bien abierto más tarde las Triandras, y se hubieran mantenido más en vela las Exandras; proporcionándose siempre, respectivamente, las vigilias de las unas á los sueños de las otras. No será dificultoso practicar esta observación en otro día. A las cuatro (el estado del cielo, sol y atmósfera, como antes). Las Exandras, ya más dormidas; sus pétalos más complicados hacia adentro, menor el globo trígono que formaban y los cálices más derechos. Las Triandras han estado bien dormilonas; sus pétalos no se han puesto patentísimos, como deben estarlo para la perfecta vigilia. No puedo conjeturar si abrirán más ó se quedarán en el actual estado, que es justamente el mismo que hallé en todas tres una hora antes. Me determiné, finalmente, á sacrificar las dos flores entreabiertas, ó más bien en el estado de aspereza en que se habían mantenido sus cálices. Abiertas ambas halló que pertenecían, sin la menor duda, á las Triandras. Me parece que no han abierto porque había ya pasado el tiempo de su florescencia, como lo manifiestan ambaslque eran las más esperezadas) por el griiesecito del germen ya aumentado, y por la flojedad de los pétalos, perdida aquella elasticidad y vigor hermoso que tienen en la florescencia. A las cinco (el cielo casi todo cubierto, sol entrecubierto; calma). Las Exandras en sueño.perfecto; sus cálices, ya conniventes, sin dejar ver la corola. Las Triandras ya en sueño; cerradas sus corolas, y los cálices haciéndose ya derechos para ocultar del todo las corolas, que se dejan ver algo. Parece que mañana abrirán ya pocas flores, si es que no faltan algunas que no hayan pasado por sus respectivas florescencias. Con todo, no quiero quitar de su lugar estas plantas, que me han ofrecido espectáculos tan agradables estos días. También quiero observar si se van perfeccionando sus semillas, como lo han manifestado las Triandras.