensamiento, expresión y reunión y una antesala de los derechos de
participación, en la medida en que la participación política se canaliza preferentemente a
través de formas específicas de asociaciones, entre las que los partidos políticos que
ocupan un lugar señalado.
Como reunión se interpreta el agrupamiento de personas como momentáneo,
circunstancial, en la asociación hay cierta continuidad en el tiempo y permanencia, esto
debido a que sus peticiones y fines comunes requieren, para su logro, plazos más
prolongados y su cumplimiento no puede ser instantáneo. La reunión faculta a un grupo a
concurrir temporalmente en un mismo lugar, la asociación faculta a un grupo por plazos
más largos ilimitados o permanentes.
Es considerado el derecho de asociación al igual que el derecho de reunión un
derecho humano de primera generación. Siempre y cuando se use este derecho de
manera pacífica y para cualquier objeto lícito, según la ley estará permitido a cualquier
persona, nacional o extranjero, pero en cuanto a los asuntos políticos internos del país
solo los ciudadanos (nacionales y nacionalizados) pueden tomar cartas en asuntos
políticos por esta vía, quedando pues a extranjeros limitado este derecho. Claro está,
quedan totalmente prohibidas las reuniones armadas y aquellas que de una u otra manera
quieran presionar con violencia a alguna autoridad judicial, para que resuelva a su favor.
La libertad de asociación está garantizada por el Artículo 20 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos en los siguientes términos: 1. Toda persona tiene
derecho
a
la
libertad
de
reunión
y
de
asociación
pacíficas.
2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos contempla la libertad de
asociación en su Artículo 22,1, del siguiente modo: Toda persona tiene el derecho a la
libertad de asociación con otros/as, incluyendo el derecho a crear y formar parte de los
sindicatos laborales para la protección de sus intereses.
La Constitución Política de Costa Rica garantiza la libertad de asociación:
Artículo 25.- Los habitantes de la República tienen derecho de asociarse para fines
lícitos. Nadie podrá ser obligado a formar parte de asociación alguna. Artículo 26.- Todos
tienen derecho de reunirse pacíficamente y sin armas, ya sea para negocios privados, o
para discutir asuntos políticos y examinar la conducta pública de los funcionarios. Por su
parte los Artículo 60, 64 y 98, en su orden, permiten la libre sindicalización de
trabajadores; la formación de cooperativas y de partidos políticos, que son diferentes
formas de asociación, al igual que el solidarismo.
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