Homenaje a James Tobin 1918-2002 Tobin, James (1918-2002 ), economista y político estadounidense, premio Nobel de Economía en 1981. Ganó prestigio por su explicación sobre cómo determinados elementos de las políticas económicas nacionales (como las alteraciones fiscales y bonos del Estado) afectan al ahorro y al gasto de los consumidores. Nació el 5 de marzo de 1918 en Champaign, Illinois. Estudió Economía en la Universidad de Harvard, centró por el cual se graduó en 1939 y en el que realizó un curso de posgrado en 1941. Durante la II Guerra Mundial sirvió como oficial en un destructor. Tras acabar la contienda regresó a Harvard, donde se doctoró en Economía en 1947. Fue profesor en esta institución hasta 1950, año en que se trasladó a la Universidad de Yale, donde enseñó hasta 1988. En dos ocasiones interrumpió su carrera académica para asumir tareas de política nacional. Desde 1961 hasta 1962 fue asesor económico del presidente John Fitzgerald Kennedy, al cual ayudó a diseñar un plan de recorte de impuestos. Regresó a la política en 1972 en calidad de asesor del candidato presidencial del Partido Demócrata, George Stanley McGovern. Cuando éste fracasó en su intento de llegar a la Casa Blanca, Tobin regresó a su actividad docente. Durante la década de 1980 criticó la política económica del presidente Ronald Reagan. Durante su larga estancia en Yale, Tobin elaboró las innovadoras teorías que le valieron la concesión del Premio Nobel. Una de sus contribuciones capitales a la Economía fue la teoría de selección de cartera, que analiza cómo los cambios en los mercados financieros (como el aumento y la disminución de los precios) influyen en el gasto y en el ahorro de los consumidores e inversores. Demostró que las familias y los inversores toman decisiones para contraer deudas e invertir dinero no sólo para maximizar beneficios, sino también para evitar el riesgo. Tobin explicaba su teoría con la frase "no poner todos los huevos en una sola cesta". Se hizo famoso también como exponente de la nueva economía, basada en las teorías del economista británico John Maynard Keynes. Tobin y otros mentores de la nueva economía se mostraron favorables a las políticas gubernamentales activas que pudieran lograr objetivos sociales y económicos, tales como la reducción del desempleo. Fue también el autor del concepto del factor q, parámetro que mide la relación entre el valor de los activos en el mercado y los costes por su sustitución. Entre las numerosas publicaciones de Tobin, destacan Macroeconomía (1971), Consumo y econometría (1975) y Teoría y política (1982) 1 México y el mundo Juan María Alponte El Universal Miércoles 20 de marzo de 2002 internacional La muerte de un Nobel ante Monterrey Confieso que me ha causado una gran impresión la muerte de James Tobin (Premio Nobel de Economía 1981) en vísperas de la Cumbre Europea en Barcelona y a la vera de la Conferencia Mundial de Monterrey. Era el hombre que, inesperadamente, fue famoso porque el movimiento antiglobalizador asumió su idea sobre una tasa a los movimientos monetarios especulativos. En realidad, Tobin era un hombre extremadamente riguroso que no pescaba almejas en el Tíbet. Sus trabajos sobre la tasa de empleo mínima en una economía sin inflación, así como el "cociente Tobin" sobre la inversión de las empresas constituyen, en el cuadro de la Ciencia Económica (dominada, y no per accidens , por los anglosajones y los nórdicos) un nivel analítico notable. Había nacido en 1918. El padre era periodista y apasionado del deporte y su madre, trabajadora social, le habían proporcionado una herencia de temple y generosidad. Vivió, por dentro la Gran Depresión y, ello, de alguna manera, conformó su futura existencia como académico: la lucha contra la pobreza y contra la especulación. Discípulo de Keynes (Keynes nace en Inglaterra en el año en que murió Karl Marx) cabeza liberal, Tobin, aconsejó a Kennedy y no dudó en advertir que los Bancos Centrales tenían funciones y tareas que los convertían en un importante instrumento fiscal en las crisis. Consciente de que los problemas económicos eran universales no dudó, frente a nuestros tiesos burócratas, en abandonar por un tiempo el sillón de Yale para enseñar, durante un año, en Kenya con el afán y la esperanza de cooperar, científicamente, en la solución de los problemas económicos del África abandonada a su suerte y al sida. Decía, antes, que tenía una enorme cabeza liberal. Ahora que no nos quitamos de la boca lo del "neoliberalismo", utilizado, a veces, como un instrumento ciego y pueril para impedir una crítica seria y rigurosa a los problemas reales, conviene recordar que en Estados Unidos ser liberal significa estar en la izquierda frente a los republicanos y más cerca de Keynes que de Milton Friedman. James Tobin ha publicado 16 libros y varios centenares de artículos todos ellos reveladores aunque su fama, que él repudiaba y odiaba porque le separaba, accidentalmente, de su obra, comenzó a ser ostensible por su decisión de que se impusiera, su Tasa Tobin , a los capitales especulativos. Me gustaría decir, en ese punto, que esa idea es inseparable de sus hipótesis teóricas sobre las tasas de interés y la utilización de las reservas, en ciertos momentos, para resolver los cuellos de botella fiscales. De una forma u otra se ha olvidado su pasión por el conocimiento. Le hizo asumir, frente al pensamiento convencional antikeynesiano, que la famosa inflación de los años setenta no era una inflación normal, sino una inflación derivada de la economía de guerra. James Tobin debería haber estado en Monterrey porque, hoy, la economía de guerra está jugando un papel importante en estos momentos y es muy posible que se olvide, también, que el compromiso de los países industrialmente avanzados de dedicar, cuando menos, 0.7% de su PIB a la ayuda al desarrollo no sólo no se ha cumplido, sino que es una broma: los 18 más ricos dedican a esa función sólo 0.22% y los 15 europeos, pasarán de 0.33% de hoy, a 0.39% en el 2006. Cumbre de Barcelona. 2 Pero nadie se engañe. Los países ricos han encontrado una excusa, válida, para no cumplir: que los países endeudados y empobrecidos no han creado ninguna de las instituciones del Estado de Derecho que permiten no sólo redistribuir el ingreso sino impedir que la ayuda sea una ayuda a los más poderosos o a las superestructuras del poder. Es muy notorio que, comparativamente, los países pobres tienen más supermillonarios, en la lista de Forbes , que los países ricos. ¿Por qué? Tobin ya nos lo había dicho: porque la pobreza es la riqueza de los ricos. [email protected] Tobin at NAS ¿El Impuesto Tobin o un impuesto local a la compra de divisas?Martes, 21 de noviembre de 2000 Sumario Este sintético análisis intenta presentar un resumen de la discusión en torno al Impuesto Tobin (Tobin Tax). En Venezuela la discusión del tema ha llegado a la prensa nacional a través de artículos del economista F. Vivancos en El Universal y las declaraciones del Presidente del Banco Central de Venezuela (BCV) en la Habana, recomendando su aplicación. Las declaraciones del Presidente del Banco Central aparentemente estarían en el contexto de presiones que están ejerciendo directivos del BCV y el gobierno para bajar administrativamente las tasas de interés activas y subir las pasivas, rumores acerca de la posibilidad de nacionalizar parcialmente del sistema financiero, e igualmente rumores acerca de la posibilidad de que se instrumenten medidas de control sobre los flujos de capital. 3 Es posible que en la discusión de las autoridades se refiera más al control o formas de reducir la salida de capitales, incluyendo un impuesto a la compra de divisas, que propiamente al Impuesto Tobin. La razón para un impuesto a las transacciones en divisasJames Tobin, economista Norteamericano de Yale, Ph.D. y premio Nobel, hizo la propuesta de un impuesto a las transacciones en divisas en 1978. El impuesto estaría diseñado para desminuir la especulación que causa cambios bruscos en los tipos de cambios alejados de los aspectos fundamentales de las economías y que podrían causar un daño real. En los noventa, dos hechos adicionales han aumentado el interés por la propuesta de Tobin y sus distintas variantes. El primero es el enorme crecimiento del intercambio de divisas o monedas, el cual habría llegado aproximadamente a US$ 1.8 trillones (Norteamericanos) por día y el incremento de la inestabilidad de las divisas. El segundo, debido a que el impuesto podría recolectar una suma importante, la idea ha llamado la atención de aquellos preocupados con el financiamiento del desarrollo. Algunos consideran que existe un quid pro quo entre los objetivos del impuesto. Para que el impuesto pueda ser efectivo en desminuir la especulación sin dañar las transacciones necesarias, debe estar diseñado en forma tal que genere poco ingreso. Como funcionaríaEl impuesto es básicamente una tasa pequeña de 0.1%-0.25% (algunos proponen 0,5%) a todas las transacciones de divisas. Supuestamente, según sus proponentes, ello reduce el incentivo a las transacciones de corto plazo, las cuales serían básicamente especulativas, sin dañar en forma significativa los flujos de capital de largo plazo, fundamentados en los cambios reales de las economías. Los que apoyan este impuesto argumentan que si bien se reduciría el volumen de transacciones en divisas, ello podría ayudar a evitar las crisis de cambio y financieras que han experimentado tanto los países desarrollados como los en vías del desarrollo, con sus negativas consecuencias, básicamente para estos últimos tipos de países; y que podría estimular la inversión productiva y generar crecimiento. Suponen que el ingreso que generaría el impuesto, el cual estiman alrededor de US$ 100 - US$ 300 billones (Norteamericanos) por año, podría ir a fondos o un trust orientado a financiar el desarrollo, y según algunos de los proponentes a financiar organizaciones de la Naciones Unidas. Los críticos sostienen con razón que el impuesto no puede evitar ataques a las divisas o monedas que estén significativamente sobre-valuadas, como en los recientes casos de Rusia y Brasil. Así mismo suponen que la instrumentación del impuesto es difícil. Piensa que es extremadamente complicado alcanzar consenso acerca de la manera de distribuir el ingreso, en buena medida debido a que los países que son centros de transacciones de divisas posiblemente no estarían de acuerdo en transferir estos fondos. Aparentemente los países industrializados no estarían de acuerdo en perder el control de los fondos para financiar a las instituciones multilaterales ni en aumentar los fondos para incrementar el financiamiento de instituciones de las Naciones Unidas . Los economistas están divididos con relación a sí el Impuesto Tobin pudiese reducir de manera significativa la inestabilidad de los mercados de divisas. Sin embargo, como la especulación es sólo parte del problema del "dinero caliente", y el "dinero caliente" es sólo una parte del problema de las crisis de los noventa, los potenciales beneficios del impuesto no deberían sobre-estimarse. Obtener mayor estabilidad en el mercado cambiario requiere cambios en las políticas domésticas que condujeron a la sobre-valuación, posiblemente algún tipo de mecanismo de regulación de flujos de capital y cambios en las instituciones financieras internacionales. La viabilidad políticaAunque las crisis recientes han abierto el debate acerca de las reformas del sector financiero internacional y se están buscando ideas para su reforma, aparentemente un impuesto a las transacciones en divisas no estaría en la agenda. Es más, el temor de nuevas crisis ha disminuido. Sin embargo, existe preocupación con relación a la turbulencia financiera en muchos gobiernos y negocios de Europa y Japón, y sí la economía de los EEUU entra en aguas tormentosas, el escenario político para las reformas podría cambiar de manera significativa. Cualquier propuesta relativa a la distribución el ingreso que produciría el impuesto encontrará fuerte oposición. La propuesta que pudiese tener mayor viabilidad política sería aquella que permitiese a los gobiernos a quedarse con la mayor parte del ingreso, con una contribución menor a las organizaciones multilaterales y otras causas justas que los grandes países industrializados aprueben. En otras palabras, sí se desea aprobar el impuesto por sus supuestos efectos estabilizadores, sería necesario buscar compromisos en el aspecto de financiar el desarrollo. Dejando de lado el problema del funcionamiento y financiamiento de organizaciones internacionales, existe muy poca voluntada política por parte de los grandes países industrializados para incrementar el gasto en ayuda de cualquier tipo, lo cual se podría hacer con o sin el Impuesto Tobin. Las fuerzas que podrían respaldar el Impuesto Tobin incluye las organizaciones de las Naciones Unidas, parte por el aspecto del ingreso para financiar el desarrollo. Algunos países desarrollados como los Escandinavos, que han tenido problema con sus monedas, pudiesen apoyar la idea. En 1998 varias organizaciones No Gubernamentales han tomado la propuesta y ha surgido una red de apoyo al Impuesto Tobin. 