JACQUES DUPONT, O.S.B EL CAPÍTULO DE LAS PARÁBOLAS Mt 13, 1-52; Me 4, 1-34 y Le 8, 4-18 son tres versiones de un mismo episodio de la enseñanza de Jesús. Sin embargo, las diferencias entre los evangelistas son notables tanto en la extensión y número de parábolas como en el sentido de las mismas. El autor presenta el estudio de la organización que cada evangelista hace de los materiales recibidos como el mejor medio para captar la enseñanza que cada uño desea transmitir. Las redacciones de Mt y Lc se explican suficientemente y tornan todo su relieve si se las compara con la de Mc. No se puede decir otro tanto de Mc a quien hay que examinar individualmente. Le chapitre des paraboles, Nouvelle Revue Théologique, 89 (1967) 800-820 LA VERSION DE MARCOS Señalemos, en primer lugar, los materiales recibidos por Me para apreciar mejor su trabajo. Existen ya varias hipótesis de algunos exegetas que presentamos a continuación y aprovecharemos para trazar nuestro camino. a) Algunos creen distinguir una fuente a la que Mc habría añadido dive rsos complementos. Para W. Marxsen la fuente comprendería los vv 2a. 3-8. 9. 10. 13-20. 30-32. 33. 34b. Me añadiría los w. 1. 2b. 11-12. 21-23. 24-25. 34a. J. Gnilka atribuye a la fuente los w 3-8. 10. 13-20. 33-34 y al evangelista los vv 1-2. 9. 11-12. 21-25. 26-29. 30-32. b) V. Taylor señala dos fuentes: una narrativa, presente ya en 3,7-12, y que se continúa en 4,1-9. 33-34, para finalizar de 4, 35 a 5, 43. La otra contendría las enseñanzas de Jesús y estaría presente en 3, 13-15 y continuaría en 4, 10-32. c) La hipótesis de Jeremías, más sutil, la han seguido, retocándola, E. Linnemann y E. Haenchen. Distinguen tres etapas en la elaboración final del capítulo: en la tradición oral sólo se encontraban las parábolas del sembrador (vv 3-9), semilla (26-29) y grano de mostaza (30-32). Una primera composición literaria añade un marco(vv 2 y 33) y la interpretación de la parábola del sembrador (vv 13-20), a raíz de una pregunta de los discípulos (v 10). A todo esto el evangelista añade los vv 1-2 y 34; introduce los vv I112, por lo que tiene que retocar los vv 10 y 13; y por ultimó añade las sentencias de los vv 21-23 y 24-25. El auditorio de Jesús Según 4, 1-2, Jesús sentado en una barca, no lejos de la orilla, donde se apretuja una gran muchedumbre, enseña en parábolas. Terminada la instrucción a la multitud (vv 3334), se aleja de ella internándose mar adentro en dicha barca (vv 35-36). Gran claridad y coherencia en toda la presente escena. Además, hay que añadir que Me, en el v 1 ha empleado, conscientemente, un adverbio familiar en él, palin, de nuevo, para indicar la relación del capítulo con lo dicho anteriormente en 3, 7-12: "a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una barca, para que no le oprimieran" (3,9). Según esto la barca dé 4,1. 36 JACQUES DUPONT, O.S.B no es otra que ésta, preparada en 3, 9 (y que se vuelve a encontrar en 5, 21). Y la "gran muchedumbre" de 4,1 es la prevista en 3, 7-8. De aquí que V. Taylor vea en 3, 7-12 una introducción natural de 4, 1ss. A estas indicaciones sobre el marco histórico, el v 10 del c 4 introduce una nota discordante: los discípulos interrogan a Jesus aparte, katá mónas. El escenario no puede ser ya aquí cl mismo que el indicado anteriormente. Este v 10 supone un cambio de lugar en donde se hacen las explicaciones que siguen. Delimitemos, pues, la sección que no pertenece al marco general del capítulo. Las explicaciones dadas aparte El contenido de los w 11-12 va destinado, exclusivamente, al círculo de amistades de Jesús, puesto que sigue, inmediatamente, a la pregunta formulada por dicho círculo. Lo mismo se diga dé la interpretación de la parábola del sembrador ya que el v 13 la presenta como una respuesta a la pregunta del v 10. Los dos grupos de sentencias que siguen (vv 21-23 y 24-25), por su contenido y ser complementos de la explicación precedente, se aplican mejor a los discípulos que a la multitud. De esta manera el apartado que comienza en el v 10 hay que prolongarlo hasta el v 25. Las dos parábolas de los vv 26-29 y 30-32 hay que juntarlas a la del semb rador para justificar así la observación final: "Con muchas parábolas como éstas les proponía la palabra, según podían entenderle..." (v 33). Para Mc aparece, pues, que los vv 10-25 son un paréntesis destinado al pequeño grupo que seguía a Jesús. El análisis estilístico nos confirma en esta conclusión: las diferentes partes de enlace habitual en Me: "Y él les decía" (vv 11. 