1 Contexto histórico-social • Movimiento cultural y político que tiene

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EL SIGLO XIX. EL ROMANTICISMO.
Contexto histórico-social
Continua tensión entre dos alternativas ideológicas: la gran huella que ejerce la tradición en
el pueblo español y sus ansias de renovación. Desde el punto de vista político serán también
dos las alternativas que triunfan y se disputan el poder: el absolutismo y el liberalismo hasta
la muerte de Fernando VII y, a partir de esta fecha, el liberalismo moderado y el progresista.
El siglo comienza con la guerra de la independencia y acaba con el desastre del 98.
- Reinado de Fernando VII (1814-1833). Absolutismo con un paréntesis liberal (1820-1823).
- Reinado de Isabel II (1833-1868), derrocada por la revolución del 68 (la “Gloriosa”). Guerras
carlistas.
- Suceden la regencia de Serrano (1869-1870) y el reinado de Amadeo I (1871-1873).
- I República (1873-1874) y jefatura de Serrano (1874).
- Restauración de la monarquía borbónica: Alfonso XII (1875-1885), hijo de Isabel II.
- Regencia de María Cristina, esposa de Alfonso XII, hasta 1912, año en que empieza a gobernar
Alfonso XIII.
Situación social: las clases conservadoras defienden sus antiguos privilegios, los liberales y
progresistas luchan por abolirlos.
- Desaparece la Inquisición, órdenes militares, mesta,...
- Proceso desamortizador (tierra en “manos muertas”)
- Se suceden varias constituciones.
- A mitad de siglo aparece el ferrocarril.
- Industrialización: Cataluña pionera.
- Alto grado de analfabetismo.
- Giner de los Ríos funda en 1876 la Institución Libre de Enseñanza.
Movimientos literarios: Prerromanticismo (fines del XVIII), pervivencia de actitudes
neoclasicistas, Romanticismo (primera mitad del siglo XIX), Realismo (segunda mitad del
XIX) y posromanticismo (segunda mitad del XIX).
EL ROMANTICISMO
Movimiento cultural y político que tiene su apogeo en la primera mitad del siglo xix
y que afectó a España y al resto de los países europeos y americanos. Recibe un
fuerte influjo inicial del pensador francés Rousseau (1712-1778) y del poeta alemán
Goethe (1749-1832), exaltadores del sentimiento frente a la razón que había
inspirado a los neoclásicos.
GOETHE: autor de la novela Werther, donde cuenta la historia de un fracaso amoroso,
exponiendo los sentimientos exaltados del protagonista que acaba suicidándose. Escribe
también un largo y complejo poema dialogado, Fausto, en el que desarrolla una antigua
leyenda medieval: la del hombre que vende su alma al diablo a cambio de que le devuelva
su juventud. El protagonista también resulta fracasado.
Los escritores románticos indagan en lo misterioso y desconocido e imponen
completamente los derechos del sentimiento. Su consigna es la libertad en todos los
órdenes de la vida.
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TENDENCIAS DENTRO DEL ROMANTICISMO
Romanticismo tradicional: Entienden la libertad como una simple restauración de
los valores ideológicos, patrióticos y religiosos que habían intentado anular los
racionalistas dieciochescos.
- Exaltan el Cristianismo, el Trono y la Patria como valores supremos.
- Principales representantes: los hermanos Schlegel y Novalis, en Alemania;
Walter Scott, en Inglaterra; Chateaubriand, en Francia, y Böhl de Faber,
Navarro Villoslada, Rivas, Pastor Díaz y Zorrilla, en España.
Romanticismo liberal: Identifican libertad con destrucción del orden vigente, en
religión, arte y política. Son partidarios del liberalismo político (que nace a raíz de
la Constitución de 1812).
- Defienden el individualismo, la afirmación de los derechos humanos y la fe
en el progreso técnico.
- Principales representantes: lord Byron, en Inglaterra; Víctor Hugo,
Alejandro Dumas, Alfredo de Vigny, en Francia; Espronceda, Gil de Zárate
y Hartzenbusch, en España.
