Inundaciones y Sequías.

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INUNDACIONES Y SEQUIAS
Durante el último cuarto del siglo pasado, un incremento del régimen de lluvias favoreció el
avance hacia el oeste de la zona agropecuaria. Zonas como Salta, Tucumán, Santiago del Estero,
el oeste del Chaco, San Luis, el oeste de Córdoba, La Pampa y el oeste de Buenos Aires,
incorporaron a la agricultura tierras que, durante las décadas precedentes, habían sido no aptas
para el cultivo.
Sin embargo, existen fuertes indicios de que este cambio estaría comenzando a revertirse.
Muchos investigadores coinciden en señalar que las Regiones Noroeste, Noreste y Pampeana,
presentan precipitaciones de larga duración, que observa fases húmedas y secas, separadas por
fases de transición, cuya sucesión sería aproximadamente la siguiente:
•
Entre 1875 y 1900 tuvo lugar una fase húmeda: Las inundaciones ocurridas en este
período fueron descriptas por Florentino Ameghino en su obra “ Las Inundaciones y las
secas en la Provincia de Buenos Aires” publicada en 1886.
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De 1901 a 1925 se observó una fase de transición durante la cual las lluvias fueron
disminuyendo gradualmente.
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El período 1926/1950 registró una fase seca, que incluyó las fuertes sequías
acompañadas por voladuras de campos ocurridas desde fines de la década de 1920 hasta
la década de 1940.
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Entre 1951 y 1975 se produjo una fase de transición, durante la cual las lluvias fueron en
aumento, mejorando paulatinamente las condiciones para la agricultura.
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A partir de 1976 se instaló una fase húmeda. La zona agrícola mejoró en el oeste y
volvieron a registrarse inundaciones en los terrenos bajos de la región.
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Entre 2001 y 2025 se desarrollaría una fase de transición durante la cual las
precipitaciones irán en disminución.
•
Entre 2026 y 2050 se desarrollará una fase seca, similar a la registrada entre 1926 y
1950.
Durante las últimas campañas agrícolas, una creciente falta de humedad fue adueñándose del
margen occidental del área agrícola, causando crecientes daños.
Asimismo, los extensos anegamientos que afectaban a los terrenos bajos se redujeron en una
notable medida, lo cual contrasta fuertemente con la situación existente hasta hace unos pocos
años.
Estos indicios se ven reforzados por el hecho de que la Patagonia parece estar entrando en una
fase de aumento de las precipitaciones. Durante los últimos meses, la Cordillera Austral registró
intensas tormentas, que provocaron inundaciones en Bariloche y otras zonas de la Región.
Inicialmente, este proceso está causando problemas debido al proceso de adaptación necesario
para un ambiente húmedo, después de muchos años de condiciones secas. No obstante, en el
largo plazo se presentarán muchísimas ventajas.
Después de años de retroceso, los copos de nieve cordilleranos, desde Tierra del Fuego hasta
Mendoza se están realimentando, dando una buena perspectiva en lo referente a la disponibilidad
de agua para riego y para la generación de energía hidroeléctrica.
Hace tres años que la productividad de las pasturas de la estepa patagónica vienen mejorando, lo
cual podría ser aprovechado para un programa de recuperación de la cría de ovinos.
El peligro de incendios forestales se reducirá, y los planes de forestación se beneficiarán con la
mayor disponibilidad hídrica.
Esto último resulta coherente con la teoría del ciclo de lluvias de Sudamérica, dado que la
Patagonia y el resto del país se encuentran en oposición. Las fases húmedas al norte del paralelo
42º Sur coinciden con fases secas al sur del mismo, y viceversa .
Fuente: e-campo.com. Perspectivas climáticas campaña agrícola 2005/2006.
Información procesada por CITAB – Banco de la Provincia de Buenos Aires. 2006
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