Bibliografía_Avances en el estudio del Fuero General de Navarra

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AVANCES EN EL ESTUDIO DEL
FUERO GENERAL DE NAVARRA
Una adecuada comprensión de un libro exige, además del análisis del propio tex­
to, una reflexión previa que permita situarlo en su contexto bibliográfico, sin lo cual
no se puede calibrar cuál es su aportación específica, su contribución al conocimien­
to de una materia. Se trata en definitiva de tener en cuenta las cosas que ya eran co­
nocidas, para así apreciar en su justo mérito las novedades que ofrece el autor.
En el caso que nos ocupa esto exige considerar, siquiera someramente, la trayec­
toria del progresivo conocimiento del Fuero General de Navarra. Aunque originaria­
mente fue un texto privado, carente de refrendo oficial, la naturaleza de sus autores
-juristas próximos a la Corte Real- y su uso efectivo por este tribunal fueron im­
poniendo su vigencia para todo el reino por la vía de hecho. Esta implantación del
Fuero General se vio favorecida por concesiones explícitas del mismo a diversas lo­
calidades navarras durante el siglo XV (el valle de Roncal en 1412, Navascués en
1417, Pamplona en 1423, Tafalla en 1436, etc.), de tal forma que su vigencia era re­
conocida por todo el reino al producirse la incorporación a Castilla (1512).
A pesar de su importancia el Fuero General siguió circulando durante casi dos
siglos en forma de códices manuscritos, normalmente en manos de los juristas próxi­
mos a la Corte Real. Tan sólo en 1686 se imprimió como texto incorporado a la Re­
copilación de Leyes elaborada por el licenciado Antonio Chavier '. Se inició así una
etapa de ediciones acríticas, que se ha prolongado hasta 1964. La edición de 1686 fue
reproducida en la de 18152 , que mantuvo todos los errores cometidos en la anterior.
Pablo Ilarregui y Segundo Lapuerta dieron una nueva versión del texto (1869)3, en
la que se trató de corregir los muchos errores que contenía la anterior.
El trabajo realizado fue considerable, aunque hoy no responda a las exigencias
de la crítica textual. Fue reimpreso por encargo de la Diputación Foral en 19644 • En
resumen puede decirse que la larga etapa de las ediciones acríticas (1686-1964) se sal­
dó con dos ediciones básicas, la de 1686 y la de 1869, reproducidas a su vez sin gran­
des cambios en 1815 y 1964 respectivamente.
En 1964 se abre una nueva etapa cuyo objetivo fundamental es la edición crítica
de los diversos textos forales de Navarra. A propuesta de la Institución Príncipe de
Viana, la Diputación Foral de Navarra encomendó la tarea a 1.M. Lacarra. El plan
era ambicioso: se pretendía una edición dc todos los fueros locales (excluyendo tan
sólo las exenciones económicas y los privilegios circunstanciales), en la que tendrían
especial relevancia los fueros extensos, cabezas de otras tantas familias forales . El co­
lofón sería la edición crítica del Fuero General de Navarra, en el cual confluían con­
tenidos de todos ellos. De acuerdo con este plan 1.M. Lacarra y A.l. Martín Duque
editaron los fueros navarros derivados de laca en dos volúmenes, uno dedicado al
l . Fueros del Reyno de Navarra desde su creación hasta su fel iz unión con Castilla y Recopilación
de las leyes promulgadas desde dicha unión hasta el año 1685. Pamplona 1686.
2. Fueros del Reyno de Navarra desde su creación hasta su feliz unión con Castilla, Pamplona, 1815.
3. Fuero General de Navarra. Pamplona, 1869.
4. Fuero General de Navarra. Pamplona. 1964.
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texto de Estella-San Sebasti án' y otro al texto de Pamplona", Como complemento a
esta tarea se acometió la edición de los fueros menores que no se integraban dentro
de ninguna de las familias de fueros extensos ".