CARACTERÍSTICAS DEL ROMANTICISMO
Actitud contra el Neoclasicismo: Los románticos fueron hostiles a las reglas
impuestas en el Neoclasicismo:
- los géneros literarios eran independientes: no había comunicación entre ellos;
- cada género se sujetaba a unas leyes propias, como las famosas unidades de lugar, tiempo
y acción en el teatro;
- la elección de los temas y su tratamiento literario debían estar sujetas al criterio del “buen
gusto”.
Frente al rigor dieciochesco, los románticos rompieron las fronteras entre los
géneros, mezclándolos. Muchas obras están escritas en prosa y en verso; dentro de
un mismo poema varían los metros; alternan lo cómico y dramático; no respetan la
regla de las tres unidades. Los temas suelen tratar asuntos sórdidos.
Subjetivismo: El autor da rienda suelta a sus sentimientos, que afloran en sus textos
cargados de insatisfacción ante un mundo que intenta limitar y refrenar sus
libertades en el amor, en el orden social, en su patriotismo... Frente a los
neoclásicos, poco interesados por la naturaleza, el escritor romántico hace que ésta
sea partícipe de sus estados de ánimo, y así, la presenta melancólica, tétrica,
agitada..., según los casos. El enfrentamiento entre los deseos del protagonista
romántico y la realidad produce un choque que, en muchos casos, acaba en
desesperación o suicidio.
Fuga del mundo que los rodea: Es frecuente que los escritores románticos se evadan
de la realidad que los rodea. En este sentido, se inspiran en épocas pasadas o en lo
exótico. Al contrario que los neoclásicos, que admiraban el mundo grecolatino, los
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románticos van a reivindicar su gusto por la Edad Media. Como géneros más
frecuentes cultivan la novela, la leyenda y el drama histórico, ambientados en esa
época.
Nacionalismo: El internacionalismo del Neoclasicismo se sustituye por el
nacionalismo. El escritor romántico exalta los rasgos diferenciales de su país. De ahí
que se revaloricen antiguos poemas épicos, las leyendas y tradiciones locales y se
cultiven las lenguas vernáculas.
Amor a la naturaleza: Frente a la sociedad urbana, oprimida por los
convencionalismos, los románticos aman la naturaleza y prestan atención al mundo
rural, que idealizan.
Atracción hacia lo nocturno y sepulcral: A los románticos les gusta situar a sus
personajes en ambientes misteriosos o melancólicos: ruinas, cementerios, la noche...
Les seduce igualmente lo sobrenatural: milagros, aparecidos, visiones de
ultratumba, brujería, lo diabólico...
PRIMERAS MANIFESTACIONES DEL ROMANTICISMO EN ESPAÑA
Böhl de Faber: Cónsul alemán en Cádiz. Publica entre 1818 y 1819 una serie de
artículos, en un periódico de esa ciudad (el Diario Mercantil), en los que defiende el
teatro del Siglo de Oro frente al del Neoclasicismo.
El Europeo: Revista barcelonesa que combate el Neoclasicismo tratando del
imponer los gustos del Romanticismo moderado.
La emigración de 1823: Tras el paréntesis liberal (1820-1823) durante el reinado
absolutista de Fernando VII, muchos artistas españoles formados en el
Neoclasicismo emigran del país. A su regreso, a partir de 1833 (muerte de Fernando
VII), vienen influidos por las ideas románticas ya vigentes en Europa.
POESÍA
Principales líricos románticos:
JOSÉ DE ESPRONCEDA (1808-1842). Cultivó los principales géneros literarios
de su momento: el poema épico (El Pelayo), la novela histórica (Sancho Saldaña o
El castellano de Cuéllar) y el teatro (Blanca de Borbón). Pero fue especialmente
conocido como poeta lírico (El estudiante de Salamanca y El diablo mundo).
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (Sevilla, 1836; Madrid, 1870). Obra en prosa:
las Leyendas, veintiocho relatos con bastantes tópicos románticos: el misterio, lo
sobrenatural (Maese Pérez el organista, El Miserere, El rayo de luna); lo exótico
oriental o morisco (El caudillo de las manos rojas, La rosa de pasión); lo religioso
o milagrero (El Cristo de la Calavera); o lo costrumbrista aliado con lo prodigioso
(La venta de los gatos). También en prosa son las Cartas desde mi celda, crónicas
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compuestas durante una estancia de reposo en el monasterio de Veruela, y multitud
de artículos periodísticos. Obra en verso: Rimas, ochenta y cuatro composiciones
breves, de dos, tres o cuatro estrofas, por lo general asonantadas con metros
variados, de acuerdo con la poética romántica.
