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DESCARTES
1.1.-BIOGRAFIA Y OBRAS DE DESCARTES
Renato Decartes (1596-1650) nace en la Haye (Turena, Francia). Era el
tercer hijo de un consejero del Parlamento de Bretaña. Entre 1606 y 1614
estudia en el famoso colegio de la Fléche, fundado por Enrique lV y regentado por los jesuitas. En 1616 obtiene la licenciatura en Derecho en Poitiers.
Pero Descartes queda decepcionado de la enseñanza recibida, como
contará más tarde en el Discurso del Método. Había tenido excelentes
profesores y había leído todos los libros que habían caído en sus manos;
no obstante, dice, "me embargan tantas dudas y errores que, procurando
instruirme, no había logrado más provecho que el de reconocer más y más
mi ignorancia". La filosofía aprendida -a base de resúmenes y comentarios
de las obras de Aristóteles- le deja un mal sabor de boca: "no hay en ella
cosa alguna que no sea objeto de disputa y que, por tanto, no sea dudosa".
Sin embargo, gran parte de la terminología que usará más tarde Descartes
estará tomada de la escolástica (aunque cambiando con frecuencia la significación) y en el cartesianismo reaparecen algunos temas agustinianos. "En
cuanto a las demás ciencias -prosigue-, como toman sus principios de la
filosofía, juzgaba yo que no se podía edificar nada sólido sobre cimientos
tan poco firmes". Sólo encuentra satisfacción en las matemáticas, "por la
certeza y evidencia de sus razones", pero se extraña de que "siendo sus
cimientos tan sólidos y firmes, no se hubiese construido sobre ellos nada
más elevado".
En consecuencia, Descartes toma esta decisión: "abandoné completamente el estudio de las letras y, resuelto a no buscar otra ciencia que la
que pudiera hallar en mí mismo, o bien en el gran libro del mundo, empleé el resto de mi juventud en viajar, en ver cortes y ejércitos, en tratar
gente de diversos humores y condiciones, en recoger varias experiencias,
en ponerme a mí mismo a prueba". En 1618 parte hacia Holanda para
hacer su instrucción militar bajo la dirección de Mauricio de Nasau, príncipe de Orange y director de la Escuela Internacional de Guerra. Al año
siguiente -ya comenzada la Guerra de los Trenta Años- se enrola en el
ejército del duque de Baviera; el 10 de Noviembre por la noche descubre
los fundamentos de "una ciencia admirable". Se trata del descubrimiento
de su propio método,
método con la idea de reconstruir y unificar todas las ciencias.
Entonces abandona el ejército y comienza una época de viajes, dedicándose a "rodar por el mundo, procurando ser más bien espectador que
actor en las comedias que en él se representan". Es un período de nueve
años en el que se dedica a liberarse de errores e ir ensayando el método,
al final del cual escribe las Reglas para la dirección del espíritu (1628), que
no concluye y que se publicó póstuma.
En otoño de 1628 se traslada a Holanda, donde desea vivir "tan retirado y solitario como en un apartado desierto", disfrutando de "los frutos de
la paz" y dedicado a su gran empresa filosófica y científica. En Holanda, en
efecto, reina la tolerancia, por lo que se ha convertido en refugio de filósofos. Allí permanecerá hasta 1649, cambiando frecuentemente de residencia,
y desde allí irradiará su pensamiento al resto de Europa.
