EL CONSENTIMIENTO INFORMADO Y LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD MENTAL Otto Lépiz Ramos Dirección de Protección Especial, Defensoría de los Habitantes, Sabana Sur, San José, Costa Rica. [email protected] __________________________________________________________________________ RESUMEN Con mucha frecuencia, cuando las personas con discapacidad mental requieren de los servicios de salud no se toma en consideración su voluntad para que se les practiquen diversos actos médicos. Es necesario reafirmar que estas personas son titulares del derecho al consentimiento informado dentro de los límites establecidos por el ordenamiento jurídico. Las normas del Código Civil que rigen la capacidad de las personas datan del siglo XIX, arrastrando una serie de estereotipos tendientes a observar a la persona con trastornos mentales como absolutamente incapaz de realizar actos o contratos por que lo que tiene que ser protegido. Es necesario desmitificar la imagen de esta población. Palabras clave: consentimiento informado, derechos del paciente, derechos humanos, discapacidad mental. ABSTRACT Psychiatric patients are frequently ignored when considering their right to participate in the decision taking that is involved in their treatment. This paper advances the view that they have rights to informed consent as defined by the local legal frames. Usually the legal considerations on this regard are based on the XIX century beliefs, conserving a variety of stereotypes like the idea that the mental patient as completely unable to perform acts or contracts. We must work to reach the goal of correcting this absolute view. Key words: informed consent, patients rights, human rights, mental discapacity. Diferentes organismos internacionales han producido una vasta colección de instrumentos jurídicos de tutela de los Derechos Humanos, entre los cuales cabe destacar por su importancia para la presente exposición de ideas Los Principios de Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental, adoptados el 17 de diciembre de 1991 por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas. b) El propósito, el método, la duración probable y los beneficios que se espera obtener en el tratamiento propuesto. El párrafo segundo del undécimo de dichos Principios define el consentimiento informado en los siguientes términos También señala el mencionado Principio que “no se deberá alentar o persuadir a un paciente a que renuncie a su derecho a dar el consentimiento informado. En caso de que el paciente así desee hacerlo, se le explicará que el tratamiento no se puede administrar sin su consentimiento informado”. "El consentimiento obtenido libremente sin amenazas o persuasión indebida, después de proporcionarle al paciente la información adecuada y comprensible, en una forma y lenguaje que éste entienda, acerca de: c) Las demás modalidades posibles de tratamiento, incluidos los métodos menos alteradores posibles. d) Los dolores o incomodidades posibles y los riesgos y secuelas del tratamiento propuesto". Reflexionar en torno al tema del consentimiento informado en materia de salud mental es a) Diagnóstico y su evolución. Rev.Latinoam.Der.Méd. Medic. Leg. 5 (2):, Dic. 2000 – 6 (1), Junio 2001 : 15-24 Revista Latinoamericana de Derecho Médico y Medicina Legal ASPECTOS EVOLUTIVOS DE LA RELACIÓN MÉDICO-PACIENTE de suma importancia, toda vez que las personas con discapacidad mental constituyen uno de los grupos más discriminados, sometidos, en muchos casos, a tratamientos degradantes y el consentimiento informado pretende darles voz como usuarios de los servicios de salud. Tradicionalmente, la relación médicopaciente se encontraba enmarcada en una situación de dependencia en la cual el primero decidía lo que era beneficioso para el paciente. El médico era el poseedor de una sabiduría alcanzada tras largos años de enseñanza universitaria por lo que era necio pensar que el paciente tuviera algo que decir acerca de su estado de salud. El usuario del servicio de salud era observado como un objeto que usando criterios meramente técnicos había que "reparar" y no como una persona con derechos que se debían respetar. Donde es más evidente la situación discriminatoria que sufren las personas con discapacidad mental es en el llamado proceso de institucionalización ya que este implica el aislamiento de la persona con discapacidad mental del resto de la sociedad. Se