ROSALÍA DE CASTRO (Santiago, 1837; Padrón, 1885). Escribió tres libros de
poemas, dos en gallego, Cantares gallegos (1863) y Follas novas (1880), y uno en
castellano, En las orillas del Sar (1884).
Otros poetas:
JUAN AROLAS (1805-1849). Poesías orientales.
NICOMEDES PASTOR D ÍAZ (1811-1863). Poemas (Al acueducto de Segovia, A la luna) y una
novela (De Villahermosa a la China)
GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA (1814-1873). Poemas con sentimientos religiosos (La
Cruz) y humanos (Amor y orgullo).
CAROLINA CORONADO (1823-1911). Poemas también de inspiración religiosa o sentimiental
(El amor de los amores).
TEATRO
Características del drama romántico:
- Temática: preferencia por temas legendarios, caballerescos, aventureros o de
historia nacional.
- Rechazo de la regla de las tres unidades: en el drama se desarrollan diversas
acciones que se entrecruzan; no hay unidad de tiempo ni de lugar; se mezcla lo
trágico y lo cómico.
- El drama se divide normalmente en cinco actos, con versos de distintas
medidas e incluso se mezcla la prosa y el verso.
- Renuncia a todo intento aleccionador o didáctico: sólo se aspira a conmover al
espectador. Los protagonistas son seres marcados por un destino extraño.
- Abundancia de escenas nocturnas y sepulcrales, desafíos, personajes
misteriosos, suicidios...
Principales dramaturgos:
FRANCISCO MARTÍNEZ DE LA ROSA (1794-1865). La conjuración de Venecia
(1834), Abén Humeya (1836).
ÁNGEL SAAVEDRA, DUQUE DE RIVAS. Don Álvaro o la fuerza del sino,
estrenada el 22 de marzo de 1835. También escribió numerosos poemas. Hoy
conservan su valor históricos los Romances históricos.
Otros dramaturgos:
ANTONIO GARCÍA GUTIÉRREZ (1813-1884). El trovador, drama.
EUGENIO DE HARTZENBUCH (1806-1880). Los amantes de Teruel.
JOSÉ ZORRILLA (1817-1893). Don Juan Tenorio; El puñal del godo; El zapatero y el rey;
Traidor, inconfeso y mártir.
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Dramaturgos no románticos en la época romántica: El Romanticismo fijó patrones
para el drama trágico y para la comedia sentimental, pero descuidó por completo el
género cómico y satírico. Los siguientes autores, sin embargo, lo cultivaron:
MANUEL B RETÓN DE LOS HERREROS (1796-1873). Siguió la pauta de las
comedias neoclásicas de Moratín; ambiente de clase media, tendencias correctivas,
sumisión a las unidades dramáticas… Destacan: A la vejez, viruelas; Marcela o ¿a
cuál de los tres?; Muérete y verás; El pelo de la dehesa.
VENTURA DE LA VEGA (1807-1865). El hombre de mundo (historia de un
calavera consumido por los celos).
PROSA
Género costumbrista: Son pequeños cuadros coloristas que reflejan con gracia y
simpatía modos de vivir, costumbres populares o tipos humanos representativos.
Este género llegó de Francia, pero poseía notables antecedentes españoles en
Cervantes, Zabaleta, Torres Villarroel... Su auge se debe al gusto de los románticos
por lo distintivo, extraño y peculiar. Los costumbristas contribuyeron con sus burlas
a refrenar la gran cantidad de extranjerismos que entraban en nuestro idioma.
RAMÓN DE MESONERO ROMANOS (1803-1882). “El Curioso Parlante”.
Artículos de costumbres recogidos en Panorama matritense y Escenas matritenses.
SERAFÍN ESTÉBANEZ CALDERÓN (1799-1867). Cuadros de costumbres. “El
solitario”. Escenas andaluzas.
Artículo periodístico:
MARIANO JOSÉ DE LARRA (1809-13/02/1837). Una novela histórica (El
doncel de don Enrique el Doliente), una tragedia (Macías), algunas poesías satíricas
o de circunstancias. Ocupa un lugar eminente en la literatura por sus artículos
periodísticos, muchos de ellos escritos dentro del género del cuadro de costumbres.