En 1633 Descartes tiene concluido su Tratado del mundo, pero entonces tiene lugar la condenación de Galileo en Roma. Esto trastorna sus
planes, y decide no publicar la obra. Sin emabargo, Descartes no renuncia
a dar a conocer una parte de su física, y en 1637 la publica parcialmente,
precedida por la exposición del método: Discurso del método para dirigir
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bien la razón y buscar la verdad en las ciencias, seguido de la "La Dióptrica", "los Meteoros" y la "geometría", que son ensayos de este método. En
1641 aparecen las Meditaciones de Filosofía Primera, acompañadas por seis
series de críticas de filósofos contemporáneos (Hobbes, Arnauld y Gassendi) y teólogos, así como las respuestas de Descartes a las mismas. En 1644
publica Los Principios de la Filosofía, obra dividida en cuatro partes. La
primera es filosófica, y las otras tres tratan sobre "los principios de las
cosas materiales", sobre "el mundo visible" y "sobre la Tierra". Descartes se
muestra extraordinariamente prudente para evitar cualquier tipo de condena, lo cual le conduce a posturas ambiguas respecto al movimiento de la
Tierra y respecto al aristotelismo. Más tarde se dedicará sobre todo a
cuestiones morales, publicando en 1649 su última obra: Tratado de las
Pasiones. El Tratado del Mundo y su continuación natural, el Tratado del
Hombre, fueron publicados en París en 1664, catorce años después de su
muerte.
El éxito fulgurante y la novedad de la filosofía cartesiana desataron
numerosas polémicas. Es desde la Universidad, dominada por la enseñanza
aristotélica, desde donde más se le ataca. Pero también surgen los discípulos y los entusiastas, a veces más peligrosos aún por su mala comprensión
de la nueva filosofía. Cansado de la lucha, Descartes acepta la invitación de
la reina Cristina de Suecia, y en octubre de 1649 llega a Estocolmo. Allí
muere poco después, el 11 de febrero de 1650.
2.2.-RAZON Y METODO: EL CRITERIO DE VERDAD
"Por método entiendo lo siguiente: unas reglas ciertas y fáciles, gracias a las cuales todos los que las observen exactamente
no tomarán nunca por verdadero lo que es falso, y alcanzarán,
sin fatigarse con esfuerzos inútiles, sino acrecentando progresivamente su saber, el conocimiento verdadero de todo aquello de
que sean capaces." (Reglas, 4)
El método, pues, permitirá evitar el error (primera ventaja). Además,
no es un simple método de exposición o demostración de lo que ya se
conoce (como es el caso, según Descartes, de la lógica aristotélica), sino
que permite aumentar los conocimeintos, descubrir nuevas verdades: es un
"ars inveniendi" (segunda ventaja). Todas las reglas del método se resumen
en estas cuatro, según el Discurso del Método:
EVIDENCIA
"(1) No admitir jamás como verdadero cosa alguna sin conocer con evidencia que lo era; es decir, evitar cuidadosamente la
precipitación y la prevención, y no comprender en mis juicios
más que lo que se presentase a mi espíritu tan clara y distintadistintamente que no tuviese motivo alguno para ponerlo en duda.
ANALISIS
(2) Dividir cada una de las dificultades que examinase en
tantas partes como fuese posible, y cuantas requiriese su mejor
solución.
SINTESIS
(3) Conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando
por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ir
ascendiendo poco a poco, como por grados, hasta el conocimiento de los más com
compues
puestos;
tos y suponiendo un orden aun en
aquellos que no se preceden naturalmente unos a otros.
COMPROBACIONES
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(4) Hacer en todo enumeraciones tan completas, y revisiones
tan generales, que estuviera seguro de no olvidar nada." (Discurso del Método)
La aparente simplicidad de este método -en las Reglas está mucho más
desarrollado- resulta desconcertante a primera vista. Responde al deseo
mismo de Descartes: el método ha de ser fácil y sencillo de seguir. Sin
embargo, encierra numerosas cuestiones que han de ser examinadas más
despacio:
Descartes se inspira en el método de "resolución y composición" de
la escuela de Padua, en el que también se inspira Galileo. Pero es notable
que Descartes no haga alusión a ningún experimento (a pesar de que no
dejó de hacerlos en algunas ocasiones). Ello indica hasta qué punto la
metodología de Descartes da preferencia al análisis conceptual (no experimental) y a la deducción púramente racional. En este sentido, el método
cartesiano se relaciona directamente con el método deductivo de Euclides
(pero expresado según una terminología cercana al método paduano): una
larga cadena de deducciones a partir de una principios simples y evidentes
(definiciones y axiomas).
