Parte de una historia. La experiencia literaria y vital de Ignacio

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Parte de una historia.
La experiencia literaria y vital de Ignacio Aldecoa en la isla de La
Graciosa.
Valena Isabel Seguí Kienzle
Nº Candidato: dxc 352 (006015 – 003)
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RESUMEN:
Esta monografía está basada en la obra Parte de una historia del escritor español
de la denominada Generación del 50, Ignacio Aldecoa. En esta novela, el autor refleja
sus más profundas reflexiones, sus sentimientos y también las tradiciones de su lugar
de acogida durante los años 60: La Graciosa (Lanzarote- España).
Comienza la investigación con una breve introducción en la que me interrogo
sobre cuáles pudieron ser los motivos de su llegada a la pequeña isla de La Graciosa,
para posteriormente mostrar con unas pinceladas generales su vida e inquietudes
antes de llegar al lugar de destino donde centraré mi estudio.
Durante el desarrollo trato de explicar el motivo que le llevó a Ignacio Aldecoa
a conocer y a descubrir un paraíso lejano que le apartara de sus problemas en los
núcleos urbanos más grandes, para continuar mostrando las diferentes etapas de
adaptación durante su estancia en la isla, la evolución de sus sentimientos, algunas de
sus vivencias con los autóctonos, la admiración por sus tradiciones, etc, y cómo el
lugar consiguió ser la fuente de inspiración en la obra a la que estoy haciendo referencia
en todo mi estudio.
Para concluir, daré a conocer cuál ha sido la influencia que este autor ha tenido
en la isla y cómo en la actualidad se le sigue recordando como escritor y persona a
través de diferentes estudios y documentos audiovisuales.
Valena Isabel Seguí Kienzle
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ÍNDICE:

Resumen…………………………………..Página 1

Índice……………………………………...Página 2

Introducción……………………………….Página 3

Desarrollo………………………………….Página 4 - 11

Conclusión…………………………………Página 12

Bibliografía………………………………...Página 13 - 15
Valena Isabel Seguí Kienzle
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GENERALIDADES:
Lanzarote (España), en la isla canaria en la que resido, es donde Ignacio Aldecoa,
un escritor peninsular o godo, sobrenombre que él mismo se adjudica aquí en Canarias,
ve signo de libertad, de soledad y de la diferencia de las islas. Es aquí, en este lugar,
donde escribe la obra a la que voy a hacer referencia en mi estudio, Parte de una
historia.
La Graciosa, pequeña isla perteneciente al municipio de Teguise en Lanzarote,
fue su grandioso y acertado destino. Al descubrir esto, me cuestioné: “¿Por qué elegiría
Ignacio Aldecoa refugiarse durante una temporada en esta isla tan desierta, pequeña y
apartada de los grandes núcleos culturales?” “¿Sufría algún tipo de problema en su
Vitoria natal o en su Madrid de acogida que lo trajeran hasta aquí?
Ignacio Aldecoa (Vitoria-Gasteiz 1925 – Madrid 1969). Estudio Bachillerato en el
Colegio de los Maristas de Vitoria, y Filosofía y Letras en la Universidad de
Salamanca. En 1945 llega a Madrid y es en esta ciudad donde entra en contacto con los
que en épocas posteriores formarán junto a él el grupo de escritores de la Generación
del 50: “Jesús Fernández Santos, Rafael Sánchez Ferlosio, José María de Quinto,
Alfonso Sastre”3. Una de las relaciones más importantes que entabla en esta ciudad es
con Josefina Rodríguez, pedagoga y escritora, perteneciente también a la Generación
del 50 con la que posteriormente iniciará una relación amorosa que desembocará en
matrimonio, y ésta tomará el nombre de Josefina Aldecoa.
