Una sencilla guía llena de ejemplos para comprender e introducirse

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Carlos Garcia Cerdá
PADRES, HIJOS Y DEPORTE
Padres, hijos y deporte
Lo que cualquier padre desea o debería desear de un hijo es poderle ofrecer una
educación sana y constructiva; el deporte ofrece este tipo de educación, pero sería
una estrategia errónea optar por una educación deportiva obligada. El hijo debe tener el derecho a
optar por la no participación en el deporte. Eso sí, alentar (sin chantajes ni intimidaciones) es la
estrategia más efectiva.
Es tarea de los entrenadores proporcionar información objetiva sobre los fundamentos del
deporte en cuestión, y cuando digo objetiva me refiero a evitar la típica situación de “venderles la
moto”, es decir, generar expectativas demasiado elevadas.
Es sabido que muchos padres consideran a sus hijos como una prolongación de sí mismos,
orientándoles hacia lo que ellos hubieran querido pero no pudieron, definiendo qué metas deben
alcanzar (metas que ellos mismos hubieran deseado alcanzar), cargando sobre las espaldas de sus
hijos una responsabilidad que puede interferir muy seriamente en la ejecución deportiva.
Los padres deben reconocer el derecho que cada joven tiene a desarrollar su potencial atlético en
una atmósfera que enfatice la participación, el desarrollo personal y la diversión.
¿Cuáles deberían ser las responsabilidades parentales?
1- ¿Pueden ceder los padres a sus hijos? Esto requiere poner al muchacho/a completamente al
cargo del entrenador y confiar en que dirigirá su experiencia deportiva; para ello se debe aceptar
la autoridad del entrenador y el hecho de que éste pueda ganar la admiración del chaval, antes
exclusiva del padre.
2- ¿Pueden los padres admitir sus limitaciones? Los padres deben convencerse de que la
respuesta apropiada ante un error es una declaración honesta. No deben vacilar en comentar
abiertamente el tema con su hijo.
3- ¿Pueden los padres aceptar los triunfos de su hijo? Esto suena fácil, pero no siempre es así.
Algunos padres no lo hacen, pero en realidad pueden mostrarse más competitivos con sus hijos
varones. Cuando un chico destaca en la competición puede existir la tendencia a recalcar errores
sin importancia o describir cómo hubo otros que lo hicieron mejor.
4- ¿Pueden los padres aceptar las frustraciones de sus hijos? Aceptar las frustraciones de un
muchacho puede significar el ser espectador de cómo pierde un partido, mientras otros lo ganan,
o no mostrarse confundido, avergonzado o enfadado cuando su hijo de diez años llora tras la
derrota. Es en estos casos donde los padres pueden verter positividad ante las derrotas.
5- ¿Pueden los padres mostrar auto-control a sus hijos? Los padres deberían tener presente
que son unos modelos para sus hijos. El entrenador puede tener dificultades pedagógicas para
enseñar auto-control a los chavales si un padre pierde el control durante un partido.
6- ¿Pueden los padres dedicar algún tiempo a su hijo? Algunos padres están tan sumamente
ocupados que se convierten en un problema ya que quieren y están interesados en alentar a sus
hijos. Nunca deberían prometer más tiempo del que puedan conceder. Lo ideal en estos casos
sería que el padre se interesara en pedir a su hijo sobre el desarrollo de los entrenamientos e
intentar acudir a algún partido.
7- ¿Pueden los padres permitir a sus hijos que tomen sus propias decisiones? El deporte
puede ser una introducción al proceso principal que constituye la emancipación. No se puede
moldear a los hijos, sino más bien aportar directrices y consejos a las intenciones del chaval,
siempre dentro de unos límites razonables.
Los mayores problemas surgen durante la competición, donde a veces se pueden perder los
papeles de buena compostura. Vamos a ver algunas reglas que pueden ayudar a guardar tal
compostura:
1- Los padres deberían permanecer en la zona de espectadores durante la competición, a poder ser
sentados.
2- Los padres no deberían gritar instrucciones ni críticas a sus hijos.
3- Los padres no deberían hacer comentarios despectivos de jugadores del equipo contrario o de
otros padres ni de árbitros ni de directivos.
4- Los padres no deberían inferir con las tareas del entrenador de sus hijos. Deberían ceder
gustosamente la responsabilidad de sus hijos al entrenador durante el partido.
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