Primera regla.
regla El método presupone una confianza absoluta en la
razón: ésta es, de por sí, infalible. Sin embargo, puede ser desviada por los
prejuicios, la precipitación, las pasiones, etc. Por ello, la primera regla dice
que sólo se ha de aceptar como verdadero aquello que aparece con absoluta evidencia . Pero la evidencia se da en la intuición,
intuición es decir, en un acto
puramente racional por el que la mente "ve" de modo inmediato y transparente una idea. El sello propio de las ideas evidentes e inmediatamente
intuidas es doble: han de ser claras y distintas.
distintas Dice Descartes:
"Llamo "clara" a la percepción que es presente y manifiesta a un espíritu atento (...) Y distinta a la que es de tal modo precisa y diferente de
todas las demás que no comprende en sí misma más que lo que aparece
manifiestamente a quien la considera como es debido" (Principios)
Al formular esta primera regla, Descartes introduce un nuevo concepconcepto de verdad:
verdad ya no consiste en la "adecuación" del pensamiento con la
realidad (concepto escolástico de verdad), sino que es una propiedad de
las ideas en sí mismas: la verdad es inmanente al espíritu.
Segunda y tercera reglas.
reglas Indican cómo se ha de proceder para alcanzar la verdad, y qué hay que hacer cuando ya se está en posesión de
ideas claras y distintas. Se trata de un procedimiento de análisisanálisis-síntesis:
síntesis el
problema a estudiar ha de ser analizado hasta encontrar sus elementos
más simples -las "naturalezas simples", en la expresión cartesiana-, los
cuales pueden ser intuidos mediante ideas claras y distintas. Una vez en
posesión de las "naturalezas simples", se procede, inversamente, a recomponer la cuestión por un procedimiento semejante al empleado en geometría: es decir, la síntesis consiste en un proceso ordenado de deducción
que encadena unas ideas a otras (síntesis deductiva).
Cuarta regla.
regla Puesto que es la evidencia intuitiva lo que garantiza la
verdad de nuestros conociomientos. Descartes exige que se hagan frecuentes com
comprobaciones del análisis y revisiones del proceso sintético, de tal
modo que se pueda abarcar todo el conjunto de un solo golpe de vista y
se pueda poseer una cierta evidencia intuitiva del mismo.
Hasta aquí, la exposición del método. Para Descartes supuso un gran
descubrimiento y decidió ponerlo inmediatamente en práctica. Puesto que
está inspirado en la geometría, decide empezar a aplicarlo a las matemáticas. El éxito obtenido (nada menos que el desarrollo de la geometría analítica), le anima a aplicarlo a las demás ciencias. Entonces advierte que es
por la filosofía por donde debería empezar, ya que es de ella de donde
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toman las demás ciencias sus principios demostrativos. Pero no comienza
inmediatamente, ya que comprende que "no debía acometer esta empresa
hasta llegar a una edad bastante más madura que la de 23 años". Se dedica entonces a prepararse para la futura tarea, "desarraigando del espíritu
todas las malas opiniones que había recibido antes de esta época, reuniendo muchas experiencias que fuesen luego materia de los razonamientos, y
ejercitándose constantemente en el método". Es notable esta imagen del
joven filósofo que desconfía de sus propias fuerzas y que se lanza al mundo para adquirir experiencia.