21. 24), o "Y él les dice" (v 13). Sin embargo, la fórmula que introduce la predicación a la multitud es desconocida en Me, y sólo la usa aquí: "Y él decía" (sin pronombre demostrativo, vv 9. 26. 30). Esta anomalía hace pensar en el empleo de una fuente que reuniría todo aquello que va dirigido a la multitud: vv 3-8. 9. 26-29. 30-32. Los vv 10-25 pertenecerían a una redacción más reciente. Un esquema redaccional W. Marmen señala que la estructura de Mc 4, 1-20 corresponde a la de 7, 14-23. Las dos encierran un mismo procedimiento: sobre una enseñanza parabólica a la multitud, se articula una interpretación reservada a los discípulos. Resulta ilógico pensar que Mc ha creado esta interpretación, o que la ha recibido de otra fuente diversa a la parábola. Ambas proceden de una misma fuente. De esta confrontación se desprende, también, la intención de Mc de elevar a un primer plano el problema de la razón de ser del procedimiento parabólico. Y lo hace insertando los vv 11-12, viéndose así precisado a dar mayor alcance a los vv 10 y 13. La pregunta, v 10, no se referirá sólo a la parábola del sembrador (cfr. 7, 17) sino a las parábolas. Y en el v 13 añadirá "¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas". JACQUES DUPONT, O.S.B Deducimos, pues, que Mc recibió los materiales con los vv 10 y 13-20 incluidos. Pero los vv 1-2 los insertó él con el fin de dar una mayor ilación a la narración. Algo parecido hay que decir de los vv 21-23 y 24-25, en los que Mc vio un útil complemento a lo ya declarado en los vv 11-12: subrayar la responsabilidad de los discípulos al recibir ellos solos el privilegio de la revelación del misterio del Reino. Los vv 33-34 pertenecen también a Mc, al menos en su redacción final, ya que hacen relación a los vv 11-12. El punto de vista de Marcos Para Mc la parábola del sembrador, y su interpretación, tiene una mayor importancia que las otras dos. Pero lo que más interesa al evangelista, en el fondo, es el por qué Jesús habla en parábolas con la intención de que sus oyentes no capten lo que desea decir. De aquí que los- vv 11-12 sean la clave de todo el capítulo. ¿Cuál es el alcance de estos versículos? Para Jeremías no tendrían otra finalidad que la de justificar la presencia de la palabra parábolas en el v 10. Y el significado que le atribuye es el mismo que Jülicher propone cuando se habla de parábolas contadas por Jesús: un medio pedagógico que hace más accesible una enseñanza por medio de imágenes familiares. Pero no es este el sentido que la palabra parabolé tiene en el v 11. Significa, solamente, proposición enigmática, es decir, recurso lingüístico que permite hablar de una cosa, refiriéndose en el fondo a otra. De esta manera, la parábola vendría a ser como una revelación oscura y velada que exigiría una interpretación. El hecho de que los discípulos comprendan sólo después de una explicación confirmaría esta hipótesis. Y en lo que respecta a las conjunciones finales para que y no sea que, Jeremías las atenúa al resultarle demasiado duras. Para que, dice, hace referencia a Is 6, 9-10 significando así "para que se cumpla aquello que está escrito". No sea que, equivaldría a "a menos que". Pero estas explicaciones van contra la finalidad del texto. Las conjunciones hacen referencia directa a Dios, no a Jesús: Es Dios quien otorga a los discípulos la revelación del Reino y la niega a los de fuera. La enseñanza parabólica de Jesús es solamente un medio del que Dios se sirve para dar su juicio contra el pueblo al que quiere cegar. Por otro lado vemos que esta interpretación concuerda perfectamente con la finalidad general del evangelio de Mc (Martín Dibelius dice de él que es "el libro de las epifanías secretas"). El evangelista parece insistir en el cuidado que Jesús tiene en hacer callar a los que le han reconocido (l, 25. 