LAZARILLO DE TORMES

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LAZARILLO DE TORMES
(...) Pues sepa nuestra Merced, antes que nada, que a mi me llaman Lázaro de Tormes, y soy hijo de Tomé de
Gonzáles y de Antonio Pérez y naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río
Tormes, y por eso llevo ese apellido. Fue así: mi padre, al que Dios perdone era desde hacía más de quince
años el encargado de un molino que está a la orilla de ese río, y una noche, a mi madre, que estaba en el
molino, le llevó y allí me parió. Así que en verdad puedo decir que nací en un río. (...)
El padre de Lázaro fue a la cárcel y su madre se relacionaba con un hombre musulmán, por este motivo fue
castigada con 100 azotes. Entonces se encontraron con un ciego, costumbre en la época de entregarle los
niños.
(...) Antes de partir, yo fui a despedir a mi madre. Lloramos los dos, y mi madre me dio su bendición y dijo:
−Hijo, ya sé que no te veré más. Procura ser bueno, y que Dios te guíe. Te he criado y te he puesto con buen
amo. Válete por ti mismo.
−Tonto, aprende, que el mozo ciego tiene que saber un punta más que el diablo. Y se rió mucho de la burla.
Yo creo que en aquel instante perdí la inocencia y desperté de la simpleza en que, como niño que era, estaba
dormido.
Así que me dije: El ciego tiene razón. Me conviene abrir los ojos y estar alerta, porque estoy solo y tengo que
pensar cómo valerme por mí mismo. (...)
Este fragmento es la reflexión de Lázaro en que el ciego le engaña y le azota en la cabeza.
Lázaro tenía adicción por el vino y hacía inventos para beberlo. El ciego en enterarse le tiró el aparato en que
se guarda el vino y le partió los dientes.
(...) −¿Qué te parece, Lázaro? Lo que te enfermó te sana y te da la salud. (...)
Ambos comían uvas, el trato era de comerlas de una en una. El ciego cogió dos de golpe, y Lázaro calló y las
cogió de tres en tres. El ciego, se dio cuenta en que Lázaro callaba mientras el comía de dos en dos.
(...) Lázaro, me has engañado. Juraré a Dios que tu has comido las uvas de tres en tres. No las he comido así
−dijo yo−. Pero ¿Por qué sospecháis eso? Respondió ese sagracismo ciego.
−¿Sabes en qué veo que las comiste de tres en tres? En que yo las comía de dos en dos y tú callabas. (...)
Lázaro dice basta cuando engaña al ciego asando un nabo cuando el quería una longaniza, que se la comió
Lázaro. El ciego se dio cuenta, y le metió la nariz hasta la campanilla para ver si olía a longaniza. A Lázaro le
dio una arcado y le vomitó encima al ciego. Este le dio una paliza y le curó con vino. Casi lo mata.
(...) −Bien puedes decir, Lázaro que le debes más al vino que a tu padre, porque tu padre te engendró una vez,
pero el vino te ha dado mil veces la vida.
Y luego contaba a la gente las veces que me había descalabrado y arañado la cara, y cómo me sonaba con
vino. Y añadió:
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−Yo te digo, Lázaro, que si un hombre en el mundo a de ser afortunado con el vino, ese serás tu. (...)
En la vido de Lázaro podemos distinguir dos grandes períodos:
El aprendizaje (I−III)
El ascenso social (IV−VII)
El protagonista de la novela comienza su andadura sirviendo de forma sucesiva a un ciego, un clérigo y un
hidalgo, quienes pertenecen respectivamente a los tres estamentos esenciales de la población del siglo XVI: El
pueblo, la iglesia y la nobleza. Pero los tres tienen algo en común: Manifiestan grandes efectos morales que
los convierten en tutores poco recomendables para un niño.
El ciego es un hombre sargas e ingenioso pero profundamente mezquino, rasgos que son habituales en los
ciegos que aparecen en los cuentos folclóricos. El clérigo de Maqueda por su parte, es una persona dominada
por los pecados de la hipocresía y la avaricia que lleva una vida ruin, mientras que el escudero es un hidalgo
que intenta ocultar su realidad de hombre arruinado afanándose en simular que es rico.
Tanto el ciego como el clérigo y el escudero son personajes que tienen precedentes en la literatura pero están
arraigados al mismo tiempo en la realidad social de la España del siglo XVI. De hecho, en aquella época era
muy frecuente que los niños sin hogar entraran al servicio de ciegos, clérigos o nobles, pues la ley les exigía
que se pusieran bajo la tutela de un adulto. Asimismo, el caso del hidalgo arruinado que simula riqueza era
muy usual en el siglo XVI.