considera que este individuo no posee la capacidad de vivir en sociedad por lo que se debe excluir de ella. El residente de las instituciones psiquiátricas pierde paulatinamente la noción del mundo exterior con el cual únicamente podrá conectarse a través de sus familiares. Las libertades fundamentales se pierden así como todo nivel de privacidad. Con respecto al proceso de institucionalización el Informe "Derechos Humanos y Discapacidad" del año 1991, elaborado por el Sr. Leandro Desoí, Relator Especial de las Naciones Unidas, señala lo siguiente Con el avance de la ciencia y la técnica la medicina adquirió mayor eficiencia en el tratamiento de diversas enfermedades y la relación médico-paciente tendió a ser aún más asimétrica, es decir, más inclinada al lado de los galenos. Paulatinamente comienza una evolución tendiente a reivindicar la posición del paciente impulsada precisamente por estos mismos. Si bien la medicina en el último siglo avanzó considerablemente esta aún tiene sus límites para garantizar resultados absolutamente positivos, por lo que los pacientes cada día más manifiestan su deseo de participación en la toma de decisiones. El paciente pasa de ser un enfermo más, a un protagonista de su propia salud. De esta evolución surge el concepto del consentimiento informado. "Aun las instituciones más modernas, con buen equipamiento e idóneo personal tienen algo de deshumanizante ya que la institucionalización se basa en la suposición de que las personas no sean capaces de llevar una vida independiente como integrante de la comunidad, y de esa manera los residentes son animados a volverse pasivos y dependientes. El mismo hecho de segregarlos de la sociedad fomenta esa desviación, creando en los residentes el desarrollo de lo que se ha dado en llamar carácter de institución." Un hecho que contribuyó decididamente a esta evolución fueron los experimentos practicados durante el Régimen Nazi en Alemania, ya que consistían en operaciones degradantes y contrarias a la dignidad humana. En 1957, se acuña por primera vez la expresión consentimiento informado en la famosa sentencia del caso Salgo. En las dos décadas posteriores se desarrolla este derecho coincidiendo con el nacimiento de la bioética.1 Es absolutamente indispensable la puesta en marcha de un modelo racional de atención sanitaria destinado a las personas con discapacidad mental que fomente la participación en la toma de decisiones de los aspectos más relevantes de sus vidas, entre los cuales se encuentra los tratamientos médicos a los que pueden ser sometidos. En cuanto a lo que refiere específicamente a la atención de la salud mental es preciso 16 Otto Lépiz Ramos / Consentimiento informado y discapacidad mental EL DEBER DE INFORMAR Y EL DE SOMETER AL CONSENTIMIENTO destacar el carácter de control social que ha jugado el hospital psiquiátrico. En este tipo de nosocomios se “depositan”, en muchos casos, a aquellos individuos que no se ajustan a lo que socialmente se considera normal. El concepto de normalidad es altamente subjetivo y responde a los intereses del grupo dominante. Para brindar un adecuado tratamiento al tema del consentimiento informado es necesario tener presente que este se encuentra integrado por dos deberes, el de información suficiente al usuario del servicio de salud y el de someter a su consentimiento los tratamientos que eventualmente se le podrían aplicar. También el hospital psiquiátrico se ha utilizado como mecanismo de control político, principalmente en los estados totalitarios como en los regímenes fascistas de la Europa de los años treinta o en la antigua Unión Soviética y sus países satélites. Súbitamente, un disidente adquiría una enfermedad mental, por consecuencia debía ser internado en una institución de esta clase y nunca se volvía a saber más de él. Parte constitutiva del derecho al consentimiento informado es el suministro de la información necesaria al paciente para que tome una decisión. La información suministrada a la persona que recibe el servicio de salud debe ser no sólo de su condición, sino también de las diferentes alternativas de tratamiento a las cuales pueden ser sometida. En ese sentido, el cuarto de Los Principios de Protección de los Enfermos Mentales afirma que la determinación de una enfermedad mental nunca se efectuará fundándose exclusivamente en las convicciones políticas de una persona, o su afiliación a un grupo