44; 8, 30 ... ). La revelación de Jesús está solamente reservada a sus discípulos. Esta estructura teológica del evangelio de Mc está en relación con el momento que vive la Iglesia al redactar su evangelio: el pueblo judío, en su conjunto, ha quedado excluido de la economía cristiana de salvación. Esta incredulidad de Israel ¿supone un fracaso del plan de Dios? No exactamente. Sino que la misión de Jesús, como en otro tiempo la de Isaías, consistía en cegar a un pueblo ya condenado por Dios. El método parabólico viene a ser, así, una ilustración de esta teología que reconoce en el ministerio de Jesús la acción de Dios dando su sentencia y hundiendo irremisiblemente en su ceguera a un pueblo ya ciego. JACQUES DUPONT, O.S.B LA VERSIÓN DE LUCAS El marco redaccional La introducción de Lc a la sección de las parábolas (8, 1-3) tiene una mayor perspectiva que la de Mc. Abarca toda la predicación de Jesús en Galilea hasta su partida a Jerusalén (9,51). Al igual que Mc (4, 1), Lc presenta a Jesús dirigiendo la palabra a una multitud numerosa (8, 4). Pero la escena es totalmente diferente. Ahora no vemos a Jesús a la orilla del mar, sentado en una barca y enseñando a la gente que se apretuja delante de él. En Lc 8, 4 vemos a Jesús en un camino cualquiera, exponiendo la parábola del sembrador (8, 5-8) a la multitud que acude a él de todas partes. Los discípulos preguntarán enseguida sobre el significado de dicha parábola (v 9). Pero Lc suprime todo indicio que indique que la pregunta se ha formulado aparte. El no descarta a la multitud. La mención de los parientes de Jesús en el v 19, una vez terminada la explicación, no es un argumento para postular un cambio de escena. No encontramos, pues, en Lc la antítesis, tan fuertemente subrayada en Mc, entre lo que va destinado a la multitud y lo que está reservado a los discípulos. Tampoco vemos en Lc las dos parábolas suplementarias (Mc 4, 26-34), sino que termina la exposición de la enseñanza de Jesús con el episodio de los verdaderos parientes (Lc 8, 19-21), mientras que en Mc se encuentra antes del capítulo de las parábolas (3, 31-35). Esta transposición que hace Lc tiene relación con un cambio muy significativo en la redacción de las últimas palabras del episodio en cuestión. Según Mc, los verdaderos parientes de Jesús son "cualquiera que hace la voluntad de Dios". Para Lc serán "aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra". No se puede atribuir al azar el que Lc emplee aquí la expresión que . poco antes ha usado en la interpretación de la parábola del sembrador (8, 14: "son aquellos que han escuchado..."; v 15: "son aquellos que, habiendo escuchado la Palabra..., la retienen"). Pensamos, pues, que el episodio de los vv 19-21 no guarda tan sólo una mera relación con la enseñanza desprendida de la parábola del sembrador, sino que constituye su verdadera conclusión. Viene a reforzar este parecer el hecho de que sea, precisamente, después del v 21 donde asistamos a un cambio de escena. Mientras que en Mc la continuidad entre la instrucción a las multitudes y la marcha mar adentro es clara: "ese día, al atardecer..." (v 35), en Lc aparece una intención expresa de separar un episodio del otro: "Cierto día subió a una barca..." (8, 22). La parábola del sembrador En la exposición de la parábola Mc y Mt escriben que "el sembrador salió a sembrar". Lc precisará que salió "a sembrar su semilla" (8, 5). Será en la interpretación donde Mc indicará que "...siembra la palabra". Por su parte, Lc no mencionará más al sembrador, toda la atención la centra sobre la semilla, es decir, sobre la palabra de Dios y las diferentes maneras como es recibida por los hombres. El que Lc abrevie el relato (vv 5-8) indica solamente el escaso interés que el evangelista da a las cosas de la campiña. Es en el v 9 donde se puede destacar algo significativo: la pregunta de los discípulos concierne tan sólo a la significación de la parábola que acaban de escuchar y no a las parábolas en general. De esta manera la finalidad de las JACQUES DUPONT, O.S.B parábolas (v 10) viene a ser