4 El parlamento Canadiense, en parte por la presión pública, recientemente votó a favor del impuesto. El concepto de un impuesto a las transacciones de divisas es fácilmente comprensible para el público, y su nombre, el "Impuesto Tobin" es un activo en la campaña. La defensa del impuesto ciertamente debería tomar en cuenta que este debería estar incluido en el marco de un conjunto de recomendaciones para reformas políticas e institucionales. En sí mismo, posiblemente no justifique el adjetivo de "estabilizador" pero tiene la virtud de que llama la atención a este tipo de problemas y a la necesidad de fondos para el desarrollo. Aún si el Impuesto Tobin no prospera en un futuro previsible, su discusión podría tener los beneficios de interesar al público y aumentar la conciencia de la necesidad de mejorar las políticas y organizaciones con ingerencia en los flujos financieros internacionales. Presentada al Parlamento chileno por el Senador Jorge Lavandero Chile: Ponencia sobre un Impuesto Tobin a las transacciones financieras Jorge Lavandero Jueves, 24 de agosto de 2000 "Señor Presidente, ante los devastadores efectos de la trasnacionalización económica, y principalmente de la falta de control y creciente desregulación del capital financiero, crece la preocupación en diferentes sectores de la ciudadanía mundial. Parlamentos, centros académicos, sindicatos, organismos econó-micos han alzado su voz frente a las consecuencias de la hegemonía de movi -mientos de capitales financieros. La Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras y la Acción Ciudadana (AttacCapítulo Chile), organización integrada por la Alianza Chilena por un Comercio Justo y Responsable y organizaciones sociales y académicos han impulsado el impuesto Tobin. Se trata de un impuesto internacional uniforme, que va del 0,1 por ciento al 0,5 por ciento sobre los movimientos de capitales de corto plazo. James Tobin, Premio Nobel de Economía, ex consejero del Presidente Kennedy, profesor de la Universidad de Yale y también un elemento que consideró muy importante el economista y Senador, señor Alejandro Foxley propuso establecer un impuesto a las transacciones de divisas en 1978. Dicho impuesto fue diseñado como un freno a la especulación que provoca agudas fluctuaciones en los tipos de cambio y serios daños a las economías. La idea no fue acogida con entusiasmo en su momento, pues era un perIodo de optimismo y confianza en los tipos de cambio flexibles. Al irrumpir en los años siguientes diversas crisis cambiarias, renació la propuesta del impuesto Tobin para reducir la volatilidad en el mercado de divisas. 5 En los años noventa, dos hechos adicionales agudizaron el interés sobre la idea de Tobin y sus variantes. En primer lugar, el inmenso crecimiento del mercado de divisas, el cual llegaba a la asombrosa y especulativa cifra de 1.8 billones de dólares de inversión diarios, de acuerdo con el informe del Banco de Pagos Internacionales (BIS) en 1998, y el correspondiente incre-mento de la inestabilidad monetaria, como la crisis de 1992 en el Sistema Monetario Europeo y la de 1994 en México. En Alemania, parlamentarios propusieron en 1998 una moción argumentando que entre 1975 y 1994 las transacciones en el mercado de divisas se habían multiplicado por 80, mientras el comercio internacional lo había hecho solamente por 2,5 veces. Ello significaba que, mientras el comercio internacional había aumentado en 31 por ciento, la especulación financiera de corto plazo se había incrementado en 80 por ciento, causando un desajuste colosal en las distintas economías. En segundo lugar, como el impuesto podría generar sumas sustanciales, la idea llamó la atención de quienes se preocupan por la financiación pública del desarrollo, la que se ve acentuada por los retos fiscales de los Estados, así como por la creciente necesidad de una cooperación internacional en la solución de problemas relacionados con el medio ambiente, la pobreza, la paz y la seguridad. En función de la fórmula adoptada, y que he señalado anteriormente, el impuesto Tobin podría generar entre 150 y 300 mil millones de dólares anuales. La ONU y el Banco Mundial estimaron en 1997 que el costo de erradicar las peores formas de pobreza y de proveer una básica protección medioambiental rondaría los 225 mil millones de dólares anuales. Estos antecedentes son de extraordinaria relevancia e importancia para el desarrollo y el progreso social de distintos países de más bajos ingresos. En un momento dado, se argumento en contra del impuesto Tobin, porque podría aumentar las barreras al comercio internacional, lo cual podría producir la caída de Este. La probabilidad de que ello ocurra es extraordinariamente limitada. Dado que el comercio es esencial para el crecimiento económico, es improbable que un impuesto mínimo corte la demanda comercial en diversos países. Hasta un 40 por ciento del comercio actual tiene la forma de una remesa de bienes entre las sucursales de corporaciones transnacionales - ya este elemento en sí es importante, especialmente las transacciones efectuadas entre las filiales y las casas matrices, materia que, con motivo del cobre, he tocado varias veces en esta Sala -, financiadas por entradas contables, en vez de conversiones de una moneda a otra. Por lo tanto, la mayor parte de estas transacciones ni siquiera están sujetas a impuesto, como lo he determinado en las diversas oportunidades en que me ha correspondido hacer uso de la palabra en este Hemiciclo. De hecho, con la aplicación del impuesto Tobin el comercio podría gozar de mayor confianza en los niveles de tasa de cambio, lo que permitiría una mejor planificación y pronóstico de la transacciones comerciales. 6 Un impuesto sobre las transacciones de divisas sería un elemento estratégico de la gestión financiera global, pues podría, primero, reducir los flujos de divisas y capitales de corto plazo y especulativos, que constituye el aspecto más interesante del impuesto Tobin; segundo, estimular la autonomía de la política nacional, que en la medida en que se acerca una globalización, no sobre las empresas multinacionales, sino en cuanto a una gestión financiera del mundo, es evidente que los países van perdiendo la autonomía de sus decisiones dentro de sus propias fronteras; y tercero, restablecer la capacidad impositiva de los estados-nación, afectada por la internacionalización de los mercados. El impuesto es una fórmula para reducir los flujos desestabilizadores, atractivamente simple. Su base tributaria consiste en transacciones de muy corto plazo, de doble dirección especulativa y de arbitraje financiero en el mercado interbancario. A mayor frecuencia de las transacciones, mayor carga supone el impuesto. Así, se pretende desincentivar las transacciones a corto plazo, sin perjudicar el comercio internacional, los flujos de capital a largo plazo, ni los ajustes en el valor de las monedas, consecuencia de cambios en la economía real. El gravamen sobre los "negocios normales" no sería significativo, gracias al reducido tipo impositivo - como he señalado - del 0.1 por ciento al 0.5 por ciento (en función, por supuesto, del propósito específico). De acuerdo con los cálculos de parlamentarios alemanes, asumiendo un tipo del 0.2 por ciento, un especulador que trabaje sobre la base de movimientos diarios se enfrentar a un gravamen de 48 por ciento anual; un inversor con un horizonte temporal semanal pagar 10 por ciento, y si ampliamos el plazo a una perspectiva mensual la carga representaría solamente 2,4 por ciento. Como 40 por ciento de las transacciones de divisas tiene un horizonte temporal de menos de dos días - hay que darse cuenta de lo que esto significa: se trata del capital especulativo internacional que busca ingresar sus capitales donde sea atractivo para obtener utilidades sin dejar absolutamente nada para el país receptor-, y el 80 por ciento -estamos hablando de 1,8 billones de dólares diarios- no alcanza a la semana, el impuesto, indudablemente, tendría un efecto calmante. El impuesto apunta al centro de la inestabilidad financiera contemporánea: los mercados de divisas post-Bretton Woods. El paso a tipos de cambio flexibles, la desregulación de los mercados financieros y de divisas y la introducción de nuevas tecnologías, Ias que han causado una enorme expansión de los mercados de divisas. Tipos de cambios inestables ofrecen amplias oportunidades para el vidoespeculador en los mercados al contado y de opciones, así como en los mercados de arbitraje de interés correlacionados. Los intentos unilaterales de los países para ganar estabilidad en sus tipos de cambio a través de vinculaciones y anclajes (normalmente con el dólar) conllevan unos costos crecientes: es necesario acumular y mantener ingentes reservas internacionales para intervenir en el mercado de divisas y contar con unos tipos de interés local extremadamente elevados para atraer al capital extranjero. Estos intentos, apoyados en países de Asia y América Latina por el Fondo Monetario Internacional durante los años noventa, generalmente han fracasado. El reducir la inestabilidad conlleva los beneficios de una menor incertidumbre, de una menor dispersión de recursos, de una reducida necesidad de transacciones de protección (se denomina "hedging") y de una menor inestabilidad en las variables macroeconómicas en general. El capital debería orientarse a tomar la forma de inversiones a largo plazo más productivas y con claros beneficios para el crecimiento económico. Un impuesto sobre el mercado de divisas es una imposición sobre flujos internacionales de capital y como tal es un contrapunto fiscal y regulador frente a la globalización y a la liberalización del capital. En un entorno donde la soberanía económica de los estados-nación se ve reducida, la idea ofrece la oportunidad de recuperar algo de la pérdida del poder fiscal de los Gobiernos. 