cultural, étnico o religioso. En lo concerniente al deber de información es necesario que priven dos principios de mucha importancia, a saber: la precisión y la claridad. Por precisión se entiende en materia de consentimiento informado que la información que se brinda al paciente sobre su estado de salud y sobre las alternativas de tratamiento sea suministrada de manera específica y exacta. El documento de la Caja Costarricense de Seguro Social denominado "Fórmula de exoneración de responsabilidad" no satisface el requisito de la precisión habida cuenta que se emite una autorización genérica para que se le practique los procedimientos médicos "que sean útiles para el diagnóstico, rehabilitación y recuperación". Como se puede apreciar de la transcripción anterior, no se detalla en qué consisten los procedimientos médicos con lo cual se genera incertidumbre.2 Ante estos precedentes, se debe consultar a las personas que van a ser sometidas a un tratamiento psiquiátrico, según los límites que se mencionarán más adelante. La relación médico-paciente tiende a horizontalizarse debido al respeto de la autonomía del paciente por lo que la misma adquiere un sentido más democrático y participativo. No se debe pensar que esta evolución fue sencilla, sino por el contrario, fue llena de obstáculos que aún persisten. Para los profesionales en medicina este cambio significó modificar esquemas que datan desde hace siglos. En referencia con la Fórmula de Exoneración de Responsabilidad, la Defensoría de los Habitantes en el Informe Final del expediente N° 208-22-98 manifestó En síntesis, el consentimiento informado es un concepto ajeno a la tradición médica que ha sido desconocido a lo largo de la historia, que se originó en los fallos de los tribunales de justicia norteamericanos, constituyéndose en una de las máximas contribuciones del derecho a la medicina. “El consentimiento informado no es una forma de exoneración de la responsabilidad del médico, sino un medio de reivindicar el derecho de toda persona de decidir sobre el destino de su propia vida basándose en su jerarquía de valores e intereses” 17 Revista Latinoamericana de Derecho Médico y Medicina Legal medida diagnóstica o terapéutica que se proponga. Con respecto al requisito de la claridad es importante señalar que este consiste en que la información debe brindarse mediante términos sencillos de tal manera que cualquier persona pueda comprenderlos con facilidad. Ello implica descartar la utilización de terminología técnica. De igual forma, el inciso c señala que toda la información del sistema de salud sea documentada, sin ningún tipo de exclusión o excepción, en el expediente clínico. Finalmente, el inciso e faculta al asegurado a solicitar la certificación de cualquier información de su expediente clínico. Dentro de la legislación costarricense existen normas que se refieren al deber de información entre las cuales cabe mencionar el artículo 10 de la Ley General de Salud que literalmente señala En el Informe Anual de la Defensoría de los Habitantes del año 1994 se señaló en relación con un cúmulo de denuncias referentes al tema del deber de información lo siguiente "Toda persona tiene derecho de obtener de los funcionarios competentes la debida información y las instrucciones adecuadas sobre asuntos, acciones y prácticas conducentes a la promoción y conservación de la salud personal y de la de los miembros de su hogar, particularmente, sobre higiene, dieta adecuada, orientación adecuada psicológica, salud mental, educación sexual, enfermedades transmisibles, planificación familiar, diagnóstico precoz de enfermedades y sobre prácticas y el uso de elementos técnicos especiales" "Muchos usuarios afirman desconocer los términos del tratamiento médico que reciben pues los médicos se niegan a ofrecer explicaciones al respecto, así como de las causas y las consecuencias de sus enfermedades. Una quejosa expresa que durante cuatro años fue atendida en una clínica en donde únicamente le indicaron que padecía de una infección; como resultado de su dolencia, cuya gravedad ignoró siempre, perdió un riñón." La Ley de Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad, pese a que en su capítulo concerniente a los servicios de salud no hace referencia al deber de información, si contiene una norma genérica, el artículo 50, que dispone que las instituciones públicas y privadas deben garantizar que la información