Homenaje a Tobin

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Homenaje a James Tobin 1918-2002
Tobin, James (1918-2002 ), economista y político estadounidense, premio Nobel de Economía en 1981.
Ganó prestigio por su explicación sobre cómo determinados elementos de las políticas económicas nacionales
(como las alteraciones fiscales y bonos del Estado) afectan al ahorro y al gasto de los consumidores. Nació el
5 de marzo de 1918 en Champaign, Illinois. Estudió Economía en la Universidad de Harvard, centró por el
cual se graduó en 1939 y en el que realizó un curso de posgrado en 1941. Durante la II Guerra Mundial sirvió
como oficial en un destructor. Tras acabar la contienda regresó a Harvard, donde se doctoró en Economía en
1947. Fue profesor en esta institución hasta 1950, año en que se trasladó a la Universidad de Yale, donde
enseñó hasta 1988. En dos ocasiones interrumpió su carrera académica para asumir tareas de política nacional.
Desde 1961 hasta 1962 fue asesor económico del presidente John Fitzgerald Kennedy, al cual ayudó a diseñar
un plan de recorte de impuestos. Regresó a la política en 1972 en calidad de asesor del candidato presidencial
del Partido Demócrata, George Stanley McGovern. Cuando éste fracasó en su intento de llegar a la Casa
Blanca, Tobin regresó a su actividad docente. Durante la década de 1980 criticó la política económica del
presidente Ronald Reagan. Durante su larga estancia en Yale, Tobin elaboró las innovadoras teorías que le
valieron la concesión del Premio Nobel. Una de sus contribuciones capitales a la Economía fue la teoría de
selección de cartera, que analiza cómo los cambios en los mercados financieros (como el aumento y la
disminución de los precios) influyen en el gasto y en el ahorro de los consumidores e inversores. Demostró
que las familias y los inversores toman decisiones para contraer deudas e invertir dinero no sólo para
maximizar beneficios, sino también para evitar el riesgo. Tobin explicaba su teoría con la frase "no poner
todos los huevos en una sola cesta". Se hizo famoso también como exponente de la nueva economía, basada
en las teorías del economista británico John Maynard Keynes. Tobin y otros mentores de la nueva economía
se mostraron favorables a las políticas gubernamentales activas que pudieran lograr objetivos sociales y
económicos, tales como la reducción del desempleo. Fue también el autor del concepto del factor q, parámetro
que mide la relación entre el valor de los activos en el mercado y los costes por su sustitución. Entre las
numerosas publicaciones de Tobin, destacan Macroeconomía (1971), Consumo y econometría (1975) y
Teoría y política (1982)
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México y el mundo
Juan María Alponte
El Universal
Miércoles 20 de marzo de 2002
internacional
La muerte de un Nobel ante Monterrey
Confieso que me ha causado una gran impresión la muerte de James Tobin (Premio Nobel de
Economía 1981) en vísperas de la Cumbre Europea en Barcelona y a la vera de la Conferencia
Mundial de Monterrey. Era el hombre que, inesperadamente, fue famoso porque el movimiento
antiglobalizador asumió su idea sobre una tasa a los movimientos monetarios especulativos.
En realidad, Tobin era un hombre extremadamente riguroso que no pescaba almejas en el Tíbet.
Sus trabajos sobre la tasa de empleo mínima en una economía sin inflación, así como el "cociente
Tobin" sobre la inversión de las empresas constituyen, en el cuadro de la Ciencia Económica
(dominada, y no per accidens , por los anglosajones y los nórdicos) un nivel analítico notable.
Había nacido en 1918. El padre era periodista y apasionado del deporte y su madre, trabajadora
social, le habían proporcionado una herencia de temple y generosidad. Vivió, por dentro la Gran
Depresión y, ello, de alguna manera, conformó su futura existencia como académico: la lucha
contra la pobreza y contra la especulación.
Discípulo de Keynes (Keynes nace en Inglaterra en el año en que murió Karl Marx) cabeza liberal,
Tobin, aconsejó a Kennedy y no dudó en advertir que los Bancos Centrales tenían funciones y
tareas que los convertían en un importante instrumento fiscal en las crisis.
Consciente de que los problemas económicos eran universales no dudó, frente a nuestros tiesos
burócratas, en abandonar por un tiempo el sillón de Yale para enseñar, durante un año, en Kenya
con el afán y la esperanza de cooperar, científicamente, en la solución de los problemas
económicos del África abandonada a su suerte y al sida. Decía, antes, que tenía una enorme
cabeza liberal. Ahora que no nos quitamos de la boca lo del "neoliberalismo", utilizado, a veces,
como un instrumento ciego y pueril para impedir una crítica seria y rigurosa a los problemas reales,
conviene recordar que en Estados Unidos ser liberal significa estar en la izquierda frente a los
republicanos y más cerca de Keynes que de Milton Friedman.
James Tobin ha publicado 16 libros y varios centenares de artículos todos ellos reveladores
aunque su fama, que él repudiaba y odiaba porque le separaba, accidentalmente, de su obra,
comenzó a ser ostensible por su decisión de que se impusiera, su Tasa Tobin , a los capitales
especulativos. Me gustaría decir, en ese punto, que esa idea es inseparable de sus hipótesis
teóricas sobre las tasas de interés y la utilización de las reservas, en ciertos momentos, para
resolver los cuellos de botella fiscales. De una forma u otra se ha olvidado su pasión por el
conocimiento. Le hizo asumir, frente al pensamiento convencional antikeynesiano, que la famosa
inflación de los años setenta no era una inflación normal, sino una inflación derivada de la
economía de guerra. James Tobin debería haber estado en Monterrey porque, hoy, la economía de
guerra está jugando un papel importante en estos momentos y es muy posible que se olvide,
también, que el compromiso de los países industrialmente avanzados de dedicar, cuando menos,
0.7% de su PIB a la ayuda al desarrollo no sólo no se ha cumplido, sino que es una broma: los 18
más ricos dedican a esa función sólo 0.22% y los 15 europeos, pasarán de 0.33% de hoy, a 0.39%
en el 2006. Cumbre de Barcelona.
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Pero nadie se engañe. Los países ricos han encontrado una excusa, válida, para no cumplir: que
los países endeudados y empobrecidos no han creado ninguna de las instituciones del Estado de
Derecho que permiten no sólo redistribuir el ingreso sino impedir que la ayuda sea una ayuda a los
más poderosos o a las superestructuras del poder. Es muy notorio que, comparativamente, los
países pobres tienen más supermillonarios, en la lista de Forbes , que los países ricos. ¿Por qué?
Tobin ya nos lo había dicho: porque la pobreza es la riqueza de los ricos.
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Tobin at NAS ¿El Impuesto Tobin o un impuesto local a la
compra de divisas?Martes, 21 de noviembre de 2000
Sumario Este sintético análisis intenta presentar un resumen de la discusión en torno al Impuesto Tobin
(Tobin Tax). En Venezuela la discusión del tema ha llegado a la prensa nacional a través de artículos del
economista F. Vivancos en El Universal y las declaraciones del Presidente del Banco Central de Venezuela
(BCV) en la Habana, recomendando su aplicación. Las declaraciones del Presidente del Banco Central
aparentemente estarían en el contexto de presiones que están ejerciendo directivos del BCV y el gobierno para
bajar administrativamente las tasas de interés activas y subir las pasivas, rumores acerca de la posibilidad de
nacionalizar parcialmente del sistema financiero, e igualmente rumores acerca de la posibilidad de que se
instrumenten medidas de control sobre los flujos de capital.
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Es posible que en la discusión de las autoridades se refiera más al control o formas de reducir la salida de
capitales, incluyendo un impuesto a la compra de divisas, que propiamente al Impuesto Tobin. La razón para
un impuesto a las transacciones en divisasJames Tobin, economista Norteamericano de Yale, Ph.D. y premio
Nobel, hizo la propuesta de un impuesto a las transacciones en divisas en 1978. El impuesto estaría diseñado
para desminuir la especulación que causa cambios bruscos en los tipos de cambios alejados de los aspectos
fundamentales de las economías y que podrían causar un daño real. En los noventa, dos hechos adicionales
han aumentado el interés por la propuesta de Tobin y sus distintas variantes. El primero es el enorme
crecimiento del intercambio de divisas o monedas, el cual habría llegado aproximadamente a US$ 1.8
trillones (Norteamericanos) por día y el incremento de la inestabilidad de las divisas. El segundo, debido a
que el impuesto podría recolectar una suma importante, la idea ha llamado la atención de aquellos
preocupados con el financiamiento del desarrollo. Algunos consideran que existe un quid pro quo entre los
objetivos del impuesto. Para que el impuesto pueda ser efectivo en desminuir la especulación sin dañar las
transacciones necesarias, debe estar diseñado en forma tal que genere poco ingreso. Como funcionaríaEl
impuesto es básicamente una tasa pequeña de 0.1%-0.25% (algunos proponen 0,5%) a todas las transacciones
de divisas. Supuestamente, según sus proponentes, ello reduce el incentivo a las transacciones de corto plazo,
las cuales serían básicamente especulativas, sin dañar en forma significativa los flujos de capital de largo
plazo, fundamentados en los cambios reales de las economías. Los que apoyan este impuesto argumentan que
si bien se reduciría el volumen de transacciones en divisas, ello podría ayudar a evitar las crisis de cambio y
financieras que han experimentado tanto los países desarrollados como los en vías del desarrollo, con sus
negativas consecuencias, básicamente para estos últimos tipos de países; y que podría estimular la inversión
productiva y generar crecimiento. Suponen que el ingreso que generaría el impuesto, el cual estiman alrededor
de US$ 100 - US$ 300 billones (Norteamericanos) por año, podría ir a fondos o un trust orientado a financiar
el desarrollo, y según algunos de los proponentes a financiar organizaciones de la Naciones Unidas. Los
críticos sostienen con razón que el impuesto no puede evitar ataques a las divisas o monedas que estén
significativamente sobre-valuadas, como en los recientes casos de Rusia y Brasil. Así mismo suponen que la
instrumentación del impuesto es difícil. Piensa que es extremadamente complicado alcanzar consenso acerca
de la manera de distribuir el ingreso, en buena medida debido a que los países que son centros de
transacciones de divisas posiblemente no estarían de acuerdo en transferir estos fondos.
Aparentemente los países industrializados no estarían de acuerdo en perder el control de los fondos para
financiar a las instituciones multilaterales ni en aumentar los fondos para incrementar el financiamiento de
instituciones de las Naciones Unidas . Los economistas están divididos con relación a sí el Impuesto Tobin
pudiese reducir de manera significativa la inestabilidad de los mercados de divisas. Sin embargo, como la
especulación es sólo parte del problema del "dinero caliente", y el "dinero caliente" es sólo una parte del
problema de las crisis de los noventa, los potenciales beneficios del impuesto no deberían sobre-estimarse.
Obtener mayor estabilidad en el mercado cambiario requiere cambios en las políticas domésticas que
condujeron a la sobre-valuación, posiblemente algún tipo de mecanismo de regulación de flujos de capital y
cambios en las instituciones financieras internacionales. La viabilidad políticaAunque las crisis recientes han
abierto el debate acerca de las reformas del sector financiero internacional y se están buscando ideas para su
reforma, aparentemente un impuesto a las transacciones en divisas no estaría en la agenda. Es más, el temor
de nuevas crisis ha disminuido. Sin embargo, existe preocupación con relación a la turbulencia financiera en
muchos gobiernos y negocios de Europa y Japón, y sí la economía de los EEUU entra en aguas tormentosas,
el escenario político para las reformas podría cambiar de manera significativa. Cualquier propuesta relativa a
la distribución el ingreso que produciría el impuesto encontrará fuerte oposición. La propuesta que pudiese
tener mayor viabilidad política sería aquella que permitiese a los gobiernos a quedarse con la mayor parte del
ingreso, con una contribución menor a las organizaciones multilaterales y otras causas justas que los grandes
países industrializados aprueben. En otras palabras, sí se desea aprobar el impuesto por sus supuestos efectos
estabilizadores, sería necesario buscar compromisos en el aspecto de financiar el desarrollo. Dejando de lado
el problema del funcionamiento y financiamiento de organizaciones internacionales, existe muy poca
voluntada política por parte de los grandes países industrializados para incrementar el gasto en ayuda de
cualquier tipo, lo cual se podría hacer con o sin el Impuesto Tobin. Las fuerzas que podrían respaldar el
Impuesto Tobin incluye las organizaciones de las Naciones Unidas, parte por el aspecto del ingreso para
financiar el desarrollo. Algunos países desarrollados como los Escandinavos, que han tenido problema con
sus monedas, pudiesen apoyar la idea. En 1998 varias organizaciones No Gubernamentales han tomado la
propuesta y ha surgido una red de apoyo al Impuesto Tobin.
