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La movilidad laboral mundial: un catalizador para el desarrollo
El Diálogo de alto nivel de las Naciones Unidas sobre la migración internacional y el desarrollo
(DAN), que tendrá lugar en Nueva York los días 14 y 15 de septiembre próximos, constituye una
oportunidad única para que los gobiernos, formuladores de políticas, representantes de la
sociedad civil y del sector privado, sienten las bases para movimientos migratorios más seguros,
humanos y ordenados y para que la movilidad laboral mundial se convierta en uno de los
principales catalizadores del desarrollo.
Durante décadas, la percepción de la migración y el desarrollo se circunscribía a las repercusiones
negativas de la pérdida de competencias en los países en desarrollo. Sin embargo, esa “fuga de
cerebros”, que sigue afectando a muchos países, es tan sólo uno de los aspectos de una ecuación
migratoria y de desarrollo mucho más compleja.
Al hallarse la migración firmemente anclada en el orden del día mundial, cada vez son más los
gobiernos del Norte y del Sur que son conscientes del potencial de desarrollo que trae consigo
una migración económica encauzada.
Las remesas transferidas a países en desarrollo, que en 2005 ascendieron a 160.000 millones de
dólares EE.UU., pueden ser, desde ya, un gran impulsor del desarrollo, pero ello, siempre y
cuando se instauren políticas y programas adecuados para alentar la inversión de parte de los
ahorros que los migrantes han ganado con tanto esfuerzo, en empresas que fomentarán el
crecimiento económico y el desarrollo de sus países y comunidades de origen. También cabe
incluir sistemáticamente en las estrategias de desarrollo, programas y políticas que alienten el
intercambio de conocimientos y del saber que los migrantes han adquirido en el extranjero.
Ahora bien, queda mucho por hacer para que la migración contribuya en mayor medida a aliviar
la pobreza, a sostener el crecimiento y a promover el bienestar social.
Las recientes consultas internacionales sobre migración, incluido el Diálogo Internacional sobre
la Migración de la OIM, han puesto de relieve la necesidad de encauzar adecuadamente el
mercado laboral mundial para que la migración y la movilidad mundial sean una propuesta en la
que todos los concernidos “salgan ganando”.
Todo parece apuntar a que las brechas existentes entre la oferta y la demanda de mano de obra
habrán de acrecentarse en los próximos años, dado el envejecimiento de la población y la
disminución demográfica registrada en el mundo industrializado y el crecimiento demográfico en
gran parte del mundo en desarrollo.
Es más, es de prever que subsistan las disparidades salariales y de oportunidades entre el mundo
desarrollado y en desarrollo, impulsando así la movilidad laboral.
Por consiguiente, es preciso contar con una perspectiva de primera mano para facilitar la
migración laboral, que hasta ahora no ha podido beneficiarse del mismo nivel de liberalización
que los bienes y capitales. Se trata de una nueva perspectiva que tiene por objeto fomentar el
equilibrio entre la oferta y la demanda, encarando las necesidades de todo tipo de migrantes
económicos, ya sean temporeros o permanentes, calificados o menos calificados y en sectores que
abarquen la atención de salud, la hotelería, la restauración, la construcción, la tecnología de
información y la educación.
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La OIM, en colaboración con otras organizaciones internacionales, presentará en Nueva York un
concepto evolutivo multi-institucional con miras a una Iniciativa Internacional sobre Migración y
Desarrollo (IIMD) destinada a la adopción de medidas concretas para encarar las corrientes
migratorias laborales multidireccionales y complejas a fin de asegurarse de que contribuyan
acertadamente al desarrollo de los países de origen y de acogida.
Esta nueva Iniciativa aspira a crear sinergias entre gobiernos, organismos con interés y pericia en
la temática migratoria y de desarrollo y, en particular, con el sector privado que,
lamentablemente, hasta ahora no ha participado plenamente en el debate sobre la migración.
Asimismo, alentará la promoción de normas de contratación éticas en el sector privado que
tengan en cuenta la necesidad de los países en desarrollo de retener parte de su fuerza laboral
calificada, y garanticen un trato justo de los trabajadores migrantes en los países receptores.
Ello contribuirá a promover mercados laborales mundiales, especialmente, a través de la creación
de fuentes centralizadas de información relativas a marcos regulatorios nacionales y regionales
sobre migración y a fomentar la capacidad de los gobiernos en esferas primordiales como la
formulación de políticas laborales nacionales y el acopio de estadísticas sobre los nacionales que
trabajan en el exterior. También ha de servir para la realización de estudios que traten de las
oportunidades, necesidades y prácticas migratorias.
Si la comunidad internacional aspira a planificar las necesidades laborales de la economía
mundial de manera eficaz en función de los costos y a invertir en las mismas, al tiempo que
refuerza la protección de los derechos de los migrantes, tendrá que recurrir a la pericia y recursos
de todos los interlocutores.
Por otra parte, mediante la orientación y capacitación adecuadas y gracias a un intercambio de
información sobre las buenas prácticas y enseñanzas extraídas, los gobiernos estarán en mejores
condiciones de instaurar políticas pragmáticas que faciliten la movilidad necesaria entre países de
origen y de destino.
La OIM tiene la convicción de que el medio más efectivo para proteger los derechos de los
migrantes es fomentar la migración a través de canales seguros y legales –en lugar de que éstos
tengan que recurrir a traficantes y contrabandistas que no tienen en cuenta la seguridad ni el
bienestar de los migrantes. Ello permitirá que cuenten con una situación jurídica segura en los
países de destino, pudiendo así recurrir a la protección y procedimientos jurídicos.
A través de la IIMD no sólo los migrantes saldrán ganando, también se beneficiarán las
economías de los países industrializados. El mundo en desarrollo podría ser el gran ganador en
un sistema que ayude a los migrantes a desarrollar su propio potencial, capacitándoles en el país
de origen para que puedan responder a las oportunidades de trabajo en el mundo industrializado
y, luego, ayudándoles a cristalizar su potencial al aportar o enviar a la sociedad de origen
competencias, conocimientos y recursos tan necesarios. ¿No les parece que ya es tiempo de
caminar en esa dirección?
FIN
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