dirigida se adapte a las necesidades particulares de las personas con discapacidad. Lo anteriormente indicado es especialmente importante para las personas con deficiencias auditivas y visuales cuya información debe suministrarse en una forma accesible. En cuanto al deber de someter al consentimiento del paciente el acto médico que se pretende ejecutar, es importante señalar que este tiene como fundamento la autonomía que posee toda persona sobre el destino de su propia vida basándose en su jerarquía de valores e intereses. Es en virtud de esta potestad que puede rechazar, sea cual fuere su estado de salud, las posibles consecuencias y el más mínimo atentado contra su integridad física, obviamente dentro de los límites establecidos por el ordenamiento jurídico. Si bien el médico tiene libertad de prescripción, esta como cualquier otra libertad como se acepta pacíficamente en la teoría de los derechos humanos- se encuentra limitada precisamente por los derechos de los pacientes. En resumidas cuentas, la libertad de prescripción del médico se restringe a someter al paciente las diferentes alternativas de tratamiento para que este teniendo en sus manos la información pertinente proceda a elegir la opción que mejor le parezca. El Reglamento de Seguro de Salud de la Caja Costarricense del Seguro Social, describe el deber de información, el cual se encuentra profusamente desarrollado en el artículo 75. El inciso b de esta disposición indica que el asegurado tiene derecho a recibir información precisa y clara de su condición de salud así como de las implicaciones de las diferentes alternativas de tratamiento a que podría ser sometido. Este derecho involucra información por cualquier medio sobre la razón de toda 18 Otto Lépiz Ramos / Consentimiento informado y discapacidad mental A lo largo de nuestro ordenamiento jurídico se pueden encontrar disposiciones vinculadas con el deber de someter al consentimiento del paciente. Una de esas disposiciones es el artículo 46 del Código Civil que establece que "toda persona puede negarse a ser sometida a un examen o tratamiento médico o quirúrgico con excepción de los casos de la vacunación obligatoria y otras medidas de salud pública". También el Código Penal en su artículo 26 contiene una norma relacionada con el deber de obtener consentimiento que indica que "no delinque el que lesiona o pone en peligro un derecho con el consentimiento de quien válidamente pueda darlo". Esta norma tiene su justificación en motivos de índole probatorios toda vez que se puede presentar la situación de que haya contradicción entre el dicho del médico y lo expresado por el paciente. Ante tal circunstancia, la escritura se constituye en una garantía del cumplimiento efectivo del derecho al consentimiento informado que el médico está en la obligación de respetar. Cabe destacar de la disposición citada la palabra "siempre" dado que este término le otorga un carácter imperativo a la aplicación de esta norma sin ningún tipo de excepción. Lo anteriormente indicado es reforzado por lo dispuesto por el inciso e) del mismo artículo 75 que señala que toda la información generada por "sistema de salud sea documentada, sin ningún tipo de exclusión o excepción, en el expediente clínico". La Ley General de Salud es otro cuerpo normativo que contiene disposiciones relativas a este tema, entre las cuales resalta el artículo 22 que literalmente señala "Ninguna persona podrá ser sometido a tratamiento médico o quirúrgico que implique grave riesgo para su integridad física, salud o vida, sin su consentimiento previo o de la persona que está llamada a darlo legalmente si estuviera impedido para hacerlo. Se exceptúan de este requisito las intervenciones de urgencia" Excepciones a la aplicación del consentimiento informado Se presentan situaciones excepcionales en las cuales el profesional en salud no se encuentra en la obligación de cumplir con el deber de someter al consentimiento del paciente el acto médico que pretende llevar a cabo. Estas situaciones básicamente son las siguientes El Reglamento del Seguro de Salud ya mencionado anteriormente en el inciso j de su artículo 75 indica que es un derecho del asegurado decidir libremente, sin ningún tipo de coacción o condicionamiento, si se somete a cualquier tipo de diagnóstico, tratamiento o procedimiento de análoga naturaleza. - FORMALIDADES Cabe formular la siguiente pregunta: ¿Cuál es la forma