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El parlamento Canadiense, en parte por la presión pública, recientemente votó a favor del impuesto.
El concepto de un impuesto a las transacciones de divisas es fácilmente comprensible para el público, y
su nombre, el "Impuesto Tobin" es un activo en la campaña. La defensa del impuesto ciertamente
debería tomar en cuenta que este debería estar incluido en el marco de un conjunto de
recomendaciones para reformas políticas e institucionales. En sí mismo, posiblemente no justifique el
adjetivo de "estabilizador" pero tiene la virtud de que llama la atención a este tipo de problemas y a la
necesidad de fondos para el desarrollo. Aún si el Impuesto Tobin no prospera en un futuro previsible, su
discusión podría tener los beneficios de interesar al público y aumentar la conciencia de la necesidad de
mejorar las políticas y organizaciones con ingerencia en los flujos financieros internacionales.
Presentada al Parlamento chileno por el Senador Jorge Lavandero
Chile: Ponencia sobre un Impuesto Tobin a las
transacciones financieras
Jorge Lavandero
Jueves, 24 de agosto de 2000
"Señor Presidente, ante los devastadores efectos de la trasnacionalización económica, y
principalmente de la falta de control y creciente desregulación del capital financiero, crece la
preocupación en diferentes sectores de la ciudadanía mundial. Parlamentos, centros académicos,
sindicatos, organismos econó-micos han alzado su voz frente a las consecuencias de la
hegemonía de movi -mientos de capitales financieros.
La Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras y la Acción Ciudadana (AttacCapítulo Chile), organización integrada por la Alianza Chilena por un Comercio Justo y
Responsable y organizaciones sociales y académicos han impulsado el impuesto Tobin. Se trata
de un impuesto internacional uniforme, que va del 0,1 por ciento al 0,5 por ciento sobre los
movimientos de capitales de corto plazo.
James Tobin, Premio Nobel de Economía, ex consejero del Presidente Kennedy, profesor de la
Universidad de Yale y también un elemento que consideró muy importante el economista y
Senador, señor Alejandro Foxley propuso establecer un impuesto a las transacciones de divisas en
1978.
Dicho impuesto fue diseñado como un freno a la especulación que provoca agudas fluctuaciones
en los tipos de cambio y serios daños a las economías. La idea no fue acogida con entusiasmo en
su momento, pues era un perIodo de optimismo y confianza en los tipos de cambio flexibles. Al
irrumpir en los años siguientes diversas crisis cambiarias, renació la propuesta del impuesto Tobin
para reducir la volatilidad en el mercado de divisas.
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En los años noventa, dos hechos adicionales agudizaron el interés sobre la idea de Tobin y sus
variantes.
En primer lugar, el inmenso crecimiento del mercado de divisas, el cual llegaba a la asombrosa y
especulativa cifra de 1.8 billones de dólares de inversión diarios, de acuerdo con el informe del
Banco de Pagos Internacionales (BIS) en 1998, y el correspondiente incre-mento de la
inestabilidad monetaria, como la crisis de 1992 en el Sistema Monetario Europeo y la de 1994 en
México. En Alemania, parlamentarios propusieron en 1998 una moción argumentando que entre
1975 y 1994 las transacciones en el mercado de divisas se habían multiplicado por 80, mientras el
comercio internacional lo había hecho solamente por 2,5 veces.
Ello significaba que, mientras el comercio internacional había aumentado en 31 por ciento, la
especulación financiera de corto plazo se había incrementado en 80 por ciento, causando un
desajuste colosal en las distintas economías.
En segundo lugar, como el impuesto podría generar sumas sustanciales, la idea llamó la atención
de quienes se preocupan por la financiación pública del desarrollo, la que se ve acentuada por los
retos fiscales de los Estados, así como por la creciente necesidad de una cooperación
internacional en la solución de problemas relacionados con el medio ambiente, la pobreza, la paz y
la seguridad.
En función de la fórmula adoptada, y que he señalado anteriormente, el impuesto Tobin podría
generar entre 150 y 300 mil millones de dólares anuales.
La ONU y el Banco Mundial estimaron en 1997 que el costo de erradicar las peores formas de
pobreza y de proveer una básica protección medioambiental rondaría los 225 mil millones de
dólares anuales.
Estos antecedentes son de extraordinaria relevancia e importancia para el desarrollo y el progreso
social de distintos países de más bajos ingresos.
En un momento dado, se argumento en contra del impuesto Tobin, porque podría aumentar las
barreras al comercio internacional, lo cual podría producir la caída de Este. La probabilidad de que
ello ocurra es extraordinariamente limitada.
Dado que el comercio es esencial para el crecimiento económico, es improbable que un impuesto
mínimo corte la demanda comercial en diversos países. Hasta un 40 por ciento del comercio actual
tiene la forma de una remesa de bienes entre las sucursales de corporaciones transnacionales - ya
este elemento en sí es importante, especialmente las transacciones efectuadas entre las filiales y
las casas matrices, materia que, con motivo del cobre, he tocado varias veces en esta Sala -,
financiadas por entradas contables, en vez de conversiones de una moneda a otra. Por lo tanto, la
mayor parte de estas transacciones ni siquiera están sujetas a impuesto, como lo he determinado
en las diversas oportunidades en que me ha correspondido hacer uso de la palabra en este
Hemiciclo.
De hecho, con la aplicación del impuesto Tobin el comercio podría gozar de mayor confianza en
los niveles de tasa de cambio, lo que permitiría una mejor planificación y pronóstico de la
transacciones comerciales.
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Un impuesto sobre las transacciones de divisas sería un elemento estratégico de la gestión
financiera global, pues podría, primero, reducir los flujos de divisas y capitales de corto plazo y
especulativos, que constituye el aspecto más interesante del impuesto Tobin; segundo, estimular la
autonomía de la política nacional, que en la medida en que se acerca una globalización, no sobre
las empresas multinacionales, sino en cuanto a una gestión financiera del mundo, es evidente que
los países van perdiendo la autonomía de sus decisiones dentro de sus propias fronteras; y
tercero, restablecer la capacidad impositiva de los estados-nación, afectada por la
internacionalización de los mercados.
El impuesto es una fórmula para reducir los flujos desestabilizadores, atractivamente simple. Su
base tributaria consiste en transacciones de muy corto plazo, de doble dirección especulativa y de
arbitraje financiero en el mercado interbancario. A mayor frecuencia de las transacciones, mayor
carga supone el impuesto. Así, se pretende desincentivar las transacciones a corto plazo, sin
perjudicar el comercio internacional, los flujos de capital a largo plazo, ni los ajustes en el valor de
las monedas, consecuencia de cambios en la economía real.
El gravamen sobre los "negocios normales" no sería significativo, gracias al reducido tipo
impositivo - como he señalado - del 0.1 por ciento al 0.5 por ciento (en función, por supuesto, del
propósito específico). De acuerdo con los cálculos de parlamentarios alemanes, asumiendo un tipo
del 0.2 por ciento, un especulador que trabaje sobre la base de movimientos diarios se enfrentar a
un gravamen de 48 por ciento anual; un inversor con un horizonte temporal semanal pagar 10 por
ciento, y si ampliamos el plazo a una perspectiva mensual la carga representaría solamente 2,4 por
ciento. Como 40 por ciento de las transacciones de divisas tiene un horizonte temporal de menos
de dos días - hay que darse cuenta de lo que esto significa: se trata del capital especulativo
internacional que busca ingresar sus capitales donde sea atractivo para obtener utilidades sin dejar
absolutamente nada para el país receptor-, y el 80 por ciento -estamos hablando de 1,8 billones de
dólares diarios- no alcanza a la semana, el impuesto, indudablemente, tendría un efecto calmante.
El impuesto apunta al centro de la inestabilidad financiera contemporánea: los mercados de divisas
post-Bretton Woods. El paso a tipos de cambio flexibles, la desregulación de los mercados
financieros y de divisas y la introducción de nuevas tecnologías, Ias que han causado una enorme
expansión de los mercados de divisas. Tipos de cambios inestables ofrecen amplias oportunidades
para el vidoespeculador en los mercados al contado y de opciones, así como en los mercados de
arbitraje de interés correlacionados.
Los intentos unilaterales de los países para ganar estabilidad en sus tipos de cambio a través de
vinculaciones y anclajes (normalmente con el dólar) conllevan unos costos crecientes: es necesario
acumular y mantener ingentes reservas internacionales para intervenir en el mercado de divisas y
contar con unos tipos de interés local extremadamente elevados para atraer al capital extranjero.
Estos intentos, apoyados en países de Asia y América Latina por el Fondo Monetario Internacional
durante los años noventa, generalmente han fracasado.
El reducir la inestabilidad conlleva los beneficios de una menor incertidumbre, de una menor
dispersión de recursos, de una reducida necesidad de transacciones de protección (se denomina
"hedging") y de una menor inestabilidad en las variables macroeconómicas en general.
El capital debería orientarse a tomar la forma de inversiones a largo plazo más productivas y con
claros beneficios para el crecimiento económico.
Un impuesto sobre el mercado de divisas es una imposición sobre flujos internacionales de capital
y como tal es un contrapunto fiscal y regulador frente a la globalización y a la liberalización del
capital. En un entorno donde la soberanía económica de los estados-nación se ve reducida, la idea
ofrece la oportunidad de recuperar algo de la pérdida del poder fiscal de los Gobiernos.
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Al mismo tiempo, abre la posibilidad de una política supranacional de impuestos y de redistribución
de los ingresos entre la comunidad internacional. Además, cuenta con la ventaja de tratarse de un
impuesto sobre un sector relativamente poco gravado actualmente. Existe una disyuntiva entre los
objetivos de estabilización y financiación del desarrollo: cuanto mayor éxito tenga el impuesto como
freno de la especulación, menores ingresos generar. Sin embargo, incluso si la compra-venta de
divisas disminuye radicalmente, el ingreso continuaría siendo todavía muy significativo. Cabe
señalar que los impuestos sobre las transacciones de divisas no son la única opción impositiva
susceptible de coordinación internacional, pero sí la más lucrativa.
Al presente, el 84 por ciento de todas las transacciones extranjeras ocurre sólo en nueve países.
La implantación del impuesto Tobin en estos y otros países puede otorgar inicialmente un régimen
de impuesto factible.
De acuerdo con estimaciones del PNUD, el costo para eliminar las peores formas de pobreza
mundial asciende a 80 mil millones de dólares anuales. En forma similar, Jubileo 2000 estima que
el costo aproximado para terminar con la deuda externa de los países del sur se eleva a 160 mil
millones de dólares.
Un impuesto Tobin que ascienda a los 250 mil millones de dólares podría proporcionar
financiamiento independiente para medidas de asistencia a nivel mundial. Esto es en especial
relevante a la luz de las drásticas reducciones en la asistencia mundial.
A principios de los años 90, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
promovió el impuesto Tobin y durante la preparación de la Cumbre Mundial para el Desarrollo
Social de Copenhagen, en 1995, aparecieron muchos estudios al respecto. Un reciente estudio de
la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (CEPAL) en prevención de crisis, apoya la
creación de un impuesto sobre las transacciones financieras internacionales, sin mencionar a
Tobin. Es de esperar que las organizaciones de la ONU se mantengan favorables al impuesto,
principalmente debido al atractivo de los ingresos.