7 Al mismo tiempo, abre la posibilidad de una política supranacional de impuestos y de redistribución de los ingresos entre la comunidad internacional. Además, cuenta con la ventaja de tratarse de un impuesto sobre un sector relativamente poco gravado actualmente. Existe una disyuntiva entre los objetivos de estabilización y financiación del desarrollo: cuanto mayor éxito tenga el impuesto como freno de la especulación, menores ingresos generar. Sin embargo, incluso si la compra-venta de divisas disminuye radicalmente, el ingreso continuaría siendo todavía muy significativo. Cabe señalar que los impuestos sobre las transacciones de divisas no son la única opción impositiva susceptible de coordinación internacional, pero sí la más lucrativa. Al presente, el 84 por ciento de todas las transacciones extranjeras ocurre sólo en nueve países. La implantación del impuesto Tobin en estos y otros países puede otorgar inicialmente un régimen de impuesto factible. De acuerdo con estimaciones del PNUD, el costo para eliminar las peores formas de pobreza mundial asciende a 80 mil millones de dólares anuales. En forma similar, Jubileo 2000 estima que el costo aproximado para terminar con la deuda externa de los países del sur se eleva a 160 mil millones de dólares. Un impuesto Tobin que ascienda a los 250 mil millones de dólares podría proporcionar financiamiento independiente para medidas de asistencia a nivel mundial. Esto es en especial relevante a la luz de las drásticas reducciones en la asistencia mundial. A principios de los años 90, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) promovió el impuesto Tobin y durante la preparación de la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social de Copenhagen, en 1995, aparecieron muchos estudios al respecto. Un reciente estudio de la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (CEPAL) en prevención de crisis, apoya la creación de un impuesto sobre las transacciones financieras internacionales, sin mencionar a Tobin. Es de esperar que las organizaciones de la ONU se mantengan favorables al impuesto, principalmente debido al atractivo de los ingresos. La propuesta del impuesto "Tobin" ya la hizo suya el Gobierno finlandés; y los de Francia y Australia han defendido en el pasado la idea de un gravamen sobre las transacciones de divisas. El Primer Ministro de Malasia declaró que el comercio de divisas "es innecesario, improductivo y completamente inmoral", añadiendo que "debería ser parado". Los miembros de la APEC (Cooperación Económica del Asia-Pacífico) han discutido esta proposición. En Canadá, Suiza, Alemania y Francia y en el Parlamento Europeo se han debatido mociones sobre dicho impuesto. El Congreso canadiense, de igual modo, lo aprobó por abrumadora mayoría. Mil 500 parlamentarios a nivel mundial le han entregado también su respaldo, y en Brasil 100 congresales crearon el Frente Parlamentario por el Impuesto Tobin. En enero pasado, el pleno del Parlamento Europeo rechazó por sólo seis votos la posibilidad de que se estudiase la creación de un gravamen sobre los movimientos internacionales especulativos de capital. Obviamente el signo más alentador llegó en marzo de 1999, cuando el Parlamento canadiense aprobó, por gran mayoría, una moción presentada por un diputado, a título personal, en la que se señalaba: "En opinión del Parlamento, el gobierno debería promulgar y liderar la creación de un impuesto sobre las transacciones financieras en coordinación con la comunidad internacional.". Este hecho supone un paso muy importante, ya que como Canadá es un miembro del G-7, actor central junto a Estados Unidos en las negociaciones sobre el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), y uno de los inversores más importante en la última década en América Latina, en especial en Chile -con el cual suscribió un tratado de libre comercio en 1997-, puede colocar los impuestos sobre las transacciones de divisas de nuevo en la agenda internacional. 8 En Chile, el aumento sustantivo de la inversión extranjera en la última década ha estado ligado al relajamiento de los mecanismos de regulación de ingresos por parte del Estado, que, en algunos casos, llegó a subsidiar tales inversiones. Simultáneamente, en la década de los noventa se produjo un gran aumento del porcentaje de capitales de corto plazo, especulativos, en nuestra economía, al registrarse una inversión de cartera por un total de 10 mil 54 millones de dólares, con un curso tendencialmente creciente que alcanzó sus puntos más altos en 1997 y 1999. Al ingreso de recursos se sumó el fuerte crecimiento de los montos colocados fuera del país por los inversionistas institucionales (administradoras de fondos de pensiones, compañías de seguros y fondos mutuos), a pesar de que Chile requiere de recursos para su desarrollo. A la suspensión de la aplicación del encaje por el Banco Central, se prevé una eventual eliminación de la restricción a la salida de capitales. Las consecuencias sociales de estas evoluciones son todavía más graves para los países dependientes, que se ven brutalmente afectados por la crisis financiera al obligar a los Gobiernos a reducir al mínimo los presupuestos de los servicios sociales, y condenan a las sociedades al subdesarrollo. Por su parte, las tasas de interés, más elevadas que en los países del norte contribuyen a destruir las empresas nacionales, concretándose privatizaciones y desnacionalizaciones salvajes para encontrar los recursos exigidos por los inversores. Cuando existen sistemas de jubilación, los empleados se ven obligados a sustituirlos por un mecanismo de fondos de pensiones, que conducen a someter aún más sus propias empresas a los imperativos de la rentabilidad inmediata, a ampliar la zona de influencia de la esfera financiera y a persuadir a los ciudadanos de la obsolescencia de sistemas solidarios entre naciones, pueblos y generaciones. La desregulación afecta el mercado del trabajo y tiene como consecuencia la degradación de las condiciones de empleo, el aumento de la precariedad y del paro y el desmantelamiento de los sistemas de protección social. En estas condiciones, se ha reducido la autonomía del Estado chileno para determinar polIticas económicas, trasladándose crecientemente la capacidad decisoria fuera de las fronteras nacionales. Es grave que -repito- en la medida en que se acrecienta el poder financiero internacional las grandes medidas financieras ya no se tomarán en Chile, sino en el extranjero y provocarán, en algunos casos, efectos deplorables. Ello significa entregar el país a un mercado ciego, en favor de las empresas transnacionales Sin embargo, entendiendo que la iniciativa en comento debe ir acompañada de reformas económicas y políticas, favorecemos la aplicación en la economía nacional del mecanismo de encaje, cuya utilidad fue reconocida internacionalmente, y la mantención de la cláusula que impide la salida, antes de un año, de los capitales ingresados al país. La iniciativa indicada debe llevar al Gobierno y al Parlamento chileno a postular este planteamiento en el marco de los acuerdos comerciales multilaterales en negociaciones con la Unión Europea y en el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), así como en las reuniones que se desarrollarán en la Asamblea Mundial del Milenio de las Naciones Unidas, entre mayo y septiembre del presente año. 9 Resulta particularmente importante para Chile discutir el tema con el Gobierno y el Parlamento de Canadá, por los lazos económicos y jurídicos internacionales que los unen. Las posibles acciones comunes tienen como objetivo poner trabas a la especulación internacional; tasar los ingresos de capital; sancionar los paraísos fiscales; impedir la generalización de los fondos de pensiones; promover la transparencia de las inversiones en los países dependientes; establecer un marco legal para las operaciones bancarias y financieras a fin de no penalizar todavía más a los consumidores y a los ciudadanos, teniendo en cuenta que los empleados de las instituciones bancarias pueden jugar un papel importante en el control de estas operaciones, y apoyar la reivindicación de la anulación general de la deuda pública de los países dependientes, y la utilización de recursos liberados a favor de los pueblos y del desarrollo sustentable, que muchos llaman "el pago de la deuda social y ecológica". Señor Presidente, he querido resumir al máximo mi intervención respecto de este interesante tema, el impuesto "Tobin", el cual comienza a ser tratado en diversos países y en la comunidad internacional. Por esa razón, solicito que se oficie al Ministerio de Hacienda; al de Economía, Fomento y Reconstrucción, y al de Relaciones Exteriores, por los antecedentes que se deban promover en el concierto internacional, y también, para su factibilidad y estudio, al Director del Servicio de Impuestos Internos. Al finalizar, agradezco la colaboración recibida en la campaña iniciada en Chile por parte de la Asociación por una Tasa a las Transacciones Financieras Especulativas para Ayuda a los Ciudadanos. (ATTAC, Capítulo Chile), que ha comenzado a tratar esta materia. Asimismo, hemos realizado algunas conferencias de prensa al respecto. Y nos interesa que el Gobierno reciba estos antecedentes e informaciones para promover la aplicación del señalado impuesto no solamente en Chile, sino en el concierto y en los escenarios internacionales, comerciales, financieros y económicos". 7 de julio del 2000 [email protected] 10 EL IMPUESTO TOBIN PARA ATTAC (Un trabajo del Observatorio sobre imposición de las transacciones especulativas realizado por Antonio Cruz para el grupo de Reflexión, Debate y Propuestas. Madrid, 18 de Diciembre de 2001.) Una cuestión previa.Comenzamos por matizar que la Tobin Tax, no es una Tasación, como figura aún en nuestra WEB, ni una Tasa como citan bastantes, y lo más penoso, bastantes socios de ATTAC. Planteé una moción que fue aceptada por la Asamblea de Attac España para que se emplease la primera T de Attac, como Tributo o Tributación, lo que resultó aprobado. No me explico a estas alturas por qué en la WEB, pese a mi insistencia, aún no se ha cambiado, por analogía a lo aprobado en el territorio del estado español. Y la filosofía de este criterio no es para despreciarla. Tasación indica fijación de un precio, p.e. tasación pericial de una finca, de un vehículo, y Tasa es la remuneración directa de un servicio público prestado directamente a un individuo, p.e. tasa de basuras, tasa de paso de carruajes o de garajes. Todo esto no es una simple cuestión de juego de palabras, sino necesario para entender desde el inicio lo que queremos desarrollar. Tax en inglés significa impuesto, contribución, tasa. Pero esta traducción no refleja el contenido fiscal y económico de cada concepto. Definición.El impuesto Tobin, es aquel gravamen que vá a recaer sobre un monto de dinero utilizado especulativamente en los mercados financieros, para la adquisición y venta, con preferencia, de divisas. El carácter es universal, por eso es impuesto, no se fija en un servicio público para un único individuo, sino que pretenden gravar TODAS las transacciones con un fin de reparto universal para el desarrollo de los pueblos pobres. Contenido estratégico.Pero como socios y militantes de una Asociación que pretende principalmente la implantación universal de un impuesto sobre la especulación financiera, debemos hacer constancia, antes de pasar al contenido técnico-fiscal, de lo que se pretende, de su filosofía, de su aplicación de contenido político y social, de sus fines, diferentes de los que se acostumbran a oir fuera de Attac, 11 Fines.Lo primero que deseamos destacar es el contenido UTÓPICO. Ramonet en su ya famoso artículo "Desarmar los mercados", abogó por un impuesto, que ya había inventado un economista, Tobin, y creo que montar alrededor del impuesto toda una Asociación es la idea genial. ¿Por qué?. Porque tiene trampa. Es utópico, porque se van a negar a aceptarlo, pero es genial porque es posible. Es utópico porque los encargados mundiales de implantar el impuesto Tobin, son los mismos que directamente o a través de terceros próximos a sus decisiones, se dedican a la especulación y a utilizar los resortes del sistema, que ahora se han encargado de ir "liberalizando". Han pretendido desde Bretton Woods que sus negocios fueran universales y sin trabas. Ergo, es evidente que la zorra no va a velar por el bienestar de las gallinas. De aquí la afirmación de que es UTÓPICO. Pero también indicamos que es POSIBLE. No es la clásica utopía inalcanzable que no llega nunca. El Paraíso en la tierra, la igualdad de todos los seres humanos, etc. etc. Es POSIBLE porque técnicamente lo es. ¿No existe una imposición sobre la Renta de las personas y las sociedades? ¿Por qué no puede existir un impuesto sobre las rentas del capital especulativo?. Y entonces llegamos al FIN del impuesto Tobin. No es la recaudación, no es frenar los mercados especulativos, no es fastidiar al capital financiero. Es ...