Proyecto de la Congregación 2013-2019

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Barcelona, 13 agosto 2013
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a. En la misma nación, cada dos años, quince días.
b. En nación distinta, cada tres años un mes y cada dos años los
que tengan los padres enfermos o ancianos. Las Delegaciones
determinarán qué territorios se pueden considerar la misma nación o nación distinta.
c. Para las religiosas que viven en Roma lo determinará la Superiora General.
Se procurará que estos viajes favorezcan la propia formación y el contacto con otras comunidades de la Congregación.
En casos especiales y por justa causa, la Superiora, consultada la comunidad, puede autorizar otras visitas.
CAPITULO III. FORMACION DE LAS RELIGIOSAS
8. Conocer y analizar los principios en los que se fundamenta la cultura actual, examinarlos con espíritu crítico y establecer un prudente y
sincero diálogo, que nos permita a través de nuestra misión apostólica,
encontrar respuestas que promuevan los auténticos valores humanos y
cristianos.
La celebración de un Capítulo General siempre es un
momento de Gracia para la Congregación. Nuestro XXI
Capítulo, recién celebrado, es pórtico de un sexenio en el cual se
nos ofrece la posibilidad de crecer en Nazaret como Jesús, en edad
espiritual, en sabiduría que conoce y saborea todo cuanto hace
referencia a Dios y en Gracia Santificante, preludio de Vida plena.
Hoy pongo en sus manos, junto a un resumen de lo que ha sido el
Capítulo, los documentos en los que hemos querido recoger todo
lo rezado y trabajado a partir de las aportaciones previas de todas
las Delegaciones. Es por tanto obra de todas.
En estos documentos va la “letra” de lo que queremos para la
Congregación en este nuevo sexenio que ahora empieza, con la
confianza plena de que la “música” la pondremos cada una con
la propia vida.
CAPITULO IV. CONSTITUCION ORGANICA DEL INSTITUTO
9. El Gobierno General se reunirá al inicio del sexenio y por lo menos
cada dos años, con todas las Delegadas, para unificar criterios, planificar y evaluar los distintos proyectos.
M. Montserrat Del Pozo M.N.
Superiora General
10. Siempre que se consulte a las religiosas, se pidan nombres o parecer, siéntanse todas comprometidas a dar una respuesta.
Roma, 25 septiembre
R
t
b 2013
11. El porcentaje de religiosas para asistir al Capítulo General por elección es de un 10%. Se recuerda que a partir de 0,5 se cuenta un miembro más.
12. La cantidad de que puede disponer la Superiora General por sí misma es de 15.000 $ o su equivalente.
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NORMAS Y DECISIONES CAPITULARES 2013
CAPÍTULO I. NUESTRA VOCACIÓN EN LA IGLESIA
1. Leer y profundizar los documentos de la Iglesia.
CAPITULO II. NAZARET, MODELO DE NUESTRA VIDA CONSAGRADA Y APOSTOLICA
Votos: pobreza
2. Las comunidades procurarán que su contribución a las necesidades
de la Iglesia y de los pobres se haga con el producto de los sacrificios y
privaciones de las religiosas.
3. Optaremos por un estilo de vida sencillo, como testimonio evangélico en la difícil situación actual que vive gran parte de la sociedad.
4. Promoveremos la formación de una conciencia social frente a los
excluidos del proceso del desarrollo mundial. Para ello, educaremos
y evangelizaremos desde y para la vida, el amor, la justicia, la libertad
responsable, la paz, la cooperación y la participación, ofreciendo a los/
las jóvenes espacios para un compromiso de solidaridad con los más
necesitados.
Comunión de fe
5. Procuraremos que no se pierda el canto gregoriano y que se memoricen en latín las oraciones más comunes de la Iglesia.
Comunión de vida
6. A la muerte de una religiosa se celebrarán en todas las casas, como
mínimo, nueve Misas en sufragio de su alma.
7. En las visitas a los familiares se tendrán en cuenta fundamentalmente
los valores espirituales y religiosos. La frecuencia de estas visitas es:
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a
Es razonable y justo que el religioso tenga en gran estima
las reglas del Instituto dado que no contiene otra cosa
más que la moral pura del Evangelio.
cabamos de vivir el tiempo de gracia de nuestro XXI Capítulo General, el tiempo de Dios. Comienza ahora “nuestro” tiempo, el de la aplicación
gozosa de sus decisiones, el de la profundización
en sus documentos, el de agradecer todo lo hecho
hasta aquí y avanzar juntas en el futuro que Dios
sueña para nuestra Congregación.