Novela histórica: mezcla una acción ficticia con elementos históricos; influencia de
Walter Scott, autor de Ivanhoe (80 traducciones de sus obras entre 1825 y 1851).
TELESFORO TRUEBA Y COSSÍO (1799-1835). Novela histórica. Gómez Arias o
la rebelión de los moriscos en la Alpujarra.
ENRIQUE GIL
Bembibre.
Y
CARRASCO (1815-1846). Novela histórica. El señor de
FRANCISCO NAVARRO VILLOSLADA (1818-1895). Novela histórica. Amaya o
los vascos en el siglo VIII.
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EL SIGLO XIX. EL REALISMO Y EL NATURALISMO
CONTEXTO: LA SOCIEDAD, LAS IDEAS Y LA CIENCIA
A partir de 1850 las formas de vida y la mentalidad dominantes en Europa durante
la primera mitad del siglo (el Romanticismo) van desapareciendo y sustituyéndose por
otras. Algunos de los factores que intervienen en este cambio son:
SOCIEDAD:
-
-
la burguesía se consolida como clase dominante y deriva
hacia posiciones conservadoras; esta clase social manifiesta
un gran apego a la realidad y un fuerte espíritu práctico;
las masas obreras (el proletariado), en continuo crecimiento,
luchan para mejorar unas condiciones de vida
extremadamente duras;
IDEOLOGÍA:
-
dentro del liberalismo se distingue entre un liberalismo
moderado (burguesía acomodada) y otro progresista;
en el proletariado prenden las doctrinas revolucionarias:
socialismo, comunismo, anarquismo (Marx publica el
Manifiesto comunista en 1848).
FILOSOFÍA:
-
-
auge del Positivismo: esta línea de pensamiento se opone al
idealismo romántico; sólo admite como verdadero aquello
que puede descubrirse mediante la observación rigurosa y la
experimentación;
nacen la Sociología y la Psicología científica.
-
nuevo método experimental (Claude Bernard)
teorías sobre la herencia biológica (Mendel)
teorías sobre la evolución de las especies (Darwin)
CIENCIA:
En España, el desarrollo económico e industrial fue más lento que en otros países.
También el poder de la burguesía llega más tarde, puesto que todavía conservan mucha
fuerza la nobleza y el clero. La masa obrera, por su parte, comienza a organizarse (en 1879
se funda del partido socialista).
En el plano político, España se divide entre dos alternativas: de un lado, una política
moderada y de otro, una tendencia progresista. Los principales acontecimientos políticos
pueden resumirse en los siguientes puntos:
- hasta 1868 predomina una política moderada;
- la revolución de 1868 abre una etapa progresista;
- la restauración de 1875, con la subida al trono de Alfonso
de partidos “turnantes”.
XII,
instaura un sistema
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EL REALISMO
Existe una tendencia generalizada a considerar que el realismo es la antítesis del
romanticismo. Es verdad que este movimiento literario combate o rechaza ciertos aspectos
del romanticismo tales como el subjetivismo, la introducción en la obra de elementos
fantásticos y exóticos, etc. Sin embargo, en otros muchos aspectos, el realismo supone una
continuación y desarrollo de elementos surgidos en la etapa romántica. Así, por ejemplo, el
interés por la naturaleza o por lo costumbrista serán temas frecuentes dentro de esta nueva
orientación estética.
Principales características del movimiento realista:
Método basado en la objetividad: se basa en la observación rigurosa y la
reproducción fiel de la vida. El escritor se documenta sobre el terreno (toma
apuntes sobre los lugares, gentes, indumentaria, costumbres…) o busca en los
libros los datos necesarios. Este propósito de exactitud se ejerce en dos terrenos:
- pintura de costumbres: aparecen diversidad de ambientes:
urbanos o rurales, refinados o populares…
- pintura de caracteres: da lugar a un nuevo tipo de novela, la
psicológica, en la que se analizan con detalle los
temperamentos y las motivaciones de los personajes;
Intención moral: generalmente, tanto la pintura de costumbres como la de
caracteres suele ir acompañada de una crítica.