¡la Bandera, el Estandarte! de todos los que creemos que OTRO MUNDO ES POSIBLE. Y éste es el gran acierto, poner la Bandera delante del batallón, un estandarte lógico, posible, que niega las contradicciones del sistema financiero, que refleja la hipocresía de los Gobiernos que dicen que quieren parar las crisis y, sin embargo, no las paran. Y lo que es más importante: No es la clásica consigna que se lanza para destruir el sistema. No se está pidiendo lo que siempre repudia el capitalismo, su destrucción por la llegada de los socialismos, comunismos, anarquismos; se está reivindicando una medida posible para el sistema, pero que desmonta parte del sistema. No estamos de acuerdo con llamarlo "chincheta" en el zapato, ni siquiera "grano de arena", que son expresiones muy gráficas y hasta bonitas para crear un clima de entusiasmo. Es más bien el agujero que hace el viejo topo bajo el frágil terreno del sistema. 12 Estamos seguros que el acierto de esta idea es que el propio sistema NO PUEDE DEONTOLÓGICAMENTE luchar contra ella. Es un argumento parecido al de destruir los paraísos fiscales. Todos los Gobiernos, frente a sus electores, tienen que ofrecer desmontar los paraísos, allí se encuentra el lavado de dinero de la droga, de los negocios sucios, de las armas, de la contaminación. Un Gobierno burgués capitalista no puede reconocer que está luchando contra todas esas taras y luego proteger los paraísos. Esta contradicción, la de los paraísos y la de implantar un impuesto contra la especulación es nuestra fuerza. La UTOPÍA del sistema neoliberal es falsa: Libertad de los mercados. Simplemente no la hay: Microsoft y Dell, dos marcas, dominan todo el mercado informático. Dos individuos detentan todo el poder de estos mercados y especulan en el índice Nasdaq. En otros mercados, automóvil, industria química-famaceútica, armamento, se reparten el mercado entre no más de 10 compañias en cada sector, con más poder que múltiples Gobiernos. Qué decir de la industria de la industria deportiva, calzado y ropa. En la misma maquiladora de China se montan las Nike, las Reebok y las Adidas, en el mismo local. ¿dónde está la libre competencia?. Concluimos este apartado que si la UTOPÍA del mercado neoliberal es falsa y la UTOPÍA de la imposición Tobin es verdadera, bien empleados los dos argumentos, son un arma de lucha muy poderosa para esgrimirlos contra los mercados financieros, es algo más que una chincheta. Un peatón no puede parar el tráfico saltándose un semáforo en rojo. Es más puede resultarle fatal. Cien peatones, quinientos peatones, mil peatones, si pueden pararlo. Esto es una llamada a la solidaridad y el estandarte es el impuesto Tobin. Los problemas técnicos y fiscales.Principio de funcionamiento y eficacia. El impuesto responde bien al objetivo de frenar o penalizar la especulación y al mismo tiempo no afecta a la economía productiva. 13 Que la recaudación se aplique a los países atrasados, no quiere decir que deba sustituir a la ayuda pública al desarrollo. Los ingresos del impuesto deben añadirse a las financiaciones que ya existen y aportar una contribución decisiva para el desarrollo. Es un formidable estímulo para las luchas sociales, ya que aplicar este impuesto por los Gobiernos neoliberales es admitir que la especulación es nociva, que los mercados se equivocan y que debe haber mayor control por los poderes públicos. Diversas formas de oponerse a la especulación. Una respuesta adecuada, citada por Attac Francia, sería aplicar un impuesto flotante. Con las siguientes características: 1.- El Banco Central de un país afectado por los ataques especulativos, anuncia por anticipado que en cuanto la tasa de cambio de la moneda suba o baje, se aprecie o se deprecie, el nivel del impuesto aumentará a otro más elevado o disminuirá, con posibles exenciones a las transacciones ligadas al comercio o a la economía productiva. 2.- Creación de un sistema monetario internacional en el que las principales monedas fluctuen en el marco de un intervalo negociado de antemano. 3.- Si las medidas anteriores no fueran suficientes se intentaría restablecer un control de cambios, que sometiese al conversión de la moneda de un país en otra moneda (el cambio) a una autoridad administrativa. Nuevas tecnologías.Los sistemas de pagos electrónicos permiten la perfecta vigilancia de las transacciones financieras de los bancos, que tienen que cumplir con las reglas nacionales estrictas de cada país. Identificar una operación de cambio y recaudar el impuesto siguiendo los programas informáticos es fácil, rápido y poco costoso. Un sistema de mensajería llamado Target, bajo responsabilidad del BCE, ha sido establecido para hacer compatible todos los sistemas de pagos de los estados miembros de la UE. ¿En un solo país se podría aplicar?.Nadie piensa que un solo país tome la iniciativa de implantar el impuesto. Attac propone a la UE que tome la iniciativa de crear lo que se está denominando "zona Tobin". Esto tendría un fuerte peso mundial al representar casi la mitad del mercado mundial de cambios. Esta iniciativa llevaría a intentar convencer a otros países para que se unan a la "zona Tobin". Se escuchan soluciones como que el nivel del impuesto fuera más bajo para las transacciones de cambio de monedas de los países dentro de la zona, que las transacciones entre una moneda de la zona y otra de fuera. 14 Posibilidades de fraude fiscal.La posibilidad del fraude fiscal no es razón suficiente para dejar de implantar esta impuesto. Todos los impuestos existentes son objeto de fraude. Este razonamiento no es convincente. Veamos las posibilidades de fraude: 1.- El uso de Internet para creación de propios sistemas de pago privados. Hay acuerdos internacionales, desde 1990, entre los bancos centrales de los 10 países principales, confirmados en 1998, que permiten a los bancos centrales negar el acceso al sistema doméstico de pago a todos aquellos agentes financieros privados, nacionales y extranjeros, que se negaran a aplicar la reglamentación nacional, como por ejemplo un impuesto Tobin. El banco central puede llegar a sanciones a los agentes privados en su territorio. 2.- La innovación financiera con la aparición de nuevos productos financieros (los derivados entre ellos). El impuesto se recaudará en el lugar del pago. Una transacción, por compleja que sea, supondrá un intercambio de divisas, y entonces ese intercambio será fiscalizado a través del sistema de pago. Si un producto derivado permite esquivar el mercado de cambios, el impuesto no sería recaudado, pero las tasas de cambio no se verían afectadas, lo que es exactamente el objetivo perseguido por el impuesto Tobin. 3.- La deslocalización hacia los paraísos fiscales. Esta es la principal piedra de toque. Es necesario que toda transacción que implique a un paraíso fiscal sea declarada ilegal en la UE. Hay poderosos paraísos fiscales en la UE, incluido un estado miembro, Luxemburgo, y otros en territorios colonizados, Gibraltar, o con especial legislación, Isla de Man, las Jersey, etc. La aceptación de la UE, llevaría a la creación de una fiscalía europea para la persecución de los agentes financieros que comentan fraude en el impuesto. Los mercados de cambios.Los mercados de particulares que cambian una moneda esporádicamente, son mercados al por menor que no representan mucho. Las grandes transacciones se dan en los mercados al por mayor dónde los bancos son los principales actores. Las multinacionales, incluso, tienen la obligación legal de dirigirse a un banco. Por lo tanto tenemos delimitada una parte del problema. Lo normal será someter a los bancos al impuesto Tobin. Como sujeto pasivo del impuesto o como sujeto retenedor en las operaciones de otros. En nuestro país así funciona para los ingresos de capital mobiliario, cuentas corrientes, de ahorro, fondos de inversión, etc., dónde el banco es el retenedor que tiene la obligación legal del ingreso del impuesto en Hacienda. 15 Además, en condiciones normales, los bancos no pierden nunca, ya que repercuten los costes a sus clientes. Por ese lado la oposición bancaria sería nula. Recaudación y destino.Todo banco privado abre una cuenta en el banco central del país dónde interviene. El banco privado pagará el monto del impuesto en una cuenta especial del banco central del país dónde la moneda extranjera es entregada. Los ingresos se transferirían después a la institución internacional encargada de centralizar los ingresos antes de redistribuirlos. Los fines principales a qué se destinaría serían los derivados de los derechos de los niños, salud, alimentación, alfabetización; de la mujer, discriminación frente al hombre, el trabajo, la cultura, la política, incluso la religión; los derechos de todos a la salud pública, la escolarización, el medio ambiente, los derechos laborales y los democráticos. Todos estos fines, reduciendo el margen de la especulación financiera y permitiendo la implantación o la recuperación de la democracia, frente a la dictadura de los mercados, son suficientemente importantes para que el distribuidor final de los mismos no sea una organización financiera, sino humanitaria y de desarrollo. Por eso abogamos por las organizaciones dedicadas oficialmente al desarrollo, dentro de las Naciones Unidas, retomando la importancia que debe tener esta institución. La técnica del impuesto.- Para los que se asoman pro primera vez a un impuesto se procedería así: El porcentaje o tipo impositivo: Se ha venido expresando que un 0,1% sería suficiente para significar un paro a la especulación y una recaudación grande que palie la miseria de los países atrasados. Esto significa SÓLO una unidad cada mil de impuesto. Es decir cada 1000 dólares de compra de divisas, 1 $ iría para los Estados que lo recauden. Estimamos que cualquier transacción especulativa ente ida y vuelta (compra y venta de divisas) deja más que 2 $ cada mil, ya que esto es una cantidad miserable, y no restaría, ni siquiera psicológicamente, la intención de la especulación. El Objeto o cantidad sobre la que recae el tipo: Simplemente la cantidad invertida. Si se invierten 1000 $, la cuota sería un dólar. Si se invierten 10.000 $ la cuota 10 $. Si fueran 100.000 rupias, la cuota 100 rupias. La recaudación se produce en el momento del pago, automáticamente, por lo que sería en la moneda con que se paga, no la que se adquiere. A través del banco intermediario la retención sería automática. Si se invierten 1000 $, se materializaría una compra de 999 $ en la moneda que se adquiera, y el dólar de diferencia se ingresaría en la cuenta del banco central recaudador. 16 La simplicidad del impuesto en el mundo occidental, que es dónde se especula más, es evidente y parecida a cualquier otro tributo que recaiga sobre transacciones bancarias sobre la renta de las personas fisicas o jurídicas. Conclusión.