Meditaciones 1, 9ª
Nuestra vida se fundamenta sobre tres firmes
pilares irrenunciables: la Consagración, con
nuestro Carisma concreto, la comunión y la misión.
Y estos pilares están tan fi rmemente entrelazados entre sí
que cuando crece uno, los otros se fortalecen y crecen también y, si falla uno, los demás se resienten. El Capítulo ha
ahondado en este tema recordando el lema de nuestro Capítulo “Sed siempre buscadores y testigos apasionados de Dios” como recomendaba Benedicto XVI
a los religiosos. Nos hemos consagrado en Nazaret que
significa y resume nuestro estil o peculiar de santificación
y apostolado y es sello de nuestra identidad, estilo de nuestra unidad y fuerza de nuestro crecimiento. Es la herencia
preciada que nos legó nuestro Padre Fundador, es el carisma que nos identifica. Las necesidades hoy de las
familias hacen más necesario que nunca nuestro carisma
que, por otra parte, siempre será de actualidad, ya que la
familia es la célula sobre la que se fundamenta la sociedad.
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La fidelidad a nuestro carisma florece en fidelidad y sentido de
pertenencia. Si Nazaret está grabado en el corazón de cada una, si Nazaret
es nuestra manera de vivir la consagración en la Iglesia, si en la oración “entramos a menudo en la santa casa de Nazaret” para asimilarnos a la Sagrada
Familia, nuestra vida se traducirá en grandes y pequeños gestos, se notará en
la alegría de pertenecer a nuestra familia, en la cercanía, el afecto, la admiración de las unas por las otras, la acogida, la amabilidad y desearemos que
sean muchos los que conozcan y saboreen nuestro carisma. En el marco de la
Nueva Evangelización que nos pide la Iglesia sentiremos la urgencia de llevar
nuestro carisma hasta los confi nes de la tierra.
Hemos celebrado el Capítulo en el año de la fe. Es un signo porque
nuestra Consagración, los votos, la misión, la vida entera sólo pueden vivirse desde la fe. Fe que alimentamos en la oración, en la Eucaristía hecha vida
cada día, en los Sacramentos, en tantos recursos como las Constituciones nos
ponen en nuestras manos para hacer crecer y alimentar nuestra fe. Nuestro
Fundador lo es por la gran fe en Dios que le regaló pequeños milagros – no
podemos olvidar que San José Manyanet decía de nuestra Congregación “son
las hijas del milagro” – por su fe es que Dios les dio hijos y ahí comienza el
compartir desde la fe nuestro carisma en comunidad. Vivir los votos es amar
a Dios con exclusividad y desde El amar a todos, la castidad nos permite
mantener el corazón libre, ensanchado, porque abarca a todo el mundo; saber
que lo único importante es el Reino de Dios y, porque seguimos a Jesucristo pobre, es por lo que el voto de pobreza nos llama a vivir desinstaladas,
comprometidas con el trabajo, muy atentas a las necesidades de la sociedad
de hoy, con la gratuidad del que se sabe poseedor del único tesoro. Seguir a
Jesucristo obediente nos permite la plena disponibilidad, nos invita al discernimiento para descubrir el plan de Dios concreto para cada una y para la
Congregación, en cada momento. Los votos encierran tres grandes valores: la
pobreza es transmisora de esperanza, la obediencia nos lleva a pertenecer a los
demás, a sabernos en manos de… y la castidad nos permite un amor abierto y
generoso. Los tres nos hacen felices.
NOS COMPROMETEMOS A …
Fomentar una economía solidaria orientada al servicio de la
misión.
Fortalecer una conciencia evangélica, carismática, crítica y
comprometida en la administración y gestión de los bienes de
la Congregación.
Conocer y aplicar nuestro modelo de gestión, que nos ayuda a
optimizar los recursos y a administrarlos con criterios éticos
y coherentes con nuestra identidad carismática.
Facilitar la formación adecuada a las personas responsables
de la administración y gestión.
