Literatura El Renacimiento El Renacimiento es una concepción de la vida que sintetiza los aspectos que definen la mentalidad del hombre moderno, y se manifiesta en todas las actividades humanas. Supone una renovación en todos los sentidos, dando un nuevo valor a la vida y recuperando los antiguos ideales clásicos. A través del Humanismo, el fenómeno cultural más característico del Renacimiento, estos se actualizan, sustituyéndose así el teocentrismo por el antropocentrismo. Este nuevo modo de vida nació en Italia en los siglos XIV y XV, y fue abriéndose camino en el resto de Europa hasta consagrarse en el siglo XVI. Después de esto tuvo gran importancia le difusión del neoplatonismo, que orientaba la estética renacentista en la idealización de la realidad, el equilibrio, la armonía la naturalidad. La literatura renacentista, exalta el amor y la naturaleza, y el afán por la naturalidad lleva al gusto por la elaboración culta del lenguaje y de la dignificación artística del habla popular. En la época renacentista aparecieron diversos movimientos renovadores que tuvieron repercusiones religiosas. Fueron los que iniciaron Lutero y Calvino a favor del regreso a la pureza evangélica. En esta transformación espiritual tuvo mucho que ver el humanista Erasmo de Rotterdam, que defendía la autenticidad religiosa y cuyas obras tuvieron grandes resonancias en la literatura española. La novela picaresca La novela picaresca, junto a la literatura mística, se reconoce como el fenómeno literario más español. A la creación de este genero colaboraron una serie de motivos históricos, sociales: la decadencia y la miseria social, insatisfacción y desengaño cínico de las gentes... Probablemente, las ideas de renovación religiosa y las críticas a los libros de caballerías de Erasmo, fueron de gran influencia para la obra del Lazarillo, en la que se trata la cuestión social del honor y otros fenómenos españoles. Esta obra también puede ser vista como una manifestación literaria cercana a la protesta de los conversos (judíos cristianizados), socialmente marginados. El autor del Lazarillo y sus seguidores, crearon una estructura literaria, asimilando e hispanizando los materiales que pudieron recoger, y definiéndola como alternativa al esquema heroico de los fabulosos libros de caballerías contraponiéndolos con un protagonista antihéroe. En la evolución de este género se destacan dos etapas principales: la primera es la misma creación del género con sus dos primeras manifestaciones (ya que no se determina un género hasta que alguien sigue o imita los rasgos y estructuras de la primera novela que los utiliza). Las obras son: Lazarillo de Tormes (1554) y el Guzmán de Alfarache (1599−1604), que configuran los rasgos pertinentes del nuevo género. Más tarde, otras narraciones, como el Buscón (1603−08) o La pícara Justina (1605) siguieron el esquema, y se repitieron, combinaron e incluso modificaron los rasgos del género. La lengua castellana en el s. XVI 1 El castellano, se expande ya en el siglo XV e intensifica su difusión como lengua literaria, ya que en 1492 coinciden, el fin de la Reconquista, la toma de Granada, el descubrimiento de América, y la publicación de la Gramática de Nebrija, con la que el idioma adquiere consistencia teórica y se consolida la exaltación nacional de la lengua. Durante el s. XVI, el castellano pasa del sistema fonológico medieval al moderno, aunque se manifiestan algunas peculiaridades lingüísticas que se mantienen durante todo el Siglo de Oro. Estudio de la obra Autor La obra del Lazarillo es anónima. Pronto se empezaron a hacer suposiciones sobre su presunto autor. Muchos expertos e investigadores dieron su opinión, pero al parecer, la hipótesis más creíble es la que defiende la autoría del escritor toledano Sebastián de Horozco, basada en semejanzas temáticas y estilísticas entre la novela y su obra. En todo caso, está claro que el autor de la obra prefirió protegerse en el anonimato, y lo consiguió. Localización histórica Como en ninguna de las tres ediciones del Lazarillo se aludió, fue necesario buscar referencias historico−sociales mencionadas en la novela para determinar la localización histórica de ésta. Las noticias más significativas son la mención de la batalla de Gelves y la celebración de Cortes en Toledo. El inconveniente es que ambos hechos han ocurrido dos veces en la primera mitad del s. XVI y los dos encajan con igual verosimilitud en la cronologia interna del Lazarillo. Aunque el periodo de tiempo más probable es el comprendido entre 1510 y 1525. A pesar de ello no debe olvidarse que esa ambigüedad puede derivar de la ironía que caracteriza toda la narración, cuyo autor practica una intencionada