Las técnicas literarias:
- narrativa: el ideal de objetividad da lugar a que el escritor
adopte un papel de “cronista” (aunque a veces interviene con
juicios y observaciones);
- las descripciones adquieren un papel primordial;
El estilo: preferencia por la sobriedad; en los diálogos, la lengua se adapta a los
personajes, reflejándose a veces rasgos del habla popular.
LA NOVELA REALISTA EN ESPAÑA
La novela realista en España contaba ya con una tradición, el Siglo de Oro español,
época en la que se escriben multitud de novelas picarescas y en la que Cervantes publica El
Quijote.
Por otra parte, los realistas europeos (Balzac, Stendhal, Flaubert, Dickens,
Dostoyevski, Tolstoi…) son muy leídos y sirvieron de modelo para introducir nuevos temas
y nuevos tratamientos de la realidad.
Con todo, los novelistas españoles no se ajustan totalmente a los cánones marcados
por el realismo francés. Aunque se preocuparon por la observación y el afán de
documentación, los escritores españoles buscarán sus temas de inspiración en la vida y las
tierras de España, desarrollando con ello una novela de carácter regional. Por otra parte,
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entre estos novelistas se observarán diferencias que dependen de su orientación ideológica.
Así, los escritores tradicionalistas impondrán ciertos límites al realismo y evitarán el
tratamiento de temas demasiado escabrosos. En este sentido, se advertirá una tendencia
hacia la idealización de la realidad. Al contrario, los escritores progresistas darán entrada
a todo tipo de temas, consiguiendo con ello un enfoque más objetivo de la realidad.
EL NATURALISMO
Se aplicó el nombre de naturalismo a una corriente que llevaba a sus últimas
consecuencias los postulados realistas, añadiendo nuevos elementos. En sus orígenes, esta
tendencia no se restringía al ámbito exclusivamente artístico (literario) sino que aspiraba a
ser una concepción del hombre y un método para estudiar su comportamiento. La doctrina
de esta escuela quedó fijada por el novelista francés Émile Zola (1840-1902), que se inspiró
en las siguientes teorías filosóficas y científicas de su tiempo:
El materialismo: niega la parte espiritual del hombre, considerando que sus
reacciones anímicas siempre tienen una explicación orgánica.
El determinismo: el comportamiento del hombre está marcado por dos factores:
su herencia biológica y las circunstancias sociales en las que se desarrolla su
vida.
El método experimental: al igual que las ciencias, el novelista debe
experimentar con sus personajes, colocándolos en determinadas situaciones para
ver “cómo se comportan”, y explicar sus actos y reacciones por la influencia de
su genética y circunstancias particulares.
En este sentido, es típico que las novelas naturalistas centren su temática en el
desarrollo de las bajas pasiones. También se observará que por ellas desfilan seres que
obedecen a sus impulsos primarios (tarados, alcohólicos, psicópatas…). Las reacciones de
estos personajes difieren, no obstante, según pertenezcan a la aristocracia, a la burguesía o a
clases sociales marginales.
En cuanto a la técnica y al estilo, cabe señalar que se llevan a sus últimas
consecuencias los métodos de observación y documentación ya empleados durante el
Realismo. Del mismo modo, la reproducción del lenguaje hablado se hace más precisa.
EL NATURALISMO EN ESPAÑA
Aunque las obras de Zola circularon por España, puede decirse que, salvo casos
aislados (el novelista Blasco Ibáñez o algunas páginas escogidas de Clarín o Galdós), no ha
existido un naturalismo en sentido estricto. La influencia de este movimiento se refleja
únicamente en las técnicas de escritura y en la entrada de ciertas realidades en la novela.
En el ensayo La cuestión palpitante (1882-83), de doña Emilia Pardo Bazán, se
refleja esta actitud. En él, la autora defiende a Zola como escritor, pero rechaza su
materialismo y su determinismo. Zola, por su parte, indica que el naturalismo de doña
Emilia es “puramente formal”; según este autor, era incompatible ser naturalista y católico
al mismo tiempo.
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NOVELA
FERNÁN CABALLERO (Cecilia Böhl de Faber; Suiza, 1796 – Sevilla, 1877).
Representa el paso del Romanticismo hacia un Realismo incipiente, junto con Alarcón.