Jesús pobre, casto y obediente es el Modelo, la garantía de poder vivir
las exigencias de nuestra consagración es la comunidad. Una de las grandes
riquezas de nuestra vida religiosa es precisamente la comunidad. Convocadas
por la fe a vivir juntas la consagración y la misión en comunidad es el gran
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Economía
Es tiempo de aprovechar las ocasiones
que Dios ofrece.
M. Encarnación Colomina
regalo que nos ofrece la vida consagrada. Si bien la vida de comunidad en general es vida de familia, para nosotras Hijas de la Sagrada Familia lo es de manera especial. La comunidad religiosa es mucho más que vivir juntas, es una
realidad teologal. Nunca está hecha del todo, la comunidad debe construirse
cada día y deben construirla todos y cada uno de sus miembros. Si nuestras
comunidades son dialogantes, discernidoras para buscar juntas la voluntad
de Dios, si son fraternas de manera que nos sintamos de verdad hermanas con
todas las diferencias, pero con un mismo sentir, si generan libertad y confianza, si son flexibles, capaces de adaptarse a las necesidades de vida y misión,
serán comunidades formadoras que ayudarán a crecer a cada religiosa y que
sabrán generar procesos de acompañamiento; serán comunidades al estilo de
Nazaret.
La consagración lleva implícita la misión, una remite a la otra, ya que
RECONOCEMOS QUE …
Con nuestro trabajo y actividad vividos desde la pobreza evangélica reunimos unos recursos que compartimos (comunicación de bienes) y gestionamos (administración) de manera que
la Congregación pueda realizar su misión y continuar transmitiendo el carisma en el futuro (sosteniblidad).
NOS SENTIMOS LLAMADAS A …
Compartir todo lo que somos y tenemos, a administrarlo con
responsabilidad y a hacer fructificar los talentos recibidos
para poder continuar la obra educativa y evangelizadora de la
Congregación al servicio de los niños, de los jóvenes y de las
familias.
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todo lo que se vive en profundidad trasciende y suscita el deseo de compartirlo con muchos. Vivimos la misión dentro de la Iglesia, nuestro carisma peculiar “formar familias cristianas mediante la educación integral de la niñez
y de la juventud” nos lleva a querer compartir este hermoso carisma, siempre
necesario, con todos los que están en contacto con nosotros, alumnos, profesores, familias, personal que colabora, laicos, y nos impulsa constantemente a
expandirlo por el mundo.
La sociedad en la que vivimos nos estimula a asumir un compromiso serio con la realidad, a ampliar espacios de diálogo y reflexión
continuos sobre la relación entre fe y razón -como pide Benedicto XVI- entre
cultura y moral, con objeto de dar a conocer el Rostro de Dios a tantos jóvenes y familias para los cuales permanece oculto todavía. Disponemos de las
mejores plataformas de evangelización, nuestros colegios y residencias, compartimos la misión con la iglesia que es Madre y Maestra, estamos llamadas a
facilitar a nuestros alumnos la experiencia personal de fe y a ayudarles a llegar
a un compromiso cristiano. Poner a nuestros alumnos en contacto con la realidad social que les rodea: el dolor, la pobreza, la marginación, la injusticia es
una buena manera de ayudarles a situarse en el mundo como responsables de
ayudar a conseguir un mundo mejor.
Vivir de esta manera exige una formación permanente en todas y
cada una y por supuesto debe darse toda la importancia a la formación ini7
cial de las que demuestran interés por formar parte de nuestra Congregación.
Tenemos un magnífico programa de formación para las diferentes etapas. El
Capítulo ha estudiado todo el documento, todas las Delegaciones, de una u
otra manera, han mostrado su inquietud tanto por la formación como por la
escasez de vocaciones y la pastoral vocacional. Todas las religiosas debemos
ser con nuestra vida suscitadoras de vocaciones y la oración por las mismas es
responsabilidad de todas.
Nos ha parecido fundamental tener claras las prioridades al ir
al encuentro de jóvenes en misiones, jornadas de pastoral, de saber a quienes
“buscamos” y para ello creemos imprescindible el contacto con párrocos y
sobre todo con familias cristianas, colaboradoras con la parroquia, familias
de catequistas.
