José Luis Gil y Gil Catedrático acreditado de Derecho del Trabajo de la Universidad de Alcalá Miembro del Consejo Asesor de Sagardoy Abogados La Ley 35/2010, de 17 de septiembre, de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo, modifica en algunos puntos la redacción inicial del Real Decreto-ley 10/2010, de 16 de junio, e introduce novedades muy significativas en la regulación del despido. La ley da una nueva redacción a las causas económicas, técnicas, organizativas o de producción, que justifican el despido colectivo (art. 51.1 ET) u objetivo [art. 52 c) ET], y, asimismo, reforma el procedimiento del despido colectivo (art. 51, apartados 3, 4, 5 y 6 ET) y objetivo [art. 53.1 c) ET], la causa de despido objetivo por faltas de asistencia al trabajo [art. 52 d) ET] y la calificación del despido objetivo [art. 53.4 ET y 122.2 y 3 LPL].Analizaré ahora el despido colectivo y objetivo. Dejo para un segundo comentario el estudio de las indemnizaciones por despido. La ley pretende facilitar el recurso a los despidos colectivos u objetivos por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción, y hacer innecesario el despido disciplinario, cuando la extinción obedece a un motivo relacionado con la marcha de la empresa. Según el preámbulo de la ley, la experiencia obtenida sobre todo en los dos últimos años ha puesto de relieve algunas deficiencias en el funcionamiento de las causas de despido previstas en los artículos 51 y 52 c) ET, al desplazar hacia la vía del despido disciplinario improcedente muchas extinciones de contratos indefinidos realmente basadas en motivaciones económicas o productivas. Relaciones laborales El consultor En este sentido, la reforma aspira a clarificar la noción de la causa económica, técnica, organizativa o de producción, para que sea más fácil el despido colectivo u objetivo, con una indemnización de veinte días de salario por año de servicio, y hasta un límite de doce mensualidades. En la redacción de la Ley 35/2010, de 17 de septiembre, “se entiende que concurren causas económicas cuando de los resultados de la empresa se desprenda una situación económica negativa, en casos tales como la existencia de pérdidas actuales o previstas, o la disminución persistente de su nivel de ingresos, que puedan afectar a su viabilidad o a su capacidad de mantener el volumen de empleo” (art. 51.1 ET). El precepto enuncia, pues, algunos supuestos de concurrencia de la causa económica. El que las pérdidas puedan ser no sólo actuales, sino también previstas, facilitará la extinción del contrato de trabajo. Antes de la reforma, se consideraba que la situación debía ser real y actual, sin que fuera suficiente la expectativa o sospecha de una crisis futura. Según aclara el precepto, el empresario tendrá que acreditar los resultados alegados y, asimismo, justificar que de los mismos se deduce la razonabilidad de la decisión extintiva para preservar o favorecer la posición competitiva en el mercado. De igual modo, el artículo 51.1 ET especifica algunos de los cambios que justifican las causas técnicas, organizativas o de producción, pero siempre con la advertencia de que puede haber otros que también justifiquen la medida (el precepto dice “entre otros”). En concreto, las causas técnicas se vinculan a los cambios en el ámbito de los medios o instrumentos de producción; las causas organizativas, a los cambios en el ámbito de los sistemas y métodos de trabajo del personal, y las causas productivas, a los cambios en la demanda de los productos o servicios que la empresa pretende colocar en el mercado.También para estas causas se exige al empresario la obligación esencial de acreditar la concurrencia y la obligación adicional de justificar que de esas circunstancias se deduce la razonabilidad de la decisión extintiva. Pero, en este caso, se añade un matiz: la medida debe contribuir a prevenir una evolución negativa de la empresa o a mejorar la situación de la misma a través de una más adecuada organización de los recursos, que favorezca su posición competitiva en el mercado o una mejor respuesta a las exigencias de la demanda. Si en la causa económica basta acreditar la situación negativa y la razonabilidad de la medida en tal contexto, aquí debe justificarse también que la medida tiene o bien fines preventivos de situaciones negativas, o bien fines de mejora de la empresa. Los despidos objetivos que incumplan los requisitos formales ya no serán nulos sino improcedentes 104 Capital Humano www.capitalhumano.es El despido en la Ley 35/2010 Medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo (I) Según el preámbulo, la ley busca una redacción que proporcione una mayor certeza tanto a los trabajadores y empresarios como a los órganos jurisdiccionales en su tarea de control judicial. Para el legislador, se mantiene intacto el derecho de los trabajadores a la tutela judicial efectiva, y se integra en la ley la interpretación que han hecho los órganos jurisdiccionales de las causas del despido objetivo, en el desarrollo de su tarea de revisión jurisdiccional de las decisiones empresariales sobre esta materia. En definitiva, la reforma permite reforzar la causalidad de la extinción de los contratos de trabajo, canalizando su finalización hacia la vía que proceda, en función de la causa real que motiva la extinción. Conviene destacar la redacción abierta del artículo 51.1 ET. La enumeración de supuestos es meramente ejemplificativa y no cierra el paso a la apreciación judicial de otras circunstancias. Aun así, existe una clara voluntad del legislador de guiar la interpretación y reducir el arbitrio judicial en la tarea de dilucidar si concurren las causas económicas, técnicas, organizativas o de producción. Por otro lado, al asumir el artículo 52 c) ET la noción de causa económica, técnica, organizativa o de producción del artículo 51.1 ET, termina la dualidad de regímenes jurídicos entre los despidos colectivos y objetivos. Antes de la reforma, también había una remisión del artículo 52 c) al artículo 51.1 ET, pero se ponía un énfasis especial en la necesidad de amortización del puesto de trabajo. A partir de ahora, en los despidos objetivos, la ley no exige una amortización en sentido estricto, por lo que no será necesario que se supriman funciones o puestos de trabajo, sino tan solo acreditar que se cumplen los objetivos que menciona el artículo 51.1 ET, mediante la oportuna reestructuración o reorganización de la plantilla. Por otra parte, la justificación y utilidad de esas causas ofrecía antes alguna diferencia. El artículo 52 c) ET se separaba, en parte, del artículo 51.1 ET en la descripción del modo en que el empresario debía acreditar las causas técnicas, organizativas o de producción, lo que permitía pensar que la amortización de un puesto de trabajo era menos ardua que el despido colectivo. Por otro lado, además del apartado 6 del artículo 51 ET, modificado por el Real Decreto-ley, se da una nueva redacción a los apartados 3, 4 y 5 del mismo artículo, para reducir los plazos de tramitación del despido colectivo: el periodo de consultas no será superior a treinta días naturales, y se reduce a siete días el plazo para dictar resolución por la autoridad laboral, cuando exista un acuerdo. Por su parte, en su nueva redacción, el artículo 52 d) ET rebaja del 5 al 2,5% el índice de absentismo total de la plantilla del centro de trabajo que permite al empresario despedir por faltas de asistencias al trabajo, aun justificadas pero intermitentes, que alcancen el 20% de las jornadas hábiles en dos meses consecutivos, o el 25% en cuatro meses discontinuos dentro de un periodo de doce meses. De nuevo, la ley facilita la extinción del contrato de trabajo. El artículo 53.1 c) ET reduce el plazo de preaviso de treinta a quince días en los despidos objetivos.Y, en fin, los despidos objetivos en los que se incumplan los requisitos formales ya no serán nulos, sino improcedentes (arts. 53.4 ET y 122.2 y 3 LPL). Nº 248 Noviembre 2010 105