A la vez que se acometían estas tareas J. M . Lacarra recogía pacientemente trein­
ta manuscritos conservados del Fuero General, con vistas a emprender su estudio y
edición crítica. Antes de acometer el grueso del esfuerzo ofreció dos valiosas reflexio­
nes, una sobre un fragmento del Fuero General, el llamado Fuero Antiguo", -texto
de excepcional relevancia a la hora de definir los principios políticos sobre los que se
edificó el régimen foral- y otra sobre el propio proceso de formación del Fuero Ge­
neral a partir de los restantes fueros" ,
Mientras tanto llevaba a cabo una paciente clasificación de la treintena de ma­
nuscritos del Fuero General con vistas a acometer su edición crítica. Aunque en al­
guna conferencia llegó a exponer los resultados de estos trabajos, nunca los dio a la
imprenta. Se conocen gracias a la obra de M .A . Líbano, a la que facilitó sus resul­
tados con vistas al estudio lingüistico que realizó sobre el Fuero Antiguo!". En la in­
troducción de este trabajo su autora reproduce en síntesis las conclusiones a las que
había llegado J .M . Lacarra, que dividió los manuscritos en tres series, las dos pri­
meras asistemáticas y la última sistemática:
- Serie A, formada por cinco manuscritos, denominados abreviadamente MI,
M2, B, D Y PI.
- Serie B, integrada por tres manuscritos, conocidos como M3, M4, Y P2 .
- La serie C era la más numerosa, pues contaba con 21 manuscritos, entre los
que destacaban los conservados en el Archivo General de Navarra provenientes del
Archivo de la Cámara de Comptos (identificados como CI, C2, y C3), el de la cate­
dral de Pamplona (llamado K), etc. Esta era la serie oficial , única conocida gracias
a las cuatro ediciones que ha tenido .
Fuera de estas tres series quedaba un manuscrito descubierto mas tarde en los
fondos de la Biblioteca de la Academia de la Historia (Madrid): el códice 0.31 de la
Colección Salazar. Un cotejo del mismo con los restantes le llevó a la conclusión de
que era una versión arcaica, previa a las tres series . Se trataba de una de tantas re­
copilaciones privadas de fueros navarros atribuibles a los alcaldes de la Corte y des­
tinada a servir de base para la definitiva redacción del Fuero General!' .
Una vez diseñado el esquema básico del trabajo a realizar J. M. Lacarra buscó
la colaboración de sus discípulos, a quienes magnánimamente cedió textos e ideas.
La edición del manuscrito 0.31 fue encomendada a A.J. Martín Duque, quien re­
cientemente ha culminado el trabajo, dando a la imprenta la cuidada transcripción,
acompañada de tablas de correspondencia entre este texto y el de la serie C impreso
por P . I1arregui, además de unas escuetas pero fundamentales reflexiones que replan­
tean la ordenación de las tres series de manuscritos diferenciados por J.M . Lacarra'<,
La edición de las series A y B fue encomendada a Juan Francisco UtriJIa y es preci­
samente el resultado de este trabajo el que enseguida va a centrar nuestro interés.
Junto a este programa de trabajo cabe destacar la tarea desarrollada por J.J . Ota­
mendi, quien ha querido replantear la génesis y conformación del Fuero General, ha
abordado el estudio de los Amejorarnientos subsiguientes al mismo y ha facilitado el
acceso al texto del Fuero General mediante la edición de un diccionario del siglo XVI
5. Fueros de Navarra. l . Fueros derivados de Jaca. l. Estella-San Sebastián. Pamplona, 1969.
6. Fueros de Navarra. l. Fueros derivados de Jaca. 2. Pamplona. Pamplona. 1976.
7. L. 1. FORTúN, Colección de "Fueros menores" de Navarra y otros privilegios locales. "Príncipe
de Viana", 43 .1982,273-346 Y 951-1036 ; 46. 1985.361-448.
8. 1.M. LA CARRA . El juramento de los reyes de Navarra (1238-1349) , Madrid, 1972.
9. 1.M. LACARRA, En torno a la formación del Fuero General de Navarra, "Anuario de Historia
del Derecho Espa ñol" . 50, 1980.93-110 .
10. M.A. LlBANO. El romance navarro en los manuscritos del Fuero Antiguo del Fuero General de
Navarra, Pamplona, 1977.
11, 1.M. LACARRA. En torno. 108-110.
12. A.J. MARTíN DUQUE, Fuero General de Navarra. Una redacción arcaica (Manuscrito 0.31 de la
Real Academia de la Historia). "Anuario de Historia del Derecho Español" , 56. 1986, 783-86 1.
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BIBLlOGRAFIA
que lo glosa!' . La elaboración de un sustancioso comentario a este trabajo por parte
de T . Urzainqui Mina en esta misma revista me exime de dar cuenta detallada y va­
lorativa de la obra de J.J. Otamendi, que me consta continúa y de la que pronto la
letra impresa recogerá una nueva aportación a un reciente congreso.