La propuesta del impuesto "Tobin" ya la hizo suya el Gobierno finlandés; y los de Francia y
Australia han defendido en el pasado la idea de un gravamen sobre las transacciones de divisas.
El Primer Ministro de Malasia declaró que el comercio de divisas "es innecesario, improductivo y
completamente inmoral", añadiendo que "debería ser parado". Los miembros de la APEC
(Cooperación Económica del Asia-Pacífico) han discutido esta proposición.
En Canadá, Suiza, Alemania y Francia y en el Parlamento Europeo se han debatido mociones
sobre dicho impuesto. El Congreso canadiense, de igual modo, lo aprobó por abrumadora mayoría.
Mil 500 parlamentarios a nivel mundial le han entregado también su respaldo, y en Brasil 100
congresales crearon el Frente Parlamentario por el Impuesto Tobin. En enero pasado, el pleno del
Parlamento Europeo rechazó por sólo seis votos la posibilidad de que se estudiase la creación de
un gravamen sobre los movimientos internacionales especulativos de capital.
Obviamente el signo más alentador llegó en marzo de 1999, cuando el Parlamento canadiense
aprobó, por gran mayoría, una moción presentada por un diputado, a título personal, en la que se
señalaba: "En opinión del Parlamento, el gobierno debería promulgar y liderar la creación de un
impuesto sobre las transacciones financieras en coordinación con la comunidad internacional.".
Este hecho supone un paso muy importante, ya que como Canadá es un miembro del G-7, actor
central junto a Estados Unidos en las negociaciones sobre el Área de Libre Comercio de las
Américas (ALCA), y uno de los inversores más importante en la última década en América Latina,
en especial en Chile -con el cual suscribió un tratado de libre comercio en 1997-, puede colocar los
impuestos sobre las transacciones de divisas de nuevo en la agenda internacional.
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En Chile, el aumento sustantivo de la inversión extranjera en la última década ha estado ligado al
relajamiento de los mecanismos de regulación de ingresos por parte del Estado, que, en algunos
casos, llegó a subsidiar tales inversiones.
Simultáneamente, en la década de los noventa se produjo un gran aumento del porcentaje de
capitales de corto plazo, especulativos, en nuestra economía, al registrarse una inversión de
cartera por un total de 10 mil 54 millones de dólares, con un curso tendencialmente creciente que
alcanzó sus puntos más altos en 1997 y 1999.
Al ingreso de recursos se sumó el fuerte crecimiento de los montos colocados fuera del país por los
inversionistas institucionales (administradoras de fondos de pensiones, compañías de seguros y
fondos mutuos), a pesar de que Chile requiere de recursos para su desarrollo.
A la suspensión de la aplicación del encaje por el Banco Central, se prevé una eventual eliminación
de la restricción a la salida de capitales.
Las consecuencias sociales de estas evoluciones son todavía más graves para los países
dependientes, que se ven brutalmente afectados por la crisis financiera al obligar a los Gobiernos a
reducir al mínimo los presupuestos de los servicios sociales, y condenan a las sociedades al
subdesarrollo. Por su parte, las tasas de interés, más elevadas que en los países del norte
contribuyen a destruir las empresas nacionales, concretándose privatizaciones y
desnacionalizaciones salvajes para encontrar los recursos exigidos por los inversores.
Cuando existen sistemas de jubilación, los empleados se ven obligados a sustituirlos por un
mecanismo de fondos de pensiones, que conducen a someter aún más sus propias empresas a los
imperativos de la rentabilidad inmediata, a ampliar la zona de influencia de la esfera financiera y a
persuadir a los ciudadanos de la obsolescencia de sistemas solidarios entre naciones, pueblos y
generaciones.
La desregulación afecta el mercado del trabajo y tiene como consecuencia la degradación de las
condiciones de empleo, el aumento de la precariedad y del paro y el desmantelamiento de los
sistemas de protección social.
En estas condiciones, se ha reducido la autonomía del Estado chileno para determinar polIticas
económicas, trasladándose crecientemente la capacidad decisoria fuera de las fronteras
nacionales.
Es grave que -repito- en la medida en que se acrecienta el poder financiero internacional las
grandes medidas financieras ya no se tomarán en Chile, sino en el extranjero y provocarán, en
algunos casos, efectos deplorables. Ello significa entregar el país a un mercado ciego, en favor de
las empresas transnacionales
Sin embargo, entendiendo que la iniciativa en comento debe ir acompañada de reformas
económicas y políticas, favorecemos la aplicación en la economía nacional del mecanismo de
encaje, cuya utilidad fue reconocida internacionalmente, y la mantención de la cláusula que impide
la salida, antes de un año, de los capitales ingresados al país.
La iniciativa indicada debe llevar al Gobierno y al Parlamento chileno a postular este planteamiento
en el marco de los acuerdos comerciales multilaterales en negociaciones con la Unión Europea y
en el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), así como en las reuniones que se
desarrollarán en la Asamblea Mundial del Milenio de las Naciones Unidas, entre mayo y septiembre
del presente año.
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Resulta particularmente importante para Chile discutir el tema con el Gobierno y el Parlamento de
Canadá, por los lazos económicos y jurídicos internacionales que los unen.
Las posibles acciones comunes tienen como objetivo poner trabas a la especulación internacional;
tasar los ingresos de capital; sancionar los paraísos fiscales; impedir la generalización de los
fondos de pensiones; promover la transparencia de las inversiones en los países dependientes;
establecer un marco legal para las operaciones bancarias y financieras a fin de no penalizar
todavía más a los consumidores y a los ciudadanos, teniendo en cuenta que los empleados de las
instituciones bancarias pueden jugar un papel importante en el control de estas operaciones, y
apoyar la reivindicación de la anulación general de la deuda pública de los países dependientes, y
la utilización de recursos liberados a favor de los pueblos y del desarrollo sustentable, que muchos
llaman "el pago de la deuda social y ecológica".
Señor Presidente, he querido resumir al máximo mi intervención respecto de este interesante tema,
el impuesto "Tobin", el cual comienza a ser tratado en diversos países y en la comunidad
internacional.
Por esa razón, solicito que se oficie al Ministerio de Hacienda; al de Economía, Fomento y
Reconstrucción, y al de Relaciones Exteriores, por los antecedentes que se deban promover en el
concierto internacional, y también, para su factibilidad y estudio, al Director del Servicio de
Impuestos Internos.
Al finalizar, agradezco la colaboración recibida en la campaña iniciada en Chile por parte de la
Asociación por una Tasa a las Transacciones Financieras Especulativas para Ayuda a los
Ciudadanos. (ATTAC, Capítulo Chile), que ha comenzado a tratar esta materia. Asimismo, hemos
realizado algunas conferencias de prensa al respecto.
Y nos interesa que el Gobierno reciba estos antecedentes e informaciones para promover la
aplicación del señalado impuesto no solamente en Chile, sino en el concierto y en los escenarios
internacionales, comerciales, financieros y económicos".
7 de julio del 2000
[email protected]
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EL IMPUESTO TOBIN PARA ATTAC
(Un trabajo del Observatorio sobre imposición de las transacciones especulativas realizado
por Antonio Cruz para el grupo de Reflexión, Debate y Propuestas. Madrid, 18 de
Diciembre de 2001.)
Una cuestión previa.Comenzamos por matizar que la Tobin Tax, no es una Tasación, como figura aún en nuestra
WEB, ni una Tasa como citan bastantes, y lo más penoso, bastantes socios de ATTAC.
Planteé una moción que fue aceptada por la Asamblea de Attac España para que se emplease la
primera T de Attac, como Tributo o Tributación, lo que resultó aprobado. No me explico a
estas alturas por qué en la WEB, pese a mi insistencia, aún no se ha cambiado, por analogía a lo
aprobado en el territorio del estado español.
Y la filosofía de este criterio no es para despreciarla. Tasación indica fijación de un precio,
p.e. tasación pericial de una finca, de un vehículo, y Tasa es la remuneración directa de un
servicio público prestado directamente a un individuo, p.e. tasa de basuras, tasa de paso de
carruajes o de garajes. Todo esto no es una simple cuestión de juego de palabras, sino
necesario para entender desde el inicio lo que queremos desarrollar.
Tax en inglés significa impuesto, contribución, tasa. Pero esta traducción no refleja el
contenido fiscal y económico de cada concepto.
Definición.El impuesto Tobin, es aquel gravamen que vá a recaer sobre un monto de dinero utilizado
especulativamente en los mercados financieros, para la adquisición y venta, con preferencia, de
divisas. El carácter es universal, por eso es impuesto, no se fija en un servicio público para un
único individuo, sino que pretenden gravar TODAS las transacciones con un fin de reparto
universal para el desarrollo de los pueblos pobres.
Contenido estratégico.Pero como socios y militantes de una Asociación que pretende principalmente la implantación
universal de un impuesto sobre la especulación financiera, debemos hacer constancia, antes de
pasar al contenido técnico-fiscal, de lo que se pretende, de su filosofía, de su aplicación de
contenido político y social, de sus fines, diferentes de los que se acostumbran a oir fuera de
Attac,
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Fines.Lo primero que deseamos destacar es el contenido UTÓPICO. Ramonet en su ya
famoso artículo "Desarmar los mercados", abogó por un impuesto, que ya había
inventado un economista, Tobin, y creo que montar alrededor del impuesto toda
una Asociación es la idea genial.
¿Por qué?. Porque tiene trampa. Es utópico, porque se van a negar a aceptarlo,
pero es genial porque es posible. Es utópico porque los encargados mundiales de
implantar el impuesto Tobin, son los mismos que directamente o a través de
terceros próximos a sus decisiones, se dedican a la especulación y a utilizar los
resortes del sistema, que ahora se han encargado de ir "liberalizando". Han
pretendido desde Bretton Woods que sus negocios fueran universales y sin
trabas. Ergo, es evidente que la zorra no va a velar por el bienestar de las
gallinas. De aquí la afirmación de que es UTÓPICO.
Pero también indicamos que es POSIBLE. No es la clásica utopía inalcanzable
que no llega nunca. El Paraíso en la tierra, la igualdad de todos los seres
humanos, etc. etc. Es POSIBLE porque técnicamente lo es. ¿No existe una
imposición sobre la Renta de las personas y las sociedades? ¿Por qué no puede
existir un impuesto sobre las rentas del capital especulativo?.
Y entonces llegamos al FIN del impuesto Tobin. No es la recaudación, no es
frenar los mercados especulativos, no es fastidiar al capital financiero. Es ...¡la
Bandera, el Estandarte! de todos los que creemos que OTRO MUNDO ES
POSIBLE.
Y éste es el gran acierto, poner la Bandera delante del batallón, un estandarte
lógico, posible, que niega las contradicciones del sistema financiero, que refleja
la hipocresía de los Gobiernos que dicen que quieren parar las crisis y, sin
embargo, no las paran.
Y lo que es más importante: No es la clásica consigna que se lanza para destruir
el sistema.
No se está pidiendo lo que siempre repudia el capitalismo, su destrucción por la
llegada de los socialismos, comunismos, anarquismos; se está reivindicando una
medida posible para el sistema, pero que desmonta parte del sistema.
No estamos de acuerdo con llamarlo "chincheta" en el zapato, ni siquiera "grano
de arena", que son expresiones muy gráficas y hasta bonitas para crear un
clima de entusiasmo. Es más bien el agujero que hace el viejo topo bajo el frágil
terreno del sistema.
12
Estamos seguros que el acierto de esta idea es que el propio sistema NO
PUEDE DEONTOLÓGICAMENTE luchar contra ella. Es un argumento parecido
al de destruir los paraísos fiscales. Todos los Gobiernos, frente a sus
electores, tienen que ofrecer desmontar los paraísos, allí se encuentra el
lavado de dinero de la droga, de los negocios sucios, de las armas, de la
contaminación. Un Gobierno burgués capitalista no puede reconocer que está
luchando contra todas esas taras y luego proteger los paraísos.
Esta contradicción, la de los paraísos y la de implantar un impuesto contra la
especulación es nuestra fuerza.
La UTOPÍA del sistema neoliberal es falsa: Libertad de los mercados.