en que debe expresare el consentimiento del paciente? El inciso k del artículo 75 del Reglamento del Seguro de Salud dispone que la decisión que tome el usuario del servicio “siempre debe quedar constando por escrito”. A pesar de que esta disposición no es extendida al ámbito privado es recomendable que quede por escrito la manifestación de la voluntad del paciente. Cuando la no intervención suponga un riesgo para la salud pública Cuando la urgencia no permita demoras que puedan ocasionar lesiones irreversibles o peligro de fallecimiento Cuando el paciente no tenga la capacidad para tomar decisiones En el primer caso se presenta un interés de mayor rango que prevalece sobre la tutela de la autonomía de la voluntad del paciente. Se trata de evitar situaciones virtualmente lesivas para la salud de un número significativo de personas. El interés privado debe ceder frente al interés de la colectividad. La segunda situación de excepción en la cual el profesional en salud no se encuentra en la obligación de cumplir con el deber de obtener el consentimiento del paciente responde a una priorización en cuanto a los 19 Revista Latinoamericana de Derecho Médico y Medicina Legal valores a tutelar. De un lado se encuentra el derecho de decidir de la persona sometida a un tratamiento y del otro la vida o la integridad física ante una urgencia que no permite demoras. Ante este panorama, se requiere elegir el valor de mayor importancia y obviamente este es la vida y la integridad física. tivos de una persona es denominado por el Código Procesal Civil juicio de insania. Los giros idiomáticos empleados por este cuerpo normativo son desafortunados habida cuenta que contribuyen a reproducir los estereotipos de las personas con discapacidad mental. El artículo 41 del Código Civil sufrió una reforma con la promulgación de la Ley de Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad, pero meramente semántica tendiente a la utilización de términos no peyorativos para las personas con discapacidad. En lo sustancial se mantiene igual. Así por ejemplo, cuando una persona presenta una crisis sicótica con agitación motora en la que corre peligro su vida, es necesario aplicarle un tratamiento farmacológico. La participación activa del paciente en la toma de decisión en cuanto al tratamiento a aplicar es la característica primordial del consentimiento informado; sin embargo, en ocasiones el usuario del servicio no se encuentra en la posibilidad de comprender su condición de salud o la trascendencia de los procedimientos a los que puede ser sometido, toda vez que no posee los elementos volitivos y cognoscitivos para ello. El artículo 824 del Código Procesal Civil y el artículo 218 del Código de Familia disponen que el o la cónyuge o los parientes que tendrían derecho a la sucesión pueden solicitar la declaratoria de incapacidad. A falta de parientes que soliciten dicha declaratoria, la Procuraduría General de la República la podrá solicitar de oficio. También la Ley de Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad cuenta con una disposición en igual sentido. Es importante advertir que por el solo hecho de que una persona presente una discapacidad mental no se puede deducir que no posea la capacidad para entender las implicaciones de los tratamientos médicos que le puede suministrar. La terminología utilizada por la ciencia médica puede derivar en lamentables errores, tal es el caso de las personas con parálisis cerebral ya que un porcentaje considerable de estos puede manifestar su voluntad. El término parálisis cerebral se encuentra fuertemente cargado de prejuicios que pueden frustrar las posibilidades de desarrollo personal de esta población. Entonces, es esencial un análisis profundo de cada caso particular para garantizar el derecho al consentimiento informado. Una vez concluido el juicio de insania tanto los parientes citados como la Procuraduría General de la República pueden solicitar el nombramiento de un curador que represente a la persona que no posee los elementos volitivos y cognoscitivos -declarada así por un órgano jurisdiccional-, para que este tome las decisiones por aquel. Así las cosas, es el curador quien debe tomar las decisiones por aquellas personas declaradas como no poseedoras de elementos volitivos y cognoscitivos en cuanto a los tratamientos médicos que podrían ser sometidos. Ahora bien, en el caso de la persona que no posea la