elusión en los datos históricos concretos. Temas Esta magistral novela ha dado lugar a diversas interpretaciones a consecuencia de su gran ambigüedad. También es incuestionable la intencionalidad literaria y artística. Más discutible es que la lectura cómica, humorística o artística de la obra sea excluyente de otras interpretaciones, porque es claro que la novela contiene una dura crítica de la realidad social española de la época. El sistema de servicio a varios amos ofrece al autor un adecuado vehículo para la crítica de diferentes estamentos sociales. El tema básico es la sátira del sentimiento de la honra, donde el honor se poseía o no de nacimiento, y se basaba en las apariencias o el dinero. Igual de irónica resulta la chanza anticlerical, posiblemente debida a una mentalidad erasmista como a la marginación de un judío converso. De ahí que cinco de los amos de Lázaro sean religiosos, y tampoco parece casual que los cuatro últimos capítulos el pícaro sirva a amos religiosos, al tiempo que su degradación moral se va ya consumando. Por último, también constituye una magistral integración artística de temas folklóricos así como una versión negativa del código establecido, que frente a la vida heroica Amadís de Gaula, opone la autobiografía del antihéroe Lazarillo de Tormes. Significado de la novela Por un lado, la autobiografía de Lázaro es la comprobación de un proceso deseducativo. Por otro lado, aporta el modelo narrativo, los elementos del cual más tarde retoma M. Alemán en el Guzmán de Alfarache. Con ello 2 se componen los rasgos constitutivos de la novela picaresca: narración autobiográfica en la cual el pícaro cuenta su vida remontándose a su origen y continuando el relato en sucesión cronológica lineal hasta la situación final de deshonor, articulación narrativa del relato en el sistema de servicio a varios amos; visión de la realidad desde la perspectiva única del narrador protagonista. Estructura y composición de la novela La novela está presentada organizada en siete capítulos llamados tratados, y un prólogo. Aunque la autoría de los capítulos es discutible, se cree que son ajenos al autor y que fue el propio editor quien fragmentó la obra para darle aspecto de novela a lo que en realidad tenía forma de carta. También destaca la diferencia de extensión entre los capítulos, mientras los tres primeros son bastante extensos, los cuatro restantes son mucho más cortos. La novela está organizada en tres partes principales: el núcleo originador y eje constructivo del relato está formado por el prólogo y el tratado VII, donde Lázaro afirma en el prólogo que va dar a <<Vuestra Merced>> <<entera noticia de mi persona>>, explicación cuyo caso final se encuentra en el capítulo VII (Lázaro escribe para explicar su caso y justificar su autobiografía antiheroica). Los tres primeros capítulos constituyen la segunda parte: el periodo de aprendizaje del pícaro; y los tres siguientes la última: el comienzo de la práctica de las enseñanzas. La ficción autobiográfica La autobiografía de Lázaro sigue el esquema constructivo de una carta hablada. Este modo narrativo impone como única perspectiva el punto de vista de Lázaro y justifica también la autobiografía de un antihéroe. Tratamiento del tiempo y el espacio La novela se estructura en un entrecruzamiento de planos temporales. Se escribe desde un presente narrativo y se introduce una visión retrospectiva de la vida del pícaro, en un desarrollo cronológico lineal y selectivo. El transcurso temporal es más lento en los tres primeros capítulos, que representan su aprendizaje, y después hay una aceleración en los últimos, donde se resumen años en muy pocas líneas. El tratamiento del espacio hace del Lazarillo una novela itinerante. El recorrido geográfico va desde su Tejares natal hasta Toledo. Esta trayectoria también es simbólica, pues el viaje de Salamanca a Toledo constituye un viaje moral, en la que el pícaro va sufriendo el proceso invertido en la educación culminando en su inmoralidad y envilecimiento moral. Técnica y estilo Los procedimientos más importantes de la novela son: el uso de la ironía que se manifiesta en toda la novela; la parodia referida tanto a los libros de caballerías como a textos o instituciones religiosas (de ahí parte de la comicidad y humor de la obra). También es importante destacar la gradación ascendente del motivo del hambre en los primeros capítulos y en la cantidad de simetrías y contrastes esparcidos en el relato. El estilo de la novela es una excelente muestra de elegancia y decoro literarios, ya que no aparece el uso de jergas, y abunda el empleo eficaz de recursos estilísticos en beneficio de una deliberada economía expresiva. 3 2/4 4