Durante 1955 afloran en España los grupos de estudiantes rebeldes en contra del
régimen franquista, y es entonces, cuando nuestro escritor, pasa a formar parte de la
Revista Española, impulsada por un simpatizante de la República. “Su obra, en esta
época toca temas diversos: los oficios, la clase media, los bajos fondos, las vidas
extrañas, el éxodo rural a la ciudad, etc”4. A parte de estos temas, la obra de Aldecoa se
centra en la crudeza de la humanidad y refleja ante todo el realismo social. Muchos de
sus cuentos (Ignacio Aldecoa está considerado uno de los más importantes cuentistas
de la literatura española contemporánea) relatan experiencias propias del autor y de las
gentes y refleja la dificultad de supervivencia en España tras la postguerra.
CUERPO:
3
ESCRITORES.ORG. Ignacio Aldecoa, Biografía. [En línea] < http://www.escritores.org/biografias/420ignacio-aldecoa [ Consulta: 15 noviembre 2012 ]
4
BIOGRAFÍAS Y VIDAS. Ignacio Aldecoa. [En línea]
<http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/aldecoa.htm> [consulta: 14 enero 2013]
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Las Islas Canarias, Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, Tenerife, la
Gomera, la Palma y El Hierro, están bañadas por aguas del Océano Atlántico.
Pertenecen políticamente a España, pero están situadas geográficamente muy próximas
a las costas africanas. Estas islas, con un clima cálido y con una vegetación impregnada
de especies autóctonas, conforman un paisaje de muchos contrastes: seco, ventoso,
volcánico, verde, arenoso, árido, marino, etc.
Entre los siglos IX y XIV, escritores árabes hicieron en sus escritos referencia a
ellas evidenciando su existencia y dándoles el sobrenombre de “Las Afortunadas”:
<<En el Océano, frente a Tánger y a la montaña llamada Adlent, se encuentran las isla
Afortunadas, es decir, felices. Se llaman así porque sus bosques y campiñas se
componen de varias clases de árboles frutales que crecen espontáneamente y que
producen frutos de excelente calidad; en vez de hierbas, el suelo produce cereales, y en
vez de zarzas con espinas, se encuentra toda suerte de plantas aromáticas. Estas islas,
situadas al oeste del país de los bereberes, están desperdigadas por el Océano, pero no
muy distantes unas de otras>>.5
Al-Idrisi
Desde joven, Ignacio Aldecoa soñaba con las Islas Canarias sin poder acceder a
ellas, pero sí dejando recorrer su dedo índice sobre un mapa liso imaginando esas tierras
piratas tan enriquecedoras. Tras varios años, comenzó a plasmar en ciertas obras como
en El libro de las algas, sus sueños y sentimientos sobre esas islas con este poema:
“Islas de oro soñadas en los días
de biblioteca y de pereza cálida.
aquel sextante, eterno y olvidado
que un alto Sol guardaba en la penumbra
de la vitrina de las cosas raras;
aquel sextante trajo vuestros nombres
sin mácula, de islas remotas. Dulces
islas nunca nombradas en los mapas.
islas de oro tan sólo, islas tan sólo
y un abismo de luz abierto al alma.”6 Ignacio Aldeco
Durante los años 50, Ignacio Aldecoa experimenta una situación complicada
tanto a nivel cultural como político. Su mujer, Josefina Aldecoa, afirmó en una
entrevista dirigida por el periódico El Mundo: “Efectivamente ese libro (Parte de una
Historia) lo escribió Ignacio en un momento que tiene mucho que ver con el personaje.
Y creo que fue en una situación política que también tiene que ver. También tiene que
ver con esas crisis características del escritor que siempre se está cuestionando lo que va
5
INVENTIA PLUS. [En línea]. <php5.inventiaplus.com/ojs/index.php/aea/article/download/.../251
Consulta: 27/11/12> [consulta: 13 noviembre 2012]
6
ALDECOA, Josefina. Ignacio Aldecoa en su Paraíso. Fundación César Manrique. 1996. pp. 43.