únicamente una simple observación preliminar, un paréntesis. En lo que respecta al logion, en Lc se compone también de dos partes. En una se afirma el privilegio de los discípulos, usando para ello 9 palabras, mientras que en Mc vimos 8. En la segunda se relata la ceguera de los otros, y aquí, mientras que Mc lo hace con 26 palabras, Lc emplea sólo 13. No cabe duda que Lc, con esta diferencia numérica, desea disminuir su aspecto negativo. Pero, además, hay otro detalle muy importante, y es que la intención de excluir de la salvación a los otros no es atribuida a Dios sino al diablo (v 12). Notemos por último que este logion no tiene ya nada que ver con el procedimiento parabólico, solamente justifica el que Jesús acceda a explicar la parábola a los discípulos que le habían preguntado. Pero es en la interpretación de la parábola (vv l- l-15), donde Lc revela la originalidad de su pensamiento. Señala que la respuesta debida a la palabra de Dios es la fe (vv 12-13), aclaración que no encontramos en sus paralelos. Pero la fe no sería suficiente sin la perseverancia y es sobre este punto donde pone todo el acento. Habla, en el v 13, de aquellos que "a la hora de la prueba desisten". Y en el v 15 los opone a "los que, después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y fructifican con perseverancia". Los paralelos no hablan ni de "la hora de la prueba" ni de la "perseverancia" necesaria para llevar fruto. A la interpretación de la parábola, y relacio nadas con el logion, Mc ha añadido algunas sentencias (4, 21-25). Lc sigue a su modelo, pero sin servilismos: suprime los enlaces dando así continuidad al discurso;. y omite las sentencias sobre la medida (Mc 4, 24bc) ya incluida en 6, 38. De este modo las sentencias quedan relacionadas con la interpretación de la parábola, no con el logion como en Mc. Para Lc el problema no es tanto el de saber esto que se oye, sino la manera cómo hay que escuchar la palabra de Dios, es decir, que pueda fructificar. Por esta razón, en el v 16 precisa que la lámpara se pone sobre el candelero "para que los que entren vean la luz". El retoque del v 18 es aún más significativo. Escribe: "Mirad, pues, cómo oís", mientras que en Mc leemos: "Mirad, pues, lo que oís". Las omisiones Vista la finalidad de Lc en la redacción de 8, 4-18, es fácil deducir las razones que le han movido para omitir los materiales de Mc 4, 26-34. a) La parábola de la semilla que crece sola (Mc 4, 26-28) nos habla de un proceso "automático": sin la interve nción del sembrador "la tierra da fruto por sí misma". Pero si Lc ha insistido en la necesidad de recibir la semilla activamente, para que lleve fruto, se comprende que haya suprimido esta parábola que va contra la finalidad de su enseñanza. b) Lo mismo se puede decir de la parábola del grano del mostaza (Me 4, 30-32), que explica el maravilloso poder de esta minúscula semilla cuyo desarrollo no exige ningún esfuerzo del hombre. Lc la traerá más tarde (13, 18-19), ya que, el tomarla de otra fuente, le permite unirla a la parábola de la levadura en la masa. c) La conclusión de Mc sobre la razón del ser del procedimiento parabólico (4, 33-34) no corresponde tampoco a la finalidad pretendida por Lc, de aquí que la sustituya por el JACQUES DUPONT, O.S.B episodio de los verdaderos parientes de Jesús, que subraya la actitud activa del hombre ante la Palabra de Dios. LA VERSION DE MATEO En un estudio anterior hemos propuesto una división tripartita de Mt 13. La primera parte comprende la parábola del sembrador y sus explicaciones (13, 1-23). La segunda consta de la parábola de la cizaña, de las pequeñas parábolas intermediarias y sus respectivas interpretaciones (vv 24-43). Y la tercera comprende las parábolas del tesoro, de la perla y de la red (vv 44-52). El P. Bonnard no ve en todo esto sino una sucesión de temas complementarios: el sembrador enseña las dificultades que encontrará la aceptación del Reino de Dios (13, 1-23); la mostaza y la levadura afirman el triunfo del Reino a pesar de las resistencias (vv 31-33); la cizaña y su explicación invitan a tener paciencia y a no querer precipitar el juicio final (vv 24-30 y 36-43); las parábolas del tesoro y la perla son un reproche a los fariseos que no quieren desasirse de sus mezquinos valores religiosos y aceptar el Reino (vv 44-46); la parábola de la red concluye el capítulo volviendo al tema de la cizaña (vv 47-50). F. Van Segbroeck distingue dos grandes partes divididas, a su vez, en tres etapas que se corresponden.. Nosotros adoptamos, matizándola, esta división. LA SECCION DEL SEMBRADOR (13, 1-23) La parábola contada a las multitudes (w 1-9) Por el modo de amplificar la introducción: "Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar", Mt parece indicar un nuevo relato independiente del precedente. Mc nos ha repetido a lo largo de su relato que Jesús enseñaba a la gente: "Y de nuevo se puso a enseñar... Y les enseñaba muchas cosas en parábolas. Les decía en su enseñanza". En Mt, sin embargo, Jesús se conforma con hablar. Dado que no le entendían, a Mt no le parecía lícito hablar de instrucción: "Y les habló muchas cosas en parábolas" (v 3). La razón de ser de las parábolas (w 10-17) La finalidad buscada por el método parabólico tiene gran importancia para Mt, ya que dedica ocho versículos para desarrollarla. En Mc y Lc eran tan sólo tres y dos respectivamente. La formulación del problema (v 10) por parte de los discípulos invita a hacer dos observaciones. Primera, que la cuestión no concierne a la finalidad de las parábolas, como en Mc, sino al motivo de las parábolas: "¿Por qué les hablas en parábolas?" (v 10). Segunda, que el problema de la finalidad de las parábolas Mt lo pone en función de la multitud y no de una manera general. Mt no escribe: "¿Por qué hablas en parábolas?", JACQUES DUPONT, O.S.B sino que precisa: "¿Por qué les hablas en parábolas?". Los discípulos caen fuera de esta modalidad. Aunque esta primera respuesta no esclarece del todo el problema, sin embargo vemos en Mt una nueva perspectiva que no aparece en Mc, al colocar en el v 12 el logion que Mc coloca en el -v 25. De este modo introduce la idea de que no es Dios el responsable de la ceguera de la gente, que si ésta no entiende es porque no tiene capacidad de recibir: "Porque a quien tenga se le dará y le sobrará; pero al que no tenga, aun lo que tiene se le quitará" (v 12). Si Dios niega a los demás el conocimiento que otorga a los discípulos, es porque no encuentra en aquellos un tener del que disponen éstos. De este modo las parábolas, para Mt, son llamadas a una disposición divina. El v 13 nos aporta una nueva respuesta que esclarece la anterior: "...porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden". Mc, en su paralelo, había escrito: "Para que por mucho que miren no vean,..." (v 12). Si nos fijamos, Mt ha introducido dos cambios. El principal, que muda radicalmente el sentido, es la sustitución de la conjunción final ína por la causal óti. Si Jesús habla en parábolas no es para que la gente no pueda entender, sino que es porque no puede entender por lo que habla de este modo. El segundo cambio hace más radical la negación, ya que quita a los oyentes la capacidad de ver y entender, porque la razón de que él hable en parábolas hay que buscarla en la disposición interna del auditorio. La cita de Isaías 6, 9-10, expresada en los vv 14-15, justifica la afirmación de este v 13. Es el oráculo que se cumple. Sin embargo, Mt sé guarda muy bien de emplear la fórmula: "Para que se cumpla...", que introduciría de nuevo la idea de finalidad, y escribe simplemente: "Y en ellos se cumple la profecía de Isaías...". El cuidado en evitar hacer de las parábolas un medio de cegamiento es patente. La ceguera del pueblo no es para Mt un efecto de las parábolas, sino la causa de que Jesús se exprese en parábolas. Los vv 16-17 continúan el mismo tema, pero desde otro punto de vista, el de la razón por la que es otorgado a los discípulos el conocimiento del Reino. Para ello Mt toma de Lc (cfr Lc 10, 23-24) un logion, que retoca para sacar provecho. Para Lc los ojos de los discípulos son dichosos por cuanto asisten a la realización de las promesas mesiánicas. Para Mt no es esta la única razón, hay más. En el v 16 realiza una modificación