capacidad de entender el tratamiento que se le pretende suministrar y carezca de representante legal o curador, el Principio undécimo ya tantas veces mencionado prevé la posibilidad de “que una autoridad independiente disponga de toda la información pertinente y compruebe que, en la época de que se trata, el paciente estaba incapacitado para dar o negar su consentimiento al plan de tratamiento pro- El artículo 41 del Código Civil dispone que los actos y contratos que lleve a cabo una persona sin capacidad volitiva y cognoscitiva son relativamente nulos y en caso de que se haya declarado esta situación en cede judicial son absolutamente nulos. El proceso judicial por el cual se declara la ausencia de los elementos volitivos y cognosci- 20 Otto Lépiz Ramos / Consentimiento informado y discapacidad mental años pero menor de 18 años son relativamente nulos. puesto”. Una vez comprobado lo anterior, la autoridad competente puede decidir sobre el tratamiento más beneficioso partiendo de las opciones ofrecidas por el médico. El artículo 144 del Código de Familia y el artículo 46 del Código de la Niñez y la Adolescencia disponen que si el padre, la madre, el representante legal o el encargado niegan la autorización para la hospitalización, el tratamiento o la intervención quirúrgica el profesional en salud queda facultado para llevar a cabo las acciones tendientes a proteger la vida o la integridad física y emocional del niño o la niña. En Costa Rica la disposición que más se asemeja a esta regulación es el artículo 30 de la Ley General de Salud que señala lo siguiente “Cuando la internación de la persona con trastornos emocionales severos o deficiencias, toxicómanos y alcohólicos no es voluntaria ni judicial, deberá ser comunicada por el director del establecimiento al juzgado de familia de su jurisdicción, en forma inmediata y deberá cumplir con las obligaciones y requisitos de la curatela”. No obstante lo anteriormente expresado, el artículo 12 de la Convención de los Derechos del Niño señala que “los Estados partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio el derecho de expresar su opinión libremente en todo los asuntos que afecten al niño…”. Dicha Convención fue ratificada por el Estado Costarricense mediante la Ley N° 7184 del 18 de julio de 1990 y de conformidad con el voto N° 2313-95 de la Sala Constitucional tiene valor superior a la carta magna, en tanto instrumento jurídico internacional que amplía la cobertura de los derechos humanos. De la norma transcrita podría inferirse que con la comunicación que realiza el director del establecimiento hospitalario al juez de familia competente se iniciaría el proceso de insania; pero esto no puede ser así, toda vez que como ya se mencionó son los parientes que tienen derecho a heredar o la Procuraduría General de la República quienes pueden iniciar dicho proceso judicial. Asimismo, el artículo 14 del Código de la Niñez y la Adolescencia indica que las personas menores de edad pueden “expresar su opinión en los ámbitos de su vida cotidiana, especialmente en la familia, la comunidad y la escuela; También como usuario de todos los servicios públicos...”, entre los cuales se encuentra obviamente los de salud. Si se analiza con detenimiento esta norma se arriba a la conclusión de que es el propio juez quien debe asumir momentáneamente las funciones del curador dado el grado de indefensión en que se encuentra sometido el paciente con discapacidad mental durante el tiempo en que se está internado en el establecimiento hospitalario. Entonces, sería al juez a quien le correspondería con vista en la información suministrada por los médicos tomar la decisión. Lamentablemente esta disposición no cuenta con un procedimiento adecuado para ejecutarse en la realidad. Así las cosas, el menor de edad tiene el derecho de expresar su opinión y esta debe ser valorada de acuerdo con su edad y con su madurez. Las corrientes doctrinarias más modernas se inclinan por que el niño mayor de 12 años puede ejercer el derecho del 3 consentimiento informado . Las personas sin capacidad que no se encuentren internadas no están cubiertas lamentablemente por el ordenamiento jurídico patrio. Las normas del Código Civil que rigen la capacidad de las personas datan del siglo pasado arrastrando una serie de estereotipos tendientes a observar a la persona con discapacidad mental como absolutamente incapaz de realizar actos o