Simplemente no la hay: Microsoft y Dell, dos marcas, dominan todo el mercado
informático. Dos individuos detentan todo el poder de estos mercados y
especulan en el índice Nasdaq.
En otros mercados, automóvil, industria química-famaceútica, armamento, se
reparten el mercado entre no más de 10 compañias en cada sector, con más
poder que múltiples Gobiernos.
Qué decir de la industria de la industria deportiva, calzado y ropa. En la misma
maquiladora de China se montan las Nike, las Reebok y las Adidas, en el mismo
local. ¿dónde está la libre competencia?.
Concluimos este apartado que si la UTOPÍA del mercado neoliberal es falsa y la
UTOPÍA de la imposición Tobin es verdadera, bien empleados los dos
argumentos, son un arma de lucha muy poderosa para esgrimirlos contra los
mercados financieros, es algo más que una chincheta.
Un peatón no puede parar el tráfico saltándose un semáforo en rojo. Es más
puede resultarle fatal. Cien peatones, quinientos peatones, mil peatones, si
pueden pararlo. Esto es una llamada a la solidaridad y el estandarte es el
impuesto Tobin.
Los problemas técnicos y fiscales.Principio de funcionamiento y eficacia.
El impuesto responde bien al objetivo de frenar o penalizar la especulación y al mismo tiempo
no afecta a la economía productiva.
13
Que la recaudación se aplique a los países atrasados, no quiere decir que deba sustituir a la
ayuda pública al desarrollo. Los ingresos del impuesto deben añadirse a las financiaciones que
ya existen y aportar una contribución decisiva para el desarrollo.
Es un formidable estímulo para las luchas sociales, ya que aplicar este impuesto por los
Gobiernos neoliberales es admitir que la especulación es nociva, que los mercados se equivocan
y que debe haber mayor control por los poderes públicos.
Diversas formas de oponerse a la especulación.
Una respuesta adecuada, citada por Attac Francia, sería aplicar un impuesto flotante. Con las
siguientes características:
1.- El Banco Central de un país afectado por los ataques especulativos, anuncia por anticipado
que en cuanto la tasa de cambio de la moneda suba o baje, se aprecie o se deprecie, el nivel del
impuesto aumentará a otro más elevado o disminuirá, con posibles exenciones a las
transacciones ligadas al comercio o a la economía productiva.
2.- Creación de un sistema monetario internacional en el que las principales monedas fluctuen
en el marco de un intervalo negociado de antemano.
3.- Si las medidas anteriores no fueran suficientes se intentaría restablecer un control de
cambios, que sometiese al conversión de la moneda de un país en otra moneda (el cambio) a una
autoridad administrativa.
Nuevas tecnologías.Los sistemas de pagos electrónicos permiten la perfecta vigilancia de las transacciones
financieras de los bancos, que tienen que cumplir con las reglas nacionales estrictas de cada
país. Identificar una operación de cambio y recaudar el impuesto siguiendo los programas
informáticos es fácil, rápido y poco costoso. Un sistema de mensajería llamado Target, bajo
responsabilidad del BCE, ha sido establecido para hacer compatible todos los sistemas de
pagos de los estados miembros de la UE.
¿En un solo país se podría aplicar?.Nadie piensa que un solo país tome la iniciativa de implantar el impuesto. Attac propone a la UE
que tome la iniciativa de crear lo que se está denominando "zona Tobin". Esto tendría un fuerte
peso mundial al representar casi la mitad del mercado mundial de cambios. Esta iniciativa
llevaría a intentar convencer a otros países para que se unan a la "zona Tobin". Se escuchan
soluciones como que el nivel del impuesto fuera más bajo para las transacciones de cambio de
monedas de los países dentro de la zona, que las transacciones entre una moneda de la zona y
otra de fuera.
14
Posibilidades de fraude fiscal.La posibilidad del fraude fiscal no es razón suficiente para dejar de implantar esta impuesto.
Todos los impuestos existentes son objeto de fraude. Este razonamiento no es convincente.
Veamos las posibilidades de fraude:
1.- El uso de Internet para creación de propios sistemas de pago privados. Hay acuerdos
internacionales, desde 1990, entre los bancos centrales de los 10 países principales,
confirmados en 1998, que permiten a los bancos centrales negar el acceso al sistema doméstico
de pago a todos aquellos agentes financieros privados, nacionales y extranjeros, que se negaran
a aplicar la reglamentación nacional, como por ejemplo un impuesto Tobin. El banco central
puede llegar a sanciones a los agentes privados en su territorio.
2.- La innovación financiera con la aparición de nuevos productos financieros (los derivados
entre ellos).
El impuesto se recaudará en el lugar del pago. Una transacción, por compleja que sea, supondrá
un intercambio de divisas, y entonces ese intercambio será fiscalizado a través del sistema de
pago. Si un producto derivado permite esquivar el mercado de cambios, el impuesto no sería
recaudado, pero las tasas de cambio no se verían afectadas, lo que es exactamente el objetivo
perseguido por el impuesto Tobin.
3.- La deslocalización hacia los paraísos fiscales.
Esta es la principal piedra de toque. Es necesario que toda transacción que implique a un
paraíso fiscal sea declarada ilegal en la UE. Hay poderosos paraísos fiscales en la UE, incluido
un estado miembro, Luxemburgo, y otros en territorios colonizados, Gibraltar, o con especial
legislación, Isla de Man, las Jersey, etc. La aceptación de la UE, llevaría a la creación de una
fiscalía europea para la persecución de los agentes financieros que comentan fraude en el
impuesto.
Los mercados de cambios.Los mercados de particulares que cambian una moneda esporádicamente, son mercados al por
menor que no representan mucho. Las grandes transacciones se dan en los mercados al por
mayor dónde los bancos son los principales actores. Las multinacionales, incluso, tienen la
obligación legal de dirigirse a un banco. Por lo tanto tenemos delimitada una parte del
problema.
Lo normal será someter a los bancos al impuesto Tobin. Como sujeto pasivo del impuesto o como
sujeto retenedor en las operaciones de otros. En nuestro país así funciona para los ingresos de
capital mobiliario, cuentas corrientes, de ahorro, fondos de inversión, etc., dónde el banco es
el retenedor que tiene la obligación legal del ingreso del impuesto en Hacienda.
15
Además, en condiciones normales, los bancos no pierden nunca, ya que repercuten los costes a
sus clientes. Por ese lado la oposición bancaria sería nula.
Recaudación y destino.Todo banco privado abre una cuenta en el banco central del país dónde interviene. El banco
privado pagará el monto del impuesto en una cuenta especial del banco central del país dónde la
moneda extranjera es entregada. Los ingresos se transferirían después a la institución
internacional encargada de centralizar los ingresos antes de redistribuirlos.
Los fines principales a qué se destinaría serían los derivados de los derechos de los niños,
salud, alimentación, alfabetización; de la mujer, discriminación frente al hombre, el trabajo, la
cultura, la política, incluso la religión; los derechos de todos a la salud pública, la
escolarización, el medio ambiente, los derechos laborales y los democráticos.
Todos estos fines, reduciendo el margen de la especulación financiera y permitiendo la
implantación o la recuperación de la democracia, frente a la dictadura de los mercados, son
suficientemente importantes para que el distribuidor final de los mismos no sea una
organización financiera, sino humanitaria y de desarrollo. Por eso abogamos por las
organizaciones dedicadas oficialmente al desarrollo, dentro de las Naciones Unidas, retomando
la importancia que debe tener esta institución.
La técnica del impuesto.- Para los que se asoman pro primera vez a
un impuesto se procedería así:
El porcentaje o tipo impositivo: Se ha venido expresando que un 0,1%
sería suficiente para significar un paro a la especulación y una
recaudación grande que palie la miseria de los países atrasados.
Esto significa SÓLO una unidad cada mil de impuesto. Es decir cada 1000 dólares de compra de
divisas, 1 $ iría para los Estados que lo recauden. Estimamos que cualquier transacción
especulativa ente ida y vuelta (compra y venta de divisas) deja más que 2 $ cada mil, ya que
esto es una cantidad miserable, y no restaría, ni siquiera psicológicamente, la intención de la
especulación.
El Objeto o cantidad sobre la que recae el tipo: Simplemente la cantidad invertida. Si se
invierten 1000 $, la cuota sería un dólar. Si se invierten 10.000 $ la cuota 10 $. Si fueran
100.000 rupias, la cuota 100 rupias. La recaudación se produce en el momento del pago,
automáticamente, por lo que sería en la moneda con que se paga, no la que se adquiere. A través
del banco intermediario la retención sería automática. Si se invierten 1000 $, se materializaría
una compra de 999 $ en la moneda que se adquiera, y el dólar de diferencia se ingresaría en la
cuenta del banco central recaudador.
16
La simplicidad del impuesto en el mundo occidental, que es dónde se especula más, es evidente
y parecida a cualquier otro tributo que recaiga sobre transacciones bancarias sobre la renta de
las personas fisicas o jurídicas.
Conclusión.-
El impuesto, técnicamente, no es la solución de todos los problemas, no es la
vertebración del sistema, no es la transformación de la propiedad de los medios de producción,
no es una socialización de las clases. Es UNA HERRAMIENTA frente a la globalización
financiera.
Tampoco debe ser interpretado para permitir a los países pobres que se liberen de la deuda
externa. Esto tiene que quedar muy claro: exigimos la abolición de la deuda. Hay muchos
argumentos para esta abolición, pero no son éste el marco de su exposición. El Impuesto Tobin
se recaudaría no para compensar esta deuda, sino para alcanzar los niveles de desarrollo que
precisan los países más desfavorecidos.
Por último, pero no por ello menos importante, el impuesto tiene que ir acompañado de otras
medidas. Abogamos por unos impuestos que gravasen a las empresas productivas que fabrican
directamente o a través de contratas, sus productos en esos países sin seguridad laboral o
democrática, penalizando sus transaccciones e igualándolas con las de los países dónde tienen
su residencia principal. Otro tipo de impuesto compensador sería el de los balances
consolidados de las multinacionales, observando las diferentes ganancias y/o pérdidas de sus
filiales, que implican un beneficio consolidado, especulador y extraordinario, frente a las que
no son multinacionales. Y también, claro está, la desaparición de los paraísos fiscales,
verdadero "escape" de cualquier medida financiera adoptada o por adoptar, que crearía una
laguna por la que desfilaría la especulación.
Antonio Cruz González
17
El Frente Revolucionario
del doctor James Tobin
¿Es posible que dos organizaciones que se reivindican trotskistas (al menos por
ahora), puedan suscribir un acuerdo político sin que aparezcan ni una sola vez las
expresiones socialismo, gobierno de los trabajadores, acción directa o
expropiación de los capitalistas?
Pues esto es lo que acaba de ocurrir en Francia, no en un país subdesarrollado
semi-capitalista, entre la Liga Comunista Revolucionaria y Lucha Obrera. Se
repudia la perspectiva del socialismo y de la dictadura del proletariado en un
continente, Europa, donde la elevada tasa de desocupados, los despidos
continuos, los cierres de empresas, las fusiones, los monopolios y la productividad
decreciente, y las crisis internacionales y las guerras, muestran en forma palpable
el agotamiento histórico del capitalismo y su imparable marcha hacia la barbarie.
El "acuerdo sobre un proyecto de profesión de fe", publicado en forma simultánea
en la prensa de esas organizaciones, tiene como objetivo la formación de una lista
común para las elecciones parlamentarias europeas que tendrán lugar en marzo
próximo. Esperan, de ese modo, obtener un porcentaje superior al 5% de los votos
para, con ello, "conmover el panorama político de la izquierda francesa", o sea al
partido comunista y a los ecologistas. Tanto por su programa como por sus
objetivos políticos, el acuerdo está en consonancia con la política de la mayoría de
la Liga, favorable a abandonar toda referencia al comunismo y reagrupar al
conjunto de la izquierda sobre una bandera democratizante. Un análisis de la
"profesión de fe", pone al desnudo incluso algo peor: el descomunal confusionismo
que reina en la llamada extrema izquierda europea.