Arranca del costumbrismo. La Gaviota (1849) narra la vida de una muchacha humilde que
se casa con un médico alemán, triunfa como cantante, tiene un torero como amante y
regresa, fracasada, a su pueblo.
PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN (Granada, 1833 – Madrid, 1891). Marca también
una etapa de transición entre Romanticismo y Realismo. Empieza como escritor
costumbrista y narrador romántico. En su madurez pretendió incorporarse al realismo con
novelas como El escándalo, El niño de la bola, El capitán veneno, sin embargo hay todavía
abundantes rasgos de una exaltación romántica rezagada. Su obra maestra es El sombrero
de tres picos (1874): narra la vida de un viejo libertino (Corregidor de Guadix) que
pretende a una molinera; el molinero, creyendo que había sido burlado, intenta vengarse en
la corregidora.
JUAN VALERA (Córdoba, 1824 – Madrid, 1915). De familia aristocrática,
desempeñó misiones diplomáticas en varios países. Fue hostil al movimiento romántico,
pero tampoco se sentía atraído por el Realismo, porque imponía trabas a la fantasía.
Desarrolla un tipo de literatura idealista que sólo puede considerarse realista en la medida
en que elige ambientes reales (su Andalucía natal) y personajes verosímiles. Por el
contrario, nunca tratará los aspectos más duros o desagradables de la sociedad. Entre sus
novelas podemos señalar las siguientes: Pepita Jiménez (1874), escrita casi toda en forma
epistolar, trata de una joven viuda que se pone de acuerdo con el padre de un seminarista
para apartarlo de su falsa vocación. En Doña Luz (1879) vuelve a tratar problemas de
vocación religiosa. Juanita la Larga (1895) narra los amores de un cincuentón con la
protagonista, una muchacha joven, de condición social más baja. Otros títulos: Las
ilusiones del Doctor Faustino (1875), Pasarse de listo (1877), El Comendador Mendoza
(1877), Genio y figura (1897), Morsamor (1899). En esta última se aprecia cierto
parentesco con las preocupaciones regeneracionistas precursoras de la generación del 98.
Su modelo de estilo inicial fue la prosa del costumbrista Estébanez Calderón.
JOSÉ MARÍA DE PEREDA (1833-1906). Terrateniente santanderino. Se inicia en el
costumbrismo ya inclinado hacia el realismo. En sus primera novelas, Pereda inserta su
anterior costumbrismo (descripción del paisaje, las gentes de la montaña, su lenguaje) y
suele contraponer o enfrentar la paz y la ignorancia de sus personajes montañeses con las
asechanzas e intrigas políticas de la vida moderna. Pertenecen a esta etapa, conocida como
“novela idilio”, Don Gonzalo González de la Gonzaleda y De tal palo tal astilla. En su
segunda etapa como novelista, Pereda, que abandona ya definitivamente la defensa de
cualquier tesis, escribe Sotileza (1885), en la que trata el tema del mar y los pescadores, y
su obra maestra, Peñas arriba (1895). En esta última, se centra en el ambiente, costumbres
y gentes de la montaña de Tudanca, que acaban conquistando a Marcelo, un joven que
había llegado de Madrid para pasar unas semanas. Pobre pintor de caracteres, pero gran
pintor de la naturaleza.
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BENITO PÉREZ GALDÓS (Las Palmas de Gran Canaria, 1843 – Madrid, 1920). Su
obra es muy abundante. En primer lugar, destacaremos Los Episodios Nacionales, un
ambicioso proyecto narrativo que tiene como finalidad ofrecer una visión novelada del
siglo XIX, desde la guerra de la Independencia hasta la Restauración. Aparecen distribuidos
en cinco series:
-
primera serie (1873-1875): sobre la guerra de la Independencia.
segunda serie (1875-1879): últimos episodios de la guerra y reinado de
Fernando VII.
tercera serie (1898-1900): primera guerra carlista y parte de la época de Isabel
II.
cuarta serie (1901-1907): hasta el destronamiento de Isabel II en 1868.
quinta serie (1907-1912): del 68 a la Restauración.