- El impuesto, técnicamente, no es la solución de todos los problemas, no es la vertebración del sistema, no es la transformación de la propiedad de los medios de producción, no es una socialización de las clases. Es UNA HERRAMIENTA frente a la globalización financiera. Tampoco debe ser interpretado para permitir a los países pobres que se liberen de la deuda externa. Esto tiene que quedar muy claro: exigimos la abolición de la deuda. Hay muchos argumentos para esta abolición, pero no son éste el marco de su exposición. El Impuesto Tobin se recaudaría no para compensar esta deuda, sino para alcanzar los niveles de desarrollo que precisan los países más desfavorecidos. Por último, pero no por ello menos importante, el impuesto tiene que ir acompañado de otras medidas. Abogamos por unos impuestos que gravasen a las empresas productivas que fabrican directamente o a través de contratas, sus productos en esos países sin seguridad laboral o democrática, penalizando sus transaccciones e igualándolas con las de los países dónde tienen su residencia principal. Otro tipo de impuesto compensador sería el de los balances consolidados de las multinacionales, observando las diferentes ganancias y/o pérdidas de sus filiales, que implican un beneficio consolidado, especulador y extraordinario, frente a las que no son multinacionales. Y también, claro está, la desaparición de los paraísos fiscales, verdadero "escape" de cualquier medida financiera adoptada o por adoptar, que crearía una laguna por la que desfilaría la especulación. Antonio Cruz González 17 El Frente Revolucionario del doctor James Tobin ¿Es posible que dos organizaciones que se reivindican trotskistas (al menos por ahora), puedan suscribir un acuerdo político sin que aparezcan ni una sola vez las expresiones socialismo, gobierno de los trabajadores, acción directa o expropiación de los capitalistas? Pues esto es lo que acaba de ocurrir en Francia, no en un país subdesarrollado semi-capitalista, entre la Liga Comunista Revolucionaria y Lucha Obrera. Se repudia la perspectiva del socialismo y de la dictadura del proletariado en un continente, Europa, donde la elevada tasa de desocupados, los despidos continuos, los cierres de empresas, las fusiones, los monopolios y la productividad decreciente, y las crisis internacionales y las guerras, muestran en forma palpable el agotamiento histórico del capitalismo y su imparable marcha hacia la barbarie. El "acuerdo sobre un proyecto de profesión de fe", publicado en forma simultánea en la prensa de esas organizaciones, tiene como objetivo la formación de una lista común para las elecciones parlamentarias europeas que tendrán lugar en marzo próximo. Esperan, de ese modo, obtener un porcentaje superior al 5% de los votos para, con ello, "conmover el panorama político de la izquierda francesa", o sea al partido comunista y a los ecologistas. Tanto por su programa como por sus objetivos políticos, el acuerdo está en consonancia con la política de la mayoría de la Liga, favorable a abandonar toda referencia al comunismo y reagrupar al conjunto de la izquierda sobre una bandera democratizante. Un análisis de la "profesión de fe", pone al desnudo incluso algo peor: el descomunal confusionismo que reina en la llamada extrema izquierda europea. Revolucionarios del impuesto Tobin En setiembre pasado, Rouge, el periódico de la Liga, anunció su adhesión a una campaña internacional en favor de un impuesto al movimiento especulativo de capital, conocido como impuesto Tobin, por su autor, un Premio Nobel de Economía. Esto ocurría cuando desde numerosos ámbitos capitalistas, incluido el Banco Mundial, se atribuía la crisis internacional a la ‘volatilidad’ de los capitales de ‘corto plazo’. Pues bien, este impuesto es también el eje del planteo de la ‘profesión...’. Desde ya que un impuesto al capital especulativo supone la preservación del régimen del capital. Pero un impuesto Tobin no resolvería ningún problema a las masas, sea porque el impuesto sería transferido finalmente al consumo, sea porque atenuaría los movimientos de capital. En este último caso, la ‘exuberancia’ financiera sería reemplazada por una ‘sequía’ del mismo tipo, que no sería más que la otra cara de la crisis, bajo la forma de una deflación generalizada. No está de más señalar que los especuladores internacionales podrían beneficiarse directamente con este impuesto, en especial luego que la ‘volatilidad’ especulativa provocara la quiebra de uno de los principales Fondos aplicados a la especulación, el Long Term Management Capital. 18 El periódico de la Liga asegura que "los gobiernos de los países industrializados se encuentran en una encrucijada (porque) les cuesta romper con los dogmas del liberalismo a pesar de que comprenden que es necesaria una intervención estatal para evitar los desarreglos". Es decir que los capitalistas se dejan llevar por una ideología en detrimento de sus intereses. Por eso Rouge los llama a "romper con el dogma liberal" (5/11). Oficia de consejero del capital especulativo, depredador e imperialista. El artículo en cuestión hace verdaderamente el ridículo cuando pronostica que los gobiernos centroizquierdistas europeos no podrán imponer una rebaja de las tasas de interés debido a su encadenamiento a la ‘lógica liberal’ o debido a que cedieron la soberanía sobre la política monetaria al Banco Central Europeo. Tres semanas más tarde, exactamente, el susodicho banco con los respectivos gobiernos anunciaban una espectacular reducción de tasas, esto en plena correspondencia con el interés del capital aunque no con la ‘lógica’ de los ‘trotskistas’ franceses. El impuesto Tobin del ‘trotskismo’ francés no es un simple tiro al aire; es un programa. Lo dice claramente Bensaid: "Una verdadera política de reformas reclamaría una reforma fiscal amplia, una imposición seria a la fortuna acumulada, dejada en barbecho especulativo, una baja (sic) drástica del IVA, una progresividad del impuesto sobre el capital, a fin de redistribuir la riqueza sin ‘cebar’ la demanda". Se trata de un planteo de gestión capitalista, no solamente porque no plantea el gobierno de trabajadores sino porque ni siquiera roza la dominación del capital. De una u otra forma, en parte mayor o menor, esa ‘verdadera política’ está en vigencia en los países capitalistas, en particular en los Estados Unidos —donde no hay IVA, donde las ganancias de capital están gravadas y donde existe progresividad en el impuesto a los ingresos. Bensaid es conciente de lo que propone, por eso habla de "reforma"; por eso rechaza como a la peste la posibilidad de "incursiones violentas en el derecho de propiedad" (Trotsky) o siquiera de los impuestos confiscatorios al capital (Manifiesto Comunista). Se encuentra incluso por detrás de los extremos radicales de Lord Keynes, quien en su ‘Tratado...’ preveía la incapacidad del capitalista particular para mantener en pleno empleo los recursos productivos. La consigna ‘radical’ de Bensaid es: "oponer los ciudadanos al mercado" (Le Monde Diplomatique). No hay nada inocente en todo esto, pues se trata de borrar el planteo de clase. En marzo pasado, Lucha Obrera decía de la Liga que ni "moral ni políticamente, se reivindica del comunismo". La ‘profesión de fe’ es una confirmación de esta caracterización, sólo que ahora Lucha Obrera se ha metido adentro de ella. 19 ¿Qué es la tasa Tobin? Fabienne Dourson Publicado en Iniciativa Socialista número 56, primavera 2000. Este documento, elaborado por Fabienne Dourson para ATTAC-Moselle, es una síntesis realizada a partir de diversos textos sobre el tema, citados en la bibliografía. Más que un artículo, es un material de trabajo de gran utilidad. En el preciso momento en que se derrumbaba el sistema monetario internacional surgido de los acuerdos de Bretton Woods, James Tobin, un profesor americano de la Universidad de Yale, imagina una herramienta de lucha contra la especulación financiera, denominada desde entonces "tasa Tobin" (Tobin Tax). En 1972, durante un coloquio, este universitario keynesiano, premio Nobel de Economía en 1981, presenta por primera vez su idea de crear un impuesto sobre todas las transacciones de cambio de divisas, "echando un grano de arena" en estos mecanismos, para desalentar "las especulaciones que hacen viaje de ida y vuelta en pocas semanas". 1. La situación actual 20 En un reciente informe, la OCDE dice con cinismo: "Dada la creciente movilidad internacional de las inversiones financieras, se puede hacer necesario disminuir la fiscalidad sobre las rentas del capital. Así, la mayor parte de la carga impositiva recaerá sobre el trabajo, que es menos móvil"(1). 1.1 Una sucesión de decisiones desde los años 70 La liberalización y la desreglamentación son opciones tomadas por los gobiernos de los países más ricos, impuestas progresivamente a todo el planeta, bajo la presión del Fondo Monetario Internacional (FMI). - Abandono, por decisión unilateral de EE.UU., del sistema de cambios fijos (1971) y adopción de un sistema de cambios flotantes (1973). - Fin de los controles sobre los movimientos de capitales: Reino Unido (1979), después EE.UU. y más tarde Europa continental. - Liberalización y desreglamentación de los mercados de obligaciones y acciones (años 80, varias etapas y diferentes ritmos en los países de la OCDE). - Extensión de estas modalidades en los países "en transición" del Este europeo y de la antigua URSS, así como en los "Nuevos países industrializados". 1.2 Hegemonía de las finanzas y movilidad de capitales Diariamente, alrededor de billón y medio de dólares van y vienen repetidamente, especulando sobre las variaciones en la cotización de las divisas. Esta inestabilidad de los cambios es una de las causas del alza de los intereses reales, que frena el consumo doméstico y las inversiones de las empresas. También profundiza los déficits públicos e incita a los fondos de pensiones, que manejan cientos de miles de millones de dólares, a reclamar dividendos más elevados a las empresas. Las primeras víctimas de esta partida de caza en pos de la ganancia son los asalariados, cuyos despidos en masa hacen subir la cotización bursátil de sus ex-empleadores(4). Para comprender la dimensión de estos movimientos, es preciso tener en cuenta que el PIB francés se eleva a 8 billones de francos anuales, alrededor de 1,4 billones de dólares; que el montante total del comercio de bienes y servicios de 1995 equivale a tres días y medio de transacciones sobre el mercado de cambios (1); que las exportaciones mundiales, incluidos todos los productos, alcanzan cinco billones de dólares anuales (9); que las reservas de cambio del G7 (siete países más industrializados) son solamente medio billón de dólares (10); que las reservas de cambio de todos los bancos centrales del planeta sólo llegan hasta 1,2 billones de dólares (5). Esta última cantidad demuestra que los especuladores institucionales (*) detentan un poder muy superior al de los agentes emisores, incapaces ya de luchar, individual o colectivamente, contra la especulación. Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de EE.UU., ha reconocido que "la eficacia de los mercados 21 financieros permite transmitir los errores mucho más deprisa de lo que habría podido sospecharse hace solamente una generación". La velocidad y el volumen de los cambios previstos se ha multiplicado por diez desde 1987, por lo que los riesgos de inestabilidad financiera han aumentado mucho, en un mundo donde las economías nacionales se encuentran cada vez más vinculadas entre sí a través de una red de transacciones comerciales y financieras (5). "Solamente una fracción ínfima de las operaciones, estimada entre el 3% y el 8%, tiene como objetivo cerrar transacciones comerciales internacionales o vehiculizar transferencias de capitales destinadas a inversiones productivas [...]. Un 80% de las transacciones corresponden a idas y vueltas de duración inferior a una semana laborable [...], pero muchas operaciones de compra y venta se realizan en plazos aún más cortos" (1). Desde hace diez años, se ha producido una concentración masiva del poder financiero. El "especulador institucional" ha surgido como poderoso actor, capaz de imponerse sobre los intereses de tipo más tradicional, ligados, por ejemplo, a una actividad productiva. Gracias a diversos instrumentos, estos especuladores institucionales pueden apropiarse de una parte de la riqueza generada por los productores de bienes y servicios. Actualmente, son ellos quienes dictan frecuentemente la suerte de las empresas de Wall Street. Desvinculados de la economía real, pueden, sin embargo, precipitar la quiebra de grandes empresas industriales (5). 1.3 Disparidades e inestabilidad crecientes Desde el final de la convertibilidad del dólar en oro, decidida por Nixon en 1971, y desde la liberalización generalizada de los movimientos de capitales -1974 en EE.UU., a partir de 1990 en el conjunto de la Comunidad Europea-, el mundo vive en una total inestabilidad monetaria. Se ha desarrollado una economía financiera puramente especulativa, cada vez más disociada -o directamente hostil- de la economía real y de una verdadera cultura industrial. El objetivo de conseguir rentabilidad a corto plazo provoca crisis de sobreproducción (industria del automóvil, electrónica, informática) en un lugar, penurias (vivienda, educación, alimentación) en otro, así como caídas de la productividad en muchos sectores (cereales básicos, sistemas informáticos, etc.) (6). La reestructuración mundial de las instituciones y de los mercados financieros ha acelerado la acumulación de enormes riquezas privadas, frecuentemente fruto de transacciones especulativas. El "club de los kilomillonarios (**) del planeta" cuenta con 450 miembros y posee una fortuna muy superior al Producto Nacional Bruto acumulado de los países pobres, en los que vive el 56% de la humanidad. A la vez, los ingresos de la masa de productores de bienes y servicios -o sea, el nivel de vida de la mayor parte de los asalariados- continúan descendiendo, los programas colectivos de salud y educación son revisados a la baja, la desigualdad crece. Según la Organización Internacional del Trabajo, el paro afecta a cerca de mil millones de personas en el mundo, alrededor de un tercio de la población activa. Pues, dejando de lado la euforia mundializante, el estancamiento es lo que, desde el krach de 1987, define mejor la situación de todas las regiones del planeta. Se ha producido una contracción del poder de compra mundial. Con excepción del floreciente mercado de los productos de lujo, destinado al segmento socioeconómico más favorecido, 22 la aparición de nuevas empresas en el sector de bienes de consumo corrientes es algo cada vez más raro. El despegue de los valores bursátiles no tiene, pues, relación con los movimientos de la economía real. Sin embargo, los mercados financieros no pueden "vivir su vida indefinidamente". Pero cuando caen las cotizaciones, lo que se hunde o desaparece sin previo aviso son los ahorros destinados a financiar una jubilación, una educación o cualquier riesgo imprevisto (5). 