Revolucionarios del impuesto Tobin
En setiembre pasado, Rouge, el periódico de la Liga, anunció su adhesión a una
campaña internacional en favor de un impuesto al movimiento especulativo de
capital, conocido como impuesto Tobin, por su autor, un Premio Nobel de
Economía. Esto ocurría cuando desde numerosos ámbitos capitalistas, incluido el
Banco Mundial, se atribuía la crisis internacional a la ‘volatilidad’ de los capitales
de ‘corto plazo’. Pues bien, este impuesto es también el eje del planteo de la
‘profesión...’.
Desde ya que un impuesto al capital especulativo supone la preservación del
régimen del capital. Pero un impuesto Tobin no resolvería ningún problema a las
masas, sea porque el impuesto sería transferido finalmente al consumo, sea
porque atenuaría los movimientos de capital. En este último caso, la ‘exuberancia’
financiera sería reemplazada por una ‘sequía’ del mismo tipo, que no sería más
que la otra cara de la crisis, bajo la forma de una deflación generalizada. No está
de más señalar que los especuladores internacionales podrían beneficiarse
directamente con este impuesto, en especial luego que la ‘volatilidad’ especulativa
provocara la quiebra de uno de los principales Fondos aplicados a la especulación,
el Long Term Management Capital.
18
El periódico de la Liga asegura que "los gobiernos de los países industrializados se
encuentran en una encrucijada (porque) les cuesta romper con los dogmas del
liberalismo a pesar de que comprenden que es necesaria una intervención estatal
para evitar los desarreglos". Es decir que los capitalistas se dejan llevar por una
ideología en detrimento de sus intereses. Por eso Rouge los llama a "romper con
el dogma liberal" (5/11). Oficia de consejero del capital especulativo, depredador e
imperialista.
El artículo en cuestión hace verdaderamente el ridículo cuando pronostica que los
gobiernos centroizquierdistas europeos no podrán imponer una rebaja de las tasas
de interés debido a su encadenamiento a la ‘lógica liberal’ o debido a que cedieron
la soberanía sobre la política monetaria al Banco Central Europeo. Tres semanas
más tarde, exactamente, el susodicho banco con los respectivos gobiernos
anunciaban una espectacular reducción de tasas, esto en plena correspondencia
con el interés del capital aunque no con la ‘lógica’ de los ‘trotskistas’ franceses.
El impuesto Tobin del ‘trotskismo’ francés no es un simple tiro al aire; es un
programa. Lo dice claramente Bensaid: "Una verdadera política de reformas
reclamaría una reforma fiscal amplia, una imposición seria a la fortuna acumulada,
dejada en barbecho especulativo, una baja (sic) drástica del IVA, una
progresividad del impuesto sobre el capital, a fin de redistribuir la riqueza sin
‘cebar’ la demanda". Se trata de un planteo de gestión capitalista, no solamente
porque no plantea el gobierno de trabajadores sino porque ni siquiera roza la
dominación del capital. De una u otra forma, en parte mayor o menor, esa
‘verdadera política’ está en vigencia en los países capitalistas, en particular en los
Estados Unidos —donde no hay IVA, donde las ganancias de capital están
gravadas y donde existe progresividad en el impuesto a los ingresos. Bensaid es
conciente de lo que propone, por eso habla de "reforma"; por eso rechaza como a
la peste la posibilidad de "incursiones violentas en el derecho de propiedad"
(Trotsky) o siquiera de los impuestos confiscatorios al capital (Manifiesto
Comunista). Se encuentra incluso por detrás de los extremos radicales de Lord
Keynes, quien en su ‘Tratado...’ preveía la incapacidad del capitalista particular
para mantener en pleno empleo los recursos productivos. La consigna ‘radical’ de
Bensaid es: "oponer los ciudadanos al mercado" (Le Monde Diplomatique).
No hay nada inocente en todo esto, pues se trata de borrar el planteo de clase. En
marzo pasado, Lucha Obrera decía de la Liga que ni "moral ni políticamente, se
reivindica del comunismo". La ‘profesión de fe’ es una confirmación de esta
caracterización, sólo que ahora Lucha Obrera se ha metido adentro de ella.
19
¿Qué es la tasa Tobin?
Fabienne Dourson
Publicado en Iniciativa Socialista número 56, primavera 2000. Este documento, elaborado
por Fabienne Dourson para ATTAC-Moselle, es una síntesis realizada a partir de diversos
textos sobre el tema, citados en la bibliografía. Más que un artículo, es un material de
trabajo de gran utilidad.
En el preciso momento en que se derrumbaba el sistema monetario internacional surgido de
los acuerdos de Bretton Woods, James Tobin, un profesor americano de la Universidad de
Yale, imagina una herramienta de lucha contra la especulación financiera, denominada
desde entonces "tasa Tobin" (Tobin Tax). En 1972, durante un coloquio, este universitario
keynesiano, premio Nobel de Economía en 1981, presenta por primera vez su idea de crear
un impuesto sobre todas las transacciones de cambio de divisas, "echando un grano de
arena" en estos mecanismos, para desalentar "las especulaciones que hacen viaje de ida y
vuelta en pocas semanas".
1. La situación actual
20
En un reciente informe, la OCDE dice con cinismo: "Dada la creciente movilidad
internacional de las inversiones financieras, se puede hacer necesario disminuir la fiscalidad
sobre las rentas del capital. Así, la mayor parte de la carga impositiva recaerá sobre el
trabajo, que es menos móvil"(1).
1.1 Una sucesión de decisiones desde los años 70
La liberalización y la desreglamentación son opciones tomadas por los gobiernos de los
países más ricos, impuestas progresivamente a todo el planeta, bajo la presión del Fondo
Monetario Internacional (FMI).
- Abandono, por decisión unilateral de EE.UU., del sistema de cambios fijos (1971) y
adopción de un sistema de cambios flotantes (1973).
- Fin de los controles sobre los movimientos de capitales: Reino Unido (1979), después
EE.UU. y más tarde Europa continental.
- Liberalización y desreglamentación de los mercados de obligaciones y acciones (años 80,
varias etapas y diferentes ritmos en los países de la OCDE).
- Extensión de estas modalidades en los países "en transición" del Este europeo y de la
antigua URSS, así como en los "Nuevos países industrializados".
1.2 Hegemonía de las finanzas y movilidad de capitales
Diariamente, alrededor de billón y medio de dólares van y vienen repetidamente,
especulando sobre las variaciones en la cotización de las divisas. Esta inestabilidad de los
cambios es una de las causas del alza de los intereses reales, que frena el consumo
doméstico y las inversiones de las empresas. También profundiza los déficits públicos e
incita a los fondos de pensiones, que manejan cientos de miles de millones de dólares, a
reclamar dividendos más elevados a las empresas. Las primeras víctimas de esta partida de
caza en pos de la ganancia son los asalariados, cuyos despidos en masa hacen subir la
cotización bursátil de sus ex-empleadores(4).
Para comprender la dimensión de estos movimientos, es preciso tener en cuenta que el PIB
francés se eleva a 8 billones de francos anuales, alrededor de 1,4 billones de dólares; que el
montante total del comercio de bienes y servicios de 1995 equivale a tres días y medio de
transacciones sobre el mercado de cambios (1); que las exportaciones mundiales, incluidos
todos los productos, alcanzan cinco billones de dólares anuales (9); que las reservas de
cambio del G7 (siete países más industrializados) son solamente medio billón de dólares
(10); que las reservas de cambio de todos los bancos centrales del planeta sólo llegan hasta
1,2 billones de dólares (5). Esta última cantidad demuestra que los especuladores
institucionales (*) detentan un poder muy superior al de los agentes emisores, incapaces ya
de luchar, individual o colectivamente, contra la especulación. Alan Greenspan, presidente
de la Reserva Federal de EE.UU., ha reconocido que "la eficacia de los mercados
21
financieros permite transmitir los errores mucho más deprisa de lo que habría podido
sospecharse hace solamente una generación". La velocidad y el volumen de los cambios
previstos se ha multiplicado por diez desde 1987, por lo que los riesgos de inestabilidad
financiera han aumentado mucho, en un mundo donde las economías nacionales se
encuentran cada vez más vinculadas entre sí a través de una red de transacciones
comerciales y financieras (5).
"Solamente una fracción ínfima de las operaciones, estimada entre el 3% y el 8%, tiene
como objetivo cerrar transacciones comerciales internacionales o vehiculizar transferencias
de capitales destinadas a inversiones productivas [...]. Un 80% de las transacciones
corresponden a idas y vueltas de duración inferior a una semana laborable [...], pero muchas
operaciones de compra y venta se realizan en plazos aún más cortos" (1).
Desde hace diez años, se ha producido una concentración masiva del poder financiero. El
"especulador institucional" ha surgido como poderoso actor, capaz de imponerse sobre los
intereses de tipo más tradicional, ligados, por ejemplo, a una actividad productiva. Gracias
a diversos instrumentos, estos especuladores institucionales pueden apropiarse de una parte
de la riqueza generada por los productores de bienes y servicios. Actualmente, son ellos
quienes dictan frecuentemente la suerte de las empresas de Wall Street. Desvinculados de la
economía real, pueden, sin embargo, precipitar la quiebra de grandes empresas industriales
(5).
1.3 Disparidades e inestabilidad crecientes
Desde el final de la convertibilidad del dólar en oro, decidida por Nixon en 1971, y desde la
liberalización generalizada de los movimientos de capitales -1974 en EE.UU., a partir de
1990 en el conjunto de la Comunidad Europea-, el mundo vive en una total inestabilidad
monetaria. Se ha desarrollado una economía financiera puramente especulativa, cada vez
más disociada -o directamente hostil- de la economía real y de una verdadera cultura
industrial. El objetivo de conseguir rentabilidad a corto plazo provoca crisis de
sobreproducción (industria del automóvil, electrónica, informática) en un lugar, penurias
(vivienda, educación, alimentación) en otro, así como caídas de la productividad en muchos
sectores (cereales básicos, sistemas informáticos, etc.) (6).
La reestructuración mundial de las instituciones y de los mercados financieros ha acelerado
la acumulación de enormes riquezas privadas, frecuentemente fruto de transacciones
especulativas. El "club de los kilomillonarios (**) del planeta" cuenta con 450 miembros y
posee una fortuna muy superior al Producto Nacional Bruto acumulado de los países
pobres, en los que vive el 56% de la humanidad. A la vez, los ingresos de la masa de
productores de bienes y servicios -o sea, el nivel de vida de la mayor parte de los
asalariados- continúan descendiendo, los programas colectivos de salud y educación son
revisados a la baja, la desigualdad crece. Según la Organización Internacional del Trabajo,
el paro afecta a cerca de mil millones de personas en el mundo, alrededor de un tercio de la
población activa. Pues, dejando de lado la euforia mundializante, el estancamiento es lo
que, desde el krach de 1987, define mejor la situación de todas las regiones del planeta. Se
ha producido una contracción del poder de compra mundial. Con excepción del floreciente
mercado de los productos de lujo, destinado al segmento socioeconómico más favorecido,
22
la aparición de nuevas empresas en el sector de bienes de consumo corrientes es algo cada
vez más raro. El despegue de los valores bursátiles no tiene, pues, relación con los
movimientos de la economía real. Sin embargo, los mercados financieros no pueden "vivir
su vida indefinidamente". Pero cuando caen las cotizaciones, lo que se hunde o desaparece
sin previo aviso son los ahorros destinados a financiar una jubilación, una educación o
cualquier riesgo imprevisto (5).
2. Objetivos y efectos
Para Tobin y los economistas que han apoyado su propuesta, el principal efecto y la
principal ventaja de este filtro sería devolver a las políticas monetarias nacionales un poco
de la autonomía que han perdido ante los mercados financieros. Este impuesto permitiría,
dentro de ciertos límites, sustraer la determinación de las tasas de interés nacionales a la
necesidad de defender la paridad de la moneda. El segundo efecto de la tasa Tobin sería
crear una forma de impuesto sobre el capital que tendría la ventaja, sobre todas las demás,
de ser uniforme a escala mundial (1).