El conjunto de los Episodios comprende un total de cuarenta y seis tomos. Los hechos
aparecen contados con una leve trama imaginativa. En la primera serie figuran los episodios
Trafalgar, Bailén, Zaragoza y Gerona. En casi todos, el protagonista es el joven Gabriel
Araceli, que vive los momentos culminantes de la guerra de la Independencia. De series
posteriores son El equipaje del rey José, Los cien mil hijos de San Luis, Zumalacárregui
(dedicado a la primera guerra carlista), Prim, La de los tristes destinos (sobre Isabel II).
En lo que concierne a sus novelas, cabe separar dos etapas. En su primera época
(1867-1878), Galdós es un escritor comprometido que condena la intolerancia, el fanatismo
y la hipocresía que observa en el ambiente cerrado y hostil de las pequeñas ciudades. Su
propósito, la denuncia de la mentalidad tradicionalista, es a veces tan visible que convierte
estas obras en novelas de “tesis”. Algunos títulos de esta época son Doña Perfecta, Gloria,
La familia de León Roch y Marianela. En esta última, que carece de tesis, narra el idilio
trágico entre un ciego y una muchacha fea e ignorante, que huye cuando su amado recobra
la vista, por miedo a mostrarle su aspecto físico; finalmente, muere cuando él se casa con
otra mujer.
En su segunda etapa como novelista (1881-1915) publica veinticuatro novelas cuyo
conjunto puede decirse que forma una especie de “comedia humana” de la vida madrileña
del momento. Al igual que en el caso anterior, también aquí el autor sostiene tesis
progresistas, a la vez que se centra en la caracterización de infinidad de seres humanos a los
que contempla con ternura y describe con exactitud. De esta época son: La de Bringas,
donde se describe un ambiente de burócratas y nobles arruinados, lleno de envidia y
ambición; Fortunata y Jacinta, su obra maestra, ambientada en el Madrid castizo, presenta
a dos mujeres que simbolizan, respectivamente, la pasión ardiente y el tranquilo amor
conyugal, ambas con idéntica fuerza y enamoradas del mismo hombre. Miau, representa la
burocracia de la época; Torquemada en la hoguera, trata el tema de la avaricia;
Misericordia es la novela de la caridad, con personajes de los bajos fondos y del
proletariado.
En 1892 inicia también una carrera como autor dramaturgo, en la que destacan obras
como La loca de la casa, La de San Quintín, El abuelo, Realidad, Tormento. Algunas de
sus piezas son adaptaciones de sus novelas. Electra (1901) es escrita especialmente para el
teatro.
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EMILIA PARDO BAZÁN (A Coruña, 1851 – Madrid, 1921). La crítica de su tiempo la
definió como naturalista. Publicó en 1882-3 una serie de artículos con el título general de
La cuestión palpitante donde defiende su posición exacta con respecto a Zola y su escuela.
Según la autora, su naturalismo es puramente temático y técnico, compatible con su
concepción cristiana de la vida. Escribe numerosos cuentos reunidos en Cuentos de
Marineda. Entre sus novelas cortas están: Bucólica, La dama joven, Belcebú... Dentro de su
producción novelística señalaremos las siguientes obras: Un viaje de novios, que narra la
vida matrimonial entre un hombre maduro y una muchacha inculta y rica; La tribuna, su
obra más naturalista, describe con crudeza la vida proletaria en una fábrica de tabacos; en
Los pazos de Ulloa (1883) y La madre Naturaleza (1887), su continuación, retrata
costumbres, paisajes y personajes gallegos; San Francisco de Asís (1891), supone una
evolución hacia un espiritualismo a la manera de Tolstoi.
LEOPOLDO ALAS CLARÍN (Zamora, 1852 – Oviedo, 1901). Aparte de su producción
como crítico literario (Solos de Clarín, Paliques), produjo varias novelas cortas (Doña
Berta, Pipá), más de sesenta cuentos (¡Adiós Cordera!) y dos novelas extensas (La
Regenta, Su único hijo). Su obra principal, hoy considerada como obra cumbre dentro de la
literatura española, es La Regenta (1885). Está ambientada en Vetusta (Oviedo), prototipo
de una ciudad española encerrada en el tradicionalismo. Utilizó una técnica naturalista,
aunque no pintó ambientes sórdidos sino que, por el contrario, la acción transcurre en
medios burgueses. La protagonista, Ana Ozores, una joven de veintisiete años, casada con
un viejo Regente de la Audiencia de Vetusta, lleva una vida monótona y aburrida en la
ciudad, sintiendo que su vida transcurre sin que ella haya gozado del amor y de la juventud.
