5 - Cuando el testador - sabe n o no puede firmar ¿Cómo debe firmar el testigo que lo hace por él? AI director de esta publicación, Sr. Héctor A. Ge le fueron planteadas, por un distinguido abo y con motivo de un pleito en trá mite ante nuestros Trbunales, las siguientes cues tiones: rona, gado nacional, — — "1.° un validez de ¿Es indispensable, para la testamento abierto, en que, el testador, no puede firmar por impedimento físico, que el Escribano, al hacer esa declaración, establezca claramente: quién es el testigo rogado por el testador para que firme a su nombre, o es suficiente que diga "el notario: "...manifestando no poder firmar por impedimento físico, lo hace a su ruego uno de los "testigos, que los son los señores..."? Debo advertirle el que testigo rogado, en el momento 'de firmar, deja constancia expresa de su doble papeí en estos términos: "A ruego de doña X. X., " no por poder firmar por impedimento físico, y " " " " " " " " " como "¿La " " " " " " testigo" práctica notarial requiere indispensablemen- te esa individualización por parte del Escribano, de la persona del rogado en el momento de firmar?" "2.0 ¿Es lidad de firme en un un su indispensable defecto capaz de empañar la legatestamento, que el testigo rogado doble carácter, una sola vez, o es la doble firma?" Considerando de interés todo lo que pueda con tribuir al estudio y mejor dilucidación de los pun tos oscuros o dudosos de nuestra legislación, inser íamos de la tareas opinión emitida por nuesjro compañero en respuesta de aquella consulta. opinión unánime de los autores es que, cuando la ley no preceptúa una fórmula especial, ba.sta para la validez del acto que el hecho o se se halle constatado de algún modo. exigido, cumplido requisito haya y El artículo 795 del Código Civil establece: "El testamento debe ser fir mado por el testador. Si declara éste que no sabe o no puede firmar, se hará en el testamento mención especial de su declaración y de su ruego a uno de los testigos ique firme por él, sin perjuicio de que el rogado firme también como testigo". Como se desprende de los términos de la disposición transcripta, en el caso de que el testador no pueda firmar, dos son las circunstancias que se de La el uso de . ben mencionar en el testamento : una : es la declaración del testador, mani es el ruego a uno de los testigos festando qjue no le es posible firmar; y la otra: para que firme por él. En el caso propuesto, j se han satisfecho las exigencias de la ley ? En otros términos: jSe ha hecho mención en el testamento de aquellas circunstancias'? Evidentemente, sí. jEs necesario dejar constancia en el testamento del nombre del testigo rogado por el testador 1 -ñSomos de la opinión de que, legalmente, no es necesaria esa ib-dividúS- lización. o Es cierto que eu la práctica notarial, ya sea en materia testamentaria el ya sea en el orden contractual, es -frecuente dejar constanicia de quién es testigo rogado por el otorgante que no sabe o no puede firmar. Pero, de ahí no pubde inferirse que esa constancia deba hacerse con carác ter de indispensable, al punto de convertirla en exigencia legal. En el ejercicio del notariado (y esto se hace aún por los espíritus estu diosos y bien capacitados por su conocimiento de la legislación y de la técnica profesionales), se procede, generalmente, con criterio esencialmente práctico. Por más que el Esoribano tenga el convencimiento de que tal atestación no es estrictamientie necesaria desde el punto de vista legial o de que su opinión sobre do un caso una duda, sobre el o dado, es exista particular, la verdadera, basta de que por alguien se haya insinua ligero antecedente de criterios distintos, expuestos un para que extreme las constancias, formalidades y solem nidades. Lo que se propone en tales casos, el Escribano, en forma principal, es evitar a su cliente la posibilidad de una incidenieia judicial. Y esta es la norma y la preocupación constante de casi todos nuestros Esoribanos. opinión sobre este primier caso: Creemos que el testamento de la declaración del testador de que puede firmar y de su ruego a uno de los testigos para que lo haga por tes y halbiendo el testigo rogado, firmado como tal testigo y a ruego del pues, nuestra Concretando, existiendo constancia no él; tador, del se en han observado todas las circunstancias Código requeridas por el artículo 795 Civil. II Respecto al segundo punto propuesto damos, sobre él, desde ya, opinión concreta: consideramos que no es necesaria la doble firma. Bn ninguno de los códigos que han servido de modelo al nuestro existe esa exigencia de la doble firma: ni con relación al testamento, ni en materia contractual. Hay más: la tendencia de la legislación moderna va directamientie plo, la ley francesa y la italiana — — y a citamos, la por ejem de la supresión ' ' Como lo dice muy bien el maestro don Solano A. Riestra : cuan do el otorgante no sabe o, no puede firmar, nos parece suficiente, y hasta conceptuamos lo más natural, la simple consignación de esa circunstancia. firma a ruego. Precisamente es