Combatir en favor de la tributación de las transacciones en el mercado de cambios, es
afirmar la necesidad de desmantelar el poder de las finanzas y de restablecer una
reglamentación pública internacional. Gravar fiscalmente a las operaciones de cambio para
penalizar la especulación y controlar los movimientos de capitales a corto plazo, permitiría
dirigir una fuerte advertencia política a los principales actores económicos. Así, se
afirmaría que el interés general debe prevalecer sobre los intereses particulares, y las
necesidades del desarrollo deben hacerlo sobre la especulación internacional (1).
2.2 Los efectos esperados y sus límites
La tributación de las operaciones de cambio podría jugar un doble papel. Por una parte,
frenar la movilidad de los capitales y reducir la inestabilidad monetaria internacional. Por
otra parte, crear un mecanismo de financiación que podría servir para sanear la situación
financiera internacional. Con un volumen de operaciones en el mercado de cambios de 1,6
billones de dólares por día laborable, unos 380,9 billones al año, una tasa del 0,1%
procuraría 230.000 millones de dólares anuales, recursos que podrían dedicarse a un fondo
de desarrollo en beneficio de los países del Sur y del Este(2).
Los límites de la tasa y su carácter de primer paso derivan de que las monedas y los efectos
monetarios a muy corto plazo (es decir, los recursos líquidos) solamente son una de las tres
principales formas de los activos que constituyen la cartera de los grandes inversores
financieros: la moneda y los efectos monetarios, las obligaciones (particularmente, las
emitidas por el Tesoro, esto es, la deuda pública) y las acciones(3).
3. La tasa Tobin, una herramienta entre otras
23
3.1 El principio de la tasa Tobin
La idea es crear un impuesto sobre las operaciones de cambio, para frenar el paso de una
moneda a otra y para, recuperando la expresión de Tobin, "echar arena en los engranajes
demasiado bien engrasados" de los mercados monetarios y financieros internacionales. La
tasa debe ser baja, para penalizar solamente las operaciones puramente especulativas de ida
y vuelta a muy corto plazo entre monedas, y no a las inversiones.
Supongamos, por ejemplo, que una tasa de un 0,1% se aplique sobre toda operación de
cambio y que el especulador tenga un horizonte mensual. Como cada transacción destinada
a obtener una ganancia de cambio implica una ida y vuelta entre dos monedas (dos
operaciones de cambio), para que la operación sea ventajosa el especulador debe esperar un
rendimiento superior a un 0,2% durante ese mes(2) [en caso contrario, la ganancia obtenida
con la especulación quedará absorbida por la tasa]. El razonamiento sigue siendo el mismo
si el horizonte especulativo es un día (lo que es frecuente). Dicho de otra forma, con una
tasa del 0,1% la mayor parte de estos arbitrajes especulativos a corto plazo serían
desincentivados, por deber tributar en cada movimiento, mientras que las operaciones a más
largo plazo (un año o más) no serían tan perjudicadas, ya que sólo tributarían al principio y
al final de la operación.
3.2 Otros medios de acción (desarrollos posteriores)
Otra posible tasa sobre el capital es el impuesto sobre las inversiones directas en el
extranjero (IDE): inversiones en bienes inmobiliarios, sus equipamientos y las tecnologías
asociadas. Su articulación con la tasa Tobin está clara: si la riqueza es absorbida por las
transacciones financieras y las inversiones directas son despreciadas, entonces las naciones
se exponen al riesgo que definía Keynes en los años 30, cuando escribía que "no puede
esperarse nada bueno de una situación (...) en la que el desarrollo de un país se convierte en
subproducto de las actividades de un casino". Tradicionalmente, el impuesto sobre
sociedades se aplica sobre los beneficios, lo que ha sido eficaz durante varias décadas desde
el final de la Segunda Guerra Mundial, y ha permitido que los gobiernos obtengan ingresos
fiscales sustanciales. Pero hoy la mundialización y la volatidad de los capitales han hecho
extremadamente difícil su recaudación(3).
- Un impuesto sobre las IDE debería contrarrestar tanto la evasión fiscal derivada de la
movilidad de capitales como la erosión de los derechos fundamentales de los trabajadores
en los países que los acogen, sin privar a los países pobres del flujo de inversiones ni
imponer a las empresas en qué países deben invertir. Esta tasa sería aplicable a todas las
inversiones directas, tanto en los países ricos como en los países pobres. La tasa sería
indexada según un baremo realizado por la OIT, que tendría en cuenta el respeto de los
derechos fundamentales de los trabajadores (derechos sindicales, trabajo infantil, etc.), pero
no el nivel salarial. Los criterios para medir el respeto de estos derechos podrían variar
según el nivel de desarrollo. El mensaje a las transnacionales sería claro: pueden invertir
donde quieran, pero tendrán que pagar mayores impuestos si eligen hacerlo en los países
donde menos se respeten los derechos sociales(3).
24
- Otro aspecto de una reestructuración de los impuestos sobre el capital: poner fin a la
manipulación de los precios de transferencia [facturación interna de un grupo que le
permite minimizar los beneficios donde deben pagar más impuestos, y recíprocamente],
calculando los beneficios de una manera nueva e identificando los lugares donde son
gravables. Esto podría lograrse con un método que se inspira en la tasa unitaria (unitary
tax) existente en Estados Unidos. Se apoyaría sobre categorías contables conocidas y
difíciles de esquivar: beneficios mundiales consolidados, facturación mundial consolidada y
facturación en un país dado. Para evaluar la base tributaria, se obtendría la proporción entre
la facturación nacional de una empresa y su facturación mundial, aplicando el porcentaje
así obtenido a los beneficios mundiales consolidados, lo que nos daría los beneficios
imponibles en un país determinado.
Por ejemplo, supongamos que la multinacional Nike obtiene 1.000 millones de dólares de
beneficio mundial consolidado. El 40% de su facturación proviene de los Estados Unidos.
Por tanto, a efectos fiscales, se consideraría que ha obtenido en Estados Unidos un
beneficio de 400 millones de dólares. La ventaja de esta tasa unitaria es que resuelve el
problema del precio de transferencia y que es fácil de calcular y de cobrar, siendo limitadas
las posibilidades de evasión fiscal. Esta tasa implica tanto al Norte como al Sur, y reduce
las presiones que sufren los países del Tercer Mundo para convertirse en paraísos fiscales
(3).
4. Los argumentos de los adversarios de la tasa Tobin
Aunque la tasa Tobin no puede considerase como una medida radical, no suscita el
entusiasmo de los gobiernos socialdemócratas, actualmente en el poder en Europa, que, sin
embargo, deberían ser partidarios de ella.
4.1 El argumento teórico: el funcionamiento actual es deseable
El régimen de cambios flotantes se apoya sobre mecanismos de mercado en los que las
decisiones de los participantes serían el resultado de algunos parámetros "fundamentales"
(tasa de inflación, déficit presupuestario, deuda pública, balanza comercial). Sin embargo,
los criterios "esenciales" corresponden a una óptica liberal y, además, los operadores actúan
frecuentemente en función de otros criterios, ligados a las monedas en tanto que activos
financieros. Por ese motivo, el dólar goza, en casi todas las circunstancias, de una
cotización favorable que no siempre está justificada por el estudio de los parámetros
"fundamentales" de la economía. Le Monde del 12/10/1998 informaba de las palabras de
Olivier Davanne (encargado de un informe por parte de Lionel Jospin) que van en ese
sentido: "Lo que marca el funcionamiento actual de los mercados es el muy corto horizonte
de los inversores, del que resultan demasiado frecuentemente comportamientos gregarios
[...] En definitiva, hay que admitir que la capacidad de los mercados para analizar los
parámetros fundamentales económicos y financieros es muy limitada".
25
El mercado sería autorregulador y optimizaría la utilización de los recursos materiales,
inmateriales y humanos del planeta: "el mejor recurso, llegado del mejor lugar, para el
mejor producto, en el mejor mercado y en el mejor momento para el mejor consumidor".
Sin embargo, hoy en día ningún economista serio puede atribuir esas propiedades al
mercado (7).
4.2 El argumento técnico: es irrealizable
En el contexto actual, la tasa Tobin puede parecer utópica. Sus detractores dicen que sería
esquivada y que sólo sería eficaz si fuese adoptada por toda la comunidad financiera
internacional. Estas objeciones deben relativizarse. ¿Hay que renunciar a los impuestos por
el hecho de que toda carga tributaria sea objeto de evasión fiscal? De hecho, la aplicación
de esta medida simbólica [pero no exclusivamente simbólica], que no bastaría por sí sola
para atajar la inestabilidad monetaria, es ante todo una cuestión de voluntad política de los
Estados, tanto más por estar concentradas las operaciones de cambio sobre un limitado
número de plazas financieras. Un complemento a la tasa Tobin podría tomar la forma de
medidas de control sobre la entrada de capitales, como las practicadas por Chile y
Colombia (2).
En 1998, más de dos tercios del mercado estaba concentrado en Londres (32%), New York
(18%), Tokio (8%), Francfort (5%) y París (4%), llegando al 82% de las operaciones si
añadimos otras tres plazas más: Singapur (7%), Hong-Kong (4%) y Zurich (4%). Un
pequeño número de sociedades especializadas aseguran técnicamente la interconexión
mundial [...] En consecuencia, esta concentración haría técnicamente posible el cobro de
esta tasa, lo que desvela el carácter esencialmente político de las objeciones hechas a la
propuesta (1).
4.3 El producto del impuesto
El producto de la tasa Tobin dependería de la magnitud de la tasa -entre el 1% y el 0,1%,
según las diversas propuestas- y de la importancia de los movimientos de capitales que la
tasa debe, precisamente, reducir: de 100.000 a 720.000 millones de dólares. Con una tasa
de 0,25%, se recaudarán cerca de 290.000 millones de dólares; al 0,1%, generaría 166.000
millones de dólares al año; incluso con una tasa tan baja como el 0,05%, la recaudación
sería de unos 100.000 millones de dólares. Claro está que hay una fuerte carga de
incertidumbre en estas cifras, pues, por definición, el montante total de las operaciones de
cambio debería bajar. Falta por saber en qué proporciones (8).
Tanto la recepción como la utilización del producto de la tasa es un debate político
importante al que hay que dar respuesta. Si bien la Banca Mundial y el FMI deberían ser
descartados, por su subordinación a EE.UU. y por su liberalismo, numerosos interrogantes
muy concretos merecen la reflexión de todos y todas. ¿Quién percibirá la tasa Tobin? ¿Un
organismo internacional? ¿Los Estados donde se desarrollan las operaciones? ¿Quién
controlará la recepción y cobro de la tasa Tobin? ¿Quién decidirá el reparto? Estas
"pequeñas" interrogantes quedan sometidas a la reflexión de cada cual [seminario
internacional de ATTAC, 25/01/99].
26
Conclusión
Los tres impuestos -tasa Tobin, impuesto sobre las IDE e impuesto unitario sobre
beneficios- constituyen un mosaico en el que pueden apoyarse las opiniones que aspiran a
más justicia e igualdad. Las "élites" utilizan la modernización y la mundialización para
atacar a los sistemas de seguridad social, a los pobres de los países desarrollados y a los aún
más pobres de los países en desarrollo. Ha llegado el momento de demostrarles que las
fuerzas que les oponen resistencia también saben utilizar las mismas armas de la
modernización y la mundialización (3).
Una acción resulta sobre el mercado de cambios abriría una brecha en el fatalismo aún
demasiado extendido en cuanto al carácter pretendidamente "irreversible" del actual estado
de cosas [seminario internacional de ATTAC, 25/01/99].
(*)"Especuladores institucionales": bancos, aseguradoras, fondos de pensiones, fondos
especulativos (Hedge Funds), denominados "inversores institucionales" (zinzins, en la jerga
económica).
(**) N.T.: El original francés usa el término milliardaires. En francés milliard quiere decir
mil millones, así que el texto habla de poseedores de miles de millones. Aunque el término
millardo (mil millones) está reconocido por la Real Academia, hemos preferido utilizar la
expresión kilomillonarios a algún forzado derivado de millardo.