• • *
Con estos antecedentes, quizás prolijos, se puede abordar el anális is y comenta­
rio de la obra de Juan Francisco Utrilla l 4 . Con carácter previo quisiera hacer una
reflexión, que estimo obligada, sobre la naturaleza del trabajo y no sobre su conte­
nido. Los dos volúmenes publicados son la tesis doctoral del autor. En un panorama
universitario como el que actualmente predomina en las facultades españolas de His­
toria resulta sorprendente encontrar una tesis de este tipo . A nadie se le esconde que
están en boga tesis doctorales de características diferentes a las que nos ocupa, preo­
cupadas por obtener panoramas sintéticos, planteamientos brillantes, resultados efec­
tistas y espectaculares (siquiera en su tenor expositivo) o, al menos , asimilables a mo­
delos ya consagrados. Este planteamiento, que tiene indudables aspectos positivos,
lleva a veces a menospreciar otro tipo de trabajos como la edición de fuentes, menos
brillante o espectacular a la hora de las conclusiones y de una elaboración más ardua
y compleja . Sin embargo a nadie se le oculta la inevitable necesidad de contar con
ediciones críticas de fuentes, base imprescindible de ulteriores trabajos de síntesis que
sin aquellas resultarían imposibles, por más que a veces se olvide y se tienda a valo­
rar exclusivamente éstos en detrimento de aquellas . Por eso deseo rendir un inicial
tributo de admiración a la laboriosidad y tesón de J .F. Utrilla al abordar y culminar
con éxito la edición de un texto muy amplio y complejo, ante el que muchos habrían
retrocedido.
El trabajo tiene tres partes netamente diferenciadas. La primera es un cuidadoso
estudio introductorio y las dos restantes son los textos de las series A y B. Después
de justificar la elección del tema y recoger las opiniones vertidas hasta ahora sobre
el Fuero General, el autor se adentra en el estudio de los manuscritos. Antes de re­
ferirnos a su contenido conviene hacer una aclaración . Inicialmente el autor partía
de las series A, By C determinadas por J .M. Lacarra. A lo largo del estudio ha man­
tenido los tres grupos de manuscritos determinados por J .M. Lacarra, pero ha cam­
biado su denominación: la serie A de Lacarra es ahora la serie B y la antigua B se
ha convertido en A. El cambio se justifica en la convicción de que la antigua serie B
de Lacarra no era posterior sino anterior a la serie A . Esta misma convicción la ex­
pone A .J. Martín Duque en la edición del texto del 0.31 e incluso deduce de ella im­
portantes afirmaciones, a las que más adelante se hará referencia, aunque mantiene
las denominaciones de J.M. Lacarra por tratarse de un punto marginal a su traba­
j o l 5 . A partir de ahora cuantas referencias se hagan en este comentario se atendrán
a la nueva denominación de las series fijada por J .F . Utrilla:
- Serie A, que abarca los manuscritos M3, M4, Y P65 (antiguo P2).
- Serie B, que integra los manuscritos D, MI, M2, B Y P260 (antiguo PI).
El estudio de ambas series se hace inicialmente por separado y luego se compa­
ran, a fin de obtener las conclusiones finales. Dentro de cada serie se describen en
primer lugar los manuscritos, anotando con precisión sus características codicológi­
cas y paleográficas, y a continuación se estudian comparativamente, para determinar
cuál de ellos es el testimonio base de la serie respectiva (codex optimus). Esta fase
del trabajo puede parecer tediosa al lector poco familiarizado con las técnicas de la
crítica textual, pero es la mejor garantía de la seriedad y el rigor desplegados por el
autor a lo largo de toda la obra. El resultado de este análisis es la selección del ma­
nuscrito M3 como codex optimus de la serie A y del manuscrito D en el caso de la
serie B (en vez del MI como hasta ahora).
13. J.J . OTAMENDI , Un diccionario ju ridico navarro del siglo XVI. Estudio del origen del Fuero Ge­
neral, Pamplona , 1986.
14. El Fuero General de Navarra. Estud io y edición critica de las redacciones prot osistem áticas (Se­
ries A y BJ, Pamplona , In stitución Príncipe de Viaria , 1987, 2 vol.