NOS COMPROMETEMOS A …
Vivir en progresiva y constante configuración con Cristo según el proyecto trazado por las Constituciones, concretado
en los proyectos comunitarios y personales.
Aprovechar y agradecer todas las oportunidades y medios
para mantener el dinamismo renovador de la auténtica fidelidad como respuesta a las necesidades de la Iglesia y de la
sociedad, especialmente en cuanto se refiere a la familia y la
educación.
En la voz de las formandas hemos podido escuchar las características
que valoran en el perfil de la formadora y, desde las características de
la juventud actual, hemos tratado de defi nir qué cualidades nos parecen fundamentales para el cargo de Maestras. Coincidíamos en la necesidad de ser
mujer de fe, con equilibrio emocional, que ame y transmita con entusiasmo el
amor por la Congregación.
Estamos de acuerdo en que la formación es un proceso integral
que abarca todas las áreas de la persona y que dura toda la vida. Puesto que
el fi n de la vida religiosa es configurarse con Cristo, la formación ha de estar
encaminada a este fi n. “Hasta que Cristo se forme en vosotros” es el deseo
de toda formadora para sus formandas.
Porque vivimos en familia y hemos constatado el valor de la comunidad, es por lo que consideramos muy importante que en los años de
formación la comunidad donde vive una formanda, sea aspirante, postulante,
novicia o juniora, sea especialmente una comunidad formadora que la ayude
a crecer en su compromiso hecho vida.
Cuando se vive el carisma no hay duda que se contagia. En todas
las obras de la Congregación está el sello de Nazaret. Profesores, alumnos y
familias de nuestros colegios saben del carisma y, en mayor o menor medida,
llevan el sello “de casa”, además de la formación que se les imparte, adecuada
a sus inquietudes. Porque además nuestro carisma lleva en sí mismo la actua8
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lidad en el tiempo y el espacio – siempre habrá alumnos que educar, jóvenes a
los que transmitir la fe, familias que nos necesiten - nuestro carisma trasciende la Congregación.
Formación
Seamos buenas que Dios nos ve
y nos ama.
M. Encarnación Colomina
RECONOCEMOS QUE …
La formación es la base fundamental sobre la que se apoya
nuestro crecimiento y continuidad. Es el medio más eficaz
para lograr el desarrollo personal, responder a las exigencias de
la vida religiosa, asumir la identidad congregacional y fortalecer una auténtica personalidad apostólica y misionera.
El proceso formativo presentado en el documento “Hasta que
Cristo se forme en vosotros” actualizado en el XXI Capítulo
General es, en todo su conjunto, un itinerario espiritual y un
camino de crecimiento que dura toda la vida.
NOS SENTIMOS LLAMADAS A …
Mantener vivo el sentido de pertenencia a la Congregación con
el compromiso de asimilar su espíritu y recrearlo con fidelidad,
amor y decisión.
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En algunas Delegaciones ha crecido el movimiento “Nazaret un carisma para el mundo,” el Movimiento Laicos Nazaret. Un movimiento
que ya tiene su organización interna, sus objetivos, su plan de formación, su
fórmula de compromiso y un logo que lo identifica. Sus miembros pueden
participar como colaboradores, como miembros identificados con el carisma
o como miembros comprometidos.
Estamos de acuerdo en la necesidad de ofrecer a los laicos que colaboran estrechamente en nuestras obras, a los que asumen cargos directivos
la formación necesaria en el carisma. Contar con laicos formados que asuman
cargos directivos en los Colegios permitirá a las religiosas la expansión misionera, una de las inquietudes expresadas por el Capítulo.
Nuestra vida de fe, comunión y trabajo necesita unas estructuras que la ayuden a crecer en ella por esto, después de un retiro de tres días,
el Capítulo ha estudiado el tema del Gobierno de la Congregación.
Fundadas en el siglo XIX, con un número total de religiosas distinto en cada
época, la Congregación ha buscado la manera más adecuada de organizarse
para facilitar a la vez la consagración y la misión de las religiosas. Es fundamental estudiar hoy este tema cuando tanto ha cambiado la sociedad y sus
posibilidades. Organizarnos mejor para servir mejor, para crecer mejor.