introduciendo dos óti: "¡Dichosos, pues, vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen!" De esta manera la dicha de los discípulos es causada por tener unas disposiciones que les hacen aptos para recibir la revelación. El v 18 es un claro lazo de unión: "Vosotros, pues...", es decir, vosotros que tenéis las disposiciones requeridas para entender. La explicación reservada a los discípulos (vv 18-23) En esta explicación. Mt introduce dos observaciones significativas. En el v 19, que el grano caído junto al camino representa: "...a todo . el que oye la Palabra del Reino y no la comprende". Y en el v 23, que el grano caído sobre la tierra buena representa "al que oye la palabra y la entiende". Está claro que, para Mlt, no basta con escuchar la Palabra, es necesario, también, comprenderla. Lc ha insistido sobre la necesidad de ponerla en práctica. En Mt la atención se centra sobre la inteligencia del mensaje. No cabe duda que está influido por Isaías, a quien ha citado tan explícitamente. Y es precisamente esta cita la qué nos indica la naturaleza de esta inteligencia a la que el evangelista da tanta importancia. No es una inteligencia abstracta,: sino espiritual. Una inteligencia que JACQUES DUPONT, O.S.B acoja con corazón abierto y dócil la Palabra de Dios. Por lo tanto, las disposiciones requeridas para comprender son morales, no intelectuales. Comprender la Palabra consiste en recibirla activamente de manera que comprometa. LA SECCIÓN DE LA, CIZAÑA (13, 24-52) Parábolas contadas a la multitud (vv 2433) Mt, y del mismo modo Mc en su pasaje paralelo (v 26), no se preocupa en señalar claramente si ahora Jesús se sigue dirigiendo sólo a los discípulos o también a la multitud. Sin embargo, esta dificultad se desvanece totalmente en Mt, ya que más adelante, en el v 34, observa que: "Todo esto Jesús lo dijo en parábolas a la gente". Los vv 24-30 nos relatan la parábola de la cizaña, exclusiva de Mt. Esta parábola sustituye a la de la semilla que crece sola, relatada por Mc en el mismo pasaje. Se puede pensar que Mt ha elegido ésta por estar más desarrollada y prestarse mejor a la enseñanza que deseaba transmitir. Como complemento añade las parábolas del grano de mostaza (vv 31-32) y la de la levadura en la masa(v 33), que una tradición asocia estrechamente a la precedente. La razón de ser de las parábolas (w 34-35) Mt introduce la razón de ser de estas parábolas con una reflexión que podría quedar reducida a la pregunta del v 10: "¿Por qué les hablas en parábolas?". Pero a Mt no le preocupa tanto el empleo de las parábolas como tales, sino el que "sin parábolas no les hablaba nada". ¿Por qué, pues, esta actitud con respecto a la multitud? Me no se preocupa en justificarla. Mt, sin embargo, nos la explica en el v 35: "...para, que se cumpliese el oráculo del profeta: Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo". Es una razón teológica: el oráculo debía cumplirse. Por esto, Mt no vacila en usar aquí la conjunción final para que, ópos, siendo así que en el v 14 la había evitado. Es que en este pasaje tiene que mostrar que Jesús debe aceptar la voluntad divina, que prescribe el uso de este lenguaje incomprensible. ¿Pero es esto exactamente lo que muestra la cita, o hay algo más que no aparece a simple vista? Se podría, pensar que el sentido habría que buscarlo a partir de la similitud de los hemistiquios del salmo. "Abrir la boca en parábolas" igual a "publicar cosas ocultas desde la creación del mundo". ¿Pero hay que considerarlos paralelos? Cierto que el primer hemistiquio es una transcripción exacta del texto hebreo. Pero resulta que el segundo hemistiquio ha sido conscientemente retocado por el evangelista con una finalidad concreta y personal. La palabra hebrea hidot (enigmas), traducida por los LXX al griego por problemata (problemas), Mt la cambia por la palabra kekrimména, cosas ocultas. Palabra que, por otro lado, nos recuerda aquella otra equivalente aparecida en el v 11, los misterios del Reino. Pero Mt ha retocado algo más. Mientras que el texto hebreo habla de los -enigmas de otro tiempo, y los LXX de los problemas del comienzo, el