3.3.-LA ESTRUCTURA DE LA REALIDAD: LA TEORIA DE LAS TRES
SUBSTANCIAS
Veamos, ahora, como procede Descartes en la aplicación de su método
a la filosofía. En primer lugar, deberá establecer una primera verdad absoabsolutamen
lutamente evidente,
evidente de la que se pueda deducir todo lo demás. A partir de
ella, y en segundo lugar, contruirá un sistema deductivo de explicación de
la realidad basado en la idea de substancia.
substancia
A) EL "COGITO"
Para fundar la filosofía hay que basarse únicamente en evidencias absolutas, en ideas "claras y distintas". ¿Cómo proceder? Descartes escoge el
camino de la duda: dudar de todo para ver si queda algo que resista a
toda duda, es decir, un resto indubitable y cierto.
cierto Éste es el famoso pasaje
del Discurso del método:
"Deseando yo en esta ocasión tan sólo buscar la verdad,
pensé que debía (...) rechazar como absolutamente falso todo
aquello en que pudiera imaginar la menor duda, para ver si,
después de hecho esto, no me quedaba en mis creencias algo
que fuera enteramente indubitable. Así, puesto que los sentidos
nos engañan a veces, quise suponer que no hay cosa alguna que
sea tal como ellos nos la hacen imaginar. Y como hay hombres
que se equivocan al razonar, aun acerca de las más sencillas
cuestiones de geometría, y cometen paralogismos, juzgué que
estaba yo tan expuesto a errar como cualquir otro, y rechacé
como falsos todos los razonamientos que antes había tomado
por demostraciones. Finalmente, considerando que los mismos
pensamientos que tenemos estando despiertos pueden también
ocurrírsenos estando dormidos, sin que en tal caso sea verdadero ninguno, resolví fingir que todas las cosas que hasta entonces
habían entrado en mi espíritu no eran más ciertas que las ilusiones de mis sueños. Pero advertí en seguida que, aun queriendo pensar, de este modo, que todo es falso, era necesario que
yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa. Y al advertir que esta
verdad -pienso
pienso luego existo (cogito ergo sum)- era tan firme y
segura que las suposiciones más extravagantes de los escépticos
no eran capaces de conmoverla, juzgué que podía aceptarla sin
escrúpulos como el primer principio de la filosofía que buscaba."
(Discurso del método, 4)
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Sobre la base de este fragmento del "Discurso" pueden hacerse las siguientes indicaciones:
a) Descartes utiliza la duda "tan sólo para buscar la verdad": dudar de
todo es sólo un procedimiento metodológico para encontrar una verdad
indubitable. Descartes, pues, no es un escéptico en ningún momento. La
duda no es para él la postura mental definitiva; ni siquiera la postura
inicial: parte de la confianza en la posibilidad de alcanzar la verdad. Por
eso su duda es sólo una duda metó
metódica.
dica
b) El criterio de la duda se aplica entonces a todas las creen
creencias,
cias especialmente a las que parecen más sólidas y evidentes. Si es posible dudar de
ellas, deben, de momento, dejarse de lado (aunque luego se recuperen más
tarde): no pueden valer como fundamento sólido de la filosofía. En primer
lugar, es posible dudar de la información dada por los sentidos (cosa bastante lógica en un racionalista): si los sentidos nos engañan a veces, se
podría suponer que nos engañan siempre. En segundo lugar (y esto es ya
más notable en un racionalista), también es posible dudar de nuestros
racionamientos,
racionamientos puesto que a veces nos equivocamos en razonamientos
muy sencillos -¡incluso en geometría!-, pero los tomamos como verdaderos.
En tercer lugar, es posible dudar incluso de la reali
realidad del mundo que nos
rodea: ¿cómo distinguir la realidad de las ilusiones del sueño? (resuena
aquí, sin duda, un tema de la época: ¿no es la vida un "sueño"?).
c) La duda, pues, parece haber eliminado todas las creencias y los
escépticos tendrían razón. Pero, de pronto, del
del interior mismo del acto de
dudar surge un resto indubitable,
indubitable algo que resiste toda duda: estoy dudando. Lo único, pues, que no puede eliminar la duda es la duda misma, el
acto de dudar: al dudar "pongo" -no elimino- el dudar. Y Descartes concluye un poco precipitadamente: "Pienso, luego existo";
existo" ése será el primer
principio absolutamente evidente de la filosofía.
d) La interpretación del "Cógito" ha dado lugar a una gran cantidad de
discusiones, de las que hay que descatar, al menos esto:
Es notable que no se diga: "dudo, luego...", sino: "pienso...".