2. Objetivos y efectos Para Tobin y los economistas que han apoyado su propuesta, el principal efecto y la principal ventaja de este filtro sería devolver a las políticas monetarias nacionales un poco de la autonomía que han perdido ante los mercados financieros. Este impuesto permitiría, dentro de ciertos límites, sustraer la determinación de las tasas de interés nacionales a la necesidad de defender la paridad de la moneda. El segundo efecto de la tasa Tobin sería crear una forma de impuesto sobre el capital que tendría la ventaja, sobre todas las demás, de ser uniforme a escala mundial (1). Combatir en favor de la tributación de las transacciones en el mercado de cambios, es afirmar la necesidad de desmantelar el poder de las finanzas y de restablecer una reglamentación pública internacional. Gravar fiscalmente a las operaciones de cambio para penalizar la especulación y controlar los movimientos de capitales a corto plazo, permitiría dirigir una fuerte advertencia política a los principales actores económicos. Así, se afirmaría que el interés general debe prevalecer sobre los intereses particulares, y las necesidades del desarrollo deben hacerlo sobre la especulación internacional (1). 2.2 Los efectos esperados y sus límites La tributación de las operaciones de cambio podría jugar un doble papel. Por una parte, frenar la movilidad de los capitales y reducir la inestabilidad monetaria internacional. Por otra parte, crear un mecanismo de financiación que podría servir para sanear la situación financiera internacional. Con un volumen de operaciones en el mercado de cambios de 1,6 billones de dólares por día laborable, unos 380,9 billones al año, una tasa del 0,1% procuraría 230.000 millones de dólares anuales, recursos que podrían dedicarse a un fondo de desarrollo en beneficio de los países del Sur y del Este(2). Los límites de la tasa y su carácter de primer paso derivan de que las monedas y los efectos monetarios a muy corto plazo (es decir, los recursos líquidos) solamente son una de las tres principales formas de los activos que constituyen la cartera de los grandes inversores financieros: la moneda y los efectos monetarios, las obligaciones (particularmente, las emitidas por el Tesoro, esto es, la deuda pública) y las acciones(3). 3. La tasa Tobin, una herramienta entre otras 23 3.1 El principio de la tasa Tobin La idea es crear un impuesto sobre las operaciones de cambio, para frenar el paso de una moneda a otra y para, recuperando la expresión de Tobin, "echar arena en los engranajes demasiado bien engrasados" de los mercados monetarios y financieros internacionales. La tasa debe ser baja, para penalizar solamente las operaciones puramente especulativas de ida y vuelta a muy corto plazo entre monedas, y no a las inversiones. Supongamos, por ejemplo, que una tasa de un 0,1% se aplique sobre toda operación de cambio y que el especulador tenga un horizonte mensual. Como cada transacción destinada a obtener una ganancia de cambio implica una ida y vuelta entre dos monedas (dos operaciones de cambio), para que la operación sea ventajosa el especulador debe esperar un rendimiento superior a un 0,2% durante ese mes(2) [en caso contrario, la ganancia obtenida con la especulación quedará absorbida por la tasa]. El razonamiento sigue siendo el mismo si el horizonte especulativo es un día (lo que es frecuente). Dicho de otra forma, con una tasa del 0,1% la mayor parte de estos arbitrajes especulativos a corto plazo serían desincentivados, por deber tributar en cada movimiento, mientras que las operaciones a más largo plazo (un año o más) no serían tan perjudicadas, ya que sólo tributarían al principio y al final de la operación. 3.2 Otros medios de acción (desarrollos posteriores) Otra posible tasa sobre el capital es el impuesto sobre las inversiones directas en el extranjero (IDE): inversiones en bienes inmobiliarios, sus equipamientos y las tecnologías asociadas. Su articulación con la tasa Tobin está clara: si la riqueza es absorbida por las transacciones financieras y las inversiones directas son despreciadas, entonces las naciones se exponen al riesgo que definía Keynes en los años 30, cuando escribía que "no puede esperarse nada bueno de una situación (...) en la que el desarrollo de un país se convierte en subproducto de las actividades de un casino". Tradicionalmente, el impuesto sobre sociedades se aplica sobre los beneficios, lo que ha sido eficaz durante varias décadas desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y ha permitido que los gobiernos obtengan ingresos fiscales sustanciales. Pero hoy la mundialización y la volatidad de los capitales han hecho extremadamente difícil su recaudación(3). - Un impuesto sobre las IDE debería contrarrestar tanto la evasión fiscal derivada de la movilidad de capitales como la erosión de los derechos fundamentales de los trabajadores en los países que los acogen, sin privar a los países pobres del flujo de inversiones ni imponer a las empresas en qué países deben invertir. Esta tasa sería aplicable a todas las inversiones directas, tanto en los países ricos como en los países pobres. La tasa sería indexada según un baremo realizado por la OIT, que tendría en cuenta el respeto de los derechos fundamentales de los trabajadores (derechos sindicales, trabajo infantil, etc.), pero no el nivel salarial. Los criterios para medir el respeto de estos derechos podrían variar según el nivel de desarrollo. El mensaje a las transnacionales sería claro: pueden invertir donde quieran, pero tendrán que pagar mayores impuestos si eligen hacerlo en los países donde menos se respeten los derechos sociales(3). 24 - Otro aspecto de una reestructuración de los impuestos sobre el capital: poner fin a la manipulación de los precios de transferencia [facturación interna de un grupo que le permite minimizar los beneficios donde deben pagar más impuestos, y recíprocamente], calculando los beneficios de una manera nueva e identificando los lugares donde son gravables. Esto podría lograrse con un método que se inspira en la tasa unitaria (unitary tax) existente en Estados Unidos. Se apoyaría sobre categorías contables conocidas y difíciles de esquivar: beneficios mundiales consolidados, facturación mundial consolidada y facturación en un país dado. Para evaluar la base tributaria, se obtendría la proporción entre la facturación nacional de una empresa y su facturación mundial, aplicando el porcentaje así obtenido a los beneficios mundiales consolidados, lo que nos daría los beneficios imponibles en un país determinado. Por ejemplo, supongamos que la multinacional Nike obtiene 1.000 millones de dólares de beneficio mundial consolidado. El 40% de su facturación proviene de los Estados Unidos. Por tanto, a efectos fiscales, se consideraría que ha obtenido en Estados Unidos un beneficio de 400 millones de dólares. La ventaja de esta tasa unitaria es que resuelve el problema del precio de transferencia y que es fácil de calcular y de cobrar, siendo limitadas las posibilidades de evasión fiscal. Esta tasa implica tanto al Norte como al Sur, y reduce las presiones que sufren los países del Tercer Mundo para convertirse en paraísos fiscales (3). 4. Los argumentos de los adversarios de la tasa Tobin Aunque la tasa Tobin no puede considerase como una medida radical, no suscita el entusiasmo de los gobiernos socialdemócratas, actualmente en el poder en Europa, que, sin embargo, deberían ser partidarios de ella. 4.1 El argumento teórico: el funcionamiento actual es deseable El régimen de cambios flotantes se apoya sobre mecanismos de mercado en los que las decisiones de los participantes serían el resultado de algunos parámetros "fundamentales" (tasa de inflación, déficit presupuestario, deuda pública, balanza comercial). Sin embargo, los criterios "esenciales" corresponden a una óptica liberal y, además, los operadores actúan frecuentemente en función de otros criterios, ligados a las monedas en tanto que activos financieros. Por ese motivo, el dólar goza, en casi todas las circunstancias, de una cotización favorable que no siempre está justificada por el estudio de los parámetros "fundamentales" de la economía. Le Monde del 12/10/1998 informaba de las palabras de Olivier Davanne (encargado de un informe por parte de Lionel Jospin) que van en ese sentido: "Lo que marca el funcionamiento actual de los mercados es el muy corto horizonte de los inversores, del que resultan demasiado frecuentemente comportamientos gregarios [...] En definitiva, hay que admitir que la capacidad de los mercados para analizar los parámetros fundamentales económicos y financieros es muy limitada". 25 El mercado sería autorregulador y optimizaría la utilización de los recursos materiales, inmateriales y humanos del planeta: "el mejor recurso, llegado del mejor lugar, para el mejor producto, en el mejor mercado y en el mejor momento para el mejor consumidor". Sin embargo, hoy en día ningún economista serio puede atribuir esas propiedades al mercado (7). 4.2 El argumento técnico: es irrealizable En el contexto actual, la tasa Tobin puede parecer utópica. Sus detractores dicen que sería esquivada y que sólo sería eficaz si fuese adoptada por toda la comunidad financiera internacional. Estas objeciones deben relativizarse. ¿Hay que renunciar a los impuestos por el hecho de que toda carga tributaria sea objeto de evasión fiscal? De hecho, la aplicación de esta medida simbólica [pero no exclusivamente simbólica], que no bastaría por sí sola para atajar la inestabilidad monetaria, es ante todo una cuestión de voluntad política de los Estados, tanto más por estar concentradas las operaciones de cambio sobre un limitado número de plazas financieras. Un complemento a la tasa Tobin podría tomar la forma de medidas de control sobre la entrada de capitales, como las practicadas por Chile y Colombia (2). En 1998, más de dos tercios del mercado estaba concentrado en Londres (32%), New York (18%), Tokio (8%), Francfort (5%) y París (4%), llegando al 82% de las operaciones si añadimos otras tres plazas más: Singapur (7%), Hong-Kong (4%) y Zurich (4%). Un pequeño número de sociedades especializadas aseguran técnicamente la interconexión mundial [...] En consecuencia, esta concentración haría técnicamente posible el cobro de esta tasa, lo que desvela el carácter esencialmente político de las objeciones hechas a la propuesta (1). 