para tales la fe del funcionario." casos que se necesita y debe tener verdadero valor ejemplo de doble firma qua coDooemos, se encuentra en la an tigua legislación española, al establecer las formalidades del testamento in incriptis o cerrado. En efecto : en él debían firmar el testador, siete testigos j'' el Escribano. Si el testador no sabía o no podía hacerlo, un testigo firmaba Bl único como testigo. singular de doble firmla, ni en la legislación an tigua ni en la moderna, repetimos, existe otro consagrando esa exigieneia ab surda que a nada responde, que nada garantiza, ni imprime mayor fuerza, una vez por d testador y otra vez Pero fuera de ese caso 7 - verdad ni autenticidad al aeto. Por el - contrario, todos los ejemplos de legis lación Patria, anteriores y posteriores a la promulgación del Código Civil, así como todos los otros precedentes de la legislación extranjera, son favora bles a la tesis que scsteniemos, es decir, contrarios a la exigencia de la doble firma. ejemplo, nuestro Código Civil, en el artículo 1585, refiriéndose cuando la parte no sepa, o no privados, establece que : puede firmar, lo hará por ella uno de los testigos, simultáneamente presentes al acto, los cuales no podrán ser menos de dos y deberán saber firmar" Como se ve, no hay exigencia de que el testigo firme dos veces : una por el otorgante y otra como testigo ; ni tampoco se exige que se individualice ciuién es el testigo rogado. Así, a por ' ' los documentos . El artículo 39 del Decreto Ley de 31 de Diciembre de 1878, que es la ley orgánica actual del Notariado, en nuestro país, al referirse al Registro de Protocolizaciones, establece que si la parte que pide la protocolización no sabe o no puede firmar, debe firmar el acta o la eseritura en que se formule el petdido, un testigo a ruego de aquélla. Tampoco existe aquí exigencia de doble firma ni die individualización del testigo rogado. La misma ley de 31 de Diciembre de 1878, deficiente en extremo, al legis lar sobre la suscriípción o firma de las escrituras públicas, ha dejado vigente hasta hoy, la ley 13, título 25, L.° 4.° de la nueva Recopilación, reproducida en la ley 1.°, Título 23, L.° 10 de la novísima Recopilación, en la cual se dice : "que cuando los otorgantes no supieren firmar, firmten por ellos cualquiera de los testigos u otro que sepa escribir." Tampoco bay aquí exigencia de doble firma ni de hidividualización del testigo que firma por el otorgante. El artículo 795 dtl Oódigo Civil, al decir que cuando el tostador no puede firmar lo hará a su ruego uno de los testigos, sin perjuicio de que el rogado lo haga también, oomo testigo, ¿ha querido reproducir la exigencia singular de la doble firmja contenida en la legisiación antigua española, relativa, al testamento cerrado ? Creemos que no. nos fundamos para pensar así : primero en que en las fuentes más consul tadas por el legislador uruguayo para formular su gran obra codificadora, y no se encuentra aquella exigencia, y, segundo, en que el criterio del legisla dor, dentro de la economía de toda nuestra legislación positiva, apar'ece inequí voca y congruentemente expuesto, cn todos los casos en que se ocupa de aquel que no puede o no sabe firmar, contrario a la doble firma, como hemos visto. Lo que ha querido el artículo 795 del Código Civil, pues, es que el testigo que firme a ruego del testador, no quede inhabilitado para firmar como tes tigo, vale decir: no ha querido el Código aumentar en esos casos el número de testigos. Esta, y no otra, es la imica interpretación racional de las palabras: sin perjuicio de que el Ahora bien rogado, firme tamibién respecto gundo punto consultado, que ; a cómo se como procede trata de la doble testigo. la práctica, sobre este firma, reproduzco aquí lo en se que — 8 - en presencia de un caso dudoso ó disposición legal, el Escribano extrema gene ralmente las formalidades y requisitos, observando el máximo de ellos, a fin de poner el acto o contrato por él autorizado a cubierto de cualquier ulterio ridad judicial. Ajustándose a este criterio, que trata de consultar todas las opiniones y ya de invoqué anteriormente, interpretación doble de al expresar que una satisfacer todos los gustos, no testador que no puede firmar, tal y otra a es difícil que, muchos Escribanos, frente hagan firmar dos veces a un testigo, una a un eomo ruego del testador. En lo que me es personal, declaro qpe aun cuando observo también como mis colegas, el criterio práctico, en los casos de duda, de abundar en forma presencia de un testador que no puede firmar (no obs profesional de once años, no se me ha presentado ■aún el caso), haría firmar al testigo rogado, en la misma forma en que lo hizo en el caso consultado, tan clara me resulta la disposición contenida eu el inciso 2.°, artículo 795 del Código Civil, y tan verdadera la interpreta ción que sostengo de que basta que el testigo firme una sola vez, expresando que lo hace como tal testigo y a ruego del testador por no poderlo hacer. lidades, tante creo que, mi intensa en labor — Héctor A. Gerona.