Para Descartes "pensamiento" (cogitatio) es todo aquello que
ocurre en nosotros: dudar, entender, afirmar, negar, querer,
imaginar, sentir; es decir, todo acto consciente del espíritu. Todo
pensamiento goza, pues, del carácter evidente de la duda. Ello
implica una postura subjetivis
subjetivista:
ta la evidencia se da sólo en el
interior del sujeto; lo que es evidente es, ante todo, el acto de
pensar, que "hay pensamiento", que "hay ideas". Lo pensado en
la idea -el objeto de pensamiento- ya no es inmediatamente
evidente.
"Pienso, luego existo" no es una deducción (a pesar de ese
"luego" de la fórmula), sino una intuición,
intuición es decir, una evidencia inmediata, una idea clara y distinta (no un razonamiento, en
el cual podría ocultarse algún error).
El significado del "Cogito" es, quizá, el siguiente: Descartes
parte de su propia interioridad, de los pensamientos que descubre en sí mismo y a partir de ahí llega a la existencia:
existencia el Yo
como un pensamiento que existe. De este modo se echa un
puente entre el puro pensamiento, encerrado en sí mismo, y la
realidad del mundo de las existencias. En el "pienso luego soy
(existo)" se intuye que el "yo" existe como una substancia "cuya
total esencia o naturaleza es pensar". De este modo se empieza a
construir la filosofía cartesiana a partir de esta primera verdad
evidente, y utilizando un concepto fundamental: el concepto de
substancia.
substancia
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B) LA SUBSTANCIA
Descartes emplea como sinónimos las palabras "substancia" y "cosa"
(res), lo cual ya es una indicación importante: la substancia es lo concreto
existente.
existente Lo propio de la substancia es la existencia, pero no cualquier
forma de existencia, sino la existencia completa:
completa no necesita de nada más
que de ella misma para existir.
Descartes opera como los geómetras al definir la substancia: construye
la definición de un modo totalmente a priori (como se construye la definición del círculo, por ejemplo), y no considera que tenga que justificarla.
Tampoco Euclides justifica sus definiciones: las construye para, a partir de
ellas, comenzar a hacer demostraciones; las definiciones no se muestran, al
contrario, son (junto con los postulados) los principios de toda demostración. La definición cartesiana de substancia es la siguiente:
"Cuando concebimos la "substancia", concebimos solamente una cosa que existe de tal manera que no tiene necesidad sino de sí misma
para existir" (Principios, l,51).
De esta definición se seguiría que sólo Dios es substancia, puesto
que las criaturas necesitan de Dios para existir (Dios da la existencia -y
luego la conserva- a todas las criaturas). De ahí que Descartes diga que
el concepto de "substancia" no se aplique del mismo modo a Dios y a
las criaturas, y que, por tanto, hay dos clases de substancias:
- la substancia
substancia infinita (Dios), a quien conviene absolutamente esta
definición.
- las substancias finitas (almas y cuerpos), que no necesitan de nada
más para existir, salvo de Dios (por tanto, una substancia finita no
necesita, para existir, de ninguna otra substancia finita: el alma, por
ejemplo, no necesita del cuerpo para existir; de aquí se sigue inmediatamente el dua
dualismo carte
cartesiano).
Por otro lado, Descartes dice que a cada substancia le corresponde
un atributo.
atributo El "atributo" constituye la esencia de la substancia y se
identifica con ella. Cada tipo de substancia posee un solo atributo: el
alma es pensamiento, y los cuerpor son extensión.