El estudio del sentir de las Asambleas, el documento presentado por
la comisión llevó al Capítulo a diseñar juntas cómo queremos nuestra estructura de gobierno para hoy. Con el deseo de que el liderazgo sea compartido,
conscientes de las ventajas de la buena participación, a partir de los datos estadísticos concretos de la Congregación, como son el número de religiosas,
obras, edades de las religiosas, titulaciones…, se elaboró una propuesta. La
propuesta presentada por la comisión que trabajó el tema, después de haber
estudiado todas las aportaciones de las Delegaciones, ha sido desarrollada detenidamente. Se trata de ver si es un cambio sostenible, es ponerse en camino
a partir de una visión compartida entre todas.
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Con el deseo de que haya una mayor participación de todas, especialmente de las superioras, con el deseo de que favorezca el crecimiento y la
expansión misionera, la presentación de la propuesta fue con una imagen muy sugestiva de varios engranajes, engranajes capaces de ensamblarse y
transmitir la potencia de unos a otros.
Dos grandes Territorios (lugares geográficos que determina la Superiora General con su consejo) que pueden incluir diferentes zonas que también determina la Madre General y su Consejo. Las Delegadas del territorio son nombradas por la Madre General y pueden ser Consejeras Generales o no.
La propuesta presenta dos grades territorios: Latinoamérica y España-Cameroun. En el territorio de Latinoamérica tres zonas: Venezuela,
Brasil-Paraguay, Colombia-Ecuador.
Las superioras de cada zona nombran de entre ellas consejeras y éstas son las
que forman el gobierno de este territorio. Conscientes de que se trata de un
tema importante, antes de tomar ninguna decisión, iluminó a las capitulares
las grandes líneas de lo que es el gobierno unas palabras del antiguo maestro
general de los Dominicos, el P. Timothy Radcliffe que subrayó la importancia
de no sucumbir ante las dificultades, que siempre habrá, de centrarnos más en
qué queremos llevar a cabo que en los problemas que aparecen, recordó que la
obediencia es virtud de la inteligencia y no de la voluntad y recomendó saber
“disfrutar” juntos los que forman gobierno, los que trabajan juntos, los que
son comunidad. Subrayó con su estilo característico que lo que es importante
en un grupo de gobierno es disfrutar no del “poder” sino del estar juntos -aunque sean tan distintos como los que se reunían con él que eran de 14 nacionalidades diferentes- dijo.
NOS COMPROMETEMOS A …
Seguir un itinerario de formación conjunta con los laicos que
nos ayude a profundizar en los valores de Nazaret, establecer
líneas de acción comunes y fortalecer la unidad y comunión.
Motivar el crecimiento y expansión del Movimiento de Laicos Nazaret.
Ofrecer a los laicos la oportunidad de expresar públicamente
su compromiso.
Participar en celebraciones conjuntas para fortalecer los
vínculos de fe y de fraternidad.
Favorecer en los laicos el compromiso social y la proyección
eclesial.
Confiar responsabilidades a los laicos y respetar mutuamente
los roles asignados en la Misión compartida.
Discernir ante el Sagrario, en oración, compartiendo luces e inquietudes ayudó a las capitulares a poder llegar a una decisión acerca de la conveniencia de la nueva propuesta de gobierno.
Fruto de un buen proceso discernidor, desde la oración, confiando en Dios y
en todas las religiosas, con una gran esperanza y sabiendo que se trata de ponerse en marcha, las capitulares aprobaron la propuesta, conscientes de que se
nos ofrece una oportunidad de caminar juntas en un proyecto común.
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Laicos
Todo redundará en mayor bien de las
almas que serán fieles y confiadas.
M. Encarnación Colomina
El Gobierno General presentó la realidad de la Congregación
elaborada a partir de las memorias disciplinar y económica que cada Delegación preparó de su territorio. Conocerla nos llevó a un sentido de gratitud
por todo lo que se ha llevado a cabo en las Delegaciones. Estas destacaron un
logro que consideraron significativo y que compartieron con todas las capitulares y a su vez expusieron un reto que se plantean para el próximo sexenio.
Fue gratificante comprobar que las inquietudes son muy parecidas en todas
las Delegaciones y que la preocupación por las vocaciones es una constante
que ha llevado a proponer diferentes objetivos para conseguirlo.