4.3 El producto del impuesto El producto de la tasa Tobin dependería de la magnitud de la tasa -entre el 1% y el 0,1%, según las diversas propuestas- y de la importancia de los movimientos de capitales que la tasa debe, precisamente, reducir: de 100.000 a 720.000 millones de dólares. Con una tasa de 0,25%, se recaudarán cerca de 290.000 millones de dólares; al 0,1%, generaría 166.000 millones de dólares al año; incluso con una tasa tan baja como el 0,05%, la recaudación sería de unos 100.000 millones de dólares. Claro está que hay una fuerte carga de incertidumbre en estas cifras, pues, por definición, el montante total de las operaciones de cambio debería bajar. Falta por saber en qué proporciones (8). Tanto la recepción como la utilización del producto de la tasa es un debate político importante al que hay que dar respuesta. Si bien la Banca Mundial y el FMI deberían ser descartados, por su subordinación a EE.UU. y por su liberalismo, numerosos interrogantes muy concretos merecen la reflexión de todos y todas. ¿Quién percibirá la tasa Tobin? ¿Un organismo internacional? ¿Los Estados donde se desarrollan las operaciones? ¿Quién controlará la recepción y cobro de la tasa Tobin? ¿Quién decidirá el reparto? Estas "pequeñas" interrogantes quedan sometidas a la reflexión de cada cual [seminario internacional de ATTAC, 25/01/99]. 26 Conclusión Los tres impuestos -tasa Tobin, impuesto sobre las IDE e impuesto unitario sobre beneficios- constituyen un mosaico en el que pueden apoyarse las opiniones que aspiran a más justicia e igualdad. Las "élites" utilizan la modernización y la mundialización para atacar a los sistemas de seguridad social, a los pobres de los países desarrollados y a los aún más pobres de los países en desarrollo. Ha llegado el momento de demostrarles que las fuerzas que les oponen resistencia también saben utilizar las mismas armas de la modernización y la mundialización (3). Una acción resulta sobre el mercado de cambios abriría una brecha en el fatalismo aún demasiado extendido en cuanto al carácter pretendidamente "irreversible" del actual estado de cosas [seminario internacional de ATTAC, 25/01/99]. (*)"Especuladores institucionales": bancos, aseguradoras, fondos de pensiones, fondos especulativos (Hedge Funds), denominados "inversores institucionales" (zinzins, en la jerga económica). (**) N.T.: El original francés usa el término milliardaires. En francés milliard quiere decir mil millones, así que el texto habla de poseedores de miles de millones. Aunque el término millardo (mil millones) está reconocido por la Real Academia, hemos preferido utilizar la expresión kilomillonarios a algún forzado derivado de millardo. BIBLIOGRAFÍA Y ACLARACIONES (1) François Chesnais, "Tobin or notTobin : une taxe internationale sur le capital". L'esprit Frappeur n° 42 (2) Dominique Plihon, "Les taux de change" (p. 108), Collection Repères, éd. la Découverte (Principe de la taxe, rôles, faisabilité) (3) M. Wachtel, "Trois taxes globales pour maîtriser la spéculation" - Le Monde Diplomatique, 10/1998, p. 20 (4) Ignacio Ramonet, "Désarmer les marchés" - Le Monde Diplomatique, 12/1997, p. 1 (5) Michel Chossudovsky, "Une frénésie spéculative qui ébranle les économies réelles" Le Monde Diplomatique, 12/1997, p. 13 (6) Riccardo Petrella, "Une machine infernale" - Débat public,5/1997 (7) Bernard Maris, "Lettre ouverte aux gouroux de l'économie qui nous prennent pour des imbéciles" - Albin Michel, 1999 27 (8) Ibrahim Warde, "Le projet de taxe Tobin, bête noire des spéculateurs, cible des censeurs" - Le Monde Diplomatique,2/1997, p. 24 (9) Le Monde, 12 mai 1999, Enquête de la BRI. (10) CEPII, "L'économie mondiale 1999" - Coll. Repères, éd. la Découverte. (11) Christian De Brie, "Taxer les revenus financiers" - Le Monde Diplomatique, 2/1996, p. 17 (Privilèges fiscaux) El porvenir de la Tasa Tobin La Tasa Tobin, una idea que se abre camino. Bruno Jetin Martes, 8 de agosto de 2000 El impuesto mundial sobre las transacciones cambiarias, más conocido como Tasa Tobin, ha encontrado eco creciente en Francia y en el resto del mundo. ATTAC, que desde su creación en 1998, lucha por la implantación de la Tasa Tobin tiene ya 25.000 adherentes y forma parte de una muy activa red internacional. 28 La reunión de Millau puso de relieve que son muchos los jóvenes de una nueva generación decididos a comprometerse sobre este tema y otros muchos que le están vinculados, para luchar contra los nefastos efectos de la mundialización liberal. Esta movilización es la que de algún modo explica porqué en la Asamblea Nacional, en el Senado, en los recientes informes de la Comisión de Finanzas y del Consejo económico y social se ha comenzado finalmente a analizar la utilidad y la factibilidad de la "Tasa Tobin". Mientras el Consejo de Análisis económico se pronunciaba contra la Tasa, Lionel Jospin, consideraba sin embargo el 1º de julio que ha llegado el momento de "impulsarla en instancias internacionales" Esperemos que aproveche la Presidencia Francesa de la UE para poner en práctica su declaración. En el Parlamento europeo se produjo el 28 de junio último, en Bruselas, un primer encuentro de diputados que apoyan su establecimiento. En el nivel internacional el 11 de abril, un diputado y un senador norteamericanos, un diputado europeo y uno francés lanzaron desde Washington un Llamamiento Mundial a los Parlamentarios. El gobierno finlandés y el Parlamento canadiense ya se pronunciaron a su favor. Tanta popularidad se explica por las desilusiones provocadas por la mundialización financiera. La total libertad de desplazamientos de los capitales de un extremo al otro del planeta, impulsada por los inversores y apoyada por los gobiernos de los países del G7, hubiera debido acelerar el crecimiento mundial y la reducción de la pobreza. Sin embargo se multiplicaron las más grandes crisis y se agravaron la pobreza y los males que la acompañan. ¿Qué soluciones proponen el G7 y las instituciones internacionales que ellos controlan (el FMI y el BM)? Mejor información económica, mayor transparencia de los mercados, mayor prudencia en el comportamiento de los inversores, la pomposamente calificada "Nueva arquitectura financiera internacional". Propuestas todas ya escuchadas y en parte puestas en párctica sin éxito alguno durante la crisis de la deuda de los Países del Tercer Mundo a principios de los 80 y que no impidieron la repetición de las crisis durante los años 90, como la última ocurrida en el Sudeste asiático. En la base de estos fracasos se encuentra la quasi religiosa creencia en la eficacia de los mercados y la sacrosanta libertad de desplazamiento de los capitales. La propuesta de establecer un impuesto a los mercados de cambios parte de otra lógica. Los mercados financieros se equivocan a menudo y es conveniente restringir la libertad de desplazamiento de los capitales. La idea es muy simple: un impuesto pequeño, del 0,1% por ejemplo sobre cada cambio de una moneda por otra, permitiría frenar la especulación monetaria. ¿Porqué?, porque los especuladores, es decir los fondos especializados en especular, los bancos, las grandes empresas, obtienen grandes ganancias procediendo al va y vi ene incesante entre diferentes monedas, provocando fluctuaciones más o menos acentuadas en las tasas de cambio. De tal modo que pagando un impuesto se sentirían disuadidos de continuar cambiando monedas, ya que estas operaciones dejarían de ser rentables. Las operaciones comerciales y las inversiones internacionales, mucho menos frecuentes no deberían pagar, sino marginalmente tales impuestos. Los ingresos fiscales se estima que aumentarían. según algunas hipótesis, considerando una reducción del 50% sobre la cantidad de transacciones cambiarias, entre 50 y 250 billones de dólares anuales o sea entre 54 y 268 mil millones de euros. ¿A qué podrían destinarse esos ingresos? Se prevé que deberían servir primordialmente a reducir las desigualdades sociales, a financiar el desarrollo y a preservar el medio ambiente, sin por ello eximir a los gobiernos de sus propias responsabilidades. De acuerdo con el Informe del PNUD del 2000, faltan en los países en desarrollo, a escala planetaria, alrededor de 80 mil millones de dólares para poder asegurar los servicios básicos. Podría utilizarse también parte de estos recursos para financiar la producción local de medicamentos y el acceso al cuidado de su enfermedad a los enfermos de Sida, especialmente en Africa. Las necesidades no son, lamentablemente, lo que falta. Si el establecimiento de un impuesto a las operaciones de cambio gozan de tantas virtudes ¿porqué hay tanta oposición? 29 El desafío es fundamentalmente político. Para los defensores encarnecidos del poder de los mercados, está fuera de todo cuestionamiento aceptar un impuesto sobre las ganancias, aunque fueren especulativas, porque sería como reconocer que la libertad de invertir no conduce al mejor de los mundos, después de dos décadas de invertir demasiado dinero tratando de probarlo. En momentos en que se organizan con éxito las movilizaciones en oportunidad de cada una de las cumbres internacionales, la adopción de la Tasa Tobin sería visualizada como una gran victoria política sobre la fatalidad de la mundialización liberal. Se comprende así porque el Gobierno de los Estados Unidos hacen todo lo posible por prohibir toda referencia a la Tasa Tobin en las cumbres internacionales y en las instituciones internacionales, por impedir los estudios de factibilidad, así como la publicación de obras relacionadas. El desafío es también económico. Los bancos son los primeros actores en los mercados de cambios y serían las primeras víctimas de la Tasa Tobin. No es nada extraño, entonces que se opongan salvajemente a ella. ¿Cuáles son los argumentos verdaderamente serios que se oponen a la Tasa Tobin? El primero es que este impuesto es impracticable en el plano técnico. Nosotros respondemos que las innovaciones técnicas basadas en sistemas de pago electrónico nacionales, indispensables al sistema bancario y financiero, vuelven materialmente posible cobrarla. Estos sistemas permiten identificar la naturaleza de las transacciones y especialmente las transacciones cambiarias, y la identidad de vendedores y de compradores, lo que evidentemente permite cobrarles dicho impuesto. Existen acuerdos internacionales como los llamados "acuerdos de Lamfalussy" que datan de 1988, que establecen el marco jurídico apropiado para que los bancos centrales hagan respetar la legislación de su país a todo aquel que quiera utilizar su sistema nacionalde pagos electrónicos. Y por lo tanto de hacer respetar el pago del impuesto. Los paraísos fiscales y los sistemas privados de pagos llamados " offshore" no podrían eludir por mucho tiempo esta tasa. Solo existen por el hecho de que no hay voluntad política de eliminarlos. Por otra parte, los capitales no pueden permanecer eternamente confinados en los paraísos fiscales ni usar permanentemente sistemas de pago privados. Tarde o temprano deben salir para realizar inversiones y usar los sistemas oficiales de pago. Se podría entonces cobrarles el impuesto con adicionales punitivos. De modo que la Tasa Tobin es técnicamente posible. Pero ¿es útil y eficaz? Este es otro de los frecuentes argumentos. La Tasa Tobin es ineficaz en el caso de ataques especulativos de gran magnitud, como el que condujo a la explosión del Sistema Monetario Europeo en 1992-93, o como el de la fuga de capitales del Sudeste Asiático. Nuestra respuesta es que la utilidad de la Tasa es actuar de modo preventivo impidiendo que pequeños ataques especulativos se transformen en ataques de gran tamaño, al volverlos no rentables. Si a pesar de todo se desatara un gran ataque especulativo sobre una determinada moneda se podría aumentar transitoriamente el monto del impuesto como lo propone P.B. Sphan, exceptuando siempre las transacciones vinculadas al comercio y a la inversión. Anunciando públicamente y por anticipado que el impuesto aumentaría automáticamente si las tasas de cambio fluctúan fuertemente, cualquier banco central podría desalentar eficazmente la especulación. Si esto no fuera suficiente, nada impide recurrir a las clásicas medidas de control de cambios como lo hizo eficazmente Malasia en 1998, pese a la oposición de los inversores internacionales. Puede completarse igualmente con un impuesto a los ingresos excesivos de capital, puesto en práctica hasta hace muy poco tiempo por Chile. La Tasa Tobin no es la panacea universal a todos los males del planeta. Pero podría contribuir eficazmente a la reconstrucción de un sistema monetario internacional en el que las tasas de cambio serían regularmente renegociadas entre los países en función de los objetivos de