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a ser su siguiente obra”.7 Su obra se vuelve introspectiva y da testimonio de su crisis
personal. Influenciado por todo esto, a finales de los años 50 llega a Canarias dejando
atrás una situación difícil y buscando un lugar de paz muy diferente al de las grandes
urbes a las que estaba acostumbrado. No es que las islas no conocieran dichos
problemas sociales y políticos, sino que Aldecoa descubrió en ellas una luz especial al
tiempo que respiraba el aire de libertad y plenitud que tanto ansiaba. Estos sentimientos
fueron reflejados en una entrevista: “A estas alturas la libertad sería para mí una
tremenda experiencia: tener un lugar en el Sol”8. Sin embargo, cabe destacar que es en
La Graciosa donde alcanza mayor fascinación durante su primera y segunda estancia,
en 1961 y 1967.
Al otro lado del río de mar que separa Lanzarote de La Graciosa, nos
encontramos con el Archipiélago Chinijo. Ignacio Aldecoa, embarca en falúa
(“Embarcación ligera, con compartimento cubierto o entoldado, utilizada en ríos y
puertos con fines ceremoniales o para llevar a alguien importante”)9 en el puerto de
Órzola situado en el Norte de Lanzarote. Es aquí donde se encuentra con el comienzo
de una aventura personal y literaria auténtica.
“La Graciosa, con su artículo comprometedor delante del nombre, con un
artículo que hace del nombre un sobrenombre…”. Y añade un poco más tarde: “En La
Graciosa viven los pescadores canarios que poseen las más esbeltas falúas, las barcas
más ligeras y largas y los molinos de viento más marineros del mundo”.10
Pasada la noche, Aldecoa comienza verdaderamente su aventura en la isla, al
igual que comienza con la primera toma de contacto con las gentes gracioseras. Es aquí
cuando me planteo: ¿Cómo se sentía Aldecoa recién llegado a La Graciosa? ¿Cómo
amigo o cómo forastero? Ignacio, no acostumbrado a las calles sin asfaltar y cubiertas
de arena blanca, se encuentra desubicado, inseguro e incómodo al salir a la calle
descalzo, pero tal es su voluntad y sus ganas de integrarse en esta isla, que la
incomodidad y los primeros sentimientos de soledad son superados pronto.
“He salido descalzo y camino con inseguridad, con aprensión. Pronto me
acostumbraré, pero ahora la debilidad de las plantas de mis pies vence mi voluntad, y mi
andar entre cauteloso y circense atrae las miradas de todos”11.
Aldecoa ya ha salido a las calles desiertas de la isla donde comienza la primera
toma de contacto. Observa que las mujeres, tras sus velos, desatan las primeras sonrisas
7
EL MUNDO. ES. Encuentros digitales [En línea]
<http://www.elmundo.es/encuentros/invitados/2004/05/1102/> [consulta: 12 diciembre 2012]
8
IGNACIO ALDECOA CUENTOS (1949-1969). [En línea]
<www.llambriafilms.com/docs/aldecoa.doc>[consulta: 19 diciembre 2012]
9
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario del Estudiante Secundaria y Bachillerato. Santillana.
2011. pp. 1543
10
ALDECOA, Josefina. Ignacio Aldecoa en su Paraíso. Fundación César Manrique. 1996. pp. 43.
11
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
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pícaras, que infunden al forastero cierta confianza. Los gracioseros, en ese momento se
preguntaron qué hacía allí un hombre de su talante ¿Querría encontrarse a sí mismo?,
¿Cuál podría ser el objetivo de su viaje?
A pesar de ser La Graciosa una isla visitada frecuentemente por forasteros, los
gracioseros se preguntaban el porqué de las idas y venidas de Aldecoa y de sus largas
estancias. Al ser los autóctonos buenos anfitriones, estaban acostumbrados a establecer
vínculos con extranjeros procedentes de culturas diferentes y a compartir sus
costumbres y trabajos:
“Esto es un pueblo; no es más. Hay que vivir todos juntos. Todos nos
necesitamos”12.
“Un extranjero comentaba -“Usted podría hacer un buen pescador. Usted es
fuerte y le gusta la mar. A todos los de su tierra les gusta la mar. Usted tiene que salir
con nosotros una noche, y si su señora quiere, también. ¿Verdad maestro Juan? Maestro Juan encoge los hombros, significando que acaso no es lo más conveniente
invitar a una barca descubierta a una pareja acostumbrada a comodidades”13.