Central en todo Capítulo ordinario es la elección de la Madre General y sus
Consejeras. En el clima de todo lo vivido y trabajado ya conocen el resultado
de estas elecciones.
RECONOCEMOS QUE …
La vocación laical es un don y llamada de Dios para la Iglesia
desde Nazaret. El sueño de San José Manyanet de compartir
con los laicos el carisma recibido se hace realidad hoy en los laicos que forman parte en nuestras obras apostólicas y estamos
convencidas de que su papel en el mundo se hace insustituible
y de que sin su participación activa y operante no podrán realizarse las grandes transformaciones que el mundo necesita.
La formación favorece el crecimiento y el desarrollo de los dones humanos, espirituales y profesionales para que vivan en
plenitud la vocación y la misión como laicos dentro de la Iglesia
y según el Carisma de Nazaret.
Dios nos ha dejado sentir a lo largo de toda la historia de la Congregación lo mucho que la ama y protege. Las palabras bíblicas que el
profeta pone en boca de Dios: “Porque eres muy valioso a mis ojos” resonaban, sin sonido, en la sala capitular como dichas a nosotras hoy y aquí.
En el año de la fe, ante la llamada de la Iglesia a la Nueva Evangelización,
vivamos la celebración del Capítulo como una Palabra de Dios especial dedicada a todas y a cada una y como una invitación al compromiso que nos haga
escuchar en el corazón: ¡De ti depende!.
Así es, de cada una depende que la Congregación siga siendo “la obra del milagro” de San José Manyanet.
NOS SENTIMOS LLAMADAS A …
Abrirnos a la experiencia de la misión compartida con los laicos desde la vida, misión, espiritualidad y formación en su vinculación a Nazaret.
Tener actitud de escucha y discernimiento en conjunto para
vivenciar el carisma y compartir la misión.
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Carisma
NOS COMPROMETEMOS A …
Haz que fructifique en ti y en otros
el bien que has visto.
M. Encarnación Colomina
RECONOCEMOS QUE …
Cuando vivimos con fidelidad y gozo nuestro carisma desde
la cercanía, el afecto y la entrega tanto en la comunidad como
en la misión, los niños, los jóvenes y las familias nos pueden
reconocer como significativas.
Somos frágiles y por eso necesitamos de una constante conversión personal y comunitaria.
La escucha, el diálogo y la comunicación con todo el cuerpo
apostólico que lleven a la implicación, la corresponsabilidad,
la comunión entre todos los miembros de la Congregación
para seguir construyendo y avanzar en un estilo de gobierno
participativo, que manifieste la búsqueda y la respuesta de la
Congregación al proyecto de Dios.
Provocar y acompañar procesos de crecimiento personal y comunitario.
Formar a las religiosas que prestan el servicio de autoridad
para que lo ejerzan como mediación y liderazgo espiritual que
acompañe, sea guía y estímulo para las hermanas en el camino
espiritual y apostólico para buscar juntas en comunidad la voluntad de Dios, en cada lugar y en cada tiempo.
Crear las estrategias que ayuden a fomentar iniciativas y despierten la creatividad en todas las hermanas de la Congregación para afrontar desde nuestra misión los nuevos problemas
del contexto mundial: sociedad, Iglesia, escuela-educación y
familia.
Prestar un servicio de autoridad que promueva la fidelidad, vivencia y expansión del carisma en las religiosas y en la misión
apostólica.
NOS SENTIMOS LLAMADAS A …
Vivir el Carisma y encarnarlo en todas y en cada una, conseguir que se mantenga en el tiempo y hacer que sea el motor que
dinamice toda nuestra vida.
Unir la profundización en la vida de fe personal y comunitaria
y la disponibilidad de cada una para la misión.
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Obediencia y servicio
de autoridad
La prudencia siempre encamina al bien.
M. Encarnación Colomina
NOS COMPROMETEMOS A …
Mantener la admiración y el amor al carisma recibido del Padre Manyanet y de la Madre Colomina: “Volver constantemente nuestra mirada a Nazaret.”
Seguir profundizando en la identidad, la espiritualidad, el estilo de vida y la misión propias de la Congregación.
Vivir en la formación inicial y permanente la experiencia fundante y el encuentro profundo con el origen y principio de
nuestra vocación en Nazaret.