BIBLIOGRAFÍA Y ACLARACIONES
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(7) Bernard Maris, "Lettre ouverte aux gouroux de l'économie qui nous prennent pour des
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27
(8) Ibrahim Warde, "Le projet de taxe Tobin, bête noire des spéculateurs, cible des
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(11) Christian De Brie, "Taxer les revenus financiers" - Le Monde Diplomatique, 2/1996, p.
17 (Privilèges fiscaux)
El porvenir de la Tasa Tobin
La Tasa Tobin, una idea que se abre camino.
Bruno Jetin
Martes, 8 de agosto de 2000
El impuesto mundial sobre las transacciones cambiarias, más conocido como Tasa Tobin, ha
encontrado eco creciente en Francia y en el resto del mundo. ATTAC, que desde su creación en
1998, lucha por la implantación de la Tasa Tobin tiene ya 25.000 adherentes y forma parte de una
muy activa red internacional.
28
La reunión de Millau puso de relieve que son muchos los jóvenes de una nueva generación
decididos a comprometerse sobre este tema y otros muchos que le están vinculados, para luchar
contra los nefastos efectos de la mundialización liberal. Esta movilización es la que de algún modo
explica porqué en la Asamblea Nacional, en el Senado, en los recientes informes de la Comisión
de Finanzas y del Consejo económico y social se ha comenzado finalmente a analizar la utilidad y
la factibilidad de la "Tasa Tobin". Mientras el Consejo de Análisis económico se pronunciaba contra
la Tasa, Lionel Jospin, consideraba sin embargo el 1º de julio que ha llegado el momento de
"impulsarla en instancias internacionales" Esperemos que aproveche la Presidencia Francesa de la
UE para poner en práctica su declaración. En el Parlamento europeo se produjo el 28 de junio
último, en Bruselas, un primer encuentro de diputados que apoyan su establecimiento. En el nivel
internacional el 11 de abril, un diputado y un senador norteamericanos, un diputado europeo y uno
francés lanzaron desde Washington un Llamamiento Mundial a los Parlamentarios. El gobierno
finlandés y el Parlamento canadiense ya se pronunciaron a su favor.
Tanta popularidad se explica por las desilusiones provocadas por la mundialización financiera. La
total libertad de desplazamientos de los capitales de un extremo al otro del planeta, impulsada por
los inversores y apoyada por los gobiernos de los países del G7, hubiera debido acelerar el
crecimiento mundial y la reducción de la pobreza. Sin embargo se multiplicaron las más grandes
crisis y se agravaron la pobreza y los males que la acompañan. ¿Qué soluciones proponen el G7 y
las instituciones internacionales que ellos controlan (el FMI y el BM)? Mejor información
económica, mayor transparencia de los mercados, mayor prudencia en el comportamiento de los
inversores, la pomposamente calificada "Nueva arquitectura financiera internacional". Propuestas
todas ya escuchadas y en parte puestas en párctica sin éxito alguno durante la crisis de la deuda
de los Países del Tercer Mundo a principios de los 80 y que no impidieron la repetición de las crisis
durante los años 90, como la última ocurrida en el Sudeste asiático. En la base de estos fracasos
se encuentra la quasi religiosa creencia en la eficacia de los mercados y la sacrosanta libertad de
desplazamiento de los capitales.
La propuesta de establecer un impuesto a los mercados de cambios parte de otra lógica. Los
mercados financieros se equivocan a menudo y es conveniente restringir la libertad de
desplazamiento de los capitales. La idea es muy simple: un impuesto pequeño, del 0,1% por
ejemplo sobre cada cambio de una moneda por otra, permitiría frenar la especulación monetaria.
¿Porqué?, porque los especuladores, es decir los fondos especializados en especular, los bancos,
las grandes empresas, obtienen grandes ganancias procediendo al va y vi ene incesante entre
diferentes monedas, provocando fluctuaciones más o menos acentuadas en las tasas de cambio.
De tal modo que pagando un impuesto se sentirían disuadidos de continuar cambiando monedas,
ya que estas operaciones dejarían de ser rentables. Las operaciones comerciales y las inversiones
internacionales, mucho menos frecuentes no deberían pagar, sino marginalmente tales impuestos.
Los ingresos fiscales se estima que aumentarían. según algunas hipótesis, considerando una
reducción del 50% sobre la cantidad de transacciones cambiarias, entre 50 y 250 billones de
dólares anuales o sea entre 54 y 268 mil millones de euros. ¿A qué podrían destinarse esos
ingresos?
Se prevé que deberían servir primordialmente a reducir las desigualdades sociales, a financiar el
desarrollo y a preservar el medio ambiente, sin por ello eximir a los gobiernos de sus propias
responsabilidades. De acuerdo con el Informe del PNUD del 2000, faltan en los países en
desarrollo, a escala planetaria, alrededor de 80 mil millones de dólares para poder asegurar los
servicios básicos. Podría utilizarse también parte de estos recursos para financiar la producción
local de medicamentos y el acceso al cuidado de su enfermedad a los enfermos de Sida,
especialmente en Africa. Las necesidades no son, lamentablemente, lo que falta.
Si el establecimiento de un impuesto a las operaciones de cambio gozan de tantas virtudes
¿porqué hay tanta oposición?
29
El desafío es fundamentalmente político. Para los defensores encarnecidos del poder de los
mercados, está fuera de todo cuestionamiento aceptar un impuesto sobre las ganancias, aunque
fueren especulativas, porque sería como reconocer que la libertad de invertir no conduce al mejor
de los mundos, después de dos décadas de invertir demasiado dinero tratando de probarlo. En
momentos en que se organizan con éxito las movilizaciones en oportunidad de cada una de las
cumbres internacionales, la adopción de la Tasa Tobin sería visualizada como una gran victoria
política sobre la fatalidad de la mundialización liberal. Se comprende así porque el Gobierno de los
Estados Unidos hacen todo lo posible por prohibir toda referencia a la Tasa Tobin en las cumbres
internacionales y en las instituciones internacionales, por impedir los estudios de factibilidad, así
como la publicación de obras relacionadas.
El desafío es también económico. Los bancos son los primeros actores en los mercados de
cambios y serían las primeras víctimas de la Tasa Tobin. No es nada extraño, entonces que se
opongan salvajemente a ella.
¿Cuáles son los argumentos verdaderamente serios que se oponen a la Tasa Tobin?
El primero es que este impuesto es impracticable en el plano técnico. Nosotros respondemos que
las innovaciones técnicas basadas en sistemas de pago electrónico nacionales, indispensables al
sistema bancario y financiero, vuelven materialmente posible cobrarla. Estos sistemas permiten
identificar la naturaleza de las transacciones y especialmente las transacciones cambiarias, y la
identidad de vendedores y de compradores, lo que evidentemente permite cobrarles dicho
impuesto. Existen acuerdos internacionales como los llamados "acuerdos de Lamfalussy" que
datan de 1988, que establecen el marco jurídico apropiado para que los bancos centrales hagan
respetar la legislación de su país a todo aquel que quiera utilizar su sistema nacionalde pagos
electrónicos. Y por lo tanto de hacer respetar el pago del impuesto. Los paraísos fiscales y los
sistemas privados de pagos llamados " offshore" no podrían eludir por mucho tiempo esta tasa.
Solo existen por el hecho de que no hay voluntad política de eliminarlos. Por otra parte, los
capitales no pueden permanecer eternamente confinados en los paraísos fiscales ni usar
permanentemente sistemas de pago privados. Tarde o temprano deben salir para realizar
inversiones y usar los sistemas oficiales de pago.
Se podría entonces cobrarles el impuesto con adicionales punitivos. De modo que la Tasa Tobin es
técnicamente posible. Pero ¿es útil y eficaz?
Este es otro de los frecuentes argumentos. La Tasa Tobin es ineficaz en el caso de ataques
especulativos de gran magnitud, como el que condujo a la explosión del Sistema Monetario
Europeo en 1992-93, o como el de la fuga de capitales del Sudeste Asiático. Nuestra respuesta es
que la utilidad de la Tasa es actuar de modo preventivo impidiendo que pequeños ataques
especulativos se transformen en ataques de gran tamaño, al volverlos no rentables. Si a pesar de
todo se desatara un gran ataque especulativo sobre una determinada moneda se podría aumentar
transitoriamente el monto del impuesto como lo propone P.B. Sphan, exceptuando siempre las
transacciones vinculadas al comercio y a la inversión. Anunciando públicamente y por anticipado
que el impuesto aumentaría automáticamente si las tasas de cambio fluctúan fuertemente,
cualquier banco central podría desalentar eficazmente la especulación. Si esto no fuera suficiente,
nada impide recurrir a las clásicas medidas de control de cambios como lo hizo eficazmente
Malasia en 1998, pese a la oposición de los inversores internacionales. Puede completarse
igualmente con un impuesto a los ingresos excesivos de capital, puesto en práctica hasta hace
muy poco tiempo por Chile.
La Tasa Tobin no es la panacea universal a todos los males del planeta. Pero podría contribuir
eficazmente a la reconstrucción de un sistema monetario internacional en el que las tasas de
cambio serían regularmente renegociadas entre los países en función de los objetivos de
crecimiento y de desarrollo. Un tal sistema administrado de tasas de cambio sería menos utópico y
menos costoso en lo que hace a la soberanía nacional que la propuesta de R. Mundell (que juzga a
30
la Tasa Tobin como "una idea idiota", ver Liberation del 03/07/00) de vincular el dólar, el yen y el
euro mediante una tasa de cambio fija para los países en desarrollo. Teniendo en cuenta la
enorme heterogeneidad que existe entre dichos países, esta propuesta acentuaría la competencia
y tendría devastadores efectos sociales. El requerimiento expresado por el movimiento social a
través de la Tasa Tobin como medida universal, tiende por el contrario a recrear la necesaria
solidaridad entre el Norte y el Sur para que finalmente la mundialización beneficie a los pueblos.
Para mayor información existe una sección integra en Internet dedicada a la Tasa Tobin que puede
consultarse en:
http://www.attac.org/esp/themes/propositions/speculation.htm
Ultimo documento de análisis de Bruno Jetin publicado en el sitio Internet
http://www.analitica.com/va/economia/opinion/Reconstruire%20un%20nouveau%20système
%20financier%20international
Bruno Jetin es Conferencista jefe de la Universidad París Norte, miembro del Consejo
Científico de ATTAC
[email protected]
Artículo de ATTAC
Grano de Arena n°48
Jorge Camil /La Jornada de México/ viernes 14 de septiembre del 2001
La Tasa Tobin
En la década de los setenta James Tobin, el economista estadounidense que habría de ganar
el premio Nobel en 1981, hizo una propuesta que aún hoy muchos consideran totalmente
descabellada: gravar los movimientos de capitales que no tuviesen el propósito específico
de pagar bienes o servicios, o sea, las transferencias especulativas de los llamados capitales
golondrinos. El impuesto fue inmediatamente bautizado como tasa Tobin y hoy, más de
veinte años después, está incluido en el orden del día de la próxima reunión de ministros de
economía y finanzas de la Unión Europea.
La propuesta de adoptar el impuesto fue derrotada hace año y medio por un pequeño
margen, pero ahora es presentada con nuevos bríos por el gobierno belga, que preside
actualmente la Unión Europea, con el apoyo decidido del primer ministro francés Lionel
Jospin. Tobin pretendía únicamente detener la volatilidad de los capitales especulativos,
31
pero en unos cuantos años sus temores sobre el inmenso poder que estaban acumulando los
administradores de los fondos de inversión habrían de ser confirmados por los efectos
devastadores de la debacle financiera mexicana conocida como el error de diciembre.
Finalmente, el mundo había llegado a permitir que unos cuantos jóvenes financieros (los
imberbes masters en administración vestidos de jeans y zapatos deportivos descritos por
Raymond Barre, ex primer ministro francés) pusieran de rodillas a los gobiernos nacionales
accionando el botón de una computadora. Tequila, tango, samba: ¡la fiesta de la
mundialización había comenzado!