contratos por que lo que tiene que ser protegido. Es necesario En cuanto a los menores de edad el Código Civil en su artículo 39 establece que los actos realizados por las personas que no habían alcanzado los 15 años son absolutamente nulos. Los actos realizados por el mayor de 15 21 Revista Latinoamericana de Derecho Médico y Medicina Legal desmitificar la imagen de esta población. Si bien en ocasiones se requiere la tutela de un tercero en ciertos casos es fuente de abusos. La tendencia moderna se dirige a un mayor margen de autodeterminación de este grupo social. Por ello queda patente la necesidad de revisar estas normas. circunstancia que presenta una persona. Por último, se presenta el internamiento involuntario que debe efectuarse con apego a un reglamento que se dicte para ese efecto; sin embargo, aquí se presenta un grave problema ya que en los 26 años de vigencia de la Ley General de Salud nunca se ha emitido este reglamento. Es importante reiterar el carácter excepcional de estas situaciones y en todo caso se debe partir de la presunción de la capacidad de toda las personas y una actitud lo más amplia con la finalidad de que el consentimiento informado cubra al mayor número de ellas. Adoptando una posición rígida no se podría internar involuntariamente a ninguna persona por motivo de sus trastornos mentales hasta tanto no se emita el reglamento en cuestión. Esta afirmación podría parecer fuera del contexto de la práctica hospitalaria. Lo único que cabría señalar es la urgencia de que se emita el reglamento para alcanzar uno de los valores más importantes en el Derecho: la seguridad, ya que podría interponerse acciones judiciales por las personas internadas involuntariamente por el delito de privación de libertad sin ánimo de lucro. Modalidades de internamiento y el consentimiento informado Uno de los temas en los cuales se generan mayores inquietudes en relación con el consentimiento informado en materia de salud mental es precisamente el internamiento. El artículo 29 de la Ley General de Salud señala con respecto a los criterios de internamiento lo siguiente Por otra parte, el artículo 29 de la Ley General de Salud genera serias dudas en cuanto a su validez constitucional toda vez que se le delega a un reglamento las imposiciones de límites a un derecho fundamental como lo es libertad de tránsito. Cuando se interna involuntariamente a una persona es precisamente este derecho el que se ve restringido. "Las personas con trastornos emocionales severos así como las personas con dependencia del uso de drogas u otras sustancias, incluidos los alcohólicos, podrán someterse voluntariamente a tratamiento especializado ambulatorio o de internamiento en los servicios de salud y deberán hacerlo cuando lo ordene la autoridad competente, por estimarlo necesario, según los requisitos que los reglamentos pertinentes determinen." De conformidad con la doctrina emanada de la Sala Constitucional no existen derechos absolutos y todos pueden ser objeto de limitaciones atendiendo al interés público; sin embargo, “no es en razón de cualquier tipo de disposición estatal la que puede limitar esas acciones privadas dentro de las excepciones previstas por el artículo 28 constitucional, sino 4 únicamente la normativa con rango de ley”. De esta disposición se desprende que existen tres modalidades de internamiento por motivo de discapacidad mental: la voluntaria, la judicial y la involuntaria. En la primera modalidad la persona por su propia cuenta decide internarse en un centro hospitalario. Este tipo de internamiento no presenta mayores complicaciones en cuanto al procedimiento del mismo. Según los Principios de Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental no se puede someter a una persona a internamiento involuntario en una institución psiquiátrica salvo que exista un grave daño inmediato o inminente para esta o para terceros; o bien, que de no internarse pueda provocarse en la persona un deterioro considerable en su condición de salud. El internamiento únicamente se prolongará por el tiempo estrictamente necesario. El internamiento judicial es producto de una orden emanada de un juez en la cual impone una medida de seguridad curativa que consiste en el internamiento en una institución psiquiátrica, de conformidad con el artículo 101 del Código Penal y del artículo 388 y siguientes del Código Procesal Penal. También un juez puede ordenar