Fortalecer la vida de oración, integrar trabajo y contemplación, ser más humanas a la vez que más espirituales, más solidarias y más fraternas.
RECONOCEMOS QUE …
La autoridad se fundamenta en la fe, es mediación entre Dios y
las hermanas y es invitación a implicarse responsablemente en
el crecimiento de la Congregación.
Dar una respuesta a las necesidades de la familia a través de la
educación de los niños y jóvenes en nuestros colegios y obras
apostólicas, que son los “areópagos” de nuestra misión evangelizadora.
Asumir la responsabilidad de la expansión del carisma desde
los nuevos retos planteados: compartir el carisma con los laicos y abrirnos a nuevas fundaciones.
NOS SENTIMOS LLAMADAS A …
Vivir la autoridad desde la oración, el diálogo, la fraternidad, el
discernimiento y la misión.
Encontrar la palabra de fe que surge del encuentro profundo
con la Palabra de Dios y ofrecerla como luz y guía a todos los
que la esperan.
Amar a la Congregación en su realidad y con todas sus circunstancias, fomentar el afecto y la corresponsabilidad fortaleciendo el sentido de pertenencia.
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Consagración y votos
Sólo pretendo cumplir la voluntad de Dios
en todas las cosas.
M. Encarnación Colomina
RECONOCEMOS QUE …
Nuestra consagración en Nazaret se fundamenta en la experiencia de Jesucristo como el centro de nuestra vida. El agradecimiento, la admiración y la sorpresa cotidiana por nuestra vocación nos ayudan a responder a ella con alegría. Como todo lo
valioso es vulnerable, para fortalecer nuestra vocación es fundamental la alerta constante. Es vital el cuidado de la propia
vocación y también el cuidado de la de las hermanas.
Desde la vivencia de los tres votos decimos al mundo que es
posible amar a todos con libertad, que hay valores trascendentes por encima del poseer que generan esperanza y que la obediencia es fuente de libertad y crecimiento.
NOS SENTIMOS LLAMADAS A …
Ofrecer un testimonio convincente del gozo que nace de vivir
con fidelidad nuestra consagración.
Mostrar la dimensión existencial y carismática de los votos
como modo de vivir y compartir la misión de Jesús de Nazaret
desde nuestra misión educativa y obras apostólicas.
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NOS COMPROMETEMOS A …
Fortalecer el conocimiento y la experiencia de la persona de Jesús en los jóvenes, para que asuman su realidad familiar – social,
crezcan en los valores de Nazaret y vivan con profundidad y responsabilidad su compromiso cristiano ofreciéndoles diversidad
de oportunidades según su realidad.
Propiciar la experiencia contextualizada de fe que lleve a nuestros
jóvenes a entender su vida como respuesta al proyecto de Dios.
Acompañar a cada uno de los alumnos para que sepan integrar:
personalización-colaboración, autonomía-responsabilidad y éxito
personal y vínculos comunitarios.
Promover una cultura de Centro que despierte la sensibilidad social, una educación para la justicia y una educación global que parte del conocimiento de nuestro mundo para conseguir un cambio
social.
Aprovechar las plataformas que nos ofrecen nuestros centros educativos para animar y entusiasmar a los jóvenes en el seguimiento
de Cristo desde el misterio de Nazaret, haciéndoles una propuesta
vocacional directa y clara.
Fortalecer la formación de las familias para que realicen su misión
de educar a sus hijos en los valores humano-cristianos que den respuesta a las exigencias del mundo de hoy.
Intensificar la formación cristiana de los laicos en el carisma de
Nazaret en nuestros centros educativos.
Programar y realizar promoción vocacional en distintos ámbitos y
lugares incluso fuera del país, allí donde sea oportuno y acompañar a los jóvenes que manifiestan inquietud vocacional respetando
sus ritmos y procesos personales.
Mantener nuestras comunidades abiertas y disponibles para acoger a las jóvenes y ofrecerles espacios de fe adecuados, especialmente en las casas de formación.
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Misión
NOS COMPROMETEMOS A …
Deseo extender el amor de caridad a todas las personas
de todo el mundo.
