Ritmo. Ejercicios sencillos para potenciar el trabajo actoral FINALIDAD Practicando los distintos ritmos vitales, conseguimos tener un cuerpo activo, atento, vibrante y dispuesto al juego teatral. RITMO CONTINUO Para abrir la zona pectoral, movemos con ritmo continuo y de forma fluida los brazos, haciendo formas agradables, abiertas y que no tengan ni principio ni final. El ritmo puede tener distintos tipos de dinámicas (lenta o rápida). Hacemos que el movimiento llegue hasta las manos, abriéndonos en el espacio infinito y jugando con la energía que se expande. RITMO PERCUTIVO Con ritmo percutivo, damos pasos, corremos y saltamos a tempo creando un ejercicio de dinámica percutiva. Llevamos el ritmo con los pies, creando distintos juegos instintivos y tribales, levantando y bajando piernas, pero siempre con la fuerza de la pelvis conectada con los pies y el suelo. RITMO DESENFRENADO Con ritmo desenfrenado, sacudimos el cuerpo de forma inesperada, moviendo pies, pelvis, brazos y cabeza, sin forma ni límites. Nos dejamos llevar por la música y la espontaneidad. Podemos caernos al suelo, saltar... ¡Todo está permitido! Incluso podemos dejar ir la voz... Se trata de hacer ejercicios salvajes en todas las direcciones, practicando todos los movimientos. RITMO LIGERO Con ritmo lírico, practicamos el ritmo 123 123 123, adelante, atrás y en distintas direcciones, creando frases de movimiento variadas. Podemos crear bailes de pareja a ritmo de vals, a ritmo de tango... Se trata de conseguir a través de juegos formales e informales la intercomunicación entre el cuerpo, el ritmo y el espacio. SILENCIO El ritmo silencio resulta de haber pasado por todos los otros ritmos: continuo, percutivo, desenfrenado y ligero. Ahora, estos salen y se expresan de una forma espontánea, haciéndonos sentir fluidez, musicalidad y presencia. A TENER EN CUENTA Estos ejercicios sirven para equilibrar el estado físico, psíquico y emocional. Se tiene que dejar que cada alumno juegue y experimente con su propia creatividad. mprovisad con los ritmos, buscando dinámicas más rápidas y otras más lentas. Observad que cuando el alumno encuentra su propio ritmo, tiene una comprensión más intuitiva de la acción teatral. Al finalizar el ejercicio, el alumno tiene una mayor capacidad para desarrollar con más creatividad sus personajes.