En su vida van a aparecer dos hombres, un sacerdote, don Fermín de Pas, Magistral de la
catedral de Toledo y don Álvaro Mesía, un donjuan de provincias. Ambos se enamorarán
de Ana y ella se debatirá entre el amor de uno u otro, hasta que finalmente cae en brazos de
don Álvaro. El Magistral, celoso, hace todo lo posible para que don Víctor Quintanar, el
marido de Ana, se entere de lo sucedido. En el desenlace de la obra, don Álvaro mata a don
Víctor en un duelo, abandona a “la Regenta”, quien, tras lo sucedido, vivirá en la soledad y
el olvido.
ARMANDO PALACIO VALDÉS (1853-1937). Amigo de Clarín y cercano en cuanto a
su temática y estilo a Pereda. Compuso varias novelas, entre las que citaremos: La hermana
San Sulpicio (1889), en donde se narran las peripecias que le suceden a un médico gallego
y a la protagonista, monja sin vocación que no renueva sus votos, antes de que se casen. La
alegría del capitán Ribot (1899), La aldea perdida (1903). En esta última, evoca el
ambiente degradado de un pueblo como consecuencia de la explotación minera.
VICENTE BLASCO IBÁÑEZ (Valencia, 1867 – Menton, 1928). El más cercano a la
ortodoxia naturalista. Se le llamó el “Zola español”. Su composición es poco cuidada. La
novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis, ambientada en la primera guerra mundial, gozó
de un éxito mundial. Su producción novelesca es enorme, en ella destacan las novelas que
se desarrollan en el mundo rural valenciano. Sus mejores novelas: Arroz y tartana (1894),
La barraca (1894), Entre naranjos (1900) y Cañas y barro (1902). Por su situación
cronológica y por determinados rasgos de su ideología, se le ha vinculado a la juventud de
la generación del 98, pero su modo de vida dista mucho del que llevaban aquellos.
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POESÍA
Salvo el caso de Bécquer y Rosalía, los poetas de esta época suelen ser personas
bien instaladas en la sociedad (políticos, funcionarios,…) que añaden su quehacer literario
como un adorno a su prestigio social. “Poesía de gobernadores civiles”. Las direcciones
más características de la poesía del momento: prosaísmo (representado por Campoamor) y
retoricismo hueco con pretensiones cívico-filosóficas (Núñez de Arce).
Principales autores:
RAMÓN DE CAMPOAMOR (1817-1901). Funcionario de Hacienda, gobernador y
diputado. Humoradas, Doloras y Pequeños poemas.
NÚÑEZ DE ARCE (Don Gaspar, 1834-1903). También gobernador, diputado y hasta
ministro. Gritos del combate.
Otros poetas: Ventura Ruiz Aguilera, Federico Balart, Vicente Wenceslao Querol, Emilio
Ferrari, Joaquín Bartrina.
TEATRO
Principales tendencias:
-
“alta comedia” (preferencia por temas contemporáneos, gusto por el enfoque
docente, un lenguaje más atemperado; desembocará en la comedia benaventina)
neorromanticismo (Echegaray)
Principales autores:
ADELARDO LÓPEZ DE AYALA (1828-1879). Representante más característico de la
“alta comedia”. Escribe en verso. Obras: Consuelo y El tanto por ciento (tema del dinero),
El tejado de vidrio y El nuevo Don Juan (honra familiar, el matrimonio y el donjuanismo).
MANUEL T AMAYO Y BAUS (1829-1898). Su obra más original, y la más interesante,
sin duda, de su tiempo, es Un drama nuevo, pieza que se desarrolla en el mundo de los
comediantes, con lo cual inserta el teatro dentro del teatro, lejano y modesto precedente de
la obra del genial dramaturgo italiano Pirandello.
DON J OSÉ DE ECHEGARAY (1832-1916). Premio Nobel de Literatura en 1905
compartido con un escritor francés, Federico Mistral. Su gran éxito sólo se explica por la
existencia de un público adormecido que buscaba emociones fuertes. El gran Galeoto
(1881). Otros títulos: El loco Dios, Mancha que limpia.
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