El apoyo del primer ministro francés legitima finalmente la tasa Tobin, pues nadie
reaccionó con más entusiasmo que ese país, donde se constituyó de inmediato una poderosa
ONG conocida como ATTAC (Asociación por una Tasa sobre las Transacciones
Especulativas para Ayuda a los Ciudadanos). ATTAC reconoció recientemente que la tasa
tendría que ser modesta, probablemente 0.25 por ciento de los movimientos de capitales,
pero sería suficiente para generar ingresos por 250 mil millones de dólares, que podrían ser
utilizados para realizar inversiones productivas en los países del Tercer Mundo. Aunque la
aplicación de este gravamen presenta problemas prácticos que pudiesen resultar
insalvables, todos coinciden en que su adopción constituiría un paso importante para limitar
el poder de las instituciones que manejan los mercados de capitales. La tasa tendría que ser
de aplicación mundial o, por lo menos, ampliamente generalizada, pues de lo contrario los
capitales especulativos se trasladarían en masa hacia paraísos fiscales, los cuales deberán
ser eliminados (¡menudo problema!). Pero la decisión es imperativa, pues el mundo es cada
vez más vulnerable a las consecuencias devastadoras de las fugas de capitales. Según Susan
George, vicepresidenta de ATTAC, "¡98 por ciento de los movimientos de capitales son
improductivos, es decir, no están relacionados con el intercambio de bienes o servicios".
En Pouvoirs fin de siècle (poderes de fin de siglo), ensayo de Ignacio Ramonet, publicado
en mayo de 1995 en Le Monde Diplomatique, el autor presentó, con un ejemplo dramático
que involucra a México, la impotencia de los Estados modernos en la guerra contra los
señores del dinero: durante la crisis del error de diciembre, los países del G-7 y el FMI
sufrieron para reunir los 50 mil millones de dólares requeridos para salvar la economía
mexicana. Sin embargo, en ese mismo tiempo, tres fondos de pensiones estadounidenses,
los Big three, ¡controlaban recursos por 500 mil millones de dólares! En un ensayo anterior,
publicado en el mismo diario en marzo de 1995, François Chesnais lamentó que el error de
diciembre haya introducido en el Consenso de Washington el concepto de gobernabilidad
financiera: la creencia de que ciertos Estados necesitan ser "aconsejados" para evitar que
sus gobernantes "se hagan daño a sí mismos y a los demás". Así, concluye Chesnais, la
vigilancia exigida para efectuar el salvamento de la economía mexicana "rebajó a ese país a
una situación semicolonial, justo después de haber sido admitido en la OCDE": ¡el club de
los países ricos! Mientras tanto, George Soros proclama que los mercados "votan
diariamente obligando a los gobiernos a adoptar decisiones importantes", y Raymond
Barre, gran defensor del liberalismo económico, advierte: "decididamente no podemos
dejar el mundo en las manos de una pandilla de irresponsables de 30 años que sólo piensan
en hacer dinero".
32
Aplicaciones posibles en México: gravar no solamente las
transacciones forex sino los mercados derivados y también
podría aplicarse a la problemática del café mexicano- a quienes
especulan con él como el Expresidente Ernesto Zedillo, parte de
Procter and Gamble, una de las empresas que controlan la Bolsa
del Café de Nueva York-CSCE- sino también a las transacciones
bancarias para resolver de una vez el problema del FOBAPROA
–100,000 millones de dólares que los banqueros se han robado
de las familias, las empresas y los gobiernos de México-inclusive
gravar a las empresas que especulan con el petróleo de Méxicoentre ellas la vilipendiada ENRON, Merrill Lynch, Phibro de
Citibank y Shell-socia de PEMEX en el proyecto de refinación
de Deer Park en Houston, Texas. (Nota del Profesor J. Ramón
Jiménez, Facultad de Contaduría y Administración-UNAM)
Résumé de la obra de James Tobin (CEPA-New School for
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Second Edition of The General Theory
"Irving Fisher (1867–1947) in Retrospect", 1997, AER
"Why We Need Sand In the Market's Gears", 1997, Washington Post
"Thoughts on Indexing the Elderly", 1997, FAS
"Judgemental Cuts in Consumer Price Indexation Are a Bad Idea," with R. Solow
and K. Arrow, 1997, FAS
"Monetary Policy: Recent Theory and Practice", 1998, in Wagner, editor, Current
Issues in Monetary Economics
"Flawed Fund: the IMF's misplaced prioirities" with G. Ranis, 1998, New Republic
"Europe, Japan and the Ghost of John Maynard Keynes", 1998
"Financial Globalization", 1999, Proceedings of the American Philosophical
Society
"Financial Globalization: Can National Currencies Survive?" 1999, Annual World
Bank Conference of Development Economics
"Floating Currencies is the Only Way", 1999
Resources on James Tobin
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HET Pages: the Neo-Keynesian World, Money and Growth , Monetarism
James Tobin Page at the Cowles Foundation (here's another)
Tobin circa 1962 - Photo wiith J.F. Kennedy, Photo at the Council of Economic
Advisors, Tobin Portrait
"James Tobin," Lives of the Laureates, edited by William Breit and Roger W.
Spencer, MIT Press, 1986.
Autobiography of Tobin at Nobel site.
Press release of Nobel award (1981).
"Keynesian Economics" with James Tobin - Audio or Video Stream (RAM) at Idea
Channel
Interview with Tobin, at Le Monde (in French)
Interview with Tobin at Region magazine
Interview with Tobin, at Radio Australia
Interview with Tobin, at Social Development Review
ET Interview: Professor James Tobin with Robert J. Shiller
"Reigning in the Markets: Interview with Tobin", UNESCO Courier, 1999 - French
version
"Yale Professor Wins Nobel in Economics," Boston Globe, October 14, 1981
"Tobin Blasts Reagonomics", Boston Globe, 1981
James Tobin's Columns at Project Syndicate
The Yale Economics Department: Memories and Musings of Past Leaders
Nobel Direct: James Tobin
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"James Tobin to Receive Bar Association Award", 1997, Yale News
Tobin Profile at Elsevier/North-Holland
Tobin Page at Britannica.com
Tobin Page at Britannica Guide to the Nobel Prizes
Tobin Page at Nobel Prize Internet Archive
Tobin page at PEI
Tobin at Bartleby
Tobin at VWLer.de
Biography of Tobin at Nobelists for the Future
The "Tobin Lounge" at the Cowles Foundation
Tobin Page at Laura Forgette
Capital Controls (Tobin Tax) website at Halifax Initiative
The Tobin Tax Initiative website
"The Feasibility of an International Tobin Tax", 1999 Economic Foreign Affairs
"Time for a Tobin Tax? Some practical and political arguments", at Oxfam
"Time for a Tobin Tax", 1999 FRBSF Weekly Letter
"The Tobin Tax and Exchange Rate Stability" by P. B. Spahn, World Bank Finance
and Development
"Feasibility of the Tobin Tax" by Rodney Schmidt, Canadian Department of
Finance
"The Tobin Tax for the greater global good" by Anthony Clunies Ross, World Paper
"Vive la taxe Tobin!" by Bernard Cassen, Le Monde diplomatique
"James Tobin: Le théoricien du libéralisme à visage humain" by Francis Gradoux
at Webdo (in French)
Variations sur la taxe Tobin at Attac.org (Original Version at Le Monde
diplomatique)
"James Tobin no combate à especulação" by Senator Eduardo Suplicy of Brazil (in
Portuguese)
"The Revolutionary Front of Dr. James Tobin", at Prensa Obrera (in French, in
Spanish)
The Tobin Tax: Democratising Globalisation at NIGD
Tobin Tax Principles at JusticePlus (in French)
Campagna Tobin Tax (Italian)
House of Lords debate on the Tobin Tax, June 2000
"A Handful of Sand in the Wheels of Financial Speculation" by Alex C. Michalos
Une taxe remise en cause par James Tobin !
Tobin Tax at CEPR
Tobin extracts
"Tobin Tax as a mechanism to finance de-mining" by Robin Collins, UN
"Visionary Vote for the Tobin Tax in Canadian Parliament", Natural Life
links on Tobin Tax
37
Tobin Taxes are excise taxes on cross-border currency transactions. They
can be enacted by national legislatures, followed by multilateral cooperation
for effective enforcement. The revenue should go to global priorities: basic
environmental and human needs. Such taxes will help tame currency market
volatility and restore national economic sovereignty. (The name Tobin Tax
and the original concept derives from James Tobin, a Ph.D. Nobel-laureate
economist at Yale University.)
What are Tobin Taxes?
Campaigns Around the World
Fact sheets and answers to questions,
ready for you to copy and use...
New! A global list of endorsers!
Political Feasibility Watch!
Tobin Tax Bibliography
(NEW!)
US Campaigns
Our updated bibliography is three
times larger than the old one! Visit
Building a network of organizations
supporting the Tobin Tax.
Policy Building through Citizen Documents (NEW!)
Participation!
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1. Tobin Tax in the US
Congress!
Tobin Tax Implementation
Who We Are
Contact the Initiative!
Learn more about us.
Email your comments and questions
here. Or sign up for our listserve or
order an educational packet...
(NEW!) See the other tobintax.org! Visit our sister organization in the
UK at http://www.tobintax.org.uk/ and read about the campaign in the
United Kingdom.
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United Kingdom.
(Note: You can get to this website through http://www.tobintax.org/, or
through CEED's website at www.ceedweb.org/iirp)
Tobin Tax Initiative
CEED/IIRP, PO Box 4167
Arcata, CA 95518-4167
phone: (707) 822-8347, fax: (707) 822-4457
e-mail: [email protected]
Home | Who Are We | What are Tobin Taxes | Tobin Tax Policy | Tobin Tax Bibliography
US Campaigns | Campaigns Around the World | Contact the Initiative
The Tobin Tax Initiative - USA is a project of the Center for Environmental Economic Development.
Capital Controls (Tobin Tax)
Capital controls, including the Tobin tax, are integral to reducing poverty, and
increasing equity and economic sovereignty globally. The goal of Halifax Initiative's
Capital Controls Campaign is to institute a multilateral financial transfer tax (Tobin
or Tobin-like) to reduce currency speculation, provide increased fiscal and
monetary auto and monetary autonomy for nations, and to generate substantial
revenue to fund social development and environmental protection. Inherent in the
campaign is a strong critique of the IMF and other supra-national institutions
exercising or advocating hegemonic control over national economic decisionmaking and widespread financial sector deregulation.
The Tobin tax was first proposed in 1978 by James Tobin, a Nobel prizewinning
American economist. Tobin proposed a very small tax on foreign exchange
transactions to deter short-term currency speculation.
Such speculation adds volatility and instability to markets, and to markets, and has
been linked to the failure of the European exchange-rate mechanism of 1992, the
fall of the Mexican peso in 1994, and the 1997-1998 currency crisis in South-East
Asia. For more information on the tax, click here.
Urgent Action!
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ONE YEAR LATER - What has Canada done about the Tobin Tax Motion?
NOT MUCH! Write your MP, the Prime Minister and the Finance Minister
before March 23.
Canada Backtracking on Tobin TCanada Backtracking on Tobin Tax Motion
- Write the Finance Minister!
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Sign the Tobin Tax Declaration
One Anniversary of the Motion
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Where's the Leadership? Groups Urge Minister Martin to "Walk the Talk" on
Parliamentary Motion on the Tobin Tax
Canada became the first country in the world to declare its intention to work towards the
adoption of a tax to control tion of a tax to control international currency speculation
House of Commons debates on Tobin tax motion
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House of Commons final hour of debate on Tobin Tax of March 23,
1999
House of Commons Debate on the Tobin Tax on February 3, 1999
House of Commons Debate on the Tobin Tax on October 28, 1998
Factsheet Factsheets
•
Controlling Casino Capital (2000)
•
The Tobin-Type Tax - Debunking the Myths (2000) espanol
The Tobin Tax - An International Tax on Foreign Currency Exchange
(1998)
•
espanol
Research papers
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Is the Tobin Tax Practicable? Rodney Schmidt (2000)
Paper on the Feasibility of a Foreign Exchange Transactions Tax by
Rodney Schmidt, North-South Institute (1999)
Currency Speculation Control Options (1997)
40
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