Aquí se refleja ese gran entusiasmo por compartir vivencias, pero ¿Qué es de
Ignacio Aldecoa? Su larga estancia en la isla despertaba la curiosidad y la preocupación
de sus habitantes. Uno de sus fieles amigos, tan sencillo como lo es la isla misma, se
preguntaba en repetidas ocasiones el porqué habría realizado ese largo viaje para llegar
aquí, a este último rincón del mundo:
“El timbre de voz de roque desarticula su aparente desdeño; una emocionada
gratitud, una dulce indulgencia, y el temor de que haya vuelto a su último rincón del
mundo por algo que sospecha malo para mí y que yo difícilmente podría razonárselo
como otra cosa que una huida”14.
Por otra parte, a pesar de las continuas cuestiones y preguntas que se planteaban
los autóctonos, Ignacio Aldecoa, no sólo no podía contestar a estos interrogantes sino
que, él mismo desconocía los motivos de su llegada. Fueron abundantes las veces que
él solo, con la única compañía de su propio silencio, pensó que La Graciosa había sido
su acierto ya que era un lugar aislado, totalmente desconocido y ajeno para la mayoría
de peninsulares, un lugar de soledad.
12
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
13
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
14
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
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“Estoy otra vez en la isla y de huida ¿De quién huyo? No sabría decírmelo.
¿Tengo alguna razón? ¿Por qué y de qué? No, no sabría decírmelo ¿Y estoy aquí porque
es aquí donde puedo encontrar algo? No sabría decírmelo. ¿Huir acaso explica la huida?
Y estoy aquí junto a esta barca solo en la noche. ¿Y estoy como esta barca, rumbo al
vacío y para siempre?”15
Aldecoa, poco a poco empezó a descubrir el objetivo de los gracioseros en su día
a día ¿A qué se dedicaban? ¿Cómo se sentían? Y principalmente ¿Qué era para ellos lo
normal y qué era lo desconocido, ajeno, raro, incomprensible e inaceptable? Ignacio,
descubre el modo de trabajo en el que se encuentra y descubre cómo éstos sienten la
vida de una manera completamente diferente, por lo que se pregunta ¿Qué pedimos
realmente a una sociedad moderna y urbanizada?:
“Si esta isla no fuera un lugar de trabajo… y me sonrío pensando en tarjetas
postales, en parejas abrazas en los plenilunios postales, en mujeres que se bañan en los
mares postales, en las risas, danzas, terrazas, aperitivos, flores, ferias, escándalos,
amores, hazañas y corazones postales. Pero ésta es una isla de trabajo”.
Su hija, Susana Aldecoa, afirma que "Él sentía una atracción tremenda por
Canarias, pero en especial por Lanzarote y La Graciosa”16. Precisamente, este
sentimiento le empujó hacia las islas y le hizo comparar su ajetreada Vitoria natal con
este paraíso.
Expresaba junto a la orilla del mar en Caleta de Sebo, aldea en la que residía: “Estoy
lejos en mi propio naufragio, siendo una presencia ajena, alguien que no puede
compartir lo que sucede, alguien que no deja compartir lo que pasa. Todos mis riesgos
están fuera de esta isla, y aquí en este regazo es donde se desencadenan otros riesgos
que no me alcanzan.”17 Para continuar diciendo: “Me encuentro contento de estar aquí.
Entre en las preocupaciones de la isla, me deshago un poco de mí mismo pensando en
las posibilidades de mañana, participo de la inquietud despertada por el riesgo de los
que están en la mar o están en puerto o se han quedado entre las olas para siempre”18.
Sus preocupaciones ya comenzaban a girar en torno a lo que ocurría en la isla.
Vivía días tras días lo mismo que vivían los gracioseros: pescaba, comía con ellos,
hablaba, etc. En La Graciosa, debido a sus reflexiones, sus sentimientos anteriores de
angustia y mal trago, iban desapareciendo. Había descubierto la felicidad.