15. Fuero General de Navarra .. . Manuscrito 0.31, 781 -782.
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BIBLlOGRAFIA
La serie A es para J.F. Utrilla un texto asistemático, que responde a una de las
primeras etapas de la elaboración del Fuero General. Su lenguaje es arcaizante, an­
terior al siglo XIV y afín a los romances navarro-aragoneses . Además el tenor de sus
capítulos se ajusta más a los fueros locales navarros (por todos reconocidos como
base del Fuero General) y a las recopilaciones forales aragonesas.
Por el contrario la serie B es un texto dotado de un sistema embrionario de es­
tructuración , que puede conceptuarse como protosistemático. Con respecto a la serie
A el repertorio de variantes es francamente abrumador. B suprime párrafos oscuros
introduce modificaciones o adicciones aclaratorias. De esta forma el tenor de sus ca­
p ítulos se aparta de la serie A. Además el lenguaje empleado contiene numerosas in­
fluencias del romance castellano . Para J. F. Utrilla la serie B responde a una etapa
de ordenación posterior a la serie A, pero muy próxima en el tiempo y que se ha ela­
borado teniendo a la vista manuscritos de la serie A (pág. 88).
La última etapa de la elaboración del Fuero General correspondería a la serie e,
consagrada luego como texto oficial y publicada en cuatro ocasiones, cuya redacción
sería posterior a 1330 (aunque los textos ensamblados serían muy anteriores a esa fe­
cha). La sistematización de la serie
estaría próxima a la de B, pero en cambio el
tenor literal de cada uno de sus capítulos se hallaría más próximo a la serie A (y por
tanto a los fueros locales más antiguos) . En definitiva para J.F. Utrilla la elabora­
ción del Fuero General respondería a un proceso lineal en tres etapas, representadas
por cada una de las series. Esta opinión no coincide con la de A.J. Martín Duque,
quien en la introducción a la edición del manuscrito 0.31 va más allá de las op iniones
de J.F. UtrilIa y cree que la redacción B (a la que llama A siguiendo el esquema de
Lacarra) es en realidad un texto de finales del siglo XIV y puede conceptuarse como
una versión más moderna del Fuero General, hecha a partir de la serie A, pero se­
parándose de ella significativamente. Por lo tanto para A.J . Martín Duque la elabo­
ración del Fuero General respondería al siguiente esquema evolutivo: fueros locales,
serie A y serie e, excluyendo a la serie B, que sólo sería una glosa posterior, que no
influyó en la fijación del texto oficial de la serie e.
Para terminar la parte introductoria el autor proporciona abundantes tablas de
correspondencia entre las numeraciones de cada manuscrito. Primero se anotan las
correspondencias dentro de los manuscritos de cada serie, luego se comparan los ma­
nuscritos base de A y B, Y finalmente se proporciona una tabla que permite localizar
los preceptos de la edición tradicional de P . I1arregui en las series A y B editadas en
esta ocasión, con 10 cual se garantiza al estudioso que acceda al texto de J .F. UtrilIa
una rápida comparación con la edición tradicional hasta ahora manejada.
Las dos restantes partes de la obra corresponden a los textos de las series A y
B. En cada una de ellas se da una lista de epígrafes, el texto del manuscrito base o
codex optimus y los apéndices, que contienen los fragmentos ausentes en el respecti­
vo manuscrito base. Hay que advertir que la edición del texto del manuscrito base se
hace con un doble aparato crítico en cada capítulo: en uno se anotan las incidencias
del manuscrito base y en el otro se hace un cotejo de variantes con los restantes ma­
nuscritos de la serie. El trabajo de cotejo de variantes es meticuloso y demuestra de
nuevo el manejo certero y preciso de las técnicas de la crítica textual por parte del
autor .
Después de todo lo expuesto huelga afirmar que nos encontramos ante un tra­
bajo riguroso, de excepcional altura, que contiene significativos aportes a la historia
del derecho navarro, al proporcionar por primera vez la edición de las series A y B
del Fuero General. Si hasta ahora no se habían publicado , ambas series se han colo­
cado ahora muy por delante de la serie e, el texto oficial del Fuero General, que es
la única carente de una edición crítica. Sólo resta desear que se acometa con la mis ­
ma maestría con la que Juan Francisco UtrilIa ha culminado la edición de las series
AyB.
e
LUIS JAVIER FORTÚN
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