M. Encarnación Colomina
RECONOCEMOS QUE …
La pedagogía de Nazaret es una respuesta innovadora para la educación de niños, jóvenes y familias de hoy. La educación desde nuestro
carisma de Misioneras de Nazaret ha de “educar el corazón y la inteligencia”, ha de ser expresión de vida familiar, de cercanía y confianza y
debe favorecer la experiencia de fe y los compromisos que de ella se derivan en los alumnos y en toda la comunidad educativa, para que sean
capaces de asumir un compromiso de vida cristiana y una implicación
directa en las grandes transformaciones que nuestra sociedad necesita.
Revisar de manera constante la vivencia de los votos mediante
nuestros proyectos personales y comunitarios.
Construir y resolver todas las situaciones desde un proyecto
común, donde las hermanas participen con libertad y responsabilidad en el discernimiento comunitario y en la configuración de los nuevos horizontes con los que queremos hacer
crecer la vida consagrada, la Congregación y sus obras apostólicas.
Evidenciar nuestro voto de pobreza con el desapego a lo que
poseemos, la reducción de quejas e ingratitudes cotidianas, el
desasimiento de nosotras mismas, el trabajo bien hecho, la entrega continua en la misión y los signos de austeridad.
Fomentar la disponibilidad, el gozo de la entrega y la generosidad para estar abiertas a las nuevas llamadas y envíos que el
Señor nos hace a través de la Congregación.
Debemos emprender el camino de la pastoral juvenil vocacional con
nuevas fuerzas, con mayor conciencia y disponibilidad, con la convicción de que Dios sigue llamando y que de ello depende el futuro de
nuestra familia religiosa y la vitalidad del carisma que hemos heredado.
NOS SENTIMOS LLAMADAS A …
Asumir en todas nuestras escuelas y obras apostólicas un serio compromiso con la realidad y a ampliar espacios de diálogo y reflexión continuos sobre la relación entre fe y razón, cultura y moral, fe y sociedad,
con objeto de dar a conocer el verdadero rostro del Señor a tantos jóvenes y familias para los que Éste permanece hoy oculto o irreconocible.
Despertar la pasión por el seguimiento de Jesucristo y por la expansión
del Carisma que nos ha sido confiado, recreando nuestra vida espiritual, fortaleciendo la comunión y revitalizando nuestro ser misioneras.
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Comunión
NOS COMPROMETEMOS A …
Si hay unión saldremos de todo.
M. Encarnación Colomina
Fortalecer las actitudes evangélicas “al estilo de Nazaret”, de
acuerdo con nuestro carisma, para cultivar en nuestras comunidades la acogida, la sencillez, el respeto a la diversidad, la
gratitud, el perdón, el diálogo, el sentido de pertenencia y las
relaciones interpersonales de calidad.
Crear vínculos visibles de unidad desde la responsabilidad y el
compromiso de compartir la fe, la vida y la misión.
RECONOCEMOS QUE …
Una de las grandes riquezas de la vida religiosa es la comunidad
por ser ésta una realidad teologal. Cada comunidad ha de encontrar espacios y tiempos que ayuden a crecer a todos los miembros,
destacar lo bueno de cada una con verdad y sencillez, no permitir nunca la crítica que no construye y favorecer la posibilidad de
compartir las experiencias de fe y de consagración como medios
de crecimiento espiritual y de mayor fidelidad.
Construir juntas comunidades responsables y corresponsables capaces de recrear el carisma a través de un proyecto de
vida personal y comunitario adaptado a la realidad de nuestro
tiempo y a proteger lo esencial de nuestra vida religiosa.
Ejercitar la práctica del discernimiento personal y comunitario.
Generar y acompañar procesos de crecimiento para hacer de
nuestras comunidades verdaderas escuelas de formación.
NOS SENTIMOS LLAMADAS A …
Construir comunidades abiertas y plurales, sencillas y acogedoras, dialogantes, misioneras-evangelizadoras, formadoras, innovadoras, responsables del crecimiento de todas, que disciernan
a la escucha de Dios, que sepan adaptarse a las necesidades de
vida y misión manteniendo los “irrenunciables” de nuestra vida
consagrada, que valoren y acepten con respeto y humildad los carismas individuales del Espíritu en cada una de las hermanas, que
generen libertad y confianza y que puedan llevar a cabo procesos
de acompañamiento.
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