15
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
16
LA OPINIÓN.ES. Aldecoa, otro graciosero [En línea]
<http://www.laopinion.es/cultura/2010/04/12/aldecoa-graciosero/280565.html> [consulta: 12 diciembre
2012]
17
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
18
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
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En un momento determinado de su juventud, Aldecoa señaló: “Me gustaría
pintar un mundo de color rosa – dice-, pero lo que me rodea es más bien gris”.19
Pudo descubrir quién había sido hasta ese momento, como era él y en la
amargura y soledad en la que había estado sumergido. En su obra, Parte de una
Historia, comentaba: “La felicidad suele ser palabra vana, pero aquí, en estos
momentos, en este trabajo, en esta isla del Atlántico, cubre musgosamente las rocas, en
las que la gente del pueblo la siente bienvenida. El tiempo, el trabajo, la compañía y el
dinero compartidos, las dificultades dadas de lado en esta hora, la suerte que corre para
todos, son la felicidad, su felicidad, que demuestran en un apagado coro salmodiando
una canción cuya letra es in adivinable”20.
Tuvo que comprender lo que tenía a su alrededor y analizar bien todos los
detalles de las gentes gracioseras. Como forastero, Aldecoa observaba claramente el
ritmo de vida, el sacrificio por conseguir lo que tienen, el afán de superación, la
aceptación de la madre naturaleza aceptándola tal y como es: arena, sequía, vegetación
desértica y el sacrificio en el día a día de sus gentes: “Arena, falta de agua, vegetación
de desierto, incomunicación, soledad de supervivientes. Y no obstante aquí un pueblo
ha levantado lo que necesita para vivir”.
Aldecoa siempre tuvo un don especial para la observación y por ello, en su obra,
no pudo dejar de lado el reflejo de las costumbres gracioseras de las que hace eco en
Cuaderno de Godo y Parte de una Historia. Él, no buscaba un aislamiento total del
resto del mundo, sino que se introdujo en él y pudo comprobar que había muchas cosas
destacables que le gustaban, otras que no eran muy compatibles con su persona y otras
muchas cosas que se quedaron grabadas en su corazón.
Desde un principio, Aldecoa cayó en la trampa, o mejor dicho en la costumbre
de beber ron y así decía: “En la isla se bebe al trago y bebemos así nuestras copas”21. En esas
tierras, había una enorme costumbre de beber ron. Esta bebida era motivo de celebración, de
aburrimiento y de soledad, se invitaban los unos a los otros, abusaban los unos de los otros y en
definitiva, simplemente se centraban en beber ron canario. Pero finalmente, todo buen momento
o toda buena noche acaba en borrachera como así afirmaba en Parte de una Historia:
“Celebrando con ron la buena suerte, los homenajes de oficio acaban en borrachería”22.
19
ALDECOA, Ignacio. Cuentos Inéditos. Alfaguara. 1995. pp. 97.
20
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
21
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
22
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
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A pesar de haber llegado como un forastero incomprendido y perdido, el escritor
de los 50 acabó involucrándose, gracias a la cordialidad de las gentes del lugar y así,
participaba en actividades tradicionales y actividades de obligación. Las familias vivían
de la pesca, y por este mismo motivo, se integro y se adaptó a la nueva forma de
supervivencia y a los autóctonos, siempre les gustó la participación de Aldecoa en las
actividades pesqueras: “Este año tienes que venir una noche a hacer un caleo”23. O como
decía uno de sus queridos amigos: “Echamos el día a limpiar y salar el pescado”24.
También, pasó muchas horas entre risas, música, cantares, parrandas y verbenas.