Sucedía que, por ser miembros de la nobleza, los hidalgos estaban exentos de pagar impuestos, pero para
conservar su título de aristócratas tenían que reunir dos condiciones: No trabajar y ser ricos. Así que muchos
hidalgos fingían que tenían un gran patrimonio aunque vivieran en la mayor de las pobrezas a fin de conservar
su condición de nobles y no verse obligados a pagar impuestos.
Los tres capítulos iniciales de la novela forman una unidad cuyo núcleo es el hombre. Con cada uno de sus
tres primeros amos, Lázaro pasa más necesidad que con el anterior. Pero al tiempo que sufre, Lázaro vive un
proceso de aprendizaje. Tras concluir su proceso de aprendizaje, Lázaro abandona la inocencia y comienza su
ascenso social.
En los capítulos IV a VII el personaje ya no acepta el primer señor que se le ofrece sinó que elige por sí
mismo a sus amos, entre los que predominan los religiosos.
En el capitulo cuarto acompaña a un fraile de la Merced inclinado a la lujuria figura que riosos de la literatura
medieval.
El narrador no nos explica muchas cosas sobre el personaje pero deja muy claro que lleva una vida licenciosa.
Ahora bien, gracias al fraile, Lázaro se calza por primera vez unos zapatos, lo que supone un punto de partida
hacia una vida menos pobre. Posteriormente, el protagonista de la novela se pone al servicio de un buldero, es
decir, de un predicador profesional dedicado a la venta de bulas (privilegios con los cuales una persona pede
incumplir excepcionalmente sus otros amos), el buldero, es un mal ejemplo para el protagonista, pues se
dedica a estafar a la gente simulando falsos milagros.
A partir del capitulo sexto, Lázaro se pone trabajar. Ejerce primero como aguador al servicio de un capellán,
quien lo explota laboralmente, pues le da un sueldo tan mísero, que tras cuatro años de ahorrar sin descanso,
Lázaro sólo consigue dinero para comprarse ropa vieja. No obstante, en esas prendas usadas que,
objetivamente, son tan poco valiosas se concentra el sentimiento de prosperidad de Lázaro. El mozo cree que
ha ascendido en la clase social porque viste prendas dignas de un hombre de bien: Sayo, jubón capa y espada,
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y aún le parece que da un paso más en el camino hacia ascenso social cuando comienza a trabajar como
pregonero de vinos, oficio que, en verdad, durante el Siglo de Oro se consideraba uno de los mas viles y
menos honrosos. Gracias a ese trabajo, Lázaro conoce al arcipreste de San Salvador, con quien cree alcanzar
la cumbre.
Lo lamentable es que Lázaro consigue su bienestar material a costa de degeneración moral.
Información LAZARILLO DE TORMES
El Lazarillo de Tormes es una novela del tipo picaresca aparecida por allá de 1554 en una España sumergida
en literatura de caballeros y espadachines románticos, a la obra nunca se le conoció su autor quien
posiblemente prefirió permanecer en el anonimato por el tipo de crítica que hacía al clero, y en efecto, esta
obra fue prohibida por el estado español y catalogada por la inquisición dentro del Índice del Purgatorio. No
fue hasta 1573 cuando se autorizó su publicación con la omisión de los capítulos cuatro y cinco así como
algunos párrafos de otros que la santa inquisición decidió censurar.
Esta versión incompleta fue impresa una y otra vez hasta el siglo XIX cuando España por fin permitió a sus
habitantes conocer la obra completa. Sobre su autoría se se dicen algunos nombres como el monje Juan de
Ortega, el escritor dramático Sebastián de Orozco y el humanista Diego Hurtado de Mendoza, aunque
seguramente nunca lo sabremos con exactitud y lo mejor sería dejarla como anónima.
En esta ocasión presento la obra original que consta del prólogo y siete tratados o capítulos. En 1555 se le
agregó el capítulo ocho también de autoría anónima pero que no es considerado como parte de la obra
original, posteriormente Juan de Luna escribió la segunda parte del Lazarillo que consta de 16 capítulos y que
junto con el capítulo ocho espero agregarlos próximamente aunque no hayan sido parte de la obra inicial.
Quiero agradecer a Denis Roland Jurado Díaz por la digitalización de la obra y por autorizar su uso sin fines
comerciales. Espero que la disfrutes.
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