En tercer lugar, las diversas formas como está dispuesta la substancia se llaman modos.
modos Por ejemplo, un cuerpo (substancia) es extensión
(atributo) que tiene una figura determinada (modo). Substancia, atributo y modo son, pues, los tres conceptos fundamentales de la metafísica cartesiana, y reaparecerán en la metafísica de Spinoza
C) LA SUBSTANCIA INFINITA
El que yo pueda dudar y suspender el asentimiento respecto a lo
que a primera vista parece evidente, demuestra que soy libre;
libre pero
también demuestra que soy imperfecto:
imperfecto "hay mayor perfección en conocer que en dudar". Descartes descubre entonces en su alma una idea
singular: la idea de per
perfección.
fección ¿De dónde procede tal idea? No puede
haber sido construida por mí mismo (idea "adventicia"), ya que ni yo ni
las cosas del mundo somos perfectos: tiene que ser una idea innata,
innata
puesta en mí por un ser que realmente sea perfecto: Dios
Dios. Dios, por
tanto, existe. De nuevo nos encontramos aquí con el descubrimiento de
la existencia -una substancia- a partir de una idea.
Descartes aporta otras pruebas de la existencia de Dios, entre ellas
el "argumento ontológico", creado por Anselmo de Canterbury. Pero lo
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importante es que Dios ocupa la clave de la bóveda del sistema cartesiano:
el criterio de evidencia encuentra su última garantía en Dios: en
efecto, se podría dudar incluso de la misma evidencia; si las ideas claras
y distintas son siempre verdaderas es porque Dios -que en un Dios
bueno y veraz, y no un "genio engañador"- no ha podido dotar al hombre de una facultad de conocimiento que le induzca al error;
las substancias se mantienen en la existencia gracias a una "creación continua";
el mundo se mueve gracias al primer impulso recibido de Dios
(quien también conserva constante la cantidad de movimiento-reposo
otorgada al mundo).
Todo el sistema cartesiano reposa, pues, sobre la existencia de una
substancia infinita. Este recurso permanente a la divinidad será característico de todos los sistemas racionalistas.
D) LAS SUBSTANCIAS FINITAS
El alma no es sino pensamiento:
pensamiento es una substancia finita cuyo único
atributo o esencia es el pensamiento (juzgar, razonar, querer, imaginar,
sentir; todos ellos actos conscientes: pensamiento y conciencia tienen la
misma extensión; no hay lugar en el cartesianismo para el inconsciente). Por eso Descartes llama al alma "res cogitans" (cosa o substancia
pensante). El tipo de razonamiento empleado por Descartes para demostrar que el pensamiento es el único atributo del alma es muy curioso y se encuentra ya en Galileo: la ficción mental. Puedo, en efecto, dice Descartes- fingir mentalmente que no tengo cuerpo, y que no
dependo del espacio (y no por ello dejaría de existir), pero no puedo
fingir que no pienso; por tanto, lo que constituye mi esencia es el pensar.
El cuerpo (cualquier cuerpo) no es sino extensión:
extensión la extensión es
su único atributo o esencia. Los "modos" propios del cuerpo son, fundamentalmente, la figura y el movimiento (y reposo). Se acepta, por
tanto, la subjetividad de las "cualidades secundarias", De este modo,
Descartes geometriza el mundo corpóreo.
corpóreo La física cartesiana desarrollará las consecuencias de esta doctrina.
La concepción del hombre será, en consecuencia dualista.
dualista Si el alma
y el cuerpo son substancias, no se necesitan mútuamente para existir.
Tampoco se ve cómo puro pensamiento y pura extensión podrían estar
unidos y en interrelación. En consecuencia, y en principio, el hombre
hombre
no es sino el al
alma:
ma "Este yo, es decir, el alma, por la cual soy lo que
soy, es entéramente distinta del cuerpo y hasta más fácil de conocer
que él" (Discurso, 4). Sin ambargo, en otros lugares Descartes habla de
una unión entre el alma y el cuerpo, empleando expresiones tomadas
de la escolástica. Su pensamiento es, por tanto, bastante fluctuante en
este punto. En cualquier caso, dejó planteado un grave problema: ¿cómo se relacionan alma y cuerpo en el hombre? Este problema recibe,
en la historia de la filosofía, el nombre de "problema de la comunicación de las substancias".
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