¿Cómo ve Ignacio Aldecoa la vida de las mujeres gracioseras? ¿Cómo se sienten
éstas en la isla? ¿A qué tareas se dedican o cómo las refleja en su obra? En este lugar,
no sólo los hombres se dedican a sacar a la familia adelante gracias a la pesca, sino que
existen muchas otras tareas detrás de la pesca, de las que nos informaba en varias obras
como Cuaderno de Godo o Parte de una Historia. Existen una gran cantidad de detalles
sorprendentes que hacen identificar a la mujer graciosera como única y especial. No se
dedican a la pesca, pero sí a todo el trabajo que hay detrás del pescado: cómo cocinarlo
y conservarlo al estilo más tradicional. Así describía las tardes que pasaban esas
mujeres en la cocina: “Las mujeres preparan el cazón, tiburón de mentiras; trabajan el
pulpo por el doméstico sistema de la colada: frote y refriego: entretienen los atardeceres
no separando garbanzos, como en toda tierra de ellos, sino desahuciando a punta de
aguja al caracol de su hogar. Y en cada casa de pescador establecía ésta una pequeña
factoría de pescado en la que los procedimientos mecánicos se limitan al puchero y a la
cocción. Los hombres a la mar y las damas a la cocina”25.
Aparte de esta seria dedicación a la cocina y a la limpieza con instrumentos
caseros que pudo apreciar, también destacó los esfuerzos y métodos que utilizaban las
mujeres en aquellos tiempos para poder conectarse con la isla mayor, Lanzarote, sobre
todo en casos de emergencia, y con el exterior. Ellas fueron siempre las que se
informaron y se interesaron por lo que ocurría, buscaban conexión mediante una
emisora de radio para poder recopilar algún tipo de información del exterior. En su
novela Parte de una Historia, reflejaba las continuas situaciones en las que las mujeres
debían actuar rápido cuando surgía algún tipo de emergencia: “A las 12 no puede haber
comunicación con la isla mayor, pero Antica pide insistentemente comunicación con la
isla mayor”26 y continúa diciendo: “Vete a casa y dile a Antica que pida por la emisora
un coche en puerto para llevar a un herido”27.
23
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
24
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
25
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
26
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
27
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
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Por otra parte, también es importante destacar otros trabajos que estas mujeres
debían desempeñar y que el escritor no las dejaba pasar por alto sino que las introducía
en sus cuentos y novelas. En La Graciosa las mujeres se encargaban, alguna que otra
vez, del pasto de los camellos y también eran protagonistas de las conquistas amorosas
desde el Puerto del Moro hasta la Bahía del Galgo.
¿Y qué es de los famosos niños que correteaban por los las páginas de los
cuentos gracioseros de Aldecoa? Los niños desde siempre han sido importantes
personajes en sus cuentos por su intensa humanidad y su intenso testimonio de los años
de posguerra. Por ello, fue inevitable también aquí, la introducción de personajes de
menor edad, los niños, como así ya lo había hecho en su novela “Entre el cielo y la
mar”: “La mirada de un niño que observa el oficio de su padre y sueña con ser un
pescador adulto. Y, condenado a un trabajo duro, lo asume con orgullo28”.
Finalmente, es imprescindible hacer mención a cómo refleja la llegada de los
extranjeros pertenecientes a la clase alta que contrastaban intensamente con las gentes
del lugar y a lo que nuestro autor hace también referencia en Parte de una historia:
“Los americanos dicen que se van, que están de despedida. Alegran el invierno. El
personal quiere saber lo que hacen los ricos. No llegan tan fácilmente los ricos por aquí.
Todo el día de parranda y tan tranquilos29”.
Al final de su estancia, podemos encontrar un conjunto de recuerdos acerca de
su vida en el pasado. Hay momentos de nostalgia en los que se centra en su vida lejos
de La Graciosa. Son, en suma, altibajos por los que pasa en la isla donde recuerda su
vida anterior en la Península. Podríamos decir, o describir estos momentos como
momentos de soledad, momentos en los que el autor no se sentía de la isla y necesitaba
sentir de cerca a su tierra y a sus gentes: “Busco, busco durante extensos minutos de
fuga y rememoración, lo que éste ámbito y esta hora tienen de sutil vínculo con el
pasado, me fatigo y nada encuentro. Pero alguna como chispita o lucecilla delirante
debió de encenderse en un momento para que yo iniciara mi viaje a la memoria y que
ésta me transmitiera la sensación de estar lejos de aquí y de mí y en otro día”30 o “Bebo
un vaso de agua, no porque tenga sed, sino impensadamente, por hacer algo. Y
chasqueo la lengua buscando alegría en su frescor”31.