crecimiento y de desarrollo. Un tal sistema administrado de tasas de cambio sería menos utópico y menos costoso en lo que hace a la soberanía nacional que la propuesta de R. Mundell (que juzga a 30 la Tasa Tobin como "una idea idiota", ver Liberation del 03/07/00) de vincular el dólar, el yen y el euro mediante una tasa de cambio fija para los países en desarrollo. Teniendo en cuenta la enorme heterogeneidad que existe entre dichos países, esta propuesta acentuaría la competencia y tendría devastadores efectos sociales. El requerimiento expresado por el movimiento social a través de la Tasa Tobin como medida universal, tiende por el contrario a recrear la necesaria solidaridad entre el Norte y el Sur para que finalmente la mundialización beneficie a los pueblos. Para mayor información existe una sección integra en Internet dedicada a la Tasa Tobin que puede consultarse en: http://www.attac.org/esp/themes/propositions/speculation.htm Ultimo documento de análisis de Bruno Jetin publicado en el sitio Internet http://www.analitica.com/va/economia/opinion/Reconstruire%20un%20nouveau%20système %20financier%20international Bruno Jetin es Conferencista jefe de la Universidad París Norte, miembro del Consejo Científico de ATTAC [email protected] Artículo de ATTAC Grano de Arena n°48 Jorge Camil /La Jornada de México/ viernes 14 de septiembre del 2001 La Tasa Tobin En la década de los setenta James Tobin, el economista estadounidense que habría de ganar el premio Nobel en 1981, hizo una propuesta que aún hoy muchos consideran totalmente descabellada: gravar los movimientos de capitales que no tuviesen el propósito específico de pagar bienes o servicios, o sea, las transferencias especulativas de los llamados capitales golondrinos. El impuesto fue inmediatamente bautizado como tasa Tobin y hoy, más de veinte años después, está incluido en el orden del día de la próxima reunión de ministros de economía y finanzas de la Unión Europea. La propuesta de adoptar el impuesto fue derrotada hace año y medio por un pequeño margen, pero ahora es presentada con nuevos bríos por el gobierno belga, que preside actualmente la Unión Europea, con el apoyo decidido del primer ministro francés Lionel Jospin. Tobin pretendía únicamente detener la volatilidad de los capitales especulativos, 31 pero en unos cuantos años sus temores sobre el inmenso poder que estaban acumulando los administradores de los fondos de inversión habrían de ser confirmados por los efectos devastadores de la debacle financiera mexicana conocida como el error de diciembre. Finalmente, el mundo había llegado a permitir que unos cuantos jóvenes financieros (los imberbes masters en administración vestidos de jeans y zapatos deportivos descritos por Raymond Barre, ex primer ministro francés) pusieran de rodillas a los gobiernos nacionales accionando el botón de una computadora. Tequila, tango, samba: ¡la fiesta de la mundialización había comenzado! El apoyo del primer ministro francés legitima finalmente la tasa Tobin, pues nadie reaccionó con más entusiasmo que ese país, donde se constituyó de inmediato una poderosa ONG conocida como ATTAC (Asociación por una Tasa sobre las Transacciones Especulativas para Ayuda a los Ciudadanos). ATTAC reconoció recientemente que la tasa tendría que ser modesta, probablemente 0.25 por ciento de los movimientos de capitales, pero sería suficiente para generar ingresos por 250 mil millones de dólares, que podrían ser utilizados para realizar inversiones productivas en los países del Tercer Mundo. Aunque la aplicación de este gravamen presenta problemas prácticos que pudiesen resultar insalvables, todos coinciden en que su adopción constituiría un paso importante para limitar el poder de las instituciones que manejan los mercados de capitales. La tasa tendría que ser de aplicación mundial o, por lo menos, ampliamente generalizada, pues de lo contrario los capitales especulativos se trasladarían en masa hacia paraísos fiscales, los cuales deberán ser eliminados (¡menudo problema!). Pero la decisión es imperativa, pues el mundo es cada vez más vulnerable a las consecuencias devastadoras de las fugas de capitales. Según Susan George, vicepresidenta de ATTAC, "¡98 por ciento de los movimientos de capitales son improductivos, es decir, no están relacionados con el intercambio de bienes o servicios". En Pouvoirs fin de siècle (poderes de fin de siglo), ensayo de Ignacio Ramonet, publicado en mayo de 1995 en Le Monde Diplomatique, el autor presentó, con un ejemplo dramático que involucra a México, la impotencia de los Estados modernos en la guerra contra los señores del dinero: durante la crisis del error de diciembre, los países del G-7 y el FMI sufrieron para reunir los 50 mil millones de dólares requeridos para salvar la economía mexicana. Sin embargo, en ese mismo tiempo, tres fondos de pensiones estadounidenses, los Big three, ¡controlaban recursos por 500 mil millones de dólares! En un ensayo anterior, publicado en el mismo diario en marzo de 1995, François Chesnais lamentó que el error de diciembre haya introducido en el Consenso de Washington el concepto de gobernabilidad financiera: la creencia de que ciertos Estados necesitan ser "aconsejados" para evitar que sus gobernantes "se hagan daño a sí mismos y a los demás". Así, concluye Chesnais, la vigilancia exigida para efectuar el salvamento de la economía mexicana "rebajó a ese país a una situación semicolonial, justo después de haber sido admitido en la OCDE": ¡el club de los países ricos! Mientras tanto, George Soros proclama que los mercados "votan diariamente obligando a los gobiernos a adoptar decisiones importantes", y Raymond Barre, gran defensor del liberalismo económico, advierte: "decididamente no podemos dejar el mundo en las manos de una pandilla de irresponsables de 30 años que sólo piensan en hacer dinero". 32 Aplicaciones posibles en México: gravar no solamente las transacciones forex sino los mercados derivados y también podría aplicarse a la problemática del café mexicano- a quienes especulan con él como el Expresidente Ernesto Zedillo, parte de Procter and Gamble, una de las empresas que controlan la Bolsa del Café de Nueva York-CSCE- sino también a las transacciones bancarias para resolver de una vez el problema del FOBAPROA –100,000 millones de dólares que los banqueros se han robado de las familias, las empresas y los gobiernos de México-inclusive gravar a las empresas que especulan con el petróleo de Méxicoentre ellas la vilipendiada ENRON, Merrill Lynch, Phibro de Citibank y Shell-socia de PEMEX en el proyecto de refinación de Deer Park en Houston, Texas. (Nota del Profesor J. Ramón Jiménez, Facultad de Contaduría y Administración-UNAM) Résumé de la obra de James Tobin (CEPA-New School for Social Research-65fifth Ave,New York City) • • • • • • • • • • • • • • • "Money, Wage Rates and Employment" 1947, in Harris, editor, The New Economics. "Liquidity Preference and Monetary Policy", 1947, REStat "A Dynamic Aggregative Model", 1955, JPE "The Interest Elasticity of the Transactions Demand for Cash", 1956, RES. "Liquidity Preference as Behavior Towards Risk", 1958, RES. "Estimation of Relationships for Limited Dependent Variables", 1958, Econometrica "On the Predictive Value of Consumer Intentions and Attitudes", 1959, RES "Consumer Expenditures and the Capital Account" with Harold W. Watts, 1960, in Friend and Jones, editors, Proceedings of the Conference on Consumption and Saving "Towards a General Kaldorian Theory of Income Distribution", 1960, RES "Money, Capital and Other Stores of Value", 1961, AER. 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Tobin Tax at CEPR Tobin extracts "Tobin Tax as a mechanism to finance de-mining" by Robin Collins, UN "Visionary Vote for the Tobin Tax in Canadian Parliament", Natural Life links on Tobin Tax 37 Tobin Taxes are excise taxes on cross-border currency transactions. They can be enacted by national legislatures, followed by multilateral cooperation for effective enforcement. The revenue should go to global priorities: basic environmental and human needs. Such taxes will help tame currency market volatility and restore national economic sovereignty. (The name Tobin Tax and the original concept derives from James Tobin, a Ph.D. Nobel-laureate economist at Yale University.) What are Tobin Taxes? Campaigns Around the World Fact sheets and answers to questions, ready for you to copy and use... New! A global list of endorsers! Political Feasibility Watch! Tobin Tax Bibliography (NEW!) US Campaigns Our updated bibliography is three times larger than the old one! Visit Building a network of organizations supporting the Tobin Tax. Policy Building through Citizen Documents (NEW!) Participation! • 1. Tobin Tax in the US Congress! Tobin Tax Implementation Who We Are Contact the Initiative! Learn more about us. Email your comments and questions here. Or sign up for our listserve or order an educational packet... (NEW!) See the other tobintax.org! Visit our sister organization in the UK at http://www.tobintax.org.uk/ and read about the campaign in the United Kingdom. 38 United Kingdom. (Note: You can get to this website through http://www.tobintax.org/, or through CEED's website at www.ceedweb.org/iirp) Tobin Tax Initiative CEED/IIRP, PO Box 4167 Arcata, CA 95518-4167 phone: (707) 822-8347, fax: (707) 822-4457 e-mail: [email protected] Home | Who Are We | What are Tobin Taxes | Tobin Tax Policy | Tobin Tax Bibliography US Campaigns | Campaigns Around the World | Contact the Initiative The Tobin Tax Initiative - USA is a project of the Center for Environmental Economic Development. Capital Controls (Tobin Tax) Capital controls, including the Tobin tax, are integral to reducing poverty, and increasing equity and economic sovereignty globally. The goal of Halifax Initiative's Capital Controls Campaign is to institute a multilateral financial transfer tax (Tobin or Tobin-like) to reduce currency speculation, provide increased fiscal and monetary auto and monetary autonomy for nations, and to generate substantial revenue to fund social development and environmental protection. Inherent in the campaign is a strong critique of the IMF and other supra-national institutions exercising or advocating hegemonic control over national economic decisionmaking and widespread financial sector deregulation. The Tobin tax was first proposed in 1978 by James Tobin, a Nobel prizewinning American economist. Tobin proposed a very small tax on foreign exchange transactions to deter short-term currency speculation. Such speculation adds volatility and instability to markets, and to markets, and has been linked to the failure of the European exchange-rate mechanism of 1992, the fall of the Mexican peso in 1994, and the 1997-1998 currency crisis in South-East Asia. For more information on the tax, click here. Urgent Action! • • ONE YEAR LATER - What has Canada done about the Tobin Tax Motion? NOT MUCH! Write your MP, the Prime Minister and the Finance Minister before March 23. Canada Backtracking on Tobin TCanada Backtracking on Tobin Tax Motion - Write the Finance Minister! 39 • Sign the Tobin Tax Declaration One Anniversary of the Motion • Where's the Leadership? Groups Urge Minister Martin to "Walk the Talk" on Parliamentary Motion on the Tobin Tax Canada became the first country in the world to declare its intention to work towards the adoption of a tax to control tion of a tax to control international currency speculation House of Commons debates on Tobin tax motion • • • • House of Commons final hour of debate on Tobin Tax of March 23, 1999 House of Commons Debate on the Tobin Tax on February 3, 1999 House of Commons Debate on the Tobin Tax on October 28, 1998 Factsheet Factsheets • Controlling Casino Capital (2000) • The Tobin-Type Tax - Debunking the Myths (2000) espanol The Tobin Tax - An International Tax on Foreign Currency Exchange (1998) • espanol Research papers • • • Is the Tobin Tax Practicable? Rodney Schmidt (2000) Paper on the Feasibility of a Foreign Exchange Transactions Tax by Rodney Schmidt, North-South Institute (1999) Currency Speculation Control Options (1997) 40