evangelista precisa que se trata de cosas escondidas desde la creación del mundo. Expresión que reaparece en 25, 34: "el Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo". JACQUES DUPONT, O.S.B Según esta interpretación, una contradicción nos sale al paso. Si suponemos que el lenguaje parabólico sirve para revelar los secretos del Reino, entonces la cita probaría lo contrario de lo que debería probar, es decir que los secretos del Reino no son revelados a la multitud a la cual Jesús habla en parábolas. Esta contradicción sería incontrovertible si el verbo publicar, ercúgomal, significase algo más que una mera enunciación: Jesús explica cosas escondidas a la multitud, a la cual, por otro lado, se le niega tal conocimiento, según el v 11. Pero resulta que publicar significa tan solo enunciar, por lo que la razón aducida por Mt corresponde perfectamente al sentido que pide el contexto y concuerda con el v 11: Jesús habla en parábolas a la multitud porque Dios no les concede la inteligencia de los secretos del Reino. Entienden el lenguaje de Jesús, pero no captan el sentido. La explicación reservada a los discípulos (vv 36-52) Sólo a los discípulos (v 36) Jesús da una explicación detallada de la parábola de la cizaña (vv 37-43). En esta explicación, Mt refleja su estilo y sus preocupaciones catequéticas. El final es sombrío por las amenazas dirigidas a aquellos que se comportan inicua mente. Aunque, por otro lado, el evangelista, para atemperar el pesimismo, ha querido terminar con una evocación de la gloria de los justos (v 43). A "continuación añade dos pequeñas parábolas, la del tesoro y la de la perla (vv 44-46), que indican la conducta que hay que seguir para entrar en posesión del reino. La parábola de la red (vv 47-48), y su interpretación (vv 49-50), semejante a la de la cizaña, finaliza con la misma evocación de la suerte de los malos cristianos. Los vv 51-52 constituyen la conc lusión. Dado que los discípulos han comprendido todo, haciendo así alusión a los vv 10-23, surge para ellos una misión: esto que han comprendido están obligados a enseñarlo a los demás. Esto es lo que añade el v 52 al comparar al escriba iniciado en el Reino con un rico propietario bien provisto. CONCLUSIÓN No es tan sólo por la cantidad por lo que Mt se muestra como un autor personal. Mc se admira del procedimiento parabólico y sólo se limita a presentarlo. Mt aborda el problema y matiza una solución: el procedimiento de Jesús no es arbitrario, está motivado por las disposiciones espirituales de los oyentes. Ellos mismos se han cegado. En cuanto a los que les ha sido dado el comprender, aparte de reconocer el privilegio, deben recibirlo activamente. Se nota en ambos evangelistas la preocupación por el angustioso problema que plantea a la Iglesia el escándalo de la incredulidad de Israel. Si dan importancia al procedimiento parabólico es porque ven en él el medio de aclarar esta situación. Mc resalta el secreto designio de Dios: el mensaje de Jesús será proclamado, pero sin ser comprendido por los ya condenados. Mt completa esta explicación insistiendo en la responsabilidad personal de los que han sido rechazados. Para Lc la preocupación teológica no es la enseñanza en parábolas, sino la manera de acoger la Palabra de Dios, mediante la fe y la, práctica perseverante. JACQUES DUPONT, O.S.B Las tres versiones del capítulo de las parábolas que nos presentan los evangelistas son el resultado de una elaboración personal de la tradición recibida. Mc añade unos comentarios para esclarecer el grave problema teológico de la incredulidad de Israel. Mt, a partir de Me, nos da una solución más matizada del mismo problema. Le, a partir también de Me, nos da una orientación más práctica que teológica de la vida cristiana. No es, pues, una preocupación biográfica la que guía a los evangelistas. Es la autoridad soberana de la palabra de Jesús la que les mueve a aclarar, a través de ella, las situaciones de su tiempo. En el pensamiento de cada uno la palabra viva de Jesús será siempre un fermento de vida para todo aquel que la acepte, la comprenda y la cumpla. Tradujo y condensó: JUAN CASTRO