28
LECTORES EMPEDERNIDOS. Cuentos, de Ignacio Aldecoa [En línea]
<http://lectoresempedernidos.mforos.com/591996/3558706-cuentos-de-ignacio-aldecoa/> [consulta: 4
enero 2013]
29
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
30
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
31
ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.
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En conjunto, todas las vivencias y experiencias que refleja en sus obras son, al
fin y al cabo, tradiciones de las gentes de La Graciosa que acabaron influyendo en los
extranjeros y en el propio autor durante su estancia aquí y que reflejó mediante la
descripción de situaciones y ambientes, pero no de una manera cualquiera, sino siempre
de una manera muy sincera siguiendo la teoría conductista, según la cual “La literatura
debe centrase en captar de forma visual lo que se ve, lo que dice y lo que hacen los
personajes, como si hubiese una cámara, pero sin que se sepa lo que piensan”32.
32
MIRASIERRA. La novela de los años 50 [En línea]
<http://lenguamirasierra.wikispaces.com/La+novela+de+los+a%C3%B1os+50> [consulta: 4 enero 2013]
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Conclusión:
La Graciosa marca la vida del escritor vasco para siempre. Aquel sueño
irrealizable que finalmente en el año 1961 se hace realidad y que en el año 1967 se
repite, hace que éste, quede guardado en su corazón y en su literatura para siempre.
Desgraciadamente, La Graciosa no tuvo mucha proyección en la literatura
posterior de Ignacio Aldecoa, ya que dos años después de abandonar la isla, en 1969,
muere en Madrid.
La Graciosa, por su parte, quiso destacar la presencia del autor en la isla y ha
plasmado su imborrable recuerdo poniendo el nombre del autor a su único colegio de
Educación Infantil y Primaria.
La importancia de las islas en el autor y sus obras llega hasta la actualidad y el
21 de junio de 2012 se estrena en la capital lanzaroteña una película documental de 60
minutos basada en un libro de relatos sobre sus viajes por todas la Islas Canarias
titulado: Aldecoa, la huida al paraíso. Esta película fue presentada por Juan Cruz que
argumentaba: "En Canarias Aldecoa encontró un monumento a la soledad", "Si en los
años treinta los surrealistas descubrieron que Tenerife era un puñetazo en el cielo,
Aldecoa descubrió en La Graciosa, Lobos, y todos esos islotes que representan el siglo
XX canario, un puñetazo en el mar"33. A partir de este momento, los anuncios y
publicaciones en los medios de comunicación, no sólo del documental, sino acerca de
toda su obra, así como de su vida y sobre todo de sus estancias en La Graciosa, hacen
renacer la figura del escritor.
32
EL PAÍS. 60 minutos en el paraíso de Aldecoa. [En línea]
<http://cultura.elpais.com/cultura/2012/06/18/actualidad/1340046935_109134.html> [consulta: 3
diciembre 2012]
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BIBLIOGRAFÍA:

ALDECOA, Ignacio. Parte de una historia. Alfaguara. 1995. pp. 244.

ALDECOA, Josefina. Ignacio Aldecoa en su Paraíso. Fundación César
Manrique. 1996. pp. 43.

BIOGRAFÍAS Y VIDAS. Ignacio Aldecoa. [En línea]
<http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/aldecoa.htm> [consulta: 14 enero
2013]

DIGITUM.UM. contemporaneidad en los cuentos de Ignacio Aldecoa. [En
línea]
<http://digitum.um.es/xmlui/bitstream/10201/12795/1/Contemporaneidad%20en
%20los%20cuentos%20de%20Ignacio%20Aldecoa.pdf> [consulta: 28
diciembre 2012]
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EL CORREO.COM. Ficciones de Ignacio Aldecoa. [En línea]
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