el internamiento de una persona mediante la imposición de una medida cautelar. Las medidas cautelares de internamiento han suscitado mucha controversia porque son impuestas sin los estudios médicos para determinar que esa sea la mejor opción a la 22 Otto Lépiz Ramos / Consentimiento informado y discapacidad mental BIBLIOGRAFÍA Leandro Desoí, "Derechos Humanos y Discapacidad”, informe elaborado por el Relator Especial de las Naciones Unidas, 1993. A MANERA DE CONCLUSIÓN Se debe partir de la premisa que todo usuario de los servicios de salud mental es persona y por tanto titular de los derechos consagrados en la Constitución Política y en los instrumentos de derecho internacional. Esta idea puede sonar obvia, y lo es, pero existen conceptos que es necesario reiterar constantemente. Es importante recordar que la tradición de la práctica psiquiátrica -como se señaló- se encuentra estrechamente vinculada con los procesos de institucionalización que en muchos casos representó violación de los derechos Humanos. Reestructuración de la Atención Psiquiátrica: Bases Conceptuales y Guías para su implementación, informe de la Organización Panamericana de la Salud denominado, 1991. Derechos Humanos de las Personas con Enfermedad Mental. Najand y A. Alvarez, Hospitales Públicos y Libertades Individuales de los Pacientes, en Revista Latinoamericana de Derecho Médico, 1era edición, Diciembre de 1996 a julio de 1997. Como derivación de esta premisa tenemos que la persona con discapacidad mental es titular del derecho al consentimiento informado, de conformidad con la relación de normas citadas con las limitaciones que se mencionaron. Sánchez Caro, Jesús y Sánchez Caro, Javier, Consentimiento Informado, Fundación Mafre Medicina, Madrid, 1998. El internamiento en un hospital psiquiátrico constituye una medida de suma gravedad ya que implica la perdida de la libertad de tránsito, por lo que el individuo al cual se le va a someter a este tipo de práctica debe exteriorizar su criterio. En el caso de que se requiera la internación involuntaria las causas deben estar bien especificadas por la legislación. Por último, es importante señalar que de nada sirve contar con bellísimas normas sobre salud mental -en el supuesto de que las tuviéramos- si no existe un verdadero compromiso ético de los profesionales encargados de su cumplimiento. Kraut, Jorge Alfredo, Aspectos Normativos de la Atención Psiquiátrica, Proyecto de Legislación en Salud, Organización Panamericana de la Salud, Washington, 1994. Córdoba Otorga, Jorge, Constitución Política de la República de Costa Rica Concordada y Anotada y Resoluciones de la Sala Constitucional, Investigaciones Jurídicas S.A., San José, 1996 p. 144 REFERENCIAS Esto conduce a uno de los temas de mayor actualidad en materia de Derechos Humanos que consiste en su relación con la ética. Esta relación surge en virtud de la trasgresión sistemática de las disposiciones vinculadas con los Derechos Humanos pese de su obligatoriedad, por lo que se plantea que el cumplimiento de las mismas responda a un convencimiento en los preceptos de los funcionarios públicos que están llamadas a cumplirlos. 23 1. Sánchez Caro, Jesús y Sánchez Caro, Javier, Consentimiento informado. Fundación Mafre Medicina, Madrid, 1998, p. 29. 2. La Fórmula de exoneración de responsabilidad señala íntegramente lo siguiente: “ Autorizo al personal de la Caja Costarricense del Seguro Social, para que durante mi hospitalización se me practique los procedimientos médicos y quirúrgicos necesarios de diagnóstico clínicos, de gabinete, de laboratorio o anatomopatológico que sean útiles para el diagnóstico, tratamiento y recuperación. A la vez exonero de responsabilidad al mismo personal de las complicaciones naturales que podrían presentarse al realizar estos procedimientos. Del mismo modo autorizo a la institución para que se Revista Latinoamericana de Derecho Médico y Medicina Legal reconocimiento de mi enfermedad, a fin de evitar riesgos de contagio y facilitar la 3. 4. Figuerola Iznardo, Menores Maduros y el Consentimiento Informado, En Revista de Derecho Médico y Medicina Legal, diciembre de 1996, volumen 2, p. 34. protección futura de mis familiares, allegados y la comunidad.” 24 Córdoba Otorga, Jorge, Constitución Políticas de la República de Costa Rica Concordada y Anotada y Resoluciones de la Sala Constitucional, Investigaciones Jurídicas S.A., San José, 1996 p. 144.